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 TERCERA PLÁTICA EN EL ROBLEDAL


Esta mañana sólo voy a contestar preguntas.


Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre autodisciplina y represión?


KRISEINAMURTI: No creo que haya mucha diferencia, porque ambas niegan la inteligencia. La represión es la forma grosera de la más sutil que implica la autodisciplina, la cual también es represión; o sea, ambas, tanto la represión como la autodisciplina son meros ajustes al medio. Una, la represión, es la forma grosera de ajuste, y la otra, la autodisciplina, es la forma sutil. Ambas se basan en el temor; la represión, en un temor obvio, y la otra, la autodisciplina, en un temor originado en la pérdida o en un temor que se expresa por medio de la ganancia.

La autodisciplina -lo que ustedes llaman autodisciplina- es tan sólo el ajuste a un medio que no hemos comprendido completamente; por lo tanto, en ese ajuste tiene que haber negación de la inteligencia. ¿Por qué debe uno, en modo alguno, disciplinarse a sí mismo? ¿Por qué disciplina, por qué fuerza al propio ser a moldearse conforme a un patrón determinado? ¿Por qué tantas personas pertenecen a distintas escuelas de disciplina que, supuestamente, nos conducen a la espiritualidad, a una comprensión mayor, a una apertura mayor del pensamiento? Ustedes podrán ver que cuanto más disciplinan y adiestran a la mente, tanto mayores son las limitaciones que ésta revela. Por favor, uno tiene que reflexionar sobre esto con mucho cuidado y con delicadeza de percepción, y no confundirse introduciendo otras cuestiones. Aquí estoy usando la palabra “autodisciplina” como es usada en la pregunta, es decir, disciplinarse uno a sí mismo conforme a un patrón preconcebido o preestablecido y, por ende, con el deseo de lograr, de ganar alguna cosa. Mientras que para mí, el proceso mismo de disciplina, este continuo deformar la mente para que se ajuste a un determinado patrón preestablecido debe, a la larga, mutilarla. La mente que de verdad actúa con inteligencia está libre de la autodisciplina, porque la inteligencia ha nacido en el cuestionamiento del medio en que uno vive y en el descubrimiento del verdadero significado de ese medio. En ese descubrimiento hay un ajuste genuino, no el ajuste a un patrón determinado o a una condición particular, sino el ajuste a causa de la comprensión, la cual, por lo tanto, se halla libre de la condición particular.

Tomemos a un hombre primitivo; ¿qué es lo que hace? En él no hay disciplina ni control ni represión. Hace lo que desea hacer. El hombre inteligente también hace lo que desea, pero con inteligencia. La inteligencia no se origina en la autodisciplina o en la represión. En uno de los casos, existe totalmente la persecución del deseo -el hombre primitivo persiguiendo el objeto que desea-. En el otro caso, el hombre inteligente ve el significado del deseo y ve el conflicto; el hombre primitivo no lo ve, persigue cualquier cosa que desea, y así crea sufrimiento y dolor. Así que, a mi entender, la autodisciplina y la represión son ambas iguales, niegan la inteligencia.

Por favor, experimenten con lo que he dicho acerca de la disciplina, de la autodisciplina. No lo rechacen, no digan que deben tener autodisciplina porque de otro modo habrá caos en el mundo, ¡como si ya no lo hubiera! Tampoco acepten meramente lo que digo, aprobándolo como verdadero. Les estoy hablando de algo con lo cual he experimentado, encontrando que es verdadero. Pienso que es psicológicamente verdadero, porque la autodisciplina implica una mente atada a un pensamiento, un ideal o una creencia en particular, una mente sujeta por una condición; y, tal como un animal atado a un poste sólo puede moverse dentro de la distancia que le permite su cuerda, así la mente atada a una creencia, falseada por la autodisciplina sólo puede moverse dentro de la limitación que le imponen esas condiciones. Por lo tanto, una mente así no es mente en absoluto, es incapaz de reflexionar. Puede ser capaz de ajustarse entre las limitaciones del poste al punto más lejano que puede alcanzar; pero una mente y un corazón semejantes no pueden pensar y sentir de verdad. La mente y el corazón se han disciplinado, mutilado, falseado al negar la reflexión, el afecto. Por consiguiente, deben ustedes observar, darse cuenta de cómo están funcionando sus propios pensamientos y sentimientos, sin guiarlos en ninguna dirección especial. Primero que nada, antes de guiarlos, averigüen cómo están funcionando. Antes de que intenten cambiar, modificar el pensamiento y el sentimiento, descubran la manera como operan, y verán que ambos están ajustándose continuamente dentro de las limitaciones establecidas por ese punto que han fijado el deseo y la satisfacción de ese deseo. En la percepción alerta no hay disciplina.

Déjenme darles un ejemplo. Supongamos que ustedes están condicionados por las diferencias de clase, que tienen conciencia de clase, que son esnobs. No saben que son esnobs, pero quieren averiguar si lo son, ¿Cómo lo averiguarán? Volviéndose conscientes de sus pensamientos y emociones. ¿Qué sucede, entonces? Supongamos que descubren que son esnobs; entonces el propio descubrimiento crea una perturbación, un conflicto, y el conflicto disuelve el esnobismo. Mientras que si no hacen otra cosa que disciplinar la mente para que no sea esnob, están desarrollando una característica diferente que es lo opuesto de ser esnob, la cual, siendo deliberada y, en consecuencia, falsa, es igualmente perniciosa.

Entonces, a causa de que hemos establecido diversos patrones, diversas metas, ayudas que, consciente o inconscientemente estamos persiguiendo, disciplinamos conforme a eso nuestras mentes y nuestros corazones; por lo tanto, tiene que haber control, distorsión. Mientras que si uno comienza a investigar las condiciones que crean el conflicto y, de tal modo, despierta la inteligencia, entonces esa inteligencia misma es tan suprema que se halla constantemente en movimiento y, por eso, jamás hay un punto estático que pueda crear conflicto.

Pregunta: Dando por hecho que el “yo ” está compuesto de reacciones al medio, ¿mediante qué método puede uno escapar a sus limitaciones, o cómo puede emprender el proceso de reorientación a fin de evitar el conflicto entre las dos cosas falsas?

KRISHNAMURTI: En primer lugar, usted desea conocer el método para escapar de las limitaciones. ¿Por qué? ¿Por qué lo pregunta? Por favor, ¿por qué piden ustedes siempre un método, un sistema? ¿Qué indica eso, este deseo de un método? Cada requerimiento de un método indica el deseo de escapar. Ustedes quieren que yo prescriba un sistema a fin de que puedan imitar ese sistema. En otras palabras, quieren un sistema inventado para superponerlo a esas condiciones que están creando el conflicto y así poder escapar de todo conflicto. O sea, buscan meramente ajustarse a un patrón, a fin de escapar del conflicto o del medio en que viven. Ése es el deseo que hay detrás del requerimiento de un método, de un sistema. El deseo de un método indica esencialmente el deseo de escapar.

“¿Cómo puede uno emprender el proceso de reorientación a fin de evitar el constante conflicto entre dos cosas falsas?” Primero que nada, antes de que quiera saber cómo alejarse del conflicto, ¿se da cuenta de que está en conflicto? ¿O, al percatarse del conflicto, está buscando meramente un refugio, un amparo que no origine ulteriores conflictos? Decidamos, pues, si desea un resguardo, una zona de seguridad que no produzca más conflictos, si desea escapar del conflicto presente para penetrar en una condición exenta de conflictos, o si no se da cuenta, si es inconsciente de este conflicto en el que existe. Si es inconsciente del conflicto, o sea, de la batalla que tiene lugar entre ese yo y el medio, si es inconsciente de esa batalla, entonces, ¿por qué busca nuevos remedios? Permanezca inconsciente. Deje que las condiciones mismas produzcan el conflicto necesario, no corra tras él invocando artificialmente, falsamente, un conflicto que no existe en su mente y en su corazón. Usted crea artificialmente un conflicto porque tiene miedo de estar pasando por alto alguna cosa. La vida no lo pasará por alto. Si piensa que lo hará, algo anda mal con usted. Tal vez no es normal, tal vez es neurótico.

Si estuviera en conflicto, no me pediría un método. En caso de que yo le diera un método, usted se disciplinaría meramente conforme a ese método, tratando de imitar un ideal, un patrón establecido por mí, destruyendo así su propia inteligencia. Mientras que si está de veras consciente de ese conflicto, en esa conciencia el sufrimiento se volverá agudo y, en esa agudeza, en esa intensidad, usted disolverá la causa del sufrimiento, la cual es la falta de comprensión con respecto al medio en que vive.

Vea, hemos perdido todo sentido de un vivir normal, simple, directo. Para volver a esa normalidad, a esa sencillez, a esa manera directa de vivir, ustedes no pueden seguir métodos, no pueden convertirse simplemente en máquinas automáticas; y me temo que casi todos nosotros estamos buscando métodos porque pensamos que por medio de ellos realizaremos la plenitud, la estabilidad y la permanencia. Para mí, los métodos llevan al paulatino estancamiento y al deterioro; no tienen nada que ver con la verdadera espiritualidad, la cual es, al fin y al cabo, la suma de la inteligencia.

Pregunta: Usted habla de la necesidad de una revolución drástica en la vida del individuo. Si él no quiere revolucionar su medio personal externo a causa del sufrimiento que podría ocasionar a su familia y a sus amigos, ¿la revolución interna hará que se libere de todo conflicto?

KRISHNAMURTI: Primero que nada, señores, ¿no sienten también ustedes que es necesaria una revolución drástica en la vida del individuo? ¿O sólo están satisfechos con las cosas como son, con sus ideas de progreso, evolución, con su deseo de logro, con sus anhelos y sus fluctuantes placeres? Vean, en el momento en que comienzan a reflexionar, en que realmente comienzan a sentir, deben tener este deseo ardiente de un cambio drástico, de una drástica revolución, de una completa reorientación del pensar. Ahora bien, si sienten que eso es necesario, entonces ni la familia ni los amigos podrán ser un impedimento. Entonces la revolución no es ni interna ni externa; sólo existe la revolución, el cambio. Pero tan pronto comienzan a limitarlo diciendo: “No debo lastimar a mi familia, a mis amigos, a mi sacerdote, a mi explotador capitalista, a mi explotador estatal”, entonces no ven realmente la necesidad de un cambio radical, buscan tan sólo un cambio del medio que los rodea. En eso hay inacción, la cual crea un nuevo medio falso, y el conflicto continúa.

Creo que damos la excusa más bien falsa de que no debemos lastimar a nuestras familias y a nuestros amigos. Ustedes saben bien que cuando desean hacer algo vital, lo hacen, prescindiendo de sus familias y amigos, ¿no es así? Entonces no consideran que van a lastimarlos. Está fuera del control de ustedes; sienten con tanta intensidad, piensan de manera tan completa, que ello los arrastra más allá de los círculos familiares, del cautiverio organizado. Pero comienzan a considerar a la familia, a los amigos, los ideales, las creencias, las tradiciones, el orden establecido de las cosas, sólo cuando todavía se aferran a una seguridad particular, cuando no existe la riqueza interna, sino que dependen meramente de los estímulos externos para esa riqueza interna.

Por lo tanto, si existe esa conciencia plena del sufrimiento generada por el conflicto, entonces ya no están retenidos por el cautiverio de ninguna ortodoxia particular, por los amigos o por la familia. Quieren descubrir la causa del sufrimiento que experimentan, quieren descubrir el significado del medio que da origen al conflicto; entonces en eso no hay personalidad, no hay un pensamiento limitado por el “yo”. Sólo cuando se aferran al limitado pensamiento del “yo”, tienen que considerar hasta dónde podrán llegar y hasta dónde no podrán llegar.

Por cierto, la verdad, o esa divinidad de la comprensión, no pueden ser descubiertas aferrándose uno a la familia, a la tradición o al hábito. Sólo podemos dar con ello cuando estamos completamente desnudos, despojados de nuestros anhelos, nuestras esperanzas y seguridades; y en esa simplicidad directa está la riqueza de la vida.

Pregunta: ¿Puede usted explicar por qué el medio comenzó siendo falso en lugar de verdadero? ¿Cuál es el origen de toda esta confusión y este infortunio?

KRISEINAMURTI: ¿Quién piensa usted que creó el medio? ¿Algún Dios misterioso? Por favor, espere sólo un momento; ¿quién creó el medio, la estructura social, la estructura económica y religiosa? Nosotros. Cada uno ha contribuido individualmente hasta que ello se ha vuelto colectivo; y el individuo que ha contribuido a crear lo colectivo, ahora está perdido en lo colectivo, porque eso se ha convertido en su molde, en su medio existencial. A causa del deseo de seguridad -financiera, moral y espiritual- hemos creado el medio capitalista, en el cual hay nacionalidad, diferencias de clase y explotación. Lo hemos creado ustedes y yo. Esta cosa no ha surgido misteriosamente a la existencia. Mientras estén buscando la seguridad, crearán nuevamente otro sistema capitalista, adquisitivo, de una clase diferente, con un matiz diferente, un color diferente. Podrán abolir este patrón social, pero en tanto exista el espíritu posesivo, crearán otro estado capitalista, con una nueva fraseología, una nueva jerga.

Y lo mismo es aplicable a las religiones con todas sus ceremonias absurdas, sus explotaciones, su miedo. ¿Quién las ha creado? Ustedes y yo. Piemos creado estas cosas en el curso de los siglos y nos hemos sometido a ellas a causa del temor. Es el individuo el que ha creado en todas partes el medio falso que lo rodea, y se ha vuelto un esclavo de él. Y esa condición falsa se ha derivado en una búsqueda falsa de seguridad por parte de esa conciencia egocéntrica que ustedes llaman el “ yo”; de aquí esta constante batalla entre el “yo” y el medio falso.

Usted quiere saber quién ha creado este medio y toda la espantosa confusión y el infortunio, porque anhela un redentor que lo eleve sacándolo de ese infortunio y colocándolo en un nuevo cielo. Es usted quien ha creado individualmente este medio al aferrarse a sus prejuicios, esperanzas, temores y preferencias particulares; por lo tanto, individualmente tiene que acabar con él y no esperar que venga un sistema y suprima ese medio. Un sistema probablemente vendrá y barrerá el medio actual, y entonces ustedes se convertirán en esclavos de ese sistema. Puede que llegue el sistema comunista y entonces tal vez emplearán ustedes nuevas palabras, pero tendrán las mismas reacciones, sólo que de una manera diferente, con un compás diferente.

Por eso dije el otro día que, si es el medio lo que los empuja a cierta acción, ésta deja de ser virtuosa. La virtud existe sólo cuando la acción tiene su origen en la comprensión de ese medio.

Por lo tanto, tenemos que volvemos conscientes en lo individual. Les aseguro que entonces crearán individualmente algo inmenso, no una sociedad sujeta meramente a un ideal y, en consecuencia, a la descomposición, sino una sociedad en movimiento constante, no que llega a una culminación y muere. Los individuos establecen una meta, luchan para lograrla y, después de obtenerla, se vienen abajo. Todo el tiempo tratan de alcanzar algún obj etivo y de permanecer en esa etapa a la que llegaron. Lo mismo que pasa con el individuo ocurre con la sociedad: la sociedad trata todo el tiempo de alcanzar un ideal, una meta. Mientras que, a mi entender, el individuo debe hallarse en constante movimiento, deviniendo siempre, no buscando una culminación, no persiguiendo una meta. Entonces la expresión del individuo, que es la sociedad, estará en movimiento constante.

Pregunta: ¿Considera usted que el karma es la interacción entre el medio falso y el falso “yo”?

KRISHNAMURTI: Vea, “karma” es una palabra sánscrita que significa actuar, hacer, obrar, y también quiere decir causa y efecto. Ahora bien, karma es el cautiverio, la reacción originada por el medio que la mente no ha comprendido. Como traté de explicarlo ayer, si no comprendemos una condición particular, es natural que la mente esté cargada con esa condición, con esa falta de comprensión; y con esa falta de comprensión funcionamos y actuamos; en consecuencia, creamos cargas ulteriores, mayores limitaciones.

Por consiguiente, uno tiene que descubrir qué es lo que da origen a esta falta de comprensión, qué le impide al individuo captar el pleno significado del medio que lo rodea, ya sea el medio del pasado o el medio presente. Y para descubrir ese significado, la mente tiene que estar libre de prejuicios. Estar realmente libre de una propensión, de un temperamento, de una tergiversación, es una de las cosas más difíciles que hay. Y para abordar el medio con natural imparcialidad, con franqueza, se requiere muchísima percepción. Casi todas las mentes están influidas por la vanidad, por el deseo de impresionar a los demás siendo alguien, o por el deseo de alcanzar la verdad, de escapar del medio, de expandir la propia conciencia -sólo que a esto lo llaman con un determinado nombre espiritual-, o están influidas por sus prejuicios nacionales. Todos estos deseos impiden que la mente perciba de manera directa el pleno y exacto valor del medio; como la mayoría de las mentes está cargada con prejuicios, de lo primero que uno debe tomar conciencia es de sus propias limitaciones. Y cuando comenzamos a estar conscientes, en esa conciencia de nuestras limitaciones hay conflicto. Cuando tomamos conocimiento de que somos realmente orgullosos o engreídos, en la conciencia misma respecto del engreimiento, éste comienza a disiparse porque percibimos su absurdo; pero si tan sólo nos dedicamos a disimularlo, a taparlo, crea males ulteriores, nuevas reacciones falsas.

Por lo tanto, para vivir cada instante sin la carga del pasado o del presente, sin esa paralizante memoria creada por la falta de comprensión, la mente debe siempre afrontar las cosas de un modo nuevo. Es fatal encarar la vida con la carga de la certidumbre, con la vanidad del conocimiento, porque, al fin y al cabo, el conocimiento es tan sólo una cosa del pasado. Por lo tanto, cuando aborden esta vida con frescura, sabrán lo que es vivir sin conflicto, sin este continuo esfuerzo agotador. Entonces las crecientes de la vida los llevarán muy lejos.

18 de junio de 1934


La meditación, lo eterno y el amor. J. Krishnamurti.

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 SEGUNDA PLÁTICA EN EL ROBLEDAL


Quizá recuerden que ayer estuve hablando del nacimiento del conflicto y de cómo la mente busca solucionarlo. Esta mañana quiero abordar toda la idea del conflicto y de la falta de armonía, y mostrar la absoluta inutilidad de que la mente trate de buscar una solución para el conflicto en sí. Cuando buscamos una solución, un modo de disolver el conflicto, sólo tratamos de sobreponemos o de sustituir eso poniendo en su lugar una nueva serie de ideas, un nuevo conjunto de teorías, o bien procuramos escapar por completo del conflicto. Cuando la gente desea una solución para su conflicto, lo que busca es eso.

Si observan bien verán que, cuando hay conflicto, ustedes buscan inmediatamente una solución para el mismo. Quieren encontrar una manera de salir de ese conflicto y, por lo general, encuentran una salida; pero no han resuelto el conflicto, tan sólo lo han desplazado mediante la sustitución de unas circunstancias ambientales por otras, por una nueva condición, la cual a su vez producirá un conflicto ulterior. Investiguemos, pues, toda esta idea del conflicto, de dónde surge y qué podemos hacer con él.

Ahora bien, el conflicto es el resultado del medio, ¿no es así? Para expresarlo de un modo diferente: ¿Qué es el medio? ¿Cuándo están ustedes conscientes del medio que los rodea? Sólo cuando hay conflicto y una resistencia a ese medio. Por consiguiente, si observan, si examinan sus vidas, verán que éstas se hallan continuamente deformadas, falseadas, moldeadas por el conflicto; y verán que la inteligencia, que es armonía perfecta de la mente y el corazón, no participa en absoluto de sus vidas. Es decir, el medio está formando, moldeando continuamente sus vidas en la acción, y es natural que de esa constante deformación, de ese moldeado y falseamiento de la vida, nazca el conflicto. Por lo tanto, donde existe este proceso constante de conflicto, no puede haber inteligencia. Y sin embargo, pensamos que pasando continuamente por el conflicto daremos con esa inteligencia, esa integridad, esa plenitud del éxtasis. Pero mediante la acumulación del conflicto no podemos descubrir cómo vivir inteligentemente; podemos descubrirlo sólo cuando comprendemos el medio que da origen al conflicto; y la mera sustitución, esto es, la introducción de condiciones nuevas, no va a resolver el conflicto. No obstante, si observan, verán que cuando hay conflicto, la mente está buscando una sustitución. O bien decimos: “Es la herencia, son las condiciones económicas, las circunstancias ambientales del pasado”, o afirmamos nuestra creencia en el karma, en la reencarnación, en la evolución; así, tratamos de dar excusas para el conflicto actual en el que la mente se halla atrapada, y no tratamos de averiguar cuál es la causa del conflicto en sí, lo cual implica investigar el significado del medio en que vivimos.

El conflicto puede, pues, existir sólo entre el medio -siendo el medio las condiciones económicas y sociales, la dominación política, los vecinos- y el resultado de ese medio, o sea, el “yo”; puede existir sólo mientras hay reacción a ese medio que da origen al “yo”, al sí mismo. La mayoría de la gente no tiene conciencia de este conflicto, el conflicto entre el propio “yo” que no es sino el resultado del medio, y el medio mismo; muy pocos son conscientes de esta batalla continua. Sólo a través del sufrimiento, uno se vuelve consciente de ese conflicto, de esa falta de armonía, de esa lucha entre la falsa creación del medio, la cual es el “yo”, y el medio mismo. ¿No es así? Sólo gracias a la agudeza del sufrimiento, a la agudeza del dolor, a la agudeza de la falta de armonía, nos volvemos conscientes del conflicto.

¿Qué ocurre cuando tomamos conciencia del conflicto? ¿Qué ocurre cuando en la intensidad del sufrimiento nos volvemos totalmente conscientes de la batalla, de la lucha que se está desarrollando? Casi todos deseamos un alivio inmediato, una respuesta inmediata. Deseamos protegemos de ese sufrimiento y, para eso, encontramos distintos modos de escapar que he mencionado ayer, tales como las religiones, las excitaciones, las insensateces y las numerosas vías de escape que hemos creado a causa de nuestro deseo de protegemos contra esta lucha.

El sufrimiento lo toma a uno consciente de este conflicto; no obstante, el sufrimiento no conducirá al hombre hacia esa integridad, esa riqueza, esa plenitud, ese éxtasis de la vida, porque, al fin y al cabo, el sufrimiento sólo puede despertar en la mente una gran intensidad, Y cuando la mente es aguda, comienza a cuestionar el medio, las condiciones, y en ese cuestionamiento funciona la inteligencia; sólo esta inteligencia conducirá al hombre a la integridad de la vida y al descubrimiento del significado que tiene el dolor. La inteligencia comienza a funcionar en el momento de agudeza del sufrimiento, cuando la mente y el corazón ya no escapan a través de las numerosas vías de escape que tan hábilmente nos hemos creado y que, en apariencia, son razonables, factuales, legítimas. Si observan atentamente, sin prejuicios, verán que, mientras sigue habiendo un escape, no están resolviendo ni afrontando el conflicto; por lo tanto, el sufrimiento de ustedes es tan sólo la acumulación de ignorancia. Es decir, cuando uno deja de escapar a través de los canales conocidos, entonces, en esa agudeza del sufrimiento, comienza a funcionar la inteligencia.

Por favor, no quiero darles ejemplos y símiles porque deseo que ustedes piensen sobre esto y, si les doy ejemplos, el que piensa soy yo y ustedes meramente escuchan. Mientras que si comienzan a reflexionar sobre lo que estoy diciendo, verán, observarán por sí mismos cómo la mente, acostumbrada a tantas sustituciones, autoridades, escapes, jamás llega a ese nivel de agudeza del sufrimiento que es indispensable para que la inteligencia entre a funcionar. Y sólo cuando la inteligencia está funcionando plenamente, puede haber una disolución total de la causa del conflicto.

Cada vez que hay falta de comprensión respecto del medio, tiene que haber conflicto. El medio da nacimiento al conflicto y, mientras no comprendamos el medio, las condiciones ambientales, y nos limitemos a buscar sustitutos para estas condiciones, estamos evadiendo un conflicto y topándonos con otro. Pero en esa agudeza de sufrimiento que revela al conflicto en su plenitud, si en ese estado comenzamos a cuestionar el medio en que vivimos, comprenderemos el verdadero valor de ese medio, y entonces la inteligencia funcionará de manera natural. Hasta ahora la mente se ha identificado con el conflicto, con el medio, con las evasiones y, por ende, con el sufrimiento -o sea, decimos “yo sufro”-. Mientras que, en ese estado de agudeza del sufrimiento, en esa intensidad del sufrimiento en la que ya no hay escapes, la mente misma se ha vuelto inteligencia.

Veámoslo otra vez de una manera diferente. En tanto estemos buscando soluciones, sustituciones, autoridades para la causa del conflicto y para su alivio, tiene que haber identificación de la mente con lo particular. Mientras que si la mente se concentra en ese estado de sufrimiento intenso en el cual las vías de escape están bloqueadas, entonces la inteligencia, despierta, funcionará natural y espontáneamente.

Por favor, si experimentan con esto verán que no les estoy ofreciendo teorías, sino algo con lo que pueden trabajar, algo práctico. Tenemos numerosas circunstancias ambientales que nos han sido impuestas por la sociedad, por la religión, por las condiciones económicas, por las diferencias de clase, por la explotación y las opresiones políticas. El “yo”, que ha sido creado por esa imposición, por esa compulsión, está luchando contra el medio y, en consecuencia, hay conflicto. De nada sirve crear un medio nuevo, porque seguirá existiendo la misma cosa. Pero si en ese conflicto hay consciente dolor y sufrimiento -y en todo conflicto siempre hay sufrimiento, sólo que el hombre desea escapar de esa lucha y, por eso, busca sustitutos-, si en esa agudeza del sufrimiento dejan de buscar sustitutos y afrontan realmente los hechos, verán que la mente, que es la suma de la inteligencia, comienza a descubrir el verdadero valor del medio, y entonces se darán cuenta de que la mente se halla libre del conflicto. En la agudeza misma del sufrimiento radica su propia disolución. Por lo tanto, en eso está la comprensión de la causa del conflicto.

También debemos tener presente que, lo que llamamos acumulación de dolores, no genera la intensidad; tampoco la multiplicación del sufrimiento induce su propia disolución, porque la agudeza de la mente en medio del sufrimiento llega sólo cuando la mente ha dejado de escapar. Y ningún conflicto despertará ese sufrimiento, esa agudeza del sufrimiento, cuando la mente está tratando de escapar, porque en el escape no hay inteligencia.

Lo expondré brevemente una vez más antes de contestar las preguntas que me han entregado. Primero que nada, todos estamos atrapados en el sufrimiento y el conflicto, pero la mayoría es inconsciente de ese conflicto; busca tan sólo sustituciones, soluciones y escapes. Mientras que si dejamos de buscar escapes y empezamos a cuestionar el medio que da origen a ese conflicto, entonces la mente llega a ser aguda, vital, inteligente. En esa intensidad la mente se ha vuelto inteligencia y, por lo tanto, ve el pleno valor y el significado del medio que da origen al conflicto.

Por favor, estoy seguro de que la mitad de ustedes no entiende esto, pero no importa. Lo que pueden hacer, si quieren, es pensar bien en ello, reflexionar al respecto y ver si lo que digo no es verdadero. Pero reflexionar sobre ello no es intelectualizarlo, o sea, no es sentarse y hacer que se esfume por medio del intelecto. Para averiguar si lo que digo es verdadero, deben ponerlo en acción, y para eso tienen que cuestionar el medio. Es decir, si se hallan en conflicto, es natural que cuestionen el medio, pero casi todas las mentes se han desnaturalizado tanto que no advierten que están buscando soluciones, escapes mediante sus maravillosas teorías. Razonan perfectamente, pero su razonamiento se basa en la búsqueda de escapes, de lo cual son por completo inconscientes.

Por lo tanto, si hay conflicto y ustedes quieren descubrir la causa de ese conflicto, es obvio que la mente debe descubrirla mediante la agudeza del pensamiento y, por consiguiente, mediante el cuestionamiento de todo lo que el medio ha establecido respecto de ustedes: la familia, los vecinos, las religiones, las autoridades políticas, etc.; al cuestionar, habrá una acción contra el medio. Están la familia, los vecinos y el Estado, y al cuestionar lo que significan, verán que la inteligencia es espontánea, no puede ser adquirida, no puede ser cultivada. Han sembrado la semilla de la percepción alerta y esa semilla produce la flor de la inteligencia.

Pregunta: Usted dice que el “yo ” es el producto del medio. ¿Quiere decir que podría crearse un medio perfecto que no desarrollara la conciencia del “yo ”? En tal caso, la libertad perfecta de la que usted habla es una cuestión de crear el medio apropiado. ¿Es correcto eso?

Voces del auditorio: ¡No!

KRISHNAMURTI: Esperen un momento. ¿Puede haber alguna vez un medio apropiado, perfecto? No puede. Las personas que han respondido “no”, no han reflexionado a fondo sobre ello, así que razonemos juntos, investiguémoslo plenamente.

¿Qué es el medio? El medio es creado, toda esta estructura humana ha sido creada por los temores humanos, los anhelos, las esperanzas, los deseos, los logros. Ahora bien, ustedes no pueden producir un medio perfecto, porque cada ser humano está creando, conforme a sus fantasías y deseos, nuevas series de condiciones; pero, si tienen una mente con inteligencia, pueden abrirse paso a través de todos estos medios falsos y, por consiguiente, estar libres de esa conciencia del “yo”. Por favor, la conciencia del “yo”, el sentido de “lo mío”, es el resultado del medio, ¿no es así? No creo que necesitemos discutir eso, porque es bastante obvio.

Si el Estado les proporcionara la casa propia y todo cuanto ustedes requirieran, no habría necesidad de “mi” casa -podría haber algún otro sentido de “lo mío”, pero estamos discutiendo esto en particular-. Como ése no ha sido el caso con ustedes, existe el sentido de “lo mío”, de lo posesivo. Es el resultado del medio, ese “yo” no es más que la falsa reacción al medio. Mientras que si la mente comienza a cuestionar el medio en sí, deja de haber reacción al medio. Por lo tanto, no estamos interesados en la posibilidad de que alguna vez haya un medio perfecto.

Al fin y al cabo, ¿qué es un medio perfecto? Cada cual les dirá lo que para él es un medio perfecto. El artista les dirá una cosa, el financista otra, la actriz de cine otra; cada cual necesita un medio perfecto que lo satisfaga, en otras palabras, que no le genere ningún conflicto intemo. Por consiguiente, no puede haber un medio perfecto. Pero, si hay inteligencia, entonces el medio carece de valor, nada significa, porque en tal caso la inteligencia está libre de las circunstancias, funciona en plenitud.

La cuestión no es si podemos crear un medio perfecto, sino más bien cómo despertar esa inteligencia que estará libre del medio, imperfecto o perfecto. Yo digo que podemos despertar esa inteligencia cuestionando todo el valor de cualquier medio en el cual nuestra mente esté atrapada. Entonces vemos que estamos libres de cualquier medio en particular, porque estamos funcionando inteligentemente, no deformados, falseados, moldeados por el medio.

Pregunta: Seguramente usted no puede querer decir lo que sus palabras parecen comunicar. Cuando veo el vicio desenfrenado que hay en el mundo, siento un deseo intenso de luchar contra ese vicio y contra todo el sufrimiento que crea en las vidas de mis semejantes. Esto implica un gran conflicto, porque cuando trato de ayudar, a menudo encuentro una fiera oposición. Entonces, ¿cómo puede usted decir que no hay conflicto entre lo falso y lo verdadero?

KRISHNAMURTI: Ayer dije que puede haber lucha sólo entre dos cosas falsas, un conflicto entre el medio y el resultado de ese medio, es decir, el “yo”. Ahora bien, entre estas dos cosas se encuentran innumerables vías de escape que el “yo” ha creado, a las cuales llamamos vicio, bondad, moralidad, normas morales, temores, y todos los múltiples opuestos; y la lucha puede existir sólo entre las dos cosas, entre la falsa creación del medio, o sea, el “yo”, y el medio mismos. Pero no puede haber lucha entre la verdad y lo falso. Esto, por cierto, es obvio, ¿verdad? Usted puede encontrar una fiera oposición porque la otra persona es ignorante. Esto no significa que usted no deba luchar, pero no dé por sentada la virtud de la lucha. Por favor, sepa que hay una manera natural de hacer las cosas, una manera espontánea, suave, sin esta agresiva, viciosa virtud.

Primero que nada, a fin de luchar usted debe saber contra qué está luchando; por consiguiente, tiene que haber comprensión de lo fundamental, no de las divisiones entre cosas falsas. Ahora estamos conscientes, tan plenamente conscientes de las divisiones entre las cosas falsas -entre el resultado del medio y el medio-, que las combatimos; por eso deseamos reformar, modificar, transformar, sin cambiar fundamentalmente toda la estructura de la vida humana. O sea, seguimos queriendo proteger la conciencia del “yo”, la cual es la falsa reacción al medio; queremos proteger eso y, sin embargo, deseamos transformar el mundo. En otras palabras, queremos tener nuestra propia cuenta bancaria, nuestras propias posesiones, queremos resguardar este sentido de “lo mío” y, no obstante, deseamos transformar el mundo a fin de que no exista esta idea de “lo mío” y “lo tuyo”.

Lo que uno tiene que hacer, pues, es averiguar si está habiéndoselas con lo fundamental o meramente con lo superficial. Y lo superficial existirá mientras nos estemos ocupando tan sólo en modificar el medio a fin de aliviar el conflicto, Es decir, usted desea seguir aferrado a la conciencia del “yo”, a “lo mío”, pero desea, no obstante, modificar las circunstancias a fin de que no generen conflicto en ese “yo”. A eso lo llamo pensamiento superficial, y de tal pensamiento debe emanar, naturalmente, una acción superficial. Mientras que si usted piensa de manera fundamental, esto es, si cuestiona el resultado mismo del medio, o sea, el “yo” y, en consecuencia, cuestiona el medio en sí, entonces está actuando fundamentalmente y, por ende, perdurablemente. Y en eso hay éxtasis, hay un júbilo del cual ahora nada sabe porque tiene miedo de actuar fundamentalmente.

 Pregunta: En su plática de ayer usted habló del medio como un movimiento de lo falso. ¿Incluye en ese medio todas las creaciones de la naturaleza, incluso las formas humanas?

KRISHNAMURTI: El medio, ¿no cambia continuamente? ¿No? Para la mayoría no cambia porque el cambio implica continuo ajuste y, por lo tanto, continuo estado de alerta de la mente, y casi todos se interesan en la condición estática del medio. Sin embargo, el medio se halla en movimiento porque está más allá de nuestro control, y es falso mientras no comprendemos su significado.

“¿Incluye el medio las formas humanas?” ¿Por qué ponerlas aparte de la naturaleza? No nos interesamos tanto en la naturaleza porque casi la hemos puesto bajo control, pero no hemos comprendido el medio creado por los seres humanos. Mire la relación entre las personas, entre los seres humanos, y todas las condiciones que los seres humanos han creado y que no hemos comprendido, aun cuando hemos entendido ampliamente la naturaleza y la hemos conquistado por medio de la ciencia.

Por lo tanto, no estamos interesados en la estabilidad, en la continuación de un medio que comprendemos, porque tan pronto comprendemos no hay conflicto. Es decir, estamos buscando seguridad, tanto emocional como mental, y nos sentimos felices mientras esa seguridad está garantizada; por lo tanto, jamás cuestionamos el medio y, en consecuencia, el constante movimiento del medio es una cosa falsa que crea perturbación en cada uno de nosotros. Mientras hay conflicto, éste indica que no hemos comprendido las condiciones establecidas respecto de nosotros; ese movimiento del medio sigue siendo falso hasta tanto no investiguemos su significado, y ese significado podemos comprenderlo sólo en ese estado de conciencia aguda causado por el sufrimiento.

Pregunta: Es perfectamente claro para mí que la conciencia del “yo ” es el resultado del medio, pero ¿no considera usted que el “yo” no se originó por primera vez en esta vida? De lo que usted dice, resulta obvio que la conciencia del “yo ”, siendo el resultado del medio, debe haber tenido comienzo en el pasado distante y continuará en el futuro.

KRISHNAMURTI: Sé que ésta es una pregunta para atraparme con respecto a la reencarnación. Pero no importa. Así que examinémosla.

En primer lugar usted admitirá, si lo piensa, que el “yo” es el resultado del medio. Ahora bien, para mí carece de importancia si es el medio del pasado o el medio del presente. Al fin y al cabo, el medio es también del pasado. Uno ha hecho algo que no ha comprendido, hizo algo ayer que no ha comprendido y eso lo persigue a uno hasta que lo comprende. Usted no puede resolver ese medio que pertenece al pasado, hasta que adquiere conciencia plena en el presente. Por lo tanto, no importa si la mente se halla mutilada por las condiciones pasadas o por las presentes. Lo que importa es que comprenda el medio y esto liberará del conflicto a la mente.

Algunas personas creen que el “yo” ha tenido nacimiento en el pasado distante y continuará en el futuro, Para mí, eso no viene al caso, no significa nada en absoluto. Le mostraré por qué. Si el “yo” es el resultado del medio, si el “yo” no es sino la esencia del conflicto, entonces la mente debe interesarse no en esa continuación del conflicto, sino en liberarse del conflicto. Por lo tanto, no tiene importancia si es el medio pasado el que está mutilando a la mente, o si es el medio actual el que la falsea, o si el “yo” ha nacido en el remoto pasado. Lo que importa es que en ese estado de sufrimiento, en esa conciencia, en esa consciente agudeza del sufrimiento, haya una disolución del “ yo”.

Esto introduce la idea del karma. Ustedes saben lo que significa: que llevan una carga en el presente, la carga del pasado en el presente. Es decir, traen consigo al presente el medio del pasado y, a causa de esa carga, controlan el futuro, moldean el futuro. Si piensan en ello ven que tiene que ser así, que si nuestra mente está falseada por el pasado, el futuro también tiene que estar deformado, es natural, porque si no han comprendido el medio de ayer, éste tiene que continuar hoy; por lo tanto, como no lo comprenden hoy, tampoco lo comprenderán mañana. O sea, si no hemos visto el pleno significado de un medio o de una acción, esto falsea nuestro juicio con respecto al medio de hoy, a la acción de hoy nacida de ese medio, la cual nuevamente falseará nuestro juicio mañana. Así, uno está atrapado en ese círculo vicioso, y de aquí la idea del renacimiento continuo, renacimiento de la memoria, o renacimiento de la mente continuada por el medio en que vive.

Pero yo digo que la mente puede verse libre del pasado, de las condiciones del pasado, de los obstáculos del pasado; por consiguiente, uno puede estar libre del futuro, porque entonces está viviendo de manera dinámica, intensa, suprema en el presente. En el presente está la eternidad y, para comprender eso, la mente debe estar libre de la carga del pasado; y para que la mente se libere del pasado, tiene que haber un cuestionamiento intenso del presente, no la consideración de cómo el yo continuará en el futuro.

17 de junio de 1934