Una vez más el bar Kafka nos proporcionaba tema para narrar. Cerca del piano hay una pequeña biblioteca con libros , diarios y revistas. En la mesa que ocupamos por la mañana había una revista vieja y al abrirla en forma casual en cualquier hoja vemos un artículo muy interesante...
¿De qué trataba ese artículo Narrador?
Ah, era una nota escrita por el doctor Facundo Manes, un prestigioso neurocientífico y Rector de la Universidad Favaloro, el tema en cuestión era el sentido del olfato, me veo tentado a transcribirlo todo pero me limitaré a citar el comienzo, dice así: "El olfato es considerado como un "sentido oculto" porque, a diferencia de la vista, el tacto y el gusto, no solemos utilizarlo de manera consciente. Y es tan poderoso que sentir un aroma particular puede transportar nuestra mente a momentos del pasado"
Abunda en consideraciones técnicas sobre el funcionamiento del cerebro. Lo que llamó a la atención fue una comprobación práctica de sus dichos....
...¿y cómo fue eso?...
Al retirarnos del bar para efectuar unas compras pasamos por la puerta de una carpintería y el penetrante olor a aserrín nos transportó de inmediato al primer día de clase en la escuela primaria, era el mismo olor que emanaba de los lápices de madera y mina de carbón cuando eran visitados por infatigables sacapuntas. Y pudimos ver por asociación a la señorita Esther, nuestra primera maestra.
Todo eso se esfumó al instante siguiente, comprobamos el poder evocador de los olores.
¿De qué trataba ese artículo Narrador?
Ah, era una nota escrita por el doctor Facundo Manes, un prestigioso neurocientífico y Rector de la Universidad Favaloro, el tema en cuestión era el sentido del olfato, me veo tentado a transcribirlo todo pero me limitaré a citar el comienzo, dice así: "El olfato es considerado como un "sentido oculto" porque, a diferencia de la vista, el tacto y el gusto, no solemos utilizarlo de manera consciente. Y es tan poderoso que sentir un aroma particular puede transportar nuestra mente a momentos del pasado"
Abunda en consideraciones técnicas sobre el funcionamiento del cerebro. Lo que llamó a la atención fue una comprobación práctica de sus dichos....
...¿y cómo fue eso?...
Al retirarnos del bar para efectuar unas compras pasamos por la puerta de una carpintería y el penetrante olor a aserrín nos transportó de inmediato al primer día de clase en la escuela primaria, era el mismo olor que emanaba de los lápices de madera y mina de carbón cuando eran visitados por infatigables sacapuntas. Y pudimos ver por asociación a la señorita Esther, nuestra primera maestra.
Todo eso se esfumó al instante siguiente, comprobamos el poder evocador de los olores.