18. RENDIRSE A “LO QUE ES”
Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre someterse a la voluntad de Dios y lo que usted dice acerca de la aceptación de “lo que es”?
KRISHNAMURTI: Hay, por cierto, una gran diferencia, ¿no es así? Someterse a la voluntad de Dios implica que ya conocéis la voluntad de Dios. No os sometéis a algo que no conocéis. Si conocéis la realidad, no podéis rendiros a ella; dejáis de existir, no hay sometimiento a una voluntad superior. Si os sometéis a una voluntad superior, entonces esa voluntad superior es la proyección de vosotros mismos, pues lo real no puede ser conocido a través de lo conocido. Adviene tan sólo cuando lo conocido termina. Lo conocido es una creación de la mente, porque el pensamiento es el resultado de lo conocido, del pasado, y el pensamiento sólo puede crear lo que conoce; por lo tanto, lo que él conoce no es lo eterno. Por eso es que cuando os sometéis a la voluntad de Dios, os sometéis a vuestras propias proyecciones; podrá brindar satisfacción, consuelo, pero no es lo real. El comprender lo que es exige un proceso diferente, tal vez la palabra “proceso” no sea exacta, pero lo que yo quiero significar es esto: comprender lo que es resulta mucho más difícil, requiere mayor inteligencia, mayor captación, quo aceptar simplemente una idea y entregaros a ella. Comprender lo que es no exige esfuerzo; el esfuerzo es una distracción. Para comprender algo, para comprender lo que es, no podéis estar distraídos, ¿verdad? Si yo deseo comprender lo que vosotros decís, no puedo escuchar música; o el ruido de la gente afuera; debo dedicarle toda mi atención. De tal suerte, es extraordinariamente difícil y arduo captar lo que es, porque nuestro mismísimo pensar ha llegado a ser una distracción. No queremos comprender lo que es. Miramos lo que es a través de los lentes del prejuicio, de la condenación o de la identificación; y resulta muy arduo quitarse esos lentes y mirar lo que es. Lo que es, por cierto, es un hecho, es la verdad, y todo lo demás es una evasión, no es la verdad. Para comprender lo que es, el conflicto de la dualidad debe cesar, porque la respuesta negativa de convertirse uno en algo diferente de lo que es, es negarse a comprender lo que es. Si deseo comprender la arrogancia, no debo caer en lo opuesto, no debo dejarme distraer por el esfuerzo de llegar a ser algo, ni siquiera por el esfuerzo de procurar comprender lo que es. Si soy arrogante, ¿qué ocurre? Si no le doy nombre a la arrogancia, ella cesa; lo cual significa que la respuesta está en el problema mismo y no fuera de él. No se trata de aceptar lo que es; lo que es no necesita ser aceptado. No aceptáis que sois morenos o blancos, puesto que ello es un hecho; sólo cuando tratáis de llegar a ser otra cosa, tenéis que aceptar. No bien reconocéis un hecho, éste deja de tener alguna significación; pero una mente adiestrada a pensar en el pasado o en el futuro, adiestrada a huir en múltiples direcciones, una mente así es incapaz de comprender lo que es. Sin la comprensión de lo que es, no podéis encontrar lo que es real; y sin esa comprensión, la vida carece de sentido, es una constante batalla en la que el dolor y el sufrimiento continúan. Lo real sólo puede ser comprendido comprendiendo lo que es. No puede ser comprendido si hay condenación o identificación. La mente que siempre está condenando o identificándose no puede comprender; sólo puede comprender aquello en lo que está atrapada. El entendimiento de lo que es, la comprensión de lo que es, revela extraordinarias honduras en las que está la realidad, el júbilo y la felicidad.