OBRA COMPLETA - TOMO 3 - J.K. - CONTINUACIÓN -

 TERCERA PLÁTICA EN MADRAS

He intentado explicar qué es el pensar claro, creativo, y cómo la tradición, los anclajes, el miedo y la búsqueda de seguridad impiden constantemente el libre movimiento del pensar. Si queremos despertar la inteligencia, nuestra mente no debe escapar hacia ideales y creencias ni puede estar presa en el proceso acumulativo de los recuerdos de autoprotección. Debemos estar conscientes de que escapamos de lo real y de que vivimos en el presente con los valores del pasado o del futuro.

 Si se observan, verán que la mente construye para sí misma muros de seguridad, de certidumbre, a fin de estar libre del temor, de la aprensión, del peligro. La mente busca siempre ancladeros desde los cuales puedan surgir sus opciones y sus actos. Busca y desarrolla todo el tiempo diversas formas de seguridad con sus valores e ilusiones: la seguridad de la riqueza con sus ventajas personales y su poder; la seguridad de la creencia y el ideal; y la seguridad que la mente busca en el amor. Una mente que se cree segura desarrolla sus propias estupideces y puerilidades, las que ocasionan mucha confusión, mucho sufrimiento.

Cuando se siente perpleja y atemorizada, la mente busca certezas inexpugnables que se transforman en ideales y creencias. ¿Por qué crea estos ancladeros de creencias y tradiciones y se aferra a ellos? ¿No será porque, desconcertada por el conflicto y los cambios constantes, busca una finalidad, una garantía profunda, un estado inmutable? Sin embargo, a pesar de estos anclajes, el sufrimiento y el dolor continúan. Por eso la mente empieza a buscar nuevos sustitutos, otros ideales, otras creencias, abrigando nuevamente la esperanza de encontrar dicha y seguridad. La mente va de una esperanza o una certidumbre a otra, de una ilusión a otra. Este errar de una cosa a otra es llamado crecimiento.

Cuando la mente condicionada torna conciencia del dolor y la incertidumbre, pronto comienza a estancarse huyendo hacia creencias, teorías y esperanzas. Este proceso de sustitución, de escape, sólo se deriva en frustración.

La búsqueda de seguridad no es sino la expresión del miedo que distorsiona la mente-corazón. Cuando uno ve el significado de su búsqueda de seguridad basada en la creencia y en el ideal, se da cuenta de su falsedad. Entonces la mente busca, reaccionando contra la creencia y el ideal, una antítesis con la cual espera encontrar nuevamente la certidumbre y la felicidad, lo cual no es sino otra forma de escapar de lo real. La mente tiene que darse cuenta de su hábito de desarrollar antítesis. ¿Por que la mente trata de precaverse fuertemente contra el movimiento de la vida? ¿Puede una mente que no es vulnerable, que atiende a su propio provecho mediante los valores que ella misma crea, puede una mente así conocer jamás el éxtasis de la vida y la plenitud del amor? Se torna inexpugnable a fin de no sufrir y, sin embargo, esta protección misma es la causa del dolor.

Pregunta: Puedo ver que la inteligencia debe ser independiente del intelecto y también de cualquier forma de disciplina. ¿Hay un modo por el cual podamos acelerar el proceso de despertar la inteligencia y hacer que ese despertar sea permanente ?

KRISHNAMURTI: No puede haber amor, inteligencia creativa, mientras haya miedo en cualquiera de sus formas. Si usted tiene plena conciencia del miedo con sus numerosas actividades e ilusiones, esa percepción se convierte, de sí, en la llama de la inteligencia.

Cuando la mente discierne por sí misma los obstáculos que impiden el claro pensar, no es necesario ningún impulso artificial para que la inteligencia se despierte. Una mente que busca un método no es consciente de sí misma, de su ignorancia, de sus temores. Espera simplemente que un método, un sistema de disciplina pueda llegar, quizás, a disipar sus ansiedades y sufrimientos. La disciplina sólo puede crear hábito y, de este modo, apagar la mente. Estar atento sin opción, tener conciencia de las numerosas actividades de la mente, de su riqueza, sus sutilezas, engaños e ilusiones, es ser inteligente. Esta atención misma disipa la ignorancia, el miedo. Si hacemos un esfuerzo para estar atentos, entonces ese esfuerzo, impelido por la esperanza de escapar del dolor, crea un hábito. Cuando hay una percepción profunda y sin opciones, tiene lugar la revelación de uno mismo; sólo esta revelación puede evitar que la mente genere ilusiones y, de tal modo, se adormezca. Si hay un constante estado de alerta de la mente, sin la dualidad del observador y lo observado, si la mente puede conocerse tal como es, sin negar, afirmar ni aceptar nada, sin resignarse, entonces, de esa realidad misma surge el amor, la inteligencia creativa.

Pregunta: ¿Por qué existen muchos senderos hada la verdad? ¿Es esta idea una ilusión, hábilmente concebida para explicar y justificar diferencias?

KRISHNAMURTI: ¿Puede haber muchos senderos hacia el claro pensar? ¿Puede algún sistema conducirnos a la inteligencia creativa? Sólo existe La inteligencia creativa, no sistemas para despertarla. Sólo existe la verdad, no senderos que conduzcan hacia la verdad. Es sólo la ignorancia la que se divide en muchos senderos y sistemas. Cada religión sostiene que únicamente ella es dueña de la verdad y que únicamente por medio de ella Dios puede hacerse realidad; diversas organizaciones afirman o dan a entender que gracias a sus métodos especiales es posible conocer la verdad; cada secta sostiene que posee el mensaje especial de la verdad. Profetas y mensajeros espirituales ofrecen sus panaceas como revelaciones directas de Dios. ¿Por qué alegan semejante autoridad, semejante eficacia para sus afirmaciones? ¿No es obvio? Intereses creados en el presente o en el más allá. Tienen que mantener sus engaños de prestigio y poder, o de Lo contrario, ¿qué podría ocurrir con todas las creaciones de su gloria terrenal? Otros, por haberse empobrecido a causa de negaciones y sacrificios, se imaginan crecer en grandeza espiritual; por consiguiente, asumen el derecho espiritual de guiar a los profanos. Una de las explicaciones fáciles de los intereses espirituales consiste en decir que hay muchos senderos hacia la verdad, justificando así sus propias actividades organizadas e intentando, al propio tiempo, ser tolerantes con quienes sostienen sistemas parecidos.

Además, estamos tan atrincherados en el prejuicio, en la tradición con sus creencias y dogmas especiales, que repetimos dogmáticamente, sin dificultad alguna, que existen muchos senderos hacia la verdad. Para inducir tolerancia entre las múltiples divisiones que ocasiona el pensamiento antagónico y condicionado, los dirigentes de los intereses organizados tratan de disimular, mediante frases importantes, la brutalidad de la división. La afirmación misma de que existen senderos hacia la verdad, es la negación de la verdad. ¿Cómo puede alguien indicar un sendero hacia la verdad, si ésta no tiene morada, no puede ser medida y no puede buscarse? Lo que se halla fijo está muerto, y hacia eso puede haber senderos. La ignorancia crea la ilusión de muchos caminos y métodos.

A causa de nuestro propio pensamiento condicionado, de nuestro propio deseo de certidumbre, de finalidad, de nuestros propios temores que crean constantemente dispositivos de seguridad, fabricamos conceptos mecánicos, artificiales de la verdad, de la perfección. Y, habiéndolos inventado, buscamos medios y arbitrios para conservarlos. Cada organización, gmpo o secta, sabiendo que la división niega la amistad, trata de producir unidad y hermandad artificiales. Dicen: "Usted siga su religión y yo seguiré la mía; usted tiene su verdad y yo tengo la mía; pero cultivemos la tolerancia". Una tolerancia así sólo causa ilusión y desorden.

Una mente condicionada por la ignorancia, por el temor, no puede comprender la verdad porque, a causa de su propia limitación, crea para sí misma futuras limitaciones. La verdad no puede ser invitada. La mente no puede crearla. Si usted comprende plenamente eso, discernirá la absoluta inutilidad de los sistemas, las prácticas y las disciplinas.

Ahora formamos de tal modo parte del proceso intelectual y mecánico del vivir que no podemos percibir su carácter artificial; o nos negamos a verlo, porque la percepción implicaría acción; de aquí la pobreza de nuestro propio ser. Cuando comencemos a percibir el proceso del pensamiento y nos demos cuenta de que crea su propia vacuidad y frustración, esa percepción misma disipará el miedo. Entonces se manifestará el amor, la plenitud de la vida.

Pregunta: ¿No advierte usted, señor, que sus ideas no pueden conducirnos más que a un resultado: a la vacuidad de la negación y a la ineficacia en nuestra lucha con los problemas de la vida?

KRISHNAMURTI: ¿Cuáles son los problemas de la vida? Ganarnos la subsistencia, amar, no tener miedo, vivir dichosamente, con cordura y plenitud. Éstos son los problemas de nuestra vida. ¿Digo, acaso, algo que pueda conducirlos a la negación, a la vacuidad, que pueda impedirles comprender sus propias luchas y desdichas? ¿No me formula usted esta pregunta porque su mente está acostumbrada a buscar lo que llama instrucción positiva? O sea, quiere que le digan lo que debe hacer, que le aconsejen la práctica de ciertas disciplinas a fin de que pueda llevar una vida de felicidad y realizar a Dios. Ustedes están habituados a amoldarse, con la esperanza de lograr una vida más amplia y plena. Yo digo, por el contrario, que el amoldamiento nace del miedo, y que esta imitación no es la forma positiva de vivir. Señalar el proceso en el que ustedes se hallan atrapados, ayudarlos a que tomen conciencia de la cárcel de limitación que la mente ha construido para sí misma, no es negación. Por el contrario, si se da cuenta del proceso que los ha llevado a esta condición actual de dolor y desorden, y si comprenden el significado pleno de tal proceso, esa comprensión misma habrá de disipar la ignorancia, el miedo, el deseo, Sólo entonces podrá haber una vida de plenitud y una genuina relación entre el individuo y la sociedad. ¿Cómo puede esto conducirlos a una vida de negación e ineficacia?

¿Qué es lo que tienen ahora? Unas cuantas creencias y unos cuantos ideales, algunas posesiones, un líder o dos a quienes seguir, un ocasional susurro de amor, lucha y dolor constantes. ¿Es esto la riqueza de la vida, la realización humana y el éxtasis? ¿Cómo puede existir la bienaventuranza de la realidad cuando la mente-corazón está presa en el miedo? ¿Cómo puede haber lucidez cuando la mente-corazón está creando su propia confusión y sus limitaciones? Yo digo: consideren lo que ahora tienen, perciban claramente estas limitaciones, y esa percepción misma despertará la inteligencia creativa.

Pregunta: ¿Puede cualquiera liberarse del conflicto en cualquier momento, sin tener en cuenta su grado de evolución ? ¿Conoce usted algún otro caso, aparte del suyo, en el que la posibilidad se haya convertido en algo real ?

KRISHNAMURTI: No nos preguntemos si alguien más se ha liberado de la ignorancia y el conflicto. ¿Puede usted, cargado de ilusión y miedo, liberarse en cualquier momento del dolor? ¿Puede usted, con sus múltiples creencias y valores, liberarse de la ignorancia y el deseo? La idea de la perfección final no es sino una ilusión. Una mente perezosa se aferra a la satisfactoria idea del crecimiento gradual y acumula para sí numerosas teorías consoladoras.

¿Puede el movimiento de experiencia en experiencia dar origen a la inteligencia creativa? Ustedes han tenido innumerables experiencias. ¿Cuál es el resultado? De tales experiencias sólo han acumulado recuerdos autodefensivos que protegen a la mente contra el movimiento de la vida.

¿Puede la mente darse cuenta, en cualquier instante, de su propio condicionamiento y comenzar a liberarse de su limitación? Esto es posible, sin duda alguna.

Tal vez ustedes admitan esto intelectualmente, pero no significará nada mientras no se traduzca en acción. Sin embargo, la acción acarrea fricciones, dificultades. Nuestro prójimo, nuestra familia, nuestro líder, nuestros valores, todo ello genera oposición. Por eso la mente empieza a eludir lo real y a desarrollar hábiles, astutas teorías para su propia protección. La mente condicionada, temiendo el resultado de su esfuerzo, escapa sutilmente hacia lo ilusorio de la postergación, del crecimiento evolutivo.

20 de diciembre de 1936