SEGUNDA PLÁTICA EN MADRAS
Entre tantos remedios, ideales y teorías en conflicto, ¿cuál es la verdadera cura para nuestras complejidades y crueldades sociales, para los profundos malentendidos que están creando confusión y caos en el mundo?
Hay numerosos maestros con sus métodos, muchos filósofos con sus sistemas. ¿Cómo elegir lo que es verdadero? Cada sistema, cada maestro, hace hincapié en alguna parte de la existencia humana total.
¿Como ha de hacer uno, entonces, para comprender el proceso total de la vida, y cómo ha de liberar la mente de modo tal que pueda haber percepción de lo verdadero? Cada líder tiene su propio grupo en conflicto con otro grupo, con otro líder. Hay desacuerdo, desorden, caos. Ciertos grupos se vuelven despiadados y otros tratan de ser tolerantes, liberales, porque sus líderes les dicen: "Cultiven la tolerancia, ya que todos les caminos conducen hacia la realidad". Así, tratando de desarrollar el espíritu de tolerancia, de hermandad, poco a poco se vuelven indiferentes, perezosos e incluso brutales.
En un mundo de confusión y discordia, cuando la gente se toma vitalmente en serio sus creencias e ideales, ¿puede haber verdadera cooperación entre gmpos que creen en cosas diferentes y trabajan por ideales distintos? Si uno de ustedes creyera firmemente en una idea, y otro, movido por su ardiente fe obrara en sentido opuesto, ¿podría haber tolerancia, amistad entre uno y otro? ¿O el concepto de que cada cual debe seguir su propio camino es falso? La idea de cultivar la hermandad y la tolerancia en medio del conflicto, ¿es imposible e hipócrita? Si alimento fuertes creencias, convicciones y esperanzas, ¿puedo, a pesar de eso, establecer una relación superficial de amistad y tolerancia con otro que se opone diametralmente a mi concepción de la vida? Si puedo hacerlo, tiene que haber un compromiso, un debilitamiento de lo que para mí es verdadera a fin de ceder ante el otro que circunstancialmente es más poderoso que yo. Esto no hace sino crear más confusión. El cultivo de la tolerancia es tan sólo una proeza intelectual y, por lo tanto, carece de toda significación profunda y conduce a la negligencia, a la pobreza del ser.
Si examinan la propaganda que en todo el mundo hacen las naciones, las clases, los grupos, las sectas y los individuos, verán que, de distintas maneras, están todos decididos a convertirlos a sus particulares puntos de vista o a sus creencias. ¿Pueden los propagandistas rivales ser profunda y genuinamente amistosos y tolerantes? Si uno es hindú y otro es mahometano, uno capitalista y otro socialista, ¿puede haber entre ellos una relación profunda? ¿Acaso es posible? Es imposible. El cultivo de la tolerancia es un proceso intelectual y, por ende, artificial y carente de realidad. Esto no quiere decir que yo esté apoyando la persecución o algún acto cruel por el bien de las creencias. Por favor, entiendan lo que estoy diciendo.
Mientras existan las conversiones, las incitaciones, el forzar sutilmente a los demás para que se afilien a determinado grupo suscriban cierto conjunto de creencias, mientras haya ideas opuestas contradictorias, no puede haber armonía y paz, aunque pretendamos intelectualmente ser tolerantes y fraternales. Porque cada cual está tan interesado y tan lleno de entusiasmo con respecto a sus propias ideas y a sus métodos, que desea urgentemente que los demás los acepten; de este modo, genera un estado de conflicto y confusión. Esto es obvio.
Si uno es una persona reflexiva, no un propagandista, es inevitable que vea la superficialidad de esta jerga acerca de la hermandad y la tolerancia, y se enfrente a la feroz batalla de las contradictorias ideas, esperanzas y creencias. En otras palabras, debe percibir lo real, o sea, la discordia, la confusión que hoy nos rodea. Si podemos dejar de lado esta fácil jerigonza sobre la tolerancia y la hermandad, quizá nos sea posible encontrar la manera de comprender la discordia. Existe una forma de salir de este caos, pero no se encuentra en la .artificial hermandad ni en la tolerancia intelectual. Sólo mediante el recto pensar y la recta acción puede ponerse final al conflicto de los grupos y las ideas que se oponen entre sí.
¿Qué es lo que entiendo por recto pensar? El pensamiento debe ser vital, dinámico, no mecánico ni imitativo.
Se considera que un sistema que impone una disciplina a la mente de acuerdo con determinada norma, constituye un pensar positivo. Ustedes primero crean o aceptan una imagen intelectual, un ideal, y después tuercen el propio pensamiento adaptándolo a eso. Este amoldamiento, esta imitación se confunde con la comprensión, pero en realidad es tan sólo el anhelo de seguridad nacido del miedo. El impulso del miedo nos lleva a la conformidad; y la disciplina que nace del miedo no es recto pensar.
Para despertar la inteligencia, debemos percibir qué es lo que impide el movimiento creativo del pensar. O sea, si podemos percibir por nosotros mismos que los ideales, las creencias, las tradiciones y los valores deforman constantemente nuestro pensamiento-acción, entonces, al darnos cuenta de estas distorsiones, se despierta la inteligencia. No podrá haber un pensar creativo mientras existan, consciente o inconscientemente, obstáculos, valores, prejuicios que falseen el pensamiento. En vez de imitar, de perseguir sistemas y gurúes, debemos tomar conciencia de nuestros impedimentos, de nuestros propios prejuicios y patrones de conducta; al discernir su significado, surgirá la inteligencia creativa. Esta inteligencia es lo único que puede poner fin al desorden y dar lugar al profundo acuerdo de la comprensión.
El más obstinado de todos los impedimentos es la tradición. Quizá pregunten ustedes: "¿Qué le ocurrirá al mundo si la tradición es destruida? ¿No habrá caos? ¿No habrá inmoralidad?". La confusión, el conflicto y el dolor existen ahora, a pesar de nuestras tradiciones y doctrinas morales.
¿Cuál es el proceso por el cual la mente está siempre acumulando valores, recuerdos, hábitos a los que llamamos tradición? No podremos discernir este proceso mientras la mente esté condicionada por el miedo y el deseo, que crean constantemente en la conciencia anclajes que se convierten en nuestras tradiciones.
¿Puede la mente librarse alguna vez de estos anclajes que son los valores, las tradiciones y los recuerdos? Lo que llamamos pensar consiste en movernos simplemente de un anclaje o centro de prejuicios a otro y, desde este centro juzgar, optar y crear sustituciones. Anclados en la limitación, establecemos contacto con otras ideas y valores que modifican superficialmente nuestras propias creencias condicionadas. Entonces formamos otro centro de nuevos valores, nuevos recuerdos, los que vuelven a condicionar ulteriores pensamientos y acciones. Por consiguiente, siempre juzgamos, calculamos y reaccionamos desde estos anclajes. Mientras este movimiento de anclaje en anclaje continúe tendrá que haber conflicto y sufrimiento, no puede haber amor. El cultivo superficial de la hermandad y la tolerancia, sólo alienta este movimiento e intensifica la ilusión.
¿Puede la mente-corazón librarse alguna vez del centro que forman el pensamiento y la emoción condicionados? Si la mente-corazón no crea para si misma estos anclajes de autoprotección, entonces es posible que haya pensamiento claro y amor; sólo así se resolverán los múltiples problemas que hoy crean desorden e infelicidad. Si ustedes comienzan a estar conscientes de estos centros, discernirán qué tremendo poder implican para la discordia, para la confusión. Cuando no somos conscientes de tales centros, nos explotan organizaciones y líderes que prometen nuevas sustituciones. Así aprendemos a hablar sueltamente de hermandad, bondad, amor... palabras que carecen de todo significado mientras nos movemos simplemente de un prejuicio a otro.
O bien discernimos el proceso de la ignorancia con su tradición, y así hay una acción inmediata, o estamos tan acostumbrados a la droga de la sustitución, que la percepción se vuelve imposible y, por eso, comenzarnos a buscar un método de escape. La percepción es acción, no pueden dividirse. Lo que ustedes llaman percepción intelectual, crea una separación artificial entre el pensamiento y la acción. Entonces se esfuerzan por tender un puente sobre la separación, esfuerzo que nada significa porque lo que ha creado esta división ilusoria es la falta de comprensión. O están conscientes del proceso o no lo están. Si no lo están, consideremos este proceso; hagámoslo con profundidad y entusiasmo, pero no busquemos un método. Esta avidez de comprender se convierte en la llama de la percepción alerta, la cual quemará por completo todo deseo de sustitución.
Pregunta: ¿Puedo liberarme para siempre del dolor? ¿Mediante qué método?
KRISHNAMURTI: El dolor acompaña a todos, al rico y al pobre, al creyente y al incrédulo. A pesar de todas nuestras creencias y doctrinas, a pesar de los templos y los dioses, el sufrimiento es nuestro constante compañero. Tratemos de comprenderlo, no nos limitemos a pensar en desembarazarnos de él. Cuando comprendan plenamente el dolor, no buscarán el modo de superarlo.
¿Acaso desean desembarazarse de la alegría, del éxtasis, de la dicha? No. Entonces, ¿por qué dicen que deben librarse del sufrimiento? Lo uno les da placer, lo otro, dolor, y la mente se aferra a lo que es placentero, lo alimenta. Toda interferencia de parte de la mente para estimular la dicha o superar el sufrimiento, debe por fuerza ser artificial e ineficaz. Ustedes buscan cómo salir de su infelicidad, y están aquéllos que los ayudarán a olvidar el dolor ofreciéndoles el narcótico de la creencia, de la doctrina y de la felicidad en el futuro. Si la mente no interfiere ni con lo diario ni con el dolor, esa dicha misma, ese dolor, despiertan la llama creativa de la percepción.
El dolor no es sino el indicio de un pensamiento condicionado, de una mente limitada por creencias, temores e ilusiones, pero ustedes no hacen caso a esa constante advertencia. Para olvidar el dolor, para superarlo, para modificarlo, buscan refugio en las creencias, en el anclaje que implican la; autoprotección y la seguridad. Es muy difícil no interferir con el proceso del dolor, lo cual no implica que deban resignarse a él o aceptarlo como algo inevitable, como el karma, como un castigo. Así como no desean cambiar una forma hermosa — la luminosidad que sigue a la puesta del Sol, la visión de un árbol en medio del campo — , tampoco obstruyan el movimiento del dolor. Dejen que madure porque en ese proceso mismo reside la comprensión. Cuando son conscientes de la herida que causa el dolor, sin aceptarla ni rechazarla, sin resignarse a ella, sin invitarla artificialmente, entonces el sufrimiento despierta la llama de la inteligencia creativa.
La búsqueda misma de un escape respecto del sufrimiento, crea al explotador y la mente se somete a la explotación. Mientras se mantenga el proceso artificial de interferencia con el dolor, éste tiene que ser por fuerza nuestro constante compañero. Pero si hay una percepción vital, sin opciones, sin separación alguna, entonces existe esa inteligencia que es lo único capaz de disipar toda confusión.
Pregunta: ¿Con qué significado especial usa usted la palabra " inteligencia "? ¿Tiene grados y es, por lo tanto, capaz de experimentar una constante evolución y variación ?
KRISHNAMURTI: Uso la palabra inteligencia para comunicar la integridad vital del pensamiento-acción. La inteligencia no es el resultado del esfuerzo intelectual ni del fervor emocional. No es el producto de teorías, creencias e información. Es la plenitud de la acción que surge cuando comprendemos el pensamiento-emoción. En raros momentos de amor profundo conocemos esa plenitud.
La inteligencia creativa no puede ser invitada ni medida, pero la mente busca definiciones, descripciones, y queda siempre atrapada en la ilusión de las palabras. La percepción alerta sin opciones revela, en el instante mismo de la acción, las ocultas distorsiones del pensamiento y la emoción, así como su secreto significado.
"¿Tiene grados La inteligencia y, por lo tanto, es capaz de experimentar una constante evolución y variación?".
Lo que se discierne completamente, no puede ser variable, no puede evolucionar, crecer. La comprensión del proceso del "yo" con sus múltiples centros de autoprotección, el discernimiento del significado de los anclajes, no puede cambiar, no puede ser modificado por obra del crecimiento. La ignorancia puede variar, evolucionar, cambiar, crecer. Los diversos centros autoprotectores de la mente tienen capacidad de crecimiento, cambio y modificación. El proceso de sustitución no es inteligencia es sólo un movimiento dentro del círculo de la ignorancia.
La llama de la inteligencia, del amor, puede ser despertada sólo la mente percibe, de manera vital, su propio pensamiento condicionada sus miedos, valores y deseos.
13 de diciembre de 1936