OBRA COMPLETA - TOMO 3 - J.K. - CONTINUACIÓN -

 CUARTA PLÁTICA EN OMMEN

La acción que se origina en el proceso de conservación propia de la conciencia — con sus muchas capas de ignorancia, sus tendencias, deseos y temores — no puede liberar a la mente de la limitación que ella misma se ha creado, sino que sólo intensifica el dolor y la frustración. Mientras este proceso continúe, mientras no se comprenda este proceso del "yo", no sólo en sus formas y expresiones más obvias, sino también en sus prodigiosas sutilezas, tiene que haber sufrimiento y confusión. No obstante, este mismo sufrimiento del cual estamos tratando siempre de escapar, puede conducirnos hacia la comprensión del proceso del "yo", hacia el profundo conocimiento de nosotros mismos; pero, para que eso ocurra, deben cesar todos los escapes hacia lo ilusorio. Cuanto mayor es el sufrimiento, más fuertemente indica nuestra limitación. Pero si no sufrimos, ello no significa necesariamente que estamos libres do limitaciones. Por el contrario, puede ser que la mente se haya inmovilizada dentro de sus muros de autoprotección a fin de que ni las provocaciones ni las experiencias de la vida puedan incitarla a La actividad y, de esa manera, despertarla ante el dolor. Una mente así es incapaz de discernir la realidad. El sufrimiento puede producir la comprensión de uno mismo si no tratamos do evitarlo o de escapar de él.

¿Cómo podemos poner fin al proceso del "yo", de modo tal que nuestra acción no origine limitaciones y dolor en el futuro? Para terminar con este proceso del "yo", debemos tomar conciencia del sufrimiento, no sólo concebirlo. A menos que exista esta provocación vital, casi todos tenemos propensión a consolarnos adormeciéndonos, y así permitimos inconscientemente que continúe el proceso del "yo". La exigencia esencial para que haya discernimiento respecto de este proceso, es estar plenamente conscientes del dolor. Luego, debemos tener la certidumbre absoluta de que no hay manera alguna de escapar de él. Entonces cesa por completo toda búsqueda de consuelo y de remedios superficiales. Todos los paliativos ritualistas dejan de tener significación alguna. Comenzamos a percibir que ningún ajuste externo puede ayudarnos a terminar con el proceso autónomo de la ignorancia. Cuando la mente se halla en este estado de apertura, cuando es totalmente capaz de enfrentarse consigo misma, se convierte en su propio espejo. Entonces la conciencia ya no está dividida, no juzga sus actos conforme a patrones ni es controlada por la autoridad del ideal; es su propio creador y su propio destructor.

El medio con sus influencias condicionantes y la herencia con sus características limitadoras, ceden ante la comprensión del proceso del "yo". Cuando la mente discierne integralmente este proceso, se ve a sí misma como el proceso, que utiliza toda acción, toda relación para alimentarse. Mediante su propia renovación de instante en instante y sus propias actividades volitivas el proceso del "yo" se perpetúa a sí mismo, y con ello tan sólo engendra dolor.

Casi todos nosotros procuramos escapar del sufrimiento por medio de ilusiones, definiciones lógicas y conclusiones, y así la mente se embota poco a poco tornándose incapaz de percibirse a sí misma. Sólo cuando la mente se percibe tal como es — como su propia voluntad, con sus numerosas capas de ignorancia, miedo, deseo e ilusión — , cuando discierne cómo el proceso del "yo" se perpetúa a causa de sus propias actividades volitivas, sólo entonces hay posibilidad de que este proceso se termine de manera espontánea. Al darse cuenta la mente de que es ella misma la que crea dolor perpetuando el proceso del "yo", y de que ella es dicho proceso, hay un cambio de voluntad, un cambio de conciencia. La terminación del proceso del "yo" es el principio de la sabiduría, de la bienaventuranza.

Hemos desarrollado asiduamente la idea de que en la conciencia hay una voluntad superior y una inferior. Esta división sólo crea conflicto, al cual procuramos poner fin mediante la disciplina. Donde hay deseo o temor, éstos obran como el combustible sobre la llama: sólo alimentan el proceso del "yo". La comprensión de este proceso exige una gran percepción alerta y no el esfuerzo de la opción o de la disciplina.

Pregunta: ¿Es el miedo una parte fundamental de la vida, de modo que el comprenderlo, en el mejor de los casos nos capacita tan sólo para aceptarlo ? ¿O es algo que puede transmutarse en alguna otra cosa? ¿O, acaso, es algo que puede ser totalmente eliminado ? A menudo parece que uno es capaz de rastrear la causa de un temor en particular; sin embargo, el temor continúa en otras formas. ¿Por qué debe ser de este modo?

KRISHNAMURTI: El miedo existirá en diferentes formas, groseras o sutiles, mientras subsista si proceso autónomo de la ignorancia engendrado por las actividades del deseo. Uno puede eliminar totalmente el miedo, no es una parte fundamental de la vida. Si hay miedo no puede haber inteligencia, y para despertar la inteligencia uno debe comprender plenamente el procesa del "yo" en la acción. El miedo no puede transmutarse en amor. Debe permanecer siempre como miedo, aun cuando tratemos de razonarlo o de disimularlo llamándolo amor. Tampoco puede ser entendido como una parte fundamental de la vida a fin de que podamos soportarlo. Ustedes no descubrirán la causa profunda deL miedo, si se limitan a analizar cada temor a medida que aparece. Hay una sola causa fundamental del miedo, aunque éste pueda expresarse de diferentes formas. Mediante la mera disección de estas diversas formas del miedo, el pensamiento no puede liberarse de la causa fundamental. Cuando la mente no acepta ni rechaza el miedo, cuando no escapa de él ni trata de transmutarlo, sólo entonces hay posibilidad de que el miedo llegue a su fin. Cuando la mente no se halla presa en el conflicto de los opuestos, es capaz de discernir, sin opción alguna, todo el proceso del "yo". En tanto este proceso continúe, tiene Que haber miedo, y el intento de escapar de él, sólo incrementa y refuerza el proceso. Si uno quiere liberarse del miedo, debe comprender plenamente la acción nacida del deseo.

Pregunta: Estoy empezando a pensar que las posesiones materiales tienden a fomentar la vanidad y que además son una carga; y ahora he decidido limitar mis propios requerimientos materiales. Sin embargo, encuentro difícil llegar a una decisión respecto de dejar la herencia a mis hijos. ¿Debo, como padre, tomar una decisión en tal sentido? Sé que conscientemente no transmitiría una enfermedad contagiosa si pudiese evitarlo. ¿Sería correcto si tuviera un punto de vista similar en relación con la herencia y, de ese modo, privara de ella a mis hijos?

KRISHNAMURTI: El interlocutor mismo dice que no transmitiría voluntariamente una enfermedad contagiosa. Ahora bien, ¿es la herencia una enfermedad semejante? Poseer o adquirir dinero sin trabajar para ello, engendra una forma de enfermedad mental. Si está de acuerdo con esta afirmación y actúa conforme a ella, entonces debe estar dispuesto a afrontar las consecuencias de su acción. Ayudará a desbaratar el presente sistema social con su explotación, con su cmel y estúpido poder basado en la acumulación de dinero y en los privilegios del interés creado. Es usted el que tiene que descubrir por sí mismo si poseer o adquirir dinero sin trabajar es una enfermedad o no.

Cuando, como individuos, comiencen ustedes a liberarse de la enfermedad del miedo, no preguntarán a otro si deben o no dejar su fortuna a los hijos. La acción que desarrollen tendrá, entonces, un significado hondo y diferente. Entonces la actitud que tengan en relación con la familia, la clase social, el trabajo, la riqueza o la pobreza, experimentará un cambio profundo. Si no tiene lugar este cambio significativo que se origina en la comprensión y no en la compulsión, los problemas artificiales sólo podrán obtener una respuesta superficial sin ninguna consecuencia y carente por completo de valor.

Pregunta: Usted ha hablado del impulso vital, del estado incesantemente despierto, que si he entendido bien, sería posible sólo después de haber pasado uno por la más completa soledad, ¿Piensa usted que es posible para nosotros tener ese gran impulso y, no obstante, estar casados? A mí me parece que, por libres que puedan ser el marido y la esposa, siempre habrá entre ambos conexiones invisibles que inevitablemente impedirán que cada cual sea totalmente responsable ante sí mismo. El estado de despertar, ¿no traerá como consecuencia un completo desapego respecto de cada uno y de todos?

KRISHNAMURTI: Uno no puede existir excepto en relación con las personas, con el medio, con la tradición, con el trasfondo del pasado. Ser es existir en relación, Podemos hacer que La relación sea vital, intensa, expresiva, armoniosa, o podemos convertirla en una fuente de conflicto y dolor. Es el sufrimiento el que nos fuerza a apartarnos de las relaciones, y como uno no puede existir sin estar en relación con algo, comienza a cultivar el desapego, una reacción autoprotectora contra el dolor. Si amamos, estamos en buena relación con el medio; pero si el amor se convierte en odio, en celos y crea conflicto, entonces la relación se vuelve opresiva y dolorosa, y comenzamos con el proceso artificial de desapegarnos de aquello que nos ocasiona dolor. Intelectualmente, podemos crear una barrera autoprotectora de desapego y vivir dentro de esta prisión que nos hemos construido, la cual destruye lentamente la plenitud de la mente-corazón. Vivir es estar relacionado. No puede haber una relación armoniosa y vital si existe cualquier tipo de deseos y reacciones de autodefensa, que generan dolor y conflicto.

Pregunta: Si le he entendido correctamente, la percepción alerta basta por si misma para disolver tanto el conflicto como la fuente de la que proviene. Percibo perfectamente y desde hace mucho tiempo, que soy un esnob. ¿Qué es lo que me impide librarme de! esnobismo?

KRISHNAMURTI: El interlocutor no ha comprendido lo que entiende por percepción alerta. Si usted tiene un hábito, por ejemplo, el hábito del esnobismo, de nada sirve superar este hábito por medio de otro hábito, su opuesto. Es inútil combatir un hábito con otro hábito. Lo que libera del hábito a la mente, es la inteligencia. La percepción alerta es el proceso de despertar la inteligencia, no de crear hábitos nuevos para combatir los viejos. De modo que debe volverse consciente de sus hábitos de pensamiento, pero no trate de desarrollar hábitos opuestos o cualidades opuestas. Si está plenamente alerta, si se encuentra en ese estado de observación imparcial, percibirá todo el proceso por el que se crea un hábito y también el proceso opuesto de vencerlo. Este discernimiento despierta la inteligencia que termina con todos los hábitos de pensamiento. Estamos ansiosos por librarnos de aquellos hábitos que nos ocasionan dolor o que hemos encontrado inservibles, y creamos para ello otros hábitos de pensamiento, otras afirmaciones. Este proceso de sustitución carece por completo de inteligencia. Si usted observa la mente, descubrirá que ésta no es sino una masa de hábitos de pensamiento y de recuerdos. Al superar estos hábitos sustituyéndolos por otros, la mente sigue estando prisionera, confusa y sufriente. Sólo cuando comprendemos a fondo el proceso de las reacciones autodefensivas, reacciones que se convierten en hábitos de pensamiento que limitan toda acción ulterior, sólo entonces hay posibilidad de que se despierte la inteligencia, que es lo único capaz de disolver el conflicto de los opuestos.

Pregunta: ¿Tendría usted la bondad de explicar la diferencia entre el cambio en la voluntad y el cambio de voluntad?

KRISHNAMURTI: El cambio en la voluntad es tan sólo el resultado de la dualidad que existe en la conciencia, y el cambio de voluntad tiene lugar en la Plenitud de nuestro ser. Uno es un cambio en la categoría, el otro es un cambio de naturaleza. El conflicto del deseo, o el cambio en el objeto del deseo, es tan sólo un cambio en la voluntad, pero con la cesación de todo deseo hay un cambio de voluntad.

El cambio en la voluntad es sumisión a la autoridad del ideal y la conducta. El cambio de voluntad es discernimiento, inteligencia, y en él no existe el conflicto de las antítesis. Lo que hay es un ajuste profundo y espontáneo a la vida. En el otro cambio, hay compulsión causada por la ignorancia, el deseo y el amor.

Pregunta: La renovación del individuo, ¿es suficiente para la solución de los problemas del mundo? ¿Contiene la inteligencia una acción que sirva para la liberación de todos?

KRISHNAMURTI: ¿Cuáles son los problemas del mundo? El pan de cada día, la desocupación, las guerras, los conflictos, los gmpos políticos opuestos, el usufructo que unos pocos hacen de las riquezas del mundo, las divisiones de clase, el hambre, la muerte, la inmortalidad... éstos son los problemas del mundo. ¿Acaso no son también problemas individuales? Los problemas del mundo pueden ser comprendidos sólo a través del proceso que tiene su foco en cada uno de nosotros, el proceso del "yo". ¿Porqué crear esta división artificial del individuo y el mundo? Nosotros somos el mundo, somos la masa. Si usted, como individuo, comprende el proceso de la división que implican e! nacionalismo, el conflicto de clases y los antagonismos raciales, si ya no se considera más a sí mismo como holandés, francés, alemán o inglés — con todos los absurdos de la condición separativa — , entonces no hay duda de que se ha convertido en un núcleo de inteligencia. Entonces está combatiendo la estupidez dondequiera que usted se encuentre, aunque eso pueda llevarlo a luchar y a pasar hambre. Si comprendiéramos esto a través de la acción, podríamos ser verdaderos oasis en medio de los desiertos. El proceso del odio y de la división tiene la antigüedad de los siglos. Usted no puede apartarse de él pero puede, en medio de él, ser claro, sencillo, auténtico, sin todas las incrustaciones de las estupideces del pasado. Entonces verá qué gran comprensión y alegría puede traer a la vida. Pero, desafortunadamente, en tiempos de grandes cataclismos y guerras, perdemos la cabeza. Se despiertan nuestros odios y miedos potenciales y nos arrastran. No somos el tranquilo oasis al cual pueda acudir la humanidad que sufre.

Es, pues, de extrema importancia comprender el proceso que engendra estas limitaciones, estos odios y sufrimientos. La acción nacida de la comprensión integral será una fuerza liberadora, aunque los efectos de tal acción puedan no revelarse durante nuestra vida o dentro de un período determinado. El tiempo no tiene ninguna importancia. Una revolución sangrienta no produce paz duradera ni felicidad para todos. En lugar de limitarse a desear paz inmediata en este mundo de confusión y angustia, considere de qué modo usted, el individuo, puede ser un centro, no de paz sino de inteligencia. La inteligencia es esencial para el orden, la armonía y el bienestar del hombre.

Hay muchas organizaciones para la paz pero hay muy pocos individuos libres, inteligentes en el verdadero sentido de la palabra, Ustedes deben comenzar, como individuos, a comprender la realidad; entonces la llama de la comprensión se expandirá sobre la faz de la Tierra.

individuo y el mundo? Nosotros somos el mundo, somos la masa. Si usted, como individuo, comprende el proceso de la división que implican e! nacionalismo, el conflicto de clases y los antagonismos raciales, si ya no se considera más a sí mismo como holandés, francés, alemán o inglés — con todos los absurdos de la condición separativa — , entonces no hay duda de que se ha convertido en un núcleo de inteligencia. Entonces está combatiendo la estupidez dondequiera que usted se encuentre, aunque eso pueda llevarlo a luchar y a pasar hambre. Si comprendiéramos esto a través de la acción, podríamos ser verdaderos oasis en medio de los desiertos. El proceso del odio y de la división tiene la antigüedad de los siglos. Usted no puede apartarse de él pero puede, en medio de él, ser claro, sencillo, auténtico, sin todas las incrustaciones de las estupideces del pasado. Entonces verá qué gran comprensión y alegría puede traer a la vida. Pero, desafortunadamente, en tiempos de grandes cataclismos y guerras, perdemos la cabeza. Se despiertan nuestros odios y miedos potenciales y nos arrastran. No somos el tranquilo oasis al cual pueda acudir la humanidad que sufre.

Es, pues, de extrema importancia comprender el proceso que engendra estas limitaciones, estos odios y sufrimientos. La acción nacida de la comprensión integral será una fuerza liberadora, aunque los efectos de tal acción puedan no revelarse durante nuestra vida o dentro de un período determinado. El tiempo no tiene ninguna importancia. Una revolución sangrienta no produce paz duradera ni felicidad para todos. En lugar de limitarse a desear paz inmediata en este mundo de confusión y angustia, considere de qué modo usted, el individuo, puede ser un centro, no de paz sino de inteligencia. La inteligencia es esencial para el orden, la armonía y el bienestar del hombre.

Hay muchas organizaciones para la paz pero hay muy pocos individuos libres, inteligentes en el verdadero sentido de la palabra, Ustedes deben comenzar, como individuos, a comprender la realidad; entonces la llama de la comprensión se expandirá sobre la faz de la Tierra.

29 de julio de 1936



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 TERCERA PLÁTICA EN OMMEN

¿Cómo ha de despertar uno esa inteligencia, esa intuición creativa que capta el significado de la realidad sin que intervenga el proceso del análisis y la lógica? Por intuición no entiendo el cumplimiento del deseo, tal como lo es para la mayoría de la gente. Si la moralidad, que es relación, se basa en la inteligencia y la intuición, entonces hay en la vida riqueza, plenitud y una perdurable belleza. Pero si basamos nuestra conducta y nuestra relación en necesidades laborales y biológicas, entonces la acción debe hacer, inevitablemente, que nuestra vida sea superficial, incierta y dolorosa. Esta inteligencia o intuición es posible, pero, ¿cómo puede ser despertada en nosotros? ¿Qué es lo que debemos hacer o no hacer para despertar esta inteligencia?

Todo anhelo con sus temores debe cesar antes de que pueda existir esta intuición creativa. La cesación del deseo no es el resultado de negarlo, ni es posible racionalizarlo mediante un cuidadoso análisis. La libertad respecto del deseo, de sus temores e ilusiones, llega merced a la percepción persistente y silenciosa, sin la opción deliberada de la voluntad. Mediante la observación profunda percibirán ustedes cómo el deseo engendra miedo e ilusión y divide la conciencia en pasado, presente y futuro, en lo superior y lo inferior, en recuerdos acumulados y en recuerdos por adquirir. De este modo, la ignorancia con sus deseos, sus prejuicios y temores, crea dualidad en la conciencia, y de esta dualidad surgen los múltiples problemas del control y el conflicto, así como el proceso de la autodisciplina basado en la autoridad del ideal y de la memoria, el cual controla y limita nuestras acciones y, de ese modo, engendra frustración. Esta limitación en nuestras acciones origina, naturalmente, limitaciones ulteriores, fricción y sufrimiento. Así es como la rueda de la ignorancia, del miedo y el prejuicio, se pone en movimiento e impide el ajuste completo a la vida. Donde hay deseo, también debe haber recuerdos acumulativos, cálculos autoprotectores, todo lo cual da a la conciencia continuidad e identificación.

Esta conciencia con su división y su conflicto crea por sí misma limitación mediante sus propias actividades volitivas, y así mantiene su propia individualidad. Está presa en su propia creación, en su propio ambiente de oscura confusión, lucha incesante y frustraciones. Si observan silenciosamente, sin la interferencia de la opción, discernirán este proceso de la ignorancia y el temor. Cuando la mente percibe que está engendrando su propia ignorancia y su propio temor, ése es el comienzo de la percepción alerta y sin opciones. Por medio de la observación silenciosa y del discernimiento profundo que no contiene opción alguna ni conflicto, llega a su fin la ignorancia. Esto no puede tener lugar mediante la mera negación o la racionalización. Es el verdadero proceso por el cual se produce el despertar de la inteligencia y de la intuición creativa. La conciencia limitada es el conflicto de innumerables deseos. Dense cuenta de este conflicto, de esta incesante batalla de la división, pero no traten de dominar una parte de la conciencia con sus deseos, por medio de otra parte de la misma conciencia. Cuando la mente se identifica con el deseo o con los opuestos, hay conflicto; entonces la mente trata de escapar mediante la ilusión y los valores falsos, y de ese modo intensifica todo el proceso del deseo. Con el discernimiento profundo llega la cesación del deseo, el despertar de la inteligencia, de la intuición creativa. Esa inteligencia es la realidad misma.

Pregunta: He perdido todo el entusiasmo, todo el impulso vital que recuerdo haber tenido en un tiempo. Hoy en día, la vida es para mí incolora, es un irremediable vacío, una carga que de algún  modo debo soportar. ¿Podría usted indicar las posibles causas que originaron esta condición y explicar cómo podría abrirtne paso a través de esta dura cáscara en la que parezco encontrarme ?

KRISHNAMURTI: A causa de los valores falsos nos forzamos dentro de ciertos cursos de acción y ajustamos a ciertas condiciones nuestros pensamientos y sentimientos. Así, debido a nuestro propio condicionamiento perdemos el entusiasmo y. consecuentemente, la vida se vuelve torpe y opresiva. Para abrirnos paso por esta cáscara de desesperanza, debemos estar conscientes de cuan limitados son nuestro pensamiento y nuestra acción. Cuando nos hemos dado cuenta de este estado y, en vez de batallar contra el irremediable vacío, consideramos afondo las causas de la frustración, entonces, no existiendo ningún conflicto de antítesis, tiene lugar ese cambio vital que es la realización plena, la rica comprensión de la vida. Si uno tan sólo ha disciplinado la mente sin comprender el proceso de la conciencia, o ha sometido las actividades mentales y la conducta a la autoridad de un ideal, sin discernir la estupidez de la autoridad, entonces la vida se torna árida, superficial e inútil.

A menos que comprendamos plenamente el proceso de la conciencia, la ilusión puede darnos momentáneamente el ímpetu para actuar, pero una acción semejante debe conducir de manera inevitable a la desdicha y la frustración. El conflicto entre ilusiones, aunque aparentemente tenga un propósito y sea satisfactorio, debe resultar por fuerza en confusión y dolor. Es preciso que nos tornemos conscientes de los múltiples temores e ilusiones, y cuando la mente se libera de todo eso, existe la rica plenitud de la vida.

Cuando comencemos a percibir la absoluta futilidad del deseo en sí mismo, surgirá el despertar de esa inteligencia que establece la correcta relación con el medio. Sólo entonces puede existir la abundancia y belleza de la vida.

Pregunta: Puede sonar como una impertinencia decirlo, pero para usted es fácil aconsejar a otros diciéndoles que experimenten con la acción inteligente; a usted nunca le faltará el pan. ¿De qué puede servir su consejo al inmenso número de hombres y mujeres en el mundo para quienes la acción inteligente sólo significará más hambre?

KRISHNAMURTI: ¿Por qué pone tanto el acento en el pan? El pan es esencial, pero el acentuar solamente el pan, va a privar de él al hombre.

Haciendo hincapié en cualquiera de las necesidades del hombre, que es indivisible, vamos a privarlo de la cosa misma sobre la que hacemos hincapié. Es el miedo lo que nos conduce a la acción no inteligente y, en consecuencia, al sufrimiento; como los individuos están presos en este miedo, trato de despertar en ellos la percepción de la barrera de prejuicio e ignorancia que ellos mismos han creado. A causa de que cada individuo busca su propia seguridad en muchas formas, no puede tener una cooperación inteligente con su medio, y entonces sobrevienen numerosos problemas que no pueden ser resueltos superficialmente.

Si cada uno de nosotros estuviese libre de temor, si no anhelara en absoluto seguridad en ninguna forma, ya sea aquí o en el más allá, entonces, en este estado exento de temor, la inteligencia podría funcionar y generar orden y felicidad. Pera al considerar sólo una parte, una sección artificial del hombre — que es indivisible — , no podemos comprenderlo en su totalidad, y sólo comprendiendo lo total puede comprenderse la parte. Siempre ha existido este problema de si ha de hacerse hincapié en el pan de cada día, en el medio, o en la mente y el corazón. En el pasado también ha habido esta división, este dualismo en el hombre, el dualismo del alma y el cuerpo, cada sección insistiendo en su propio conjunto de valores y creando así mucha confusión e infelicidad. Y nosotros continuamos perpetuando, quizás en formas nuevas, esta división artificial y falsa del hombre. Un grupo considera sólo la importancia del pan cotidiano, y otro hace hincapié en el alma. Esta división es totalmente falsa y debe conducir siempre a la acción no inteligente. La acción inteligente resulta de comprender al hombre como un ser completo, indivisible.

Pregunta: Mis sufrimientos me han demostrado de manera concluyente que no debo buscar consuelo de ninguna clase. Me he convencido de que otro no puede curar el dolor que hay en mí. Sin embargo, dado que mi dolor continúa, ¿hay algo erróneo en la manera como he encarado mi sufrimiento ?

KRISHNAMURTI: Usted dice que ya no busca consuelo, ¿pero acaso no ha puesto fin a esa búsqueda deliberadamente, mediante una decisión? Ello no es el resultado espontáneo de la comprensión. Es la mera consecuencia de una resolución en el sentido de no buscar más consuelo, porque la búsqueda de consuelo le ha traído desengaños. Por lo tanto, se dice: "No debo buscar más consuelo". Cuando un hombre que ha quedado profundamente herido a causa del apego, empieza a cultivar el desapego ensalzándolo como una cualidad noble, lo que en realidad hace es protegerse de heridas ulteriores, y a ese proceso lo llama desapego. De igual modo, el miedo al sufrimiento le ha hecho ver que el consuelo, la dependencia, contienen en sí sufrimientos futuros, y entonces se dice: "Ya no debo buscar más consuelo, debo confiar en mí mismo". Sin embargo el deseo, con sus muchas formas sutiles de temor, continúa.

El deseo crea dualidad en el pensamiento, y cuando un deseo causa dolor, la mente busca el opuesto de ese deseo. Ya se trate de un ansia de consuelo o de la negación del consuelo, es lo mismo, sigue siendo deseo. Por eso la mente mantiene el conflicto de los opuestos. Cuando usted comienza a sufrir, no diga que debe librarse de este o aquel deseo, de tal o cual causa: más bien observe silenciosamente, sin negar ni aceptar, y desde esta percepción alerta sin opciones, el deseo con sus ilusiones y sus temores comienza a ceder lugar a la inteligencia. Esta inteligencia es la vida misma y no está condicionada por la compulsión del deseo.

Pregunta: Se dice que las iniciaciones ocultas, tales como las que describen la teosofía y otros antiguos ritos y misterios, forman las diversas etapas del viaje de la vida espiritual. ¿Es así? ¿Recuerda usted algún cambio súbito que se haya producido en su propia conciencia?

KRISHNAMURTI: La conciencia experimenta un cambio constante dentro de sus mismas restricciones y limitaciones. Fluctúa dentro de su propio círculo expandiéndose y contrayéndose, y esta expansión es llamada por algunos, progreso espiritual. Pero sigue estando dentro de los confines de su propia limitación, y este expandirse no es un cambio de conciencia sino sólo un cambio en la conciencia. Este cambio de conciencia no es el resultado de ritos misteriosos ni de iniciaciones. Sólo aquél que discierne la inutilidad del cambio en la conciencia, puede dar origen al cambio de conciencia. Para discernir y cambiar de modo fundamental, se requiere un estado persistente de percepción alerta. Lo importante es si, individualmente, podemos producir este cambio vital. No nos ocupemos de lo inmediato que pueda ser el cambio, sino solo del cambio fundamental de conciencia; para esto, debe terminar por sí mismo el proceso del "yo" con su ignorancia, sus tendencias, deseos y temores.

28 de julio de 1936