Revolvía con una cucharita su café apenas cortado con leche, cuando apareció. Zumbón, agresivo, realmente molesto. Por supuesto que nadie lo había invitado, pero él no conocía de modales. El narrador quiso relajarse pero el comensal no invitado lo impidió. Notó que se le aceleraban los latidos del corazón y el nacimiento de un instinto de violencia que no llegó a materializarse porque lo vio cuando quiso cobrar vida....Lo dejó hacer al intruso.
El mosquito chupó sangre hasta llenarse la panza y ya no pudo volar.
Luego, ya en paz con su consciencia meditó sobre su inicio de respuesta violenta y que eso es lo primero que surge en cualquier situación que nos incomoda.
El mosquito chupó sangre hasta llenarse la panza y ya no pudo volar.
Luego, ya en paz con su consciencia meditó sobre su inicio de respuesta violenta y que eso es lo primero que surge en cualquier situación que nos incomoda.