ÚLTIMAS PLÁTICAS EN SAANEN - Prólogo -

 KRISHNAMURTI 

ÚLTIMAS PLÁTICAS EN SAANEN 

Titulo del original en inglés: Last Talks at Saanen 1985

 Prólogo 

Este libro es una conmemoración de las últimas pláticas que Krishnamurti ofreció en Saanen, Suiza, después de veinticinco años de sostener ahí reuniones internacionales durante todos los veranos. Fue una coincidencia afortunada que Mark Edwards se encontrara ese verano en Saanen para fotografiar la reunión desde el comienzo, puesto que la decisión de Krishnamurti de no ofrecer más pláticas en ese lugar no fue anunciada sino hasta casi finalizar las actividades. La razón de que Krishnamurti desistiera de continuar con las reuniones de Saanen fue que, a los noventa años, sintió que debía limitar un poco sus viajes. Saanen, situado en el Oberland Bernés, es un hermoso pueblo que Krishnamurti vio por vez primera cuando en 1957 fue a hospedarse con un amigo en la vecina ciudad de Gstaad. Sin embargo, ya conocía bien Suiza gracias a las muchas visitas que hiciera a Villars a través de los años. Siempre había amado las montañas y los paisajes montañeses. En el verano de 1961, una amiga italiana alquiló para él una casa amueblada en Gstaad, el Chalet Tanneg, y por los siguientes veintitrés años Krishnamurti pasaría algunas semanas en esta misma casa de campo que era alquilada todos los veranos. (Fue sólo durante los dos últimos años, después de que Tanneg se vendiera, que él tuvo que encontrar otro alojamiento cerca de Saanen). Siempre llegaba a Tanneg anticipándose bastante al comienzo de las pláticas y permanecía por algún tiempo después de que éstas finalizaban. Durante el primer verano de 1961, se arregló para él una pequeña reunión en la Landhaus de Saanen (el Town Hall) que sólo daba cabida a unas 350 personas; sin embargo, en las pláticas que ofrecía ahí estuvieron representadas 19 nacionalidades diferentes. Se encontraba ese verano en Gstaad Aldous Huxley, un gran amigo a quien Krishnamurti había conocido por primera vez en California, el que acudió luego varias veces para oírle hablar. Al relatar la plática del 6 de agosto, Huxley escribió: «... estuvo entre las cosas más impresionantes que yo haya escuchado jamás. Era como escuchar un discurso del Buda -tal poder, tal autoridad intrínseca, tan inflexible rechazo a permitir al homme moyen sensuel (al hombre medio sensual) cualquier tipo de gurús, salvadores, führers (líderes), iglesias. “Yo les muestro el dolor y la terminación del dolor -y si ustedes no se deciden a satisfacer las condiciones para terminar con el dolor, estén preparados, cualesquiera sean los gurús, iglesias, etc. en que puedan creer, para la continuación del dolor”». Al año siguiente se organizó una reunión más grande en una carpa con cúpula geodésica inventada por Buckminster Fuller, el famoso arquitecto diseñador norteamericano. La carpa se levantó en la pista de aterrizaje de Saanen. En 1963, la misma carpa se levantó en el único terreno completamente llano de Saanen, apartado de la pista de aterrizaje que no había sido desmantelada. El río Saanen corre junto a este sitio de 1,75 acres y hay bosquecillos a ambos lados. Este terreno se compró en 1965 con fondos aportados para la labor de Krishnamurti y administrados por un comité legalmente constituido. De ahí en adelante todas las reuniones se efectuaron en este lugar. En 1968 se reemplazó la ya gastada carpa con cúpula, y desde entonces hubo un solo reemplazo más. La asistencia a estas reuniones de Saanen se fue incrementando año tras año. En la última reunión se apiñaron dentro de la carpa más de 3000 personas para las cinco pláticas y las tres sesiones de preguntas y respuestas ofrecidas por Krishnamurti. Estuvieron representadas casi todas las nacionalidades, una enorme variedad de tipos y una amplia gama de edades. Algunas personas vinieron meramente por un día; muchas más permanecieron durante toda la reunión. Las casas rodantes y los excursionistas fueron acomodados en el campamento municipal; otros alquilaron chalets o se alojaron en hoteles o en casas de huéspedes de Saanen y de pueblos vecinos. Algunos, que no podían afrontar los gastos de las casas de huéspedes, pernoctaron en dormitorios colectivos, ya sea en viejas escuelas en desuso o en edificios ocasionalmente utilizados por las fuerzas militares. A quienes lo deseaban, se les proporcionaba una comida caliente diaria a un costo mínimo, la cual se cocinaba en una cocina improvisada y se comía al aire libre. Las reuniones jamás hubieran podido realizarse de no ser por la voluntaria y generosa ayuda de tantas personas a lo largo de esos veinticinco años. En las últimas reuniones, las pláticas se grabaron en cinta magnetofónica y también en vídeo. Las cintas se transcribían inmediatamente y se entregaban copias a los traductores, quienes superponían las traducciones en una pista paralela existente en las grabaciones de vídeo, registrándolas también en cintas de audio. De este modo, al día siguiente no sólo estaban a la venta los videos y los casetes correspondientes a la plática del día anterior, en inglés, alemán, francés, italiano, holandés y español, sino que se exhibían videos en esos mismos idiomas. La última reunión de Saanen en 1985 fue bendecida con el hechizo de un tiempo realmente hermoso. En la primera sesión de preguntas y respuestas, después de que se anunciara que ésta sería la última reunión, Krishnamurti comenzó su discurso de una manera característica: «Se me dice que hay muchas personas que se sienten tristes por dejar definitivamente Saanen. Si uno está triste, es por el tiempo que hemos desaprovechado». Pero en su última reunión él habló con gran sentimiento: «Hemos tenido los días más maravillosos, hermosas mañanas, bellos atardeceres, largas sombras, profundos valles azules, un claro cielo celeste y la nieve. Nunca ha habido todo un verano como éste. Así es como las montañas, los valles, los árboles y el río, nos dicen adiós». 

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