Estar solo, lo cual no es una filosofía de la soledad, implica hallarse en un estado de revolución interna contra
toda la estructura social; no sólo la de esta sociedad, sino la de la sociedad comunista, la fascista, toda forma de
sociedad como brutalidad y poder organizados. Y eso significa una percepción extraordinaria de los efectos del poder. Señor, ¿ha reparado usted en aquellos soldados ensayando? Ya no son más seres humanos, son máquinas, son nuestros hijos de pie allá bajo el sol. Esto está ocurriendo aquí en Estados Unidos, en Rusia, en todas partes, no sólo en el nivel gubernamental, sino también en el monástico, el que pertenece a los monasterios, a las órdenes, a los
grupos que emplean un poder asombroso. Sólo la mente que no pertenece a nada puede estar creativamente sola. Y
esa soledad no es algo que pueda cultivarse. ¿Ve usted esto? Cuando lo ve en su totalidad, está fuera de ello, y ningún gobernador o presidente lo invitará a cenar. A causa de esa soledad creativa hay humildad. Esta soledad conoce el amor; el poder no lo conoce. El hombre ambicioso, ya sea el hombre religioso o el común, jamás sabrá qué es el amor. En consecuencia, si uno ve todo esto, posee la cualidad del vivir total y, por ende, la de la acción total.
Esto llega por obra del conocimiento propio.
toda la estructura social; no sólo la de esta sociedad, sino la de la sociedad comunista, la fascista, toda forma de
sociedad como brutalidad y poder organizados. Y eso significa una percepción extraordinaria de los efectos del poder. Señor, ¿ha reparado usted en aquellos soldados ensayando? Ya no son más seres humanos, son máquinas, son nuestros hijos de pie allá bajo el sol. Esto está ocurriendo aquí en Estados Unidos, en Rusia, en todas partes, no sólo en el nivel gubernamental, sino también en el monástico, el que pertenece a los monasterios, a las órdenes, a los
grupos que emplean un poder asombroso. Sólo la mente que no pertenece a nada puede estar creativamente sola. Y
esa soledad no es algo que pueda cultivarse. ¿Ve usted esto? Cuando lo ve en su totalidad, está fuera de ello, y ningún gobernador o presidente lo invitará a cenar. A causa de esa soledad creativa hay humildad. Esta soledad conoce el amor; el poder no lo conoce. El hombre ambicioso, ya sea el hombre religioso o el común, jamás sabrá qué es el amor. En consecuencia, si uno ve todo esto, posee la cualidad del vivir total y, por ende, la de la acción total.
Esto llega por obra del conocimiento propio.