Más Allá del Tiempo - Diálogo 7°

 7 La muerte tiene muy poca significación 

KRISHNAMURTI: ¿Estamos diciendo que los seres humanos todavía siguen comportándose con los instintos animales? 

DAVID BOHM: Sí, y los instintos animales, al parecer, pueden ser abrumadores en su intensidad y rapidez, especialmente en los niños. Puede que sea sólo natural para ellos responder con el instinto animal. 

K: Eso quiere decir, entonces, que después de un millón de años seguimos comportándonos instintivamente, igual que nuestros antepasados. 

DB: En ciertos aspectos. Probablemente, nuestra conducta se complica también a causa del pensamiento; el instinto animal ha terminado por enredarse con el pensamiento, y en algunos aspectos está empeorando. 

K: Empeorando mucho. 

DB: Porque todos estos instintos de odio son ahora dirigidos y sostenidos por el pensamiento, de modo que se han vuelto más sutiles y peligrosos. 

K: Y durante todos estos siglos, no hemos encontrado una manera, un método, un sistema, algo que nos aleje de ese curso. ¿No es así? 

DB: Sí. Una de las dificultades, seguramente, es que cuando las personas empiezan a enojarse unas con otras, su ira va aumentando y no parecen ser capaces de hacer nada al respecto. Pueden tratar de controlarla, pero eso no funciona. 

K: Como estábamos diciendo, alguien -“X”- se comporta naturalmente de un modo que no es una respuesta al instinto animal. ¿Qué lugar tiene esta clase de discernimiento en la sociedad humana? ¿Ninguno en absoluto? 

DB: En la sociedad tal como es, ese discernimiento no tiene cabida, porque la sociedad está organizada bajo la hipótesis de que el dolor y el placer son los que van a gobernar. Uno podría decir que la amistad es también un instinto animal, porque las personas se vuelven amigables por razones instintivas. Y tal vez se convierten en enemigas por razones similares. Por tanto, pienso que algunos dirían que debemos ser racionales antes que instintivos. Hubo un periodo, durante el siglo XVIII, la Edad de la Razón, en que se decía que el hombre podía ser racional, podía elegir ser racional, a fin de producir armonía en todas partes. 

K: ¡Pero no lo ha hecho así! 

DB: No, las cosas empeoraron, llevando a la Revolución Francesa, al Terror, etc. Pero, después de eso, la gente ya no tenía tanta fe en la razón como medio de llegar a alguna parte o de salirse del conflicto.

K: ¿A dónde nos conduce esto, entonces? Estuvimos hablando, en efecto, acerca del discernimiento, que realmente cambia la naturaleza del cerebro mismo. 

DB: Sí, al disipar la oscuridad en el cerebro, el discernimiento permite al cerebro funcionar de un modo nuevo. 

K: El pensamiento ha estado operando en la oscuridad, creando su propia oscuridad y funcionando en ella. Y el discernimiento es, ya lo dijimos, como un destello que disipa la oscuridad. Entonces, cuando ese discernimiento ilumina la oscuridad, ¿el hombre actúa o funciona racionalmente? 

DB: Sí, el hombre funcionará entonces racionalmente y con percepción, antes que por reglas y por la razón. Pero hay una razón que fluye libremente. Algunas personas identifican la razón con ciertas reglas de lógica que son mecánicas. Pero la razón puede existir como una forma de percepción del orden. 

K: ¿Estamos diciendo, entonces, que el discernimiento es percepción? 

DB: Es el destello de luz que hace posible la percepción. 

K: Correcto, es eso. 

DB: Es aun más fundamental que la percepción. 

K: El discernimiento es, entonces, percepción pura, y desde esa percepción hay acción, la cual está sustentada por la racionalidad. ¿Es así? 

DB: Sí. 

K: Eso es correcto. 

DB: Y la racionalidad es percepción del orden. 

K: ¿Diría usted, entonces, que existen el discernimiento, la percepción y el orden? 

DB: Sí. 

K: Pero ese orden no es mecánico porque no se basa en la lógica. 

DB: No hay reglas. 

K: No hay reglas. Expresémoslo de ese modo, es mejor: Este orden no se basa en reglas. Ello significa discernimiento, percepción, acción, orden. Entonces llegamos a la pregunta: ¿Es continuo el discernimiento, o es por destellos? 

DB: Antes examinamos eso, y sentimos que es una pregunta errónea, de modo que quizá podamos enfocarla de una manera diferente. El discernimiento no está ligado al tiempo. 

K: No está ligado al tiempo. Sí, estamos de acuerdo en eso. Avancemos ahora un poco más. Dijimos, ¿no es cierto? que el discernimiento es la eliminación de la oscuridad, la cual es el centro mismo del yo, es la oscuridad que el yo crea. El discernimiento disuelve ese centro. 

DB: Sí. La percepción no es posible en la oscuridad. En cierto modo, ésta implica ceguera. 

K: De acuerdo. Y ahora, ¿qué más? Yo soy un hombre común, con todos mis instintos animales, el placer y el dolor, la recompensa y el castigo, etcétera. Escucho que usted dice esto, y veo que lo que está diciendo tiene cierta dosis de razón, lógica y orden. 

DB: Sí, hasta donde podemos verlo, tiene sentido. 

K: Tiene sentido. Entonces, ¿cómo he de introducir racionalidad en mi vida? ¿Cómo haré para que eso se produzca? Usted comprende que expresar esto en palabras es difícil, todas las palabras están ligadas al tiempo. Pero, ¿es eso posible? 

DB: Sí, sin que intervenga el tiempo. 

K: ¿Es posible para el hombre, con su mente estrecha, tener este discernimiento, de modo que ese patrón de vida se rompa? Como dijimos el otro día, hemos probado todo esto, hemos ensayado todas las formas de sacrificio y, sin embargo, ese discernimiento no se produce. De vez en cuando hay un discernimiento parcial, pero ese discernimiento no es el discernimiento total; por lo tanto, sigue habiendo oscuridad parcial. 

DB: El discernimiento parcial no ha disipado el centro del yo. Puede disipar algo de oscuridad en cierta área, pero el origen de la oscuridad, el que la crea, el que la nutre, sigue estando ahí. 

K: Sigue ahí. ¿Qué haremos, entonces? Pero ésta es una pregunta errónea, no nos lleva a ninguna parte. Hemos establecido el plan general, ¿verdad? Y yo tengo que dar los pasos, o no dar ningún paso en absoluto. No tengo la energía necesaria. No tengo la capacidad de ver el hecho rápidamente. Porque esto es instantáneo, no meramente algo que practico y que a la larga he de lograr. No tengo la capacidad, me falta el sentimiento de urgencia, de inmediatez. Todo está contra mí: mi familia, mi esposa, la sociedad. ¡Todo! ¿Y esto significa que con el tiempo tengo que convertirme en un monje?

 DB: No, convertirse en monje es lo mismo que convertirse en cualquier otra cosa. 

K: Correcto. ¡Convertirse en monje es lo mismo que convertirse en hombre de negocios! Veo todo esto, tanto verbal como racionalmente, intelectualmente, pero no puedo aprehender esta cosa. ¿Hay una forma diferente de abordar este problema? Siempre estoy formulando la misma pregunta, porque estoy preso en el mismo patrón. ¿Existe, pues, un modo por completo diferente? ¿Una manera completamente distinta de abordar toda la confusión de la vida? ¿Hay un modo diferente de considerar esto? ¿O el viejo modo es el único que existe? Hemos dicho que, en tanto el centro esté creando oscuridad y el pensamiento esté operando en esa oscuridad, tiene que haber desorden, y la sociedad será como es ahora. Para apartarse de eso, uno debe tener discernimiento total. El discernimiento total puede darse únicamente cuando hay un destello, una luz súbita que anula no sólo la oscuridad sino al creador de la oscuridad. 

DB: Sí. 

K: Ahora pregunto si hay una forma por completo diferente de abordar esta cuestión, aunque una vieja respuesta parezca ser tan absoluta. 

DB: Posiblemente la haya. Cuando usted dice que parece absoluta, ¿quisiera una manera menos absoluta de abordar el problema? 

K: Estoy diciendo que si ésa es la única manera, entonces estamos definitivamente perdidos. 

DB: Uno no puede producir este destello mediante la voluntad. 

K: No, no puede ser producido mediante la voluntad, ni por el sacrificio ni por forma alguna de esfuerzo humano. Eso está fuera; sabemos que hemos terminado con todo eso. Y también estamos de acuerdo en que para cierta persona -para “X”- este discernimiento parecía ser muy natural, y nos preguntábamos por qué no es natural para otros. 

DB: Si empezamos con el niño, parece natural que el niño responda con sus instintos animales, tan intensos que lo arrebatan. La oscuridad surge porque esos instintos son arrolladores. 

K: Sí, ¿pero por qué ello es diferente con “X”? 

DB: En primer lugar, para la mayoría de la gente hubiera parecido natural que los instintos animales prevalecieran. 

K: Sí, eso es cierto. 

DB: Y habrían dicho que el otro muchacho, “X”, es innatural. 

K: Sí. 

DB: Ése es el modo en que la humanidad ha estado pensando, diciendo que si en verdad existen algunas personas que son diferentes, no deben ser muy comunes o naturales. 

K: Así es. Los seres humanos han estado respondiendo al odio con el odio, etcétera. Y existen esos pocos, tal vez muchos, que dicen que eso no es natural ni racional. ¿Por qué ha ocurrido esta división?

 DB: Si decimos que el placer y el dolor, el miedo y el odio son naturales, entonces se siente que debemos luchar para controlarlos, de lo contrario nos destruirán. Lo mejor que podemos esperar es controlarlos mediante la razón o por cualquier otro medio. 

K: ¡Pero eso no opera! Las personas como “X”, que funcionan de una manera diferente, ¿son los pocos privilegiados por algún milagro, por algún extraño acontecimiento casual? 

DB: Mucha gente diría eso. 

K: Pero eso va contra la naturaleza de uno. Yo no lo aceptaría. 

DB: Bueno, si ése no es el caso, entonces usted tiene que decir por qué existe esta diferencia. 

K: Eso es lo que estoy tratando de averiguar, porque “X” nació de los mismos padres. 

DB: Sí, fundamentalmente los mismos. ¿Por qué, entonces, él se comporta de manera diferente? 

K: Esta pregunta ha sido formulada muchas veces, se ha repetido en diferentes partes del mundo. Ahora bien, ¿por qué existe esta división? 

INTERLOCUTOR: ¿Es la división realmente total? Aun el hombre que responde al odio con el odio, ve que eso no tiene sentido, que no es natural y que debería ser diferente. 

K: Debería ser diferente, pero él sigue luchando con ideas. Está tratando de salir de eso mediante el ejercicio del pensamiento, que genera oscuridad. 

I: Sólo quiero decir que la división no parece ser tan completa. 

K: Oh, pero la división es completa, total. 

I: Bueno, entonces, ¿por qué la gente no dice simplemente: Continuemos viviendo de ese modo y disfrutémoslo hasta el último momento? 

K: Porque ellos no pueden ver nada, excepto su propia oscuridad. 

I: Pero quieren salirse de ella. 

K: Ahora espere un momento. ¿Quieren salirse de ella? ¿Realmente se dan cuenta del estado en que se encuentran y deliberadamente quieren salir de él? 

I: A ese respecto son ambivalentes. Desean seguir obteniendo los frutos de ello, pero tienen una sensación de que eso está mal y que conduce al sufrimiento. 

DB: O bien descubren que no pueden evitarlo. Vea, cuando llega el momento de experimentar ira o placer, no pueden escapar de eso. 

K: No pueden evitarlo. 

I: Pero quieren salirse de ello, aunque no tengan la capacidad de hacerlo. Hay fuerzas más poderosas que su voluntad. 

K: ¿Qué haremos, entonces? ¿O esta división es falsa? 

DB: Ése es el punto. Mejor tendríamos que hablar de una diferencia entre estos dos enfoques. Esta diferencia no es fundamental. 

K: Yo no pienso que ambos tengan algo en común. 

DB: ¿Por qué? Usted dice que la diferencia es falsa; aunque las personas son fundamentalmente iguales, una diferencia se ha desarrollado entre ellas. Tal vez la mayoría ha torcido el rumbo. 

K: Sí, expresémoslo de ese modo. 

DB: Pero la diferencia no es intrínseca, no es estructural, inherente como la diferencia entre un árbol y una roca. 

K: De acuerdo. Como usted dice, existe una diferencia entre una roca y un árbol, pero no se trata de algo así. Seamos sencillos. Hay dos respuestas. Éstas parten desde la fuente; una ha tomado una dirección, y la otra ha tomado una dirección diferente. Pero la fuente, el origen es el mismo. ¿Por qué no nos hemos movido todos en la dirección correcta? 

DB: No hemos conseguido responder a eso. Yo sólo estaba viendo que si uno comprende esto, entonces, al volver a la fuente, no tiene que tomar el rumbo incorrecto. En cierto sentido, estamos tomando continuamente el rumbo incorrecto; por lo tanto, si podemos comprender esto, entonces se vuelve posible cambiar. Y nosotros estamos partiendo continuamente de la misma fuente; y no regresamos en el tiempo a ninguna fuente. 

K: Un momento, un momento. 

DB: Existen dos maneras posibles de interpretar nuestra afirmación. Una es decir que la fuente está en el tiempo, que muy atrás en el pasado partimos juntos y luego tomamos caminos diferentes. La otra es decir que la fuente es intemporal, y que continuamente estamos tomando el rumbo incorrecto, una y otra y otra vez. ¿De acuerdo? 

K: Sí, es constantemente el rumbo incorrecto. ¿Por qué? 

I: Esto quiere decir que existe la constante posibilidad del rumbo correcto. 

K: Sí, por supuesto. Es así. Si decimos que hay una fuente desde la cual todos hemos comenzado, entonces estamos atrapados en el tiempo. 

DB: No podemos regresar. 

K: No, eso está descartado. Por lo tanto, al parecer estamos tomando el rumbo incorrecto todo el tiempo. 

DB: Constantemente. 

K: Constantemente tomamos el rumbo incorrecto. ¿Pero por qué? Uno que está viviendo con discernimiento total, y el otro que vive sin ese discernimiento; ¿son ambos invariables? El hombre que está viviendo en la oscuridad puede alejarse de ella en cualquier momento e ir hacia el otro. Ése es el punto. En cualquier momento. 

DB: Entonces nada lo retiene, excepto el tomar constantemente el rumbo incorrecto. Podría decirse que la oscuridad es tal, que él no se ve a sí mismo torciendo el rumbo. 

K: ¿Estamos siguiendo la dirección correcta, formulando la pregunta apropiada? Supongamos que usted tiene ese discernimiento, y que su oscuridad, el centro mismo de la oscuridad se ha disipado completamente. Y yo, un ser humano serio, bastante inteligente, le escucho. Y todo lo que usted ha dicho parece razonable, racional, cuerdo. Yo cuestiono la división. La división es creada por el centro que crea la oscuridad. Es el pensamiento el que la ha creado. 

DB: Sí, en la oscuridad el pensamiento crea la división. Desde la oscuridad es lanzada una sombra; ésta hace una división. 

K: Si tenemos ese discernimiento, decimos que no hay división y el hombre no aceptará eso, porque en su oscuridad no hay nada sino división. Por lo tanto nosotros, viviendo en la oscuridad, hemos creado la división. La hemos creado con nuestros pensamientos... 

DB: Estamos creándola constantemente. 

K: Sí, anhelando vivir constantemente en un estado donde no haya división. Ese movimiento sigue siendo, no obstante, el movimiento de la oscuridad. ¿Correcto? 

DB: Sí. 

K: ¿Cómo he de disipar esta continua, esta constante oscuridad? Ésa es la única pregunta, porque mientras la oscuridad existe, yo creo esta constante división. Vea, esto está girando en círculos. Yo puedo disipar la oscuridad únicamente a través del discernimiento, y no puedo tener ese discernimiento por ningún esfuerzo de la voluntad, de manera que me quedo sin nada. ¿Cuál es, entonces, mi problema? Mi problema es percibir la oscuridad, percibir el pensamiento que está creando la oscuridad, y ver que el yo es el origen de esta oscuridad. ¿Por qué no puedo ver eso? ¿Por qué no puedo verlo ni siquiera lógicamente? 

DB: Bueno, lógicamente está claro. 

K: Sí, pero de algún modo eso no parece operar. ¿Qué haré, entonces? Me doy cuenta por primera vez de que el yo está creando la oscuridad, la cual está engendrando división constantemente. Eso lo veo muy claro. 

DB: Y la división produce, en todos los casos, oscuridad. 

K: Y viceversa, hacia atrás y hacia adelante. Y todo comienza a partir de ahí. Lo veo con mucha claridad. ¿Qué haré? Por consiguiente, no admito la división. 

I: Krishnaji, ¿no estamos, a pesar de eso, introduciendo de nuevo la división cuando decimos que existe el hombre que necesita tener discernimiento? 

K: Pero el hombre tiene discernimiento. “X” tiene discernimiento, y él ha explicado muy claramente cómo se ha disipado la oscuridad. Yo lo escucho, y él dice que mi propia oscuridad está creando la división. De hecho, no hay división, no hay una división como la de la luz y la oscuridad. Por lo tanto, él me pregunta si puedo desterrar, si puedo eliminar este sentimiento de división. 

DB: Usted parece estar trayendo de vuelta una división al decir eso, al decir que uno debe hacerlo. 

K: No, no “debe”. 

DB: En cierto modo, usted está diciendo que el proceso del pensamiento parece producir espontáneamente la división. Usted dice: “Trate de descartar el pensamiento”, y al mismo tiempo éste está tratando de generar división. 

K: Comprendo. Pero, ¿puede mi mente eliminar la división? ¿O es una pregunta equivocada? 

I: ¿Puede la mente eliminar la división mientras está dividida? 

K: No, no puede. Entonces, ¿qué he de hacer? Escuchen. “X” dice algo que es extraordinariamente verdadero, algo que tiene tan inmensa significación y belleza que todo mi ser dice: “Cáptalo”. Eso no es una división. Admito que soy el creador de la división, porque estoy viviendo en la oscuridad, y así, desde esa oscuridad, creo la división. Pero he escuchado a “X”, quien dice que la división no existe. Y reconozco que ésa es una declaración extraordinaria. De modo que, habiendo uno vivido en una constante división, el propio hecho de que le digan eso, tiene un efecto inmediato. ¿Correcto? 

DB: Pienso que, como usted dice, uno tiene que eliminar la división... 

K: Dejaré esa división, no la eliminaré. Quiero dedicarme un poco más a esa declaración de que la división no existe. Con ello estoy llegando a alguna parte. La declaración que “X” ha hecho desde este discernimiento total, afirmando que la división no existe, ha tenido en mí un efecto tremendo. Yo he vivido constantemente en la división, y viene él y dice que la división no existe. ¿Qué efecto tiene eso en mí? 

DB: Entonces usted dice que no hay división. Eso tiene sentido. Pero por otra parte, parece que la división existe. 

K: Reconozco la división, pero la declaración de que no hay tal división, tiene sobre mí un impacto inmenso. Eso parece natural, ¿no es cierto? Cuando veo algo que es inamovible, ello debe tener algún efecto en mí. Y yo respondo a ello con un “shock” tremendo. 

DB: Vea, si usted estuviera hablando de algo que tenemos frente a nosotros, y dijera: “No es así”, entonces, desde luego, eso cambiaría nuestro modo de ver la cosa. Ahora bien, usted dice que esta división no existe. Nosotros tratamos de mirar y ver si es así, ¿correcto? 

K: Yo ni siquiera digo: ¿Es así? “X” ha explicado cuidadosamente todo el asunto, y al final de ello dice que la división no existe. Y yo, que soy sensible, que observo con mucha atención, me doy cuenta de que estoy viviendo constantemente en la división. Cuando “X” declara eso, él ha roto el patrón. No sé si usted entiende lo que trato de explicar. Él ha roto el patrón porque ha dicho algo que es fundamentalmente verdadero: No existe la división de Dios y el hombre. Muy bien, señor, me atengo a eso. Veo algo: que donde existe el odio, lo otro no existe. Pero, odiando, deseo lo otro. Entonces, en la oscuridad nace una continua división. Y la oscuridad es constante. Pero yo he estado escuchando muy atentamente, y “X” hace una afirmación que parece absolutamente verdadera. Eso penetra en mí, y la acción de lo que él afirma disipa la oscuridad. Yo no estoy haciendo un esfuerzo para librarme de la oscuridad, pero “X” es la luz. Eso es cierto, me atengo a eso. Entonces se llega a algo, que es: ¿Puedo escuchar con mi oscuridad, en mi oscuridad, que es constante? En esa oscuridad, ¿puedo escucharlo a usted? Por supuesto que puedo. Estoy viviendo en la constante división que genera oscuridad. Viene “X” y me dice que la división no existe. 

DB: Correcto. Ahora, ¿por qué dice usted que puede escuchar en la oscuridad? 

K: Oh, sí, puedo escuchar en la oscuridad. Si no puedo, estoy definitivamente perdido. 

DB: Pero ése no es un argumento. 

K: ¡Por supuesto que no es un argumento, sino que es así! 

DB: Vivir en la oscuridad no vale la pena. Pero ahora decimos que es posible escuchar en la oscuridad.

K: Él, “X”, me lo explica muy, muy cuidadosamente. Yo soy sensible, le he estado escuchando en mi oscuridad, pero eso me vuelve más sensible, más activo, más alerta. Eso es lo que he estado haciendo. Lo hemos estado haciendo juntos. Y él, “X”, afirma que la división no existe en absoluto. Yo sé que estoy viviendo en la división. Esa afirmación misma ha puesto fin al constante movimiento de la división. De lo contrario, si esto no ocurre, yo nada tengo, ¿entiende? Estoy viviendo perpetuamente en la oscuridad. Pero hay una voz en el desierto, y escuchar esa voz tiene un efecto extraordinario. 

DB: El escuchar llega a la fuente del movimiento, mientras que la observación no lo hace. 

K: Sí, yo he observado, he escuchado, he jugado en mi vida toda clase de juegos. Y ahora veo que sólo hay una cosa: Que existe esta constante oscuridad y que estoy actuando en la oscuridad, en este desierto que es la oscuridad y cuyo centro es el yo. Veo eso absolutamente, completamente, no puedo argüir más contra eso. Y viene “X” y me dice esto. En ese desierto, una voz dice que hay agua. ¿Entiende? Ésa no es una esperanza; hay en mí acción inmediata. Uno debe darse cuenta de que este constante movimiento en la oscuridad es la vida que uno vive. ¿Entiende lo que estoy diciendo? ¿Puedo yo, con toda la experiencia, con todo el conocimiento que he acumulado en más de un millón de años, darme cuenta súbitamente de que estoy viviendo en la oscuridad total? Porque eso quiere decir que he llegado al final de toda esperanza. ¿Correcto? Pero mi esperanza es también oscuridad. El futuro queda completamente excluido y, por lo tanto, me he quedado con esta enorme oscuridad, y ahí estoy. Eso significa que la comprensión de ello es el cese del devenir. He llegado a ese punto y “X” me dice que esto es natural. Ya lo ve, todas las religiones han dicho que esta división existe. 

DB: Pero ellas dicen que puede ser superada. 

K: Es el mismo patrón que se repite. No importa quién lo diga, pero el hecho es que alguien en este desierto está diciendo algo, y en ese desierto yo he estado escuchando todas las voces y mi propia voz, lo cual ha creado más y más oscuridad. Sin embargo, esta voz es verdadera. Eso significa que cuando hay discernimiento total, no hay división, ¿verdad? 

DB: Sí. 

K: No es su discernimiento ni mi discernimiento, es discernimiento. En ese discernimiento no existe la división. 

DB: Sí. 

K: Lo cual nos trae a “la base” de que hablábamos... 

DB: ¿Qué cosa con respecto a “la base”? 

K: En esa “base” no hay oscuridad como oscuridad, ni luz como luz. En esa “base” no hay división. Nada nace de la voluntad, del tiempo o del pensamiento. 

DB: ¿Está usted diciendo que la luz y la oscuridad no están divididas? 

K: Correcto. 

DB: Lo cual implica decir que no existe ninguna de las dos. 

K: ¡Ninguna de las dos, eso es! Hay alguna otra cosa. Hay una percepción de que existe un movimiento diferente, que es “no-dualístico”. 

DB: ¿Qué significa “no-dualístico”? ¿No división? 

K. No división. No usaré “no-dualistico”. No hay división. 

DB: Pero, no obstante, hay movimiento. 

K: Por supuesto. 

DB: ¿Qué significa ahora ese movimiento, no habiendo división? 

K: Entiendo por movimiento, ese movimiento que no es el tiempo. Ese movimiento no genera división. Por lo tanto, quiero volver atrás, dirigirme a “la base”. Si en esa “base” no hay ni oscuridad ni luz, si no hay Dios ni Hijo de Dios -si no hay división- ¿qué ocurre? ¿Diría usted que “la base” es movimiento?

DB: Podría ser, sí. El movimiento es indiviso. 

K: No, yo digo que hay un movimiento en la oscuridad. 

DB: Sí, pero dijimos que no existe una división de oscuridad y luz. No obstante, usted dice que hay movimiento. 

K: Sí. ¿Diría usted que “la base” es movimiento infinito? 

DB: Sí. 

K: ¿Qué significa eso? 

DB: Bueno, es difícil de expresar. 

K: Sigamos investigándolo; expresémoslo. ¿Qué es el movimiento? Aparte del movimiento de aquí hacia allá, aparte del tiempo, ¿existe algún otro movimiento? 

DB: Sí. 

K: Existe. El movimiento psicológico del ser al devenir. Está el movimiento de la distancia, el movimiento del tiempo. Decimos que ésas son todas divisiones. ¿Hay un movimiento que en sí mismo no tenga división alguna? Cuando uno ha afirmado que la división no existe, ¿hay, con absoluta certeza, un movimiento así? 

DB: ¿Está usted diciendo que cuando no hay división, ese movimiento está ahí? 

K: Sí, y dije -“X” dice- que es “la base”. 

DB: Correcto. 

K: ¿Diría usted que ello no tiene fin ni comienzo? 

DB: Sí. 

K: Lo cual otra vez significa tiempo. 

DB: ¿Puede uno decir que ese movimiento no tiene forma? 

K: No tiene forma, todo eso. Quiero avanzar un poco más. Lo que estoy averiguando es lo siguiente: dijimos que cuando uno ha afirmado que la división no existe, esto implica no división en el movimiento. 

DB: Que fluye sin división. 

K: Sí, es un movimiento en el cual la división no existe. ¿Capto la significación de eso? ¿Comprendo la profundidad de esa afirmación? Un movimiento en el que no hay división, lo cual quiere decir que en él no hay tiempo ni distancia tal como los conocemos. Absolutamente ningún elemento de tiempo. Trato de ver, entonces, si ese movimiento está rodeando al hombre. 

DB: Si lo está envolviendo. 

K: Esto es lo que quiero averiguar. Me intereso en el ser humano, en la humanidad, que soy yo mismo. “X” ha hecho algunas declaraciones, y yo he captado una que parece absolutamente verdadera: que la división no existe. Lo cual quiere decir que no existe una acción que sea divisiva. 

DB: Sí. 

K: Veo eso. Y también pregunto: ¿Ese movimiento es sin tiempo, etc.? Parece que eso es el mundo, ¿entiende? 

DB: El universo. 

K: El universo, el cosmos, lo total. 

DB: La totalidad. 

K: La totalidad. ¿No hay una declaración en el mundo religioso judío: “Solamente Dios puede decir 'yo soy”'? 

DB: Bueno, ése es el modo en que el lenguaje está construido. No es necesario afirmarlo. 

K: No, comprendo. ¿Entiende a qué estoy tratando de llegar? 

DB: Sí, que sólo este movimiento existe. 

K: ¿Puede la mente pertenecer a ese movimiento? Porque ese movimiento es intemporal y, por lo tanto, inmortal. 

DB: Sí, en el movimiento no existe la muerte; en cuanto la mente participa en ese movimiento, le ocurre lo mismo. 

K: ¿Comprende lo que estoy diciendo? 

DB: Sí, ¿pero qué es lo que muere cuando muere el individuo? 

K: Eso no significa nada, porque una vez que he comprendido que la división no existe... 

DB: ...entonces la muerte carece de importancia. 

K: La muerte nada significa. 

DB: Sigue teniendo un significado en algún otro contexto. 

K: Oh, el cese del cuerpo; eso es totalmente trivial. ¿Pero usted comprende? Yo quiero aprehender el significado profundo de la afirmación que sostiene la inexistencia de la división; esa afirmación ha roto el hechizo de mi oscuridad, y veo que existe un movimiento, y eso es todo. Lo cual quiere decir que la muerte significa muy poco. 

DB: Sí. 

K: Uno ha abolido totalmente el miedo a la muerte. 

DB: Sí, comprendo que cuando la mente participa de ese movimiento, entonces la mente es ese movimiento. 

K: ¡Eso es todo! La mente es ese movimiento. 

DB: ¿Diría usted que la materia es también ese movimiento? 

K: Sí, diría que todo lo es. En mi oscuridad he escuchado a “X”. Eso es sumamente importante. Y su claridad ha roto mi hechizo. Cuando él dijo que la división no existe, abolió la división entre la vida y la muerte. No sé si usted ve esto. 

DB: Sí. 

K: Uno jamás puede decir, entonces: “Yo soy inmortal”. ¡Es tan infantil! 

DB: Sí, ésa es la división. 

K: Ni decir, “Yo estoy buscando la inmortalidad”. O, “Estoy deviniendo esto o aquello”. Hemos eliminado todo el sentido de moverse en la oscuridad. 

I: ¿Cuál sería, entonces, el significado del mundo? ¿Tiene alguna significación? 

K: ¿El mundo? 

I: Con el hombre. 

DB: ¿Quiere usted decir la sociedad? 

I: Sí; parece que cuando usted hace esa afirmación que la división no existe, y que la vida es la muerte, ¿cuál es, entonces, el significado del hombre con toda su lucha...? 

K: El hombre en la oscuridad. ¿Qué importancia tiene eso? Es como luchar en una habitación cerrada. Ése es todo el punto. 

DB: La significación puede surgir solamente cuando la oscuridad se disipa. 

K: Por supuesto. 

I: El único significado es la disipación de la oscuridad. 

K: Oh, no, no. 

DB: ¿No vamos a decir que algo más puede hacerse, fuera de disipar la oscuridad? 

K: He escuchado muy atentamente todo lo que dice usted, que tiene discernimiento. Lo que usted ha hecho es disipar el centro. En la oscuridad, yo podía inventar muchas cosas de significación: que existe la luz, que hay Dios, que hay belleza, que hay esto y lo de más allá. Pero eso sigue estando en el área de la oscuridad. Preso en una habitación completamente oscura, puedo inventar un montón de cuadros, pero yo quiero dar con algo diferente. ¿Es la mente de quien tiene este discernimiento -quien, por lo tanto, disipa la oscuridad y tiene comprensión de “la base” que es movimiento sin tiempo- es esa mente misma el movimiento? 

DB: Sí, pero ésa no es la totalidad. La mente es el movimiento, pero estamos diciendo que el movimiento es materia, el movimiento es mente. Y estuvimos afirmando que “la base” puede estar más allá de la mente universal. Usted dijo antes que el movimiento, que “la base”, es más que la mente universal, más que el vacío. 

K: Mucho más; eso dijimos. 

DB: Mucho más. Pero esto tenemos que aclararlo. Decimos que la mente es este movimiento. 

K: Sí, la mente es el movimiento. 

DB: ¿No estamos diciendo que el movimiento es sólo mente? 

K: No, no, no. 

DB: Ése es el punto que estaba tratando de rectificar. 

K: La mente es el movimiento; mente en el sentido de “la base”. 

DB: Pero usted dijo que “la base” se extiende más allá de la mente. 

K: Ahora espere un momento; ¿qué entiende usted por “más allá de la mente”? 

DB: Volviendo a lo que discutíamos hace unos días: dijimos que tenemos el vacío, la mente universal, y luego “la base”, que está más allá de eso. 

K: ¿Diría usted que más allá de eso está este movimiento? 

DB: Sí. La mente emerge del movimiento como “base”, y retrocede a “la base”; eso es lo que estamos diciendo. 

K: Sí, correcto. La mente emerge del movimiento. 

DB: Y desaparece de vuelta dentro del movimiento. 

K: Eso es verdad. La mente tiene su existencia en el movimiento. 

DB: Y la materia también. 

K: Completamente de acuerdo. Entonces, a lo que quiero llegar es a esto: Soy un ser humano que se enfrenta a este terminar y comenzar. Y “X” anula eso. 

DB: Sí, no es algo fundamental. 

K: No es fundamental. Uno de los mayores miedos de la vida, que es la muerte, ha sido eliminado. 

DB: Sí. 

K: ¿Usted ve lo que produce en un ser humano el hecho de que no hay muerte? Significa que la mente no envejece. Estoy hablando de la mente común. No sé si estoy comunicando esto. 

DB: Vayamos despacio. Usted dice que la mente no envejece, ¿pero qué pasa si envejecen las células cerebrales? 

K: Cuestiono eso. 

DB: ¿Pero cómo podemos saberlo? 

K Porque no hay conflicto, porque no hay tensión, no hay devenir ni movimiento. 

DB: Esto es difícil de comunicar con certidumbre. 

K: Por supuesto. Uno no puede probar nada de esto. 

DB: Pero lo otro, lo que hemos dicho hasta ahora... 

K: ...puede ser razonado. 

DB: Es racional, y uno también puede percibirlo. Pero ahora está usted afirmando algo con respecto a las células cerebrales, y eso no lo percibo. Podría ser así, sólo podría serlo. 

K: Pienso que es así. No lo discutiré. Cuando una mente ha vivido en la oscuridad y se halla en constante movimiento, hay un desgaste, un deterioro de las células cerebrales. 

DB: Podríamos decir que este conflicto será la causa de que las células se deterioren. Pero alguien podría argumentar que, aun sin conflicto, las células quizá se deterioran en una proporción menor. Digamos, por ejemplo, que si uno fuera a vivir centenares de años, con el tiempo las células degenerarían, sin importar lo que uno hiciera. 

K: Examine esto poco a poco. 

DB: Yo puedo aceptar sin dificultad que la proporción en que las células se deterioran, podría reducirse cuando nos libramos del conflicto. 

K: El deterioro puede retardarse. 

DB: Tal vez en gran medida. 

K: En gran medida. Noventa por ciento. 

DB: Eso podríamos entenderlo. Pero si usted dice ciento por ciento, eso es difícil de entender. 

K: Noventa por ciento. Espere un momento. Ese deterioro puede retardarse muy, muy considerablemente. ¿Y qué significa eso? ¿Qué le ocurre a una mente que no tiene conflicto? ¿Qué es esa mente, cuál es la cualidad de esa mente que no tiene problemas? Vea, suponga que una mente así vive en un aire puro, incontaminado, con la apropiada clase de alimentación, etcétera; ¿por qué no puede vivir doscientos años? 

DB: Sí, eso es posible; algunas personas han llegado a los ciento cincuenta años, viviendo en un aire muy puro y alimentándose apropiadamente. 

K: Pero ya ve, si esas mismas personas que han vivido ciento cincuenta años, no hubieran tenido conflicto, podrían haber vivido mucho más tiempo. 

DB: Podrían. Estuve leyendo sobre el caso de un hombre en Inglaterra, quien vivió hasta cumplir los ciento cincuenta años. Los médicos se interesaron en él; lo agasajaron, lo exaltaron, y entonces murió en unos cuantos días. 

K: ¡Pobre diablo! 

I: Krishnaji, usted dice generalmente que cualquier cosa que viva en el tiempo, también muere en el tiempo. 

K: Sí, pero el cerebro que ha tenido discernimiento total, ha transformado las células. 

I: ¿Está usted dando a entender que aun el cerebro orgánico no vive más en el tiempo? 

K: No, no introduzca el tiempo todavía. Estamos diciendo que el discernimiento produce una mutación en las células cerebrales. Ello implica que estas células ya no están pensando en términos de tiempo. 

I: ¿De tiempo psicológico? 

K: Por supuesto, eso se entiende. 

DB: Si entonces no son perturbadas, permanecerán en orden y tal vez se deteriorarán más lentamente. Podríamos aumentar la edad límite llevándola de ciento cincuenta años a doscientos, siempre que uno tenga también un vivir sano en todos los niveles. 

K: Sí, pero todo eso suena muy trivial. 

DB: No parece haber mucha diferencia, aunque es una idea interesante. 

K: ¿Y qué si vivo otros cien años? Estamos tratando de descubrir qué efecto tiene sobre el cerebro este movimiento extraordinario. 

DB: Sí. Si decimos que, de algún modo, el cerebro está directamente involucrado en este movimiento; eso pondría orden en el cerebro. Pero físicamente, hay una real corriente directa. 

K: No sólo físicamente. 

DB: Sino también mentalmente. 

K: Sí, en ambos casos. Ello debe tener un efecto extraordinario sobre el cerebro. 

I: Usted habló anteriormente de la energía. No la energía cotidiana... 

K: Dijimos que ese movimiento es energía total. Ahora este discernimiento ha captado, ha visto ese movimiento extraordinario y es parte de esa energía. Quiero llegar más cerca de la tierra; he vivido con el miedo a la muerte, el miedo de no llegar a ser esto o aquello, etcétera. Súbitamente veo que no hay división y comprendo toda la cosa. Por lo tanto, ¿qué le ha sucedido a mi cerebro? ¿Comprende? Veamos algo. Veamos todo esto, no verbalmente sino como una realidad tremenda, como una verdad. Usted ve esto con todo su corazón, con toda su mente. Esa percepción misma debe afectar su cerebro.

 DB: Sí, trae orden. 

K: No sólo orden en la vida sino en el cerebro. 

DB: La gente puede comprobar que si uno está bajo tensión, las células cerebrales comienzan a deteriorarse. Y que si uno tiene orden en las células del cerebro, entonces ocurre algo por completo diferente. 

K: Tengo un sentimiento, señor -no se ría de ello, puede ser falso, puede ser verdadero- siento que el cerebro jamás pierde la cualidad de ese movimiento. 

DB: Una vez que la posee. 

K: Por supuesto. Hablo de la persona que ha pasado por todo esto. 

DB: Así es probable que el cerebro jamás pierda esa cualidad. 

K: Por lo tanto, ya no está más involucrado en el tiempo. 

DB: No estaría ya dominado por el tiempo. El cerebro, por lo que estuvimos diciendo, no evoluciona en ningún sentido, es sólo una confusión. Uno no puede decir que el cerebro humano haya evolucionado durante los últimos diez mil años. Vemos que la ciencia, el conocimiento ha evolucionado, pero la gente percibía la vida hace varios miles de años exactamente igual que ahora. 

K: Yo quiero descubrir algo: en ese vacío silencioso por el que pasamos, ¿está el cerebro absolutamente quieto? Quieto en el sentido de que no hay movimiento. 

DB: No absolutamente. La sangre circula por el cerebro. 

K: No estamos hablando de eso. 

DB: ¿Qué clase de movimiento estamos discutiendo? 

K: Estoy hablando del movimiento del pensar, el movimiento de cualquier reacción. 

DB: Sí. No hay movimiento en que el cerebro se mueva independientemente. Usted decía que existe el movimiento de lo total, pero el cerebro no se dispara por su propia cuenta como pensamiento. 

K: Vea, uno ha abolido la muerte, lo cual es algo tremendamente significativo. Y entonces digo: ¿Qué es el cerebro, qué es la mente cuando la muerte no existe? ¿Entiende? El cerebro ha experimentado una operación quirúrgica. 

DB: Dijimos que el cerebro tiene continuamente ahí, en el trasfondo, la noción de la muerte, y que esa noción está perturbando constantemente al cerebro, porque ésta se anticipa a la muerte y está tratando de detenerla. 

K: Trata de detener su propio fin, etcétera. 

DB: Se anticipa a todo eso y piensa que debe detenerlo, pero no puede. 

K: No puede. 

DB: Y, por tanto, tiene un problema. 

K: Una constante lucha por ello. Así que todo eso ha llegado a su fin. ¡Qué cosa extraordinaria ha ocurrido! ¿Cómo afecta eso mi vida cotidiana, ya que tengo que vivir en esta tierra? Mi vida cotidiana es agresión, es este eterno devenir, este esforzarse tras del éxito, todo eso ha desaparecido. Proseguiremos con esto, pero hoy hemos comprendido muchísimo. 

DB: Al introducir la cuestión de la vida cotidiana, usted podría introducir la cuestión de la compasión.

 K: Por supuesto. ¿Ese movimiento es la compasión? 

DB: El movimiento estaría más allá. 

K: Así es. Por eso uno debe ser tremendamente cuidadoso. 

DB: Digamos, entonces, que la compasión podría emerger de ese movimiento. 

17 de abril de 1980, Ojai, CALIFORNIA