CUARTA PLÁTICA EN OMMEN
La acción que se origina en el proceso de conservación propia de la conciencia — con sus muchas capas de ignorancia, sus tendencias, deseos y temores — no puede liberar a la mente de la limitación que ella misma se ha creado, sino que sólo intensifica el dolor y la frustración. Mientras este proceso continúe, mientras no se comprenda este proceso del "yo", no sólo en sus formas y expresiones más obvias, sino también en sus prodigiosas sutilezas, tiene que haber sufrimiento y confusión. No obstante, este mismo sufrimiento del cual estamos tratando siempre de escapar, puede conducirnos hacia la comprensión del proceso del "yo", hacia el profundo conocimiento de nosotros mismos; pero, para que eso ocurra, deben cesar todos los escapes hacia lo ilusorio. Cuanto mayor es el sufrimiento, más fuertemente indica nuestra limitación. Pero si no sufrimos, ello no significa necesariamente que estamos libres do limitaciones. Por el contrario, puede ser que la mente se haya inmovilizada dentro de sus muros de autoprotección a fin de que ni las provocaciones ni las experiencias de la vida puedan incitarla a La actividad y, de esa manera, despertarla ante el dolor. Una mente así es incapaz de discernir la realidad. El sufrimiento puede producir la comprensión de uno mismo si no tratamos do evitarlo o de escapar de él.
¿Cómo podemos poner fin al proceso del "yo", de modo tal que nuestra acción no origine limitaciones y dolor en el futuro? Para terminar con este proceso del "yo", debemos tomar conciencia del sufrimiento, no sólo concebirlo. A menos que exista esta provocación vital, casi todos tenemos propensión a consolarnos adormeciéndonos, y así permitimos inconscientemente que continúe el proceso del "yo". La exigencia esencial para que haya discernimiento respecto de este proceso, es estar plenamente conscientes del dolor. Luego, debemos tener la certidumbre absoluta de que no hay manera alguna de escapar de él. Entonces cesa por completo toda búsqueda de consuelo y de remedios superficiales. Todos los paliativos ritualistas dejan de tener significación alguna. Comenzamos a percibir que ningún ajuste externo puede ayudarnos a terminar con el proceso autónomo de la ignorancia. Cuando la mente se halla en este estado de apertura, cuando es totalmente capaz de enfrentarse consigo misma, se convierte en su propio espejo. Entonces la conciencia ya no está dividida, no juzga sus actos conforme a patrones ni es controlada por la autoridad del ideal; es su propio creador y su propio destructor.
El medio con sus influencias condicionantes y la herencia con sus características limitadoras, ceden ante la comprensión del proceso del "yo". Cuando la mente discierne integralmente este proceso, se ve a sí misma como el proceso, que utiliza toda acción, toda relación para alimentarse. Mediante su propia renovación de instante en instante y sus propias actividades volitivas el proceso del "yo" se perpetúa a sí mismo, y con ello tan sólo engendra dolor.
Casi todos nosotros procuramos escapar del sufrimiento por medio de ilusiones, definiciones lógicas y conclusiones, y así la mente se embota poco a poco tornándose incapaz de percibirse a sí misma. Sólo cuando la mente se percibe tal como es — como su propia voluntad, con sus numerosas capas de ignorancia, miedo, deseo e ilusión — , cuando discierne cómo el proceso del "yo" se perpetúa a causa de sus propias actividades volitivas, sólo entonces hay posibilidad de que este proceso se termine de manera espontánea. Al darse cuenta la mente de que es ella misma la que crea dolor perpetuando el proceso del "yo", y de que ella es dicho proceso, hay un cambio de voluntad, un cambio de conciencia. La terminación del proceso del "yo" es el principio de la sabiduría, de la bienaventuranza.
Hemos desarrollado asiduamente la idea de que en la conciencia hay una voluntad superior y una inferior. Esta división sólo crea conflicto, al cual procuramos poner fin mediante la disciplina. Donde hay deseo o temor, éstos obran como el combustible sobre la llama: sólo alimentan el proceso del "yo". La comprensión de este proceso exige una gran percepción alerta y no el esfuerzo de la opción o de la disciplina.
Pregunta: ¿Es el miedo una parte fundamental de la vida, de modo que el comprenderlo, en el mejor de los casos nos capacita tan sólo para aceptarlo ? ¿O es algo que puede transmutarse en alguna otra cosa? ¿O, acaso, es algo que puede ser totalmente eliminado ? A menudo parece que uno es capaz de rastrear la causa de un temor en particular; sin embargo, el temor continúa en otras formas. ¿Por qué debe ser de este modo?
KRISHNAMURTI: El miedo existirá en diferentes formas, groseras o sutiles, mientras subsista si proceso autónomo de la ignorancia engendrado por las actividades del deseo. Uno puede eliminar totalmente el miedo, no es una parte fundamental de la vida. Si hay miedo no puede haber inteligencia, y para despertar la inteligencia uno debe comprender plenamente el procesa del "yo" en la acción. El miedo no puede transmutarse en amor. Debe permanecer siempre como miedo, aun cuando tratemos de razonarlo o de disimularlo llamándolo amor. Tampoco puede ser entendido como una parte fundamental de la vida a fin de que podamos soportarlo. Ustedes no descubrirán la causa profunda deL miedo, si se limitan a analizar cada temor a medida que aparece. Hay una sola causa fundamental del miedo, aunque éste pueda expresarse de diferentes formas. Mediante la mera disección de estas diversas formas del miedo, el pensamiento no puede liberarse de la causa fundamental. Cuando la mente no acepta ni rechaza el miedo, cuando no escapa de él ni trata de transmutarlo, sólo entonces hay posibilidad de que el miedo llegue a su fin. Cuando la mente no se halla presa en el conflicto de los opuestos, es capaz de discernir, sin opción alguna, todo el proceso del "yo". En tanto este proceso continúe, tiene Que haber miedo, y el intento de escapar de él, sólo incrementa y refuerza el proceso. Si uno quiere liberarse del miedo, debe comprender plenamente la acción nacida del deseo.
Pregunta: Estoy empezando a pensar que las posesiones materiales tienden a fomentar la vanidad y que además son una carga; y ahora he decidido limitar mis propios requerimientos materiales. Sin embargo, encuentro difícil llegar a una decisión respecto de dejar la herencia a mis hijos. ¿Debo, como padre, tomar una decisión en tal sentido? Sé que conscientemente no transmitiría una enfermedad contagiosa si pudiese evitarlo. ¿Sería correcto si tuviera un punto de vista similar en relación con la herencia y, de ese modo, privara de ella a mis hijos?
KRISHNAMURTI: El interlocutor mismo dice que no transmitiría voluntariamente una enfermedad contagiosa. Ahora bien, ¿es la herencia una enfermedad semejante? Poseer o adquirir dinero sin trabajar para ello, engendra una forma de enfermedad mental. Si está de acuerdo con esta afirmación y actúa conforme a ella, entonces debe estar dispuesto a afrontar las consecuencias de su acción. Ayudará a desbaratar el presente sistema social con su explotación, con su cmel y estúpido poder basado en la acumulación de dinero y en los privilegios del interés creado. Es usted el que tiene que descubrir por sí mismo si poseer o adquirir dinero sin trabajar es una enfermedad o no.
Cuando, como individuos, comiencen ustedes a liberarse de la enfermedad del miedo, no preguntarán a otro si deben o no dejar su fortuna a los hijos. La acción que desarrollen tendrá, entonces, un significado hondo y diferente. Entonces la actitud que tengan en relación con la familia, la clase social, el trabajo, la riqueza o la pobreza, experimentará un cambio profundo. Si no tiene lugar este cambio significativo que se origina en la comprensión y no en la compulsión, los problemas artificiales sólo podrán obtener una respuesta superficial sin ninguna consecuencia y carente por completo de valor.
Pregunta: Usted ha hablado del impulso vital, del estado incesantemente despierto, que si he entendido bien, sería posible sólo después de haber pasado uno por la más completa soledad, ¿Piensa usted que es posible para nosotros tener ese gran impulso y, no obstante, estar casados? A mí me parece que, por libres que puedan ser el marido y la esposa, siempre habrá entre ambos conexiones invisibles que inevitablemente impedirán que cada cual sea totalmente responsable ante sí mismo. El estado de despertar, ¿no traerá como consecuencia un completo desapego respecto de cada uno y de todos?
KRISHNAMURTI: Uno no puede existir excepto en relación con las personas, con el medio, con la tradición, con el trasfondo del pasado. Ser es existir en relación, Podemos hacer que La relación sea vital, intensa, expresiva, armoniosa, o podemos convertirla en una fuente de conflicto y dolor. Es el sufrimiento el que nos fuerza a apartarnos de las relaciones, y como uno no puede existir sin estar en relación con algo, comienza a cultivar el desapego, una reacción autoprotectora contra el dolor. Si amamos, estamos en buena relación con el medio; pero si el amor se convierte en odio, en celos y crea conflicto, entonces la relación se vuelve opresiva y dolorosa, y comenzamos con el proceso artificial de desapegarnos de aquello que nos ocasiona dolor. Intelectualmente, podemos crear una barrera autoprotectora de desapego y vivir dentro de esta prisión que nos hemos construido, la cual destruye lentamente la plenitud de la mente-corazón. Vivir es estar relacionado. No puede haber una relación armoniosa y vital si existe cualquier tipo de deseos y reacciones de autodefensa, que generan dolor y conflicto.
Pregunta: Si le he entendido correctamente, la percepción alerta basta por si misma para disolver tanto el conflicto como la fuente de la que proviene. Percibo perfectamente y desde hace mucho tiempo, que soy un esnob. ¿Qué es lo que me impide librarme de! esnobismo?
KRISHNAMURTI: El interlocutor no ha comprendido lo que entiende por percepción alerta. Si usted tiene un hábito, por ejemplo, el hábito del esnobismo, de nada sirve superar este hábito por medio de otro hábito, su opuesto. Es inútil combatir un hábito con otro hábito. Lo que libera del hábito a la mente, es la inteligencia. La percepción alerta es el proceso de despertar la inteligencia, no de crear hábitos nuevos para combatir los viejos. De modo que debe volverse consciente de sus hábitos de pensamiento, pero no trate de desarrollar hábitos opuestos o cualidades opuestas. Si está plenamente alerta, si se encuentra en ese estado de observación imparcial, percibirá todo el proceso por el que se crea un hábito y también el proceso opuesto de vencerlo. Este discernimiento despierta la inteligencia que termina con todos los hábitos de pensamiento. Estamos ansiosos por librarnos de aquellos hábitos que nos ocasionan dolor o que hemos encontrado inservibles, y creamos para ello otros hábitos de pensamiento, otras afirmaciones. Este proceso de sustitución carece por completo de inteligencia. Si usted observa la mente, descubrirá que ésta no es sino una masa de hábitos de pensamiento y de recuerdos. Al superar estos hábitos sustituyéndolos por otros, la mente sigue estando prisionera, confusa y sufriente. Sólo cuando comprendemos a fondo el proceso de las reacciones autodefensivas, reacciones que se convierten en hábitos de pensamiento que limitan toda acción ulterior, sólo entonces hay posibilidad de que se despierte la inteligencia, que es lo único capaz de disolver el conflicto de los opuestos.
Pregunta: ¿Tendría usted la bondad de explicar la diferencia entre el cambio en la voluntad y el cambio de voluntad?
KRISHNAMURTI: El cambio en la voluntad es tan sólo el resultado de la dualidad que existe en la conciencia, y el cambio de voluntad tiene lugar en la Plenitud de nuestro ser. Uno es un cambio en la categoría, el otro es un cambio de naturaleza. El conflicto del deseo, o el cambio en el objeto del deseo, es tan sólo un cambio en la voluntad, pero con la cesación de todo deseo hay un cambio de voluntad.
El cambio en la voluntad es sumisión a la autoridad del ideal y la conducta. El cambio de voluntad es discernimiento, inteligencia, y en él no existe el conflicto de las antítesis. Lo que hay es un ajuste profundo y espontáneo a la vida. En el otro cambio, hay compulsión causada por la ignorancia, el deseo y el amor.
Pregunta: La renovación del individuo, ¿es suficiente para la solución de los problemas del mundo? ¿Contiene la inteligencia una acción que sirva para la liberación de todos?
KRISHNAMURTI: ¿Cuáles son los problemas del mundo? El pan de cada día, la desocupación, las guerras, los conflictos, los gmpos políticos opuestos, el usufructo que unos pocos hacen de las riquezas del mundo, las divisiones de clase, el hambre, la muerte, la inmortalidad... éstos son los problemas del mundo. ¿Acaso no son también problemas individuales? Los problemas del mundo pueden ser comprendidos sólo a través del proceso que tiene su foco en cada uno de nosotros, el proceso del "yo". ¿Porqué crear esta división artificial del individuo y el mundo? Nosotros somos el mundo, somos la masa. Si usted, como individuo, comprende el proceso de la división que implican e! nacionalismo, el conflicto de clases y los antagonismos raciales, si ya no se considera más a sí mismo como holandés, francés, alemán o inglés — con todos los absurdos de la condición separativa — , entonces no hay duda de que se ha convertido en un núcleo de inteligencia. Entonces está combatiendo la estupidez dondequiera que usted se encuentre, aunque eso pueda llevarlo a luchar y a pasar hambre. Si comprendiéramos esto a través de la acción, podríamos ser verdaderos oasis en medio de los desiertos. El proceso del odio y de la división tiene la antigüedad de los siglos. Usted no puede apartarse de él pero puede, en medio de él, ser claro, sencillo, auténtico, sin todas las incrustaciones de las estupideces del pasado. Entonces verá qué gran comprensión y alegría puede traer a la vida. Pero, desafortunadamente, en tiempos de grandes cataclismos y guerras, perdemos la cabeza. Se despiertan nuestros odios y miedos potenciales y nos arrastran. No somos el tranquilo oasis al cual pueda acudir la humanidad que sufre.
Es, pues, de extrema importancia comprender el proceso que engendra estas limitaciones, estos odios y sufrimientos. La acción nacida de la comprensión integral será una fuerza liberadora, aunque los efectos de tal acción puedan no revelarse durante nuestra vida o dentro de un período determinado. El tiempo no tiene ninguna importancia. Una revolución sangrienta no produce paz duradera ni felicidad para todos. En lugar de limitarse a desear paz inmediata en este mundo de confusión y angustia, considere de qué modo usted, el individuo, puede ser un centro, no de paz sino de inteligencia. La inteligencia es esencial para el orden, la armonía y el bienestar del hombre.
Hay muchas organizaciones para la paz pero hay muy pocos individuos libres, inteligentes en el verdadero sentido de la palabra, Ustedes deben comenzar, como individuos, a comprender la realidad; entonces la llama de la comprensión se expandirá sobre la faz de la Tierra.
individuo y el mundo? Nosotros somos el mundo, somos la masa. Si usted, como individuo, comprende el proceso de la división que implican e! nacionalismo, el conflicto de clases y los antagonismos raciales, si ya no se considera más a sí mismo como holandés, francés, alemán o inglés — con todos los absurdos de la condición separativa — , entonces no hay duda de que se ha convertido en un núcleo de inteligencia. Entonces está combatiendo la estupidez dondequiera que usted se encuentre, aunque eso pueda llevarlo a luchar y a pasar hambre. Si comprendiéramos esto a través de la acción, podríamos ser verdaderos oasis en medio de los desiertos. El proceso del odio y de la división tiene la antigüedad de los siglos. Usted no puede apartarse de él pero puede, en medio de él, ser claro, sencillo, auténtico, sin todas las incrustaciones de las estupideces del pasado. Entonces verá qué gran comprensión y alegría puede traer a la vida. Pero, desafortunadamente, en tiempos de grandes cataclismos y guerras, perdemos la cabeza. Se despiertan nuestros odios y miedos potenciales y nos arrastran. No somos el tranquilo oasis al cual pueda acudir la humanidad que sufre.
Es, pues, de extrema importancia comprender el proceso que engendra estas limitaciones, estos odios y sufrimientos. La acción nacida de la comprensión integral será una fuerza liberadora, aunque los efectos de tal acción puedan no revelarse durante nuestra vida o dentro de un período determinado. El tiempo no tiene ninguna importancia. Una revolución sangrienta no produce paz duradera ni felicidad para todos. En lugar de limitarse a desear paz inmediata en este mundo de confusión y angustia, considere de qué modo usted, el individuo, puede ser un centro, no de paz sino de inteligencia. La inteligencia es esencial para el orden, la armonía y el bienestar del hombre.
Hay muchas organizaciones para la paz pero hay muy pocos individuos libres, inteligentes en el verdadero sentido de la palabra, Ustedes deben comenzar, como individuos, a comprender la realidad; entonces la llama de la comprensión se expandirá sobre la faz de la Tierra.
29 de julio de 1936
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