OBRAS COMPLETAS - TOMO 2 - J.K. - CONTINUACIÓN

 PLÁTICA EN VALPARAÍSO


Amigos:

Antes de entrar en el tema de mi plática, quisiera decirles que no pertenezco a ninguna organización y que he venido a Chile por invitación de algunos amables amigos. Pertenecer a cualquier organización no ayuda mucho al claro pensar; y como en los diarios y en otras partes se ha dicho que soy un teósofo, y como también me han calificado con otros rótulos, creo que sería bueno declarar que no pertenezco a ninguna secta o sociedad; sostengo, asimismo, que es perjudicial forzar al pensamiento dentro de una determinada rutina.

El pensamiento no pertenece a ninguna nacionalidad, no es de Oriente ni de Occidente. Lo que es verdadero no pertenece con exclusividad a ningún tipo particular de raza. Por favor, no descarten lo que digo calificándolo de comunista o anarquista, o diciendo que carece de toda significación especial para los problemas de hoy en día. Lo que digo tiene que ser comprendido por su valor intrínseco y no debe ser considerado como un nuevo sistema. Y, por favor, tampoco piensen que soy meramente destructivo. Lo que, por lo general, uno llama constructivo, es el ofrecimiento de un sistema a fin de que ustedes puedan seguirlo mecánicamente, sin mucha reflexión.

Todos decimos que debe haber un cambio completo en el mundo. Vemos tanta explotación de una raza por otra, de una clase por otra, de los seguidores por sus religiones, vemos tanta pobreza, desdicha... y al mismo tiempo, abundancia. Vemos la enfermedad del nacionalismo, del imperialismo, extendiéndose por todas partes con sus guerras, destruyendo la vida humana, nuestra vida, la vida que debería ser sagrada.

Vemos, pues, a nuestro alrededor, un caos completo y un sufrimiento intenso. Tiene que haber un cambio dinámico, universal en el pensamiento y el sentimiento humano, Algunos dicen: “Dejémoslo a los expertos, dejemos que ellos desarrollen un sistema conveniente y nosotros lo seguiremos”. Otros dicen que tiene que haber un movimiento de masas para cambiar completamente el medio en que vivimos.

Ahora bien, si uno deja meramente la totalidad del problema humano a los expertos, entonces uno, el individuo, se convierte en un mecanismo superficial y vacío.

Cuando ustedes hablan de un movimiento de masas, ¿qué entienden por masa? ¿Cómo puede haber un movimiento de masas nacido milagrosamente? Sólo puede surgir gracias a una cuidadosa comprensión y acción por parte del individuo. Para captar este problema humano, para captarlo sin reacciones superficiales, debemos pensar de una manera directa y simple. Al comprender la verdad, nuestros problemas quedarán resueltos. Los individuos tienen que cambiar fundamentalmente. Para producir un genuino movimiento de masas que no explote al individuo, cada uno debe ser responsable por sus acciones, No podemos ser irreflexivos, semejantes a máquinas. Casi todos tenemos miedo de pensar con profundidad, porque eso implica un gran esfuerzo y, además, percibimos en ello un vago peligro. Pero debemos comprender las limitaciones en que se halla atrapada nuestra mente y, al liberamos de ellas, habrá una verdadera realización.

Cada individuo, sutil o groseramente, está buscando todo el tiempo su propia seguridad. Donde hay una búsqueda objetiva o subjetiva de seguridad, tiene que haber temor. A causa del temor, el hombre ha desarrollado objetivamente una clase de sistema y, a causa del temor, se ha sometido subjetivamente a otra. Comprendamos, pues, estos sistemas que el hombre ha creado.

Este sistema objetivo se basa esencialmente en la explotación. Como el individuo está buscando fundamentalmente su propia seguridad, la familia se convierte en el núcleo y principio mismo de la explotación. La familia ha venido a significar perpetuación propia. Aunque podamos decir que amamos a nuestra familia, esa palabra está mal empleada, porque un amor semejante no es sino la expresión del afán posesivo. De ese apego posesivo se han desarrollado las discriminaciones de clase, y los medios de obtener riqueza están custodiados en manos de unos pocos. Piensen en lo absurdo que es dividir el mundo en clases, nacionalidades, religiones y sectas. El amor al país se convierte en instrumento de explotación y da como resultado el imperialismo; y el paso siguiente es la guerra, matar al hombre. Objetivamente, la mente individual es sujetada en un sistema de explotación, lo cual crea constante conflicto, sufrimiento y guerra. Esta expresión objetiva no es sino la consecuencia del deseo y de la búsqueda de la propia seguridad.

Subjetivamente, el hombre ha creado un sistema al que él llama religión. Ahora bien, las religiones, aunque profesan el amor, se basan fundamentalmente en el miedo. Donde hay miedo, tiene que haber autoridad. La autoridad crea dogmas, credos e ideales. Las religiones son nada más que formas cristalizadas, muertas, de la creencia. Para administrarlas existen los sacerdotes, quienes se convierten en nuestros explotadores. {Aplausos)

Me temo que concuerdan demasiado fácilmente, ya que son ustedes los que crean a los explotadores; anhelan sentirse seguros y se aferran a aquello que les garantiza la propia continuidad. Escapar meramente de este deseo hacia alguna actividad, no significa que se han liberado de este anhelo sutil y egoísta.

Por lo tanto, en el mundo objetivo tienen un sistema que impide despiadadamente la realización de cada individuo, y en el mundo subjetivo tienen un sistema organizado que, a causa de la autoridad, de los dogmas, la creencia y el temor, está destruyendo el discernimiento individual de la realidad, de la verdad. La acción nacida de esta búsqueda subjetiva y objetiva de seguridad está creando continuamente limitación y da origen a toda clase de frustraciones. No hay plenitud, no hay realización.

Podrá haber bienestar para la humanidad sólo cuando cada individuo se realice verdaderamente. Para que haya plena realización individual, ustedes, que ahora no son sino reacciones repetitivas, piezas en una maquinaria social y religiosa, tienen que convertirse en individuos; para ello han de cuestionar todos los valores morales, sociales y religiosos, y descubrir por sí mismos -sin seguir a ninguna persona, ningún sistema en particular el verdadero significado de tales valores. Entonces discernirán que estos valores se basan fundamentalmente en el egoísmo, en el interés propio. La mera imitación de valores cuyo profundo significado no han comprendido, debe llevar a la frustración. En vez de esperar un cambio milagroso, un movimiento de masas, es cada uno de ustedes, el individuo, el que debe despertar; tienen que entrar en conflicto con aquellos valores que han establecido a causa de su anhelo de seguridad.

Esto lo hacen sólo cuando hay sufrimiento. Ahora casi todos desean evitar el conflicto, el sufrimiento; quisieran sentarse cómodamente y examinar los valores más bien desde un punto de vista intelectual. Dicen que tiene que haber un despertar de la masa, un movimiento de masas a fin de cambiar el medio. Por lo tanto, arrojan la responsabilidad de la acción sobre esta cosa indefinida llamada la masa, y el hombre continúa sufriendo. Se aseguran para sí mismos un rincón a salvo, al que engañosamente, astutamente llaman moral y de este modo incrementan el caos y el sufrimiento. En esto no hay felicidad ni inteligencia ni verdadera realización, sino sólo miedo y dolor. Dése cuenta de todo esto cada uno de ustedes, y cambie el curso de su pensamiento y de su acción.

Pregunta: ¿Piensa usted que la Liga de las Naciones tendrá éxito en impedir una nueva guerra mundial?

KRISHNAMURTI: ¿Cómo pueden cesar las guerras mientras existan las divisiones de nacionalidades y de gobiernos soberanos? ¿Cómo puede prevenirse la guerra cuando hay divisiones de clase, explotación, cuando cada uno está buscando su propia seguridad individual y creando temor? No puede haber paz en el mundo si cada uno de ustedes está subjetivamente en guerra. Para producir verdadera paz en el mundo, de modo que el hombre no sea matado despiadadamente por un ideal llamado prestigio, honor nacional -que no es sino interés creado-, usted, el individuo, tiene que liberarse de la codicia. Mientras ésta exista, habrá por fúerza conflicto y desdicha. Así que, para resolver el dolor humano, no recurran meramente a un sistema, sino vuélvanse inteligentes. Desechen todas las estupideces que ahora abruman la mente, y piensen de una manera nueva, simple y directa con respecto a la guerra, a la explotación y a la codicia. Entonces no necesitarán esperar que los gobiernos, que actualmente no son sino expresiones del interés establecido, cambien las absurdas y crueles condiciones que imperan en el mundo.

Pregunta: ¿Puede el divorcio ser una solución para el problema del sexo?

KRISHNAMURTI: Para comprender este problema no podemos abordarlo aisladamente. Si deseamos comprender cualquier problema, debemos considerarlo de manera global, como un todo, no exclusivamente, como una parte.

¿Por qué debería existir en absoluto este problema? Si lo examinan a fondo verán que, debido al temor, nuestra energía creativa es frustrada, limitada por la autoridad, por la compulsión. La mente y el corazón están impedidos de vivir profundamente, a causa de lo que uno llama moralidad, la cual se basa en el temor y en la seguridad egoísta. De este modo, el sexo se ha vuelto un problema devorador, porque sin amor es sólo sensación. Si quisieran liberar la energía creativa del pensamiento y la emoción y así resolver este problema del sexo, entonces la mente debería desenredarse de los obstáculos y las ilusiones que ella misma se ha impuesto. Para vivir de manera feliz, inteligente, la mente debe hallarse libre de temor. Gracias a este despertar adviene la dicha del amor, en el cual no existe el espíritu posesivo. Este problema del sexo surge cuando el amor es destruido por el miedo, los celos, el afán de poseer.

Pregunta: Las iglesias, ¿no son útiles para la elevación moral del hombre?

KRISHNAMURTI: ¿Qué es la moralidad actual? Cuando uno comprende a fondo el significado de la moralidad existente y se libera de sus interesadas y egoístas limitaciones, entonces hay inteligencia, la cual es auténticamente moral. La verdadera moralidad no se basa en el temor y, por ende, está libre de compulsión. La moralidad existente, aunque manifieste amor y nobleza de sentimientos, se basa en la seguridad egoísta y en la codicia, ¿Usted desea que se mantenga esa moralidad? Las iglesias están fundamentadas en nuestro temor, en nuestro propio deseo de una continuación personal. Tanto la moralidad de la religión como la de los negocios, se originan en la exigencia profunda de seguridad egoísta; por lo tanto, eso no es moral. Ustedes deben cambiar radicalmente su propia actitud hacia la moralidad. Las iglesias y otras organizaciones no pueden ayudarlos, porque ellas mismas se basan en la estupidez y codicia humanas.

¿Cómo puede haber verdadera moralidad, si los gobiernos de todo el mundo y también las iglesias, honran a esas personas que son las expresiones supremas de la codicia? Toda esta estructura de moralidad es sostenida por ustedes; en consecuencia, sólo mediante el propio pensar y actuar podrán transformarla radicalmente y dar origen a la verdadera moralidad, a la verdadera inteligencia.

Pregunta: ¿Hay vida más allá de la tumba? ¿Qué significado tiene para usted la muerte?

KRISHNAMURTI: ¿Por qué se interesan ustedes en el más allá? Porque el vivir aquí ha perdido su significado profundo; en este mundo no hay plenitud de realización ni amor duradero, sino sólo conflicto y dolor. Por lo tanto, abrigan esperanzas en un mundo, el más allá, en el cual vivirán dichosamente, plenamente. A causa de que no han tenido una oportunidad de realización aquí, esperan poder realizarse totalmente en otra vida. O desean volver a encontrarse con aquéllos que la muerte ha hecho que perdieran, lo cual no hace sino indicar el vacío que experimentan. Si yo digo que hay vida en el más allá y otro dice que no la hay, usted elegirá al que le ofrece la satisfacción mayor y, de este modo, se volverá un esclavo de la autoridad. El problema, pues, no está en saber si existe un más allá, sino en comprender aquí la plenitud de la vida que es eterna, en liberar la acción a fin de que no siga creando limitaciones.

Para el hombre que se realiza plenamente, que no se ha separado del movimiento de la realidad, para él la muerte no existe. ¿Cómo puede uno vivir de tal manera que la acción sea realización plena? ¿Cómo puede uno estar enamorado de la vida? Para estar enamorados de la vida, para realizamos, nuestra mente debe hallarse libre, gracias a la comprensión profunda, de esas limitaciones que la obstruyen y la frustran; uno tiene que darse cuenta, tomar conciencia de todos los impedimentos que residen en el trasfondo de la mente. Dentro de cada uno de nosotros está el inconsciente que continuamente obstaculiza, falsea a la inteligencia; ese inconsciente torna a la vida incompleta. Por medio de la acción, del vivir, del sufrimiento, deben sacar todas esas cosas que están ocultas, encerradas. Cuando la mente no se halla ocupada, a causa del temor, con el más allá, sino que está por completo consciente, alerta al presente con su profunda significación, entonces existe el movimiento de la realidad, de la vida que no es “suya” ni “mía”.

Pregunta: Lo que usted dice puede ser útil para el hombre culto, ¿pero no generará caos en el ignorante?

KRISHNAMURTI: Es muy difícil determinar quién es el culto y quién el ignorante. (Risas) Uno puede leer muchos libros, tener muchos compañeros, pertenecer a distintos clubes, poseer muchísimo dinero y, sin embargo, ser el más ignorante de los hombres 

Cuando usted se preocupa por el ignorante, eso indica, por lo general, que hay temor, que no desea ser perturbado o desalojado de sus logros. Por eso dice que habrá desorden y caos; como si ahora no hubiera caos y sufrimiento en el mundo. No se preocupe por el ignorante, sino obsérvese y vea si sus acciones son inteligentes y están libres de temor, ya que sólo así crearán un medio apropiado. Pero así, sin comprensión, KRISHNAMURTI: Es muy difícil determinar quién es el culto y quién el ignorante. (Risas) Uno puede leer muchos libros, tener muchos compañeros, pertenecer a distintos clubes, poseer muchísimo dinero y, sin embargo, ser el más ignorante de los hombres.


Cuando usted se preocupa por el ignorante, eso indica, por lo general, que hay temor, que no desea ser perturbado o desalojado de sus logros. Por eso dice que habrá desorden y caos; como si ahora no hubiera caos y sufrimiento en el mundo. No se preocupe por el ignorante, sino obsérvese y vea si sus acciones son inteligentes y están libres de temor, ya que sólo así crearán un medio apropiado. Pero así, sin comprensión, KRISHNAMURTI: Es muy difícil determinar quién es el culto y quién el ignorante. (Risas) Uno puede leer muchos libros, tener muchos compañeros, pertenecer a distintos clubes, poseer muchísimo dinero y, sin embargo, ser el más ignorante de los hombres.


Cuando usted se preocupa por el ignorante, eso indica, por lo general, que hay temor, que no desea ser perturbado o desalojado de sus logros. Por eso dice que habrá desorden y caos; como si ahora no hubiera caos y sufrimiento en el mundo. No se preocupe por el ignorante, sino obsérvese y vea si sus acciones son inteligentes y están libres de temor, ya que sólo así crearán un medio apropiado. Pero así, sin comprensión, meramente se preocupa por el ignorante, se convierte usted en un sacerdote y en un explotador. Si ustedes, que supuestamente son cultos, que disponen de tiempo libre, no asumen la plena responsabilidad de sus acciones, entonces habrá un caos mayor, más desdicha y sufrimiento.

Pregunta: En momentos de un gran vacío, cuando uno piensa en la inutilidad de su propia existencia, busca lo opuesto, o sea, ser útil a los demás. ¿No es eso escapar del conflicto? ¿Qué debo hacer en tales momentos? Por lo general, ocurren después de oír sus pláticas y llegan como una sensación de remordimiento. ¿Qué piensa usted de todo esto?

KRISHNAMURTI: Si usted tan sólo reacciona a mis pláticas y no comprende profundamente, a través de su acción, de su vida, lo que digo, entonces sólo es consciente de su propio vacío, de su propia superficialidad; por lo tanto, piensa que debe desarrollar lo opuesto, lo cual no es sino un escape. A través de la acción, que no es un escape por medio de la actividad, este vacío deja paso a la verdadera realización. No se preocupe acerca de esta infelicidad y superficialidad; cuando la mente se libera de las limitaciones que ella misma se ha impuesto, entonces existe la riqueza de la plenitud.

4 de septiembre de 1935

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 Santiago, Chile, 1935


PRIMERA PLÁTICA EN SANTIAGO


Amigos:

Nuestros problemas humanos exigen un pensar claro, simple y directo. Algunos de ustedes pueden imaginar que, escuchando meramente unas cuantas de las pláticas que voy a ofrecer, quedarán resueltos sus problemas. Desean remedios inmediatos para sus múltiples aflicciones y dolores, y esperan que alteraciones superficiales puedan cambiar radicalmente sus pensamientos, la totalidad de su ser. Hay un solo modo de encontrar la inteligente felicidad, y es mediante nuestra propia percepción, nuestro propio discernimiento; y es únicamente por medio de la acción que podemos disolver los numerosos obstáculos que impiden la plenitud de realización. Si pueden percibir por sí mismos, de modo simple y directo, las limitaciones que se oponen a un vivir profundo y completo y la manera como han sido creadas, entonces ustedes mismos serán capaces de disolverlas.

Les rogaría que, al escucharme, vayan más allá de la ilusión conveniente y satisfactoria que ha dividido al pensamiento en oriental y occidental. La verdad está más allá de climas, pueblos y sistemas. Si bien vengo de la India, lo que digo no está condicionado por el pensamiento de ese país. Estoy interesado en el sufrimiento que existe en todo el mundo. Y, por favor, no descarten lo que digo, pensando que no es práctico sino tan sólo alguna forma de misticismo oriental. Les rogaría también que no piensen en términos de fórmulas, sistemas, consignas, sino que liberen a la mente del trasfondo de muchas generaciones y piensen de una manera nueva, directa y simple. Tengan la bondad de no creer que calificándome de anarquista o comunista, o dándome algún otro título conveniente, han comprendido lo que he dicho. Debemos pensar de un modo nuevo y comprender el problema humano como una totalidad; sólo entonces podremos vivir con armonía e inteligencia. Cuando haya verdadera realización individual, también existirá el verdadero bienestar del conjunto, de lo colectivo.

Si cada uno puede realizarse plenamente, vivir en armonía completa, lo cual exige gran inteligencia y no persecución de deseos egoístas, entonces tendremos bienestar para todos. Si bien es necesaria una revolución completa del pensamiento y el deseo, ésta tiene que ser el resultado de una espontánea comprensión por parte del individuo, y no una consecuencia de la compulsión.

Como casi todos ustedes están profundamente interesados en la felicidad y la realización, y no han venido aquí sólo por curiosidad, si comprenden cuidadosamente lo que digo y actúan, sabrán qué es el verdadero éxtasis de la vida.

En todo el mundo hay un sufrimiento intenso. Vemos hambre en medio de la abundancia. Hay explotación de una clase por otra, de las mujeres por los hombres y de los hombres por las mujeres. Está el absurdo del nacionalismo, que es tan sólo la expresión colectiva de la búsqueda egoísta de seguridad.

Este caos es la manifestación objetiva de ese sufrimiento interno del hombre. Subjetivamente, hay incertidumbre, está el angustioso miedo a la muerte, a la insuficiencia, al vacío. Nuestra acción en el mundo subjetivo y objetivo, no es sino la expresión del deseo egoísta de seguridad. De este modo, la mente ha creado múltiples impedimentos, limitaciones, y hasta que no comprendamos completa y totalmente estos impedimentos y nos liberemos voluntariamente de ellos, no puede haber plenitud de realización.

Comprendiendo individualmente estas limitaciones y liberándonos de ellas, podemos crear una acción verdadera e indispensable y, de tal modo, cambiar nuestro medio. Muchísimas personas piensan que, a fin de producir la realización del individuo, tiene que haber un movimiento de masas. Pero para crear un genuino movimiento de masas, primero tiene que haber una revolución completa en los pensamientos y deseos del individuo, de cada uno de ustedes. Eso, para mí, es la verdadera revolución, este cambio individual y voluntario. Tiene que comenzar en el individuo, en cada uno de nosotros, y no en una indefinida masa colectiva. No se hipnoticen con la frase movimiento de masas. Cada individuo atrapado en el sufrimiento debe cambiar, debe comprender la causa de su propio dolor y los obstáculos que ha creado en tomo de sí mismo. De nada sirve limitarse a buscar una sustitución, porque ello no resolverá en modo alguno nuestras angustias y nuestros problemas humanos. Es tan sólo un falso ajuste a una condición falsa. La mayoría de nosotros, al buscar una sustitución, se ajusta meramente a sus propias búsquedas egoístas.

Por favor, al finalizar esta plática no digan que no les he dado un sistema positivo. Voy a tratar de explicar el origen de nuestros pesares; y cuando ustedes disciernan por sí mismos la causa del dolor, habrá una acción directa, la única positiva. Esta acción, nacida de la comprensión, de la inteligencia, no es la imitación de un sistema.

Cada individuo está buscando la seguridad, tanto subjetiva como objetivamente. Su búsqueda subjetiva es la de una certidumbre a la cual la mente pueda aferrarse a fin de no ser perturbada. Y su búsqueda objetiva es de seguridad, poder y bienestar.

¿Qué ocurre, entonces, cuando uno busca seguridad, certidumbre? Tiene que haber temor; y si uno está consciente de sus pensamientos, discernirá que tienen su raíz en el temor. La moralidad, la religión y las condiciones objetivas se basan fundamentalmente en el temor, porque son el resultado del deseo que el individuo tiene de estar seguro. Aunque uno pueda no tener ninguna creencia religiosa, tiene, no obstante, el deseo de sentirse subjetivamente seguro, lo cual no es sino el espíritu religioso. Comprendamos, pues, la estructura de lo que llamamos religión.

Como dije, cuando uno busca la seguridad tiene que haber temor; para estar subjetivamente seguros, ustedes buscan lo que llaman inmortalidad. En la búsqueda de esa seguridad aceptan a maestros que les prometen esta inmortalidad, y llegan a considerarlos autoridades que deben ser temidas y veneradas. Y donde existe este temor, tiene que haber dogmas, credos, creencias, ideales y tradiciones para mantener sujeta a la mente.

Lo que ustedes llaman religión es nada más que una forma organizada de autoprotección individual para la seguridad subjetiva. Con el fin de administrar esta autoridad basada en el temor, necesitan a los sacerdotes, y éstos se convierten en sus explotadores. Son ustedes los que crean a los explotadores porque, debido al temor, han generado la causa para la explotación. La religión se ha convertido en una creencia organizada, una forma cristalizada de pensamiento, de moralidad, de opresión y dominación. La religión, cuyo Dios es el miedo -aunque usemos palabras tales como amor, bondad, hermandad, para disimular ese miedo profundo-, es nada más que la sumisión subjetiva a un sistema que nos garantiza la seguridad. No estoy hablando de una religión ideal. Hablo de la religión tal como existe en el mundo, la religión del interés establecido, de la explotación.

Luego está la búsqueda objetiva de la seguridad por medio del poder egoísta basado esencialmente en el temor y, por lo tanto, en la explotación. Si ustedes consideran nuestro sistema actual, verán que es sólo una serie de explotaciones astutas del hombre por el hombre. La familia se vuelve el centro mismo de la explotación. Por favor, no interpreten mal lo que entiendo por familia. Entiendo el núcleo que hace que ustedes se sientan seguros, lo cual requiere que exploten al vecino. La familia, que debería ser la verdadera expresión del amor, no de la exclusividad, se convierte en el instrumento de la propia perpetuación egoísta. Desde este sentido de la familia se desarrollan las clases sociales, la superior y la inferior, y los medios de adquirir la riqueza acumulada en manos de unos pocos. Después sigue la enfermedad del nacionalismo, el nacionalismo como instrumento de explotación, de opresión. Esta peligrosa enfermedad del nacionalismo divide a la gente, tal como lo hacen las religiones. En esta enfermedad se originan los gobiernos soberanos, cuyo negocio es prepararse para la guerra. Las guerras no son una necesidad; matar a otro ser humano no es una necesidad.

Así, buscando su propia seguridad, ustedes han creado numerosos obstáculos de los cuales son por completo inconscientes; y estos obstáculos no sólo los convierten en máquinas, sino que les impiden ser verdaderos individuos. Cuando toman conciencia de estas limitaciones, surge el conflicto. Ustedes no quieren conflicto, sólo desean satisfacción, seguridad, y así estos obstáculos continúan creando dolor y confusión. Pero sólo cuando entren en conflicto con los valores que ahora oprimen y limitan a la mente, encontrarán felicidad y realización verdaderas; sólo entonces darán con la realidad. El examen intelectual de estos valores no revela su verdadero significado. El mero examen intelectual no creará conflicto, y sólo gracias al sufrimiento comienza uno a comprender el profundo y oculto significado de tales valores.

Casi todos actúan de manera mecánica en un sistema; por eso es esencial que se enfrenten cara a cara con estos valores e impedimentos, de los que son inconscientes. En esto radica el despertar de la verdadera inteligencia, lo único que puede dar origen a la plenitud de realización. Esta inteligencia, que es única, revelará lo eterno. Tal como el Sol asoma claro y radiante a través de las nubes oscuras, así, a través de nuestro propio discernimiento y en la pureza de nuestra propia acción, surge la realización de esa vida que es renovación eterna.

Pregunta: Usted predica ideas revolucionarias, pero ¿cómo puede salir algo realmente bueno de ellas a menos que organice un grupo de seguidores, que produzcan una revolución de hecho? Si usted está contra la organización, ¿cómo puede alcanzar alguna vez cualquier resultado?

KRISHNAMURTI: Ustedes no pueden seguir a nadie, incluyéndome a mí. Gracias a su propia comprensión espontánea, crearán cualquier organización que sea necesaria. Pero si se les impone una organización, se volverán meros esclavos de esa organización y serán explotados. Como hay tantas organizaciones que ya los están explotando, ¿de qué sirve agregarles otra más? Lo importante es que cada uno de ustedes comprenda fundamentalmente, y de esa comprensión surgirá una organización genuina que no impedirá la plena realización del individuo. Yo no estoy contra todas las organizaciones. Estoy contra aquéllas que impiden la realización individual, especialmente esa organización llamada religión, con sus temores, sus creencias y sus intereses creados. Se supone que ayudan al hombre, pero de hecho obstruyen profundamente su verdadera realización.

Pregunta: ¿No se produciría perturbación, caos e inmoralidad social si no hubiera sacerdotes para sostener y predicar la moralidad?

KRISHNAMURTI: Ahora, por cierto, hay en el mundo caos, explotación y desdicha total. ¿Puede agregar más a eso? Tenemos que considerar qué entendemos por sacerdotes y qué entendemos por moralidad.

Por sacerdote entiendo uno cuya acción se basa en el interés creado y que, por lo tanto, fomenta el temor. Tal vez no sea miembro de ninguna organización religiosa, pero puede pertenecer a un determinado sistema de pensamiento y, en consecuencia, genera dogmas, credos y temores. Un sacerdote es uno que obliga a otra persona, sutil o crudamente, a que encaje dentro de cierto molde.

Para comprender qué es la verdadera moralidad, primero tenemos que comprender qué es la moralidad actual. Si podemos discernir cómo ésta se ha desarrollado alrededor de nosotros y nos liberamos de sus numerosas estupideces y crueldades, entonces habrá inteligencia, cuya acción será verdaderamente moral porque no estará basada en el temor.

Si observan desapasionadamente, verán que nuestra moralidad de hoy en día se basa en el profundo egoísmo, en la búsqueda de seguridad no sólo aquí, sino en el más allá. A causa de nuestro espíritu adquisitivo, del deseo de poseer, hemos establecido ciertas leyes, ciertas opiniones a las que llamamos morales. Si estamos libres espontáneamente del espíritu posesivo, adquisitivo -y esto necesita un profundo discernimiento-, entonces hay inteligencia, la cual es el guardián de la verdadera moralidad.

Usted dirá: “Eso está muy bien para nosotros, que somos cultos y no necesitamos que nadie sostenga nuestra moralidad; pero ¿qué hay con el pueblo, con la masa?” Cuando usted juzga a otros como no cultos, entonces usted mismo no lo es; porque en esta supuesta consideración por los otros, tiene su origen la explotación. Lo que realmente le preocupa cuando pregunta por otro, es su propio temor al conflicto y la perturbación. Si usted comprendiera la actual falsa moralidad con su crueldad sutil, entonces habría verdadera inteligencia. Sólo esa inteligencia es garantía de moralidad bondadosa, inclusiva y exenta de temor.

Pregunta: El carácter, ¿es otro nombre para la limitación?

KRISHNAMURTE El carácter se vuelve una limitación si es meramente una defensa egoísta contra la vida. Este desarrollo de resistencias contra el movimiento de la vida, se convierte en instrumento de autoprotección. En esto no puede haber inteligencia y la acción sólo puede crear más limitación y dolor. Hemos desarrollado un sistema en el cual, para poder vivir, tenemos que poseer lo que se conoce como carácter, que no es sino una resistencia cuidadosamente cultivada, una autodefensa contra la vida.

Un hombre que quiera vivir, realizarse plenamente, debe tener inteligencia. El carácter se opone a la inteligencia. El carácter es tan sólo un obstáculo, una limitación, y en su desarrollo no puede haber realización creativa.

Pregunta: ¿Cree usted realmente en todo lo que dice?

KRISHNAMURTI: Lo que les digo es para mí la verdad, no una creencia. Es el goce de mi propio vivir. No es la persecución de algún ideal, el cual sólo es imitación. Donde hay imitación, hay creencia. Pero si usted se está realizando -lo cual no significa que está obteniendo algo o que está llegando a ser alguna cosa-, entonces existe la realidad viviente.

La creencia se origina en la ilusión, y la realidad está libre de todas las ilusiones. Usted no puede juzgar si yo vivo lo que estoy diciendo. Soy la única persona que puede saber acerca de eso, pero usted puede descubrir por sí mismo si lo que digo tiene algún significado profundo para usted. Para juzgar, usted debe tener una medida, un patrón. Ese patrón, tal como ocurre por lo general, es el resultado de algún prejuicio o alguna frustración.

Examine, por favor, lo que tengo que decir, porque en el examen mismo empezará a comprender el verdadero significado del vivir. Cuando uno juzga, hay condena o aprobación, lo cual implica que la emoción y el pensamiento se dividen, se fragmentan, y esto no da origen a la comprensión.

10 de setiembre de 1935