OBRA COMPLETA - TOMO 4 - J.K. - CONTINUACIÓN -

 


Ojai, California, 1945


<*PRIMERA PLÁTICA EN EL ROBLEDAL


Para comprender la confusión y la desdicha que existen en cada uno de nosotros y, por lo tanto, en el mundo, primero debemos encontrar claridad dentro de nosotros mismos, y esta claridad surge gracias al recto pensar. Una claridad así no puede organizarse, porque no puede intercambiarse con otro. El pensamiento grupal organizado se torna peligroso, por bueno que pueda parecer; ese pensamiento puede ser usado, explotado.. El pensamiento grupal deja de ser el recto pensar; es tan sólo un pensar repetitivo. La claridad es esencial, porque sin ella, el cambio y la reforma conducen meramente a más confusión. La claridad no es el resultado de la afirmación verbal, sino de una intensa percepción alerta y del recto pensar. El recto pensar no se origina en el mero cultivo del intelecto, ni es el ajuste a un modelo, por meritorio y noble que sea. El recto pensar llega con el conocimiento propio. Si ustedes no se comprenden a sí mismos, no tienen base para el pensamiento; sin ese conocimiento propio, lo que piensan no es verdadero.

Yo y el mundo no somos dos entidades diferentes con problemas separados; yo y el mundo somos uno. Mi problema es el problema del mundo. Puedo ser el resultado de ciertas tendencias, de influencias ambientales, pero en lo fundamental no soy diferente de otro. Internamente, somos muy semejantes: a todos nos impulsa la codicia, la mala voluntad, el miedo, la ambición, etc. Nuestras creencias, esperanzas, aspiraciones, tienen* una base común. Somos todos uno; somos una sola humanidad, aunque nos dividan las fronteras artificiales de la economía, la política y el prejuicio,. Si mato a otro, me estoy destruyendo a mí mismo. Uno es el centro de lo total; si no se comprende a sí mismo, no puede comprender la realidad.

Tenemos un conocimiento intelectual de esta unidad, pero mantenemos conocimiento y sentimiento en secciones diferentes; asi, jamás experimentamos la extraordinaria unidad del hombre. Esa experiencia existe cuando el conocimiento y el sentimiento se encuentran. Estas pláticas serán totalmente inútiles para ustedes si no experimentan al mismo tiempo que escuchan. No digan; "Comprenderé más tarde"; experimenten ahora. No mantengan separados su conocimiento y su sentimiento, porque en esta separación se originan la confusión y la infelicidad. Tienen que experimentar esta unidad viviente del hombre. Ustedes no están separados de los japoneses, los hindúes, los negros o los alemanes. Para experimentar esta inmensa unidad, estén abiertos, tórnense conscientes de la división entre conocimiento y sentimiento, no sean esclavos de la filosofía que divide la vida en compartimientos estancos.

Sin conocimiento propio, la comprensión resulta imposible El conocimiento propio es extremadamente arduo y difícil, debido a que somos entidades complejas. Uno debe abordar la comprensión del “yo", de manera sencilla, sin ninguna clase de pretensiones ni teorías. Si quiero comprenderlos, no debo tener respecto de ustedes formulaciones preconcebidas, no debe haber prejuicio alguno; tengo que estar mentalmente abierto, sin juzgar ni comparar. Esto es muy difícil porque, para la mayoría de nosotros, el pensar es el resultado de la comparación, del juicio previo. Por medio de una aproximación al hecho, pensamos que lo comprendemos, pero la comprensión, ¿nace de la comparación, del juicio? ¿O resulta de un pensamiento no comparativo? Si ustedes desean comprender algo, ¿lo comparan con otra cosa o lo estudian por sí mismo?

El pensamiento nacido de la comparación no es un recto pensar. Sin embargo, al estudiarnos a nosotros mismos estamos comparando, aproximándonos a un modelo, Esto es lo que nos impide comprendernos. ¿Por qué nos juzgamos? Nuestro juicio, ¿no es el resultado de nuestro deseo de llegar a ser alguna cosa, de ganar, de amoldarnos, de protegernos? Este impulso mismo impide la comprensión.

Como dije, somos entidades complejas, y para comprender esa entidad debemos examinarla. Uno no puede comprenderla si la compara con el ayer o con el mañana. Somos un mecanismo intrincado, pero la comparación, el juicio, la identificación, impiden comprender. No tengan miedo de convertirse en seres perezosos, presumidos y autosatisfechos si no compiten mediante la comparación. Una vez qrre percibimos la futilidad de la comparación, hay una gran libertad Uno ya no se esfuerza por ser esto o aquello, sino que hay libertad para comprender. Estén atentos a este proceso comparativo de su pensar; experimenten lodo esto a medida que lo voy explicando y perciban su futilidad, la fundamental irreflexión que implica. Entonces experimentarán una gran libertad, como si se hubieran desprendido de una pesada carga. En esta libertad respecto de la aproximación a un modelo y, por ende, de la identificación, serán capaces de descubrir y comprender las realidades que les conciernen . Si no comparan ni juzgan, se enfrentarán consigo mismos, y esto les dará claridad y fuerza para poner al descubierto grandes profundidades. Esto es esencial para comprender la realidad. Cuando no hay autocomparación, el pensamiento se libera de la dualidad; desaparecen el problema y el conflicto de los opuestos. En esta libertad hay una revolución, una comprensión creadora, no hay ninguno de nosotros que no esté enfrentado con el problema de matar y no matar, de violencia y no violencia. Algunos de ustedes quizá sientan que, como sus hijos, hermanos o maridos no están involucrados en este asesinato en masa llamado guerra, este problema no les concierne en lo inmediato; pero si observan más detenidamente, verán cuán a fondo están comprometidos. No pueden escapar de él cada uno, como individuo, debe tener una actitud bien definida hacia el matar y el no matar. Si no se habían dado cuenta de ello, ahora deben enfrentarlo; deben enfrentarse a esta cuestión, al problema dualístico de capitalismo y comunismo, amor y odio, etc ¿Cómo han de descubrir la verdad al respecto':’ ¿Es posible, en el interminable corredor de la dualidad, liberarse alguna vez del conflicto? Muchos creen que en la lucha misma de los opuestos hay creatividad, que este conflicto es vida y que evitarlo es caer en la ilusión. ¿Es asi? ¿Acaso un opuesto no contiene un elemento de su propio opuesto y, de tal modo, produce perpetuo conflicto y dolor? ¿Es necesario el conflicto para que haya creación? Los instantes de creatividad, ¿son el resultado de la lucha y el sufrimiento? El estado creativo del ser, ¿no nace, acaso, cuando todo dolor, toda lucha, han cesado por completo? Esto pueden experimentarlo por sí mismos. Esta libertad respecto de los opuestos no es una ilusión; sólo en esa libertad se encuentra la respuesta a toda nuestra confusión y a nuestros conflictivos problemas.

Ustedes se enfrentan con el problema de matar al hermano, de matarlo en el nombre de la religión, de la paz, del país, etc. ¿Cómo encontrarán la respuesta, una respuesta que no contenga en sí futuros problemas conflictivos y antagónicos? Para encontrar una respuesta genuina y duradera, ¿no debe uno salirse del patrón dualístico del pensamiento? Matamos porque nuestra propiedad, nuestra seguridad, nuestro prestigio, se ven amenazados. Tal como ello ocurre con el individuo, así ocurre con el grupo, con la nación. Para liberarnos de los opuestos que implican la violencia y la no violencia, debemos estar libres del espíritu adquisitivo, de la mala voluntad, la lujuria y demás Pero la mayoría de nosotros no investiga el problema a fondo; se satisface con reformas, con alternancias dentro del patrón de la dualidad Aceptamos como inevitable este conflicto de la dualidad y, dentro de ese patrón, tratamos de producir modificaciones, cambios; maniobramos para obtener una posición mejor, un sitio más ventajoso para nosotros mismos Cambiar o reformar meramente dentro del patrón de la dualidad, sólo produce más confusión, más dolor y, en consecuencia, hay retroceso.

Para resolver permanentemente el problema de los opuestos, uno debe ir más allá del patrón de la dualidad. La verdad no existe dentro del patrón, por muy atrapados que estemos en él; si buscamos la verdad ahí, nos veremos arrastrados a numerosas ilusiones. Debemos trascender el patrón dualístico del "yo" y el “no yo”, del poseedor y lo poseído, La verdad se encuentra mucho más allá del corredor de la dualidad Mucho más allá de los conflictivos y dolorosos problemas de los opuestas, está la comprensión creadora. Esto debe ser experimentado, no se puede especular ai respecto, no se lo puede formular; ha de realizarse mediante la profunda percepción alerta de los obstáculos dualísticos.

Pregunta: Estoy seguro de que casi todos hemos visto en películas y en revistas, imágenes auténticas de los horrores y ¡as barbaridades de los campos de concentración ¿Qué debería hacerse, en su opinión, con los que han perpetrado estas atrocidades monstruosas? ¿No deben ser castigados?

KRISHNAMURTI: ¿Quién va a castigarlos? El juez ¿no es a menudo tan culpable como el acusado? Cada uno de nosotros ha construido esta civilización, cada uno ha contribuido a la desdicha que ella implica, cada uno es responsable por los actos que en ella tienen lugar. Somos el resultado de las acciones y reacciones de cada uno de los otros; esta civilización es un resultado colectivo. Ningún país o pueblo está separado de otro; estamos todos vinculados, somos todos uno. Lo sepamos o no, cuando una desgracia le sucede a un pueblo, la compartimos, tal como compartimos su buena suerte. Usted no puede separarse a sí mismo para condenar o elogiar a otro.

El poder de oprimir es maligno, y cada grupo grande y bien organizado se convierte en una potencial fuente del mal, Ustedes creen que vociferando acerca de las crueldades de otro país, pueden pasar por alto las del propio. No sólo el país vencido es responsable por los horrores de la guerra; lo son todos los países. La guerra es una de las mayores catástrofes; el mal más grande que existe es matar a otro. Una vez que admitimos un mal semejante en nuestro corazón, damos rienda suelta a incontables desastres menores. Ustedes no condenan la guerra en si, sino a aquél que es cruel en la guerra.

Los responsables por la guerra son ustedes; la han generado mediante sus acciones cotidianas de codicia, mala voluntad, a causa de sus pasiones. Cada uno de nosotros ha formado esta civilización competitiva, despiadada, en la que el hombre está contra el hombre. Ustedes quieren erradicar en otros las causas de la guerra y sus barbaridades, mientras ustedes mismos se complacen en ellas. Esto conduce a la hipocresía v a guerras futuras. Tienen que erradicar en si mismos las causas de la guerra, de la violencia; esto exige paciencia y bondad, no condenar sangrientamente a otros.

La humanidad no necesita más sufrimiento que le haga comprender; lo que requiere es que ustedes sean conscientes de sus propias acciones, que se den cuenta de su propia ignorancia y de su dolor, y así generen en sí mismos compasión y tolerancia. No deberían interesarse en castigos y recompensas, sino en erradicar dentro de sí mismos aquellas causas que se manifiestan como violencia y odio, antagonismo y mala voluntad. Asesinando al asesino, se vuelven iguales a él; se convierten en el criminal Un mal no se corrige con malos medios; sólo a través de buenos medios puede lograrse un buen fin. Si ustedes desean tener paz, deben emplear medios pacíficos, y el asesinato en masa, la guerra, sólo puede conducir a más asesinato, a más sufrimiento. No puede haber amor mediante derramamiento de sangre; un ejército no es un instrumento de paz. Sólo la buena voluntad y la compasión pueden traer paz al mundo, no así el poder ni la astucia ni la mera legislación.

Ustedes son responsables por la desdicha y el desastre que existen; ustedes, que en su vida diaria son crueles, opresores, codiciosos, ambiciosos. El sufrimiento continuará hasta que erradiquen en sí mismos esas causas que engendran pasiones, codicia y crueldad Tengan paz y compasión en sus corazones y encontrarán la respuesta correcta a sus preguntas

Pregunta: En estos tiempos y con el presente sistema de vida, nuestros sentimientos se han embotado y endurecido ¿ Puede sugerirnos un estilo de vida que nos haga más sensibles? ¿ Podemos lograrlo a pesar del ruido, del atolondramiento, de todas las profesiones y ocupaciones competitivas? ¿Podemos volvernos así de sensibles sin consagrarnos a un principio de vida más elevado?

KRISHNAMURTI: ¿No es necesario ser sensible, para que haya un claro y recto pensar? A fin de sentir profundamente, ¿no debemos tener un corazón abierto? ¿No debe estar sano el cuerpo si ha de responder con prontitud y vehemencia? Nosotros embotamos nuestras mentes, nuestros sentimientos, nuestros cuerpos, con creencias y mala voluntad, con fuertes estimulantes que nos insensibilizan. Es esencial ser sensibles, responder debidamente, con agudeza, pero nosotros nos embotamos, nos endurecemos a causa de nuestros apetitos. La mente no es una entidad separada del organismo total, y cuando el organismo como totalidad es maltratado, desgastado, trastornado, sobreviene la insensibilidad El medio que nos rodea, nuestro presente estilo de vida, nos adormecen, nos debilitan. ¿Cómo puede uno ser sensible si lodos los días se entrega a la lectura de descripciones o a la contemplación de imágenes acerca de la matanza de miles de seres humanos, estos asesinatos en masa que se relatan como sí fueran un juego exitoso? La primera vez que usted lee los relatos, puede que se sienta angustiado, pero la constante repetición de las brutales crueldades le embota la mente y el corazón y lo inmuniza contra la barbarie de la sociedad moderna. Las radios, las revistas, los filmes, están siempre desgastando nuestras flexibilidades sensibles; uno es forzado, amenazado, regimentado. ¿Cómo puede, en medio de este estrépito, de la prisa y las falsas actividades, permanecer siendo sensible para el cultivo del recto pensar?

Si ustedes no quieren que sus sentimientos se emboten y endurezcan, tienen que pagar el precio por ello; deben abandonar la prisa, el entretenimiento, las profesiones y actividades erróneas. Deben darse cuenta de sus apetitos, del entorno que los limita; al comprenderlos debidamente, comienzan a reanimar su sensibilidad, vuelven a despertarla. Gracias a la constante percepción alerta de sus pensamientos y sentimientos, se desvanecen las causas del autoencierro y la estrechez mental. Si quieren ser altamente sensibles y claros, deben trabajar deliberadamente para ello; no pueden ser mundanos y, a pesar de eso, ser puros en la búsqueda de ia realidad. Nuestra dificultad es que deseamos ambas cosas: los apetitos ardientes y la serena paz de la realidad. Uno no puede complacerse en sus apetitos y, con todo, estar alerta; para ser agudamente perceptivos, debemos estar libres do esas influencias que nos cristalizan y embotan.

Hemos desarrollado excesivamente el intelecto, a costa de nuestros sentimientos más claros v profundos, y una civilización que se basa en el cultivo del intelecto debe, por fuerza, producir crueldad y adoración del éxito El énfasis puesto en el intelecto o en la emoción, conduce al desequilibrio, y el intelecto busca siempre protegerse a si mismo. La mera determinación sólo da fuerza al intelecto, lo embota e insensibiliza; es siempre autoagresiva en el devenir o en el no devenir. Las modalidades del intelecto deben ser comprendidas a través de una constante percepción alerta, y la reeducación del intelecto debe trascender sus propios razonamientos.

Pregunta: Yo encuentro que hay conflicto entre mi ocupación y mi relación,- Marchan en direcciones diferentes. ¿ Qué puedo hacer para que se encuentren ?

KRISHNAMURTI: Casi todas nuestras ocupaciones son dictadas por la tradición, por la codicia o por la ambición. En nuestra ocupación somos despiadados, competitivos, falsos, astutos y sumamente autoprotectores. Si en cualquier momento aflojamos, podemos hundimos, de modo que debemos marchar al ritmo de la alta eficiencia que exige la voraz maquinaria de los negocios. Es una lucha constante por mantener una influencia, por volvernos más agudos, más hábiles. La ambición jamás puede encontrar una satisfacción duradera; siempre está buscando campos más amplios para su arrogancia

Pero la relación implica un proceso por completo diferente. En ella debe haber afecto, consideración, ajuste recíproco, abnegación, entrega; no conquistar, sino vivir dichosamente. Tiene que haber una ternura humilde, libertad respecto de toda dominación o afán posesivo; pero la futilidad y el temor engendran celos y angustia en la relación La relación es un proceso de descubrimiento propio, en el cual hay una comprensión cada vez más amplia y profunda; la relación es un ajuste constante en el descubrimiento de nosotros mismos, Requiere paciencia, flexibilidad infinita y un corazón sencillo, pero, ¿cómo pueden reunirse la arrogancia y el amor, la ocupación y la relación? Lo uno es cruel, competitivo, ambicioso; lo otro es abnegado, considerado, benévolo; no pueden reunirse Hay personas que, con una mano trafican en sangre y dinero, y con la otra tratan de ser amables, afectuosas, atentas. Como un alivio para sus irreflexivas y torpes ocupaciones, buscan consuelo y tranquilidad en la relación, Pero la relación no brinda consuelo, porque es un proceso característico de descubrimiento propio y comprensión. El hombre ocupado trata de buscar, en su vida de relación, la confortación y el placer como una compensación para sus fastidiosos negocios- Su ocupación cotidiana basada en la ambición, la codicia y la crueldad, conduce paso a paso a la guerra y a las barbaridades de la moderna civilización.

La ocupación coi roela nu es dictada por ia tradición, ia codicia o la ambición, Si cada uno se interesa seriamente en establecer ia relación correcta, no sólo consigo mismo sino con todos, entonces encontraremos la ocupación apropiada, Ésta llega con la regeneración, con e! cambio de corazón, no con la mera determinación intelectual de encontrarla.

La integración sólo es posible si hay claridad de comprensión en todos los diferentes niveles de nuestra conciencia. No puede haber integración del amor y la ambición, del engaño y la claridad, de la compasión y la guerra. En tanto la ocupación y la relación se mantengan separadas, habrá conflicto y desdicha interminables, Toda reforma dentro del patrón de la dualidad es retroceso; sólo más allá de la dualidad hay paz creativa.

27 de mayo de 1945