PREGUNTAS Y RESPUESTAS
1. LA CRISIS ACTUAL
Pregunta: Dice usted que la crisis actual es sin precedentes. ¿En qué sentido es excepcional?
KRISHNAMURTI: Es evidente que la crisis actual en el mundo entero es excepcional, sin precedentes. A través de la historia, ha habido crisis de diferentes tipos en diferentes períodos, crisis sociales, nacionales, políticas. Las crisis vienen y pasan; los recesos económicos, las depresiones, se producen, se modifican y continúan en forma diferente. Eso lo sabemos; el proceso nos resulta conocido. La crisis actual es sin duda diferente, ¿verdad? Es diferente, ante todo, porque no se trata de dinero, de cosas tangibles, sino de ideas. La crisis es excepcional porque ella ocurre en el campo de la ideación. Reñimos por ideas, justificamos el asesinato. En todas partes del mundo, justificamos el asesinato como medio para un fin recto, lo cual, de por sí, es sin precedentes. Antes, el mal era reconocido como mal, el asesinato era reconocido como asesinato; pero ahora el asesinato es un medio de lograr un resultado noble. El asesinato, ya sea de una persona o de un grupo de personas, se ve justificado porque el asesino, o el grupo que el asesino representa, lo justifica como medio de logras un resultado que será beneficioso para el hombre. Es decir, sacrificamos el presente por el futuro; y no importan los medios que empleemos mientras nuestro propósito declarado sea alcanzar un resultado que, según decimos, será beneficioso para el hombre. Lo que ello implica, por lo tanto, es que un mal medio producirá un fin bueno; y el mal medio lo justificáis por la ideación. En las diversas crisis que antes se produjeron, el problema fue la explotación de las cosas o del hombre; ahora es la explotación de las ideas, que es mucho más perniciosa, mucho más peligrosa, porque la explotación de las ideas es sumamente devastadora, destructiva. Ahora hemos aprendido el poder de la propaganda, y esa es una de las mayores calamidades que puedan ocurrir: utilizar las ideas como medio de transformar al hombre. Eso es lo que hoy está sucediendo en el mundo. El hombre no importa; los sistemas, las ideas han llegado a ser lo importante. El hombre ya no tiene significación alguna. Podemos destruir millones de hombres mientras produzcamos un resultado, y al resultado se lo justifica por las ideas. Tenemos una magnifica estructura de ideas para justificar el mal; y eso, por cierto, no tiene precedentes. El mal es el mal; no puede traer el bien. La guerra no es un medio de paz. La guerra podrá producir beneficios secundarios, tales como aeroplanos más eficaces, pero no traerá paz al hombre. A la guerra se la justifica intelectualmente como medio de alcanzar la paz; cuando el intelecto manda en la vida humana, acarrea una crisis sin precedentes. Hay también otras causas que indican una crisis sin precedentes. Una de ellas es la extraordinaria importancia que el hombre da a los valores sensorios, a la propiedad, al nombre, a la casta, a la patria, y al rótulo particular que ostenta. Sois musulmanes o hindúes, cristianos o comunistas. El nombre y la propiedad, la casta y el país, han adquirido predominante importancia, lo cual significa que el hombre está atrapado en el valor sensual, en el valor de las cosas, sean ellas producto de la mente o de la mano. Las cosas hechas por la mano o por la mente han llegado a ser tan importantes, que nos matamos, nos destruimos, nos descuartizamos, nos liquidamos unos a otros por causa de ellas. Estamos acercándonos al borde de un precipicio; toda acción nos conduce hacia él, toda acción política, toda acción económica, nos lleva inevitablemente al precipicio, arrastrándonos a ese abismo de caos y confusión. La crisis, pues, es sin precedentes, y ella exige una acción sin precedentes. Para apartarse, para salirse de esa crisis, se necesita una acción creadora, atemporal, una acción que no se base en ideas, en sistemas; porque toda acción basada en un sistema, en una idea, inevitablemente conducirá a la frustración. Semejante acción no hace más que llevarnos de vuelta al abismo por diferente ruta. Como la crisis no tiene precedentes, también es preciso que haya acción sin precedentes, lo cual significa que la regeneración del individuo debe ser instantánea, no un proceso de tiempo. Debe producirse ahora, no mañana; porque “mañana” es un proceso de desintegración. Si pienso en transformarme mañana, fomento la confusión, sigo en la esfera de la destrucción. ¿Es posible cambiar ahora mismo? ¿Es posible que uno se transforme completamente en seguida, en el ahora? Yo digo que si lo es.
La cuestión es que, como la crisis es de carácter excepcional, para enfrentarla tiene que haber una revolución en el pensamiento; y esta revolución no puede producirse por intermedio de otra persona, de ningún libro, de ninguna organización. Debe llegar a través de nosotros mismos, de cada uno de nosotros. Sólo entonces podremos crear una nueva sociedad, una nueva estructura alejada de este horror, ajena a estas fuerzas extraordinariamente destructivas que se están acumulando, amontonando. Y esa transformación ocurre tan sólo cuando vosotros, como individuos, empezáis a daros cuenta de vosotros mismos en todo pensamiento, acción y sentimiento.
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