OBRA COMPLETA - TOMO 2 - J.K. - CONTINUACIÓN -

 Ciudad de México, México, 1935


PRIMERA PLÁTICA EN LA CIUDAD DE MÉXICO


Amigos:

Como en los diarios se han hecho muchas afirmaciones incorrectas concernientes a mi persona, me gustaría rectificarlas antes de proseguir con mi plática. No soy un teósofo. No pertenezco a ningún partido, a ninguna secta ni religión, porque la religión es un notable obstáculo para la verdadera realización del hombre. Tampoco tengo el deseo de convertirlos a alguna clase de teorías y conclusiones fantásticas.

Ahora puede que me pregunten: “¿Qué es lo que usted quiere hacer? Si no desea ingresar en ninguna sociedad ni que aceptemos determinadas teorías, ¿qué es, entonces, lo que desea hacer?”

Lo que deseo hacer es ayudarlos, ayudar al individuo a cruzar la corriente del sufrimiento, de la confusión y el conflicto, mediante una realización completa y profunda. Esta realización no se encuentra en la egoísta expresión personal ni en la compulsión ni en la imitación. Tampoco en algún tipo de sentimientos y conclusiones fantásticas, sino que, gracias al claro pensar, a la acción inteligente, podremos cruzar esta corriente de la angustia y el dolor. Hay una realidad que puede ser comprendida sólo a través de una profunda y auténtica realización.

Antes de que podamos comprender la riqueza y belleza de la realización, la mente tiene que librarse del trasfondo de la tradición, del hábito y del prejuicio. Por ejemplo, si uno pertenece a un determinado partido, todas sus consideraciones políticas parten, naturalmente, del estrecho y limitado punto de vista de ese partido. Si a uno lo han criado, educado, condicionado en cierta religión, mira la vida a través del velo de prejuicio y oscuridad de esa religión. Ese trasfondo de tradición impide la comprensión completa de la vida y, por lo tanto, ocasiona confusión y sufrimiento.

Les rogaría que escucharan lo que tengo que decir, liberándose -al menos durante esta hora- del trasfondo en el que han sido educados, con sus tradiciones y prejuicios, y pensando de una manera simple y directa en los múltiples problemas humanos.

Ser auténticamente crítico no es estar en una actitud de oposición. La mayoría de nosotros ha sido educada para la oposición y no para el juicio crítico. Cuando un hombre meramente se opone, ello indica por lo general que tiene algún interés creado que desea proteger, y eso no es discernimiento profundo mediante el examen crítico. El verdadero juicio crítico radica en tratar de comprender el pleno significado de los valores sin el impedimento de las reacciones defensivas.

Vemos en todo el mundo extremos de pobreza y riqueza, abundancia y, al mismo tiempo, inanición; tenemos divisiones de clase y odios raciales, la estupidez del nacionalismo y la espantosa crueldad de la guerra. Hay explotación del hombre por el hombre; las religiones con sus intereses creados se han convertido en instrumentos de explotación que también separan al hombre del hombre. Hay ansiedad, confusión, frustración, desesperanza.

Vemos todo esto; forma parte de nuestra vida cotidiana. Atrapados como están en la rueda del sufrimiento, si son algo reflexivos deben haberse preguntado cómo pueden resolverse estos problemas humanos. O bien son ustedes conscientes del estado caótico del mundo, o están completamente adormecidos viviendo en un mundo fantástico, en una ilusión. Si se dan cuenta de estos problemas, deben estar tratando de resolverlos. Al tratar de resolverlos, algunos acuden para esa solución a los expertos y siguen sus ideas y teorías. Gradualmente, ellos mismos terminan por formar parte de un cuerpo exclusivo y, de ese modo, entran en conflicto con otros expertos y sus grupos; y el individuo llega a ser una mera herramienta en manos del grupo o del experto. O tratan ustedes de resolver estos problemas siguiendo un sistema particular, el cual, si lo examinan cuidadosamente, ven que se vuelve tan sólo otro instrumento para explotar al individuo. O piensan que, para cambiar toda esta crueldad y este horror, tiene que haber un movimiento de masas, una acción colectiva.

Ahora bien, la idea de un movimiento de masas llega a ser tan sólo un lema si cada uno de ustedes, el individuo que forma parte de la masa, no comprende la verdadera función que le corresponde. La verdadera acción colectiva puede tener lugar sólo cuando uno mismo, el individuo, que también es la masa, está despierto y asume, sin compulsión alguna, la plena responsabilidad por sus acciones.

Por favor, tengan presente que no les estoy dando un sistema de filosofía que puedan seguir ciegamente, sino que trato de despertar el deseo por la verdadera e inteligente realización, ya que sólo ésta puede generar un orden feliz y paz en el mundo.

Podrá haber un cambio fundamental y perdurable en el mundo, podrá haber amor e inteligente realización sólo cuando ustedes despierten y comiencen a liberarse de la red de las ilusiones, de las múltiples.

Ahora bien, la idea de un movimiento de masas llega a ser tan sólo un lema si cada uno de ustedes, el individuo que forma parte de la masa, no comprende la verdadera función que le corresponde. La verdadera acción colectiva puede tener lugar sólo cuando uno mismo, el individuo, que también es la masa, está despierto y asume, sin compulsión alguna, la plena responsabilidad por sus acciones.


Por favor, tengan presente que no les estoy dando un sistema de filosofía que puedan seguir ciegamente, sino que trato de despertar el deseo por la verdadera e inteligente realización, ya que sólo ésta puede generar un orden feliz y paz en el mundo.

Podrá haber un cambio fundamental y perdurable en el mundo, podrá haber amor e inteligente realización sólo cuando ustedes despierten y comiencen a liberarse de la red de las ilusiones, de las múltiples ilusiones que, a causa del temor, han creado con respecto a sí mismos.

Cuando la mente se libera de estos obstáculos, cuando existe ese profundo y espontáneo cambio interno, sólo entonces puede haber una genuina, duradera acción colectiva en la cual no hay posibilidad alguna de compulsión.

Tengan la bondad de entender que les hablo a ustedes como individuos, no hablo a un grupo colectivo o a un determinado partido. Si no despiertan a la plenitud de su responsabilidad, de su realización, entonces la función que, como seres humanos, tienen en la sociedad, ha de verse frustrada, limitada; y en eso hay dolor.

Así que la pregunta es: ¿Cómo puede ocurrir esta profunda revolución individual? Si hay una auténtica, espontánea revolución por parte del individuo, entonces crearán ustedes el medio apropiado para todos, sin distinción alguna de clase o raza. Entonces el mundo será una sola unidad humana.

¿De qué modo van ustedes a despertar, como individuos, a esta revolución profunda? Lo que voy a decir ahora no es complicado, es simple; pero, a causa de su misma simplicidad, me temo que lo rechacen considerándolo poco positivo. Lo que ustedes llaman positivo es que les den un plan definido, que les digan exactamente lo que deben hacer. Pero si pueden comprender por sí mismos cuáles son los obstáculos que se oponen a su profunda y auténtica realización, entonces no se volverán meros seguidores ni serán explotados. Todo seguimiento es nocivo para la plenitud de la realización.

Para tener esta profunda revolución, tienen que volverse conscientes de la estructura que han creado respecto de sí mismos y en la que ahora se hallan presos. Es decir, ahora tenemos ciertos valores e ideales, ciertas creencias que actúan como una malla para sujetar a la mente; y al cuestionar y comprender todo lo que significan, nos daremos cuenta de cómo han surgido a la existencia. Antes de que puedan actuar de manera plena y auténtica, deben conocer la prisión en la que están viviendo, cómo ha sido creada; examinándola sin defensa alguna, descubrirán por sí mismos su verdadero significado, significado que ninguna otra persona puede transmitirles. Mediante su propio despertar de la inteligencia, mediante su propio sufrimiento, descubrirán la manera de realizarse plena y verdaderamente.

Por medio de un pensar y una acción egoísta, cada uno de nosotros está buscando seguridad, certidumbre, tanto objetiva como subjetivamente. Si son conscientes de su propio pensamiento, verán que están persiguiendo, externa e internamente, la propia certidumbre y seguridad personal. En realidad, no hay una división absoluta de la vida tal como el mundo objetivo y el mundo subjetivo; hago esta división sólo por conveniencia práctica.

Objetivamente, esta búsqueda de seguridad y certidumbre egoísta se expresa por medio de la familia, la cual se vuelve un centro de explotación basado en la codicia. Si lo examinan verán que, lo que llaman amor a la familia, es nada más que afán posesivo.

Esa búsqueda de seguridad se expresa asimismo, mediante las divisiones de clase que desembocan en la estupidez del nacionalismo y el imperialismo, engendrando odios, antagonismos raciales y, finalmente, la crueldad de la guerra.

Así, a causa de nuestros propios deseos egoístas, hemos creado un mundo de nacionalidades y gobiernos soberanos en conflicto, cuya función es prepararse para la guerra y forzar al hombre a luchar contra el hombre.

Luego está la búsqueda de la seguridad y certidumbre egoístas, por intermedio de lo que llamamos religión. Crédulamente gustamos pensar que estas formas organizadas de creencia llamadas religiones han sido creadas por seres divinos. Somos nosotros mismos los que las hemos creado para nuestra propia conveniencia; en el curso de los siglos, estas religiones han llegado a santificarse, y ahora nos hemos esclavizado a ellas. Jamás puede haber religiones ideales, así que no perdamos nuestro tiempo discutiéndolas. Las religiones ideales sólo pueden existir en teoría, no en la realidad. Examinemos cómo hemos creado las religiones y de qué manera nos hemos esclavizado a ellas. Si las examinan a fondo tal como son, verán que no representan sino el interés creado de una creencia organizada que sujeta, separa y explota al hombre.

Tal como objetivamente buscan la seguridad, así también buscan subjetivamente una clase distinta de seguridad, de certidumbre a la que llaman inmortalidad. Anhelan una egoísta continuación en el más allá, y a esta continuación la llaman inmortalidad. Más adelante, en mis pláticas, explicaré qué es para mí la verdadera inmortalidad.

En su búsqueda de seguridad dan origen al temor, y así se someten a quien les promete esa inmortalidad. A causa del temor crean ustedes una autoridad espiritual, y para administrar esa autoridad hay sacerdotes que los explotan mediante la creencia, el dogma y el credo, mediante el espectáculo, la pompa, el boato; y eso es lo que llaman religión en todo el mundo. Se basa esencialmente en el temor, aunque puedan llamarlo amor a Dios o a la verdad; y si lo examinan inteligentemente, verán que es tan sólo el resultado del temor; por lo tanto, debe convertirse por fuerza en uno de los recursos para explotar al hombre. A causa de su propio deseo de inmortalidad, de continuación egoísta, ustedes han desarrollado esta ilusión a la que llaman religión y, consciente o inconscientemente, están atrapados en ella.

O quizá no pertenezcan a ninguna religión en particular, pero pueden pertenecer a alguna secta que sutilmente promete una recompensa, una sutil inflación del ego en el más allá. O tal vez no pertenezcan a ninguna sociedad o secta, pero puede haber un íntimo deseo, oculto y encubierto, de buscar la propia inmortalidad. Mientras exista, en cualquiera de sus formas, el deseo de continuación personal, tiene que haber temor, el cual no hace sino engendrar la autoridad, y de esto se derivan la sutil crueldad y la estupidez de someterse uno mismo a la explotación. Esta explotación es tan sutil, tan refinada, que uno llega a enamorarse de ella llamándola progreso espiritual y avance hacia la perfección.

Ahora bien, cada uno de ustedes, el individuo, debe estar consciente de toda esta intrincada estructura, consciente del origen del temor, y debe estar dispuesto a erradicarlo cualquiera que sea la consecuencia. Esto significa entrar individualmente en conflicto con los ideales y valores existentes; y cuando la mente se libera de lo falso, sólo entonces puede haber creación del medio correcto para el conjunto de la humanidad.

Lo que primero les concierne es tomar conciencia de la prisión; entonces verán que es el propio pensamiento el que está tratando continuamente de evitar el conflicto con los valores de la prisión. Este escape crea ideales que, por hermosos que sean, no son sino ilusiones. Es uno de los trucos de la mente escapar hacia un ideal, porque si no escapa, tiene que entrar directamente en conflicto con la prisión, con el medio. O sea, la mente prefiere escapar hacia una ilusión antes que enfrentarse al sufrimiento que surgirá inevitablemente cuando comience a cuestionar los valores, la moralidad, las religiones de la prisión. Lo importante, pues, es entrar en conflicto con las tradiciones y los valores de la sociedad y la religión en que están presos, y no escapar intelectualmente por medio de un ideal. Cuando comienzan a cuestionar estos valores, despiertan la verdadera inteligencia; esta inteligencia es lo único que puede resolver los innumerables problemas humanos.

Mientras la mente se encuentra atrapada en los valores falsos, no puede haber plenitud de realización. Sólo esa plenitud puede revelar la verdad, el movimiento de la vida eterna.

20 de octubre de 1935






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TERCERA PLÁTICA EN SANTIAGO

Pregunta: ¿Qué tiene usted que decir con respecto al tratamiento que se da a los delincuentes?

KRISHNAMURTI: Todo depende de quiénes sean los que usted llama delincuentes. Una persona con trastornos patológicos no es un delincuente y resulta insensato encarcelarla. Necesita atención y cuidado médico. Una persona que roba con deliberación, por lo general es calificada de delincuente. A menos que sea un caso patológico, roba porque hay una insuficiente satisfacción de sus necesidades vitales. ¿Qué sentido tiene, entonces, convertirla en delincuente arrojándola dentro de una cárcel? Es el resultado de condiciones económicas crueles, absurdas y explotadoras. No es el verdadero delincuente, sino que lo es todo el sistema de codicia que crea al explotador.
Hay todavía otro tipo de hombre al que también se califica de delincuente; sus ideas, por ser verdaderas, se vuelven peligrosas, y ustedes se libran de él enviándolo a la cárcel o matándolo.
Mediante su propia acción, o bien uno crea las condiciones que dan origen al así llamado delincuente, o destruye aquellas limitaciones que ocasionan dolor

Pregunta: Se dice que usted es un agente del gobierno inglés, y que su discurso contra el nacionalismo formo parte de un vasto plan de propaganda dirigido o mantener a la India sojuzgada y dentro del Imperio Británico. ¿Es eso cierto?

KRISHNAMURTI: Me temo que no es cierto. Es más bien absurdo que, cuando uno dice lo que piensa al respecto, le digan que es agente de alguna causa o algún país. (Risas) Para mí, el nacionalismo, ya sea en Chile, Inglaterra o la India, es destructivo. Separa a los seres humanos, causa muchos males. El nacionalismo es una enfermedad terrible. Cuando digo esto, aquellas personas de otros países que tienen intereses creados aquí o en cualquier país que no sea el propio, están muy de acuerdo; y aquéllas para quienes el nacionalismo es un instrumento de explotación de su propio pueblo, se muestran muy contrarias a ello. El nacionalismo es, al fin y al cabo, un sentimiento falso estimulado por intereses creados y usado para el imperialismo y la guerra.

Pregunta: Lo que usted dice contra el nacionalismo, ¿no es perjudicial para el bienestar de las naciones más pequeñas? ¿Cómo podemos nosotros, en Chile, abrigar la esperanza de mantener nuestra integridad y nuestro bienestar nacional, a menos que nos sintamos intensamente nacionalistas y nos defendamos contra las naciones más grandes que buscan controlarnos y dominarnos?

KRISHNAMURTI: Cuando usted habla de sostener su integridad y bienestar nacional, quiere decir desarrollar su propia clase particular de explotadores. (Risas) No piense desde el punto de vista de Chile o de cualquier otro país; vea a la humanidad como algo total.

Ayer, mientras paseaba por el campo, había una hermosa puesta del Sol. Las montañas y la nieve fulguraban puras, bellas. Un labriego, literalmente en harapos, pasó junto a nosotros. Algunos poseen dinero como para vivir cómodamente y disfrutar del lujo y la belleza de la existencia; otros tienen que trabajar de la mañana a la noche desde la más tierna edad hasta que mueren, sin tiempo libre, sin esperanza alguna. En todos los países permitimos esta crueldad, este horror. Hemos perdido nuestros sentimientos más delicados y nos estamos destruyendo a causa del miedo y de la codicia.

Por cierto, para abolir la pobreza ustedes tienen que pensar como seres humanos, no como seres nacionales. Sólo puede existir la humanidad, no la cruel división de razas y el absurdo infantil del nacionalismo. ¿Por qué no es posible dar origen a un estado de cosas así, feliz, inteligente? ¿Quién lo impide? Cada uno de ustedes, porque piensa en términos de Chile, Inglaterra, India o algún otro país. Tal como las creencias dividen a la gente, así han dejado ustedes que las fronteras destruyan la unidad del hombre. Sobre cada uno de ustedes y no sobre una cosa indefinida llamada la masa, recae la responsabilidad de producir la unidad y felicidad humana.

Pregunta: Usted cree, aparentemente, que todos los sacerdotes son unos bribones. (Risas) En la iglesia católica hay muchos hombres grandes y santos, ¿A éstos también los llama explotadores?

KRISHNAMURTI: A causa del temor, uno crea la autoridad, y el sometimiento a ella genera explotación. Mediante nuestros propios deseos y temores, hemos creado las religiones con sus dogmas, credos y todo su espectáculo y su pompa. Las religiones, como creencias organizadas con su interés establecido, no conducen al hombre hacia la realidad. Se han convertido en maquinarias de explotación. {Aplausos) Pero son ustedes los responsables de que existan. La mente debe liberarse de las ilusiones creadas por el temor, esas ilusiones que ahora parecen ser una realidad. Cuando la mente sea simple, directa, capaz de pensar con verdad, no creará explotadores.

Pregunta: Su enseñanza en lo que se relaciona con la familia, a mí me parece despiadada y fría. ¿Acaso no es la familia el resultado más natural del afecto entre los seres humanos? ¿Por qué, entonces, está usted contra ella?

KRISHNAMURTI: ¿Qué es la familia hoy en día? Está basada en el espíritu posesivo, el cual destruye al amor. Donde hay sentido de posesión, la explotación es inevitable. Donde hay amor, no hay imposición ni afán de poseer. Pero si usted considera nuestra moralidad actual, verá que se basa en el mantenimiento de esta actitud posesiva con respecto a la vida. A causa de nuestros anhelos egoístas, estamos destruyendo el perfume y la belleza de la vida. Donde hay amor, la familia no se convierte en un núcleo de explotación.

Pregunta: Si uno vive libre de vicios tales como el uso del alcohol y el tabaco y sigue una estricta dieta vegetariana, ¿no puede esto ser un gran factor de ayuda para comprender sus enseñanzas?

KRISHNAMURTI: Por favor, no es lo que usted introduce en su boca lo que le da comprensión. (Risas) Lo que le da comprensión es afrontar la vida de manera directa, simple y verdadera. Pero renunciando meramente a la carne, al alcohol o al tabaco, no va usted a comprender la realidad. Una gran cantidad de personas ha renunciado a estas cosas con la esperanza de alcanzar la felicidad. La plenitud de realización no se encuentra en la renuncia sino en la comprensión. La mente no puede ser una esclava del temor y de las ilusiones. Descubra primero los impedimentos, las limitaciones que mutilan a la mente y al corazón, y cuando se haya liberado de eso, entonces sabrá qué es una existencia inteligente y natural.

Pregunta: ¿Cómo puede ser posible el bienestar individual hasta que no haya un movimiento de masas que desaloje del poder a los explotadores capitalistas? El movimiento de masas, por cierto, debe venir primero a fin de facilitar el camino a los de abajo, y sólo entonces habrá una oportunidad igual para todos.

KRISHNAMURTI: Poner primero una cosa o la otra, el bienestar individual o la acción colectiva, debe finalmente obstaculizar la realización plena del hombre. La verdadera realización origina tanto el bienestar de la totalidad como el del individuo. ¿Qué es eso que llamamos la masa? Son ustedes. No puede haber una genuina acción colectiva, sin la comprensión individual. Un movimiento de masas semejante es, en realidad, el resultado de un claro pensar y actuar por parte de cada individuo. Si cada uno de ustedes se limita a decir que debe haber una acción colectiva, entonces tal acción jamás tendrá lugar, porque estarán eludiendo la responsabilidad individual que les corresponde en la acción. Cuando un hombre depende de la acción de la masa, él mismo está, de hecho, temeroso de actuar.
Si ha de haber un cambio radical, completo, usted, el individuo, debe darse cuenta de las limitaciones que ahora mutilan su mente y su corazón. Al liberarse cada uno de ustedes de esas esperanzas y ambiciones egoístas, ilusorias, de esas crueldades, habrá una cooperación inteligente y no esta compulsión y explotación humana.

Pregunta: Tengo una amiga que posee cualidades mediúmnicas. Cuando entra en trance, muchos grandes espíritus hablan por intermedio de ella, incluyendo a Napoleón; Platón y Jesús; y el consejo de ellos es de mucha ayuda en la vida espiritual. ¿Por qué no habla usted acerca del valor del espiritismo y la mediumnidad?

KRISHNAMURTI: He estado hablando acerca de la autoridad y de la influencia destructiva que ejerce sobre la inteligencia, ya se trate de la autoridad de los vivos o la de los muertos. La autoridad, la compulsión, destruyen la realización humana, tanto si son ejercidas por la religión, por la sociedad o por los médium, ¿Qué hay detrás del deseo de ser guiados? Tenemos miedo de que, por nuestros propios actos, quedemos atrapados en el sufrimiento; por lo tanto, a fin de evitarlo -en realidad, eso es no vivir- decimos: “Debo seguir, debo ser guiado”. El movimiento de la verdad existe sólo cuando la mente ya no está atrapada en el temor con todas sus ilusiones, cuando ya no busca ser guiada. Esta unicidad de la mente no es exclusividad; surge a la existencia cuando hay discernimiento de lo falso.

Pregunta: Usted dice que las organizaciones espirituales son inútiles. ¿Es esto cierto para toda la gente, o sólo para aquellas personas que han ido más allá del nivel espiritual común de la humanidad?

KRISHNAMURTI: Cuando usted piensa que lo que digo es aplicable sólo para unos cuantos, me convierte en un explotador. Piensa que otro necesita la falsedad, las ilusiones de la creencia organizada. Si ésta es falsa y no espiritual para usted, entonces es falsa y no espiritual para todos. No existe la estupidez relativa. A causa de que no deseamos pensar de manera directa y clara, nos tranquilizamos diciendo que la inteligencia es una cuestión de desarrollo gradual. Por ejemplo, la codicia; si uno reflexiona de verdad a fondo sobre ella, ve que en sí misma es un veneno. Pero si reflexionara de ese modo, ello implicará acción y sufrimiento; por lo tanto, dice que la libertad respecto de la codicia es progresiva, relativa, que ha de lograrse gradualmente. En otras palabras, uno no está en absoluto seguro de que la codicia sea un veneno. De igual modo, ustedes no están en absoluto seguros de que las religiones, las sectas son intrínsecamente estúpidas. Si una cosa es falsa, es falsa para todos, bajo todas las circunstancias.

Pregunta: Si la idea de la inmortalidad individual es falsa, ¿cuál es el propósito de la existencia individual?

KRISHNAMURTI: Para comprender este problema de la inmortalidad individual, uno debe abordarlo sin ningún prejuicio. El anhelo mismo de inmortalidad impide su comprensión profunda. Para comprender esto a fondo, la mente debe tener el poder del discernimiento completo, no optar a base de identificación. Nuestros anhelos son tan fuertes, los impulsos egoístas autoprotectores tan vitales, que nuestro mismo deseo nos enceguece. Donde hay anhelo no puede haber discernimiento. La verdadera cultura es la acción por su propia belleza, sin la búsqueda de una recompensa.

Cuando usted dice “yo”, ¿qué entiende por ese “yo”? Entiende la forma, el nombre, ciertos deseos insatisfechos, ciertas cualidades, ciertas reacciones defensivas a las que llama virtud; todas estas cosas componen esa conciencia limitada que llamamos el “yo”. La mente se ha encerrado dentro de los muchos muros de ilusión que la limitan y de las numerosas capas de recuerdos que causan frustración. Lo que usted trata de hacer es inmortalizar esta frustración quo es el “yo”. Para la ilusión no puede haber inmortalidad. La vida es eterna, está deviniendo siempre. Para discernir esto en profundidad, la mente debe librarse de todos los impedimentos que generan frustración. Al estar plenamente atenta, despierta, todos los deseos, los temores ocultos y secretos, las búsquedas, todo penetra en la conciencia; sólo entonces hay verdadera libertad respecto de estas cosas. Entonces existe la realidad.

Pregunta: Tengo una hija que antes era muy estudiosa y amaba su música, pero ahora no hace otra cosa que leer los libros de usted. ¿Qué le aconseja a su madre que haga? (Risas)

KRISHNAMURTI: Me pregunto por qué su bija ha abandonado la música. Puede ser porque ha descubierto que ésta no era su vocación profunda y está tratando de encontrar su verdadera expresión. Pero si ella meramente lee lo que he dicho, sin acompañarlo con la plenitud de la acción, entonces mis palabras se convertirán en un obstáculo.
A menudo pensamos que vivir conforme a cierta idea despertará la inteligencia. Lo que realmente despierta la inteligencia es la acción exenta del temor de no ajustamos a un patrón o a un ideal. Esto exige gran percepción alerta y flexibilidad de la mente.

Pregunta: ¿Ha llegado usted a ser lo que es en esta vida , a través de una serie de vidas pasadas?

KRISHNAMURTI: Usted me está preguntando si uno puede comprender a Dios, la verdad, la vida, mediante la acumulación de experiencias.

La experiencia sólo nos ha enseñado a ser astutamente autoprotectores, a crear defensas contra el movimiento de la vida. En este encierro se refugia la mente, precaviéndose cada vez más contra el devenir continuo de la existencia. Estas barreras defensivas dividen el movimiento de la vida en pasado, presente y futuro. Es esta división la que destruye el carácter continuo de la vida como una totalidad. De esto surge el temor, el cual se disimula mediante las ilusiones, las esperanzas. Mientras la mente-corazón esté presa en esta división, no puede haber comprensión de la verdad; porque entonces la experiencia se vuelve nada más que una fuente de conflicto y dolor, mientras que debería acabar con estas barreras autoprotectoras y así liberar a la mente y al corazón para el movimiento de la vida.

8 de septiembre de 1935






OBRAS COMPLETAS - TOMO 2 - J.K. - CONTINUACIÓN -

 SEGUNDA PLÁTICA EN SANTIAGO


Amigos:

Esta tarde quiero hablar brevemente acerca de la acción y la realización. Nos damos cuenta de la frustración y limitación que aparecen en el curso de nuestras acciones. Mediante un solo acto creamos, al parecer, muchos problemas, y nuestra vida se vuelve una serie interminable de ellos, con su conflicto y su desdicha. La mente, en su movimiento, parece aumentar su propia limitación, y la acción, que debería ser liberadora, tan sólo intensifica su propia frustración.

Para comprender este problema de la acción y la realización, la mente debe estar libre de la idea del interés creado. Donde hay interés creado, ya sea en un ideal, en una creencia, en una esperanza o en cualquier otra cosa, tiene que haber temor, y cualquier acción nacida del temor tiene que producir frustración, limitación.

Trataré de explicar cuáles son los obstáculos que impiden realmente la plenitud de realización. No voy a describir qué es la realización, porque la mera explicación de eso no puede indicarnos las limitaciones y la manera de liberar a la mente de ellas. Por favor, vean por qué es necesario comprender cuáles son los obstáculos y cómo han sido creados, y no qué es la realización. Si yo fuera a definir qué es ésta, la mente haría de ello un sistema rígido y se limitaría a imitarlo. El deseo mismo de realización se vuelve un gran obstáculo. Si, en vez de imitar, podemos descubrir por nosotros mismos cuáles son las limitaciones que mutilan la mente y nos libramos de ellas, entonces, en esa libertad misma, hay realización.

La realización no es, en tal caso, la búsqueda de seguridad. Cuando hay búsqueda de seguridad, de certidumbre, de consuelo, esa búsqueda debe engendrar temor. La mayoría de las personas, sutil o groseramente, anhela esta seguridad y con sus actos crea temor. Así, donde hay temor, hay un anhelo profundo de certidumbre. Este deseo crea sus propias limitaciones, y una de ellas es la autoridad o la compulsión.

Existen muchas expresiones sutiles de la autoridad. Esta se expresa mediante el deseo de seguir un ideal, un sistema o a una persona. ¿Por qué queremos seguir un ideal? La vida es caótica, conflictiva, está llena de dificultades, y pensamos que, si pudiéramos encontrar un ideal, seríamos capaces de guiarnos a través de esta dolorosa confusión. Pero en realidad, ¿qué es lo que hacemos? Creamos lo que llamamos un ideal, como un modo de escapar del conflicto, del sufrimiento. Al seguir un ideal y al sometemos a él, pensamos que seremos capaces de comprender nuestra vida contradictoria y dolorosa. En vez de liberamos de esas causas que nos impiden vivir humanamente, con amor, con consideración, tratamos de escapar hacia la ilusión de un ideal. Abrigamos la esperanza de que, moldeando nuestras mentes y nuestros corazones por medio de la disciplina, imitando ciertos ideales y ciertas creencias, alcanzaremos ese estado humano inteligente. En la imitación crea una actitud hipócrita hacia la vida. Con el deseo de escapar del movimiento de la vida, movimiento que pertenece siempre al presente, buscamos conocer el propósito de la vida. Con el deseo de escapar de la realidad, la mente se somete a la compulsión de ideales que son sólo recuerdos autoprotectores contra la vida.

Existe, pues, esta compulsión impuesta por los recuerdos autodefensivos. La mayoría de nosotros piensa que, gracias a una continua serie de experiencias, la mente puede liberarse de todas sus innumerables limitaciones. Pero no es así. Lo que ocurre es que cada experiencia deja en la mente ciertas cicatrices, recuerdos de autoprotección que son usados como instrumentos de defensa contra una nueva experiencia. O sea, uno tiene una experiencia y piensa que ha aprendido algo de ella. Lo que ha aprendido es a ser cauto, a no quedar atrapado otra vez en el dolor. De este modo, a través de cada experiencia, uno desarrolla ciertas capas de recuerdos que actúan como barreras entre la mente y el movimiento de la vida.

Los ideales y los recuerdos, con todo lo que significan, impiden que cada uno de nosotros viva de manera completa en la acción, en la experiencia. En vez de vivir la experiencia completamente, con la totalidad de nuestro ser, sacamos a relucir todos nuestros prejuicios de ideales, de moralidades y recuerdos autoprotectores, y esas cosas impiden la realización. Donde no hay plenitud de realización, están siempre el miedo a la muerte y el pensamiento acerca del más allá. Así, poco a poco el presente, el movimiento creativo de la vida, pierde toda su belleza y significación, y sólo hay vacuidad y temor.

Si ha de haber verdadera realización, la mente debe estar libre de ideales y recuerdos con todo lo que significan. A causa del deseo de seguir, estos recuerdos e ideales se convierten en instrumentos de compulsión. Donde hay búsqueda de seguridad no puede haber realización.

Pregunta: Usted ha dicho a menudo: “Perciban y comprendan el pleno significado del medio” ¿Significa eso necesariamente entrar en conflicto con el medio? ¿O se trata de una mera percepción, sin que ésta se exprese dinámicamente en la acción?

KRISHNAMURTI: Si no hay acción, ¿cómo puede uno discernir verdaderamente? No puede haber discernimiento intelectual. O bien hay una comprensión profunda, o sólo la mera creación de una teoría. Si usted desea comprender el medio, no sólo el medio objetivo sino el subjetivo que es tan infinitamente sutil, entonces debe entrar, individualmente, en conflicto con él. Sólo en el conflicto, en el sufrimiento, usted, el individuo, comienza a discernir el verdadero significado de los valores, y como casi todos temen entrar en contacto con el sufrimiento, prefieren percibir su significado más bien desde el punto de vista intelectual. Dejan la responsabilidad de la acción a la masa, esa entidad vaga e irreal que, según esperan, cambiará milagrosamente el medio en que viven y así les traerá felicidad.

Para comprender profundamente el sutil significado del medio en que vive, usted, el individuo, debe tornarse consciente y romper con esas condiciones limitadoras, ya sean sociales, religiosas o tradicionales. La verdad, la belleza de la realidad, puede discernirse sólo cuando la mente se halla libre de temor; no con la osadía de la intelectualidad, sino con la ausencia de temor que implica la inseguridad absoluta. Esto sólo puede conocerlo a través de la acción.

Pregunta: ¿Tiene algún valor rogar a las grandes inteligencias para que nos ayuden en nuestra vida cotidiana?

KRISHNAMURTI: Ninguno en absoluto. Le explicaré lo que quiero decir. ¿Qué es lo que ocasiona desdicha, conflicto y sufrimiento en nuestra vida cotidiana? Las tradiciones, los valores morales egoístas, las imposiciones del interés creado, el apego, la codicia; estas cosas crean condiciones que impiden la felicidad humana. ¿Y de qué sirve rogar a alguien cuando usted, por medio de su propia inteligencia, puede transformar esta confusión espantosa? Como no estamos dispuestos a afrontar el sufrimiento, tratamos de escapar mediante la oración. Usted podrá escapar momentáneamente, pero la fuerza de su deseo vuelve a imponerse sumergiendo a la mente en la desdicha y la confusión. Lo que importa, pues, no es si tiene algún valor rogar; lo que importa es despertar esa inteligencia que es lo único que resolverá nuestras desdichas humanas. Una mente y un corazón endurecidos, que se han limitado a sí mismos a causa de sus temores egoístas, ruegan. Pero si hubiera amor, ustedes liberarían a la mente de sus propios temores egoístas; sólo éstos puede generar inteligencia y un orden feliz.

Pregunta: El amor liberado de su carácter posesivo, ¿no lleva a terminar con la reproducción y, por ende, a la extinción de la humanidad? Como esto parece ser poco inteligente, ¿no es el resultado de una creencia?

KRISHNAMURTI: Antes de que yo pueda decir si es el resultado de una creencia y, por lo tanto, poco inteligente, debemos comprender qué es nuestro amor en la actualidad. Es nada más que afán posesivo, excepto en aquellos raros momentos cuando conocemos el perfume del verdadero amor. Para controlar, para poseer, tenemos ciertas leyes a las que llamamos morales. Para mí, donde hay posesión no puede haber amor. Sin estar consciente de todas estas sutiles imposiciones y crueldades, usted dice: “Si nos libráramos de lo posesivo, ¿no nos desharíamos por completo del amor?” Para descubrirlo, tiene que experimentar, no puede limitarse a afirmarlo. Deje que la mente se libere por completo del apego, del afán posesivo; entonces lo sabrá.

Tenemos problemas sexuales cuando, a causa de nuestro carácter posesivo, hemos perdido el amor; queremos resolver estos problemas separadamente, aparte del resto de los problemas y de las dificultades humanas. Usted no puede aislar un problema humano y resolverlo individualmente, de manera exclusiva. Para comprender a fondo el problema del sexo y disolver sus dificultades, debemos saber dónde nos sentimos frustrados, dominados. A causa de las condiciones económicas, el individuo es convertido en una máquina y su trabajo no es realización sino compulsión. Donde debería haber liberación de la expresión individual a través del trabajo, hay frustración; y donde debería existir un pensar profundo y completo, hay temor, imposición, imitación. De esta manera, el problema del sexo se vuelve devastador e intrincado. Pensamos que podemos resolverlo exclusivamente, pero esto no es posible. Cuando el trabajo que hacemos llega a ser nuestra auténtica expresión, y cuando ya no existe el deseo de aferrarnos, a causa del temor, a creencias, tradiciones, ideales y religiones, entonces se manifiesta la exquisita realidad del amor. Donde hay amor, no hay sentido de posesión; el apego indica una frustración profunda.

Pregunta: ¿Tenemos nosotros que mejorar el orden de cosas creado por Dios mismo?

KRISHNAMURTI: Ésa es la actitud de un explotador. Quiere dejar que las cosas se queden como están, encontrándose él mismo del lado seguro. Pero pregúnteselo al hombre que está sufriendo, pregúnteselo al que vive cubierto de harapos en un cuchitril; entonces sabrá si las cosas deben ser dejadas como están. Tanto el pobre como el rico quieren que las cosas sigan como están; los pobres sienten temor de perder lo poco que tienen, y los ricos, de perder todo lo que tienen. Así, cuando hay miedo a la pérdida, a la incertidumbre, surge el deseo de no interferir con el orden de cosas que Dios o la naturaleza han creado.

Para dar origen a un orden humano feliz, tiene que haber, dentro de cada uno de ustedes, un cambio profundo, fundamental. Donde existe una continua adaptación al movimiento de la vida, de la verdad, jamás hay temor. Cada uno de ustedes debe sentir el veneno que significan la compulsión, la autoridad y la imitación. Cada uno debe sentir, a través de su propio sufrimiento, la inmensa necesidad de un cambio completo y radical de pensamiento y deseo, libre de la sutil búsqueda de sustituciones. Entonces el hombre conocerá la verdadera realización.

Pregunta: Si el dolor es necesario para la purificación de nuestras almas, ¿por qué terminar con el dolor mediante la comprensión de su causa?

KRISHNAMURTI: El dolor no purifica. ¿Por qué hay dolor? Cuando la mente se halla estancada, narcotizada y adormecida por creencias, mutilada por limitaciones, y es despertada por el movimiento de la vida, a ese despertar lo llamamos sufrimiento. Cuando nuestra seguridad se ve perturbada por la acción de la vida, a eso lo llamamos sufrimiento. En vez de ver que el sufrimiento es un obstáculo, tratamos de utilizarlo a fin de obtener algún otro resultado. Por medio de una ilusión no podemos llegar a la realidad.

Ahora bien, el dolor no hace sino indicar limitación, insuficiencia. Cuando uno discierne el impedimento del dolor, no puede hacer de él un instrumento de purificación. Usted tiene que desembarazarse de su limitación; tiene que comprender la causa y sus efectos. Si usa el dolor como un instrumento de purificación, sutilmente está derivando de él seguridad, consuelo. Esto sólo crea obstáculos ulteriores que impiden el despertar de la inteligencia. En estos numerosos obstáculos, en estos recuerdos autodefensivos, tiene su origen la conciencia limitada, el “yo”, que es la verdadera causa del sufrimiento.

Pregunta: ¿No piensa usted que es imposible que sus elevadas ideas y concepciones germinen en cerebros degenerados por vicios y enfermedades?

KRISHNAMURTI: Desde luego, eso es obvio. Pero el vicio es, por lo general, un hábito cultivado, un medio de escapar de la vida, de la inteligencia.

Tome la cuestión de la bebida. El interés creado vende aguardiente, y los gobiernos apoyan eso. Entonces ustedes forman sociedades de templanza y organizaciones religiosas para despertar al hombre a la crueldad y estupidez del alcoholismo. Por una parte, tienen el interés creado, y por la otra al reformador; y la víctima llega a ser el juguete de ambos. Si usted quiere ayudar al hombre, que es usted mismo, entonces verá que no lo exploten a causa de su propia estupidez. Esto requiere discernimiento de los valores existentes y percepción de su verdadero significado. A causa de la ilusión, de la estupidez, el hombre es explotado por el hombre. Después de rodearnos nosotros mismos de tantas limitaciones que impiden la felicidad, la bondad y el amor humanos, pensamos que nos libraremos de ellas buscando nuevas sustituciones. A causa de su codicia, de su miedo, usted crea las ilusiones y en esa malla ilusoria enreda también a su prójimo.

Pregunta: ¿Qué debe entenderse por Dios? ¿Es un ser personal que guía el universo, o es Dios un principio cósmico ?

KRISHNAMURTI: ¿Puedo preguntarle por qué quiere saberlo? O bien desea usted ser fortalecido más aún en sus creencias, o está buscando que yo le proporcione un medio para escapar del dolor y el conflicto. Si está pidiendo confirmación, entonces hay duda, la cual no debe ser calmada. Usted jamás pregunta a otro si está enamorado. Y si alguien le describiera la realidad, eso ya no sería lo real. ¿Cómo puede uno describir a otro qué es estar enamorado si el otro no lo sabe?

Ahora bien, yo digo que existe una realidad que no puede ser medida por las palabras. Usted no puede percibir esa realidad si tiene miedo, si hay limitaciones que destruyen la delicada flexibilidad de la mente y el corazón. Así que, en vez de preguntar qué es Dios, descubra si su mente y su corazón están esclavizados por ese miedo que engendra ilusión y limitación. Cuando la mente y el corazón se liberan de las defensas que se han impuesto a sí mismos, entonces, en la plenitud de la realización se comprende aquello que es.

Pregunta: En alguna de sus pláticas anteriores, usted ha dicho que el conflicto existe únicamente entre lo falso y lo falso, jamás entre lo verdadero y lo falso. ¿Tendría la bondad de explicar esto?

KRISHNAMURTI: No puede haber una lucha entre la luz y la oscuridad. La ilusión da origen al conflicto, no entre ella misma y la realidad, sino entre sus propias creaciones. Jamás hay conflicto entre la inteligencia y la estupidez.

Pregunta: Por favor, explique el significado de la acción pura. ¿Adviene cuando la vida se expresa a través del individuo liberado?

KRISHNAMURTI: Olvidémonos por un momento del individuo liberado y comprendamos lo que entendemos por acción.

La mente-corazón se enfrenta a la vida o a la experiencia con ciertas limitaciones y con prejuicios. En este contacto entre lo muerto y lo vivo, hay acción. El deseo busca satisfacerse. En su realización, en su acción hay dolor y placer, y la mente los registra. En la expresión de otros deseos, nuevamente hay dolor y placer y otra vez la mente los acumula. De este modo, la mente se convierte en el depósito de los recuerdos. Estos recuerdos actúan como advertencias. Así, la acción es cada vez más controlada y dirigida por estos recuerdos basados en el dolor y el placer, en la autodefensa. La acción, por originarse en deseos y recuerdos autoprotectores, está creando continuamente restricciones, limitaciones. Está la acción de los recuerdos autodefensivos, y hay una acción que se halla libre de este centro de limitación autoimpuesta.

Pregunta: ¿Se reserva usted frente al publico algo de lo que sabe?

KRISHNAMURTI: En la mayoría de las personas hay un deseo de ser exclusivas, de separarse de otras por medio del conocimiento, de los títulos, de las posesiones. Esta forma de aislamiento las fortalece en su engreimiento, en sus pequeñas vanidades. Nuestra sociedad, tanto la temporal como la así llamada espiritual, se basa en esta exclusividad jerárquica. Ceder a esta condición separativa, engendra las múltiples formas groseras y sutiles de explotación.

No tengo enseñanzas secretas para unos pocos. Naturalmente, están aquellos que desean profundizar más en lo que digo; pero si se vuelven exclusivos y crean un cuerpo secreto, es su propio deseo de ser exclusivos el que los incita a hacerlo.

KRISHNAMURTI: En la mayoría de las personas hay un deseo de ser exclusivas, de separarse de otras por medio del conocimiento, de los títulos, de las posesiones. Esta forma de aislamiento las fortalece en su engreimiento, en sus pequeñas vanidades. Nuestra sociedad, tanto la temporal como la así llamada espiritual, se basa en esta exclusividad jerárquica. Ceder a esta condición separativa, engendra las múltiples formas groseras y sutiles de explotación.

No tengo enseñanzas secretas para unos pocos. Naturalmente, están aquellos que desean profundizar más en lo que digo; pero si se vuelven exclusivos y crean un cuerpo secreto, es su propio deseo de ser exclusivos el que los incita a hacerlo.

Pregunta: ¿Cree usted en Dios?

KRISHNAMURTI: O bien formula usted esta pregunta por curiosidad de averiguar lo que pienso, o desea descubrir si Dios existe. Si es por mera curiosidad, no hay respuesta, naturalmente, pero si quiere descubrir por sí mismo si Dios existe, entonces debe abordar este interrogante sin prejuicio alguno; tiene que llegar a él con una mente fresca, ni creyendo ni descreyendo. Si yo dijera que Dios existe, usted lo aceptaría como una creencia y agregaría esa creencia a las otras creencias muertas que ya tiene. O, si yo dijera que no existe, eso se volvería un mero y conveniente apoyo para el no creyente.

Si un hombre está verdaderamente deseoso de saber, no deje que busque a Dios, la realidad, la vida, lo cual sólo será un escape respecto del dolor, del conflicto; deje, más bien, que comprenda la causa misma del dolor, del conflicto, y cuando la mente se libere de esa causa, él sabrá. Cuando la mente sea vulnerable, cuando haya perdido todo apoyo y no busque explicaciones, cuando esté desnuda, conocerá la bienaventuranza de la verdad.

7 de septiembre de 1935