¿SE PUEDE CONOCER LO DESCONOCIDO?

¿Se puede conocer lo desconocido?

por Consuelo MartínExtracto del libro: vivir en espíritu y en verdad
Consuelo Martín
Habitualmente vivimos en lo conocido y creemos que no podemos salir de ahí, también nos enquistamos en esa creencia porque tenemos miedo a lo desconocido, así lo conocido nos parece la realidad o le damos ese titulo para tranquilizarnos. Hacemos esa demarcación, instalamos la valla bien clara de hasta dónde abarca lo conocido y ésa es la realidad para nosotros. Pero cuando un ser humano busca la Realidad al ir haciendo la mente contemplativa, le sucede algo inesperado: se da cuenta de que la Realidad está precisamente en lo desconocido. Y se queda perplejo al mirar alrededor y ver cómo todo el mundo vive en lo conocido, intercambia cosas manidas, se instala en lo consabido, presume de tener muchos conocimientos dentro de la valla bien marcada y pelea, disfruta, sufre a partir de lo conocido.
Para que la mente se haga contemplativa tiene que haber riesgo de pérdida de lo conocido. Cuando le hemos dado realidad absoluta a ese territorio, nos asusta su abandono. Pero cuando por sabiduría, por comprensión, se va deshaciendo esa pequeña realidad que habíamos delimitado ―lo cual quiere decir que ya no nos la creemos―, no vivimos pendientes de ella, no le otorgamos plena autoridad.
Lo conocido reside en la mente pensante, concreta, sensorial, incluso en la mente que calcula y mide, la mente que se ocupa de la cantidad. Hay muchas ciencias a partir de lo cuantificable, hoy en día ésas son las ciencias que más autoridad poseen y las más valoradas. Por ejemplo, la cantidad es muy importante en el ámbito de las esferas empresariales, el intercambio de monedas, tantas unidades por tantas manzanas; o en las estadísticas, saber cuántas personas actúan de tal manera para deducir lo que conviene hacer para manejar las tendencias. Se trata a los seres humanos como si fueran cifras.
Aunque la cantidad constituye una abstracción a partir de los datos sensoriales, no sale de ese nivel. Para trascender de verdad lo sensorial hace falta una abstracción mayor que la numérica. Y entonces ya empieza a perder importancia la cantidad en aras de la calidad. Actualmente se habla mucho de la calidad de vida, pero no se entiende lo que es calidad, se cree erróneamente que deriva de la cantidad de dinero, la cantidad de vacaciones, el número de países que conozco, el número de gente con la que trato, la suma de influencias o poderes que puedo manejar.
Ese ámbito es perfectamente conocido. Quizá intuimos en algún momento: he de ir más allá de lo conocido, salir de las apariencias, de lo que todo el mundo sabe, del lugar donde sin darme cuenta resbalo como en un tobogán, de la inercia inconsciente de los hábitos de la humanidad, de las costumbres imperantes. Cuando vislumbro que puede haber algo más, siento que he de descubrirlo por los medios habituales; creyendo que lo desconocido es asimismo algo concreto. De la misma manera que antes usaba las cosas conocidas, me valía de ellas, las manipulaba y controlaba a mi antojo, de esa misma manera ahora pretendo acceder a lo desconocido.
¿Será posible conocer lo desconocido? Obviamente, no. Porque lo desconocido no es un conocimiento que todavía no he adquirido; tal y como indica la partícula "des", se trata de lo que no es conocimiento. Estoy equivocándome entonces cuando, en el camino espiritual o en la contemplación, creo que voy a acumular algún conocimiento insólito, misterioso, que voy a lograr determinada experiencia novedosa para añadir al cúmulo de cosas que he hecho bien, a mis experiencias, a mis costumbres.
Lo desconocido afecta a todo, incluso a aquel que conoce. Aquel que quiere llegar a lo insondable como si fuera un conocimiento más, pertenece también al ámbito de lo conocido y de lo pensado. Es un mero pensamiento. De modo que el propio "yo" que quiere llegar a lo desconocido es ya conocido. De ahí se deduce claramente que esa entidad no puede acceder nunca a lo desconocido. Aquel supuesto personaje que quiere librarse de los pensamientos no es sino un cúmulo de pensamientos, un objeto pensado. ¿Podemos ver esto? Sin embargo, la lluvia de lo desconocido va impregnando al sujeto que siente un anhelo sincero por descubrirlo.
Intentamos que la mente contacte con zonas que normalmente no se tocan. Ahí estamos abriendo la puerta a lo desconocido, ésa es la entrada. Habitualmente se transitan las zonas manidas ―calcular, prever, acumular informaciones y repetirlas, intercambiar opiniones―, pero no suele llegarse a ese territorio en el que se deshace todo el mundo conocido. ¡Cuidado! Es ahí donde se desdibuja el mundo. ¿Hemos observado ya suficientemente lo que es el mundo que conocemos? Si no lo hemos observado todavía en profundidad, no hay nada que hacer. Nos quedan muchas experiencias por pasar, muchos desengaños pendientes. Hemos de darnos cuenta, observar bien, hasta que llegue un momento en el que digamos: ya está bien, esto no es la Realidad. No basta con leerlo en un libro y pensar que esta teoría de que el mundo es irreal parece interesante. Eso no sirve, por la sencilla razón de que quien está afirmando que el mundo es ilusorio y que hay una realidad superior es igualmente irreal. Ahí está el punto clave.
Entonces, ¿qué hacer? Surge la actitud de inquietud de la mente pensante. La respuesta verdadera es que no se puede hacer nada desde el mismo lugar en que me encuentro al dudar. Para llegar a aquello desconocido, hay que estar ya en esa frecuencia, no se puede hacer nada pensando. Y ¿quién está ya en aquel ámbito? No lo que yo creo ser. Por lo tanto, expresándolo en otro lenguaje, ¿cómo podré llegar a lo sagrado? Nunca lo haré sintiéndome separado de la divinidad, creyéndome una parte insignificante de la creación, una criatura entre miles y millones, innumerables entidades. Así nunca será posible unirse a lo divino. La misma ofuscación de mi percepción limitada me impedirá descubrirlo. Cuando me doy cuenta de lo que es Real, cuando constato por Conciencia directa, cuando contemplo y veo directamente lo que es Dios, es cuando ya lo soy. Cuando descubro lo infinito, lo insondable, es cuando ya soy Eso.

REENCARNACIÓN

Jiddu Krishnamurti y la Reencarnación...
Mi hermano John murió en los primeros días de enero de 1972. Esto fue completamente inesperado y un gran choque para mí. El conoció a Krishnaji durante tanto tiempo como yo y muchas veces lo divirtió con sus historias y aventuras personales. Krishnaji acababa de llegar de Europa y estaba viviendo en Malibú en la casa de Mrs. Zimbalist. Le telefoneé para darle las tristes nuevas diciéndole que deseaba verlo. El me invitó que viniera al día siguiente a almorzar con él. Me dio sus condolencias muy afectuosamente. A la hora de la mesa fui directamente al punto: “¿Sobreviviría John a su muerte corporal en alguna forma más sutil? Sí o no”. Hubo un momento de silencio. -“Mi sentir corporal agregué- es que él está al lado mío precisamente ahora”.
“Por supuesto que él está precisamente aquí al lado de usted” dijo Krishnaji-. “El está muy cerca de usted y continuará estándolo por algún tiempo”.
Dos horas después todavía estábamos sobre el asunto de la muerte y el más allá. El se refirió a que la parte de la personalidad que sobrevive a la muerte del cuerpo es como un eco en lugar de un cuerpo astral, como los teósofos le llamaban, el eco de la persona que vivió sobre la tierra, dependiendo la duración de su vida en el otro lado, de la fuerza de su personalidad individual en la tierra. “El eco de la doctora Besant por ejemplo dijo él- durará por largo tiempo puesto que ella tenía una muy fuerte personalidad”
-“Su punto de vista aquí es muy similar al de los teósofos” dije
-“Con una importante diferencia” dijo él- “No hay substancia permanente que sobreviva a la muerte del cuerpo. Ya sea que el ego dure un año, diez años o un millón de años. Finalmente tiene que terminar”
La conversación fue una de las más reveladoras e iluminadoras que nunca había tenido con Krishnaji, o algo que yo le hubiera oído sobre este asunto de la muerte y la supervivencia.
Al terminar esto, Mrs. Zimbalist hizo notar que era una lástima no haber grabado esta conversación, ya que aguijoneado por mi insistente preguntar e indagar y ayudado por la simpatía de Mrs. Zimbalist Krishnaji había explorado lo que para nosotros era una nueva dimensión, sobre este fascinante tema.
Krishnaji tiene una extraordinaria capacidad para recordar, cuando él quiere hacer uso de este don, y unos pocos días después, urgido por Mrs. Zimbalist: él, Alain Naudé y Mrs. Zimbalist recrearon toda la conversación que fue grabada, con Naudé preguntando a Krishnaji esencialmente las mismas preguntas que yo había hecho. Esto se hizo en un ambiente mucho más quieto, naturalmente, y siendo las preguntas de Naudé más frías e intelectuales. Ellas no tenían la urgencia y la fuerte emoción de mi enfoque, porque yo estaba herido en aquella ocasión. De todas maneras, me sentí fascinado cuando oí la grabación. Esta no había sido publicada aún, pero aquellos pocos que la habían oído han señalado su fuerte impacto. Krishnaji me ha dado permiso para publicarla en conexión con este breve trabajo y aparecerá en el apéndice.
APENDICE
UNA CONVERSACION - Krishnamurti, Alain Naudé, Sra. Mary Zimbalist Enero 14 de 1972
Krishnamurti: Decíamos que el otro día Sidney Field vino a verme. Su hermano John murió recientemente. Ustedes lo conocieron. Sidney estaba muy interesado en saber si su hermano estaba viviendo en un nivel diferente de conciencia; si se encontraba allí John como una entidad para nacer a una próxima vida. Y si yo creía en la reencarnación, y qué significaba eso. Y así por el estilo tenía cantidad de preguntas. Sidney estaba pasando por un tiempo muy difícil por la muerte de su hermano a quien él amaba y a quien nosotros conocimos durante años y años. Y así, partiendo de esta conversación dos cosas se presentaron. Primera, ¿hay un ego permanente? Si existe tal cosa como algo permanente, entonces ¿cuál es su relación del presente al futuro? Porque si usted admite o acepta o cree o afirma que hay un ego permanente, entonces la reencarnación. . .
Alain N. Es inevitable.
Krishnamurti. No inevitable. Yo no diría inevitable. Es plausible, porque el ego permanente, para mí, sí es permanente, puede ser cambiado en diez años. Puede encarnar en forma diferente en diez años.
Alain N. Todos hemos leído esto en los escritos hindúes. Leímos acerca de niños que recordaban la vida pasada. Sobre una niña pequeña quien dijo: “¿Qué estoy haciendo aquí? Mi casa está en otra aldea. Yo estoy casada, etc. etc. Tengo tres hijos”. Y en muchos casos yo creo que esto ha sido verificado.
K. Yo no sé. Así, allí está eso. Si no hay entidad permanente, entonces ¿qué es la reencarnación? Ambas involucran tiempo. Ambas involucran un movimiento en el espacio. Siendo el espacio el ambiente, las relaciones, las presiones, existiendo todo eso dentro de ese espacio, tiempo.
A. Dentro del tiempo y de las circunstancias temporales.
K. Esto es la cultura, etc.
A. Dentro de alguna especie de ambiente social.
K. Así, ¿hay allí un yo permanente? Evidentemente no. Pero Sidney dijo: “Entonces ¿por qué siento que John está conmigo? Cuando entro al cuarto sé que él está allá. Yo no me estoy engañando, no lo estoy imaginando -lo siento a él allá como siento a mi hermana quien ayer estaba en ese cuarto. Esto es tan claro y tan definido como esto.
A. Y también, señor, cuando usted dice “evidentemente no”. ¿Explicaría usted eso?
K. Pero, espere, si él dice mí hermano está allí, yo dije: “por supuesto que él está allí”, porque ante todo, usted tiene sus asociaciones y memorias de John y esas son proyectadas, y esas proyecciones son sus recuerdos.
A. Así, lo que el John que está contenido dentro de usted, es eso.
K. Es eso. Y cuando John vivía estaba asociado con usted. Su presencia está con usted. Mientras que él estaba viviente, usted podía no haberlo visto en todo el día, pero su presencia estaba en ese cuarto.
A. Su presencia estaba allí y quizá esto es lo que la gente quiere decir cuando habla de una aura.
K. No, el aura es diferente. No nos adelantemos aún.
K. - ¿Puedo interrumpir? Cuando usted dice que él estaba en ese cuarto sea vivo o muerto, ¿estaba allí algo externo a su hermano y su hermana que estaban allí o estaba eso en su conciencia?
K. Estaban ambas, en su conciencia y fuera de su conciencia. Yo puedo proyectar a mi hermano y decir que él estaba conmigo la noche pasada, sintiendo que estaba conmigo. Eso puede emanar de mí, o John, que murió hace diez días su atmósfera, sus pensamientos, su manera de conducirse, aún permanecían allí aún cuando físicamente él ya podía no estar allí.
A. El moméntum psíquico.
K. El calor físico.
Z. ¿Está usted diciendo que allí hay una especie de energía, para decirlo de un modo diferente, la cual se desprende de los seres humanos?
K. Hay una fotografía de un estacionamiento tomada cuando hubo allí muchos carros y la foto los mostraba, aunque en realidad allí no había carros, la forma de los carros que habían estado allá, fue lo que mostraba la fotografía.
A. Sí, yo la vi.
K. Esto es calor que el carro había dejado, quedó sobre el negativo.
A. Y también, un día, cuando estábamos todos viviendo en Gstaad, la primera vez que fui su huésped en Gstaad, estábamos viviendo en “Les Capris”, usted salió para América primero que nosotros y yo fui a su departamento. Usted estaba allí y a la vez camino de América, y su presencia estaba allí extremadamente fuerte.
K. Así es eso.
A. Su presencia era tan fuerte que uno sentía que podía tocarla. Esto no fue simplemente porque yo hubiera estado pensando en usted antes de entrar al departamento.
K. Por tanto, hay tres posibilidades; Yo proyecto hacia afuera mi recuerdo y mi conciencia, o bien pesco la energía residual de John.
A. Como un aroma que pudiera perdurar.
K El pensamiento de John o la existencia de John está aún allí.
A. Esta es la tercera posibilidad.
Z. ¿Qué quiere usted decir por “La existencia de John”?
A. -¿Qué John está realmente allí como antes de morir? La tercera posibilidad.
K. Yo vivo en un cuarto por cierto número de años. La presencia de ese cuarto contiene mi energía, mis pensamientos mis sentimientos.
A. Ello contiene su propia energía y cuando nos cambiamos a una nueva casa a veces toma tiempo antes de que podamos deshacernos de la persona que estuvo antes allí, aunque usted no la hubiera conocido.
K: Así, esas son las tres posibilidades. Y otra es el pensamiento de John, porque John se apegaba a la vida. Los deseos de John están allá en el aire, no en el cuarto.
A: En forma inmaterial.
K: Sí, ellos están allí justamente como un pensamiento.
A: ¿Y esto quiere decir que John está consciente y allí hay un ser que es autoconsciente llamándose a sí mismo John pensando esos pensamientos?
K: Lo dudo.
A: Pienso que es lo que la gente que cree en la reencarnación postularía.
K: Vea lo que ocurre, señor. Esto hace cuatro posibilidades y la idea de que John, cuyo cuerpo físico se ha ido, existe en pensamiento.
A: ¿En su propio pensamiento o en el de alguien más?
K: En su propio pensamiento.
A: - ¿Existe como una entidad pensante?
K: Existe como una entidad pensante.
A: Es un ser consciente.
K: Esto es (escuchen esto, es muy interesante) John continúa porque él es el mundo de la vulgaridad, de la codicia, de la envidia, de la bebida y de la competencia. Este es el patrón común del nombre. Eso continúa y John puede ser identificado con eso o es eso.
A: John es los deseos, los pensamientos, las creencias, las asociaciones.
K: Del mundo.
A: Las cuales están encarnadas y son materiales.
K: Lo cual es el mundo en el cual está cada uno.
A: Es algo grande lo que usted está diciendo. Sería muy bondadoso que usted pudiera explicarlo un poco más. Cuando usted dice que John persiste, que John continúa, porque es la continuación de lo vulgar en él siendo lo vulgar lo mundano, lo material y las asociaciones.
K: Eso es, temor, deseo de perder, posesión.
A: Deseo de ser una entidad.
K: Así es, porque eso es una cosa común del mundo. Él es del mundo y el mundo por esto encarna.
A: Usted dice que el mundo encarna.
K: Tome como ejemplo la masa del pueblo. Ellos están atrapados en esa corriente y esa corriente sigue. Yo puedo tener un hijo quien es parte de esa corriente y en esa corriente está también John como un ser humano atrapado en ella. Y mi hijo puede recordar algunas de las actividades de John.
A: Pero usted está diciendo algo diferente.
K: Sí.
A: Usted está diciendo que John está contenido en todas las memorias que todas las distintas gentes tienen de él. A ese respecto podemos ver que él existe. Porque yo recuerdo a un amigo mío muerto no hace mucho y era muy claro para mí pensar en eso que de hecho él estaba muy, muy vivo en las memorias de todas las gentes que lo habían amado.
K: Así es precisamente.
A: Por lo tanto, él no estaba ausente del mundo, él estaba aún en la corriente de los acontecimientos a los cuales llamamos el mundo, y que son las vidas de diferentes seres quienes se habían asociado con él. En este sentido vemos que él puede quizá vivir para siempre.
K: A menos que él rompa con eso, salir fuera de la corriente. Un hombre que no es vulgar (permítaseme usar esa palabra, vulgar representa todo esto: codicia, envidia, poder, posición, odio, deseo, todo eso. Llamemos a eso vulgar) A menos que yo me libre de lo vulgar, continuaré representando el conjunto de la vulgaridad, la total vulgaridad del hombre.
A: Sí, yo seré esa vulgaridad por perseguirla y de hecho encarnar en ella dándole vida.
K: Por lo mismo, yo encarno en esa vulgaridad. Esto es: primero puedo proyectar a John, mi hermano.
A: En mi pensamiento, mi imaginación o recuerdo de él. El segundo punto, yo puedo recoger su energía kinética que aún se encuentra a su alrededor.
K: Su aroma, su gusto, su manera de hablar.
A: La pipa que estaba aún sin fumar sobre el escritorio la carta a medio terminar.
K: Todo eso.
A: Las flores que recogió en el jardín.
K: Tercero. El pensamiento permanece en el cuarto.
A: ¿Permanece el pensamiento en el cuarto?
K: Los sentimientos.
A: Uno pudiera decir que es el equivalente psíquico de su energía kinética.
K: Sí.
A: Su pensamiento permanece casi como un olor material, como un olor físico.
K: Así es.
A: La energía del pensamiento permanece como un viejo saco que usted ha colgado.
K: El pensamiento, la voluntad, si él tiene una muy fuerte voluntad, deseos y pensamientos activos, eso también permanece.
A: Pero eso no es diferente del tercer punto. El tercer punto es que el pensamiento permanece, el cual es voluntad, el cual es deseo.
K: El cuarto punto es el del río de la vulgaridad.
A: Esto no es muy claro.
K: Mire, señor, yo vivo una vida ordinaria, como millones y millones de gentes.
A: Sí, persiguiendo metas, esperanzas y temores.
K: Yo vivo esa acostumbrada vida. Un poco más refinada, un poco más elevada o más baja a lo largo de la misma corriente. Yo sigo esa corriente. Yo soy esa corriente. Yo, siendo esa corriente, estoy abocado a continuar en esa corriente, la cual es la corriente del “yo”. No soy diferente de los millones de las otras gentes.
A: Por lo tanto, está usted diciendo, señor, que aún muerto yo continúo porque las cosas que era yo mismo, continúan.
K: En el ser humano.
A: Por lo tanto, yo sobrevivo. Yo no era diferente de las cosas que llenaba y preocupaban mi vida.
K: Así es.
A: Desde luego que estas cosas que llenaban y preocupaban mi vida, sobreviven por decirlo así, yo sobrevivo puesto que ellas lo hacen.
K: Correcto. Es el cuarto punto.
A: La pregunta es acerca del quinto. Hay una entidad consciente, pensante, que sabe que es consciente cuando todo el mundo dice: “Allí va el pobre viejo John” aun cuando lo han puesto en la tierra, hay una entidad consciente que inmaterialmente dice: “Muy gracioso, ellos han puesto este cuerpo en la tumba pero yo tengo consciencia de estar vivo”.
K: Sí.
A: Esta es la pregunta que pienso que es difícil de contestar.
K: Sidney ha hecho esta pregunta.
A: Porque nosotros vemos que todo mundo existe en estas otras formas después de la muerte.
K: Usted está haciendo la pregunta, ¿acaso John cuyo cuerpo fue quemado, cremado acaso esa entidad continúa viviendo?
A: ¿Acaso esta entidad continúa teniendo conciencia de su propia existencia?
K: Yo pregunto si hay un John separado.
A. Usted dijo al principio “¿Hay tal cosa como un ego permanente?” Usted dijo: “Evidentemente no”.
K: Cuando usted dice que John, mi hermano, está muerto y pregunta si está viviendo, viviendo en una conciencia separada, yo pregunto si él estuvo alguna vez separado del río.
A: Sí.
K: ¿Sigue usted lo que estoy diciendo, señor?
A: ¿Hubo allí un John vivo?
K: Cuando John estaba vivo, era diferente del río?
A: La corriente llenaba su conciencia de sí mismo. Su conciencia del mismo era la corriente conociéndose a sí misma.
K: No, señor. Vaya despacio. Esto es algo complicado. El río de la humanidad es cólera, odio, celos, búsqueda de poder posición, trampas, corrupción, contaminación. Esta es la corriente. De ese río es mi hermano John. Cuando él existió físicamente, tenía un cuerpo material, pero psicológicamente era todo eso. Por lo tanto, ¿fue él alguna vez diferente de esto? ¿De esta corriente? O, ¿tan sólo físicamente diferente y por lo tanto, pensaba que él era diferente. ¿Sigue usted mi punto?
A: Había una entidad que era autoconsciente…
K: Como John.
A: El era autoconsciente y la corriente estaba en relación con él.
A: Mi mujer, mi hijo, mi amor.
K: Pero ¿era John enteramente diferente de la corriente? Este es mi punto. Por lo tanto, lo que está muerto es el cuerpo. Y la continuación de John es parte de esa corriente. Yo, como su hermano, querría pensar de él como separado porque él vivió conmigo como un ser separado físicamente. Internamente él perteneció a la corriente. Por lo tanto, ¿había allí un John que fuera diferente de la corriente? Y, si él era diferente, entonces ¿qué ocurre? Yo no sé si usted sigue esto.
A: Hay una corriente desde fuera y hay una corriente desde dentro. La vulgaridad que se ve en la calle, es diferente al hombre que se siente a sí mismo estar actuando en el momento de esa vulgaridad. Yo insulto a alguien. Esto es vulgaridad. Usted ve esa vulgaridad desde afuera y dice que ese es un acto vulgar. Yo que estoy insultando a alguien, veo el acto en una forma diferente. Yo siento la vida autoconsciente en el momento en que insulto. De hecho, yo insulto porque hay una conciencia actuando como un “yo”. Me estoy protegiendo a mí mismo, por tanto, insulto.
K: Mi punto es, esto es lo que está ocurriendo con cien millones de gentes. Millones de gente. Mientras yo estoy nadando en esa corriente, ¿soy acaso diferente? ¿Es el verdadero John diferente de la corriente?
A: ¿Existió alguna vez un John?
K: Este es todo mi punto.
A: Hubo una determinación consciente la cual se sintió a sí mismo ser John.
K: Sí, pero yo puedo imaginarlo. Yo puedo inventar que soy diferente.
A: Había imaginación, pensamiento, llamándose a sí mismo John.
K: Sí, señor.
A: Ahora, ¿acaso ese pensamiento sigue llamándose a él mismo John?
K: Pero yo pertenezco a esa corriente.
A: Usted siempre pertenece a la corriente.
K: No existe entidad separada como John, quien fue mi hermano y quien ahora está muerto.
A: ¿Está usted diciendo que allí no había individuo?
K: No, esto es lo que nosotros llamamos permanente. El ego permanente es esto.
Z. El cual pensamos que es individual.
K: Lo individual, lo colectivo, el “yo”.
A: Sí, la creación del pensamiento, la cual se llama a sí mismo “yo”.
K: Sí, eso es de esa corriente.
A: Así es.
K: Por lo tanto, ¿acaso hubo alguna vez un John? Hay solamente un John cuando él esté fuera de la corriente.
A: Así es.
K: Así, primero estamos tratando de descubrir si hay un ego permanente que encarna.
A: La naturaleza del ego es impermanente.
K: La reencarnación es en toda el Asia y entre la gente moderna que cree en ella, digamos, que hay un ego permanente. Usted emplea muchas vidas hasta que pueda ser disuelto y absorbido en Brahma y todo eso. Ahora, ¿existe, desde el principio una entidad permanente una entidad que dura por siglos y siglos? No hay tal entidad permanente y esto es evidente. Me gusta pensar que soy permanente. Mi permanencia se identifica con mis muebles mi esposa, mi marido, las circunstancias. Estas son palabras e imágenes del pensamiento. Realmente yo no poseo esta silla. La llamo mía.
A: Exactamente. Piensa usted que es una silla y usted se la apropia.
K: Me gusta pensar que la poseo.
A: Pero esto es nada más una idea.
K: Así, observe esto: No existe “yo” permanente. Si hubiera un “yo” permanente éste sería esta corriente. Ahora bien, dándome cuenta que yo soy como el resto del mundo, que no hay un K. separado o un John como mi hermano, entonces yo puedo encarnar si yo salto fuera de la corriente. Encarnar en el sentido de que el cambio puede tener lugar fuera de la corriente. En la corriente no hay cambio.
A: Si hay permanencia ésta es fuera de la corriente.
K: No, señor, la permanencia, la semipermanencia, es la corriente.
A: Y por lo tanto, no es permanente. Si esa fuera permanente no sería la corriente. Por lo tanto, si hay una entidad. entonces esa debe existir fuera de la corriente. Por lo tanto, aquello que es verdad, la cual es permanente, no es algo.
K: No está en la corriente.
A: Correcto.
K: Cuando Naudé muera, mientras que él pertenece a la corriente, esa corriente y su fluir es semipermanente.
A: Sí, eso sigue. Es una cosa histórica.
K: Pero si Naudé dice, yo encarnaré, no en la próxima vida, ahora, mañana, lo cual quiere decir: yo me saldré de la corriente, él no pertenece ya a la corriente, por lo tanto, no hay nada permanente.
A: No hay nada que reencarne; por lo tanto, aquello que reencarna, si la reencarnación es posible, no es permanente de ninguna manera.
K: No, esa es la corriente.
A: Eso es muy temporal.
K: No lo ponga de esa manera.
A: Una entidad separada no es real.
K: No, mientras yo pertenezca a la corriente.
A: Yo realmente no existo. . .
K: No hay entidad separada. Yo soy el mundo.
A: Esto es así.
K: Cuando yo me salgo del mundo, ¿hay un “yo” que continúa?
A: Exactamente. Eso es hermoso.
K: Así, lo que estoy tratando de hacer es justificar la existencia de la corriente.
A: ¿Es eso lo que estamos haciendo?
K: Por supuesto, cuando yo digo que debo tener muchas vidas y por lo mismo debo ir a través de la corriente.
A: Entonces, lo que tratamos de hacer es tratar de establecer que somos diferentes de la corriente.
K: No lo somos.
A: No somos diferentes de la corriente.
K: Así, señor ¿qué ocurre entonces? Si no existe un John permanente, o Naudé o Zimbalist, ¿Qué ocurre? Recuerde usted, señor, creo haber leído en la tradición Tibetana o en alguna otra tradición, que cuando una persona muere, cuando está agonizando el sacerdote o el monje se acerca y envía toda la familia fuera, cierra la puerta y dice al hombre moribundo -“Mire usted, está muriendo déjese ir- deje todos sus antagonismos, todas sus mundanalidades toda su ambición, déjelo ir, porque usted va a encontrarse con una luz en la cual usted será absorbido si usted lo permite. Si no, usted regresará. Lo cual es regresar a la corriente. Estará de nuevo en la corriente.
A: Sí.
K: Así, ¿qué ocurre a usted si se sale de la corriente?
A: Usted se sale de la corriente, usted cesa de ser, pero de todas maneras, el “yo” que usted era, era solamente creado por el pensamiento.
K: El cual es la corriente.
A: La vulgaridad.
K: La vulgaridad. ¿Qué ocurre si usted sale de la corriente? El salirse es la encarnación. Sí, señor, pero esto es una cosa nueva en la que usted está entrando. Es una nueva dimensión que viene a ser.
A: Sí.
K: Ahora, ¿qué ocurre? ¿Sigue usted esto? Naude se ha salido de la corriente. ¿Qué ocurre? Usted no es un artista. No es un hombre de negocios. No es un político. Toda esa identificación es parte de la corriente.
A: Todas las cualidades.
K: Todas las cualidades. Cuando usted descarta todo eso ¿qué ocurre?
A: Usted no tiene identidad.
K: La identidad está aquí. Digamos por ejemplo, Napoleón o cualquiera de esos llamados líderes mundiales, ellos mataron, ellos asesinaron, ellos hicieron todos los errores imaginables, ellos vivieron y murieron en la corriente, ellos eran de la corriente. Esto es muy sencillo y muy claro. Hay un hombre que sale de la corriente.
A: ¿Antes de la muerte física?
K: Por supuesto, de otra manera no habría caso.
A: Por lo tanto, otra dimensión nace.
K: ¿Qué ocurre?
A: El final de la dimensión que es familiar para nosotros es otra dimensión, pero esa no puede nombrarse en forma alguna porque toda postulación está en términos de la dimensión en la que estamos.
K: Sí. Pero suponga que usted, viviendo ahora. . .
A: Se sale de ella.
K: Se sale de la corriente, ¿qué ocurre?
A: Esto es muerte, señor.
K: No, señor.
A: Esto es muerte, pero no muerte física.
K: Ve usted, usted se sale de ella, ¿qué ocurre?
A: Nada puede decirse sobre lo que ocurre.
K: Espere, señor. Ve usted, ninguno de nosotros sale del río y estamos siempre desde el río tratando de llegar a la otra orilla.
A: Es como una gente hablando de un profundo sueño cuando despierta.
K: Esto es así señor. Pertenecemos a esta corriente todos nosotros. El hombre pertenece a la corriente y desde la corriente quiere llegar a la otra orilla, sin dejar nunca el río. Ahora el hombre dice muy bien, yo veo la falacia de todo eso lo absurdo de mi posición.
A: Usted no puede hablar de otra dimensión desde la vieja dimensión.
K: Por tanto, dejo ésta. Así, la mente dice: “¡Fuera!” Él se sale y ¿qué ocurre? No lo verbalice.
A: Lo único que se puede decir sobre esto en términos de la corriente, es silencio. Porque éste es el silencio de la corriente y también puede decirse que es la muerte de la corriente. Por lo tanto, en términos de la corriente esto a veces se llama olvido.
K: Usted sabe lo que significa salir de la corriente. No carácter.
A: No memoria.
K: No, señor, vea No carácter porque en el momento en que usted tiene carácter, eso es de la corriente: en el momento en que usted dice que es virtuoso o no virtuoso , usted es de la corriente. Salirse de la corriente es salirse de esta total estructura. Así, la creación, como la conocemos, está en la corriente, Mozart, Beethoven, ¿sigue usted?- los pintores, todos ellos están aquí.
A: Yo pienso quizá, señor, que algunas veces, los que están en la corriente, están vivificados, como si dijéramos, con algo que es de más allá.
K: No, no, no puede ser. No diga estas cosas porque yo puedo crear en la corriente. Puedo pintar maravillosos cuadros. ¿Por qué no? Puedo componer las más extraordinarias sinfonías, toda la técnica. . .
A: ¿Por qué son ellas extraordinarias?
K: Porque el mundo las necesita. Existe la necesidad, la demanda y el suplirla. Yo estoy diciendo a mí mismo qué ocurre al hombre que realmente sale fuera. Aquí en el río, en la corriente, la energía está en conflicto, en contradicción, en lucha, en vulgaridad; pero esto va a seguir todo el tiempo.
A: Yo y usted.
K: Sí. Esto sigue todo el tiempo. Cuando él se sale de allí no hay conflicto, no hay división como mi país y su país.
A: No división.
K: No hay división. Así ¿cuál es la calidad de ese hombre, de esa mente que no tiene sentido de división? Esto es pura energía, ¿no es así? Por tanto nuestro interés es esta corriente y el salir de ella
A: Esta es meditación, esta es verdadera meditación, porque la corriente no es vida. La corriente es totalmente mecánica.
K: Yo debo morir a la corriente.
A: Todo el tiempo.
K: Todo el tiempo y por lo tanto debo negar, no negar, yo no debo estar mezclado con John quien está en la corriente.
A: Uno debe repudiar las cosas de la corriente.
K: Eso significa que yo debo repudiar a mi hermano.
A: Debo repudiar tener un hermano. ¿Ve usted lo que esto significa?
K: Veo que mi hermano pertenece a esto y como me he salido de la corriente mi mente está abierta. Pienso que esto es compasión.
A: Cuando la corriente es vista desde esto que no es de la corriente.
K: Cuando el hombre de la corriente sale de ésta y mira, entonces él tiene compasión.
A: Y amor.
K: Así, vea usted, señor, la reencarnación que es encarnar una y otra vez, está en la corriente. Esto no es muy consolador. Yo vengo a usted y le digo: “Mi hermano murió ayer” y usted me dice esto. Yo lo llamo a usted un hombre terrible y cruel. Pero usted está llorando por usted mismo, usted está llorando por mí, por la corriente. Esto es el motivo por lo que la gente no quiere saber. Yo quiero saber dónde está mi hermano, no lo que él es
K R I S H N A M U R T I
El Cantor y la Canción
(Memorias de una amistad)
Autor: Sidney Field Povedano
EDITORIAL ORIÓN
MÉXICO
1988
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SEXO

 • El sexo
El sexo es un problema porque parecería que en ese acto hay completa ausencia del «yo». En ese instante uno es
feliz, ya que hay una cesación de la conciencia de sí mismo; y, al desear más de ello, más de la abnegación del «yo»,
en la cual hay felicidad completa sin pasado ni futuro, al exigir esa felicidad completa por medio de la fusión total, de
la integración, es natural que ello se convierta en algo de suma importancia. ¿No es así? Por ser algo que ofrece un
júbilo genuino, un completo olvido de nosotros mismos, queremos más y más de ello. Ahora bien, ¿por qué quiero más
de ello? Porque en todo lo demás estoy en conflicto, porque en todos los otros niveles de la existencia hay fortalecimiento del «yo». Económica, social y religiosamente, hay un constante espesamiento de la conciencia de mí mismo, el cual implica conflicto. Después de todo, uno es consciente de sí mismo sólo cuando hay conflicto. La autoconciencia es, en su naturaleza misma, el resultado del conflicto [...].
De modo que el problema no es, ciertamente, el sexo, sino cómo estar libre del «yo». Uno ha experimentado, por
unos pocos segundos o por más tiempo, esa condición en la que el «yo» está ausente; y cuando el «yo» está ahí, hay
conflicto, desdicha, lucha. En consecuencia, existe el constante anhelo por más de ese estado libre del «yo».
J. Krishnamurti. El Libro de la Vida-Meditaciones Diarias

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