3. EL FUTURO DEL HOMBRE
Achyut Patwardhan: Señor, existe una sensación general de una crisis que se profundiza. Tal sensación se debe a distintos factores del medio ambiente: la carrera armamentista, la polución, los problemas económicos, y subyaciendo todo esto, una sensación de decadencia moral. En una nación como la India, este sentimiento es todavía más intenso. Sería conveniente estudiar la relación existente entre esta crisis moral interior y sus manifestaciones externas que amenazan la supervivencia humana. El problema que se plantea es el siguiente: ¿Podemos descubrir por nosotros mismos esta relación entre la crisis interna del individuo y la externa?
Romesh Thapar: Señor, quisiera añadir algo a lo que acaba de decir Achyutji. Como persona que ha venido analizando estos problemas durante los últimos veinticinco o treinta años, presentando una perspectiva al respecto, miro al mundo y observo que se está hundiendo. Cuando veo el problema de mi país, veo que, para el año 2000, nuestra sociedad deberá estructurarse para una población de mil millones de personas. Me doy cuenta que la estructuración de esta sociedad no podrá realizarse de la misma manera que la ya hecha en otras sociedades. Para ser honesto con mi gente, debo decir que la estructuración tiene que ser de una índole especial, el apuntalamiento social debe ser especial. Pero con este hundimiento del mundo y con el papel que actualmente están jugando las comunicaciones, pienso que los sistemas de valores que persigo a tientas, están siendo atacados constantemente e incluso pueden estar destruyendo esos elementos modernizantes que existen dentro de la sociedad. Ante tal situación me pregunto: ¿es posible descubrir una nueva forma de pensamiento que me proteja de este horrendo argumento? Porque si soy incapaz de reestructurar mi sociedad sobre la base de los principios justos, aislándola de la corrupción que tiene lugar por doquier, estableceré una sociedad que sea brutal e injusta.
T.N. Madan: Quisiera hacer una aclaración sobre el primer punto que se ha tocado. Yo no sé de ninguna época, cultura o nación en que la gente no haya pensado que existía una crisis moral. Por ello, creo que la primera cuestión sería definir la naturaleza de nuestra crisis moral. De lo contrario, nos dejaríamos impresionar muy directamente por los problemas más inmediatos y pensaríamos que nuestro tiempo es el peor de todos, que el mejor tiempo fue el pasado o pensaríamos en términos de utopías. Así que, en primer lugar, ¿podríamos definir la naturaleza de esta crisis moral? Y la clave de esto podría encontrarse en lo que el señor Thapar estuvo diciendo. Adherimos a aquellos valores que consideramos que eran buenos, pero es posible que dichos valores ya no existan porque el mundo se ha contraído. Lo que es válido para la comunidad de un pueblo no servirá a nivel mundial. Parece como si hubiéramos quedado atrapados en una hendidura, representada por los cambios que nos vemos obligados a soportar y el sistema de valores que hemos heredado y que naturalmente consideramos precioso. ¿Cómo hemos de resolver el dilema entre la aceptación de un mundo que se está contrayendo y un mundo de valores que no queremos abandonar, del que no queremos alejarnos?
Rajni Kothari: Señor, yo diría que este sentimiento de crisis moral aparece de tiempo en tiempo, básicamente cuando las instituciones se encuentran en quiebra. Hay diferentes puntos de vista acerca de la crisis actual. Uno de ellos es el de que estamos atravesando un período de transformaciones tan rápidas que necesariamente tiene que ocurrir una crisis de esta índole. Como consecuencia, tendremos que reestructurar, hasta cierto punto, todo esto. No veo claramente los principios generales de un sistema alternativo, de una nueva forma de reestructurar la actividad del hombre o su intelecto; y al no existir nada que sustituya lo que se está derrumbando, aparece este sentimiento de crisis moral.
Ashish Nandy: Sinceramente, no veo una verdadera crisis moral. Aunque hay una crisis moral en gente como nosotros, cosa que sucede desde hace muchos años. Yo soy un gran partidario del hombre común y corriente y no creo que él sufra una crisis moral, sino que sufre una crisis de supervivencia.
Q: Uno de los hechos más significativos es que hoy disponemos de una serie de medios tecnológicos que producirán un gran impacto en el futuro del hombre. Al trabajar como científico en el mundo de la informática, estoy al corriente de algunos de los importantes logros que están teniendo lugar en este campo. Y lo que yo quisiera aprender en este seminario es cómo cuantificar y reflexionar acerca de estos sistemas de valores, de forma que esas máquinas que vendrán en el futuro, computadoras electrónicas que tendrán la capacidad de aprender y pensar, sean capaces de hacer elecciones correctas.
Sudhir Kakkar: Yo no estoy de acuerdo con ese sentimiento de crisis moral y tampoco con el pesimismo expresado por los que han intervenido.
PJ: Me pregunto por qué estamos usando el término «moral». ¿Está pasando el ser humano por una crisis de igual naturaleza que la sufrida en el pasado? ¿O, debido a una serie de circunstancias especiales, producto de las presiones que generaron los actos de los seres humanos -la ingeniería genética, la informática y la capacidad ilimitada de las computadoras para hacerse cargo de las funciones de la mente humana- se trata de una crisis de orden completamente distinto? No es sólo una crisis moral; hemos tenido crisis morales en el pasado; pero la que actualmente está conmoviendo la mente humana hasta sus mismas raíces es de un orden muy diferente. Creo que es hora de que estudiemos este aspecto: que el problema al que tiene que hacer frente el hombre de hoy es una crisis de supervivencia. Con el desarrollo de la tecnología moderna, la genética y la informática, se están investigando sistemas que pronto podrán hacerse cargo de las funciones de la mente humana; y no hay que descartar que ésta pueda ir atrofiándose. De ser así, ¿no deberíamos empezar a pensar en la crisis que hoy enfrentamos? Tal vez dentro de unos pocos años ya nos sea imposible hacerlo. Si existe una amenaza para las raíces mismas de la mente humana, para la supervivencia de lo que llamamos humano, entonces, ¿cuál es la acción del hombre? ¿Existe tal amenaza? ¿Es posible hacerle frente? Si es así, ¿con qué medios, con qué instrumentos propios podemos encararla?
AP: ¿Puedo explicar el punto que he propuesto? Consideremos el caso de Sajarov, el científico que, obligado por las circunstancias, inventó la bomba de hidrógeno, pero que más tarde, al darse cuenta de la inmensa amenaza que constituía para la supervivencia humana, trató de buscar caminos para hacerle frente a la crisis. En el caso de los científicos esto puede ser dramático; pero la crisis es un hecho tanto para el campesino de pueblo como para el ciudadano común de la ciudad. Bajo la presión de las circunstancias ambientales se está produciendo un auténtico reto a la integridad del hombre.
JU: Existe una crisis política, científica, social y también moral. ¿Cuál es su solución? ¿Es la fe?
Jai Shankar: Todos hemos hablado acerca de una crisis moral. La cuestión es si existe para todos. Por ejemplo, no creo que haya crisis moral para los fabricantes de computadoras o de armamentos, o para quienes los compran, ni para aquellos que desean detentar a toda costa el poder. En el otro extremo, como dice el Dr. Nandy, se encuentra la gente pobre, no enfrenta ninguna crisis moral sino una crisis de supervivencia. Por tanto, ¿de qué crisis estamos hablando? En realidad no se trata de una crisis moral per se, sino más bien del resultado de una disociación entre conocimiento y moralidad.
KV: A propósito de cuanto se está diciendo, ¿podemos preguntamos qué papel juega el miedo en este conocimiento amoral?
PJ: No creo que nadie cuestione la premisa de que un instrumento no es ni moral ni inmoral. Solamente lo es la aplicación que puede dársele. Nadie puede detener la fabricación de esos instrumentos, pero se puede controlar su aplicación, la forma en que son utilizados.
RK: Creo que el señor Jai Shankar se está refiriendo a una parte integral de la naturaleza de la ciencia moderna, cuya motivación y fuerza dinámica es la manipulación, la conquista de la naturaleza y el reordenamiento de la sociedad. Y no es que no exista una perspectiva moral tras la ciencia moderna. Hay una perspectiva moral que nos ha permitido ser conscientes de cierta clase de conocimiento manipulativo que resulta ser amoral. Creo que Achyutji ha señalado esto en el caso de Sajarov, también es así en Einstein. Tras llevar a cabo sus descubrimientos, se sintieron apenados por lo que había ocurrido como consecuencia. Yo creo que Jai Shankar está hablando de algo que es inherente a la naturaleza del conocimiento moderno y que tiende a hacer amorales la ciencia y la tecnología.
JS: ¿En qué momento un instrumento deja de serlo para convertirse en el amo? He aquí la pregunta. Usted da por sentado que los instrumentos siempre pueden ser controlados, por mi parte creo que podría haber instrumentos que le sorprendan a uno; de hecho ya lo hacen, le controlan dejándole a uno muy poca libertad.
O. V. Vijayan: Yo me estaba preguntando si esta crisis es actual o si, por el contrario, no es la repetición de una crisis perenne, con un marco de referencias moderno, contemporáneo. ¿Cuál es la causa de este colapso de la moralidad?
JU: Es verdad que el desarrollo científico y político ha afectado a la conciencia humana. Sin embargo, creo que si se fortaleciera esa conciencia o lo que está en el centro de ella, siempre sería para ella posible ser el amo de los instrumentos que crea. El problema consiste en despertar esa conciencia humana de modo que pueda dominarlos.
KV: ¿En qué momento los instrumentos se convierten en amos?
RK: Se está produciendo una increíble conmoción de conciencia a nivel del hombre de la calle. De hecho, la contracción a la que se refería Romesh no es sólo la producida por la tecnología y las telecomunicaciones, sino también la existente entre las capas alta y baja de la sociedad. Y tal contracción hace surgir nuevas formas y maneras de actuar que la mente ha descubierto. Yo carezco de respuesta para tales problemas, es un proceso extremadamente complicado. Está en marcha un proceso tan radical de transformación de la conciencia que me pone nervioso.
K: Si se me permite señalarlo, no creo que la crisis se halle en absoluto en la moralidad o en los valores. Pienso que está en la conciencia y en el conocimiento. A menos que los seres humanos transformen radicalmente esa conciencia, terminaremos en guerras sangrientas. ¿Ha conseguido el conocimiento transformar alguna vez al hombre en absoluto? Esta es la crisis real. Según los modernos descubrimientos, el hombre ha vivido veinticinco mil años. Durante estos doscientos cincuenta siglos no ha experimentado un cambio radical. Sigue estando angustiado, atemorizado, deprimido, solo; sigue siendo agresivo, infeliz, etc. La crisis está ahí y está también en los conocimientos modernos. ¿Qué estragos ha causado el conocimiento? ¿Acaso han significado algo en la transformación del hombre? Esa es la verdadera pregunta. Hemos de comprender, no de una forma intelectual, verbal, sino en lo más profundo de nuestro ser, la naturaleza de nuestra propia conciencia y si esa tremenda acumulación de conocimiento de los últimos ciento cincuenta años ha servido para el progreso o la destrucción del hombre; o si juega algún papel en su transformación.
PJ: ¿De qué tipo de conocimiento está usted hablando? Podría clarificarnos su concepto del mismo cuando pregunta: «¿qué papel juega el conocimiento en la transformación del hombre?»
TNM: Seguramente aquí existe un problema para comunicarnos y comprendernos unos a otros. Estaba intentando explicarme a mí mismo lo que Krishnaji quiso decir con su observación sobre el conocimiento, y pensaba que quizás lo que quería dar a entender era su deseo de que fuéramos humanos a través de la experiencia, de transformar conocimiento en experiencia. Ahora bien, esto también sería, en cierto nivel conocimiento; el conocimiento de los científicos. Déjenme que, por un momento, me convierta en abogado del diablo y diga que la rúbrica del científico es bastante mala, pero que su concepto de la rectitud moral puede ser todavía peor. Recordemos que quienes crearon las computadoras no lo hicieron para darle mayor libertad al ser humano. Creo que deberíamos averiguar si el problema está en la crisis moral, en la naturaleza del conocimiento o en la adquisición de conocimiento.
PJ: Parece que estuviéramos dando vueltas y más vueltas al tema del conocimiento. Usted habla de la conciencia, que contiene no sólo conocimiento sobre máquinas, computadoras, etc., sino sobre cosas mucho más potentes como pueden ser el miedo, la envidia, la codicia, la soledad, el sufrimiento, etc. Esto no es un conocimiento en el sentido que se le da normalmente al término, aunque usted pueda considerarlo como parte del proceso del conocimiento porque surge de la experiencia.
K: Quisiera discutir qué es la conciencia y cuál es la naturaleza del conocimiento. Aparentemente, estos dos factores están dominando el mundo. El pensamiento es conocimiento. El conocimiento es experiencia. Conocimiento, memoria, pensamiento, acción; ése es el ciclo en el que el hombre ha estado atrapado durante veinticinco mil años. Creo que eso nadie puede discutirlo. Ese ciclo ha sido un proceso de acumulación de conocimiento y de funcionamiento del mismo ya fuera de una manera hábil o no. Ese proceso se almacena en el cerebro como memoria, y la memoria responde por medio de la acción. Este es el ciclo en el que el hombre se encuentra atrapado, siempre dentro del campo de lo conocido. Ahora bien, ¿qué cambiará al hombre? Ese es un problema. El otro es la conciencia. La conciencia es su contenido; ese contenido forma la conciencia. Todas las supersticiones, las creencias, las divisiones de clases, las huellas brahmánicas1 , todo eso cae dentro del ámbito de la conciencia. El ídolo, la creencia, la idea de dios, el sufrimiento, el dolor, la ansiedad, la soledad, la desesperanza, la depresión, la incertidumbre, la inseguridad, todo eso también se halla dentro de la conciencia humana. No es mi conciencia sino la conciencia humana; porque, vaya a donde vaya, Rusia o América, usted se encuentra con el mismo problema. Los seres humanos llevan consigo esta compleja carga de conciencia que contiene todas las cosas que el pensamiento ha reunido.
RK: Quisiera tener una definición del contenido de la conciencia. ¿Es todo lo que el pensamiento ha reunido? ¿Quiere usted decir que ambos son colindantes?
K: Trataremos eso luego. Cuando usted estudia su propia conciencia, ya sea científico, filósofo o gurú, usted encuentra sus propias ansiedades e incertidumbres, todo eso constituye su conciencia. Y esa conciencia es el terreno en el que se asienta toda la humanidad.
JS: ¿Eso es todo? ¿Es la conciencia la suma de todos esos añadidos o es algo más?
GN: Si afirma usted que el contenido de la conciencia es la suma de los pensamientos pasados, de las cosas que el hombre ha conocido, nada queda que agregar. La pregunta es si la conciencia es la suma de esos conocimientos y pensamientos pasados, todo eso reunido, o si hay algo más.
K: ¿Es esa la pregunta?
RK: ¿Hay en la conciencia algo que no sea un conjunto de ansiedad y miedo?
JS: En nuestra tradición se habla también de la conciencia pura, una conciencia que no es un agregado de sufrimiento, ansiedad y desesperación. Hay que considerar que uno sea algo más que la suma de esos elementos.
K: Incluso, afirmar que existe algo como una conciencia pura, forma parte de nuestra conciencia. ¿Aceptaría usted que todo lo que el pensamiento ha reunido, ya sea la superconciencia o la conciencia última o conciencia pura, es todavía parte de la conciencia, es todavía parte del pensamiento, el cual nace del conocimiento y que, por tanto, es completamente limitado? Todo conocimiento es limitado. No existe un conocimiento completo de la computadora, de la bomba atómica ni de nada.
PJ: ¿Es la conciencia una reunión de muchos fragmentos de distinto tipo o, por el contrario, tiene una cualidad holística?
TNM: La conciencia tiene que estar integrada.
K: Si es limitada, no es holística.
TNM: Si no es holística, ¿qué pasa con el conocimiento?
K: La conciencia es conocimiento. ¿Acaso no diría usted que toda nuestra existencia es experiencia? De la experiencia tanto si es científica, emocional o sexual, adquirimos
(1 Brahmanismo: Sistema religioso y social de la India antigua, caracterizado por el sistema de castas y el panteísmo)
conocimientos. Y ese conocimiento se almacena en el cerebro como memoria. La respuesta de la memoria es pensamiento. Dígase como se diga, ése es el proceso.
K: El miedo es producto del pensamiento y no al revés. ¿Admitiría usted que el pensamiento surge del conocimiento, y que éste jamás puede ser completo acerca de nada? Por eso el pensamiento es siempre limitado, y todas nuestras acciones -ya sean científicas, espirituales o religiosas- son limitadas. Así pues, la crisis está en el conocimiento, que es conciencia.
PJ: La pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿es el miedo independiente del pensamiento? ¿Aparece el pensamiento como una reacción al miedo? ¿Cómo surge el miedo?
JS: Usted ha dicho que el pensamiento nace del conocimiento.
K: Eso es un hecho.
SK: Bien, yo estaba sugiriendo que hay un paso intermedio, que fuera del conocimiento, surge primero el miedo, que el miedo es el padre del pensamiento y no al revés.
JU: El conocimiento se construye a sí mismo mediante un proceso: el conocimiento previo es reemplazado por el nuevo; hay una conquista del conocimiento por el conocimiento. En resumen, el conocimiento cabalga sobre sus propios hombros.
KV: ¿Es eso entonces lo que constituye la conciencia o no? Upadhyayaji dice que sí, pero algunos de nosotros no estamos de acuerdo.
K: No he entendido del todo ese argumento.
PJ: No estamos comunicándonos; tal vez si usted expusiera de una forma más completa el problema de conocimiento. pensamiento y conciencia, resultaría más sencillo llegar a un acuerdo.
K: Señor, ¿qué es la realidad? Quisiera examinar esa cuestión. ¿Qué es la naturaleza, el árbol, el tigre, el ciervo? La naturaleza no es una creación del pensamiento; y lo que no está creado por el pensamiento es realidad. El pensamiento ha creado todo cuanto conozco, todos los templos, iglesias y mezquitas. No hay nada sagrado acerca del pensamiento; todos los rituales, las misas, (las namas 1) , las oraciones, etc., todo eso es invención del pensamiento. Así que me pregunto: ¿qué es el pensar? Si usted me pregunta mi nombre, le respondo inmediatamente porque estoy familiarizado con él; pero si me formula una pregunta más compleja, me lleva tiempo investigar para contestarle. Así que examino en mi memoria tratando de hallar la respuesta o recurro a los libros o converso con alguna persona para encontrar la respuesta. Por tanto: hay una respuesta inmediata, una respuesta en el tiempo, y otra que dice: «Realmente, no sé». Pero nosotros nunca decimos «no sé». Contestamos siempre desde la memoria. Y esa memoria se halla en las células de mi cerebro, consecuencia de la tradición, de la educación, de la experiencia, de la percepción, lo escuchado, etc. Yo soy todo eso. He nacido en India, me eduqué en el extranjero y el contenido de mi conciencia es el resultado de la cultura india, de la europea, de la italiana; el contenido de mi conciencia es el resultado de innumerables conversaciones y debates con científicos y religiosos. Mi conciencia soy yo, no soy distinto de mi conciencia. Por tanto, el observador es lo observado. Eso es un hecho. Mi conciencia es la conciencia de la humanidad; no está separada. Y esa conciencia ha conocido conflictos, dolor. Ha inventado a dios. El individuo ha vivido veinticinco mil años en esta miseria, inventando tecnología y utilizándola para destruirse unos a otros.
(1 Nama: Salutación, reverencia, saludo, adoración)
¿Qué voy a hacer al ver todo esto? Lo que yo soy es el resto del mundo; yo soy el mundo. Esto no es una idea intelectual sino un hecho. Soy un hombre corriente, no soy del tipo sumamente intelectual. He buscado gurús, pero no me han ayudado; tampoco conseguí ayuda alguna de los políticos ni de los científicos; por el contrario, me han destruido -dejando a un lado las conveniencias tecnológicas, las comunicaciones, etc.-. Sus bombas atómicas y su tecnología militar están creando continuas guerras. Durante los últimos cinco mil años hemos tenido guerras cada año. Esto es un hecho histórico. ¿Me ayudará esta inmensa acumulación de conocimientos a cambiar todo esto? Esa es la verdadera crisis. He confiado en todo el mundo para que me ayudase y he tenido que descartar por completo toda posible ayuda. Creo que la crisis está ahí y no en el mundo tecnológico, en el intelectual o en el totalitario.
RK: ¿No estará atribuyendo a todo cierta homogeneidad? Le está otorgando las mismas características a diferentes civilizaciones y sistemas religiosos, a modernos sistemas de científicos y a sistemas de pensamiento que crean guerras por todo el mundo.
K: Por supuesto, no veo ninguna diferencia.
RK: No me resulta difícil aceptar que el ser humano constituye un resultado de todos esos factores. Pero no veo que se le pueda dar a todos las mismas características.
K: Físicamente usted es más alto que yo, yo soy más bajo, y en el aspecto psicológico existen también ciertas tendencias características que dependen de culturas que siguen ciertos valores.
TNM: En cierto nivel somos diferentes. Pero en la dimensión de lo que somos creo que tiene razón. Existe una universalidad básica para las dificultades humanas, ya sea que viva en la jungla amazónica o en una ciudad moderna. Pero seguramente existe una diferencia en cuanto a lo que disponemos, bien sea una computadora o una máquina de coser.
RK: No se trata de una cuestión de diferenciación, sino de las distintas corrientes de conciencia que han existido en el pasado. Usted habla de un período de veinticinco mil años. ¿Se puede comparar acaso el punto de vista del conocimiento científico, moderno y homocéntrico, y su impacto en la conciencia, con las antiguas corrientes de conciencia? En otras palabras, la experiencia y la acumulación de experiencia, ¿no nos ofrece alternativas en este momento histórico, o estamos condenados?
PJ: En tanto continuemos dentro de nuestra conciencia conocida, preocupada por algo mejor o algo peor, continuamos estando atrapados en las garras de algo de lo cual no parecemos capaces de salir. Krishnaji está aludiendo a un salto cuántico y nosotros seguimos dentro de la estructura del tiempo. Tal vez en el futuro podamos ver esto claramente, pero ¿podemos hacerlo con los medios con que miramos el mundo, que son los que tenemos? ¿Podemos de algún modo llegar a ese punto, desde el lugar donde miramos? Si no es así andaremos en círculos, podremos ser mejores, más o menos morales, más o menos destructivos, pero seguiremos atrapados en este entramado. Creo que ahí está el problema.
JS: Señor, entiendo su angustia, pero sigo sin comprender el problema. Si esta es la manera en que nos hemos comportado durante veinticinco mil años, sin mostrar el menor cambio no veo cómo podremos volver a un punto en el que las cosas sean más deseables de lo que lo son. Si esto es lo que somos, no veo cómo podemos dar el salto cuántico.
RK: Ese es mi punto de vista.
K: Al cabo de veinticinco mil años soy lo que soy. Todos vemos esto. Hitler ha dejado su huella sobre nosotros, y lo mismo han hecho Buda y Jesús, en el caso de que hayan existido. Mi condicionamiento es el resultado de todo eso. Mi pregunta es: ¿es posible vivir sin estar condicionados? Y yo respondo que sí; que es posible estar completamente descondicionado.
Nueva Delhi, 4 de noviembre de 1981
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.