TERCERA PLÁTICA EN OMMEN
Toda lucha lo es respecto de la relación, es un ajuste entre dos resistencias, entre dos individuos. La resistencia es un condicionamiento, una limitación de esa energía que puede ser llamada vida, pensamiento, emoción, Este condicionamiento, esta resistencia no ha tenido un comienzo. Ha existido siempre, y es posible ver que puede ser continuada. Las causas de este condicionamiento son muchas y muy complejas.
Este condicionamiento es la ignorancia, a la cual puede ponérsele fin.
La ignorancia es la falta de percepción con respecto al proceso del condicionamiento, el cual consiste en los múltiples deseos, temores, recuerdos adquisitivos, etcétera.
La creencia forma parte de la ignorancia. Cualquiera sea la acción que surja de la creencia, sólo fortalece aún más la ignorancia.
El anhelo de comprensión, de felicidad, si intento de librarnos de esta cualidad particular y adquirir aquella virtud particular, todo esfuerzo semejante tiene su origen en la ignorancia, la cual resulta de este constante deseo; por eso continúan la lucha y el conflicto en la relación.
Mientras haya deseo, toda experiencia condiciona más y más el pensamiento y la emoción y, de este modo, prolonga el conflicto.
Donde hay deseo, la experiencia no puede ser completa, así que fortalece la resistencia. Una creencia, resultado del deseo, es una fuerza condicionante; la experiencia basada en cualquier tipo de creencia es limitadora, por amplia y grande que sea.
Cualquier esfuerzo de la mente por romper su propio círculo vicioso de ignorancia, sólo contribuye a prolongar aún más la ignorancia. Si uno no comprende todo el proceso de la ignorancia y se limita a hacer un esfuerzo para librarse de ella, el pensamiento sigue actuando dentro del círculo de la ignorancia.
¿Qué hemos de hacer, pues, si discernimos que cualquiera sea la acción, el esfuerzo que uno realice sólo fortalece la ignorancia? El deseo mismo de abrirnos paso por el círculo de la ignorancia es aún parte de la ignorancia.
¿Qué hemos de hacer, entonces?
Ahora bien, ¿es ésta una cuestión vital, de extrema importancia para ustedes? Si lo es, verán que no hay una respuesta directa, positiva, porque las respuestas positivas sólo pueden generar más esfuerzo, el cual no hace sino fortalecer el proceso de la ignorancia. Nos queda, pues, únicamente un modo negativo de abordar el problema, y consiste en estar integralmente conscientes del proceso del miedo o de la ignorancia. Esta conciencia integral no es un esfuerzo para vencer, destruir o encontrar un sustituto, sino un estado de calma interna en el que no hay aceptación ni rechazo, una quietud integral exenta de toda opción. Esta conciencia lúcida y alerta rompe el círculo de la ignorancia desde adentro, por decirlo así, sin fortalecerlo.
Pregunta: ¿Cómo puede uno saber con certera si la mente está libre de condicionamiento, dado que ahí existe una posibilidad de ilusión?
KRISHNAMURTI: No nos ocupemos de la certeza acerca de una mente no condicionada; seamos más bien conscientes de las limitaciones del pensamiento-emoción.
Comentario: Hay una real diferencia entre no percatarnos de nuestro condicionamiento y el imaginar que no estamos condicionados.
KRISHNAMURTI; Por cierto, eso es obvio. Es completamente inútil inquirir acerca del estado no condicionado, cuando nuestra mente es limitada. Tenemos que interesarnos en aquellas causas que mantienen cautivo al pensamiento-emoción.
Comentario: Sabemos que existen la realidad y la irrealidad, y que desde lo irreal tenemos que movernos hacia lo real.
KRISHNAMURTI: Eso es, por cierto, otra forma de condicionamiento, ¿Cómo sabe que existe lo real?
Comentario: Porque está ahí.
KRISHNAMURTI: Usted ha dejado de pensar, si se me permite decirlo, cuando afirma que lo real está ahí.
Comentario: Creo que nos damos cuenta continuamente de que estamos condicionados, porque siempre estamos sufriendo y en conflicto.
KRISHNAMURTI: Por lo tanto, el conflicto, el sufrimiento, la tensión en las relaciones, indican que hay condicionamiento. Puede haber muchas causas para el condicionamiento, pero ¿es usted consciente al menos de una de ellas?
Comentario: El miedo y el deseo son las causas de la limitación.
KRISHNAMURTI: Cuando usted afirma eso, ¿tiene conciencia de que en su vida el miedo y el deseo son causa de lucha e infelicidad?
Cuando dice que el miedo está condicionando su vida, ¿se da cuenta de ese miedo? ¿O es porque ha leído sobre eso o me ha escuchado hablar al respecto, y repite: "El miedo es condicionante"? El miedo no puede existir por sí mismo, sino sólo en relación con algo.
Ahora bien, cuando usted dice que está consciente del miedo, ¿entiende que es causado por algo exterior, o por algo que está dentro de usted? Uno teme un accidente, o le teme al vecino, o a alguna relación cercana, o a cierta reacción psicológica, etc. En algunos casos, son las cosas externas de la vida las que nos atemorizan, y pensamos que si podemos libramos de ellas, ya no sentiremos temor.
¿Puede usted librarse de su prójimo? Quizá pueda escapar de una persona en particular, pero dondequiera que se encuentre siempre estará en relación con alguien. Puede crear una ilusión y refugiarse en ella, o construir un muro entre usted y su vecino y, de tal modo, protegerse. Puede separarse de otro mediante la división social, por medio de virtudes, creencias, adquisiciones, y así librarse de su prójimo. Pero esto no es libertad.
Luego está el miedo a las enfermedades contagiosas, a los accidentes y demás, contra lo cual uno toma las precauciones naturales sin exagerarlas indebidamente.
La voluntad de sobrevivir, de tener satisfacciones, de continuar... ésa es la verdadera raíz del miedo.
¿Sabe usted que es así? Si lo sabe, ¿qué entiende, entonces, por "saber"?
¿Lo sabe tan sólo intelectualmente, como una imagen verbal, o se da cuenta de ello integralmente, incluido lo emocional?
Conocemos el miedo como una reacción cuando se debilita nuestra resistencia, cuando se han derrumbado los muros con que nos protegemos; entonces tomamos conciencia del miedo y nuestra reacción inmediata es reparar nuevamente esos muros protectores, reforzarlos a fin de estar seguros.
Pregunta: ¿ Querría usted decirnos qué es el miedo?
KRISHNAMURTI: ¡Que les diga lo que es el miedo! ¿Acaso no saben Lo que es?
Si en su casa no hay nada de valor a lo que esté apegado, entonces no teme a su vecino, mantiene abiertas puertas y ventanas. Pero el miedo anida en su corazón cuando usted está apegado a algo, en cuyo caso atranca sus ventanas, cierra con llave sus puertas. Se aísla.
La mente ha acumulado ciertos valores, ciertos tesoros, y tiene el propósito de custodiarlos, Si el mérito de estas posesiones es puesto en tela de juicio, se despierta el miedo. A causa del miedo, las cuidamos más estrechamente, o liquidamos las viejas posesiones, los viejos valores, y adquirimos otros nuevos que protegemos con mayor habilidad. A este aislamiento le damos distintos nombres.
Le pregunto si usted tiene algo preciado en su mente, en su corazón, algo que esté protegiendo. Si lo tiene, está obligado a erigir muros contra el miedo, y a esta resistencia la llamamos con distintos nombres: amor, voluntad, virtud, carácter.
¿Posee usted algo preciado? ¿Tiene algo que le puedan quitar, su posición, sus ambiciones, deseos, esperanzas?
¿Qué es lo que posee, realmente? Tal vez posesiones mundanas que trata de salvaguardar. Para protegerlas, tenemos el imperialismo, el nacionalismo, las distinciones de clase. Cada individuo, cada nación hace eso, engendrando odio y guerras. ¿Puede ser totalmente eliminado el miedo a la pérdida? Todo indica que este miedo no puede ser suprimido por una mayor protección, un nacionalismo más acentuado, un imperialismo más poderoso. Donde hay apego, hay miedo.
Pregunta: ¿El miedo se disipa si nos desprendemos de los objetos, o si establecemos una relación diferente entre los objetos y nosotros ?
KRISHNAMURTI: Todavía no hemos llegado, ciertamente, al problema de cómo liberamos del miedo. Tratamos de descubrir cuáles son las cosas preciadas que cada uno de nosotros guarda tan hábilmente: sólo entonces podremos descubrir los medios de liberarnos del miedo.
Comentario: Es muy difícil saber eso. Yo ignoro a qué estoy apegado.
KRISHNAMURTI: Sí, ésta es una de las dificultades, pero a menos que usted sepa eso, el miedo ha de continuar, por mucho que desee librarse de él. ¿Es usted consciente con todo su ser de que se está protegiendo en una u otra forma mediante la creencia, las adquisiciones, la virtud, la ambición?
Cuando comience a considerar esto a fondo, percibirá cómo la creencia u otra forma de exclusión lo segrega ya sea como individuo o como grupo, y actúa como una resistencia contra el movimiento de la vida.
Tal vez algunos de ustedes digan que la mente no protege una creencia, sino que ésta forma parte de la mente misma, que sin alguna clase de creencia, la mente, el pensamiento, no puede existir. O quizá digan que la creencia no es, en realidad, una creencia, sino una intuición que debe ser protegida y alentada.
Comentario: A mi me parece que la creencia está ahí, y no sé que hacer al respecto. No sé sí la protejo o no.
KRISHNAMURTI: De eso se trata, justamente. Dice que forma parte de usted. ¿Por qué está ahí? ¿Por qué forma parte de usted? Usted ha sido condicionado por la tradición, por la educación; ha adquirido la creencia, consciente o inconscientemente, como una protección contra las múltiples formas del miedo. O puede que, a causa de la propaganda, ha aceptado la creencia como, un curalotodo. Quizá no crea en tal o cual teoría, pero puede creer en una persona. Hay diversas formas de creencia. El deseo de consuelo, de seguridad, nos obliga a aceptar alguna clase de creencia que protegemos, porque sin ella nos sentimos completamente perdidos. Por eso existe al constante intento de justificar la propia creencia o de encontrar un sustituto para reemplazar la que hemos abandonado.
Donde hay apego hay miedo, pero la libertad con respecto al apego no es una recompensa de desapego. El sufrimiento puede hacer que uno se decida a desapegarse por completo, pero este desapego es, en realidad, una forma de protección contra el sufrimiento. Ahora bien, como casi todos tenemos algo que proteger — amor, posesiones, ideales, creencias, conceptos, etc. — , lo cual Contribuye a erigir esa resistencia que es el "yo", resulta inútil preguntar cómo podemos liberarnos del "yo" con sus numerosas capas de deseos y temores, si no comprendemos plenamente el proceso de resistencia. El deseo mismo de liberarnos de todo eso es otra forma más segura de autoprotección.
Si ustedes se dan cuenta de este proceso de protección, de levantar muros para proteger lo que son y tienen, si están conscientes de esto, jamás preguntarán cuál es el medio, el método para liberarse del miedo, del anhelo, entonces encontrarán que, en la quietud de la percepción alerta, se disuelven Espontáneamente las diversas causas que condicionan el pensamiento-emoción.
No van a alcanzar ese estado de percepción alerta por el mero hecho de escuchar una o dos pláticas. Es como un fuego que debe ser encendido, y son ustedes los que deben encenderlo. Tienen que empezar, por poco que sea, a estar conscientes, alerta, y esto pueden hacerlo cuando hablan, cuando ríen, cuando entran en contacto con la gente, o cuando están en silencio. Esta percepción alerta se vuelve una llama, y esta llama consume todo temor, el cual causa aislamiento. La propia mente debe revelarse a sí misma de manera espontánea. Y esto no es dado tan sólo a unos pocos, ni se trata de algo imposible.
4 de agosto de 1937