OBRAS COMPLETAS - TOMO 2 - J.K. - CONTINUACIÓN

 TERCERA PLÁTICA EN MONTEVIDEO


Amigos:

Me han entregado muchas preguntas relacionadas con las presentes condiciones sociales: alcoholismo, prostitución, civilización y demás. Me preguntan también por qué no me afilio a ciertas sociedades y a determinados partidos políticos a fin de ayudar al mundo.

En respuesta a todas estas numerosas preguntas siento que, si podemos captar realmente el principio fundamental implícito en nuestro empeño humano, comprenderemos estos problemas y los resolveremos de verdad. Debemos comprender las causas fundamentales de la lucha y el sufrimiento, y entonces nuestra acción traerá inevitablemente un cambio completo. Todo nuestro interés debe volverse, no hacia la solución de ningún problema particular, no hacia algún fin determinado o hacia un objetivo preciso, sino hacia la comprensión de la vida como un todo integrado. Para hacer esto, tienen que ser discernidas y disueltas las limitaciones fijadas en la mente y que mutilan el pensamiento y la acción. Si el pensamiento está realmente libre de los innumerables impedimentos que le hemos impuesto en nuestra búsqueda de seguridad, entonces abordaremos la vida como un todo, y esto contiene en sí una gran felicidad.

Ahora bien, la mente crea la autoridad y se vuelve una esclava de ella; de aquí que la acción esté constantemente obstruida, mutilada, lo cual da origen al sufrimiento. Si observan su propio pensamiento, verán que se encuentra atrapado entre el pasado y el presente. El pensamiento se compara y se guía todo el tiempo por el pasado y se ajusta al futuro; de este modo, la acción se vuelve incompleta en el presente, lo cual crea en nuestras mentes la idea de la falta de realización. En esto se origina el miedo a la muerte, la consideración del más allá y las numerosas limitaciones que nacen de la insuficiencia. Si la mente puede comprender por completo el significado del presente, entonces la acción se vuelve realización plena y no crea nuevos conflictos y sufrimientos, que no son sino el resultado de la acción limitada, de los obstáculos que el temor ha implantado en el pensamiento.

Para liberar al pensamiento a fin de que la acción pueda fluir sin crear ella misma limitaciones y barreras, la mente debe estar libre de esta continua imposición del pasado, y también del patrón futuro que no es sino un escape respecto del presente. Por favor, esto no es tan complicado como suena. Observen su propia mente en funcionamiento y verán que se guía por el pasado o se ajusta a un ideal o patrón futuro, y así queda tapado por completo el significado del presente. De este modo, la acción está creando su propia limitación en vez de liberar a la emoción y al pensamiento; la acción es influida constantemente por el pasado y el futuro.

El pasado es la tradición, son esos valores que hemos aceptado y cuyo significado no hemos comprendido profundamente. Luego están los valores morales por los que ustedes miden constantemente su acción. Si examinan a fondo estos valores, discernirán que se basan en la protección propia y la seguridad; ajustar meramente la acción a esos valores no es moral ni es realización creativa. Reitero, obsérvense y verán cómo la memoria está poniendo siempre una limitación en sus pensamientos y sus actos. Esta memoria es, en realidad, un ajuste autoprotector a la vida, al cual se lo llama a menudo autodisciplina. Tal disciplina no es sino un sistema defensivo contra el dolor, una hábil protección y precaución contra la experiencia, contra la vida misma. Así el pasado, que es tradición, valores, hábitos, recuerdos, está condicionando al pensamiento y, por eso, la acción es incompleta.

El futuro no es sino un escape respecto de la realidad, escape por medio de un ideal al cual tratamos de amoldar el presente, la acción inmediata. Estos ideales son meras salvaguardas, esperanzas, ilusiones nacidas de la insuficiencia y la frustración. De esta manera, el futuro coloca un obstáculo en el camino de la acción y la realización. El pensamiento, que debe moverse constantemente, se liga al pasado o al futuro, y de esto surge esa conciencia limitada, el “yo”, que no es sino insuficiencia.

Ahora bien, para comprender la realidad, el profundo significado del movimiento de la vida, el cual es lo eterno, el pensamiento debe librarse de este vínculo y esta influencia del pasado y del futuro; la mente tiene que estar por completo desnuda, sin escape ni apoyo alguno, sin el poder de crear ilusión. En esa claridad, en esa simplicidad nace, como la flor, la verdad, nace el éxtasis de la vida.

Pregunta: Comprendo intelectualmente lo que usted dice, pero ¿cómo he de ponerlo en acción?

KRISHNAMURTI: Pongo en duda, si me permite decirlo, que usted comprenda de verdad lo que digo, aun intelectualmente; porque cuando habla de comprender intelectualmente, quiere decir que capta teóricamente una idea, pero no su significado profundo, el cual puede ser aprehendido sólo en la acción. La mayoría de nosotros desea evitar la acción, porque ésta crea necesariamente circunstancias y condiciones que generan conflicto; y el pensamiento, siendo astuto, evita la perturbación, el sufrimiento. Por consiguiente, se dice: “Comprendo intelectualmente, pero ¿cómo he de ponerlo en acción?”. Usted nunca pregunta cómo poner una idea en acción si esa idea tiene verdadera importancia para usted. El hombre que dice: “Dígame cómo actuar”, no desea reflexionar a fondo sobre el tema; desea tan sólo que le digan qué hacer, lo cual crea el pernicioso sistema de la autoridad, el seguimiento y el sectarismo.

Me temo que la mayoría, después de oír estas pláticas, dirá: “Usted no nos ha dado nada práctico”. La mente de ustedes está acostumbrada al pensamiento sistematizado y a la acción inconsciente, y están dispuestos a seguir cualquier nuevo sistema que les ofrezca más seguridad. Si toman una idea de las que expongo y la examinan profundamente durante la acción, descubrirán la cualidad renovadora de la acción completa; sólo desde esta acción adviene el verdadero éxtasis de la vida.

Pregunta: ¿Cree usted en la existencia del alma? ¿Continúa ésta viviendo infinitamente ¿después de la muerte del cuerpo?

KRISHNAMURTI: La mayoría de la gente cree en la existencia del alma en una u otra forma, Ahora bien, usted no comprenderá lo que voy a decir si, defensivamente, sólo se opone a ello, o si cita a alguna autoridad para apoyar su creencia cultivada mediante la tradición y el temor, tampoco puede llamar a esta creencia, intuición, cuando sólo es una vaga esperanza.

La ilusión se divide infinitamente a sí misma. El alma es una división que tiene su origen en lo ilusorio. Primero está el cuerpo, después está el alma que lo ocupa y finalmente está Dios o la realidad; así es como ustedes han dividido la vida.

Ahora bien, la conciencia limitada del “yo” es el resultado de acciones incompletas, y esta conciencia limitada crea sus propias ilusiones y está atrapada en su propia ignorancia; cuando la mente se libera de su propia ignorancia y de su ilusión, entonces existe la realidad, no “uno” que llega a ser esa realidad.

Por favor, no acepte lo que digo; antes bien, comience a cuestionar y a comprender cómo ha surgido su propia creencia. Entonces verá de qué manera sutil la mente ha dividido la vida. Comenzará a comprender el significado de esta división, la cual es una forma sutil del deseo egoísta de continuación. Mientras exista esta ilusión con todas sus sutilezas, la realidad no puede manifestarse.

Este es uno de los temas más controvertidos y en relación con él existe tanto prejuicio, que uno ha de ser muy cuidadoso para no ser desviado por la opinión a favor o en contra de la idea del alma. Al comprender la realidad, estará contestada esta pregunta acerca de si existe o no existe el alma. Para comprender la realidad, la mente debe estar por completo libre de la limitación del temor -del temor con su anhelo de continuidad egoísta-.

Pregunta: ¿Qué tiene usted que decir acerca del problema sexual?

KRISHNAMURTI: ¿Por qué el sexo se ha vuelto un problema? Es un problema porque hemos perdido esa energía creativa que llamamos amor. A causa de que no hay amor, el sexo se vuelve un problema. El amor ha llegado a ser tan sólo posesión y no un ajuste supremamente inteligente a la vida. Cuando hemos perdido ese amor y dependemos meramente de la sensación, entonces el amor y el sexo se convierten en un cruel problema. Para comprender a fondo esta cuestión y vivir con gran amor, la mente debe estar libre del deseo de poseer. Esto requiere mucha inteligencia y gran discernimiento.

No hay remedios inmediatos para estos problemas vitales. Si usted realmente quiere resolverlos con inteligencia, tiene que cambiar las causas fundamentales que dan origen a estos problemas. Pero si sólo trata con ellos superficialmente, entonces la acción que se derive de eso creará problemas mayores y más complicados. Si comprende profundamente el significado del afán posesivo -en el cual hay crueldad, opresión, indiferencia y la mente se libera de esa limitación, entonces la vida no es un problema, ni es una escuela en donde haya que aprender; es una vida para ser vivida de manera completa en la plenitud del amor.

Pregunta: ¿Cree usted en el libre albedrío, en el determinismo, o en el karma inexorable?

KRISHNAMURTI: Tenemos la capacidad de escoger, y mientras ésta exista, por condicionada e injusta que sea, tiene que haber una libertad limitada. Ahora bien, nuestro pensamiento está condicionado por las experiencias pasadas, por los recuerdos; debido a eso, no puede ser verdaderamente libre. Si usted quiere comprender el presente eterno, si quiere completar su acción en el presente, tiene que comprender la causa de la limitación, la cual da origen a esta división entre la conciencia y los impedimentos de la conciencia. Es esta conciencia limitada que obstruye la acción, la que genera insuficiencia y causa sufrimiento. Si la acción no está creando nuevas limitaciones, entonces existe el movimiento continuo de la vida.

El karma, o la limitación de la acción en el presente, es creado por la obstruida conciencia de valores, ideales y esperanzas que cada uno de nosotros no ha comprendido totalmente. Sólo mediante el discernimiento profundo de estos obstáculos, puede la mente liberarse de la acción limitada.

Pregunta: Soy entusiasta respecto del frente cristiano unido en una religión cristiana central. Acepto sólo el valor que las organizaciones tienen en sí mismas, y pongo énfasis en el esfuerzo individual por encontrar la salvación personal. ¿Cree usted que el frente cristiano unido es factible?

KRISHNAMURTI: Cada religión sostiene que sólo hay una religión verdadera, ella misma, y trata de atraer dentro de su redil, de su limitación, a las personas que sufren. De este modo, las religiones crean división entre los hombres. La pregunta es: ¿Por qué desean ustedes tener una religión, cualquiera que sea, siendo la religión un sistema organizado de creencias, dogmas y credos? Se aferran a ella porque esperan que actuará como una guía, que les dará consuelo y solaz en tiempos de infortunio. Así, la religión organizada se convierte en un refugio, un modo de escapar del continuo impacto de la experiencia y de la vida. A causa de su propio deseo de protección crean ustedes una estructura artificial a la que llaman religión, la cual es, en esencia, una droga consoladora contra la realidad.

Si la mente discierne su propio proceso de construir refugios y así eludir la vida, comenzará a desenredarse de todos los valores incuestionables que ahora la limitan. Cuando el hombre comprenda de verdad esto, no tendremos el espectáculo de una religión compitiendo con otras, porque entonces estará libre de las ilusiones que él mismo ha creado, y así habrá despertado en sí mismo esa genuina inteligencia, lo único que puede destruir todas las discriminaciones artificiales y las múltiples crueldades de la intolerancia.

Pregunta: Sus observaciones sobre la autoridad fueron recibidas en algunos lugares como un ataque contra las iglesias. ¿No cree que debería aclarar a sus oyentes que esta palabra “ataque ” está mal aplicada? ¿No serían sus esfuerzos mejor entendidos y contemplados entonces como un instrumento de iluminación? ¿Acaso los ataques no conducen al conflicto, mientras que el objetivo que usted se propone es la armonía?

KRISHNAMURTI: ¿No deben cuestionarse las tradiciones, las creencias y los dogmas? ¿No debemos poner en duda los valores sociales y morales que hemos elaborado durante siglos y descubrir así su verdadero significado? Al cuestionar profundamente habrá conflicto individual, el cual despertará la inteligencia y no la mera y estúpida revuelta. Esta inteligencia es la verdadera armonía. La armonía no es la ciega aceptación de la autoridad ni la fácil satisfacción que se encuentra en un valor no cuestionable.

Señor, lo que yo digo es muy simple. Actualmente tenemos con respecto a nosotros múltiples valores, tradiciones, ideales que aceptamos incondicionalmente; porque cuando empezamos a cuestionar tiene que haber acción y, temiendo el resultado de tal acción, seguimos simplemente aceptando, subyugándonos, ajustándonos a los falsos valores, los cuales permanecerán siendo falsos mientras tan sólo los aceptemos y no discernamos voluntariamente su significado. Pero cuando empezamos a cuestionarlos y tratamos de comprender su significado profundo, tiene que surgir inevitablemente el conflicto.

Señor, lo que yo digo es muy simple. Actualmente tenemos con respecto a nosotros múltiples valores, tradiciones, ideales que aceptamos incondicionalmente; porque cuando empezamos a cuestionar tiene que haber acción y, temiendo el resultado de tal acción, seguimos simplemente aceptando, subyugándonos, ajustándonos a los falsos valores, los cuales permanecerán siendo falsos mientras tan sólo los aceptemos y no discernamos voluntariamente su significado. Pero cuando empezamos a cuestionarlos y tratamos de comprender su significado profundo, tiene que surgir inevitablemente el conflicto.

Ahora bien, mediante el intelecto uno no puede comprender el verdadero significado de los valores. Comienza a discernirlo sólo cuando hay conflicto, cuando hay sufrimiento. Pero a menos que uno esté internamente alerta, el sufrimiento sólo inducirá la búsqueda de consuelo. Y el hombre que les ofrece consuelo se convierte en la autoridad de ustedes, y así adquieren otros valores que vuelven a aceptar incondicionalmente, irreflexivamente, El pensamiento está atrapado en este círculo vicioso, y nuestro sufrimiento prosigue día tras día hasta que morimos; así es como llegamos a abrigar la esperanza de que habrá felicidad en el más allá. Una existencia semejante, con temor y sometimiento servil a la autoridad, es una vida desperdiciada en la que no hay realización creativa y plena.

Si usted comienza a discernir por sí mismo el profundo significado de los valores establecidos, descubrirá cómo vivir inteligentemente, supremamente. Esta acción de la inteligencia es la verdadera armonía. Así que no busque la armonía, sino despierte la inteligencia. No trate de encubrir la falta de armonía y el caos que ahora existen; antes bien, comprenda su causa, que son nuestros deseos, nuestras búsquedas y ambiciones egoístas.

Pregunta: ¿Cómo puede usted hablar del sufrimiento humano, cuando usted mismo jamás lo ha experimentado?

KRISHNAMURTI: Deseamos juzgar a los demás. En vez de basar su comprensión de lo que digo, en el hecho de que yo haya sufrido o no, tome conciencia de su propio sufrimiento, y entonces vea si lo que digo tiene algún valor. Si no lo tiene, entonces nada significa en absoluto que yo haya sufrido o no. Cuando la mente discierne la causa de su propio sufrimiento y se libera de ella, entonces resulta posible una vida sin explotación, una vida de profundo amor.

Pregunta: ¿Cree usted que hay alguna verdad en los fenómenos espiritistas, o son sólo autosugestiones?

KRISHNAMURTI:  Aun después de que uno ha examinado el fenómeno espiritista bajo condiciones muy estrictas -porque hay mucha charlatanería y engaño en relación con todo esto-, ¿qué valor tiene?

¿Qué hay detrás de esta cuestión? Casi todos queremos saberlo porque deseamos ser guiados, o porque queremos entrar en contacto con aquéllos que hemos perdido, esperando así libramos de la soledad o encubrir nuestra angustia con explicaciones. Por lo tanto, con la mayoría de nosotros, el deseo que hay detrás de esta pregunta es: “¿Cómo puedo escapar del sufrimiento?” Ustedes desean que se los guíe a través de la vida a fin de evitar el sufrimiento, a fin de no entrar en conflicto con la realidad. En consecuencia, abandonan la autoridad de una iglesia, de una secta o una idea, y confían en esta nueva autoridad espiritista. Pero la autoridad sigue guiándolos y dominándolos como antes. Sus vidas, a causa del control, del escape, se vuelven más y más superficiales, más y más incompletas. ¿Por qué conceder más autoridad, más capacidad de comprensión a los muertos que a los vivos?

Cuando hay un deseo de ser guiados, de buscar certidumbre en la autoridad, la vida debe convertirse inevitablemente en un gran dolor y en un vacío enorme. La riqueza de la vida, la profundidad de comprensión, la dicha del amor, pueden llegar sólo gracias al discernimiento de lo falso, de lo ilusorio.

Pregunta: ¿Debemos destruir el deseo?

KRISHNAMURTI: Queremos destruir el deseo porque el deseo engendra conflicto y sufrimiento. Usted no puede destruir el deseo; si pudiera, se volvería usted nada más que una cáscara vacía. Averigüemos, más bien, qué es lo que da origen al sufrimiento, qué nos impulsa a destruir nuestro deseo.

El deseo está tratando continuamente de satisfacerse, y en su satisfacción hay pesar, sufrimiento y regocijo. De ese modo la mente, para guiamos y prevenimos, se vuelve el mero depósito de los recuerdos. A fin de que el deseo, en su satisfacción, no pueda generar sufrimiento, la mente se limita y protege con valores e imposiciones basadas en el temor. Así, gradualmente, el deseo se vuelve cada vez más limitado, más estrecho, y de esta limitación se deriva el sufrimiento, el cual nos impulsa a vencer y destruir al deseo o nos obliga a encontrar un nuevo objetivo para ese deseo.

Si destruimos el deseo, hay muerte. Y si nos limitamos a cambiar el objetivo del deseo, si encontramos nuevos ideales para el deseo, entonces sólo estamos escapando del conflicto, y así no puede haber riqueza ni plenitud. Si no hay una limitada, egoísta persecución de objetivos o ideales, entonces el deseo es, en sí mismo, el movimiento continuo de la vida.

Pregunta: Si, como usted dice, la inmortalidad existe, presumimos que, sin desearla, la realizaremos inevitablemente en el curso natural de la experiencia y, de este modo, no crearemos explotadores. Pero si la deseamos, entonces haremos de aquéllos que nos ofrecen la inmortalidad, nuestros explotadores conscientes o inconscientes. ¿Es esto lo que usted desea comunicar?

KRISHNAMURTI: Traté de explicar cómo creamos la autoridad, la cual hace necesaria la explotación. Ustedes crean las autoridades en su deseo de continuidad egoísta, a la que llaman inmortalidad. Si usted anhela que esa conciencia limitada, el “yo”, continúe, entonces aquél que le promete que perdurará, se convierte en su autoridad, la cual origina la formación de una secta, y así sucesivamente.

Ahora bien, la inmortalidad no es, en absoluto, una continuidad egoísta. La realización de aquello que es inmensurable sólo puede existir cuando la mente ya no está constreñida a su propia conciencia limitada, cuando ya no persigue su propia seguridad. Mientras la mente esté buscando protegerse a sí misma, mientras esté creando su propia limitación particular, no puede conocer el devenir eterno.

Pregunta: El hombre, ¿es en algún sentido superior a la mujer?

KRISHNAMURTI: ¡La pregunta ha sido formulada seguramente por una mujer! La inteligencia no es superior ni inferior; es única. No discutamos, pues, quién es superior o inferior, antes bien, descubramos cómo despertar esa divinidad de la inteligencia. Uno puede hacerlo tan sólo por medio de la constante percepción alerta. Cuando hay temor, hay sumisión a las múltiples estupideces y compulsiones de la religión, de la sociedad, de la propia esposa, del marido o del vecino. Pero cuando la mente, gracias a su propia percepción y a su sufrimiento, penetra a fondo en la ilusión de la seguridad y de sus muchos valores falsos, entonces hay inteligencia, un devenir eterno.

28 de junio de 1935


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 SEGUNDA PLÁTICA EN MONTEVIDEO


Amigos:

Me han sido formuladas muchas preguntas. Y antes de responder a algunas de ellas diré unas palabras a modo de introducción.

Creo que sería más bien vano y absurdo si ustedes desechan meramente lo que digo tildándolo de comunista o anarquista, o diciendo que no es nada nuevo. Para descubrir si ello tiene algún valor significativo y comprobar si contiene alguna calidad esencialmente verdadera, uno debe experimentar con ello y no limitarse a desecharlo. Para descubrir la calidad de cualquier idea que expongo, ustedes deben realizarla en la acción con un propósito deliberado y consciente. Sólo entonces podrán conocer la cualidad renovadora le la acción en la vida cotidiana -porque estamos muy interesados en esa acción inteligente que revelará la riqueza y plenitud de la vida-. Para descubrir por nosotros mismos esta clase de acción, no debe haber ni rechazo ni ciega aceptación de las ideas que estoy tratando de explicar, sino que éstas deben ser verdadera y conscientemente experimentadas. Entonces conocerán la cualidad siempre renovadora de la acción.

Para vivir inteligentemente, supremamente, tenemos que descubrir por nosotros mismos cuáles son los obstáculos o los prejuicios que impiden el libre flujo de la realidad. Al comprender el significado de la causa y existencia de estos obstáculos, los abandonaremos espontáneamente, sin compulsión alguna. Sólo entonces podrá existir el movimiento libre le la realidad.

Hay, entre otros obstáculos, uno que causa un daño incalculable a la mente. Antes de que explique cuál es ese impedimento, tengan la bondad de no saltar a conclusiones o pensar en términos de opuestos. Para comprender el profundo significado de ese obstáculo, la mente tiene que ser muy flexible y no tan sólo conclusiva, dado que esto impide el continuo discernimiento de la realidad.

Uno de los mayores obstáculos para el libre flujo de lo real, es la autoridad. Es una e las barreras más destructivas que hemos creado en nuestro deseo de autoprotección y seguridad. Por conveniencia, dividamos la autoridad en interna y externa. La autoridad externa es el medio, la tradición, el hábito, la cerrada moralidad de la religión, la autoridad de los expertos y la autoridad de los intereses creados. Está el medio externo ejerciendo presión y violencia sobre el individuo, condicionándolo y deformándolo. Mientras no emprendamos esta presión limitadora del medio con su influencia corrosiva, la cual nos obliga a actuar conforme a un determinado patrón -acción que a menudo se considera voluntaria-, mientras no seamos capaces de discernir su verdadero significado, habrá por fuerza continuo conflicto y sufrimiento que limitarán cada vez más la acción.

Al reaccionar a esta compulsión externa, comenzamos a desarrollar una autoridad interna, una ley interna basada en el temor, en la memoria autoprotectora constituida por búsqueda de seguridad y consuelo; conforme a esa ley interna estamos continuamente ajustando y comparando nuestra conducta, lo cual, a su propia y sutil manera, controla y limita el pensamiento y la acción creando así su propio conflicto y sufrimiento.

Tenemos, pues, la compulsión que procede de lo externo, y la compulsión interna que se ha desarrollado a causa de nuestro propio deseo de seguridad y certidumbre y que todo el tiempo está falseando y deformando el discernimiento.

Si la mente comprendiera la realidad, sería una mente nueva, libre de toda carga e influencia. O sea, uno tiene que volverse plenamente alerta, consciente de la sutil influencia que ejercen, por una parte los intereses creados -que, según he explicado, pertenecen al medio-, y por otra parte la compulsión interna basada en la condición adquisitiva y autoprotectora del temor y la memoria. Cuando uno comienza a darse cuenta, a percibir que la influencia o la autoridad en cualquiera de sus formas, grosera o sutil, tienen que corromper el pensamiento, entonces la mente, al liberarse de sus propias limitaciones, es capaz de actuar con verdadero discernimiento. Porque la acción de la autoridad, basada fundamentalmente en el deseo autoprotector, tiene que aumentar por fuerza la estupidez y sus ilusiones, destruyendo la acción creativa hasta convertir al individuo en nada más que un conjunto de reacciones automáticas. Cuando el individuo comprende conscientemente el significado profundo de la autoridad, cuando la mente está por completo desnuda, creativamente vacía, entonces hay un estado de bienaventuranza.

Me han entregado muchas preguntas y he escogido aquéllas que considero representativas. Si entre ellas no se encuentra la que alguno de ustedes ha formulado, le ruego que escuche las que contestaré y verá que también estoy respondiendo a su pregunta.

Pregunta: En su primera plática usted nos dio la impresión de que estaba destruyendo los viejos valores y abriendo camino. En las pláticas siguientes, ¿va a construir de nuevo, dándonos la esencia de su enseñanza?

KRISHNAMURTI: Bueno, no puedo destruir valores que han sido creados por cada individuo y que se han convertido en instrumentos de explotación, ya sea por parte de la sociedad o de las religiones. Ustedes, mediante su propio esfuerzo, mediante su propia comprensión del verdadero significado de los valores existentes, pueden empezar a destruir aquéllos que son esencialmente falsos. Si yo sólo destruyo los valores viejos y establezco una nueva serie de valores, ninguno de ustedes se habrá liberado, sólo se habrán convertido en prisioneros de los valores nuevos. No hay una diferencia fundamental, sólo un cambio de prisiones. Así que, por favor, entiendan el propósito de estas pláticas. Nadie puede entregarles la verdad. Ustedes, mediante su propia comprensión creadora, tienen que descubrir por sí mismos lo verdadero en lo falso. Si yo elaborara un nuevo sistema o una nueva estructura de pensamiento, ésta se convertiría en otra clase de autoridad y de prisión, mientras que si ustedes, gracias al propio discernimiento, comienzan a descubrir lo verdadero, estarán liberando la energía creativa de la inteligencia; y ésa es la verdad. La verdad es única; no es polifacética, es completa en sí misma. Cada uno debe llegar a ella sin compulsión alguna, sin seguir a nadie, sin ningún ajuste a un sistema o patrón. Tienen que luchar contra los viejos valores falsos que el hombre ha creado en el curso de los siglos y que hoy le son impuestos despiadadamente, esos valores que ustedes, como individuos, han establecido para sí mismos al desear autoprotección y seguridad.

No importa mucho el nombre que quieran darme, y a ustedes no puede importarles mayormente lo que yo soy. Lo que importa es si ustedes, en su sufrimiento, están destruyendo realmente los valores falsos que los encierran, o si están creando nuevas barreras que aprisionarán al hombre.

El interlocutor pregunta: “En las pláticas siguientes, ¿va a construir de nuevo, dándonos la esencia de su enseñanza?” La mayoría de nosotros busca explicaciones. Las explicaciones son tan sólo mucho polvo en los ojos. Si ustedes toman siquiera una de las ideas que he expuesto y perciben inteligentemente toda su significación, estarán comenzando a liberar la inteligencia creativa. La realización plena la encontrarán mediante la propia acción, no mediante algún sistema particular de pensamiento.

Pregunta: ¿Cree usted que un hombre de poca cultura, oprimido, que gana un salario miserable y debe mantener a su mujer y a sus hijos, puede salvarse espiritual y económicamente sin ayuda, sin una guía?

KRISHNAMURTI: Por cierto que, económicamente, el hombre no puede ser individualista, como lo ha sido durante tantos siglos causando con ello caos, explotación y desdicha. Pero espiritualmente -si es que puedo usar esa palabra de la que tanto se abusa-, debe ser un individuo completo. Es decir, cuando el hombre comienza a descubrir y a descartar los falsos valores que ha establecido en su búsqueda de protección y seguridad, despierta en sí mismo la verdadera inteligencia. Hoy en día, está siendo despiadadamente empujado dentro de este falso sistema individualista.

Cuando uno comienza espontáneamente a cuestionar, a investigar y descartar los valores falsos que las religiones y la sociedad han establecido, despierta esa inteligencia única, la cual es acción cooperativa, no ajuste compulsivo, servil. Sin esta inteligencia, ustedes actúan meramente como máquinas.

Para que ocurra un cambio fundamental que dé origen a la acción cooperativa, tiene que haber una completa, verdadera e individual libertad de pensamiento; pero ésta es una de las cosas más difíciles de realizar, porque durante siglos hemos sido educados para obedecer y ajustamos a una norma. El deseo de crear autoridades y seguirlas, está sutil y profundamente arraigado en nosotros. Cuando hay un problema, buscamos ayuda que encontramos con demasiada facilidad. Así, de manera gradual y casi inconsciente, establecemos la autoridad, a la cual nos abandonamos por completo hasta que ya no existe un pensamiento que se aparte del sistema, de la tradición y de las ideas establecidas.

Ahora bien, el interlocutor quiere saber si un hombre de condición inferior, de escasa educación, puede realizar esa espiritual y genuina inteligencia, esa unicidad. Puede hacerlo si comienza vigorosamente a cuestionar y descubrir el significado de los valores establecidos y así libera el pensar creativo. Desafortunadamente, esas personas tienen muy poco tiempo para sí mismas, al final del día están agotadas, exhaustas. Pero ustedes, que supuestamente son educados, que disponen de tiempo libre, pueden ocuparse de que estas otras personas también tengan un medio apropiado en el que puedan vivir y pensar, y no sean incesantemente embaucadas y explotadas.

La profunda calidad de la inteligencia no se encuentra mediante la mera educación; no es el resultado de la servil obediencia a la autoridad o de la impuesta moralidad social, sino que surge gracias al diligente descubrimiento de los valores genuinos. Cuando exista esa inteligencia única, no existirán la explotación ni la dominación ni la cruel persecución del éxito personal y egoísta.

Pregunta: ¿Cómo podemos estar seguros de que la destrucción de los prejuicios científicos, religiosos, morales y psicológicos, dará como resultado la felicidad?

KRISHNAMURTI: Usted desea de mí la garantía de que si renuncia a algo, obtendrá alguna otra cosa a cambio. (Risas) Abordamos la vida con una mentalidad mercantil y no vemos que el prejuicio es inherentemente falso, Antes de renunciar a lo que poseemos, deseamos que se nos asegure que recibiremos algo a cambio. Y en esto consiste realmente toda la persecución de la virtud. Pero la mentalidad que renuncia a fin de obtener alguna otra cosa, jamás podrá encontrar la felicidad; una mentalidad así nunca puede comprender la naturaleza pura de la verdad, la cual ha de comprenderse por su propia belleza, no como una recompensa.

Ahora bien, si piensan seriamente al respecto, verán que todo nuestro sistema de pensamiento se basa en esta idea de la recompensa. Después de todo, el hombre verdaderamente culto actúa sin buscar una recompensa. Esto requiere no sólo el reconocimiento de la falsedad de la recompensa, sino la comprensión, el discernimiento de los valores intrínsecos. Si uno es un verdadero artista o un hombre que ama realmente su trabajo, no busca recompensas. Sólo la persona que no está enamorada de la vida busca constantemente, de manera vulgar o sutil, una recompensa o un premio, porque sus acciones se originan en el temor. ¿Cómo puede una persona semejante comprender el rápido movimiento, la naturaleza sutil de la verdad?

Pregunta: ¿Trata usted de liberar al individuo, o trata de despertar en él el deseo de libertad?

KRISHNAMURTI: Si usted no está sufriendo, si no se halla en conflicto, si no hay problemas ni crisis en su vida, entonces es muy poco lo que se le puede decir. O sea, si está dormido, entonces la acción de la vida debe despertarlo primero. ¿Pero qué ocurre, por lo general, cuando comienza a sufrir? Busca inmediatamente un remedio que alivie su sufrimiento. Así, gradualmente, en su búsqueda de consuelo, se adormece nuevamente a causa de su propio esfuerzo; y lo que otro puede hacer es señalarle tan sólo cómo está haciendo esto. Usted se adormece buscando consuelo, y a esto lo llama la búsqueda de Dios, de la verdad. Cuando la mente está despierta a causa de un choque emocional al que usted llama sufrimiento, ése es el momento justo para investigar la causa del dolor, desde luego, sin buscar consuelo. Si observa bien, verá que cuando hay un sufrimiento agudo, su pensamiento busca un consuelo, un remedio, y de hecho, usted encuentra un remedio, el cual no hace sino embotar la mente y apartarla de la causa del sufrimiento, creando de ese modo una ilusión.

Lo expondré de otra manera. Cuando la mente reside en una rutina acostumbrada de pensamiento, no hay conflicto, no hay sufrimiento ni un intenso interés por la vida. Pero cuando usted tiene alguna clase de experiencia que le produce una conmoción emocional a la que llama sufrimiento y que lo despierta de su hábito, entonces la reacción inmediata es buscar otro consuelo al cual el pensamiento pueda acostumbrarse nuevamente. La mente busca todo el tiempo certidumbres a fin de sentirse segura y no ser perturbada; en consecuencia, la vida se llena de temores y reacciones defensivas. Pero la experiencia está destruyendo continuamente nuestras certidumbres; no obstante, buscamos sutilmente crear otras. Por lo tanto, la vida se vuelve un proceso continuo de lucha y sufrimiento, de creación y destrucción. Pero si la mente no buscara finalidades, conclusiones y seguridades, encontraría que hay un ajuste constante, una comprensión de lo que significa el movimiento de la vida; sólo entonces existe la realidad permanente, sólo en eso hay felicidad.

Pregunta: ¿Qué entiende usted por “religión”? Yo me siento reunido con Dios a través de Cristo. ¿A través de quién está usted reunido con Dios?

KRISHNAMURTI: Por religión entiendo la creencia organizada, el credo, el dogma y la autoridad. Ésa es una forma de religión. Luego está la religión de las ceremonias, que no es sino sensación y ostentación. Después está la religión de la experiencia personal. La primera forma obliga al individuo a amoldarse, por su propio bien y mediante el temor, la fe, el dogma y el credo, a cierto patrón. La segunda inculca la divinidad en el adorador, haciéndolo por medio del espectáculo y el boato. Con la tercera, la experiencia personal, trataremos enseguida.

Ahora bien, la religión organizada debe, inevitablemente, crear divisiones y conflictos entre los hombres. Uno puede ver esto en todo el mundo. El hinduismo -como el cristianismo, el budismo y otras religiones organizadas- tiene sus propias creencias y dogmas familiares que son barreras casi impenetrables entre los hombres, barreras que destruyen su amor. ¿Qué valor, qué significado tienen estas religiones, cuando se basan fundamentalmente en el temor? Si ustedes disciernen la falsedad de la creencia organizada, si ven que no pueden comprender la realidad mediante ninguna creencia particular, que la inteligencia no puede ser despertada por ninguna autoridad en absoluto, entonces como individuos, no como grupo organizado, se liberarán de esta imposición destructiva. Esto significa que deben cuestionar, desde el principio mismo, toda la idea de la creencia; pero esto implica gran sufrimiento, porque no es un mero proceso intelectual. Un hombre que investiga sólo intelectualmente la cuestión de la creencia, no encontrará sino polvo. Si un hombre que está sufriendo cuestiona toda esta estructura basada en el miedo y la autoridad, entonces encontrará esas aguas de la vida que aplacarán su sed.

Tenemos, entonces, esa experiencia personal que también es llamada experiencia religiosa. Requiere mayor franqueza, mayor esfuerzo de nuestra parte desenredarnos de las ilusiones que se relacionan con esta experiencia. Cuando hay tanta confusión, desdicha e incertidumbre, anhelamos encontrar estabilidad, paz y felicidad. O sea, en lugar de discernir la causa del sufrimiento, queremos escapar del conflicto hacia algo que pueda darnos satisfacción intensa, estímulo y felicidad; a la sensación y excitación que eso nos produce las llamamos, por lo general, experiencia religiosa. Si ustedes examinan impersonalmente, sin ningún prejuicio, estas experiencias así llamadas religiosas, verán que no son sino compensaciones para el sufrimiento que han sido desarrolladas por la propia mente. Lo que las personas llaman experiencia religiosa es, por consiguiente, un escape hacia una ilusión que ellas consideran una realidad, en la que viven pensando que eso es Dios, la verdad, etc. Si están sufriendo, en vez de buscar lo opuesto, la felicidad, disciernan la causa fundamental del sufrimiento y empiecen a liberarse de la causa; entonces existe esa realidad que no puede ser medida por las palabras.

Una mente que desea comprender la verdad, debe estar libre de estas tres ilusiones: de la creencia organizada con su autoridad y sus dogmas, de las ceremonias con su boato y su sensación, y de esas ilusiones que, creadas por la propia mente, van acompañadas de satisfacciones y de una destructiva felicidad. Cuando la mente se halla en verdad exenta de todo prejuicio, cuando no busca una recompensa ni cultiva una deidad ni espera la inmortalidad, entonces, en esa claridad de discernimiento, surge a la vida la realidad.

Pregunta: Soy un sacerdote y pienso que soy bastante representativo del sacerdocio en general. No he tenido ninguna revelación, ninguna experiencia mística en absoluto, pero creo sinceramente en lo que predico desde el púlpito porque lo he leído en los libros sagrados. Mis palabras ofrecen consuelo a aquéllos que escuchan. ¿Debo renunciar a ayudarlos y abandonar mi ministerio a causa de que no he tenido tal experiencia directa?

KRISHNAMURTI: Señor, ¿a qué llama usted ayudar a las personas? Si quiere pacificarlas, drogarías para que duerman, entonces necesita la revelación y la autoridad. A causa de que hay tanto sufrimiento, pensamos que consolando a las personas las estamos ayudando. Este consolarlas no es sino adormecerlas, así que el que consuela se vuelve el explotador.

No se limiten a reír ante la pregunta pasándola por alto, diciendo que no es pertinente para ustedes. ¿Qué es lo que están buscando? Si están buscando consuelo, encontrarán quienes los consuelen y les provean de drogas que los satisfagan. Pero “¿qué es lo que alguien puede enseñarles verdaderamente? Lo que otro puede ayudarles a hacer es discernir por sí mismos si están escapando de la realidad hacia una ilusión. Esto quiere decir que la persona que habla, que predica, debe ella misma estar libre de ilusiones. Entonces será capaz de ayudar a otros, aun sin leer los libros sagrados. Ayudará al individuo a mantenerse despierto, consciente de las realidades de la vida, liberado de toda ilusión. Al discernir una ilusión, la mente se libera de ella gracias a la comprensión profunda y destruye al creador de ilusiones, que es ese centro de conciencia limitada, el “yo”, el ego.

Si usted quiere ayudar realmente al ser humano porque usted mismo percibe el completo caos y el sufrimiento que existen, no le dará ninguna droga que lo adormezca, sino que lo ayudará a descubrir por sí mismo las causas que impiden el nacimiento de la inteligencia. Es difícil enseñar auténticamente sin dominar, sin imponerse; y tanto el maestro como el discípulo deben hallarse libres de la sutil influencia de la autoridad, porque la autoridad corrompe y destruye toda comprensión.

Pregunta: ¿Cree usted en Dios?

KRISHNAMURTI: Lo importante es descubrir por qué buscan ustedes a Dios, ya que cuando son felices o cuando aman, no buscan el amor, la felicidad. Entonces no creen en el amor, son el amor. Sólo cuando no hay alegría ni felicidad, tratan de buscarlas. Ustedes buscan a Dios porque se dicen: “No puedo comprender esta vida con su desdicha, su injusticia, sus explotaciones y crueldades, con su amor cambiante y sus constantes incertidumbres. Si pudiera comprender la realidad que es Dios, entonces todas estas cosas llegarían a su fin”.

Para un hombre que se halla en prisión, la libertad sólo puede estar en la fuga imaginaria. Nuestra búsqueda de la realidad, de Dios, no es sino un modo de escapar de los hechos. Si comenzamos a liberamos de la causa del sufrimiento, si liberamos a la mente de las brutalidades propias de la ambición personal y del éxito, del anhelo de seguridad individual, entonces existe la verdad, la realidad. Entonces no preguntarán a otro si Dios existe. La búsqueda de Dios, para la inmensa mayoría de las personas es nada más que un escapar del conflicto, del sufrimiento. A este escape lo llaman religión, búsqueda de la eternidad; pero lo que realmente están buscando es sólo una droga que las adormezca.

La causa principal del sufrimiento del hombre es su egoísmo, que se expresa de muchas maneras, esencialmente en su búsqueda por intermedio de la inmortalidad, del afán posesivo y la autoridad. Cuando la mente se libere de estas causas que crean conflicto, ustedes comprenderán, sin creencias, aquello que es inconmensurable, que es la realidad. Una mente abrumada por la creencia, por el prejuicio, una mente predispuesta, no puede descubrir lo desconocido. Tiene que estar completamente desnuda, sin ningún apoyo, sin anhelar ni esperar nada. Entonces existe la realidad, la cual no puede ser medida por las palabras.

Así que no busquen vanamente aquello que es, sino descubran las trabas, los obstáculos que impiden a la mente percibir la verdad. Cuando la mente se halla creativamente vacía, existe lo inconmensurable.

Pregunta: ¿Qué es la inmortalidad?

KRISHNAMURTI: Para comprender la inmortalidad y su verdadero significado, la mente tiene que estar libre de todo prejuicio religioso. Es decir, usted ya tiene una idea de lo que la inmortalidad debe ser, y esa idea es el resultado del intenso deseo de continuar como una conciencia limitada. Todas las religiones del mundo prometen esta inmortalidad egoísta. Si usted quiere comprender la inmortalidad, la mente debe estar libre de este anhelo de continuación individual.

Ahora bien, cuando usted dice que el “yo” debe continuar, ¿qué es este “yo”? El “yo” es nada más que la forma, el nombre, ciertas cualidades y recuerdos, ciertos temores y prejuicios, ciertos deseos limitados, ciertas acciones incompletas. Todo esto compone el “yo”, el cual se convierte en la conciencia limitada, el ego. Usted desea que esta conciencia limitada continúe. Es decir, cuando pregunta si la inmortalidad existe, está preguntando si el “yo” continuará, ese “yo” que es, inherentemente, una conciencia frustrada.

Para expresarlo de un modo diferente: En momentos verdaderamente creativos del pensamiento o de la expresión, no hay una conciencia como el “yo”. Sólo en momentos de conflicto, de sufrimiento, la mente toma conciencia de su propia limitación, llamada el “yo”; y nos hemos acostumbrado tanto a ese “yo”, que ansiamos su continuación pensando que esto es la inmortalidad. Así, cualquiera que nos garantiza esta inmortalidad individual, se convierte en nuestra autoridad. De modo grosero o sutil, esa autoridad nos explota por medio del temor. Por lo tanto, ustedes que buscan esta inmortalidad egocéntrica, ilusoria, crean a los explotadores con todas sus crueldades. Pero si están realmente libres de esta conciencia limitada con sus ilusiones, esperanzas y temores, entonces existe el movimiento eterno, el continuo devenir, no del “yo”, sino de la vida misma.

Pregunta: ¿No piensa usted que cualquier movimiento o revuelta social que tenga éxito en educar a la generación joven sin ninguna clase de ideas religiosos o concepciones acerca del más allá, es un paso positivo en el progreso humano?

KRISHNAMURTI: Las ideas religiosas no se limitan tan sólo al más allá. Se trata de algo mucho más profundo. El deseo de estar seguros da origen a la concepción acerca del más allá y a muchas otras sutilezas que engendran temor, para libramos de todo eso, necesitamos un gran discernimiento. Sólo una mente insegura comprenderá la verdad; una mente no predispuesta, no condicionada por el temor, estará abierta a lo desconocido. Ocupémonos, pues, de las limitaciones y de su causa.

La pregunta es ésta: ¿Podemos educar a los niños de modo que no busquen la seguridad? Ahora bien, para educar a otro uno debe empezar antes que nada consigo mismo. ¿Están ustedes fundamentalmente libres de esta idea de la seguridad” ¿Son enteramente vulnerables a la vida, sin ningún muro autoprotector? Para descubrir esto, empiecen a estar alerta, empiecen a cuestionar todos los valores que rodean y encierran a la mente. Entonces descubrirán, gracias al propio despertar de la inteligencia, el verdadero significado de la seguridad.

26 de junio de 1935