Más Allá del Tiempo - Diálogo 4°

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Romper el patrón de la actividad egocéntrica 

KRISHNAMURTI: Quisiera formular una pregunta que puede conducirnos a algo: ¿Qué podrá hacer que el hombre cambie profundamente, fundamentalmente, radicalmente? Él ha experimentado una crisis tras otra, ha sufrido innumerables golpes, ha pasado por toda clase de calamidades, toda clase de guerras, dolor personal, etc., etc. Un poco de afecto, un poco de alegría... Pero todo esto no parece cambiarlo. ¿Qué hará que un ser humano abandone el camino que está recorriendo y avance en una dirección por completo diferente? Yo pienso que ése es uno de nuestros grandes problemas, ¿usted no? ¿Por qué? Si uno se interesa, como debe interesarse, en la humanidad, en todas las cosas que ocurren, ¿cuál será la acción correcta para sacar al hombre de una dirección y encaminarlo en la otra? ¿Es ésta una pregunta válida? ¿Tiene alguna significación? 

DAVID BOHM: Bueno, a menos que podamos verla, esta acción no tendrá mucho significado. 

K: La pregunta, ¿tiene algún significado? 

DB: Implica, de modo indirecto, preguntar qué es lo que retiene a la gente. 

K: Sí, es lo mismo. 

DB: Si pudiéramos averiguar qué retiene a la gente en su dirección actual... 

K: ¿Constituye el condicionamiento básico del hombre esta actitud, esta acción tremendamente egoísta, que no quiere renunciar a nada? Parece cambiar, parece renunciar, pero el centro permanece siendo el mismo. Tal vez esto no se encuentre en la línea del diálogo que hemos estado sosteniendo durante los últimos dos o tres días, pero pienso que podríamos empezar por ahí. 

DB: Tiene usted alguna noción de qué es lo que retiene a la gente? ¿Algo que realmente podría cambiarla? 

K: Así lo creo. 

DB: Qué es, entonces? 

K: ¿Qué es eso que está bloqueado? ¿Lo abordamos a través del condicionamiento ambiental, de lo externo a lo interno y, por las actividades exteriores del hombre, descubrimos lo interno? ¿Y luego descubrimos que lo externo es lo interno, que es el mismo movimiento, y entonces vamos más allá de eso a fin de ver lo que es? ¿Podríamos hacer eso? 

DB: Cuando usted dice “lo externo”, ¿a qué se refiere? ¿A las condiciones sociales? 

K: El condicionamiento social, el condicionamiento religioso, la educación, la pobreza, la riqueza, el clima, la alimentación; lo externo. Todo lo cual puede condicionar la mente en una dirección determinada. Pero si uno lo examina un poco más, el condicionamiento psicológico proviene también, en cierto modo, de lo externo. 

DB: Es verdad que el modo en que una persona piensa, ha de verse afectado por todo el conjunto de sus relaciones. Pero eso no explica por qué su condicionamiento es tan rígido, y por qué la tiene tan sujeta.

 K: Eso es también lo que yo pregunto. 

DB: Sí. Si fuera meramente un condicionamiento externo, uno esperaría que pudiera cambiar más fácilmente. Uno podría, por ejemplo, generar alguna otra condición externa. 

K: Todo eso se ha intentado. 

DB: Sí, toda la creencia del comunismo consistía en que, con una nueva sociedad, habría un hombre nuevo. ¡Pero no ha habido ninguno! Pienso que en lo interno hay algo fundamental que nos retiene, que resiste el cambio. 

K: Qué es? ¿Esta pregunta nos llevará a alguna parte? 

DB: A menos que podamos poner eso en descubierto, no nos llevará a ninguna parte. 

K: Entiendo que uno podría descubrirlo si aplicara a ello la totalidad de su mente. Sólo estoy preguntando si es útil formularse este interrogante, y si él se relaciona con lo que hemos estado discutiendo. ¿O en relación con eso deberíamos abordar alguna otra cosa? 

DB: Pienso que hemos estado hablando sobre la posibilidad de terminar con el tiempo, con el devenir. Y hablamos de ponernos en contacto con “la base” mediante una completa racionalidad. Pero ahora podríamos decir que la mente no es racional. 

K: Sí, dijimos que el hombre es básicamente irracional. 

DB: Esto quizá forma parte del bloqueo. Si fuéramos completamente racionales, por necesidad tendríamos que llegar a esta “base”. ¿Es correcto esto? 

K: Sí. Estuvimos hablando el otro día de terminar con el tiempo. Los científicos, mediante la investigación de la materia, quieren descubrir ese punto. También las personas religiosas se han esforzado en descubrir -no sólo verbalmente- si el tiempo puede detenerse. Hemos investigado eso bastante, y decimos que es posible, para un ser humano que quiera escuchar, descubrir a través del discernimiento, la cesación del tiempo. Porque ese discernimiento no es memoria. La memoria es tiempo, es experiencia, es conocimiento almacenado en el cerebro, etc. Mientras eso esté operando es imposible que haya discernimiento con respecto a nada. Discernimiento total, no parcial. El artista, el científico, el músico, todos tienen destellos parciales de discernimiento; por lo tanto, siguen atados al tiempo. ¿Es posible tener un discernimiento total, inteligente, que implica el fin del “yo”, porque el “yo” es tiempo? El yo, mi ego, mi resistencia, mis heridas psicológicas, todo eso. ¿Puede ese “yo” terminar? Sólo cuando termina el “yo”, hay discernimiento total. Eso es lo que hemos descubierto. Y examinamos la cuestión de si es posible, para un ser humano, terminar completamente con toda esta estructura del “yo”. Dijimos que sí, y lo investigamos. Muy pocas personas escucharán esto, porque tal vez sea excesivamente alarmante. Y entonces surge la pregunta: Si el “yo” se termina, ¿qué existe ahí? ¿Sólo el vacío? No hay interés en eso. Pero si uno está investigando sin ningún sentimiento de recompensa o castigo, entonces algo existe. Decimos que ese algo es vacío total, que es energía y silencio. Ello suena atractivo, pero no tiene sentido alguno para un hombre corriente que es serio y quiere ir más allá, más allá de sí mismo. Y nosotros hemos avanzado más aún. ¿Existe algo más allá de todo esto? Y dijimos que existe. 

DB: “La base”. 

K: “La base”. ¿Es que el principio de esta investigación es escuchar? Como ser humano, ¿abandonaré completamente mi actividad egocéntrica? ¿Qué me hará apartarme de eso? ¿Qué hará que un ser humano se aleje de esta actividad egoísta, destructiva? Si lo hace a causa de la recompensa o el castigo, entonces eso es solamente otro pensamiento, otro motivo. Por lo tanto, queda descartado. ¿Qué hará entonces que los seres humanos renuncien -si puedo usar esa palabra- renuncien completamente y sin ningún motivo, a la actividad egocéntrica? Usted ve, el hombre lo ha intentado todo en esta dirección: ayunó, se torturó a sí mismo en diversas formas, renunció a sí mismo mediante la creencia y se negó a sí mismo identificándose con algo más grande. Todas las personas religiosas lo han intentado, pero el “yo” sigue estando ahí. 

DB: Sí. Toda la actividad carece de sentido, pero de algún modo esto no se vuelve evidente. La gente se apartará de algo que carece de significación, que no tiene sentido, vulgarmente hablando. Pero aparece que la percepción de este hecho es rechazada por la mente. La mente lo resiste. 

K: La mente resiste este conflicto constante y se aparta de él. 

DB: Se aparta del hecho de que este conflicto no tiene sentido. 

K: La gente no ve eso. 

DB: La mente es también condicionada deliberadamente para que evite verlo. 

K: La mente lo evita. 

DB: Lo evita casi de propósito, pero no del todo conscientemente; como esas personas de la India, que dicen que van a retirarse a los Himalayas porque nada puede hacerse. 

K: ¡Pero eso es desesperado! ¿Usted quiere decir que la mente, habiendo vivido tanto tiempo en conflicto, rehusa apartarse de él? 

DB: No está claro por qué la mente rehusa desistir del conflicto, por qué no quiere ver la total insensatez que el conflicto implica. La mente se está engañando a sí misma, está disimulando. 

K: Los filósofos y las personas que se llaman religiosas han puesto énfasis en la lucha, han acentuado el sentimiento de porfía, de control, de esfuerzo. ¿Es ésa una de las causas por las que los seres humanos se niegan a abandonar su modo de vida? 

DB: Posiblemente. Esperan que luchando, peleando por algo, obtendrán un resultado mejor. No renunciar a lo que tienen, sino mejorarlo mediante la lucha. 

K: El hombre ha vivido por dos millones de años, ¿qué ha obtenido? Más guerras, más destrucción.

 DB: Lo que trato de decir es que hay una tendencia a no querer ver esto, pero también a recuperar la esperanza de que la lucha producirá algo mejor. 

K: No estoy del todo seguro si hemos aclarado este punto; que los intelectuales -uso la palabra respetuosamente- que los intelectuales del mundo han puesto énfasis en este factor de la lucha. 

DB: Muchos de ellos lo han hecho, supongo. 

K: La mayoría de ellos. 

DB: Karl Marx. 

K: Marx e incluso Bronowski, que hablan de más y más lucha, de adquirir más y más conocimientos. ¿Es que los intelectuales tienen una influencia tan extraordinaria sobre nuestras mentes? 

DB: Pienso que la gente hace esto sin ningún estimulo de los intelectuales. En todas partes se ha hecho hincapié en la lucha. 

K: A eso me refiero. En todas partes. ¿Por qué? 

DB: Bueno, al comienzo la gente debió pensar que era necesaria porque había que luchar contra la naturaleza a fin de sobrevivir. 

K: ¿De modo que la lucha contra la naturaleza ha sido trasladada a lo otro? 

DB: Sí, es parte de ello. Uno debe ser un cazador valiente y para llegar a ser valiente, tiene que luchar contra su propia debilidad. De lo contrario, no puede lograrlo. 

K: Sí, así es. ¿Nuestras mentes están, entonces, condicionadas, moldeadas, contenidas en este patrón?

 DB: Bueno, eso seguramente es cierto, pero no explica por qué es tan extraordinariamente difícil cambiarlo. 

K: Porque me he habituado a ello. Estoy en una prisión, pero me he acostumbrado a ella. 

DB: Pero yo pienso que hay una resistencia tremenda a apartarse de eso. 

K: ¿Por qué un ser humano se resiste a hacerlo, si uno viene y señala la falsedad, la irracionalidad de esto, y demuestra toda la causa y el efecto, ofrece ejemplos, datos y todo lo demás? ¿Por qué? 

DB: Es lo que yo decía, que si la gente fuera capaz de una completa racionalidad, se desprendería de eso; pero pienso que hay algo más en relación con este problema. Vea, uno puede mostrar la irracionalidad de ello, pero hay algo más, en el sentido de que casi nadie se da cuenta por completo de este patrón de pensamiento. Habiendo sido expuesto en cierto nivel, el patrón continúa todavía en niveles de los cuales la persona no es consciente. 

K: ¿Pero qué es lo que la volvería consciente de ello? 

DB: Eso es lo que tenemos que averiguar. Pienso que la gente tiene que llegar a darse cuenta de que tiene esa tendencia a continuar con el condicionamiento. Podría ser mero hábito o podría ser el resultado de muchas conclusiones pasadas, todo operando ahora sin que la gente lo sepa. ¡Hay tantas cosas distintas que mantienen a la gente en este patrón! Usted podría convencer a alguien de que el patrón no tiene sentido, pero cuando esa persona se enfrenta a las situaciones de la vida, tiene mil modos diferentes de proceder que involucran a ese patrón. 

K: De acuerdo. Entonces, ¿qué? 

DB: Bueno, pienso que una persona tendría que estar sumamente interesada en esto para romper con todo ese patrón. 

K: ¿Qué es, entonces, lo que traerá a un ser humano a este estado de sumo interés? Ya lo ve, hasta se les ha ofrecido el cielo como recompensa si hacían esto. Diversas religiones lo han hecho, a pesar de que ello se vuelve demasiado infantil. 

DB: Eso forma parte del patrón: la recompensa. Comúnmente, la regla es que yo sigo el patrón en que estoy encerrado, excepto cuando surge algo realmente grande. 

K: Una crisis. 

DB: O cuando existe una recompensa por obtener. 

K: Desde luego. 

DB: Ése es el patrón del pensar. La gente, de algún modo debe creer que ese patrón es valioso. Si todos pudieran trabajar juntos, y de pronto nosotros pudiéramos producir armonía, entonces cada cual diría: “Magnifico, renunciaré a mí mismo”. Pero a falta de eso: “¡Mejor me aferra a lo que tengo!” Ésa es la manera de pensar. 

K: “Me aferra a lo conocido”. 

DB: “No tengo mucho, pero es mejor que me aferre a ello”.

 K: Sí. ¿De modo que dicen: “Si todo el mundo hace esto, yo lo haré”? 

DB: Ésa es la manera corriente de pensar. Porque tan pronto como algunas personas comienzan a cooperar en una emergencia, muchísima gente las sigue. 

K: Y entonces forman comunas. Pero todo eso ha fracasado. 

DB: Porque después de un tiempo, esta cosa especial se termina y ellos caen de vuelta en el viejo patrón. 

K: El viejo patrón. Pregunto, entonces: ¿Qué hará que un ser humano rompa con este patrón? 

I: No se relaciona eso con la cuestión que abordamos antes: tiempo y no tiempo? 

K: Pero yo nada sé acerca del tiempo, nada sé de todo esto, para mí es solamente una teoría. El hecho es, sin embargo, que estoy atrapado en este patrón y no puedo desprenderme de él. Los analistas lo han intentado, lo han intentado las personas religiosas, todos ellos han tratado de que los seres humanos fueran inteligentes, pero no han tenido éxito. 

I: Pero ellos no ven que el intento mismo de desprenderse del patrón o de terminar con el conflicto, sigue fortaleciendo el conflicto. 

K: No, ésa es sólo una teoría. 

I: Pero eso se les puede explicar. 

K: Usted puede explicarlo. Como dijimos, hay una docena de explicaciones muy racionales. Y al final, caemos otra vez en esto. 

I: Bueno, uno cae de vuelta en eso solamente si no lo ha comprendido. 

K: ¿Usted lo ha comprendido cuando dice eso? ¿Por qué yo o usted no hemos dicho: “¡Se acabó!”? Usted puede darme mil explicaciones, y todas probablemente un poco irracionales, pero yo pregunto: ¿Usted lo ha hecho? 

I: Yo ni siquiera entiendo qué quiere usted decir cuando me pregunta si lo he hecho. 

K: No formulo la pregunta con un sentido personal. Usted me ha dado una explicación de por qué los seres humanos no pueden apartarse de este patrón o romper con él. 

I: No, yo le doy más que la explicación. 

K: ¿Qué me da usted? 

I: Si observo algo que es correcto, entonces la descripción de lo observado es más que una mera explicación. 

K: Sí, ¿pero puedo yo observar esto claramente? 

I: Bueno, ése es el problema. 

K: Ayúdeme entonces a verlo claramente. 

I: Para eso tiene que haber interés. 

K: Por favor, no diga “debe”. Yo no tengo interés. Estoy interesado -como el Dr. Bohm acaba de señalarlo- cuando hay una crisis tremenda, como una guerra. Entonces me olvido de mí mismo. De hecho, estoy contento de olvidarme de mí mismo, de delegar la responsabilidad a los generales, a los políticos. Bajo una crisis me olvido, pero apenas la crisis pasa, estoy de vuelta en mi patrón. Eso está sucediendo todo el tiempo. Entonces me pregunto: ¿Qué es lo que me hará abandonar este patrón o me permitirá abrirme paso a través de él? 

I: ¿No es que uno debe ver la falsedad del patrón? 

K: Muéstremela. 

I: No puedo, porque no la he visto. 

K: Entonces ¿qué haré yo como ser humano? Usted me ha explicado diez mil veces lo feo que es el patrón, lo destructivo que es, etcétera, pero vuelvo a caer en este patrón todo el tiempo. Ayúdeme o muéstreme cómo quebrar el patrón. ¿Comprende mi problema? 

I: Entonces no está usted interesado. 

K: Muy bien. ¿Qué hará, pues, que yo me interese? ¿El dolor? 

I: A veces lo hace por un momento, pero pasa. 

K: ¿Qué hará, entonces, de mí un ser humano tan alerta, tan atento, tan intenso que pueda romper con este patrón? 

I: Usted formula la pregunta en términos de una acción, romper, abandonar. ¿No es una cuestión de ver?

 K: Sí. Enséñeme, ayúdeme a ver, porque yo lo resisto. Mi patrón, tan profundamente arraigado en mi, me lo está impidiendo. ¿De acuerdo? Necesito pruebas, necesito que me convenzan. 

I: Tenemos que volver a esta pregunta: ¿Por qué necesito tener pruebas? ¿Por qué necesito que me convenzan? 

K: Porque alguien dice que ésta es una manera estúpida, irracional de mirar las cosas, y le muestra los efectos, la causa de ello; y nosotros decimos: “¡Sí, pero no podemos renunciar a eso!” 

DB: Podría decirse que ésta es la naturaleza misma del “yo”: “Debo realizar mis deseos, no importa lo irracionales que puedan ser”. 

K: Es lo que estoy diciendo. 

DB: Pero primero debo cuidar de mis propias necesidades, y después puedo tratar de ser racional. 

K: ¿Cuáles son nuestras necesidades, entonces? 

DB: Algunas de las necesidades son reales y algunas son imaginarias, pero... 

K: Sí, así es. Las necesidades imaginarias, ilusorias, gobiernan a las otras necesidades. 

DB: Pero puede que yo necesite creer que soy bueno y correcto, y saber que “yo” siempre estaré ahí. 

K: ¡Ayúdeme a romper con eso! 

DB: Pienso que tengo que ver que esto es una ilusión. Si parece real, ¿qué puedo hacer? Porque si “yo” estoy realmente ahí, necesito todo esto, y es tonto hablar de ser racional si voy a esfumarme, a desintegrarme o algo así. Usted me ha propuesto la existencia de otro estado del ser en el que “yo” no estoy ahí. ¿Correcto? Y cuando yo estoy ahí, ¡esto no tiene ningún sentido! 

K: Sí, de acuerdo. Pero “yo” no estoy ahí. Supongo, como ser humano, que el cielo es perfecto, pero “yo” no estoy ahí; por favor, ayúdeme a llegar ahí. 

DB: No, ésa es una cosa diferente. 

K: Sé lo que usted está diciendo. 

I: ¿Puede uno ver la naturaleza ilusoria de esa exigencia interna que implica desear ir al cielo? ¿O de que yo quiero ser un iluminado, o de que quiero ser esto o aquello? Esta misma pregunta, esta misma exigencia es... 

K: Esta exigencia se basa en el devenir, en el más. 

I: Eso es ilusorio. 

K: No, usted dice eso. 

DB: Usted no me lo ha demostrado. 

K: Ésa es una idea suya. Es sólo una teoría. Demuéstremelo. 

I: ¿Estamos realmente dispuestos a explorar el problema? 

K: Estamos dispuestos con una condición: que al final de ello encontramos algo. Vea cómo trabaja la mente humana. Escalaré la montaña más alta si de ello puedo obtener algún beneficio. 

I: ¿Puede la mente ver que éste es el problema? 

K: Sí, pero no puede desprenderse de él. 

I: Bueno, si lo ve... 

K: ¡Usted gira y gira en círculos! 

DB: La mente ve el problema de manera abstracta. 

K: Es eso. Entonces, ¿por qué lo veo de manera abstracta? 

DB: En primer lugar, es muchísimo más fácil. 

K: No volvamos a eso. ¿Por qué mi mente hace de todo una abstracción? 

DB: Empecemos por decir que, hasta cierto punto, es la función del pensamiento hacer abstracciones exteriormente, pero luego las trasladamos a lo interno. Es, en cierto modo, la misma cosa que antes. 

K: Sí. Entonces, ¿existe en esto alguna otra cosa que se nos escapa por completo? Sólo estoy preguntando. O sea, si se me permite señalarlo, que todavía seguimos pensando dentro del mismo viejo patrón. 

DB: La propia pregunta contiene ese patrón, ¿no es así? 

K: Sí, pero el seguimiento del patrón es tradicional. 

DB: Quiero decir que, al formular esta pregunta, el patrón ha continuado. 

K: Sí. Entonces, ¿podemos alejarnos completamente de esto y mirarlo de una manera diferente? ¿Puede la mente humana decir: Muy bien, hemos probado todo esto? Marx, Buda, todos ellos han indicado una cosa u otra. Pero es obvio que después de un millón de años, seguimos de algún modo atrapados en el mismo patrón, diciendo que debemos interesarnos, que debemos escuchar, que debemos hacer esto, etc., etc. 

DB: Eso sigue siendo tiempo. 

K: Sí. ¿Qué ocurre, entonces, si dejo todo eso, si lo dejo realmente? Ni siquiera pensaré en esos términos. No más explicaciones, ni nuevos trucos, ¡que son los mismos viejos trucos! Digo, pues: abandonemos toda esa área por completo, y miremos el problema de un modo diferente. Y el problema es: ¿Por qué siempre vivo en este centro del “yo”? Soy un ser humano serio; he escuchado todo esto y, después de cincuenta años, conozco todas las explicaciones, lo que debería y lo que no debería hacer, etc. ¿Puedo decir: Muy bien, descartaré todo eso? Ello significa que me quedo completamente solo. Nos conduce esto a alguna parte? 

DB: Posiblemente sí. 

K: Pienso que sí, que realmente lleva a alguna parte. 

DB: A mí me parece que, básicamente, usted está diciendo que dejemos atrás todo este conocimiento de la humanidad. 

K: Eso es lo que estoy diciendo. 

DB: Aparentemente, ese conocimiento está fuera de lugar. 

K: Sí, deje todo el conocimiento, y las experiencias, las explicaciones, las causas que el hombre ha creado; descarte todo eso. 

I: Pero uno se ha quedado aun con la misma mente. 

K: ¡Ah, no! No tengo una mente así. No es la misma mente. Cuando descarto todo eso, mi mente ha cambiado. Mi mente es esto. 

I: No, ¿acaso la mente no es también la estructura básica? 

K: Que yo he descartado. 

I: Pero usted no puede descartar eso. 

K: Oh, Sí. 

I: Quiero decir que esto es un organismo.

 K: No, espere un momento. Mi organismo ha sido moldeado por el conocimiento, por la experiencia. Y por más conocimientos que he ido adquiriendo a medida que evolucionaba, que me desarrollaba. Como he acumulado más y más, ello me ha fortalecido, y he estado recorriendo ese sendero por milenios. Y digo: Tal vez sea necesario que examine este problema de un modo por completo diferente, que consiste en no recorrer ese sendero en absoluto, sino en descartar todo el conocimiento que he adquirido. 

DB: En esta área, en este lugar psicológico.

 K: Psicológicamente, desde luego. 

DB: En el núcleo, en la fuente de las cosas, el conocimiento es improcedente. 

K: Sí. DB: Más adelante, se vuelve significativo. 

K: Por supuesto, eso está entendido. 

I: Pero yo tengo una duda. Al principio de su evolución, la mente estaba en la misma condición que ahora. La mente, en el comienzo de lo que uno llama hombre, estaba en esa condición. 

K: No, yo no lo acepto. ¿Por qué dice usted eso? En el momento en que el hombre nace, ya se encuentra preso en el conocimiento. ¿Estaría de acuerdo con esto? 

DB: Pienso que ello está implícito en la estructura del pensamiento. 

K: Es eso exactamente. 

DB: En primer lugar, tener conocimientos acerca de lo externo y después aplicar esto a lo interno, sin que la mente comprendiera que iba a quedar atrapada en ello. En consecuencia, proyectó ese conocimiento dentro del área del devenir psicológico. 

I: Bueno, si la mente comenzara de nuevo, pasaría otra vez por el mismo error. 

K: No, seguramente no. 

I: A menos que hubiera aprendido. 

K: No, yo no quiero aprender. Usted está siguiendo todavía el mismo viejo sendero. Yo no quiero aprender. Por favor, sólo déjeme investigar esto un poco más. 

DB: Deberíamos aclarar esto, porque en otras ocasiones usted ha dicho que es importante aprender, incluso acerca de la observación de uno mismo. 

K: Por supuesto. 

DB: Ahora está diciendo algo por completo diferente. Debería ponerse en claro por qué es diferente. ¿Por qué en esta etapa ha renunciado usted a la noción del aprender? 

K: Porque ello implica todavía acumular memoria. 

DB: Pero había un estado en que era importante aprender acerca de la mente. 

K: No vuelva atrás. Sólo estoy empezando. He vivido durante sesenta, ochenta o cien años. Y he escuchado todo esto: a los maestros en la India, a los cristianos, a los musulmanes; he escuchado todas las explicaciones psicológicas, he escuchado a Freud, a Marx, a todos ellos. 

DB: Pienso que deberíamos avanzar un poco más. Estamos de acuerdo en que son todas cosas negativas, pero además de eso me he observado a mí mismo y he aprendido acerca de mí mismo. 

K: De mí mismo, sí, agregue eso. Y, al final de ello, digo que tal vez sea ésta una manera equivocada de mirar las cosas. 

DB: Correcto. Habiendo explorado ese camino, somos finalmente capaces de ver que podría ser el camino equivocado. 

K: Tal vez. 

DB: Yo diría que, en cierto sentido, quizá fue necesario explorar ese camino. 

K: O no necesario. 

DB: Puede no haberlo sido, pero dado todo el conjunto de circunstancias, era inevitable que sucediera.

 K: Por supuesto. De modo que ahora he llegado a un punto en que digo que descarto -introduciremos esa palabra- todo ese conocimiento porque no me ha llevado a ninguna parte, en el sentido de que no estoy libre de mi egocentrismo. 

DB: Pero eso solo no es suficiente, porque si uno dice que ello no ha operado, siempre cabe esperar o suponer que puede hacerlo. Pero de hecho, uno podría ver que no puede operar. 

K: No puede operar. En eso soy preciso. 

DB: No basta con decir que ello no ha operado, realmente no puede operar. 

K: No puede operar porque todo eso se basa en el tiempo y en el conocimiento, que es el pensar. Y estas explicaciones se basan en el pensar, adquirir conocimientos, etc., etc. ¿Estaría de acuerdo con eso? 

DB: Hasta donde hemos llegado, la base de nuestras explicaciones ha estado constituida por el conocimiento y el pensar. Y no sólo el pensar, sino que los habituales patrones de destreza son una extensión del pensar. 

K: Por lo tanto, desecho todo eso, no casualmente, no con un interés puesto en el futuro, sino porque veo que el mismo patrón se repite y repite: diferentes frases, diferentes imágenes, diferentes colores, diferentes cuadros; descarto completamente todo eso. En lugar de ir al Norte, como he estado yendo durante milenios, me he detenido y estoy yendo hacia el Este, lo cual significa que mi mente ha cambiado. 

DB: ¿Ha desaparecido la estructura del “yo”? 

K: Obviamente. 

DB: ¿Sin que en ello hubiera intervenido el discernimiento? 

K: No, no introduciré por ahora el discernimiento. 

DB: Pero hubo discernimiento para hacer eso. Quiero decir que para pensar en hacerlo, tiene que haber existido el discernimiento. El discernimiento fue lo que operó. 

K: No introduciré esa palabra. 

DB: Cuando usted dijo que todo esto ya no podría funcionar más, yo pienso que eso es un discernimiento. 

K: Para mí. Veo que eso no puede funcionar. Pero entonces volvemos otra vez a cómo adquiero el discernimiento, y todo eso. 

DB: Pero dejando de lado eso y diciendo simplemente que fue un discernimiento, la cuestión de cómo adquirirlo no viene al caso. 

K: Es un discernimiento que dice “fuera”. 

I: Dice “fuera” al patrón.

 K: No, se acabó este constante devenir, este llegar a ser mediante la experiencia, el conocimiento, los patrones. ¡Se acabó! Fin. 

I: ¿Diría usted que la clase de pensar que tiene lugar después, es una clase por completo diferente de pensar? Evidentemente, uno debe seguir pensando. 

K: No estoy seguro. 

I: Bueno, usted puede llamarlo de algún otro modo. 

K: Ah, yo no lo llamaré de ningún otro modo. Por favor, sólo estoy tratando de captar la cosa tentativamente. Después de haber vivido cien años, veo que todo el mundo indica el modo de terminar con el “yo”, y ese modo se basa en el conocimiento, en el tiempo, en el pensar. Y yo digo, lo siento, todo eso lo conozco, lo he utilizado. Tengo un discernimiento completo en toda la cosa, y, por lo tanto, ello desaparece. En consecuencia, la mente ha roto el patrón por completo. No yendo al Norte sino al Este, usted rompe el patrón. Muy bien. Ahora supongamos que el Dr. Bohm tiene este discernimiento y que ha roto con el patrón. Por favor, ayudemos a otro ser humano para que pueda llegar a eso. No le digamos que debe estar interesado, que debe escuchar, porque entonces volvemos atrás, ¿entienden? ¿Cuál es su comunicación con otro ser humano, a fin de que él no tenga que pasar por toda esta confusión? ¿Qué es lo que me hará absorber tan completamente lo que usted ha dicho, que ello esté en mi sangre, en mi cerebro, en todo, de manera que yo vea esta cosa? ¿Qué hará usted? ¿O no hay nada que hacer? ¿Entiende mi pregunta? Porque si usted tiene ese discernimiento, él es una pasión, no es sólo un discernimiento ingenioso, ni es posible entonces sentarse cómodamente; es una pasión que no le dejará seguir sentado, usted debe moverse, entregarse, lo que fuere. ¿Qué hará? Usted tiene la pasión de este discernimiento inmenso. Y esa pasión, que es como un río con un gran caudal de agua que se desborda sobre las orillas, debe moverse del mismo modo. Ahora bien, yo soy un ser humano común, bastante inteligente, he leído mucho, he experimentado. He intentado esto, aquello y lo de más allá, y me encuentro con alguien que está lleno de esta pasión, y digo: ¿Por qué no escucharle? 

I: Creo que si le escuchamos. 

K: ¿Lo hacemos? 

I: Sí, pienso que sí. 

K: Sólo vayamos despacio, muy despacio. ¿Escuchamos tan completamente que no hay resistencia, no hay un decir, “¿por qué, cuál es la causa, por qué debería yo, etc.?” ¿Entiende lo que quiero decir? Hemos pasado por todo eso. Hemos recorrido el área interminablemente, hacia atrás y hacia adelante, de un rincón a otro, Norte, Sur, Este, Oeste. Y viene “X” y dice: Miren, existe un modo diferente de vivir, algo totalmente nuevo; y ello significa escuchar completamente. 

I: Si hay una resistencia, uno no ve la resistencia. 

K: No empecemos todo de nuevo sobre por qué resiste uno. Yo quiero mostrarle su resistencia, hablándole. Usted la conoce. Pero, no obstante, vuelve atrás. 

I: Krishnaji, su pregunta inicial, ¿no iba más allá de esto cuando nos pidió que dejáramos el escuchar, la racionalidad, el pensamiento? 

K: Sí, pero ésa es solamente una idea. ¿Lo hará usted? Viene “X” y dice: “Vea, coma esto”. 

I: Yo lo comería si pudiera verlo. 

K: Oh, sí, usted puede verlo muy claramente. Dijimos: No vuelva al patrón. ¡Vea! Entonces usted pregunta: ¿Cómo he de ver?, lo cual es el viejo patrón. ¡Simplemente vea! “X” se niega a entrar en ese patrón. 

I: ¿El patrón de las explicaciones? 

K: Del conocimiento, de todo eso. Él dice: Adelante, no retrocedan. 

I: Krishnaji, hablemos de una situación normal en el mundo: hay un número de personas que le piden a uno, con palabras similares, que vea, que descarte el pensamiento; le dicen que si uno realmente mirara esto, lo vería. Es lo que nos dicen los sacerdotes. ¿Cuál es, entonces, la diferencia? 

K: No, yo no soy un sacerdote. He dejado todo eso. He dejado la iglesia, los dioses, Jesús, los Budas, los Krishnas, he dejado todo eso, Marx, Engels, todos los analistas, los pundits, todo. Y ya lo ve, usted no ha hecho eso. Ah, usted dice: No puedo hacerlo hasta que no me demuestre que más allá de todo eso, hay alguna otra cosa. Y “X” dice, “Lo siento”. ¿Tiene eso algún significado? 

DB: Sí. Pienso que estamos diciendo: Dejemos atrás todo el conocimiento. Pero el conocimiento adopta muchas formas sutiles que no vemos. 

K: Por supuesto. Usted está lleno de este discernimiento y, a causa de ello, ha descartado todo el conocimiento. Y otro continúa chapoteando en la pileta del conocimiento. Y usted le dice: Déjelo. En el momento que entramos en explicaciones, estamos de vuelta en el juego. Y usted rehusa explicar. Vea, las explicaciones han sido la barca para cruzar a la otra orilla. Y el hombre que está en la otra orilla dice que no hay barca. Pero “X” dice: ¡Crucen! Está pidiendo algo imposible, ¿no es cierto? 

DB: Si no ocurre de inmediato, entonces es imposible. 

K: Absolutamente. Él está pidiendo algo que a uno le resulta imposible hacer. Me encuentro con “X”, quien es inamovible. O tengo que ir alrededor de él, o evitarlo o pasarle por encima. No puedo hacer ninguna de esas cosas. Pero “X” no me dejará solo, en el sentido de que yo tenga que enfrentarme a algo inamovible. Y eso está ahí noche y día conmigo. No puedo luchar con ello, porque no hay nada que yo pueda golpear. ¿Qué ocurre, entonces, conmigo, cuando me encuentro con algo que es completamente sólido, inamovible, absolutamente verdadero? ¿Qué me sucede? ¿Es ése el problema? ¿Qué nunca tenemos que enfrentarnos a algo como eso? Nosotros podemos escalar los Himalayas, pero el Everest está siempre ahí. Del mismo modo, tal vez los seres humanos jamás se han enfrentado a algo irrevocable, algo absolutamente inamovible. O estamos terriblemente desconcertados con ello, o decimos que no podemos hacer nada al respecto y nos distanciamos de ello. ¿O se trata de algo que debemos investigar -¿entienden?- que debemos captar? ¿Qué es? Aquí hay una cosa sólida que se me enfrenta. Como dije, podría escapar de ella, que es lo que hago generalmente. O podría adorarla. O tratar de comprender qué es. Cuando hago todas estas cosas, estoy de vuelta en el viejo patrón. Por lo tanto, descarto eso. Cuando me encuentro con “X”, quien es inamovible, veo cuál es su naturaleza. Yo, como ser humano, soy movible, pero “X” es inamovible. El contacto con ello hace algo, debe hacerlo. No es alguna fruslería mística u oculta, sino que es algo sencillo, ¿verdad? 

I: Señor, eso funciona como un imán, pero no quiebra cosa alguna. 

K: No, porque usted no ha abandonado el patrón. No es culpa de “X” 

I: No dije que lo fuera. 

K: No, pero eso es lo que implica. Por lo tanto, usted ha retrocedido, está dependiendo. 

I: ¿Qué es lo que ocurre? 

K: Yo pregunto: cuanto usted se encuentra con “X”, ¿qué sucede? 

I: Usted dijo que hay un esfuerzo por comprender. 

K: Ah, ahí está usted perdido. Está de vuelta en el viejo patrón. Usted lo ve, lo siente, lo conoce, lo reconoce. No importa qué palabra use, ello está ahí. 

DB: ¿No puede uno decir que “X” comunica la total necesidad de no continuar en el viejo patrón, porque uno ve que este patrón no puede operar en absoluto? 

K: Sí, expréselo en sus propias palabras. Muy bien. 

DB: Y, por lo tanto, ello es inalterable, inamovible. ¿Es eso lo que usted quiere decir? 

K: Sí, yo soy movible; “X” es inamovible. 

DB: Lo que está detrás de “X”, lo que opera en “X” es inamovible. ¿Diría usted eso? 

K: Lo que está operando al principio es por impacto, naturalmente. Me he estado moviendo, moviendo, moviendo, y entonces me enfrento a algo que es inamovible. De pronto ocurre algo, es obvio. Uno puede ver qué ocurre. “X” no está deviniendo, y yo estoy deviniendo. “X” ha terminado con las explicaciones y todas esas cosas, y demuestra que el devenir es doloroso. (Lo estoy exponiendo rápidamente, en pocas palabras). Y yo me enfrento a eso. Entonces hay sensibilidad. Muy bien, expresémoslo de otro modo: Las explicaciones y el descartar todas las explicaciones, me han vuelto sensible. Mucho más alerta. Cuando me enfrento a algo como “X”, naturalmente hay una respuesta no en términos de explicación o de comprensión. Hay una respuesta a eso. Tiene que haberla, es inevitable. Las explicaciones se han dado una y otra y otra vez. Yo he escuchado, pero o bien ellas me han embotado o he empezado a ver que las explicaciones no tienen ningún valor. Por tanto, en este proceso me he vuelto extraordinariamente sensible a cualquier explicación. ¡Soy alérgico a las explicaciones! También en esto hay un peligro, porque usted sabe, la gente ha dicho: “Cuando vas a ver a un gurú, él te da algo; por consiguiente, estáte en silencio y recibirás”. Sabemos que ésa es una ilusión. Bueno, he dicho bastante. 

DB: Yo simplemente podría decir que, cuando uno ve que todo el proceso del tiempo, del conocimiento, etc., no operará, éste se detiene. Entonces, eso lo deja a uno más sensible, ¿correcto? 

K: Sí, la mente se ha vuelto muy aguda. 

DB: Todo este movimiento la estorbaba. 

K: Sí, el conocimiento psicológico nos ha embotado. 

DB: Ha mantenido al cerebro moviéndose de un modo innecesario. 

I: ¿Todo el conocimiento? 

DB: Bueno, no. Uno podría decir, supongo, que en cierto sentido, ese conocimiento no tiene por qué embotarnos si se origina en la claridad que reina donde no tenemos este conocimiento en el centro... 

K: Sí. Usted recuerda que también dijimos, en nuestras discusiones, que “la base” no es conocimiento.

 DB: Cuando cesa el tiempo, lo primero que ello hace es crear el vacío. 

K: Así es. 

DB: Pero todavía no “la base”, no inmediatamente “la base”. 

K: Correcto. Vea, hemos discutido todo esto; yo lo escucho en la cinta magnetofónica, está impreso en un libro, y digo: Sí, lo capto. Al leerlo, lo he aclarado, he adquirido conocimiento. Entonces digo: Debo tener eso. 

DB: El peligro es que hay una gran dificultad en comunicar esto en un libro, porque el libro es algo demasiado fijo. 

K: Pero eso es lo que generalmente ocurre. 

DB: Pero yo pienso que el punto principal que podría comunicar eso, es ver que el conocimiento, en todas sus formas, sutiles y obvias, no puede resolver el problema psicológico, sólo puede empeorarlo. Pero entonces existe otra energía que está involucrada. 

K: ¿Ve ahora lo que está sucediendo? Si surge alguna perturbación, acudo a un psicólogo. Ante cualquier dificultad familiar, acudo a alguien que me dirá lo que debo hacer. Todo a mí alrededor está siendo organizado y haciéndome más y más inútil. Eso es lo que está sucediendo. 

10 de abril de 1980, Ojai, CALIFORNIA 

Más Allá del Tiempo - Diálogo 3°

 ¿Por qué el hombre ha dado importancia suprema al pensamiento?      3

KRISHNAMURTI: ¿De qué hablaremos? 

DAVID BOHM: Hay un punto que se relaciona con lo que discutimos anteriormente: estuve leyendo en alguna parte que un físico notable dijo que, cuanto más comprendemos el universo, tanto más insensato parece, más carente de significación. Y se me ocurrió que en la ciencia puede haber un intento para hacer del universo material, la base de nuestra existencia, de modo que ésta pueda tener un sentido desde el punto de vista físico pero no... 

K: ...ningún otro sentido. De acuerdo. 

DB: Y la cuestión que podríamos discutir es esta “base” de que hablamos el otro día. Para la humanidad, ¿es esta “base” alguna cosa diferente de lo que parece ser el universo físico? 

K: Aclaremos la pregunta. 

DB: No sólo los físicos sino los genetistas, los biólogos, han tratado de reducirlo todo a la conducta del hombre -átomos, genes, usted sabe, las moléculas del DNA, etcétera. Y cuanto más estudian eso, más sienten ellos que no tiene significación alguna, que solamente ocurre. Aunque tenga un significado desde el punto de vista físico -en el sentido de que podemos entenderlo científicamente- no tiene una significación más profunda que ésa. 

K: Comprendo. 

DB: Y, por supuesto, quizás esa noción se ha difundido porque en el pasado la gente era más religiosa y sentía que la base de nuestra existencia se encontraba en algo más allá de la materia, en Dios, o como ellos desearan llamarlo. Y eso daba a la existencia que vivían, un sentimiento de profunda significación, el cual ahora ha desaparecido. Esa es una de las dificultades de la vida moderna, el sentimiento de que ésta no tiene ningún significado. 

K: ¿Por eso la gente religiosa inventó algo que tiene un significado? 

DB: Bien pueden haberlo hecho. Vea, al sentir que la vida no tiene ninguna significación, pueden haber inventado algo más allá de lo común. Algo eterno... 

K: ...intemporal, innominable... 

DB: ...independiente, absoluto. 

K: Viendo que el modo en que vivimos, genéticamente y todo eso, no tiene sentido, algunas personas ingeniosas y eruditas dijeron: “Le daremos un sentido”. 

DB: Pienso que ocurrió antes de eso. En el pasado, la gente de algún modo le daba a la vida un sentido en la forma de religión, mucho antes de que la ciencia hubiera adquirido su gran desarrollo. Vino la ciencia y empezó a negar esta religión. 

K: De acuerdo; comprendo eso. 

DB: Y la gente no cree más en el sentido religioso de la vida. De todos modos, tal vez nunca fue capaz de creer enteramente en él. 

K: Entonces, ¿cómo averigua uno si la vida tiene un sentido más allá de esto? ¿Cómo lo descubre? Han probado la meditación; han probado todas las formas de auto tortura, de aislamiento, convirtiéndose en monjes, en sannyasis y todo eso. Pero pueden haber estado engañándose a si mismos completamente.

 DB: Sí. Y de hecho, es la razón de que los científicos hayan negado todo eso, porque como uno puede ver, la historia contada por las personas religiosas ya no es más creíble. 

K: Correcto. Entonces, ¿cómo descubre uno si existe algo más que lo meramente físico? ¿Cómo abordaría usted eso? 

DB: Hemos estado discutiendo la noción de cierta “base” que se encuentra más allá de la materia, más allá del vacío. 

K: Pero supongamos que usted dice que es así, y yo digo que es otra ilusión. 

DB: El primer punto es el siguiente; tal vez podamos esclarecer esto: Vea, si esta “base” es indiferente a los seres humanos, entonces sería igual a la base que los científicos encuentran en la materia. 

K: Sí. ¿Cuál es la pregunta? 

DB: “La base”, ¿es indiferente hacia la humanidad? Uno ve que el universo parece ser por completo indiferente con la humanidad. Es una vastedad inmensa, no nos presta atención, puede producir terremotos y catástrofes, podría eliminar las cosas; revela una esencial falta de interés por la humanidad. 

K: Veo lo que usted quiere decir, sí. 

DB: No se preocupa si el hombre sobrevive o no sobrevive, si uno quiere expresarlo de ese modo. 

K: Correcto. Entiendo la pregunta. 

DB: Pienso que antes la gente sentía que Dios era una base no indiferente hacia la humanidad. Pueden haberlo inventado, pero eso es lo que ellos sentían. Y es lo que posiblemente les daba... 

K: ...una tremenda energía. De acuerdo. 

DB: Pienso, entonces, que el punto es el siguiente: Esta “base”, ¿sería indiferente hacia la humanidad?

 K: ¿Cómo lo descubriría usted? ¿Cuál es la relación de esta “base” con el hombre, y qué relación tiene el hombre con ella? 

DB: Sí, ésa es la pregunta. ¿Tiene el hombre alguna significación para “la base”? ¿Y tiene ésta alguna significación para el hombre? ¿Puedo agregar un punto más? Estuve discutiendo con alguien muy familiarizado con el Medio Oriente y las tradiciones del misticismo; me contó que en estas tradiciones no sólo se dice que lo que nosotros llamamos esta “base”, este infinito, tiene cierta significación, sino que aquello que el hombre hace, también tiene finalmente cierta significación. 

K: Muy bien, muy bien. Supongamos que la tiene -de otro modo, la vida carece de sentido, nada tiene ningún sentido- ¿cómo la descubrirla uno? Pongamos como hipótesis que esta “base” existe, como dije el otro día. Entonces la siguiente pregunta es: ¿Qué relación tiene esa “base” con el hombre? ¿Y el hombre con ella? ¿Cómo la descubriría uno, cómo la averiguaría, cómo la alcanzaría, si es que “la base” existe en modo alguno? Si no existe, entonces realmente el hombre no tiene ningún sentido. Quiero decir, yo me muero y usted se muere y todos nosotros nos morimos, y ¿cuál es el sentido de ser virtuoso, cuál es el sentido de ser feliz o desdichado, de meramente continuar y continuar? ¿Cómo demostraría usted que “la base” existe? ¿Cómo lo comunicaría, no sólo en términos científicos, sino el sentimiento de ello, su comunicación no-verbal? 

DB: Cuando usted dice científico, ¿quiere decir racional? 

K: Sí, racional, lógico, cuerdo. 

DB: Por lo tanto, algo que podemos realmente tocar. 

K: No tocar; mejor que tocar, sentir. Muchos pueden llegar a ello. 

DB: Sí, es público. 

K: No es sólo la aseveración de un hombre, sino que sería un hecho científico. Pienso que puede ser demostrado, pero como con todas las cosas, uno debe hacerlo, no meramente hablar de ello. ¿Podemos usted o yo decir que “la base” existe? “La base” tiene ciertas exigencias, que son: Tiene que haber un silencio absoluto, un vacío absoluto, lo cual implica ninguna forma de sentimiento egoísta, ¿correcto? ¿Me diría usted eso? ¿Diría: “Estoy dispuesto a abandonar todo mi egoísmo, porque quiero probar aquello, quiero demostrarlo, quiero descubrir si lo que usted dice es realmente cierto”? ¿Diría: “Estoy dispuesto a una completa erradicación del yo”? 

DB: Pienso que puedo decir eso, porque tal vez en cierto sentido uno está dispuesto, pero puede haber otro sentido en el cual la buena voluntad de hacerlo no está supeditada a nuestro esfuerzo consciente o a la determinación. 

K: No, espere. De modo que pasamos por todo eso. 

DB: Tenemos que ver que... 

K: No es un asunto de buena voluntad, ni de deseo, ni de esfuerzo. 

DB: Sí, pero cuando uno dice “buena voluntad” (willingness), por ejemplo, ahí está contenida la palabra “voluntad” (will). 

K: Buena voluntad en el sentido de estar dispuesto voluntariamente a pasar por esa puerta. ¿Estoy yo, estamos nosotros dispuestos de este modo a pasar por esa puerta particular a fin de descubrir si “la base” existe? Usted me pregunta eso. Yo digo, de acuerdo, tengo la voluntad de hacerlo, no en el sentido de “ejercitar la voluntad” y todo eso. ¿Cuáles son las facetas o las cualidades o la naturaleza del yo? Investigamos eso. Usted me lo señala, y yo digo: “De acuerdo” ¿Podemos hacerlo? No estar apegados, no tener miedo, ¿entiende?, todo eso. Nada de creencias, absoluta racionalidad -usted sabe- observación. Pienso que si diez personas lo hicieran, cualquier científico lo aceptaría. Pero no hay diez personas. 

DB: Ya veo. Hemos de tener eso en nosotros, y realizarlo juntos, públicamente... 

K: ...Así es... 

DB: ...de manera que ello se convierta en un hecho real. 

K: Un hecho real, en el sentido de que la gente lo acepte. No algo basado en la ilusión, en la creencia y todas esas cosas. 

DB: Un hecho; lo que se hace realmente. 

K: Ahora, bien, ¿quién hará esto? Los científicos necesitan decir que la cosa es completamente ilusoria, que es un desatino. Pero hay otros que dicen: “No es un desatino, existe una “base”; y si uno hace estas cosas, ello estará ahí”. 

DB: Sí, pero pienso que algunas de las cosas que usted dice, al principio pueden no tener demasiado sentido para la persona con la que habla. 

K: Sí, de acuerdo, porque esa persona ni siquiera está dispuesta a escuchar. 

DB: Pero todo su trasfondo también está contra eso. Vea, el trasfondo le da a uno la noción de lo que tiene sentido y de lo que no lo tiene. Ahora bien, cuando usted dice, por ejemplo, que uno de los pasos es no introducir el tiempo... 

K: Ah, eso es mucho más difícil. 

DB: Sí, pero es absolutamente decisivo. 

K: Espere... Yo no comenzaría con el tiempo, comenzarla en el nivel de un colegial. 

DB: Pero a la larga usted va a alcanzar estos puntos más difíciles. 

K: Sí. Pero empecemos en el nivel escolar y digamos: “Haz estas cosas”. 

DB: Bien, ¿cuáles son? Examinémoslas. 

K: Ninguna creencia. 

DB: Una persona puede ser incapaz de controlar lo que cree, puede no saber en qué cree. 

K: No, no controle nada. Observe que tiene creencias, que se aferra a las creencias, que ellas le dan un sentimiento de seguridad, etcétera. Y que la creencia es una ilusión, que carece de realidad. 

DB: Pienso que si fuéramos a hablarles de este modo a los científicos, ellos podrían decir que no están seguros de que sea así, porque creen en la existencia del mundo material. 

K: Usted no cree que el sol sale y se pone. Es un hecho. 

DB: Sí. Pero el científico cree. Vea, ha habido numerosos argumentos acerca de esto, no hay manera de demostrar que el mundo material existe fuera de mi mente, pero de todos modos creo en él. Éste es uno de los problemas que surgen. Los científicos tienen realmente creencias. Uno creerá que tal teoría es correcta, y otro cree en una teoría diferente. 

K: No. Yo no tengo teorías. No tengo ninguna teoría. Comienzo en el nivel escolar diciendo: “Mira, no aceptes teorías, conclusiones, no te aferres a tus prejuicios”. Ése es el punto de partida. 

DB: Quizá fuera mejor que dijéramos: “No te apoyes en tus teorías”, porque alguno podría cuestionarlo si usted afirma que no tiene teorías. Dudarían inmediatamente de eso. 

K: Yo no tengo teorías. ¿Por qué debería tenerlas? 

Interlocutor: Si yo fuera un científico, también diría que no tengo teorías. No veo que el mundo que construyo para mis teorías científicas, también es teórico. Yo diría que es factual. 

K: Entonces tenemos que discutir qué son los hechos. ¿De acuerdo? Yo diría que los hechos son “lo que está sucediendo”, lo que realmente ocurre. ¿Aceptaría eso? 

DB: Sí. 

K: ¿Los científicos estarían de acuerdo con eso? 

DB: Sí. Bueno, yo pienso que los científicos dirían que lo que está sucediendo es comprendido gracias a las teorías. En la ciencia uno no comprende los sucesos salvo que sea con la ayuda de instrumentos y teorías. 

K: Ahora espere, espere. ¿Qué está sucediendo ahí afuera, qué está sucediendo aquí? 

DB: Vayamos despacio. En primer lugar, lo que está sucediendo ahí afuera. Los instrumentos y las teorías son necesarios para... 

K: No. 

DB: Restablecer los hechos en relación con lo que está ahí afuera... 

K: ¿Cuáles son los hechos ahí afuera? 

DB: Uno no puede averiguarlo sin alguna clase de teoría. 

K: Los hechos ahí son el conflicto. ¿Por qué debo tener una teoría al respecto? 

DB: Yo no estaba discutiendo eso. Discutía los hechos acerca de la materia, la cual constituye el interés del científico, quien no puede establecer esos hechos sin alguna teoría, porque la teoría organiza los hechos para él. 

K: Sí, comprendo. Ése puede ser un hecho. Uno puede tener teorías acerca de eso. 

DB: Sí; acerca de la gravitación, de los átomos; todas esas cosas dependen de teorías a fin de producir los hechos correctos. 

K: Los hechos correctos. Entonces usted empieza con una teoría. 

DB: Una mezcla de teoría y hecho. Siempre es una combinación de teoría y hecho. 

K: Muy bien. Una combinación de teoría y hecho. 

DB: Ahora bien, si usted dice que vamos a penetrar en un área donde no existe tal combinación... 

K: De eso se trata. Es decir que, psicológicamente, no tengo ninguna teoría acerca de mí mismo, acerca del universo o de mi relación con otra persona. No tengo teorías. ¿Por qué debería tenerlas? El único hecho es que la humanidad sufre, es desdichada, está confundida, en conflicto. Ése es un hecho. ¿Por qué debo tener una teoría acerca de eso? 

DB: Tiene que ir despacio. Vea, si usted se propone introducir a los científicos, esto tiene que ser científico... 

K: ...Iré muy despacio... 

DB: ... ¡de modo que no dejemos atrás a los científicos! 

K: Muy bien. ¡Déjeme atrás a mí! 

DB: Bueno, aceptemos “separarnos”, ¿de acuerdo? Los científicos podrían decir: Sí, la psicología es la ciencia con que nos miramos interiormente a fin de investigar la psiquis. Y se sabe que diversas personas -como Freud, Jung y otros- han tenido teorías. Ahora tenemos que poner en claro por qué no tiene sentido elaborar estas teorías. 

K: Porque las teorías impiden la observación de lo que realmente está ocurriendo. 

DB: Sí, pero en lo externo la teoría parecía favorecer esa observación. ¿Por qué la diferencia aquí? 

K: ¿La diferencia? Usted puede descubrirla, es sencillo. 

DB: Expliquémoslo claramente. Porque si usted quiere introducir a los científicos, debe contestar esta pregunta. 

K: La contestaremos. ¿Cuál es la pregunta? 

DB: ¿Por qué las teorías son tanto necesarias como útiles para organizar los hechos que atañen a la materia, a lo externo, y sin embargo internamente, psicológicamente, las teorías estorban, son completamente inútiles? 

K: Sí. ¿Qué es la teoría? ¿Cuál es el significado de la palabra “teoría”? 

DB: Teoría significa ver, examinar, una especie de discernimiento. 

K: ¿Examinar? Eso es. Una manera de mirar las cosas. 

DB: Y la teoría nos ayuda a mirar la materia exterior. 

K: Teoría significa observar. 

DB: Es un modo de observar. 

K: ¿Puede usted observar psicológicamente lo que ocurre? 

DB: Digamos que cuando uno mira la materia exteriormente, hasta cierto punto determina la observación. 

K: O sea, que el observador es diferente de lo observado. 

DB: No sólo diferente, sino que la relación entre ambos es, al menos relativamente, estable por un tiempo. 

K: Entonces, ahora podemos avanzar un poco. 

DB: Esto parece ser necesario a fin de estudiar la materia, la cual no cambia tan rápidamente y, hasta cierto punto, puede ser separada como objeto de observación. Entonces podemos crear una manera bastante invariable de mirar la materia. Ésta cambia pero no inmediatamente; por un tiempo puede mantenerse constante. 

K: Sí. 

DB: Y a eso lo llamamos teoría. 

K: Como usted dijo, “teoría” significa un modo de observar. 

DB: Lo mismo que “teatro” en griego. 

K: Teatro, sí, es cierto. Es un modo de mirar. Bien, ¿por dónde empezamos? ¿Un modo de mirar común, corriente, el modo de mirar que depende del punto de vista de cada persona, del ama de casa, del marido? ¿Qué entiende usted por el modo de mirar? 

DB: El mismo problema apareció en el desarrollo de la ciencia. Comenzamos con lo que llamábamos “el sentido común”, un modo común de mirar. Después, los científicos descubrieron que éste era inadecuado. 

K: Se apartaron de él. 

DB: Se apartaron, abandonaron ciertas partes de ese modo de mirar las cosas. 

K: A eso estoy llegando. El modo común de mirar está lleno de prejuicios. 

DB: Sí, es arbitrario y depende de nuestro trasfondo. 

K: Sí, todo eso. ¿Puede uno, entonces, librarse de su trasfondo, de sus prejuicios? Pienso que puede.

 DB: La cuestión es sí, al hacer esto, una teoría psicológica podría resultar de alguna ayuda. El peligro está en que esa teoría misma podría ser un prejuicio. Si uno tratara de elaborar una teoría... 

K: Es lo que estoy diciendo. Eso se convertiría en un prejuicio. 

DB: Se convertiría en un prejuicio porque no tenemos nada, todavía no hemos observado nada en qué basar dicha teoría. 

K: Por lo tanto, el factor común es que el hombre sufre, ¿de acuerdo? Ése es el factor común. E importa el modo en que lo observamos. 

DB: Sí. Me pregunto si los científicos aceptarían ese factor como el más fundamental del hombre. 

K: Muy bien. ¿El conflicto...? 

DB: Bueno, han discutido acerca de eso. 

K: Tome cualquier otra cosa, no importa. Apego, placer, temor. 

DB: Pienso que ciertas personas podrían objetar eso diciendo que debemos tomar algo más positivo. 

K: Y eso positivo, ¿qué sería? 

DB: Muy simple, algunas personas podrían decir, por ejemplo, que la racionalidad es un factor común.

 K: ¡No, no, no! Yo no llamaría la racionalidad un factor común. Si fuéramos racionales no estaríamos peleando unos con otros. 

DB: Esto tenemos que aclararlo. Digamos que en el pasado, alguien como Aristóteles pudo haber dicho que la racionalidad es el factor común del hombre. Ahora, como argumento contrario a eso, usted sostiene que los hombres, por lo general, no son racionales. 

K: No, no lo son. 

DB: Aunque podrían serlo, no lo son. Por lo tanto, usted dice que ése no es un hecho. 

K: Correcto. 

I: Yo pienso que la generalidad de los científicos diría que existen muchos seres humanos diferentes, y que el factor común de la humanidad es que todos ellos luchan por ser felices. 

K: ¿Es ése el factor común? No. Yo no aceptaré eso: que muchos seres humanos tratan de lograr la felicidad. 

I: No, los seres humanos son todos diferentes. 

 K: De acuerdo. Quédese ahí. 

I: Lo que yo digo es que ésta es la teoría común, pero la gente cree que es un hecho. 

K: O sea, que cada persona piensa que es por completo diferente de las otras. 

I: Sí. Y que todos están luchando independientemente por la felicidad. 

K: Todos están buscando alguna clase de gratificación. ¿Usted estaría de acuerdo con eso? 

DB: Ése es un factor común. Pero la razón de que yo haya mencionado la racionalidad, es que la existencia misma de la ciencia se basa en la noción de que la racionalidad es común al hombre. 

K: Pero cada cual está buscando su propia individualidad. 

DB: Vea, si eso fuera enteramente cierto, la ciencia sería imposible. 

K: De acuerdo. 

I: ¿Por qué? 

DB: Porque nadie estaría interesado en la verdad. La posibilidad misma del descubrimiento científico depende de que la gente sienta que esta meta común de encontrar la verdad, está más allá de la satisfacción personal, porque aun cuando la teoría de uno sea errónea, uno debe aceptar que es errónea, aunque el hacerlo no resulte gratificador. Es decir, que ello se vuelve muy decepcionante para la gente, pero lo acepta y dice: “Bueno, es un error”. 

K: Yo no estoy buscando gratificación. Soy un hombre común. Usted ha traído a colación que los científicos dan por sentado que los seres humanos son racionales. 

DB: Al menos cuando practican la ciencia. Pueden convenir en que no son muy racionales en la vida privada, pero sostienen que al menos son capaces de ser racionales cuando realizan una tarea científica. De otra manera, sería imposible comenzar. 

K: De modo que, exteriormente, en el trato con la materia, son todos racionales. 

DB: Por lo menos tratan de serlo. Y, hasta cierto punto, lo son. 

K: Tratan de serlo, pero se vuelven irracionales en sus relaciones con otros seres humanos. 

DB: Sí, no pueden mantener su racionalidad. 

K: De modo que ése es el factor común. 

DB: Sí. Es importante hacer resaltar este punto: que la racionalidad es limitada y, como usted dice, el hecho fundamental es que, las más de las veces, ellos no pueden ser racionales. Pueden conseguir serlo en cierta área limitada. 

K: Correcto. Ése es un hecho. 

DB: Es un hecho, aunque no decimos que es inevitable ni que no pueda cambiarse. 

K: No. Es un hecho. 

DB: Es un hecho que ha sido, que ha sucedido, que está sucediendo. 

K: Sí. Yo, como un ser humano corriente, he sido irracional. Mi vida ha sido totalmente contradictoria, etcétera, lo cual es irracional. Ahora bien, yo como ser humano, ¿puedo cambiar eso? 

DB: Veamos cómo podríamos proceder desde el punto de vista científico. Esto suscitaría la pregunta: ¿Por qué todo el mundo es irracional? 

K: Porque hemos sido condicionados de esa manera. Nuestra educación, nuestra religión... todo. 

DB: Pero eso no nos lleva a ninguna parte, porque conduce a más preguntas: ¿Cómo hemos llegado a condicionarnos, etc., etc.? 

K Podemos examinar todo eso. 

DB: Pero lo que yo quise decir es que, siguiendo esa línea, no vamos a dar con la respuesta. 

K: Muy bien. ¿Por qué estamos condicionados de ese modo? 

DB: Por ejemplo, el otro día estuvimos diciendo que tal vez el hombre, al tomar un rumbo incorrecto, estableció el condicionamiento incorrecto. 

K: El condicionamiento incorrecto desde el principio mismo. O, buscando la seguridad -seguridad para “mí mismo”, para “mi” familia, para “mi” grupo, para “mi” tribu- ha provocado esta división. 

DB: Aun así uno tiene que preguntarse por qué el hombre buscó esta seguridad del modo incorrecto. Vea, si hubiera existido alguna inteligencia, habría estado claro que todo esto no tiene sentido. 

K: Por supuesto, usted vuelve otra vez a la cuestión del rumbo torcido. ¿Cómo demostrará que hemos torcido el rumbo? 

DB: ¿Está diciendo que necesitamos demostrar esto científicamente? 

K: Sí. A mi entender, torcimos el rumbo cuando el pensamiento se volvió sumamente importante. 

DB: ¿Qué hizo que fuera sumamente importante? 

K: Resolvamos esto ahora. ¿Qué hizo que los seres humanos entronizaran el pensamiento como el único instrumento de operación mental? 

DB: También tendría que aclararse por qué, si el pensamiento es tan importante, causa todas las dificultades. Éstas son las dos preguntas. 

K: Eso es bastante simple. El pensamiento se convirtió en rey, en lo supremo. Y ése puede que sea el rumbo equivocado del ser humano. 

DB: Yo entiendo que el pensamiento se volvió el equivalente de la verdad. La gente consideró que el pensamiento comunicaba la verdad, que comunicaba lo que siempre es verdadero. Existe la noción de que tenemos el conocimiento -que puede sostenerse en ciertos casos por algún tiempo- pero los hombres generalizan, porque el conocimiento es siempre generalizador. Cuando alcanzaron la noción de que siempre sería así, esto cristalizó el pensamiento de lo que es verdadero. Es esto lo que dio suprema importancia al pensamiento. 

K: Usted pregunta por qué el hombre ha dado tal importancia al pensamiento, ¿no es así? 

DB: Creo que ha caído en ese error. 

K: ¿Por qué? 

DB: Porque no vio lo que estaba haciendo. En el comienzo no vio el peligro... I: Poco antes, usted dijo que el factor común al hombre es la razón... 

K: Los científicos dicen eso. 

I: Si uno puede demostrarle a una persona que algo es verdadero... 

K: Demuéstremelo a mí. Es verdadero que uno es irracional. Ése es un hecho, ésa es una verdad. 

I: Pero para eso usted no necesita la razón. La observación es suficiente. 

K: No. Uno va y pelea. Uno habla de paz. Uno es irracional. El Dr. Bohm señala que, según los científicos, el hombre es racional, pero el hecho es que en la vida cotidiana es irracional. Ahora nosotros le pedimos que nos demuestre científicamente por qué es irracional. O sea, que le muestre al hombre de qué modo éste se ha deslizado en la irracionalidad, por qué los seres humanos han aceptado esto. Podemos decir que es el hábito, la tradición, la religión. Y los científicos también son muy racionales en su propio terreno, pero son irracionales en sus vidas. 

I: ¿Y usted sugirió que hacer del pensamiento el rey, es la mayor irracionalidad? 

K: Correcto. Hemos llegado a ese punto. 

DB: ¿Pero cómo hemos caído en el error de convertir al pensamiento en algo tan importante? 

K: ¿Por qué el hombre ha dado importancia al pensamiento como si éste fuera algo supremo? Pienso que es bastante simple. Porque es la única cosa que conoce. 

DB: De eso no se desprende que le haya dado la máxima importancia. 

K: Porque las cosas que uno conoce -las cosas que el pensamiento ha creado, las imágenes y todo eso- son más importantes que las cosas que uno no conoce. 

DB: Pero si la inteligencia hubiera operado, el hombre no habría llegado a esa conclusión. No es racional decir que solamente es importante todo lo que uno conoce. 

K: Por lo tanto, el hombre es irracional. 

DB: Se deslizó en la irracionalidad al decir: “Todo lo que hay de importante es lo que yo conozco” ¿Pero por qué debería el hombre haber hecho esto? 

K: ¿Diría usted que la equivocación se produce porque él se aferra a lo conocido y objeta cualquier cosa que le sea desconocida? 

DB: Eso es un hecho, pero no está claro por que debió proceder así. 

K: Porque es la única cosa que tiene. 

DB: Pero yo pregunto por qué no fue lo bastante inteligente como para ver esto. 

K: Porque es irracional. 

DB: ¡Estamos girando en círculos! 

K: No creo que sea así. 

DB: Vea, cada una de estas razones que usted da es meramente otro ejemplo de la irracionalidad del hombre. 

K: Es todo cuanto estoy diciendo. Somos básicamente irracionales, porque hemos concedido una importancia suprema al pensamiento. 

I: Pero el paso anterior a éste, ¿no es que el pensamiento ha desarrollado la idea de que “yo existo”? 

K: Ah, eso viene un poco después; tenemos que avanzar paso a paso. 

I: Seguramente, para el “yo” la única cosa que existe es el pensamiento. 

K: ¿Aceptarían eso los científicos? 

DB: El científico siente que está estudiando la real naturaleza de la materia, independiente del pensamiento, en última instancia, independiente de todos modos. Desea conocer la constitución del universo. Puede que esté engañándose a sí mismo, pero él siente que no valdría la pena hacer lo que hace, a menos que crea que está descubriendo un hecho objetivo. 

K: ¿Diría usted, entonces, que mediante la investigación de la materia, él está tratando de encontrar algo... que está tratando de encontrar “la base”? 

DB: Es exactamente eso. 

K: ¡Pero espere! ¿Es eso? 

DB: Sí, precisamente. 

K: Entonces el hombre religioso dice que usted no puede encontrar eso volviéndose terriblemente racional en su vida. Él no acepta que es racional, pero dice que es irracional en la contradicción, etc. De modo que, o bien él tendrá que aclarar esto primero -paso a paso- o puede hacerlo todo de una vez. ¿Correcto? Uno acepta que es irracional. 

DB: Pero existe una dificultad. Si usted acepta que es irracional, se detiene, porque dice: ¿Cómo puedo comenzar? 

K: Sí. Pero si yo acepto que soy irracional -espere un momento- si lo acepto completamente, ¡entonces soy racional! 

DB: Usted tendrá que aclarar más ese punto. Se podría decir que el hombre ha estado engañándose a sí mismo al creer que ya es racional. 

K: No acepto eso. 

DB: Si usted no acepta eso, entonces está diciendo que la racionalidad estará ahí. 

K: No, yo no acepto eso. El hecho es que soy irracional y, para encontrar “la base”, debo volverme extremadamente racional en mi vida. Eso es todo. La irracionalidad ha sido engendrada por el pensamiento, que crea esta idea de que yo estoy separado de todos los demás. Entonces, siendo yo irracional, ¿puedo encontrar la causa de la irracionalidad y eliminarla? Si no puedo hacer eso, no puedo alcanzar “la base”, que es lo más racional. Un científico que está investigando la materia, ¿aceptaría siquiera que “la base” existe? 

DB: Bueno, tácitamente, da por sentado que existe. 

K: Existe. El Sr. “X” viene y dice que realmente existe. Y ustedes, los científicos, dicen: “Demuéstrelo”. El Sr. “X” contesta: Se lo demostraré. Un científico se encuentra con otros científicos, experimentan y son racionales en ese campo, aunque son irracionales en sus propias vidas. Primero, vuélvanse racionales en sus vidas, empiecen aquí antes que allá. ¿Qué dirían ustedes a todo eso? Eso debe ser hecho sin esfuerzo, sin deseos, sin el ejercicio de la voluntad, sin ningún sentido de persuasión; de lo contrario, están de vuelta en el mismo juego. 

DB: Tratemos de plantearlo así: Incluso en la ciencia, usted no podría ejercerla plenamente, a menos que fuera racional.

 K: Un tanto racional. 

DB: Un tanto racional, pero a la larga; si falta la racionalidad, la ciencia se bloquea de todos modos. Los científicos se aferran a sus teorías, se vuelven celosos, etcétera.

 K: Así es, eso es todo. La irracionalidad los supera. 

DB: Entonces, con igual razón, usted podría sostener la validez de examinar el origen de toda la irracionalidad. 

K: Es lo que estoy diciendo. 

DB: Pero entonces tiene que poner en claro que eso puede realmente hacerse. 

K: Oh, sí, se lo estoy demostrando. Le digo: Primero reconozca, vea, observe, dése cuenta de que es totalmente irracional. 

DB: La palabra “totalmente” causará dificultades, porque si uno fuera totalmente irracional, ni siquiera podría empezar a hablar. 

K: No, ésa es mi objeción. Yo digo que uno es totalmente irracional. Primero reconozcámoslo. Observémoslo. En el momento que admitimos en nosotros la existencia de alguna parte que es racional, que desea eliminar la irracionalidad... 

DB: ...No es eso, pero tiene que haber racionalidad suficiente para comprender de qué está usted hablando. 

K: Sí, por supuesto. 

DB: Yo lo expresaría diciendo que, esencialmente, uno está dominado por su irracionalidad, aun cuando hay bastante racionalidad para discutir la cuestión. 

K: Yo objeto eso. 

DB: Vea, de lo contrario no podríamos empezar a hablar. 

K: Pero escuche. Nosotros empezamos a hablar. Unos pocos de nosotros empezamos a hablar porque estamos deseosos de escucharnos el uno al otro, porque estamos dispuestos a decir: Descartaremos todas nuestras conclusiones y nos escucharemos el uno al otro. 

DB: Eso forma parte de la racionalidad. 

K: Con algunos de nosotros tal vez, porque nos interesamos con bastante seriedad en descubrir si “la base” existe. Eso nos da racionalidad para escucharnos el uno al otro. Pero la inmensa mayoría no está dispuesta a escucharnos. 

DB: El escuchar es indispensable para la racionalidad. 

K: Por supuesto. ¿Estamos diciendo lo mismo? 

DB: Sí. 

K: El científico, mediante el examen de la materia, espera alcanzar “la base”. Nosotros, “X” e “Y”, decimos: Volvámonos racionales en nuestra vida. Lo cual significa que usted y yo, y “X” e “Y”, estamos dispuestos a escucharnos el uno al otro. Eso es todo. El propio escuchar es el comienzo de la racionalidad. Algunas personas no nos escucharán ni a nosotros ni a nadie. ¿Podemos, entonces, nosotros, que estamos escuchando, ser en cierto modo racionales y empezar? Eso es todo cuanto quiero señalar. Esto es ser terriblemente lógico, ¿no? ¿Podemos, por lo tanto, proseguir a partir de ahí? ¿Por qué el hombre ha dado origen a esta irracionalidad en su vida? Unos pocos de nosotros podemos, aparentemente, desechar cierta parte de irracionalidad, volvernos un poco racionales y decir: Ahora empecemos. Empecemos a averiguar por qué el hombre vive de este modo. ¿Cuál es, entonces, el factor dominante en nuestras vidas? Obviamente, es el pensamiento. 

DB: Sí, así es. Desde luego que mucha gente podría negar eso y decir que el sentimiento o alguna otra cosa es el factor principal. 

K: Muchas personas podrían decir eso, pero el pensamiento es parte del sentimiento. 

DB: Sí, pero eso comúnmente no se comprende. 

K: Lo explicaremos. Si no hubiera pensamiento detrás, ¿sería usted capaz de reconocer el sentimiento?

 DB: Sí, pienso que ésta es la mayor dificultad en la comunicación con algunas personas. 

K: Así que empecemos. Puede haber algunos que no vean esto, pero yo quiero que “X” e “Y” lo vean, porque ellos se han vuelto un tanto racionales y, por consiguiente, están escuchando. Ellos pueden decir que el pensamiento es el origen principal de esta corriente. 

DB: Entonces tenemos que preguntarnos qué es el pensamiento. 

K: Entiendo que es bastante simple. El pensamiento origina la irracionalidad. 

DB: Sí, ¿pero qué es? ¿Cómo sabe usted que está pensando? ¿Qué entiende por pensar? 

K: El pensar es el movimiento de la memoria, que es experiencia, conocimiento almacenado en el cerebro. 

DB: Suponga que queremos tener racionalidad, la cual incluye al pensamiento racional. ¿Es el pensamiento racional solamente memoria? 

K: Espere un momento. Seamos cuidadosos. Si somos completamente racionales, hay discernimiento total. Ese discernimiento usa el pensar, y entonces éste es racional. 

DB: ¿Entonces el pensamiento no es sólo memoria? 

K: No, no. 

DB: Quiero decir que, al ser usada la memoria por el discernimiento... 

K: No, el discernimiento usa el pensar. 

DB: Sí, pero lo que el pensamiento hace no se debe, entonces, solamente a la memoria. 

K: Espere un momento. 

DB: Exteriormente, el pensamiento funciona por sí mismo como una máquina que funciona por sí misma, y no es racional. 

K: Completamente de acuerdo. 

DB: Pero cuando el pensar es la herramienta del discernimiento... 

K: Entonces el pensar no es memoria. 

DB: No se basa en la memoria. 

K: No, no se basa en la memoria. 

DB: La memoria es usada, pero el pensamiento no tiene su base en la memoria. 

K: ¿Entonces qué? Siendo el pensamiento limitado, divisivo, incompleto, nunca puede ser racional...

 DB: Sin el discernimiento, no. 

K: Correcto. Ahora bien, ¿cómo hemos de tener ese discernimiento que es total racionalidad? No la racionalidad del pensamiento. 

DB: Yo lo llamaría racionalidad de percepción. 

K: Sí, racionalidad de percepción. 

DB: Entonces el pensamiento se vuelve el instrumento de eso y pertenece al mismo orden. 

K: ¿Cómo he de tener, entonces, ese discernimiento? Ésa es la siguiente pregunta, ¿no? ¿Qué he de hacer, o no hacer, para tener ese discernimiento instantáneo que no es del tiempo, que no es de la memoria, que no tiene causa, que no se basa en la recompensa o el castigo? Está libre de todo eso. ¿Cómo ha de tener la mente este discernimiento? Cuando digo, “tengo el discernimiento”, eso es erróneo, obviamente. Entonces, ¿cómo puede una mente que ha sido irracional y se ha vuelto algún tanto racional, tener ese discernimiento instantáneo? Es posible tener ese discernimiento si la mente de uno está libre del tiempo. 

DB: De acuerdo. Vayamos despacio porque, si volvemos a lo científico, aun desde el punto de vista del sentido común, en la tarea científica el tiempo es considerado implícitamente como la base de todas las cosas. De hecho, incluso en la antigua mitología griega, Cronos, el dios del tiempo, produce sus hijos y los devora. Eso es exactamente lo que dijimos acerca de “la base”: todo proviene de “la base” y muere yendo a “la base”. Por lo tanto, de algún modo, la humanidad comenzó hace ya muchísimos siglos a interpretar al tiempo como la base de todo.

 K: Sí. Entonces viene alguien y dice que el tiempo no es “la base”. 

DB: Correcto. De modo que hasta ahora, aun los científicos han estado buscando “la base” en el tiempo, ¡y todos los demás también! 

K: Ésa es toda la cuestión. 

DB: Ahora usted dice que el tiempo no es “la base”. Alguno podría aducir que esto es un desatino, pero nosotros diremos que vamos a permanecer abiertos a ello, aunque ciertas personas pudieran desecharlo inmediatamente con facilidad. Ahora bien, si usted dice que el tiempo no es “la base”, entonces no sabemos dónde nos encontramos. 

K: Yo sé dónde me encuentro. Examinaremos esto. 

I: El tiempo, ¿es el mismo movimiento que este pensamiento que describimos primero? 

K: Sí, el tiempo es eso. El tiempo es pensamiento. 

DB: Otra vez vayamos despacio en eso porque, como hemos dicho a menudo, existe el tiempo cronológico. 

K: Por supuesto, eso es simple. 

DB: Sí, pero además pensamos. Vea, el pensar toma tiempo cronológicamente, pero por añadidura, proyecta una especie de tiempo imaginario... 

K: ...que es el futuro. 

DB: Que es el futuro y también el pasado tal como los experimentamos. 

K: Sí, eso es correcto. 

DB: Ese tiempo imaginado es también una clase de proceso real del pensar. 

K: Ése es un hecho. 

DB: Es un hecho que el pensar toma tiempo físicamente, pero también tenemos tiempo cuando podemos imaginar todo el pasado y el futuro. 

K: Sí, ambos son hechos. 

DB: Digamos entonces que este tiempo no es “la base”, quizá ni siquiera físicamente. 

K: Vamos a averiguarlo. 

DB: Sí, pero sentimos que es “la base”, porque cada uno de nosotros siente que, como yo personal, existe en el tiempo. Sin el tiempo, no podría haber “yo”. 

K: Así es. 

DB: “Yo” debo existir en el tiempo. 

K: Por supuesto, por supuesto. 

DB: Siendo eternamente algo, o deviniendo algo. 

K: El devenir y el ser están en el campo del tiempo. ¿Puede, entonces, la mente, que ha evolucionado a través del tiempo...? 

I: ¿Qué entiende usted por mente, entonces?

K: La mente; el cerebro, mis sentidos, mi sentimiento, todo eso es la mente. 

DB: La mente particular, quiere decir. 

K: La mente particular, desde luego. Estoy hablando de la mente que ha evolucionado a través del tiempo. 

DB: Aun esa particularidad depende del tiempo. 

K: Del tiempo, por supuesto, y de todo lo demás. Ahora preguntamos: ¿Puede esa mente estar libre del tiempo, tener una percepción que sea totalmente racional y que, entonces, pueda operar sobre el pensamiento? Ese pensamiento es totalmente racional, no se basa en la memoria. ¿De acuerdo? 

DB: Sí. 

K: Ahora bien, ¿de qué modo yo -como “X” e “Y”- he de estar libre del tiempo? Sé que necesito tiempo para ir desde aquí hasta allá, para aprender una lección, una técnica, etc. Eso lo comprendo muy claramente, de manera que no estoy hablando de ese tiempo. Estoy hablando del tiempo como el devenir. 

DB: Como el ser. 

K: Desde luego, devenir es ser. Parto del ser hacia el devenir. 

DB: Y ser algo en mí mismo; ser mejor, ser más feliz. 

K: Sí, todo eso, el más. Entonces, ¿puedo yo, puede mi cerebro, mientras investiga si “la base” existe, puede la totalidad de mi mente liberarse del tiempo? Ahora hemos separado el tiempo. El tiempo que es necesario y el tiempo que no es necesario. O sea, ¿puede mi cerebro no funcionar como lo ha hecho siempre, en el tiempo, como pensamiento? Es decir: ¿Puede terminarse el pensamiento? ¿Aceptaría usted eso? 

DB: Sí, pero ¿podría aclararlo más? Nosotros podemos ver que la primera pregunta es: ¿Puede mi cerebro no estar dominado por la función del pensamiento? 

K: El cual es tiempo, sí. 

DB: Y entonces, si usted dice que el pensamiento llega a su fin... 

K: ¡No! ¿Puede el tiempo como pensamiento, detenerse? 

DB: El tiempo psicológico se detiene. 

K: Sí, de eso estoy hablando. 

DB: Pero todavía tendremos el pensamiento racional. 

K: Por supuesto. Eso se comprende. Ya lo hemos dicho. 

DB: Estamos discutiendo el pensamiento de la experiencia consciente. 

I: Del devenir y el ser... 

K: Y la retentiva de la memoria; usted sabe, el pasado como conocimiento. Oh, sí, eso puede hacerse.

 DB: ¿Usted se refiere realmente a la memoria de las experiencias? 

K: La memoria de las experiencia, de las ofensas, de los apegos, todo eso. ¿Puede, entonces, eso llegar a su fin? Por supuesto que puede. Éste es el punto; puede llegar a su fin cuando la percepción misma se pregunta: ¿Qué es eso? ¿Qué es la ofensa? ¿Qué es el daño psicológico? La percepción de ello, es el fin de ello. Uno no lo carga consigo; esa carga implica tiempo. El propio fin de ello, es el fin del tiempo. Creo que está claro. “X” es lastimado, lo hieren psicológicamente desde la infancia. Y él, escuchando, hablando, discutiendo, comprende que la continuación de la herida es tiempo. Y que para encontrar “la base” de todo lo que existe, el tiempo debe terminar. Por lo tanto, se pregunta: ¿Puede mi herida terminar de inmediato, instantáneamente? 

DB: Sí, pienso que hay algunos pasos en eso. Usted dice: Él descubre que la herida es tiempo; pero la experiencia inmediata de ello es que esa herida existe independientemente. 

K: Lo sé, por supuesto. Podemos investigar eso. 

DB: Que la herida es, simplemente, algo que existe por su cuenta. 

K: Lo cual quiere decir que yo he creado una imagen de mí mismo, y la imagen es lastimada, pero yo no. 

DB: ¿Qué quiere usted decir con eso? 

K: Muy bien. En el devenir, que es el tiempo, yo he creado una imagen de mí mismo. 

DB: El pensamiento ha creado esa imagen. 

K: El pensamiento ha creado una imagen a través de la experiencia, de la educación, del condicionamiento, y a esta imagen la separó de mí. Pero esta imagen soy realmente “yo”, aunque nosotros hemos separado la imagen y el yo, lo cual es irracional. Por consiguiente, al darme cuenta de que la imagen es el “yo”, me he vuelto un tanto racional. 

DB: Pienso que eso no quedará claro, porque si estoy herido, siento que la imagen soy “yo”. 

K: La imagen es usted. 

DB: Ya lo ve, la persona que está psicológicamente lastimada, lo siente de ese modo. 

K: Muy bien. Pero en el momento que usted opera sobre ello, se separa a sí mismo. 

DB: Ése es el punto. El primer sentimiento es, entonces, que la imagen soy “yo” herido, y el segundo sentimiento es que yo retrocedo desde la imagen a fin de operar sobre ella... 

K: ...lo cual es irracionalidad... 

DB: ...porque eso no es correcto. 

K: Exactamente. 

DB: Y ello introduce el tiempo, porque yo digo que tomará tiempo hacerlo.

 K: Completamente de acuerdo. Entonces, al ver eso, me vuelvo racional y actúo. Actuar es estar libre de ello inmediatamente. 

DB: Examinemos eso. Lo primero es que ha habido una herida psicológica. Ésa es la imagen, pero al principio yo no la separo; me siento identificado con ella. 

K: Soy eso. 

DB: Soy eso. Pero entonces retrocedo, y digo que tiene que haber un “yo” que puede hacer algo.

 K: Sí, que puede operar sobre esa imagen. 

DB: Eso toma tiempo. 

K: Eso es tiempo. 

DB: Eso es tiempo, pero lo que quiero decir es que pienso que ello toma tiempo. Ahora tengo que ir despacio. Si no hago eso, la herida no puede existir. 

K: De acuerdo. 

DB: Pero en la experiencia misma no es obvio que esto sea así. 

K: Primero avancemos lentamente en ello. Me siento lastimado; ése es un hecho. Entonces me separo a mí mismo -hay una separación- diciendo: Haré algo al respecto. 

DB: El “yo” que hará algo es diferente. 

K: Diferente, por supuesto. 

DB: Y piensa acerca de lo que debería hacer. 

K: El “yo” es diferente porque está deviniendo. 

DB: Proyecta hacia el futuro un estado diferente. 

K: Sí. Me siento lastimado. Hay una separación, una división. El “yo”, que siempre está persiguiendo el devenir, dice: “Debo controlar eso. Debo eliminarlo. Debo actuar sobre ello, o seré injurioso, vengativo”. Por lo tanto, este movimiento de separación es tiempo. 

DB: Ahora podemos ver eso. La cuestión es que aquí hay algo que no está claro. Una persona está pensando que la herida psicológica existe independientemente del “yo” y que, por lo tanto, debe hacer algo al respecto. Proyecta hacia el futuro el estado mejor y lo que hará. Pongamos esto muy en claro, porque lo que usted está diciendo es que no hay tal separación. 

K: Mi racionalidad descubre que no hay separación. 

DB: No hay separación, pero la ilusión de que una separación existe, contribuye a mantener la herida.

 K: Correcto. Porque la ilusión es: Yo estoy deviniendo. 

DB: Sí. Yo soy esto y “llegaré a ser” aquello. Por lo tanto, me siento lastimado y llegaré a no sentirme lastimado. Ese mismo pensamiento mantiene la herida. 

K: Así es. 

I: ¿La separación no está ya ahí cuando me vuelvo consciente de la herida y digo que me siento lastimado? 

K: Me siento lastimado. Entonces digo: Voy a golpearlo porque usted me ha lastimado. O digo: Debo reprimir eso. O creo temor, etcétera. 

I: ¿Pero ese sentimiento de separación no está ahí desde el momento mismo en que digo que me siento lastimado? 

K: Eso es irracionalidad. 

I: ¿Eso ya es irracional? 

K: Sí, cuando usted pregunta: “¿No existe ya la separación cuando yo digo, 'me siento lastimado'?”

 DB: Existe, pero pienso que antes de que eso suceda, uno experimenta una especie de shock. Lo primero que ocurre es un shock mediano, un dolor o lo que fuere, que uno identifica con ese shock. Luego explica eso diciendo: “Yo me siento lastimado”, y eso implica inmediatamente la separación para hacer algo al respecto.

 K: Por supuesto. Si no me siento lastimado, no sé nada acerca de separación o no separación. Si me siento lastimado, soy irracional en tanto mantenga esa herida psicológica y haga algo con respecto a ella, lo cual implica devenir. Entonces interviene la irracionalidad. Pienso que eso es correcto. 

DB: Entonces, si uno no mantiene la herida, ¿qué ocurre? Supongamos que uno dice: “No continuaré con este devenir”. 

K: Ah, ése es un asunto por completo diferente. Significa que ya no estoy pensando, ya no estoy observando, o usando el tiempo como una observación. 

DB: Uno podría decir que ése no es su modo de examinar la cosa. Ya no es su teoría. 

K: Correcto. 

DB: Porque podría decirse que el tiempo es una teoría que todo el mundo adopta para fines psicológicos. 

K: Sí. Ése es el factor común; el tiempo es el factor común del hombre. Y nosotros estamos señalando que el tiempo es una ilusión... 

DB: El tiempo psicológico. 

K: Por supuesto. Eso se sobreentiende. 

DB: ¿Está usted diciendo que cuando ya no abordamos esto a través del tiempo, entonces la herida psicológica no continúa? 

K: No continúa, se termina, porque uno no está deviniendo de ninguna manera. 

DB: En el devenir, uno siempre continúa siendo lo que es.

 K: Correcto. Continúa siendo lo que es, modificado... 

DB: Por eso es que uno lucha por devenir, por llegar a ser. 

K: Estamos hablando del discernimiento. O sea, que el discernimiento no contiene tiempo, no es un producto del tiempo, siendo el tiempo, memoria, etc. Está, pues, el discernimiento, el cual, estando libre del tiempo, actúa sobre la memoria, actúa sobre el pensamiento. Es decir, que torna en racional el pensamiento, pero no el pensamiento que se basa en la memoria. Entonces, ¿qué diablos es ese pensamiento? No. Espere un momento. No creo que el pensamiento intervenga en absoluto. Hemos dicho que el discernimiento aparece cuando no existe el tiempo. El pensamiento -que se basa en la memoria, en la experiencia, en el conocimiento- es el movimiento del tiempo como devenir. Hablamos del tiempo psicológico, no del cronológico. Decimos que estar libre del tiempo implica discernimiento total. Este discernimiento total, al hallarse libre del tiempo, no contiene pensamiento alguno. 

DB: Dijimos que puede usar al pensamiento. 

K: Espere. No estoy seguro. Vayamos despacio. Puede usar el pensamiento para explicar, pero es el que actúa. Antes, la acción estaba basada en el pensar. Ahora, cuando hay discernimiento, sólo existe la acción. ¿Por qué necesita uno el pensar? El discernimiento es racional, la acción es racional; se vuelve irracional cuando actúa desde el pensar. En consecuencia, el discernimiento no utiliza el pensar. 

DB: Bueno, tenemos que aclarar esto, porque en cierta área el discernimiento tiene que hacer uso del pensar... Sí, por ejemplo, uno necesita construir algo, usará el pensamiento, que es útil para saber cómo se hace eso. 

K: Pero eso no es discernimiento. 

DB: Aun así, uno puede necesitar de discernimiento en esa área. 

K: Parcialmente. Los científicos, los pintores, los arquitectos, los médicos, los artistas, etcétera, tienen un discernimiento parcial. Pero nosotros estamos hablando de “X” e “Y”, que están buscando “la base”; se están volviendo racionales, y nosotros decimos que ese discernimiento instantáneo no es del tiempo y, por lo tanto, no contiene pensamientos. Ese discernimiento es acción. Y debido a que ese discernimiento es racional, la acción es racional. Perdóneme, no estoy poniéndome a mí mismo como ejemplo, hablo con toda humildad. Aquel muchacho, aquel joven disolvió la Orden de la Estrella en 1929. No había pensamiento alguno. La gente decía: “Haz esto”, “No hagas eso”, “Debes mantenerla”, “No la mantengas”, “No cumplas”. Él tuvo un discernimiento total; disolvió la Orden. ¡Se acabó! ¿Por qué necesitamos del pensamiento? 

DB: Pero en ese entonces usted usó algún pensamiento al disolver la Orden, para decir cuándo hacerlo, cómo hacerlo... 

K: Esas palabras se usaron meramente por conveniencia, para la comunicación con otras personas. 

DB: Pero aun así se necesitaba algún pensamiento. 

K: La decisión actúa. 

DB: No me refería a la decisión. La acción original no requería pensamiento; sólo la que le siguió.

 K: Eso no es nada. Es como mover un almohadón de aquí para allá. 

DB: Sí. Comprendo eso. Entonces la fuente original de la acción no involucra al pensamiento. 

K: Eso es todo cuanto quería expresar. 

DB: Pero, en cierto modo, éste se infiltra... 

K: ...es como una onda. 

I: ¿No experimenta todo pensamiento una transformación en este proceso? 

K: Sí, por supuesto. Porque el discernimiento no contiene tiempo; por lo tanto, el cerebro mismo ha experimentado un cambio. 

DB: Sí, ¿podríamos hablar acerca de lo que usted quiere decir con eso? 

K: ¿Significa ello que toda respuesta humana debe ser examinada por ese discernimiento o que debe formar parte de él? Le explicaré lo que quiero decir. Uno es celoso. ¿Existe un discernimiento que cubra todo el campo de los celos y, de ese modo, termine con ellos? Que termine con la envidia, con la codicia y todo eso que implican los celos. ¿Entiende? La gente irracional se mueve por partes; se libra de los celos, se libra del apego, se libra de la ira, se libra de esto, de aquello y de lo otro. Lo cual es un constante proceso de devenir, ¿correcto? Pero el discernimiento, que es totalmente racional, barre de una vez con todo eso. 

DB: Correcto. 

K: ¿Es ése un hecho? Un hecho, en el sentido de que “X” e “Y” nunca volverán a sentir celos; ¡nunca!

 DB: Tenemos que discutir eso, porque no está claro cómo puede usted garantizarlo.

 K: ¡Oh, sí, se lo garantizaré! 

DB: Si eso pudiera llegar a aquellos que son capaces de escuchar 

K: Lo cual significa que, para encontrar “la base”, lo primero es escuchar. 

DB: Vea, los científicos no pueden escuchar siempre. Aun Einstein y Bohr no podían, al llegar a cierto punto, escucharse el uno al otro. Cada uno estaba apegado a su punto de vista particular. 

K: Ellos ponían en acción su irracionalidad. 

8 de abril de 1980, Ojai, CALIFORNIA