Este es un relato vivido por el Narrador, su madre, Margarita no era una católica practicante pero respetaba las tradiciones familiares. Pese a que su hogar era de clase pobre hizo un sacrificio para vestirlo adecuadamente para la ceremonia, no quiero agobiarlos con detalles.
Lo que sí recuerdo que era un niño apacible y a la vez con cierta rebeldía para sus ocho años, en la preparación que tenía lugar en la iglesia del barrio tuvo discusiones con el catequista quien tuvo que recurrir al párroco para que lo convenciera de la verdad de la existencia de la santísima trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Al cura se le puso difícil la explicación y optó por decir que era un Sagrado Misterio...el niño sintió que eran solo palabras cuya fuerza consistía en la repetición de esa creencia.
Tomó la comunión en pleno "pecado", sólo porque amaba a su madre y quería verla feliz. 😇
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