ABUELO.....UN CUENTO

Pasaron los años y el hijo de Margarita se hizo abuelo, entonces comprendió de qué modo el abuelo Marcos se expresaba a través suyo...

- Abuelo, un cuento...- había caritas expectantes y mayoría de niñas, no todos eran nietos, ellos traían a sus amiguitos para escuchar al abuelo en esa tarde lluviosa.

- Bueh, ¿y de qué tema les gustaría el cuento?

-De princesas abu, pidieron las niñas.

- ¡Puajjj!..de aventuras, dijo el único varoncito.

- A ver, a ver, que tenemos por aquí- y cerró los ojos como buscando en el arcón de los recuerdos...el clima propicio se podía notar en los ojitos brillosos de los niños ávidos por escuchar.

En épocas ya pasadas, se celebraban bailes populares todos los fines de semana. Los salones eran grandes y muy iluminados...tenían una gran cantidad de mesas y sillas bordeando la pista de baile y en un escenario elevado sobre una esquina de la sala, los grupos de músicos interpretaban temas bailables.
Ya de madrugada, el baile entraba en su fase final. En las mesas quedaban las señoras mayores, aguzaban el ojo por si sus hijas eran muy apretadas en los boleros (los lentos, le decían).
Un galancete tuvo ganas de bailar, estaba sentado en una mesa llena de amigos y de botellas de birra, no quedaban casi chicas disponibles, se levantó y acercó a una mesa vecina pidió a una muchacha no muy agraciada que le concediera bailar con él.

- No, no puedo, no tengo pareja...

El galán la miró desorientado...

- Es que no tengo parejas las piernas, dijo.

Hubo una risotada de los chavales amigos y otra del nietito varón que escuchaba el cuento, a las pequeñas le asomaron unas lágrimas de pena.

Sonaba en ese momento un vals, y el muchacho con firmeza le ofreció el brazo e insistió...bailaron casi sin moverse del lugar. Cuando esa chica teje tristezas en la urdimbre del tiempo, vienen a rescatarla los tres minutos más felices de su vida, cuando fue princesa.
El varoncito se quedó pensativo y las niñas desconcertadas entre lágrimas y risas.
En ese momento sonaba por la radio un tema que decía...¿Quién dijo qué todo está perdido?...Yo vengo a entregar mi corazón...