VIAJERO DEL TIEMPO

Abuelo, ¿nos cuentas un cuento?

A ver, a ver...no será un cuento sino un relato, una historia verdadera. Me tocó ser testigo porque el hecho que les voy a narrar tuvieron como protagonistas a familiares de un amigo íntimo.

¿De qué se trata abu?

Un niño de esa familia enferma gravemente de leucemia, por ese entonces era poco el conocimiento científico sobre el tema y los padres, que tenían medios económicos, viajaron por gran parte del mundo buscando posibles soluciones médicas.

¿Y qué pasó?

Solo encontraron paliativos para hacer más llevadera la enfermedad, pero el niño en el proceso fue desarrollando una extraordinaria sabiduría, consolaba a sus padres amorosamente y les daba recomendaciones sobre la necesidad de desprenderse del apego. Los padres escuchaban con dolor y asombro como su hijo se transformaba en un pequeño maestro.
Murió con solo ocho años y en su despedida les dijo: el amor no tiene causa y la muerte no puede con él.



ESTAR SOLO




Estar solo, lo cual no es una filosofía de la soledad, implica hallarse en un estado de revolución interna contra 
toda la estructura social; no sólo la de esta sociedad, sino la de la sociedad comunista, la fascista, toda forma de 
sociedad como brutalidad y poder organizados. Y eso significa una percepción extraordinaria de los efectos del poder. Señor, ¿ha reparado usted en aquellos soldados ensayando? Ya no son más seres humanos, son máquinas, son nuestros hijos de pie allá bajo el sol. Esto está ocurriendo aquí en Estados Unidos, en Rusia, en todas partes, no sólo en el nivel gubernamental, sino también en el monástico, el que pertenece a los monasterios, a las órdenes, a los 
grupos que emplean un poder asombroso. Sólo la mente que no pertenece a nada puede estar creativamente sola. Y 
esa soledad no es algo que pueda cultivarse. ¿Ve usted esto? Cuando lo ve en su totalidad, está fuera de ello, y ningún gobernador o presidente lo invitará a cenar. A causa de esa soledad creativa hay humildad. Esta soledad conoce el amor; el poder no lo conoce. El hombre ambicioso, ya sea el hombre religioso o el común, jamás sabrá qué es el amor. En consecuencia, si uno ve todo esto, posee la cualidad del vivir total y, por ende, la de la acción total. 
Esto llega por obra del conocimiento propio.
J. Krishnamurti. El Libro de la Vida - Meditaciones Diarias