QUINTA PLÁTICA EN RÍO DE JANEIRO
Amigos:
Me han dicho que lo que expreso es demasiado complicado, demasiado impracticable e imposible para la vida cotidiana, en la que cada uno debe luchar por su propia subsistencia. Algunos rechazan, sin reflexionar, lo que digo, y otros, igualmente irreflexivos, lo aceptan sin mayor examen esperando que encaje en su sistema ya existente. Así niegan el poder renovador de la acción.
Ahora bien, nosotros nos ocupamos del vivir, y el vivir implica no sólo pan, vivienda, ropas y trabajo, sino también amor y pensamiento. No podemos comprender el significado pleno del vivir si tratamos separada e individualmente con el problema del trabajo, del amor o del pensamiento. Como están correlacionados y son inseparables, deben ser comprendidos globalmente como un todo. Sólo las personas que están cómodamente establecidas en la vida, que siguen el patrón o sistema tradicional, tratan de separar el trabajar del vivir y confían en superar el conflicto que surge de esta división, considerando cada problema de manera exclusiva.
Están las personas así llamadas espirituales, que consideran el trabajo, la ocupación, como algo materialista que debe ser meramente tolerado. Ellas sólo se interesan en la verdad y en Dios. Y hay otras que se interesan únicamente en la reorganización de la sociedad para el bienestar de todos. Si queremos comprender la acción, que es el vivir, tenemos que considerar el vivir como una totalidad, no dividirlo en compartimentos estancos como hace la mayoría de la gente. El vivir es la acción armoniosa del pensamiento, la emoción y el trabajo; cuando éstos se hallan en contradicción el uno con el otro, entonces hay sufrimiento, contradicción, falta de armonía. Nosotros estamos procurando, ¿no es así?, vivir completa y armoniosamente en nuestras acciones, tratamos de realizarnos en plenitud. Para hacerlo se requiere el más alto nivel de inteligencia, que consiste en que no haya temor ni explotación ni búsqueda de recompensa. De esto surge la libertad renovadora de la acción. Cada uno de nosotros está procurando vivir en esta acción; pero en la búsqueda de ese movimiento armonioso del vivir, a menudo somos desviados por alguna cuestión sin importancia, como qué sistema debemos seguir, o si existen los Maestros, si existe la verdad. Dios.
¿Por qué no vivimos esta acción inteligente, armoniosa? Si la llevamos a cabo, entonces la vida se vuelve simple, supremamente útil y creativa. Entonces, ¿por qué los que buscamos este vivir armonioso -al menos hay quienes afirman constantemente que lo buscan-, no lo realizamos? Una de las razones principales, como he tratado de explicarlo, es que consideramos los múltiples problemas de la vida de manera separada y exclusiva. De esta división surge un pensar falso, el cual crea explotación en el trabajo y las complicaciones y confusiones que impiden el amor. Estas cosas pueden comprenderse sólo mediante el recto pensar.
Para descubrir qué es el recto pensar, descubramos primero qué hay de falso en nuestro pensamiento. Si podemos conocer por nosotros mismos aquello que es falso en nuestro pensar, entonces sabremos naturalmente, sin imposición alguna, qué es lo verdadero. A través de la masa de ideas falsas, a través de la pantalla de múltiples ilusiones, no puede haber una percepción de lo verdadero. Por lo tanto, tenemos que ocupamos en tratar de descubrir qué es lo falso.
Ahora bien, nuestro pensamiento se basa en el hábito, el hábito de siglos al que se ha acostumbrado. Consiste en seguir un patrón, un sistema; el pensamiento se moldea conforme a un ideal que ha establecido como un modo de escapar del presente conflicto. Mientras el pensamiento esté siguiendo un sistema, un hábito o se amolde meramente a una tradición establecida, a un ideal, tiene que haber un pensar falso.
Ustedes siguen un sistema o se moldean a sí mismos conforme a un patrón, porque hay temor, el temor de lo correcto y lo incorrecto que ha sido establecido de acuerdo con la tradición de un sistema. Si el pensamiento funciona tan sólo en la rutina de un patrón o una norma sin comprender el significado del medio, tiene que haber temor, consciente o inconsciente, y un pensamiento así debe conducir inevitablemente a la confusión, a la ilusión y a la acción falsa.
El tradicional hábito de pensamiento en relación con el trabajo es la persecución de la seguridad económica individual y el bienestar. Así, hemos desarrollado en todo el mundo un sistema en el cual la explotación se ha vuelto justa y donde se honra el espíritu adquisitivo. De esto surgen, naturalmente, el conflicto de clases, el nacionalismo y las guerras.
La base misma de nuestro amor es el deseo de posesión, del cual proceden los celos y todas las complejidades y los problemas del sexo. Ahora bien, tratar de resolver cada uno de estos problemas de manera exclusiva, no como una parte de la totalidad, es crear y perpetuar el conflicto y el sufrimiento, de lo cual se derivan ulteriores ilusiones y modos falsos de pensar.
Mientras el pensamiento esté buscando y siguiendo un patrón, amoldándose a un medio que no ha comprendido y actuando solamente desde el hábito, tendrá que haber conflicto y falta de armonía. Lo primero, pues, si realmente quieren comprender la belleza del vivir y su riqueza, es tomar clara conciencia del medio -tanto el del pasado como el del presente- al cual la mente se ha apegado. Y al comprender las ilusiones que la mente ha creado para su propia protección, llega naturalmente, sin que la mente tenga que buscarla, esa acción espontánea, inteligente, que es la máxima consumación de la vida.
Todo esto corresponde a aquéllos que desean comprender y vivir supremamente, pero no a los que sólo buscan su bienestar, a los que se satisfacen con explicaciones, porque las explicaciones son polvo en los ojos. Por lo tanto, si quieren descubrir una vida así, plena, la mente debe purificarse por medio de la duda, y eso significa la comprensión profunda de las tradiciones y los ideales, la disipación de las numerosas ilusiones que la mente ha creado en la búsqueda de su propia protección. Así, cuando hay verdadero discernimiento, existe el éxtasis de lo inmensurable, el cual no puede ser imaginado ni preconcebido; sólo puede ser experimentado.
Pregunta: ¿No podemos ser guiados en nuestra vida cotidiana por el sabio consejo que nos dan las voces y los espíritus de los muertos?
KRISHNAMURTI: Veo que algunos de ustedes se impacientan con esta pregunta; quizá piensen que es estúpido buscar el consejo de los espíritus. Para hacer que esta pregunta sea también pertinente para otros, simplifiquémosla. Puede que algunos no concurran a sesiones espiritistas, que no se complazcan en la escritura automática, pero no les importa buscar a los Maestros, quienes tal vez puedan estar viviendo en alguna región remota; no les importa aceptar sus mensajes por intermedio de los mensajeros. ¿Cuál es, fundamentalmente, la diferencia? Ninguna, en absoluto. Ambos están buscando la guía de otros. Algunos tratan de entrar en contacto con los muertos a través de un médium, de la escritura automática y de otros recursos infantiles; y están los que buscan la guía de los que ellos llaman Maestros, haciéndolo por intermedio de sus representantes, lo cual es igualmente infantil. Así que, por favor, no condenen a los que acuden a un médium y asisten a sesiones espiritistas, cuando ustedes mismos, diligentemente, buscan mensajes y sistemas que les entregan los que ustedes llaman representantes de los Maestros. Hay otras personas que dependen, para guiarse, de sacerdotes y ceremonias, de tradiciones y convencionalismos. Están todos en la misma categoría.
Ahora bien, detrás de esta cuestión -ya sea que uno busque consejo y guía de los espíritus, o de los Maestros por intermedio de sus representantes, o de los salvadores por intermedio de sus sacerdotes- está el deseo de encontrar amparo bajo la cobertura de la autoridad. No nos interesa, por el momento, la cuestión de si los Maestros y los así llamados espíritus, existen o no. ¿Por qué buscan ustedes guía y consejo, por qué desean que se los dirija? Ese es el problema. Asignan un valor mucho más grande a los muertos, a lo oculto, al pasado, que a la vida en el presente, porque con los muertos, con lo oculto y con el pasado, la mente de ustedes puede tallar sus propias imágenes agradables y vivir completamente satisfecha con estas ilusiones; pero el presente y el vivir no los dejarán dormir contentos. Por eso buscan guía, consejo: para escapar de este conflicto, lo cual equivale a evadir el presente. Un hombre que busca guía, que está creando ídolos para adorarlos, vivirá en el temor; será explotado y su inteligencia se destruirá, tal como ocurre en todo el mundo. El deseo de buscar la guía de los espíritus y de los Maestros a través de sus representantes, proviene del miedo al dolor.
Puede alguien, no importa quién, salvarlo del dolor? Si usted puede ser salvado por otro, entonces la autoridad deja de ser un problema. Usted sólo tiene que escoger la autoridad más conveniente y satisfactoria y venerarla. Pero yo digo que nadie puede salvarlo del dolor, nadie excepto usted mismo mediante su propia comprensión. Sólo su propio discernimiento de la causa del dolor -no las explicaciones de otro- puede abrir las puertas a la más grande bienaventuranza, al éxtasis de la comprensión. Mientras esté buscando consejo y guía, que no son sino recursos para escapar del conflicto, mientras no discierna por sí mismo la causa del sufrimiento, sino que se confunda meramente con las explicaciones, nadie podrá salvarlo del dolor, ningún sacerdote, ningún libro, ninguna teoría, ningún sistema, ningún espíritu, ningún Maestro. Porque esa realidad, esa libertad respecto del dolor se encuentra en usted mismo, y sólo por medio de sí mismo puede llegar a ella.
Pregunta: Las enseñanzas atribuidas a los grandes instructores: Cristo, Buda, Hermes y otros; ¿tienen algún valor para alcanzar el sendero directo hacia la verdad?
KRISHNAMURTI: Si no va a interpretarme mal, yo diría que las enseñanzas de ellos se vuelven inútiles porque la mente humana, siendo tan sutil, tan astuta en su deseo de autoprotección, deforma las enseñanzas para favorecer sus propios propósitos y crea sistemas e ideales como instrumentos de escape, a causa de lo cual se desarrollan iglesias petrificadas y sacerdotes explotadores. Las religiones de todo el mundo, por medio de sus sistemas y el embrollo de su explotación organizada, procuran enseñar al hombre a amar, a pensar, a vivir con sensatez e inteligencia; pero ¿Cómo puede un sistema crear amor o enseñarle a pensar abnegadamente? Como ustedes no quieren hacer esto, como no están dispuestos a vivir de manera completa, integral, con la mente y el corazón vulnerables, han creado un sistema que se ha adueñado de ustedes, un sistema que se opone a la reflexión y al amor y los destruye. Por. lo tanto, es completamente inútil multiplicar sistemas. Si la mente misma se libera de la ilusión de sus propios requerimientos y anhelos autoprotectores, entonces habrá inteligencia, amor, entonces no existirá esta división creada por las religiones y las creencias; el hombre no luchará contra el hombre.
Pregunta: Si es un hecho que su futuro como Instructor del Mundo fue predicho, ¿no es, entonces, la predestinación una realidad en la naturaleza y, por lo tanto, somos tan sólo esclavos de nuestro destino ya fijado?
KRISHNAMURTI: Si su acción está condicionada por el pasado, por el temor o por el medio y, de este modo, se vuelve incompleta, tiene que haber un mañana para completar esa acción. Es decir, si su pensamiento es limitado, si está obstruido por la tradición, por la conciencia de clase, por el temor o por el prejuicio religioso, entonces no puede llegar a completarse en la acción; por lo tanto, crea su propio destino, su propia limitación. O sea, su propia acción incompleta produce su propio futuro limitado. Donde hay acción incompleta, hay sufrimiento, el cual crea su propia esclavitud. La verdadera acción está exenta de opciones, pero si está obstaculizada por el prejuicio de la opción, entonces todas las acciones futuras deben crear, inevitablemente, mayores y más estrechas limitaciones. Por lo tanto, en vez de preguntar si hay o no hay predestinación, empiece a actuar completamente. Al percibir la necesidad de la acción completa, discernirá usted, en la acción misma, los prejuicios de siglos que impiden y cercenan el cumplimiento de esa acción. Cuando existe el fluir libre de la acción, el cual es inteligencia, entonces la vida es un fluir ininterrumpido sin el conflicto de la opción.
Pregunta: ¿Qué es el poder humano de voluntad?
KRISHNAMURTI: Es nada más que una reacción contra la resistencia. La mente ha creado, a causa de su deseo de autoprotección y consuelo, muchos obstáculos y barreras, generando así su propia insuficiencia, su propio dolor. Para liberarse de este dolor, la mente empieza a batallar contra las resistencias y limitaciones que ella misma ha creado. En este conflicto ha nacido y se ha desarrollado la voluntad, con la cual se identifica la mente, dando así nacimiento a la conciencia del “yo”. Si estas barreras no existieran, habría una realización continua en la acción misma, no una superación permanente de conflictos. Ustedes tratan de eliminar, de vencer estas limitaciones autoimpuestas, lo cual da origen a la resistencia que llamamos voluntad. Pero si comprendiéramos por qué se han creado estas barreras, entonces no habría un superar, un conquistar que no hace sino crear una nueva resistencia. Estas barreras, estos obstáculos se han originado en el deseo de autoprotección, y por esto hay conflicto entre el movimiento de la vida eterna y ese deseo. De este conflicto surgen el dolor y los numerosos escapes cuidadosamente cultivados, Donde hay escape tiene que haber ilusión y erección de barreras.
La voluntad no es sino otra de las ilusiones creadas en la búsqueda de autoprotección; sólo cuando la mente se libera de su propio centro de ilusiones y está creativamente vacía, existe el discernimiento de lo verdadero. El discernimiento no es un resultado de la voluntad, puesto que la voluntad se deriva de la resistencia. La voluntad es la consecuencia del conflicto de la opción, pero el discernimiento está libre de opciones.
Pregunta: ¿Qué es la acción?
KRISHNAMURTI: La acción es ese movimiento de la inteligencia, no obstruido, no obstaculizado por el temor, por la compulsión, por el conflicto de la opción autoprotectora. Una acción pura semejante es la expresión de la vida misma. Ahora bien, ésta no es una respuesta filosófica para ser tratada sólo como una teoría impracticable en la vida cotidiana. Estamos relacionados con la acción en cada momento del día, y conoceremos el éxtasis de esta acción no obstaculizada, cuando la mente se esté renovando a sí misma en la plenitud de la realización. Comprenderemos el significado pleno de la acción cuando el pensamiento fluya libremente y sin trabas. O sea, cuando nos hayamos abierto paso por las falsas ilusiones, los valores falsos que hemos creado y que se han convertido en nuestro medio, en nuestra carga, entonces existirá el flujo de la realidad, de la vida, el cual es la acción misma. Individualmente, uno habrá comenzado a discernir el significado del espíritu adquisitivo sobre el cual se basa toda nuestra estructura de pensamiento y acción. Al desenredarnos de eso, aparece el sufrimiento sólo cuando no hay comprensión, cuando lo que hay es compulsión. Pero para realizar el éxtasis de esta acción no obstaculizada, el pensamiento debe liberarse de los moldes constituidos por los ideales, despertando así esa incertidumbre singular, la incertidumbre de la no acumulación. Cuando la mente es capaz de discernir sin el conflicto de las opciones, entonces existe el éxtasis de la acción pura.
18 de mayo de 1935