RESEÑA
Este libro conmemora las últimas pláticas de Krishnamurti en Saanen, Suiza, donde por veinticinco años sostuvo reuniones internacionales todos los veranos. En estas cinco pláticas y en las tres sesiones de preguntas y respuestas, Krishnamurti recalca una y otra vez que él no es un gurú ni un líder, sino que juntos él y su auditorio, están investigando como amigos la difícil situación que atraviesa el ser humano; juntos investigan profundamente por qué el hombre, a pesar de su asombroso avance tecnológico, ha seguido siendo internamente un bárbaro; juntos sondean en cuestiones tan vitales como el conflicto, el desorden, la culpa, el deseo, el miedo, el dolor, el arte de vivir, la belleza, el pensamiento, la meditación, el tiempo, el amor y la muerte. Cada uno de nosotros, sostiene Krishnamurti, es responsable por la espantosa violencia que hoy impera en el mundo, puesto que éste es lo que somos nosotros -nacionalista, egocéntrico, codicioso, ambicioso, lleno de prejuicios- y ello ha creado la ansiedad en que vivimos. Unicamente mediante una completa transformación en nosotros mismos, podemos ayudar a producir un cambio en la condición del mundo. Y esa transformación sólo puede ser instantánea, porque lo que somos ahora es lo que seguiremos siendo mañana. El cambio gradual es inútil. Krishnamurti se había propuesto que la reunión de Saanen en el verano de 1985 fuera la última. Sentía que, a los noventa años, tenía que reducir sus viajes. Falleció el 17 de febrero de 1986. Para quienes han visitado Saanen y para aquellos que han leído sus libros pero nunca han estado allá, este volumen se yergue como un monumento a un gran maestro religioso.
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