OBRAS COMPLETAS - TOMO 2 - J.K. - CONTINUACIÓN

 TERCERA PLÁTICA EN BUENOS AIRES



Amigos:

Si nuestras acciones son tan sólo el resultado de algunas reacciones superficiales, entonces tienen que conducir a la confusión, a la desdicha y a las expresiones individuales egocéntricas. Si podemos comprender la causa fundamental de nuestra acción y liberarla de sus limitaciones, entonces la acción generará inevitablemente inteligencia y cooperación en el mundo.

Gran parte de nuestra acción se origina en la compulsión, la influencia, la dominación o el temor, pero hay una acción que es el resultado de la comprensión espontánea. Cada uno de nosotros se enfrenta con la pregunta: ¿Somos capaces de esta acción espontánea de la inteligencia, o debemos ser forzados, dirigidos, controlados? Para realizar, para comprender la vida completamente, tiene que haber acción espontánea.

La acción nacida de alguna reacción superficial, toma a la mente superficial y limitada. Tomemos los celos. Abordándolos superficialmente, esperamos terminar con ellos, libramos de ellos. Tratamos de controlarlos, sublimarlos u olvidarlos. Esta acción implica tratar sólo con un síntoma superficial, sin comprender la causa fundamental en la que se origina la reacción de los celos. La causa es el afán posesivo. La acción nacida de una reacción, de un síntoma, sin que haya comprensión de la causa, tiene que conducir a mayor conflicto y sufrimiento. Cuando la mente está libre de la causa, que es el afán posesivo, entonces el síntoma, que son los celos, desaparece. Es completamente inútil tratar con un síntoma, con una reacción.

Además, tenemos que descubrir y comprender por nosotros mismos cómo actuamos con respecto al sistema establecido de explotación; si sólo lo tratamos superficialmente y así aumentamos los problemas, o si nuestra acción nace de la libertad respecto del afán adquisitivo que causa explotación. Si consideramos profundamente la causa de la explotación, discerniremos que es el resultado del afán adquisitivo, y aunque a veces podamos resolver problemas superficiales, continuarán surgiendo otros problemas y conflictos hasta que de veras estemos libres de la causa.

Tomemos un ejemplo. Vamos de una abstrusa secta a otra, grande o pequeña, con sus dogmas, sus credos y su autoridad y explotación organizadas. Vamos de un maestro a otro; salimos de la jaula de una creencia organizada para caer en otra. La causa fundamental de la creencia organizada que controla y domina al hombre es el temor; y hasta que el hombre esté realmente libre del temor su acción debe ser limitada creando, de este modo, nuevos sufrimientos.

Cada uno de nosotros se enfrenta con este problema: ¿Hemos de actuar superficialmente a base de reacciones o, comprendiendo la causa de la explotación, despertaremos la inteligencia? Si actuamos tan sólo a base de reacciones superficiales, crearemos inevitablemente mayores divisiones, conflictos y desdichas; pero si de verdad comprendemos la causa fundamental de todo este caos y actuamos desde esa comprensión, entonces habrá verdadera inteligencia. Sólo esta inteligencia puede crear el medio apropiado para que cada individuo pueda realizarse plena y creativamente.

Pregunta: Si usted ha renunciado a posesiones, dinero, propiedades, como dice que ha hecho, ¿qué piensa del comité que organizó su gira y está vendiendo sus libros en el mismo teatro donde usted ofrece sus conferencias? ¿No está también usted explotando y siendo explotado?

KRISHNAMURTI: Ni el comité ni yo hacemos dinero alguno de estas ventas. El gasto de alquiler de este teatro es aportado por algunos amigos. Todo el dinero que se recibe de la venta de estos libros se usa para publicar nuevos libros y folletos. Como algunos de nosotros pensamos que estas ideas serán de gran ayuda para el hombre, deseamos difundirlas, y para mí este deseo no es explotación. Usted no necesita comprar los libros ni necesita venir a estas pláticas. {Aplausos) No va a perderse una oportunidad espiritual al no venir aquí.

La explotación existe donde una persona, algún valor o alguna idea incuestionables los dominan y los impulsan, sutil o groseramente, hacia una acción determinada. Lo que nosotros tratamos de hacer es ayudarles a despertar la propia inteligencia de modo que puedan discernir por sí mismos la causa fundamental que da origen al sufrimiento. Si ustedes mismos no disciernen todas estas limitaciones que les oprimen la mente y el corazón, y así se liberan de ellas, no puede existir la verdadera felicidad o inteligencia.

Pregunta: Abandonar toda autoridad y disciplina, todo credo y dogma, puede estar bien para el hombre culto, pero ¿no sería perjudicial para el inculto?

KRISHNAMURTI: Es muy difícil determinar quién es el inculto y quién es el culto. Pero lo que cada uno puede hacer individualmente, por sí mismo, es descubrir si la autoridad con todo lo que significa, es realmente beneficiosa. Por favor, comprendan el significado profundo de la autoridad. Uno crea su propia autoridad cuando existe el deseo de protegerse o refugiarse en una esperanza, en un ideal o un cierto conjunto de valores. Esta autoridad, este sistema autodefensivo de pensamiento, le impide a uno vivir completamente, realizarse en plenitud. Del deseo de estar seguros se derivan las disciplinas, las creencias, los ideales y los dogmas. Si ustedes, que se supone son cultos, están verdaderamente libres de la autoridad con todo lo que significa, entonces crearán naturalmente el medio apropiado para aquéllos que aún están oprimidos por la autoridad, la tradición, el temor.

La cuestión, pues, no es qué ocurrirá con el desdichado hombre inculto, sino si nosotros, como individuos, hemos comprendido el significado profundo de la autoridad, la disciplina, la creencia y el credo, y si estamos verdaderamente libres de todas estas cosas. Considerar qué sucederá con el hombre inculto si no se lo controla, es fundamentalmente una manera falsa de buscar ayudarlo. Esta actitud es el verdadero espíritu de explotación. Si al así llamado hombre inculto le diéramos la oportunidad de despertar su propia inteligencia y no ser dominado por nosotros o forzado a seguir nuestro patrón o sistema particular de pensamiento, entonces habría plenitud de realización para todos.

Pregunta: ¿Piensa usted que el explotado y el desocupado deberían organizarse y destruir al capitalismo?

KRISHNAMURTE Si ustedes piensan que el sistema capitalista oprime y destruye la inteligencia y la realización individual, entonces, como individuos, deben liberarse de él comprendiendo las causas que lo crean. El sistema, como dije, se basa en el afán adquisitivo, en la seguridad personal tanto religiosa como económica. Ahora bien, si, como individuos, disciernen esto y se liberan de ello, entonces surgirá naturalmente a la existencia una organización auténtica de cooperación inteligente. Pero si sólo crean una organización sin discernimiento, se volverán esclavos de ella. Si cada individuo trata realmente de liberarse de los deseos egoístas, de las ambiciones y el éxito, entonces, cualesquiera que puedan ser las expresiones de esa inteligencia, no dominarán ni oprimirán al hombre.

Pregunta: ¿Que entiende usted por moralidad y amor?

KRISHNAMURTE Examinemos la moralidad actual a fin de descubrir cuál debe ser la verdadera moralidad. ¿En qué se basa todo nuestro sistema de moralidad, tanto el religioso como el económico? Se basa en la seguridad individual, en la búsqueda de la propia seguridad. La moralidad actual se asienta totalmente en el egoísmo. Afortunadamente, hay unos pocos que están fuera de esta moralidad estrecha.

Para descubrir qué es la verdadera moralidad, tenemos que empezar a liberamos individualmente, gracias a la comprensión, de esta moralidad estrecha, lo cual implica que uno debe poner en duda, cuestionar los valores de la moralidad actual. Uno tiene que descubrir conforme a qué patrones morales está actuando, si actúa como resultado de la compulsión, de la tradición, o de su propio deseo de estar a salvo, seguro. Ahora bien, si uno está amoldándose meramente a una moralidad basada en la seguridad individual, entonces no puede haber inteligencia ni verdadera felicidad humana. Como individuos, tenemos que entrar inteligentemente en conflicto con este egoísta sistema de moralidad, porque sólo a través de ese conflicto inteligente, a través del sufrimiento, podemos discernir el real significado de estos patrones morales. Su verdadero valor no puede descubrirse mediante el intelecto.

Ahora bien, la mayoría de nosotros tiene miedo de cuestionar, de dudar, porque tal cuestionamiento habrá de producir una acción determinada que exigirá un cambio definido en nuestra vida. Así que preferimos discutir tan sólo intelectualmente acerca de la verdadera moralidad.

El interlocutor también quiere saber qué es el amor. Para comprender qué es el verdadero amor, tenemos que comprender nuestra actitud, nuestro pensamiento y nuestra acción actuales con respecto al amor. Si usted reflexionara de veras sobre ello, vería que nuestro amor se basa en el afán posesivo, y que nuestras leyes y nuestra ética tienen como fundamento este deseo de retener y controlar. ¿Cómo puede haber un amor profundo cuando existe este deseo de poseer, de retener? Cuando la mente está libre del afán posesivo, entonces existe esa belleza, la bienaventuranza del amor.

Pregunta: ¿Debemos ceder ante aquellos que están contra nosotros, o debemos evitarlos?

KRISHNAMURTE Ni lo uno ni lo otro. Si usted se limita a ceder, en ello no hay, por cierto, comprensión; y si meramente los evita, en eso hay temor. Si su acción se basa, no en una reacción, sino en la comprensión completa de las causas fundamentales, entonces no es cuestión de ceder ni de escapar. Entonces usted actúa inteligentemente, con verdad.

Pregunta: Usted nos está ofreciendo teorías caóticas y nos incita a una rebelión inútil. Me gustaría conocer su respuesta a esta afirmación.

KRISHNAMURTI: No les estoy ofreciendo ninguna teoría ni los incito a la rebelión. Si soy capaz de impulsarlos a rebelarse y ustedes consienten, entonces vendrá otro y los adormecerá nuevamente (Risas) Lo importante, pues, es descubrir si están sufriendo. Ahora bien, un hombre que sufre no necesita que lo impulsen a rebelarse, sino que debe mantenerse alerta a fin de descubrir la causa del sufrimiento, y para ello no debe adormecérselo con explicaciones e ideales. Si lo considera muy atentamente verá que, cuando hay sufrimiento, existe el deseo de ser consolado, de que a uno lo adormezcan. Cuando sufrimos, nuestra reacción inmediata es buscar alivio; y aquéllos que nos brindan alivio, consolación, se convierten en nuestra autoridad a la que seguimos ciegamente. Gracias a esa autoridad, nuestro sufrimiento se justifica con explicaciones. La función del verdadero sufrimiento, que es despertar la inteligencia, es negada cuando buscamos consuelo.

Ahora tienen que preguntarse si, como individuos, se sienten satisfechos con las condiciones religiosas, sociales y económicas tal como están, y si no, qué es lo que hacen al respecto. No como grupo o masa, sino como individuos. Cuando se formulan esta pregunta deben, inevitablemente, entrar en conflicto con todas esas autoridades religiosas y sus dogmas, con todas esas moralidades basadas en los deseos egoístas, y con ese sistema en el que una minoría explota al individuo. No lo estoy incitando a la rebelión ni les estoy ofreciendo nuevas teorías. Digo que pueden vivir con plenitud e inteligencia cuando la mente se libera de las estupideces de los deseos egoístas y limitados. Cuando comienzan a descubrir el verdadero significado de los valores que han desarrollado a su alrededor, cuando la mente y el corazón se liberan del temor que ha originado doctrinas, creencias, ideales que continuamente los obstaculizan en su acción, entonces hay realización creativa, la realidad fluye libremente.

Pregunta: ¿Es natural que los hombres se maten unos a otros en la guerra?


KRISHNAMURTI: Para descubrir si eso es natural o no, usted debe descubrir si la guerra es esencial, si es el modo más inteligente de resolver los problemas políticos o económicos. Debe cuestionar todo el sistema que culmina en la guerra.

Ahora bien, como dije, el nacionalismo es una enfermedad. El nacionalismo es usado como un medio de explotar a la masa. Es la consecuencia de los intereses creados. Por favor, piensen sobre esto y actúen individualmente.

Está el nacionalismo, con sus gobiernos soberanos, separativos, que no consideran a la humanidad como un todo y que se basan en las distinciones de clase y en los intereses creados. ¿Piensan ustedes que este nacionalismo es natural, humano, inteligente? ¿Acaso no es el resultado de la explotación? ¿No es el instrumento para incitar a los pueblos a combatir para que unos pocos puedan beneficiarse? Además, hemos desarrollado una necesidad psicológica por las guerras, necesidad que es la forma más grosera de la estupidez. Mientras sea posible incitamos por medio del patriotismo, nos entregaremos, inevitablemente, a una relación falsa, de la cual se derivan innumerables problemas.

Si ustedes cuestionan a fondo toda la idea del nacionalismo y del afán adquisitivo, jamás preguntarán si la guerra es natural. Hay algunos que están en contra de lo que digo porque piensan que ello perturba su interés creado; y otros se sienten complacidos cuando hablo contra el nacionalismo, sólo porque tienen sus intereses creados en otros países.

Para vivir inteligentemente, sin las discriminaciones de nacionalidades, de clases, sin las divisiones que las religiones crearon entre los hombres, ustedes, como individuos, tienen que liberarse del espíritu adquisitivo. Esto les exige gran percepción alerta, interés y acción. Mientras el individuo no se vea libre de la búsqueda de seguridad propia, habrá confusión, guerras y sufrimiento.

Pregunta: Usted nos promete un nuevo paraíso en la Tierra , pero eso es inalcanzable. ¿No cree que necesitamos soluciones inmediatas y no algunas esperanzas remotas? El comunismo universal, ¿no sería la solución inmediata?

KRISHNAMURTI: No les estoy prometiendo un futuro paraíso en la Tierra, sino que les digo que pueden hacer de este mundo un paraíso si despiertan y actúan inteligentemente, cuestionando aquellas cosas falsas que los rodean. Ningún sistema va a salvar jamás al hombre; sólo lo hará su propia inteligencia espontánea. Si ustedes se limitan a aceptar un sistema, se vuelven esclavos de él; pero si, a causa del propio sufrimiento, del propio cuestionamiento de esos valores y esas tradiciones, comienzan a despertar la verdadera inteligencia, entonces crearán aquello que no puede explotar al hombre.

Señores, ¿qué es lo que a cada uno de nosotros nos impide vivir de manera inteligente, humana, sagrada? Cada uno está buscando la inmortalidad, la seguridad en otro mando; por lo tanto, las religiones se vuelven una necesidad, con todas sus explotaciones, sus dominaciones y temores. Y aquí, en este mundo, buscamos seguridad de una clase diferente; así hemos desarrollado un sistema despiadado, competitivo, de guerras, distinciones de clase y todo lo demás. Ustedes, como individuos, han creado esta angustia de la discriminación y el sufrimiento, y ustedes como individuos tendrán que cambiar lo que han creado. Pero si recurren meramente al grupo para cambiar las condiciones actuales, entonces no conocerán el éxtasis de la realización profunda y creativa.

Por lo tanto, lo que producirá en el mundo una condición feliz, inteligente, es nuestro propio despertar, nuestro intenso cuestionamiento de los valores; sólo de allí surgirá la acción genuina. Cuando ustedes como individuos comiencen a comprender, por medio de la acción, el verdadero significado de la vida, entonces habrá un paraíso en la Tierra.

Pregunta: ¿Cree usted en la inmortalidad del alma?

KRISHNAMURTI: La idea del alma se basa en la autoridad y la esperanza. Por favor, antes de que avancen en la investigación de esto, no se pongan a la defensiva. Tratamos de descubrir lo que es verdadero, no lo que es tradicional, no lo que ustedes creen; por lo tanto, primero tenemos que investigar si hay tal cosa como el alma. Para discernir, tienen que llegar a ello sin prejuicio alguno, ni a favor ni en contra.

A causa de nuestro deseo de inmortalidad, hemos creado la idea del alma. Como pensamos que no podemos comprender este mundo, con todas sus angustias, desdichas y explotaciones, anhelamos vivir de manera más plena y más completa, en otro mundo. Pensamos que debe haber alguna otra entidad más espiritual que esta. La idea del alma se basa fundamentalmente en la continuación egoísta.

Ahora bien, la realidad, la verdad. Dios o el nombre que prefieran darle, no es la conciencia egoísta, personal. Cuando ustedes buscan la seguridad, la continuación, imaginan el alma como diferente de la realidad. Habiendo creado esta separación preguntan: “¿Es inmortal el alma?” Cuando la mente está libre de la conciencia limitada con su deseo de continuación, entonces hay inmortalidad, no de la continuación personal, individual, sino de la vida.

La ilusión puede dividirse a sí misma en muchas ilusiones, no así la verdad. Cuando la mente crea ilusión, se divide a sí misma en lo permanente, que llama el alma, y lo impermanente, la existencia transitoria. Esta división sólo engendra más y más ilusiones.

Cuando la mente está libre de toda limitación, hay inmortalidad. Pero ustedes tienen que discernir cuáles son las limitaciones que impiden a la mente vivir con plenitud. El deseo mismo de continuación es la mayor de las limitaciones. Este deseo es el resultado de la memoria, que actúa como una guía, una advertencia de autoprotección contra la vida, contra la experiencia. En esto tiene su origen la fuerza que nos hace imitar, amoldamos, sometemos a la autoridad, y así es como existe un temor constante. Todo esto contribuye a formar la idea del “yo”, el cual desea vehemente la continuación. Cuando la mente está libre de este egoísmo que se expresa de múltiples maneras, entonces existe la realidad, o llámenla como quieran. Cuando existe este sentido de la Divinidad, uno no pertenece a ninguna religión, a ningún grupo de personas, a ninguna familia. Sólo cuando ustedes han perdido este sentido de la Divinidad, se vuelven religiosos y se someten a todos los absurdos y crueldades, a la explotación y el sufrimiento. Mientras la mente no sea vulnerable al movimiento, a la rápida corriente de la vida, la realidad no puede existir. La mente tiene que estar por completo desnuda, desprotegida, para poder seguir los movimientos cambiantes de la verdad.

19 de julio de 1935

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 SEGUNDA PLÁTICA EN BUENOS AIRES


Amigos:


Me han entregado muchas preguntas y, antes de responder a algunas de ellas, me gustaría ofrecer una breve charla.

Creo que ningún problema humano puede resolverse aisladamente, por sí mismo. Cada uno de nosotros tiene muchas dificultades, muchos problemas, y trata de abordarlos de un modo exclusivo, no como partes de un todo integral. Si tenemos un problema político, tratamos de resolverlo aparte, digamos, de la religión. O si hay un problema religioso individual, intentamos resolverlo aparte del problema social, y así sucesivamente. Es decir, hay problemas individuales y, al mismo tiempo, problemas colectivos, e intentamos tratar con ellos separadamente. Por hacerlo así, sólo creamos más confusión y más desdicha. Al resolver aisladamente un problema, creamos otros, y de ese modo la mente se enreda en una red de problemas sin resolver.

Tratemos ahora de comprender el problema que debe estar en la mente de muchas personas: el de la realización individual y el trabajo colectivo. Si este último se vuelve compulsivo, como está ocurriendo, y cada individuo es arrastrado forzadamente a él, entonces la realización individual desaparece y cada uno se convierte en el esclavo de una idea colectiva o de un sistema colectivo de autoridad. Así que la pregunta es: ¿Cómo podemos efectuar el trabajo colectivo y, al mismo tiempo, realizamos creativamente en lo individual? De lo contrario, como dije, nos volvemos meras máquinas, piezas que funcionan automáticamente.

Si podemos comprender el profundo significado de la realización individual, entonces el trabajo colectivo no será una fuerza destructiva o un impedimento para la inteligencia.

Cada uno debe descubrir por sí mismo la inteligencia, cuya expresión será entonces la auténtica realización. Si no lo hace, si tan sólo sigue un plan establecido, entonces eso no será realización, sino un mero amoldamiento originado en el temor. Si yo estableciera un plan o les diera un sistema por medio del cual pudieran, imitándolo, llegar a la realización, ello no sería realización en absoluto, sería meramente un ajuste a un determinado patrón. Por favor, vean este punto muy claramente, porque de lo contrario pensarán que no hago sino destruir. Si tan sólo imitan, no puede haber realización. El constante ajuste a un molde determinado, es la base de nuestro pensamiento religioso y de nuestra acción moral; y el vivir ya no es una realización plena y profunda, una comprensión integrada de la vida, sino mero amoldamiento a cierto sistema, amoldamiento por medio del temor y la compulsión. Este es el principio mismo de la autoridad.

Para que haya plenitud de realización, tiene que existir el más alto nivel de inteligencia. Esta inteligencia es diferente del conocimiento. Ustedes pueden leer muchos libros, pero eso no les dará inteligencia. La inteligencia puede despertarse sólo mediante la acción, comprendiendo la acción como un todo integrado.

Discutir y descubrir intelectualmente qué es la inteligencia sería, en mi sentir, un desperdicio de tiempo y energía, porque eso no eliminaría la carga de ignorancia e ilusión. En vez de indagar qué es la inteligencia, descubramos por nosotros mismos cuáles son los obstáculos impuestos a la mente, que impiden el pleno despertar de la inteligencia. Si yo les diera una explicación de lo que es la inteligencia y ustedes aceptaran mi explicación, sus mentes harían de ella un sistema bien definido y, a causa del temor, se deformarían para poder encajar en ese sistema. Pero si cada uno descubre por sí mismo los múltiples impedimentos fijados en la mente, entonces, por medio de la percepción alerta, no del autoanálisis, la mente comenzará a liberarse, despertando de este modo la verdadera inteligencia, que es la vida misma.

Ahora bien, uno de los mayores impedimentos impuestos sobre la mente es la autoridad. Por favor, comprendan todo el significado de esa palabra y no salten a la conclusión opuesta. No digan: “¿Debo librarme de la ley? ¿Podemos hacer lo que nos plazca? ¿Cómo puedo verme libre de la moralidad, de la autoridad?” La autoridad es muy sutil, sus recursos son múltiples; su penetrante influencia es tan delicada, tan astuta, que comprender su significado requiere gran discernimiento, no conclusiones apresuradas e irreflexivas.

Cuando hay comprensión profunda, no existe la división de la autoridad como externa e interna, como aplicable a la masa o a la minoría, como la autoridad impuesta desde afuera o la cultivada desde adentro. Pero, por desgracia, esta división de la autoridad en externa e interna, existe. La externa es la imposición de normas, tradiciones, ideales que actúan meramente como un cerco para encerrar al individuo, tratándolo como a un animal que debe ser adiestrado conforme a ciertas exigencias y condiciones. Ustedes ven que esto sucede todo el tiempo en la cerrada moralidad de las religiones, en las normas de los sistemas y partidos. Como una reacción contra estas imposiciones de la autoridad, desarrollamos una guía interna, un sistema, una disciplina conforme a la cual tratamos de actuar, y así forzamos a la experiencia a encajarse dentro de este surco protegido de los deseos y las esperanzas.

Donde hay autoridad y un mero ajuste a ella, no puede haber realización creativa. Cada individuo ha creado esta autoridad a causa de su temor y su deseo de sentirse seguro. Tenemos que comprender nuestro propio deseo que crea a la autoridad y al cual nos esclavizamos; no podemos descuidarlo. Cuando la mente discierne el significado profundo de la autoridad y se libera del temor y sus sutiles influencias, asoma la inteligencia, la cual es verdadera realización. Donde hay inteligencia, hay auténtica cooperación, no compulsión; pero donde no hay inteligencia, el trabajo colectivo se vuelve simple esclavitud. El genuino trabajo colectivo es el resultado natural de la realización del individuo, la cual es inteligencia. Al despertar la inteligencia, cada uno contribuye a crear la oportunidad, el medio apropiado para que otros también se realicen.

Pregunta: Se dice en algunos diarios y en otras partes, que usted ha llevado una vida alegre e inútil, que no tiene un verdadero mensaje, sino que repite tan sólo la jerigonza de los teósofos que lo educaron; que ataca a todas las religiones excepto a la suya, que destruye sin construir nada nuevo, que su propósito es crear duda, perturbación y confusión en las mentes de las personas. ¿Qué tiene que decir a todo esto?

KRISHNAMURTI: Pienso que mejor tendría que contestar esta pregunta punto por punto. ( Gritos desde el auditorio : “¡Eso es una infamia! ¡La pregunta es una calumnia!”) Señores, esperen un momento. Por favor, no sientan que se me insulta y que ustedes tienen que defenderme. {Aplausos)

Alguien ha dicho que he llevado una vida alegre e inútil. Me temo que esa persona no puede juzgar. Juzgar a otro es enteramente falso, porque el juzgar implica que la mente del que juzga es esclava de una determinada norma. De hecho, no he llevado una vida así llamada alegre -afortunada o desafortunadamente-; pero eso no me convierte en objeto de adoración. Digo que la tendencia que la gente tiene de adorar a otro, no importa a quién, es destructiva de la inteligencia; pero el hecho de comprender y amar a otro no puede ser incluido en la adoración, la cual tiene su origen en el temor sutil. Sólo una mente limitada juzgará a otro, y una mente así no puede comprender la naturaleza profundamente creativa de la vida.

Se dice que no tengo un verdadero mensaje, sino que “repito tan sólo la jerigonza de los teósofos que me educaron”. En realidad, no pertenezco a la Sociedad Teosófica ni a ninguna otra sociedad. Pertenecer a cualquier organización religiosa es perjudicial para la inteligencia. ( Objeciones del auditorio) Señores, ésa es mi opinión; no necesitan estar de acuerdo con ella. Pero tienen que descubrir si lo que digo es o no es verdadero, y no limitarse a objetarlo. Sucede que cuando hablo en la India, me dicen que enseño hinduismo, y cuando hablo en países budistas, ellos afirman que lo que digo es budismo, y los teósofos y otros sostienen que estoy explicando de nuevo sus propias doctrinas especiales. Lo que importa es que ustedes, que me escuchan, comprendan el significado de lo que digo, y no si alguien piensa que estoy repitiendo la jerigonza de una determinada sociedad. Desde nuestro propio sufrimiento, gracias a nuestra propia comprensión acerca de nuestros actos, adviene la verdadera inteligencia, la cual es genuina realización creativa. Lo que tiene gran importancia, pues, no es si pertenezco a alguna sociedad o si estoy meramente repitiendo una y otra vez viejas ideas, sino que ustedes comprendan profundamente el significado de las ideas que he expuesto y, de ese modo, puedan completarlas en la acción. Entonces descubrirán por sí mismos si lo que digo es verdadero o falso, si tiene algún valor esencial en la vida. Desafortunadamente, somos muy propensos a creer cualquier cosa que aparece publicada. Si ustedes pueden considerar una idea completamente, de principio a fin, descubrirán la verdadera belleza de la acción, de la vida.

Se dice que ataco a todas las religiones excepto a la propia. No pertenezco a ninguna religión. Para mí, todas las religiones no son sino reacciones defensivas contra la vida, contra la inteligencia.

El interlocutor sugiere que mi propósito es crear duda, perturbación y confusión en las mentes de las personas. Ahora bien, a fin de comprender, ustedes necesitan el bálsamo purificador de la duda; de lo contrario, se vuelven meros esclavos del interés establecido, ya sea el de la religión organizada o el del dinero y la tradición social. Si comienzan a cuestionar de veras los valores que ahora los encierran y sujetan, aunque ello pueda causar confusión y perturbaciones, si persisten en comprenderlos profundamente en la acción, habrá claridad y felicidad. Pero la claridad o la comprensión no se producen de manera superficial, artificial; tiene que haber un profundo cuestionamiento.

La duda, nacida del sufrimiento, es la despertadora de la inteligencia. Pero el hombre cuya mente se halla atrapada en la corrupción del interés creado, del poder y la explotación, declara que la duda es perniciosa, una traba que causa confusión y produce destrucción. Si ustedes quieren de veras despertar la inteligencia, deben comenzar a comprender, a través de la duda y el sufrimiento, el significado de los valores. Si quieren comprender el movimiento de la vida, de la realidad, la mente tiene que estar despojada de todos los valores autodefensivos.

Pregunta: Para mí está claro que usted se ha decidido a destruir todos los ideales que nosotros estimamos. Si éstos fueran destruidos, ¿no se derrumbaría la civilización y el hombre volvería al salvajismo?

KRISHNAMURTI: Primero que nada, yo no puedo destruir los ideales que ustedes han creado. Si pudiera destruirlos, crearían otros en su lugar y, por lo tanto, serían prisioneros de éstos. Lo que debemos descubrir es, no si por la destrucción de los ideales va a haber salvajismo, sino si los ideales ayudan realmente al hombre a vivir de manera completa, inteligente. ¿Acaso no hay salvajismo, caos, desdicha, explotación, guerra, a pesar de sus ideales, de sus religiones y de su cerrada moralidad? Averigüemos, pues, si los ideales son una ayuda o un obstáculo. Para comprender esto, nuestra mente no debe tener prejuicios ni estar a la defensiva.

Cuando hablamos de ideales, nos referimos a esos focos de luz por los cuales buscamos guiamos a través de la confusión y el misterio de la vida. Eso es lo que entendemos por ideales: aquellos conceptos acerca del futuro que ayudarán al hombre a orientarse a través del caos de la presente existencia.

El sutil deseo de ideales y su permanencia indican que ustedes desean cruzar sin sufrimiento el océano de la vida. Como no comprenden en plenitud el presente, desean tener guías en la forma de ideales. Así que dicen: “Como la vida es un conflicto semejante, como hay tanta desdicha, tanto sufrimiento en ella, los ideales me darán aliento, esperanza”. De este modo, los ideales se vuelven un recurso para escapar del presente. La mente y el corazón de ustedes se hallan mutilados y abrumados por los ideales, ideales que les brindan sutiles formas de escape respecto del siempre vital presente y, de ese modo, tapan y eluden el conflicto y el sufrimiento del ahora. Así, gradualmente, terminan por vivir de teorías y no pueden comprender la realidad.

Veamos un ejemplo que, espero, aclarará lo que quiero decir. Como cristianos, ustedes manifiestan amar a su prójimo: eso es el ideal. ¿Qué sucede en realidad? El amor no existe, sino que tenemos miedo, hay dominación, crueldad y todos los horrores y absurdos del nacionalismo y la guerra. En teoría es una cosa y en los hechos es todo lo contrario. Pero si dejan de lado por el momento sus ideales y de verdad se enfrentan a lo real, si en vez de vivir en un futuro romántico afrontan sin ilusión alguna lo que tiene lugar en todo instante, entregando a ello por completo la mente y el corazón, entonces actuarán y conocerán el movimiento de la realidad.

Ahora están confundiendo los hechos con las teorías. Han separado lo real de lo teórico, de las esperanzas y los anhelos. Cuando se enfrentan con lo real, hay acción; pero si escapan hacia ideales, hacia la seguridad de la ilusión, entonces no actuarán. Cuanto mayor es el ideal, mayor es su poder de mantener al hombre en una ilusión, en una prisión. Sólo comprendiendo el movimiento profundo de la vida con todo su sufrimiento y su felicidad, la mente puede liberarse de las ilusiones y los ideales.

Cuando la mente se halla mutilada por las esperanzas y los anhelos que se convierten en ideales, no puede comprender el presente. Pero cuando comienza a liberarse de estas esperanzas e ilusiones respecto del futuro, entonces la acción despertará esa inteligencia que es la vida misma, el devenir eterno.

Pregunta: Estoy profundamente interesado en sus ideas, pero encuentro la oposición de mi familia y del sacerdote. ¿Cuál debería ser mi actitud hacia ellos?

KRISHNAMURTI: Si usted desea comprender la verdad, la vida, entonces no existe la influencia, el refugio de la familia; y el sacerdote, con su imposición y su forma sutil de explotación, deja de ser un factor determinante en la vida. Por lo tanto, es usted mismo quien tiene que contestar esta pregunta. Si quiere comprender la belleza de la vida y vivir de manera profunda y extática, sin esta continua creación de limitaciones, entonces debe estar libre de creencias organizadas -como la de las religiones con su explotación- y del espíritu posesivo de la familia con sus refugios astutos y autodefensivos, lo cual no significa desechar todo esto y volverse una persona licenciosa. Si desea comprender profundamente y vivir con inteligencia y plenitud de realización, entonces la familia, el sacerdote o la opinión pública no pueden ser un obstáculo.

¿Qué es la opinión pública, qué son los sacerdotes, qué es la familia cuando uno considera realmente y a fondo todo esto? Para discernir, ¿no debe cada uno permanecer solo, sin apoyo ninguno? Esto no significa de ningún modo que uno no pueda amar, que no pueda casarse y tener hijos. A causa de nuestro propio deseo de seguridad y consuelo, creamos un medio que, a través del temor, ejerce influencia sobre nuestra mente y nuestro corazón, limitándolos y dominándolos. Un hombre que quiera comprender la verdad, debe estar libre del deseo de seguridad y consuelo.

Pregunta: Algunos dicen que usted es el Cristo, otros que es el Anticristo. En realidad, ¿qué es usted?

KRISHNAMURTI: No creo que importe demasiado qué soy yo. Lo que importa es si ustedes comprenden inteligentemente lo que digo. Si uno posee una apreciación profunda de la belleza, tiene poca importancia saber quién pintó el cuadro o quién escribió el poema. {Aplausos y objeciones ) Señores, no estoy eludiendo la pregunta, porque no creo que importe en lo más mínimo quién soy yo. Si empezara a afirmar o a negar, me convertiría en una autoridad. Pero si ustedes, mediante el propio discernimiento, comprenden y viven aquello que es verdadero y vital en lo que digo, entonces habrá realización creativa. Después de todo, lo que tiene fundamental importancia es que vivan de manera plena, completa, y no el saber qué soy yo.

Pregunta: ¿Existe alguna diferencia entre el verdadero sentimiento religioso y la religión como creencia organizada?

KRISHNAMURTI: Antes de que conteste esta pregunta, debemos comprender qué entendemos por creencia organizada. Una estructura de credos, dogmas y creencias que se basan en la autoridad, con su boato, su sensación y su explotación; esto es lo que yo llamo religión organizada, con sus múltiples intereses creados. Y están esos sentimientos y esas reacciones personales que uno llama experiencias religiosas. Usted puede no pertenecer a una religión organizada con todas sus sutiles influencias de autoridad, imposición y temor, pero puede tener experiencias a las que llama sentimiento religioso. No necesito explicar nuevamente cómo la creencia organizada, o sea, la religión, mutila fundamentalmente el pensamiento y el amor, porque ya lo he examinado a fondo.

Esas experiencias que llamamos religiosas pueden ser el resultado de una ilusión; tenemos que comprender cómo se originan. Si hay conflicto, sufrimiento, es natural que la mente busque consuelo. En la búsqueda de consuelo lejos del sufrimiento, la mente crea ilusiones de las cuales deriva ciertas experiencias y ciertos sentimientos que llama religiosos o con otro nombre. Al comprender la causa del sufrimiento y liberarse de ella, la mente realizará, no una experiencia objetiva que actúa sobre una mente limitada y subjetiva, sino ese movimiento de la vida misma, de la realidad, movimiento del que la mente no se halla separada. Como la mayoría de la gente sufre y como la mayoría tiene experiencias religiosas de alguna clase, estas experiencias son tan sólo un modo de escapar de la causa del sufrimiento hacia una ilusión que asume el carácter de realidad mediante el contacto constante y el hábito. Ustedes tienen que descubrir por sí mismos si lo que llaman experiencia religiosa es una forma de escapar del sufrimiento, o si es la libertad con respecto a la causa del sufrimiento y, en consecuencia, el movimiento de la realidad. Si buscamos la experiencia religiosa, entonces ésta tiene que ser falsa, porque estamos meramente anhelando escapar de la vida y de la realidad; pero cuando la mente se libera del temor y de sus numerosas limitaciones, entonces existe el fluir del éxtasis de la vida.

Pregunta: ¿Cómo puedo liberarme del temor?

KRISHNAMURTI: Creo que el interlocutor quiere saber cómo liberarse de la profunda y significativa causa del temor.

Para estar verdaderamente libre del temor, usted debe perder todo sentimiento de egoísmo; y eso es algo muy difícil de hacer. El egoísmo es tan sutil, se expresa de tantas maneras, que somos casi inconscientes de él. Se expresa mediante la búsqueda de seguridad, ya sea en este mundo o en algún otro mundo llamado el más allá. Uno anhela estar a salvo, ahora y en el futuro, y de este modo impide la inteligencia y la realización creativa. Mientras exista este deseo de seguridad, tiene que haber temor. Una mente que busca la inmortalidad, la continuación de su propia conciencia limitada, tiene que crear temor, ignorancia e ilusión. Si la mente puede liberarse del deseo de seguridad, entonces cesa el temor; y para descubrir si está persiguiendo la seguridad, la mente debe tomarse alerta, totalmente consciente.

15 de julio de 1935


OBRAS COMPLETAS - TOMO 2 - J.K. - CONTINUACIÓN -

 Buenos Aires, Argentina, 1935


PRIMERA PLÁTICA EN BUENOS AIRES


Amigos:

La mayoría de nosotros se da cuenta de las numerosas formas de conflicto, dolor y explotación que existen a nuestro alrededor. Vemos a los seres humanos explotando a sus semejantes, los hombres explotando a las mujeres y las mujeres a los hombres; vemos la división de clases, de nacionalidades, las guerras y otras grandes crueldades. Cada uno debe haberse preguntado cuál debería ser su acción individual en toda esta caótica y estúpida condición. O bien uno es por completo inconsciente de todo esto o, siendo consciente de ello, debe haber tenido a menudo la idea de no sumarse ni someterse a las imposiciones y crueldades del mundo.

Casi todos ustedes vienen a escuchar estas pláticas con la esperanza de hallar una salida para este sufrimiento. Si están buscando tan sólo un nuevo sistema de acción o un nuevo método para superar el sufrimiento, se sentirán desilusionados. No voy a ofrecerles un nuevo sistema o patrón conforme al cual puedan moldearse, porque eso no resolvería de ningún modo las numerosas dificultades y los dolores que padecemos. El mero ajuste a un plan, sin reflexión profunda y sin comprensión, sólo conducirá a una confusión y una vacuidad mayores aún. Pero si somos capaces de discernir por nosotros mismos el modo de actuar correctamente, entonces nuestra propia inteligencia nos guiará siempre bajo todas las circunstancias. Si ustedes acuden a un experto, se convierten meramente en una de las muchas piezas que componen la maquinaria de su sistema de pensamiento. Además, entre los expertos y especialistas mismos hay muchas contradicciones y desacuerdos. Cada experto o especialista forma un partido en torno a su propio sistema de pensamiento, y entonces estos partidos se vuelven la causa de más confusión y explotación.

Ahora bien, como dije, no estoy ofreciendo un nuevo molde en el cual puedan ustedes encajar, pero si son capaces de descubrir y comprender la causa del sufrimiento, encontrarán por sí mismos el método correcto de acción, el cual no puede ser sistematizado. Porque la vida es un movimiento ininterrumpido y, una mente incapaz de ajustarse, por fuerza tiene que sufrir.

Para comprender y discernir el significado profundo de la vida, deben abordarla con una mente flexible y apasionada. Además, la mente ha de ser crítica y perceptiva, La oposición ejercida por los prejuicios que han sido cultivados y por el trasfondo tradicional de reacciones defensivas, se vuelve un gran impedimento para la claridad de comprensión. Es decir, si ustedes son cristianos, han sido educados en cierta tradición, con prejuicios, esperanzas e ideales, y a través de ese trasfondo, de esos prejuicios, miran la vida y sus siempre cambiantes expresiones. Esto se considera a menudo como una comprensión crítica de la vida, pero sólo es la creación de más oposición defensiva.

Si se me permite sugerirlo, durante esta tarde procuren dejar de lado sus prejuicios; traten de olvidar, cada uno de ustedes, que es cristiano, comunista, socialista, anarquista o capitalista, y examinen lo que voy a decir. No descarten lo que digo, calificándolo de comunista, anarquista, o juzgando que no es nada nuevo. Para comprender la vida con la cual, al fin y al cabo, estamos relacionados, no debemos confundir teoría con realidad; las teorías y los ideales son tan sólo expresiones de esperanzas, de anhelos que ofrecen modos de escapar de la realidad. Si podemos enfrentarnos a la realidad y discernir su verdadero valor, entonces descubriremos qué es lo que tiene un significado profundo y perdurable y qué es totalmente vano y destructivo.

Así que no voy a discutir ninguna teoría. Las teorías son completamente inútiles. Si, por medio del cuestionamiento, podemos discernir el significado de la realidad, comenzaremos a despertar esa inteligencia que será un principio rector constante y activo en la vida.

Ahora tenemos ciertos valores establecidos, religiosos y económicos, conforme a los cuales guiamos nuestra existencia. Tenemos que investigar si estos valores no están mutilando, corrompiendo nuestro pensamiento y nuestra acción. Al comprender a fondo lo que hemos creado en torno a nosotros y que se ha convertido en nuestra prisión, no debemos caer en otro conjunto de valores falsos y de ilusiones. Esto no quiere decir que ustedes deban aceptar mis valores o aceptar mi interpretación o pertenecer a algún grupo particular que quizá piensen que represento. No pertenezco a ninguna sociedad, a ninguna religión u organización, a ningún partido.

El hombre está casi asfixiado en la prisión de los valores falsos y no tiene conciencia de ellos. Mediante el cuestionamiento profundo y el sufrimiento, no por la mera aceptación de lo que el otro dice, llega a percibir lo que ha creado a su alrededor; si meramente aceptara las palabras de alguien, caería dentro de otra prisión, de otra jaula. Si individualmente, inteligentemente, investigaran ustedes el sistema al que cada uno ha contribuido, entonces, gracias a la comprensión nacida del sufrimiento, sabrían por sí mismos cuál es la manera correcta de actuar.

¿En qué se basan estos valores sazonados en la tradición y en las ilusiones? Si disciernen profundamente, verán que estos valores y los ideales se basan en el temor, el cual es el resultado de la búsqueda individual de seguridad. Buscando esta seguridad, hemos dividido la vida en material y espiritual, económica y religiosa. Tal división artificial es completamente falsa, porque la vida es una totalidad integrada. Nosotros hemos creado esta distinción artificial; al comprender la causa de esta separación entre lo espiritual y lo material, conoceremos la acción integrada de la vida como una totalidad. Así que, en primer lugar, comprendamos esta estructura que llamamos religión.

En cada uno de nosotros existe, en una u otra forma, un deseo de continuar, una búsqueda de seguridad espiritual a la que ustedes llaman inmortalidad. Aquél que nos ofrece o promete esta seguridad, esta continuación egoísta, esta inmortalidad personal, se convierte en nuestra autoridad, a la que debemos venerar, a la que debemos orar y seguir, De este modo, nos abandonamos poco a poco a esa autoridad, la cual, hábil y sutilmente, cultiva el temor. Para conducimos a esa inmortalidad prometida, se vuelve vitalmente necesario un sistema al que llamamos religión. A fin de sostener esta estructura artificial se requiere que haya creencias, ideales, dogmas y credos, y para interpretar, administrar y defender esta prisión que el hombre mismo ha creado, debemos tener sacerdotes. De este modo, los sacerdotes de todo el mundo se convierten en nuestros explotadores.

Buscando nuestra seguridad individual, a la que llamamos inmortalidad, comenzamos a crear múltiples ilusiones e ideales que se convierten en instrumentos de explotación sutil o grosera. Para afirmar e interpretar nuestro anhelo por la propia seguridad en el más allá y en el presente, tiene que haber mediadores, mensajeros que, a causa de nuestro temor, se vuelven nuestros explotadores. Por lo tanto, somos nosotros mismos los que, fundamentalmente, creamos a quienes nos explotan, ya sea económica o espiritualmente. Para comprender esta estructura religiosa que en todo el mundo ha llegado a ser un medio para explotar al hombre, tenemos que comprender nuestro propio deseo y los recursos de esta acción hábil y sutil.

La religión, que es una forma organizada de estupidez, se ha vuelto nuestra destructora. Se ha convertido en un instrumento de poder, de intereses creados y de explotación. Ustedes, como individuos, deben darse cuenta de esta estructura que se opone a la inteligencia, que es el resultado de nuestros propios temores, deseos, anhelos, y de nuestras búsquedas secretas.

La religión, para la mayoría de las personas, es tan sólo una reacción contra la inteligencia. Ustedes pueden no ser religiosos, pueden no creer en la inmortalidad, pero tienen deseos secretos que los impulsan a explotar, a ser crueles, a dominar, lo cual crea inevitablemente condiciones que fuerzan al hombre estimulándolo a buscar consuelo y seguridad en una ilusión. Ya sea que tengan o no inclinación religiosa, el miedo impregna a los seres humanos y a sus acciones, y tiene que crear, por fuerza, alguna clase de ilusión: la ilusión religiosa o la ilusión de poder o la vanidad intelectual de los ideales.

En todo el mundo el hombre busca esta seguridad inmortal. El temor le hace buscar consuelo en una creencia organizada que él llama religión, con sus dogmas y credos, con su boato y su superstición. Estas creencias organizadas, estas religiones, en esencia separan al hombre. Y si uno examina los ideales y moralidades de tales creencias, verá que se basan en el temor y en el egoísmo. De la creencia organizada se deriva el interés establecido, el cual se convierte sutilmente en la cruel autoridad que explota al hombre a través de su temor.

Vemos así, cómo el hombre, a causa de su propio temor, de la autoridad que él mismo ha creado, de su moralidad cerrada y egoísta, ha permitido su propia y servil limitación; ha perdido la capacidad de pensar y, por lo tanto, de vivir creativamente, con felicidad. Sus acciones, nacidas de esta sofocante limitación, por fuerza tienen que ser incompletas y siempre destructivas de la inteligencia.

El individuo, al buscar su propia seguridad, ha creado en el curso de muchos siglos un sistema basado en el espíritu adquisitivo, el temor y la explotación, y se ha vuelto un completo esclavo de este sistema de su propia hechura. El condicionamiento egoísta de la familia y su propia seguridad personal han creado un medio que obliga al individuo a volverse despiadado. Controlada por los más astutos y crueles -la minoría ha llegado la máquina, la cual provee los medios de explotación. En todo esto se originan la absurda división de clases, de nacionalidades, y las guerras. Como los actos de cada gobierno soberano, con su nacionalidad particular, se basan en el interés creado, tienen que conducir inevitablemente a la guerra.

Así que, por un lado, tenemos la religión, y por el otro, las condiciones materiales que continuamente deforman, corrompen los pensamientos y las acciones de los hombres.

Casi todos son inconscientes tanto de la inteligencia como de la estupidez que los rodea. ¿Pero cómo puede cada uno darse cuenta de lo que es estupidez y de lo que es inteligencia, si su pensamiento y su acción se basan en el temor y en la autoridad? Por lo tanto, individualmente, tenemos que damos cuenta, estar conscientes de estas condiciones que nos limitan.

La mayoría de nosotros espera que ocurra algún milagro que genere orden a partir de este caos y este sufrimiento. Cada uno tendrá que tomar conciencia individual de ello a fin de descubrir qué es limitador y estúpido. Gracias a este discernimiento profundo, nace la inteligencia; pero es imposible comprender qué es esta inteligencia si la mente es limitada y necia. Es totalmente vano y árido tratar de captar intelectualmente el significado de la inteligencia. Al descubrir por nosotros mismos las numerosas estupideces y limitaciones y al liberamos de ellas, cada uno de nosotros realizará una vida de amor y comprensión.

A causa del temor, hemos creado ciertos obstáculos que impiden continuamente el movimiento pleno de la vida. Tomemos la estupidez del nacionalismo con todos sus absurdos, crueldades y explotaciones. ¿Cuál es la actitud que, como individuos, tienen al respecto, cómo actúan? No digan que eso no es importante, que no les interesa, que la política no les concierne; si lo examinan fundamentalmente, verán que forman parte de esta máquina de explotación. Cada uno de ustedes, como individuo, tendrá que tomar conciencia de esta estupidez y limitación.

De igual modo, tienen que darse cuenta de la limitación y estupidez que implica la autoridad en la religión. Una vez que son conscientes de eso, verán el profundo significado del dominio que tal autoridad tiene sobre ustedes. ¿Cómo pueden pensar con claridad, con plenitud, de manera completa, cuando los incuestionables valores autoritarios mutilan la mente y el corazón?

Casi todos son inconscientes tanto de la inteligencia como de la estupidez que los rodea. ¿Pero cómo puede cada uno darse cuenta de lo que es estupidez y de lo que es inteligencia, si su pensamiento y su acción se basan en el temor y en la autoridad? Por lo tanto, individualmente, tenemos que darnos cuenta, estar conscientes de estas condiciones que nos limitan.

La mayoría de nosotros espera que ocurra algún milagro que genere orden a partir de este caos y este sufrimiento. Cada uno tendrá que tomar conciencia individual de ello a fin de descubrir qué es limitador y estúpido. Gracias a este discernimiento profundo, nace la inteligencia; pero es imposible comprender qué es esta inteligencia si la mente es limitada y necia. Es totalmente vano y árido tratar de captar intelectualmente el significado de la inteligencia. Al descubrir por nosotros mismos las numerosas estupideces y limitaciones y al liberamos de ellas, cada uno de nosotros realizará una vida de amor y comprensión.

A causa del temor, hemos creado ciertos obstáculos que impiden continuamente el movimiento pleno de la vida. Tomemos la estupidez del nacionalismo con todos sus absurdos, crueldades y explotaciones. ¿Cuál es la actitud que, como individuos, tienen al respecto, cómo actúan? No digan que eso no es importante, que no les interesa, que la política no les concierne; si lo examinan fundamentalmente, verán que forman parte de esta máquina de explotación. Cada uno de ustedes, como individuo, tendrá que tomar conciencia de esta estupidez y limitación.

De igual modo, tienen que darse cuenta de la limitación y estupidez que implica la autoridad en la religión. Una vez que son conscientes de eso, verán el profundo significado del dominio que tal autoridad tiene sobre ustedes. ¿Cómo pueden pensar con claridad, con plenitud, de manera completa, cuando los incuestionables valores autoritarios mutilan la mente y el corazón?

Tenemos, pues, muchas estupideces y limitaciones que, lentamente, destruyen la inteligencia, tales como las creencias, los dogmas, los ideales, el nacionalismo y la idea posesiva de la familia; somos casi inconscientes de estas cosas. Sin embargo, cada uno trata de vivir plenamente, dichosamente, trata de descubrir inteligentemente qué es Dios, qué es la verdad. Pero, ¿cómo puede una mente limitada, una mente cercada por innumerables barreras, comprender eso que es supremamente inteligente, bello? Para comprender lo supremo, la mente debe estar libre de los impedimentos e ilusiones creadas por el temor y el espíritu adquisitivo.

¿Cómo van ustedes a tomar conciencia, a darse cuenta de estos refugios, de estas ilusiones? Sólo a través del conflicto, del sufrimiento; no mediante la discusión intelectual, porque eso sería abordar sólo parcialmente esta cuestión.

Explicaré lo que entiendo por conflicto. Supongamos que se han dado cuenta de que la creencia, la religión, separa fundamentalmente al hombre del hombre impidiendo que éste viva de manera plena, profunda, y que, al no ceder a las exigencias y estupideces de la religión, comienzan a crear un conflicto vital. Entonces encontrarán que la familia, los amigos y la opinión pública están contra ustedes, lo cual les crea un gran sufrimiento. Sólo cuando sufren y no tratan de escapar del sufrimiento, cuando ven que las explicaciones son inútiles, cuando todas las vías de escape han sido cortadas, sólo entonces empiezan a discernir auténticamente, de manera fundamental y profunda, con la mente y el corazón, cuáles son las limitaciones que impiden el libre fluir de la realidad, de la vida.

Si se limitan a aceptar lo que digo y, después de mí, repiten que el nacionalismo, las creencias, las autoridades son obstáculos, entonces crearán otra autoridad y encontrarán bajo ella un refugio momentáneo e ilusorio. Si, como individuos, comprenden de verdad toda esta estructura de miedo y explotación, sólo entonces podrá haber realización creativa, un devenir eterno de la vida, inmortalidad. Pero esto requiere inteligencia, no conocimiento; exige una comprensión profunda nacida de la acción, no de la aceptación, no de seguir a una persona o un patrón particular de conducta, no del tratar de ajustamos a un sistema o a una autoridad.

Si desean comprender la belleza de la vida, con su movimiento profundo y su felicidad, entonces la mente y el corazón tiene que darse cuenta de esos valores y obstáculos que impiden la realización plena en la acción. Es la limitación, es el egoísmo lo que impide el discernimiento, lo que causa dolor y hace que no pueda haber plenitud de realización.

12 de julio de 1935

OBRAS COMPLETAS - TOMO 2 - J.K. - CONTINUACIÓN

 PLÁTICA EN LA UNIVERSIDAD DE MONTEVIDEO


Amigos:

Para producir una acción de masas, tiene que haber un despertar individual; de lo contrario, la masa se vuelve meramente un instrumento que unos pocos utilizan con propósitos de explotación. Así, o bien uno se presta a ser explotado, o comienza a despertar la verdadera inteligencia, la cual consiste en vivir de manera completa, plena, exenta de toda explotación.

Ahora bien, ¿qué es lo que despertará al individuo y le hará tomar conciencia de sus acumulaciones complacientes y egoístas? La verdadera experiencia consiste en el ininterrumpido proceso de despertar a la mente a fin de que advierta su propia limitación. Cuando existe esta acción de la experiencia sobre una mente limitada, el despertar es llamado sufrimiento. Para la mayoría de nosotros, el deseo de aferramos a las certidumbres, a las seguridades, a los hábitos de pensamiento, a las tradiciones, es tan grande, que llamamos sufrimiento a cualquier cosa que venga a sacudirnos sacándonos fuera de la rutina de la seguridad, fuera de los valores establecidos, creando con ello inseguridad. Cuando hay sufrimiento existe un anhelo intenso de escapar de él, y así la mente crea más valores ilusorios que la satisfacen y consuelan. Estos valores se han establecido a causa de la reacción defensiva contra la inteligencia. Lo que llamamos valores, moralidades, se basa, de hecho, en esta reacción defensiva contra el movimiento de la vida. La mente se ha vuelto una inconsciente esclava de estos valores.

Tenemos ideales, tradiciones, valores en los que constantemente nos refugiamos cuando hay conflicto o sufrimiento. La inteligencia, que es la percepción de lo falso y que se despierta gracias al sufrimiento, se adormece nuevamente cuando establecemos otros conjuntos de valores que habrán de darnos un consuelo ilusorio. Así nos movemos de una ilusión a otra. Tendrá que haber conflicto y sufrimiento constantes hasta que la mente se libera de todas las ilusiones, hasta que advenga la inteligencia creativa.

Pregunta: ¿Es uno de los deberes de los maestros mostrar a los niños que la guerra, en cualquiera de sus formas, es inherentemente errónea?

KRISHNAMURTI: ¿Qué le sucedería a un maestro que de verdad enseñara todo el significado y la estupidez de la guerra? Pronto se quedaría sin trabajo. Así que, sabiendo eso, comienza a transigir. (Risas) Todos se ríen, dicen que eso es perfectamente cierto, pero ustedes son las mismas personas que mantienen todo este sistema de pensamiento. Si realmente, humanamente, sintieran el horror y la crueldad de la guerra, no contribuirían, como individuos, a dar todos los pasos que llevan al nacionalismo y, finalmente, a la guerra. Al fin y al cabo, la guerra es tan sólo el resultado de un sistema que se basa en la explotación, en el espíritu adquisitivo. Esperamos que este sistema cambie por algún milagro. No queremos actuar individualmente, voluntariamente, libremente, sino que confiamos en que otros creen un sistema en el cual no tendremos ninguna responsabilidad individual. Si eso ocurre, nos convertiremos simplemente en esclavos de otro sistema.

Si un maestro siente de verdad que no debe educar para la guerra, porque comprende todo lo que ella significa, entonces actuará. Un hombre que siente profunda e inteligentemente la crueldad inherente de una cosa, actuará sin tomar en consideración lo que pueda sucederle. ( Aplausos )

Pregunta: ¿Cuál debería ser el verdadero propósito de la educación?

KRISHNAMURTI: Si ustedes piensan que el hombre es nada más que una máquina, arcilla para ser moldeada, formada conforme a un patrón determinado, entonces deben someterse a una compulsión despiadada, a una disciplina rigurosa, porque en tal caso no desean despertar la inteligencia individual, el pensar creativo, sino que tan sólo desean que el individuo sea condicionado para un sistema en particular. Eso es lo que está sucediendo en todo el mundo, en algunos casos sutilmente, en otros de un modo brutal. Vemos cómo la compulsión se ejerce de diversas formas sobre los seres humanos, destruyendo así gradualmente su inteligencia, sus posibilidades de realización creativa.

Muchos de ustedes -la mayoría- que tienen inclinaciones religiosas y que hablan de Dios y la inmortalidad, no creen fundamentalmente en la realización individual porque, a causa del temor, permiten que en la estructura misma del pensamiento religioso actúen la compulsión y la imposición. Tiene que existir la realización plena del individuo, ya que, de lo contrario, habrá una completa mecanización del hombre. No hay transacción posible entre ambas cosas. Ustedes no pueden decir que el hombre debe encajar en un patrón, que debe acatar las normas, seguir, obedecer, tener autoridades y, al mismo tiempo, pensar que es una entidad espiritual.

Una vez que comprendamos el significado profundo de la vida humana, habrá una verdadera educación. Poro para comprender esto, la mente debe liberarse de la autoridad y de la tradición discerniendo el verdadero significado que tienen. Las cuestiones superficiales que se relacionan con esto tendrán respuesta cuando ahondemos profundamente en todas las sutilezas de la autoridad. Cuando la mente está buscando la seguridad, la certidumbre, tienen que existir, inevitablemente, las formas sutiles y groseras de la compulsión. Por lo tanto, una mente que quiera liberarse de la compulsión, no debe buscar la limitación de la seguridad y de la certidumbre. Para comprender el profundo significado de la autoridad y la compulsión, necesitamos un pensar muy delicado y cuidadoso.

Pregunta: Usted niega la autoridad, pero ¿no está creando también una autoridad mediante todo lo que tiene que decir o enseñar al mundo, aun cuando insista en que la gente no debe reconocer ninguna autoridad? ¿Cómo puede impedir que la gente lo convierta en autoridad y lo siga? ¿Puede evitarlo?

KRISHNAMURTI: Si un hombre desea obedecer y seguir a alguien, nadie puede impedírselo; pero es muy poco inteligente y conduce a una gran infelicidad y frustración. Si aquéllos de ustedes que me escuchan reflexionaran de verdad y a fondo sobre la autoridad, no seguirían a nadie, incluyéndome a mí. Pero, como dije, es mucho más fácil seguir e imitar que liberar realmente al pensamiento, de la limitación del temor y, por consiguiente, de la compulsión y la autoridad. Lo primero es el cómodo abandonarse a otro, en lo cual siempre está la idea de obtener algo a cambio, mientras que en lo segundo hay inseguridad absoluta; y como la gente prefiere la ilusión del consuelo, de la seguridad, sigue a la autoridad con sus frustraciones. Pero si la mente discierne la naturaleza ilusoria del consuelo o la seguridad, ha nacido la inteligencia, lo nuevo, la vida esencial.

Pregunta: Una persona religiosamente dispuesta pero que tiene el poder de pensar profundamente, puede perder su fe religiosa después de escucharlo a usted. Pero si su temor permanece, ¿cuál sería para ella el beneficio?

KRISHNAMURTI: ¿Qué es lo que da origen a la fe en el hombre? Fundamentalmente, el temor. Usted dice: “Si me libro de la fe, me quedaré con el temor, por lo que no he ganado nada”. Así que prefiere vivir en una ilusión, aferrarse a las fantasías que ella le brinda. A fin de escapar del temor, crea la fe. Ahora bien, cuando gracias al profundo pensar disuelve la fe, se encuentra cara a cara con el temor. Sólo entonces puede resolver a causa del temor. Cuando todas las vías de escape han sido cabalmente comprendidas y destruidas, usted se enfrenta a la raíz del temor; sólo entonces puede la mente liberarse le la garra del temor.

Cuando hay temor, las religiones y las autoridades que usted ha creado en su búsqueda de seguridad, le ofrecen el narcótico que llamamos fe, o le ofrecen el amor de Dios. De este modo, tapa meramente el temor, el cual se expresa de diversos modos ocultos y sutiles. Así, continúa usted rechazando viejas creencias y aceptando otras nuevas; pero el verdadero veneno, la raíz del temor, jamás se disuelve. Mientras exista esa conciencia limitada, el “yo”, tiene que haber temor. Hasta que la mente se libere de esta conciencia limitada, el temor tiene que seguir de una forma u otra.

Pregunta: ¿Piensa usted que es posible resolverlos problemas sociales transformando al Estado en una máquina omnipotente en todos los campos del esfuerzo humano, teniendo un solo hombre el dominio máximo sobre el Estado y la nación? En otras palabras, ¿tiene el fascismo alguna característica útil para ese fin? ¿O más bien tiene que ser combatido, al igual que la guerra, como un enemigo del supremo bienestar del hombre?

KRISHNAMURTI: Si en cualquier organización existen discriminaciones jerárquicas o de clase basadas en el espíritu adquisitivo, entonces tal organización será un impedimento para el hombre. ¿Cómo puede haber bienestar humano si nuestra actitud hacia la vida es nacionalista, si se basa en la conciencia de clase o en la adquisición? A causa de esto, la humanidad está dividida en naciones dominadas por gobiernos soberanos, lo cual da origen a las guerras. Tal como el afán posesivo y el nacionalismo dividen, así las religiones con sus dogmas y creencias separan a la gente. Mientras éstas existan, tiene que haber divisiones, guerras, disputas y conflictos.


Para comprender cualquiera de estos problemas, tenemos que pensar de una manera nueva, lo cual requiere gran sufrimiento; y como somos muy pocos los que estamos dispuestos a pasar por eso, aceptamos a los partidos con su jerigonza y pensamos que con eso estamos disolviendo los problemas fundamentales.

6 de julio de 1935

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 TERCERA PLÁTICA EN MONTEVIDEO


Amigos:

Me han entregado muchas preguntas relacionadas con las presentes condiciones sociales: alcoholismo, prostitución, civilización y demás. Me preguntan también por qué no me afilio a ciertas sociedades y a determinados partidos políticos a fin de ayudar al mundo.

En respuesta a todas estas numerosas preguntas siento que, si podemos captar realmente el principio fundamental implícito en nuestro empeño humano, comprenderemos estos problemas y los resolveremos de verdad. Debemos comprender las causas fundamentales de la lucha y el sufrimiento, y entonces nuestra acción traerá inevitablemente un cambio completo. Todo nuestro interés debe volverse, no hacia la solución de ningún problema particular, no hacia algún fin determinado o hacia un objetivo preciso, sino hacia la comprensión de la vida como un todo integrado. Para hacer esto, tienen que ser discernidas y disueltas las limitaciones fijadas en la mente y que mutilan el pensamiento y la acción. Si el pensamiento está realmente libre de los innumerables impedimentos que le hemos impuesto en nuestra búsqueda de seguridad, entonces abordaremos la vida como un todo, y esto contiene en sí una gran felicidad.

Ahora bien, la mente crea la autoridad y se vuelve una esclava de ella; de aquí que la acción esté constantemente obstruida, mutilada, lo cual da origen al sufrimiento. Si observan su propio pensamiento, verán que se encuentra atrapado entre el pasado y el presente. El pensamiento se compara y se guía todo el tiempo por el pasado y se ajusta al futuro; de este modo, la acción se vuelve incompleta en el presente, lo cual crea en nuestras mentes la idea de la falta de realización. En esto se origina el miedo a la muerte, la consideración del más allá y las numerosas limitaciones que nacen de la insuficiencia. Si la mente puede comprender por completo el significado del presente, entonces la acción se vuelve realización plena y no crea nuevos conflictos y sufrimientos, que no son sino el resultado de la acción limitada, de los obstáculos que el temor ha implantado en el pensamiento.

Para liberar al pensamiento a fin de que la acción pueda fluir sin crear ella misma limitaciones y barreras, la mente debe estar libre de esta continua imposición del pasado, y también del patrón futuro que no es sino un escape respecto del presente. Por favor, esto no es tan complicado como suena. Observen su propia mente en funcionamiento y verán que se guía por el pasado o se ajusta a un ideal o patrón futuro, y así queda tapado por completo el significado del presente. De este modo, la acción está creando su propia limitación en vez de liberar a la emoción y al pensamiento; la acción es influida constantemente por el pasado y el futuro.

El pasado es la tradición, son esos valores que hemos aceptado y cuyo significado no hemos comprendido profundamente. Luego están los valores morales por los que ustedes miden constantemente su acción. Si examinan a fondo estos valores, discernirán que se basan en la protección propia y la seguridad; ajustar meramente la acción a esos valores no es moral ni es realización creativa. Reitero, obsérvense y verán cómo la memoria está poniendo siempre una limitación en sus pensamientos y sus actos. Esta memoria es, en realidad, un ajuste autoprotector a la vida, al cual se lo llama a menudo autodisciplina. Tal disciplina no es sino un sistema defensivo contra el dolor, una hábil protección y precaución contra la experiencia, contra la vida misma. Así el pasado, que es tradición, valores, hábitos, recuerdos, está condicionando al pensamiento y, por eso, la acción es incompleta.

El futuro no es sino un escape respecto de la realidad, escape por medio de un ideal al cual tratamos de amoldar el presente, la acción inmediata. Estos ideales son meras salvaguardas, esperanzas, ilusiones nacidas de la insuficiencia y la frustración. De esta manera, el futuro coloca un obstáculo en el camino de la acción y la realización. El pensamiento, que debe moverse constantemente, se liga al pasado o al futuro, y de esto surge esa conciencia limitada, el “yo”, que no es sino insuficiencia.

Ahora bien, para comprender la realidad, el profundo significado del movimiento de la vida, el cual es lo eterno, el pensamiento debe librarse de este vínculo y esta influencia del pasado y del futuro; la mente tiene que estar por completo desnuda, sin escape ni apoyo alguno, sin el poder de crear ilusión. En esa claridad, en esa simplicidad nace, como la flor, la verdad, nace el éxtasis de la vida.

Pregunta: Comprendo intelectualmente lo que usted dice, pero ¿cómo he de ponerlo en acción?

KRISHNAMURTI: Pongo en duda, si me permite decirlo, que usted comprenda de verdad lo que digo, aun intelectualmente; porque cuando habla de comprender intelectualmente, quiere decir que capta teóricamente una idea, pero no su significado profundo, el cual puede ser aprehendido sólo en la acción. La mayoría de nosotros desea evitar la acción, porque ésta crea necesariamente circunstancias y condiciones que generan conflicto; y el pensamiento, siendo astuto, evita la perturbación, el sufrimiento. Por consiguiente, se dice: “Comprendo intelectualmente, pero ¿cómo he de ponerlo en acción?”. Usted nunca pregunta cómo poner una idea en acción si esa idea tiene verdadera importancia para usted. El hombre que dice: “Dígame cómo actuar”, no desea reflexionar a fondo sobre el tema; desea tan sólo que le digan qué hacer, lo cual crea el pernicioso sistema de la autoridad, el seguimiento y el sectarismo.

Me temo que la mayoría, después de oír estas pláticas, dirá: “Usted no nos ha dado nada práctico”. La mente de ustedes está acostumbrada al pensamiento sistematizado y a la acción inconsciente, y están dispuestos a seguir cualquier nuevo sistema que les ofrezca más seguridad. Si toman una idea de las que expongo y la examinan profundamente durante la acción, descubrirán la cualidad renovadora de la acción completa; sólo desde esta acción adviene el verdadero éxtasis de la vida.

Pregunta: ¿Cree usted en la existencia del alma? ¿Continúa ésta viviendo infinitamente ¿después de la muerte del cuerpo?

KRISHNAMURTI: La mayoría de la gente cree en la existencia del alma en una u otra forma, Ahora bien, usted no comprenderá lo que voy a decir si, defensivamente, sólo se opone a ello, o si cita a alguna autoridad para apoyar su creencia cultivada mediante la tradición y el temor, tampoco puede llamar a esta creencia, intuición, cuando sólo es una vaga esperanza.

La ilusión se divide infinitamente a sí misma. El alma es una división que tiene su origen en lo ilusorio. Primero está el cuerpo, después está el alma que lo ocupa y finalmente está Dios o la realidad; así es como ustedes han dividido la vida.

Ahora bien, la conciencia limitada del “yo” es el resultado de acciones incompletas, y esta conciencia limitada crea sus propias ilusiones y está atrapada en su propia ignorancia; cuando la mente se libera de su propia ignorancia y de su ilusión, entonces existe la realidad, no “uno” que llega a ser esa realidad.

Por favor, no acepte lo que digo; antes bien, comience a cuestionar y a comprender cómo ha surgido su propia creencia. Entonces verá de qué manera sutil la mente ha dividido la vida. Comenzará a comprender el significado de esta división, la cual es una forma sutil del deseo egoísta de continuación. Mientras exista esta ilusión con todas sus sutilezas, la realidad no puede manifestarse.

Este es uno de los temas más controvertidos y en relación con él existe tanto prejuicio, que uno ha de ser muy cuidadoso para no ser desviado por la opinión a favor o en contra de la idea del alma. Al comprender la realidad, estará contestada esta pregunta acerca de si existe o no existe el alma. Para comprender la realidad, la mente debe estar por completo libre de la limitación del temor -del temor con su anhelo de continuidad egoísta-.

Pregunta: ¿Qué tiene usted que decir acerca del problema sexual?

KRISHNAMURTI: ¿Por qué el sexo se ha vuelto un problema? Es un problema porque hemos perdido esa energía creativa que llamamos amor. A causa de que no hay amor, el sexo se vuelve un problema. El amor ha llegado a ser tan sólo posesión y no un ajuste supremamente inteligente a la vida. Cuando hemos perdido ese amor y dependemos meramente de la sensación, entonces el amor y el sexo se convierten en un cruel problema. Para comprender a fondo esta cuestión y vivir con gran amor, la mente debe estar libre del deseo de poseer. Esto requiere mucha inteligencia y gran discernimiento.

No hay remedios inmediatos para estos problemas vitales. Si usted realmente quiere resolverlos con inteligencia, tiene que cambiar las causas fundamentales que dan origen a estos problemas. Pero si sólo trata con ellos superficialmente, entonces la acción que se derive de eso creará problemas mayores y más complicados. Si comprende profundamente el significado del afán posesivo -en el cual hay crueldad, opresión, indiferencia y la mente se libera de esa limitación, entonces la vida no es un problema, ni es una escuela en donde haya que aprender; es una vida para ser vivida de manera completa en la plenitud del amor.

Pregunta: ¿Cree usted en el libre albedrío, en el determinismo, o en el karma inexorable?

KRISHNAMURTI: Tenemos la capacidad de escoger, y mientras ésta exista, por condicionada e injusta que sea, tiene que haber una libertad limitada. Ahora bien, nuestro pensamiento está condicionado por las experiencias pasadas, por los recuerdos; debido a eso, no puede ser verdaderamente libre. Si usted quiere comprender el presente eterno, si quiere completar su acción en el presente, tiene que comprender la causa de la limitación, la cual da origen a esta división entre la conciencia y los impedimentos de la conciencia. Es esta conciencia limitada que obstruye la acción, la que genera insuficiencia y causa sufrimiento. Si la acción no está creando nuevas limitaciones, entonces existe el movimiento continuo de la vida.

El karma, o la limitación de la acción en el presente, es creado por la obstruida conciencia de valores, ideales y esperanzas que cada uno de nosotros no ha comprendido totalmente. Sólo mediante el discernimiento profundo de estos obstáculos, puede la mente liberarse de la acción limitada.

Pregunta: Soy entusiasta respecto del frente cristiano unido en una religión cristiana central. Acepto sólo el valor que las organizaciones tienen en sí mismas, y pongo énfasis en el esfuerzo individual por encontrar la salvación personal. ¿Cree usted que el frente cristiano unido es factible?

KRISHNAMURTI: Cada religión sostiene que sólo hay una religión verdadera, ella misma, y trata de atraer dentro de su redil, de su limitación, a las personas que sufren. De este modo, las religiones crean división entre los hombres. La pregunta es: ¿Por qué desean ustedes tener una religión, cualquiera que sea, siendo la religión un sistema organizado de creencias, dogmas y credos? Se aferran a ella porque esperan que actuará como una guía, que les dará consuelo y solaz en tiempos de infortunio. Así, la religión organizada se convierte en un refugio, un modo de escapar del continuo impacto de la experiencia y de la vida. A causa de su propio deseo de protección crean ustedes una estructura artificial a la que llaman religión, la cual es, en esencia, una droga consoladora contra la realidad.

Si la mente discierne su propio proceso de construir refugios y así eludir la vida, comenzará a desenredarse de todos los valores incuestionables que ahora la limitan. Cuando el hombre comprenda de verdad esto, no tendremos el espectáculo de una religión compitiendo con otras, porque entonces estará libre de las ilusiones que él mismo ha creado, y así habrá despertado en sí mismo esa genuina inteligencia, lo único que puede destruir todas las discriminaciones artificiales y las múltiples crueldades de la intolerancia.

Pregunta: Sus observaciones sobre la autoridad fueron recibidas en algunos lugares como un ataque contra las iglesias. ¿No cree que debería aclarar a sus oyentes que esta palabra “ataque ” está mal aplicada? ¿No serían sus esfuerzos mejor entendidos y contemplados entonces como un instrumento de iluminación? ¿Acaso los ataques no conducen al conflicto, mientras que el objetivo que usted se propone es la armonía?

KRISHNAMURTI: ¿No deben cuestionarse las tradiciones, las creencias y los dogmas? ¿No debemos poner en duda los valores sociales y morales que hemos elaborado durante siglos y descubrir así su verdadero significado? Al cuestionar profundamente habrá conflicto individual, el cual despertará la inteligencia y no la mera y estúpida revuelta. Esta inteligencia es la verdadera armonía. La armonía no es la ciega aceptación de la autoridad ni la fácil satisfacción que se encuentra en un valor no cuestionable.

Señor, lo que yo digo es muy simple. Actualmente tenemos con respecto a nosotros múltiples valores, tradiciones, ideales que aceptamos incondicionalmente; porque cuando empezamos a cuestionar tiene que haber acción y, temiendo el resultado de tal acción, seguimos simplemente aceptando, subyugándonos, ajustándonos a los falsos valores, los cuales permanecerán siendo falsos mientras tan sólo los aceptemos y no discernamos voluntariamente su significado. Pero cuando empezamos a cuestionarlos y tratamos de comprender su significado profundo, tiene que surgir inevitablemente el conflicto.

Señor, lo que yo digo es muy simple. Actualmente tenemos con respecto a nosotros múltiples valores, tradiciones, ideales que aceptamos incondicionalmente; porque cuando empezamos a cuestionar tiene que haber acción y, temiendo el resultado de tal acción, seguimos simplemente aceptando, subyugándonos, ajustándonos a los falsos valores, los cuales permanecerán siendo falsos mientras tan sólo los aceptemos y no discernamos voluntariamente su significado. Pero cuando empezamos a cuestionarlos y tratamos de comprender su significado profundo, tiene que surgir inevitablemente el conflicto.

Ahora bien, mediante el intelecto uno no puede comprender el verdadero significado de los valores. Comienza a discernirlo sólo cuando hay conflicto, cuando hay sufrimiento. Pero a menos que uno esté internamente alerta, el sufrimiento sólo inducirá la búsqueda de consuelo. Y el hombre que les ofrece consuelo se convierte en la autoridad de ustedes, y así adquieren otros valores que vuelven a aceptar incondicionalmente, irreflexivamente, El pensamiento está atrapado en este círculo vicioso, y nuestro sufrimiento prosigue día tras día hasta que morimos; así es como llegamos a abrigar la esperanza de que habrá felicidad en el más allá. Una existencia semejante, con temor y sometimiento servil a la autoridad, es una vida desperdiciada en la que no hay realización creativa y plena.

Si usted comienza a discernir por sí mismo el profundo significado de los valores establecidos, descubrirá cómo vivir inteligentemente, supremamente. Esta acción de la inteligencia es la verdadera armonía. Así que no busque la armonía, sino despierte la inteligencia. No trate de encubrir la falta de armonía y el caos que ahora existen; antes bien, comprenda su causa, que son nuestros deseos, nuestras búsquedas y ambiciones egoístas.

Pregunta: ¿Cómo puede usted hablar del sufrimiento humano, cuando usted mismo jamás lo ha experimentado?

KRISHNAMURTI: Deseamos juzgar a los demás. En vez de basar su comprensión de lo que digo, en el hecho de que yo haya sufrido o no, tome conciencia de su propio sufrimiento, y entonces vea si lo que digo tiene algún valor. Si no lo tiene, entonces nada significa en absoluto que yo haya sufrido o no. Cuando la mente discierne la causa de su propio sufrimiento y se libera de ella, entonces resulta posible una vida sin explotación, una vida de profundo amor.

Pregunta: ¿Cree usted que hay alguna verdad en los fenómenos espiritistas, o son sólo autosugestiones?

KRISHNAMURTI:  Aun después de que uno ha examinado el fenómeno espiritista bajo condiciones muy estrictas -porque hay mucha charlatanería y engaño en relación con todo esto-, ¿qué valor tiene?

¿Qué hay detrás de esta cuestión? Casi todos queremos saberlo porque deseamos ser guiados, o porque queremos entrar en contacto con aquéllos que hemos perdido, esperando así libramos de la soledad o encubrir nuestra angustia con explicaciones. Por lo tanto, con la mayoría de nosotros, el deseo que hay detrás de esta pregunta es: “¿Cómo puedo escapar del sufrimiento?” Ustedes desean que se los guíe a través de la vida a fin de evitar el sufrimiento, a fin de no entrar en conflicto con la realidad. En consecuencia, abandonan la autoridad de una iglesia, de una secta o una idea, y confían en esta nueva autoridad espiritista. Pero la autoridad sigue guiándolos y dominándolos como antes. Sus vidas, a causa del control, del escape, se vuelven más y más superficiales, más y más incompletas. ¿Por qué conceder más autoridad, más capacidad de comprensión a los muertos que a los vivos?

Cuando hay un deseo de ser guiados, de buscar certidumbre en la autoridad, la vida debe convertirse inevitablemente en un gran dolor y en un vacío enorme. La riqueza de la vida, la profundidad de comprensión, la dicha del amor, pueden llegar sólo gracias al discernimiento de lo falso, de lo ilusorio.

Pregunta: ¿Debemos destruir el deseo?

KRISHNAMURTI: Queremos destruir el deseo porque el deseo engendra conflicto y sufrimiento. Usted no puede destruir el deseo; si pudiera, se volvería usted nada más que una cáscara vacía. Averigüemos, más bien, qué es lo que da origen al sufrimiento, qué nos impulsa a destruir nuestro deseo.

El deseo está tratando continuamente de satisfacerse, y en su satisfacción hay pesar, sufrimiento y regocijo. De ese modo la mente, para guiamos y prevenimos, se vuelve el mero depósito de los recuerdos. A fin de que el deseo, en su satisfacción, no pueda generar sufrimiento, la mente se limita y protege con valores e imposiciones basadas en el temor. Así, gradualmente, el deseo se vuelve cada vez más limitado, más estrecho, y de esta limitación se deriva el sufrimiento, el cual nos impulsa a vencer y destruir al deseo o nos obliga a encontrar un nuevo objetivo para ese deseo.

Si destruimos el deseo, hay muerte. Y si nos limitamos a cambiar el objetivo del deseo, si encontramos nuevos ideales para el deseo, entonces sólo estamos escapando del conflicto, y así no puede haber riqueza ni plenitud. Si no hay una limitada, egoísta persecución de objetivos o ideales, entonces el deseo es, en sí mismo, el movimiento continuo de la vida.

Pregunta: Si, como usted dice, la inmortalidad existe, presumimos que, sin desearla, la realizaremos inevitablemente en el curso natural de la experiencia y, de este modo, no crearemos explotadores. Pero si la deseamos, entonces haremos de aquéllos que nos ofrecen la inmortalidad, nuestros explotadores conscientes o inconscientes. ¿Es esto lo que usted desea comunicar?

KRISHNAMURTI: Traté de explicar cómo creamos la autoridad, la cual hace necesaria la explotación. Ustedes crean las autoridades en su deseo de continuidad egoísta, a la que llaman inmortalidad. Si usted anhela que esa conciencia limitada, el “yo”, continúe, entonces aquél que le promete que perdurará, se convierte en su autoridad, la cual origina la formación de una secta, y así sucesivamente.

Ahora bien, la inmortalidad no es, en absoluto, una continuidad egoísta. La realización de aquello que es inmensurable sólo puede existir cuando la mente ya no está constreñida a su propia conciencia limitada, cuando ya no persigue su propia seguridad. Mientras la mente esté buscando protegerse a sí misma, mientras esté creando su propia limitación particular, no puede conocer el devenir eterno.

Pregunta: El hombre, ¿es en algún sentido superior a la mujer?

KRISHNAMURTI: ¡La pregunta ha sido formulada seguramente por una mujer! La inteligencia no es superior ni inferior; es única. No discutamos, pues, quién es superior o inferior, antes bien, descubramos cómo despertar esa divinidad de la inteligencia. Uno puede hacerlo tan sólo por medio de la constante percepción alerta. Cuando hay temor, hay sumisión a las múltiples estupideces y compulsiones de la religión, de la sociedad, de la propia esposa, del marido o del vecino. Pero cuando la mente, gracias a su propia percepción y a su sufrimiento, penetra a fondo en la ilusión de la seguridad y de sus muchos valores falsos, entonces hay inteligencia, un devenir eterno.

28 de junio de 1935


OBRAS COMPLETAS - TOMO 2 - J.K. - CONTINUACIÓN -

 SEGUNDA PLÁTICA EN MONTEVIDEO


Amigos:

Me han sido formuladas muchas preguntas. Y antes de responder a algunas de ellas diré unas palabras a modo de introducción.

Creo que sería más bien vano y absurdo si ustedes desechan meramente lo que digo tildándolo de comunista o anarquista, o diciendo que no es nada nuevo. Para descubrir si ello tiene algún valor significativo y comprobar si contiene alguna calidad esencialmente verdadera, uno debe experimentar con ello y no limitarse a desecharlo. Para descubrir la calidad de cualquier idea que expongo, ustedes deben realizarla en la acción con un propósito deliberado y consciente. Sólo entonces podrán conocer la cualidad renovadora le la acción en la vida cotidiana -porque estamos muy interesados en esa acción inteligente que revelará la riqueza y plenitud de la vida-. Para descubrir por nosotros mismos esta clase de acción, no debe haber ni rechazo ni ciega aceptación de las ideas que estoy tratando de explicar, sino que éstas deben ser verdadera y conscientemente experimentadas. Entonces conocerán la cualidad siempre renovadora de la acción.

Para vivir inteligentemente, supremamente, tenemos que descubrir por nosotros mismos cuáles son los obstáculos o los prejuicios que impiden el libre flujo de la realidad. Al comprender el significado de la causa y existencia de estos obstáculos, los abandonaremos espontáneamente, sin compulsión alguna. Sólo entonces podrá existir el movimiento libre le la realidad.

Hay, entre otros obstáculos, uno que causa un daño incalculable a la mente. Antes de que explique cuál es ese impedimento, tengan la bondad de no saltar a conclusiones o pensar en términos de opuestos. Para comprender el profundo significado de ese obstáculo, la mente tiene que ser muy flexible y no tan sólo conclusiva, dado que esto impide el continuo discernimiento de la realidad.

Uno de los mayores obstáculos para el libre flujo de lo real, es la autoridad. Es una e las barreras más destructivas que hemos creado en nuestro deseo de autoprotección y seguridad. Por conveniencia, dividamos la autoridad en interna y externa. La autoridad externa es el medio, la tradición, el hábito, la cerrada moralidad de la religión, la autoridad de los expertos y la autoridad de los intereses creados. Está el medio externo ejerciendo presión y violencia sobre el individuo, condicionándolo y deformándolo. Mientras no emprendamos esta presión limitadora del medio con su influencia corrosiva, la cual nos obliga a actuar conforme a un determinado patrón -acción que a menudo se considera voluntaria-, mientras no seamos capaces de discernir su verdadero significado, habrá por fuerza continuo conflicto y sufrimiento que limitarán cada vez más la acción.

Al reaccionar a esta compulsión externa, comenzamos a desarrollar una autoridad interna, una ley interna basada en el temor, en la memoria autoprotectora constituida por búsqueda de seguridad y consuelo; conforme a esa ley interna estamos continuamente ajustando y comparando nuestra conducta, lo cual, a su propia y sutil manera, controla y limita el pensamiento y la acción creando así su propio conflicto y sufrimiento.

Tenemos, pues, la compulsión que procede de lo externo, y la compulsión interna que se ha desarrollado a causa de nuestro propio deseo de seguridad y certidumbre y que todo el tiempo está falseando y deformando el discernimiento.

Si la mente comprendiera la realidad, sería una mente nueva, libre de toda carga e influencia. O sea, uno tiene que volverse plenamente alerta, consciente de la sutil influencia que ejercen, por una parte los intereses creados -que, según he explicado, pertenecen al medio-, y por otra parte la compulsión interna basada en la condición adquisitiva y autoprotectora del temor y la memoria. Cuando uno comienza a darse cuenta, a percibir que la influencia o la autoridad en cualquiera de sus formas, grosera o sutil, tienen que corromper el pensamiento, entonces la mente, al liberarse de sus propias limitaciones, es capaz de actuar con verdadero discernimiento. Porque la acción de la autoridad, basada fundamentalmente en el deseo autoprotector, tiene que aumentar por fuerza la estupidez y sus ilusiones, destruyendo la acción creativa hasta convertir al individuo en nada más que un conjunto de reacciones automáticas. Cuando el individuo comprende conscientemente el significado profundo de la autoridad, cuando la mente está por completo desnuda, creativamente vacía, entonces hay un estado de bienaventuranza.

Me han entregado muchas preguntas y he escogido aquéllas que considero representativas. Si entre ellas no se encuentra la que alguno de ustedes ha formulado, le ruego que escuche las que contestaré y verá que también estoy respondiendo a su pregunta.

Pregunta: En su primera plática usted nos dio la impresión de que estaba destruyendo los viejos valores y abriendo camino. En las pláticas siguientes, ¿va a construir de nuevo, dándonos la esencia de su enseñanza?

KRISHNAMURTI: Bueno, no puedo destruir valores que han sido creados por cada individuo y que se han convertido en instrumentos de explotación, ya sea por parte de la sociedad o de las religiones. Ustedes, mediante su propio esfuerzo, mediante su propia comprensión del verdadero significado de los valores existentes, pueden empezar a destruir aquéllos que son esencialmente falsos. Si yo sólo destruyo los valores viejos y establezco una nueva serie de valores, ninguno de ustedes se habrá liberado, sólo se habrán convertido en prisioneros de los valores nuevos. No hay una diferencia fundamental, sólo un cambio de prisiones. Así que, por favor, entiendan el propósito de estas pláticas. Nadie puede entregarles la verdad. Ustedes, mediante su propia comprensión creadora, tienen que descubrir por sí mismos lo verdadero en lo falso. Si yo elaborara un nuevo sistema o una nueva estructura de pensamiento, ésta se convertiría en otra clase de autoridad y de prisión, mientras que si ustedes, gracias al propio discernimiento, comienzan a descubrir lo verdadero, estarán liberando la energía creativa de la inteligencia; y ésa es la verdad. La verdad es única; no es polifacética, es completa en sí misma. Cada uno debe llegar a ella sin compulsión alguna, sin seguir a nadie, sin ningún ajuste a un sistema o patrón. Tienen que luchar contra los viejos valores falsos que el hombre ha creado en el curso de los siglos y que hoy le son impuestos despiadadamente, esos valores que ustedes, como individuos, han establecido para sí mismos al desear autoprotección y seguridad.

No importa mucho el nombre que quieran darme, y a ustedes no puede importarles mayormente lo que yo soy. Lo que importa es si ustedes, en su sufrimiento, están destruyendo realmente los valores falsos que los encierran, o si están creando nuevas barreras que aprisionarán al hombre.

El interlocutor pregunta: “En las pláticas siguientes, ¿va a construir de nuevo, dándonos la esencia de su enseñanza?” La mayoría de nosotros busca explicaciones. Las explicaciones son tan sólo mucho polvo en los ojos. Si ustedes toman siquiera una de las ideas que he expuesto y perciben inteligentemente toda su significación, estarán comenzando a liberar la inteligencia creativa. La realización plena la encontrarán mediante la propia acción, no mediante algún sistema particular de pensamiento.

Pregunta: ¿Cree usted que un hombre de poca cultura, oprimido, que gana un salario miserable y debe mantener a su mujer y a sus hijos, puede salvarse espiritual y económicamente sin ayuda, sin una guía?

KRISHNAMURTI: Por cierto que, económicamente, el hombre no puede ser individualista, como lo ha sido durante tantos siglos causando con ello caos, explotación y desdicha. Pero espiritualmente -si es que puedo usar esa palabra de la que tanto se abusa-, debe ser un individuo completo. Es decir, cuando el hombre comienza a descubrir y a descartar los falsos valores que ha establecido en su búsqueda de protección y seguridad, despierta en sí mismo la verdadera inteligencia. Hoy en día, está siendo despiadadamente empujado dentro de este falso sistema individualista.

Cuando uno comienza espontáneamente a cuestionar, a investigar y descartar los valores falsos que las religiones y la sociedad han establecido, despierta esa inteligencia única, la cual es acción cooperativa, no ajuste compulsivo, servil. Sin esta inteligencia, ustedes actúan meramente como máquinas.

Para que ocurra un cambio fundamental que dé origen a la acción cooperativa, tiene que haber una completa, verdadera e individual libertad de pensamiento; pero ésta es una de las cosas más difíciles de realizar, porque durante siglos hemos sido educados para obedecer y ajustamos a una norma. El deseo de crear autoridades y seguirlas, está sutil y profundamente arraigado en nosotros. Cuando hay un problema, buscamos ayuda que encontramos con demasiada facilidad. Así, de manera gradual y casi inconsciente, establecemos la autoridad, a la cual nos abandonamos por completo hasta que ya no existe un pensamiento que se aparte del sistema, de la tradición y de las ideas establecidas.

Ahora bien, el interlocutor quiere saber si un hombre de condición inferior, de escasa educación, puede realizar esa espiritual y genuina inteligencia, esa unicidad. Puede hacerlo si comienza vigorosamente a cuestionar y descubrir el significado de los valores establecidos y así libera el pensar creativo. Desafortunadamente, esas personas tienen muy poco tiempo para sí mismas, al final del día están agotadas, exhaustas. Pero ustedes, que supuestamente son educados, que disponen de tiempo libre, pueden ocuparse de que estas otras personas también tengan un medio apropiado en el que puedan vivir y pensar, y no sean incesantemente embaucadas y explotadas.

La profunda calidad de la inteligencia no se encuentra mediante la mera educación; no es el resultado de la servil obediencia a la autoridad o de la impuesta moralidad social, sino que surge gracias al diligente descubrimiento de los valores genuinos. Cuando exista esa inteligencia única, no existirán la explotación ni la dominación ni la cruel persecución del éxito personal y egoísta.

Pregunta: ¿Cómo podemos estar seguros de que la destrucción de los prejuicios científicos, religiosos, morales y psicológicos, dará como resultado la felicidad?

KRISHNAMURTI: Usted desea de mí la garantía de que si renuncia a algo, obtendrá alguna otra cosa a cambio. (Risas) Abordamos la vida con una mentalidad mercantil y no vemos que el prejuicio es inherentemente falso, Antes de renunciar a lo que poseemos, deseamos que se nos asegure que recibiremos algo a cambio. Y en esto consiste realmente toda la persecución de la virtud. Pero la mentalidad que renuncia a fin de obtener alguna otra cosa, jamás podrá encontrar la felicidad; una mentalidad así nunca puede comprender la naturaleza pura de la verdad, la cual ha de comprenderse por su propia belleza, no como una recompensa.

Ahora bien, si piensan seriamente al respecto, verán que todo nuestro sistema de pensamiento se basa en esta idea de la recompensa. Después de todo, el hombre verdaderamente culto actúa sin buscar una recompensa. Esto requiere no sólo el reconocimiento de la falsedad de la recompensa, sino la comprensión, el discernimiento de los valores intrínsecos. Si uno es un verdadero artista o un hombre que ama realmente su trabajo, no busca recompensas. Sólo la persona que no está enamorada de la vida busca constantemente, de manera vulgar o sutil, una recompensa o un premio, porque sus acciones se originan en el temor. ¿Cómo puede una persona semejante comprender el rápido movimiento, la naturaleza sutil de la verdad?

Pregunta: ¿Trata usted de liberar al individuo, o trata de despertar en él el deseo de libertad?

KRISHNAMURTI: Si usted no está sufriendo, si no se halla en conflicto, si no hay problemas ni crisis en su vida, entonces es muy poco lo que se le puede decir. O sea, si está dormido, entonces la acción de la vida debe despertarlo primero. ¿Pero qué ocurre, por lo general, cuando comienza a sufrir? Busca inmediatamente un remedio que alivie su sufrimiento. Así, gradualmente, en su búsqueda de consuelo, se adormece nuevamente a causa de su propio esfuerzo; y lo que otro puede hacer es señalarle tan sólo cómo está haciendo esto. Usted se adormece buscando consuelo, y a esto lo llama la búsqueda de Dios, de la verdad. Cuando la mente está despierta a causa de un choque emocional al que usted llama sufrimiento, ése es el momento justo para investigar la causa del dolor, desde luego, sin buscar consuelo. Si observa bien, verá que cuando hay un sufrimiento agudo, su pensamiento busca un consuelo, un remedio, y de hecho, usted encuentra un remedio, el cual no hace sino embotar la mente y apartarla de la causa del sufrimiento, creando de ese modo una ilusión.

Lo expondré de otra manera. Cuando la mente reside en una rutina acostumbrada de pensamiento, no hay conflicto, no hay sufrimiento ni un intenso interés por la vida. Pero cuando usted tiene alguna clase de experiencia que le produce una conmoción emocional a la que llama sufrimiento y que lo despierta de su hábito, entonces la reacción inmediata es buscar otro consuelo al cual el pensamiento pueda acostumbrarse nuevamente. La mente busca todo el tiempo certidumbres a fin de sentirse segura y no ser perturbada; en consecuencia, la vida se llena de temores y reacciones defensivas. Pero la experiencia está destruyendo continuamente nuestras certidumbres; no obstante, buscamos sutilmente crear otras. Por lo tanto, la vida se vuelve un proceso continuo de lucha y sufrimiento, de creación y destrucción. Pero si la mente no buscara finalidades, conclusiones y seguridades, encontraría que hay un ajuste constante, una comprensión de lo que significa el movimiento de la vida; sólo entonces existe la realidad permanente, sólo en eso hay felicidad.

Pregunta: ¿Qué entiende usted por “religión”? Yo me siento reunido con Dios a través de Cristo. ¿A través de quién está usted reunido con Dios?

KRISHNAMURTI: Por religión entiendo la creencia organizada, el credo, el dogma y la autoridad. Ésa es una forma de religión. Luego está la religión de las ceremonias, que no es sino sensación y ostentación. Después está la religión de la experiencia personal. La primera forma obliga al individuo a amoldarse, por su propio bien y mediante el temor, la fe, el dogma y el credo, a cierto patrón. La segunda inculca la divinidad en el adorador, haciéndolo por medio del espectáculo y el boato. Con la tercera, la experiencia personal, trataremos enseguida.

Ahora bien, la religión organizada debe, inevitablemente, crear divisiones y conflictos entre los hombres. Uno puede ver esto en todo el mundo. El hinduismo -como el cristianismo, el budismo y otras religiones organizadas- tiene sus propias creencias y dogmas familiares que son barreras casi impenetrables entre los hombres, barreras que destruyen su amor. ¿Qué valor, qué significado tienen estas religiones, cuando se basan fundamentalmente en el temor? Si ustedes disciernen la falsedad de la creencia organizada, si ven que no pueden comprender la realidad mediante ninguna creencia particular, que la inteligencia no puede ser despertada por ninguna autoridad en absoluto, entonces como individuos, no como grupo organizado, se liberarán de esta imposición destructiva. Esto significa que deben cuestionar, desde el principio mismo, toda la idea de la creencia; pero esto implica gran sufrimiento, porque no es un mero proceso intelectual. Un hombre que investiga sólo intelectualmente la cuestión de la creencia, no encontrará sino polvo. Si un hombre que está sufriendo cuestiona toda esta estructura basada en el miedo y la autoridad, entonces encontrará esas aguas de la vida que aplacarán su sed.

Tenemos, entonces, esa experiencia personal que también es llamada experiencia religiosa. Requiere mayor franqueza, mayor esfuerzo de nuestra parte desenredarnos de las ilusiones que se relacionan con esta experiencia. Cuando hay tanta confusión, desdicha e incertidumbre, anhelamos encontrar estabilidad, paz y felicidad. O sea, en lugar de discernir la causa del sufrimiento, queremos escapar del conflicto hacia algo que pueda darnos satisfacción intensa, estímulo y felicidad; a la sensación y excitación que eso nos produce las llamamos, por lo general, experiencia religiosa. Si ustedes examinan impersonalmente, sin ningún prejuicio, estas experiencias así llamadas religiosas, verán que no son sino compensaciones para el sufrimiento que han sido desarrolladas por la propia mente. Lo que las personas llaman experiencia religiosa es, por consiguiente, un escape hacia una ilusión que ellas consideran una realidad, en la que viven pensando que eso es Dios, la verdad, etc. Si están sufriendo, en vez de buscar lo opuesto, la felicidad, disciernan la causa fundamental del sufrimiento y empiecen a liberarse de la causa; entonces existe esa realidad que no puede ser medida por las palabras.

Una mente que desea comprender la verdad, debe estar libre de estas tres ilusiones: de la creencia organizada con su autoridad y sus dogmas, de las ceremonias con su boato y su sensación, y de esas ilusiones que, creadas por la propia mente, van acompañadas de satisfacciones y de una destructiva felicidad. Cuando la mente se halla en verdad exenta de todo prejuicio, cuando no busca una recompensa ni cultiva una deidad ni espera la inmortalidad, entonces, en esa claridad de discernimiento, surge a la vida la realidad.

Pregunta: Soy un sacerdote y pienso que soy bastante representativo del sacerdocio en general. No he tenido ninguna revelación, ninguna experiencia mística en absoluto, pero creo sinceramente en lo que predico desde el púlpito porque lo he leído en los libros sagrados. Mis palabras ofrecen consuelo a aquéllos que escuchan. ¿Debo renunciar a ayudarlos y abandonar mi ministerio a causa de que no he tenido tal experiencia directa?

KRISHNAMURTI: Señor, ¿a qué llama usted ayudar a las personas? Si quiere pacificarlas, drogarías para que duerman, entonces necesita la revelación y la autoridad. A causa de que hay tanto sufrimiento, pensamos que consolando a las personas las estamos ayudando. Este consolarlas no es sino adormecerlas, así que el que consuela se vuelve el explotador.

No se limiten a reír ante la pregunta pasándola por alto, diciendo que no es pertinente para ustedes. ¿Qué es lo que están buscando? Si están buscando consuelo, encontrarán quienes los consuelen y les provean de drogas que los satisfagan. Pero “¿qué es lo que alguien puede enseñarles verdaderamente? Lo que otro puede ayudarles a hacer es discernir por sí mismos si están escapando de la realidad hacia una ilusión. Esto quiere decir que la persona que habla, que predica, debe ella misma estar libre de ilusiones. Entonces será capaz de ayudar a otros, aun sin leer los libros sagrados. Ayudará al individuo a mantenerse despierto, consciente de las realidades de la vida, liberado de toda ilusión. Al discernir una ilusión, la mente se libera de ella gracias a la comprensión profunda y destruye al creador de ilusiones, que es ese centro de conciencia limitada, el “yo”, el ego.

Si usted quiere ayudar realmente al ser humano porque usted mismo percibe el completo caos y el sufrimiento que existen, no le dará ninguna droga que lo adormezca, sino que lo ayudará a descubrir por sí mismo las causas que impiden el nacimiento de la inteligencia. Es difícil enseñar auténticamente sin dominar, sin imponerse; y tanto el maestro como el discípulo deben hallarse libres de la sutil influencia de la autoridad, porque la autoridad corrompe y destruye toda comprensión.

Pregunta: ¿Cree usted en Dios?

KRISHNAMURTI: Lo importante es descubrir por qué buscan ustedes a Dios, ya que cuando son felices o cuando aman, no buscan el amor, la felicidad. Entonces no creen en el amor, son el amor. Sólo cuando no hay alegría ni felicidad, tratan de buscarlas. Ustedes buscan a Dios porque se dicen: “No puedo comprender esta vida con su desdicha, su injusticia, sus explotaciones y crueldades, con su amor cambiante y sus constantes incertidumbres. Si pudiera comprender la realidad que es Dios, entonces todas estas cosas llegarían a su fin”.

Para un hombre que se halla en prisión, la libertad sólo puede estar en la fuga imaginaria. Nuestra búsqueda de la realidad, de Dios, no es sino un modo de escapar de los hechos. Si comenzamos a liberamos de la causa del sufrimiento, si liberamos a la mente de las brutalidades propias de la ambición personal y del éxito, del anhelo de seguridad individual, entonces existe la verdad, la realidad. Entonces no preguntarán a otro si Dios existe. La búsqueda de Dios, para la inmensa mayoría de las personas es nada más que un escapar del conflicto, del sufrimiento. A este escape lo llaman religión, búsqueda de la eternidad; pero lo que realmente están buscando es sólo una droga que las adormezca.

La causa principal del sufrimiento del hombre es su egoísmo, que se expresa de muchas maneras, esencialmente en su búsqueda por intermedio de la inmortalidad, del afán posesivo y la autoridad. Cuando la mente se libere de estas causas que crean conflicto, ustedes comprenderán, sin creencias, aquello que es inconmensurable, que es la realidad. Una mente abrumada por la creencia, por el prejuicio, una mente predispuesta, no puede descubrir lo desconocido. Tiene que estar completamente desnuda, sin ningún apoyo, sin anhelar ni esperar nada. Entonces existe la realidad, la cual no puede ser medida por las palabras.

Así que no busquen vanamente aquello que es, sino descubran las trabas, los obstáculos que impiden a la mente percibir la verdad. Cuando la mente se halla creativamente vacía, existe lo inconmensurable.

Pregunta: ¿Qué es la inmortalidad?

KRISHNAMURTI: Para comprender la inmortalidad y su verdadero significado, la mente tiene que estar libre de todo prejuicio religioso. Es decir, usted ya tiene una idea de lo que la inmortalidad debe ser, y esa idea es el resultado del intenso deseo de continuar como una conciencia limitada. Todas las religiones del mundo prometen esta inmortalidad egoísta. Si usted quiere comprender la inmortalidad, la mente debe estar libre de este anhelo de continuación individual.

Ahora bien, cuando usted dice que el “yo” debe continuar, ¿qué es este “yo”? El “yo” es nada más que la forma, el nombre, ciertas cualidades y recuerdos, ciertos temores y prejuicios, ciertos deseos limitados, ciertas acciones incompletas. Todo esto compone el “yo”, el cual se convierte en la conciencia limitada, el ego. Usted desea que esta conciencia limitada continúe. Es decir, cuando pregunta si la inmortalidad existe, está preguntando si el “yo” continuará, ese “yo” que es, inherentemente, una conciencia frustrada.

Para expresarlo de un modo diferente: En momentos verdaderamente creativos del pensamiento o de la expresión, no hay una conciencia como el “yo”. Sólo en momentos de conflicto, de sufrimiento, la mente toma conciencia de su propia limitación, llamada el “yo”; y nos hemos acostumbrado tanto a ese “yo”, que ansiamos su continuación pensando que esto es la inmortalidad. Así, cualquiera que nos garantiza esta inmortalidad individual, se convierte en nuestra autoridad. De modo grosero o sutil, esa autoridad nos explota por medio del temor. Por lo tanto, ustedes que buscan esta inmortalidad egocéntrica, ilusoria, crean a los explotadores con todas sus crueldades. Pero si están realmente libres de esta conciencia limitada con sus ilusiones, esperanzas y temores, entonces existe el movimiento eterno, el continuo devenir, no del “yo”, sino de la vida misma.

Pregunta: ¿No piensa usted que cualquier movimiento o revuelta social que tenga éxito en educar a la generación joven sin ninguna clase de ideas religiosos o concepciones acerca del más allá, es un paso positivo en el progreso humano?

KRISHNAMURTI: Las ideas religiosas no se limitan tan sólo al más allá. Se trata de algo mucho más profundo. El deseo de estar seguros da origen a la concepción acerca del más allá y a muchas otras sutilezas que engendran temor, para libramos de todo eso, necesitamos un gran discernimiento. Sólo una mente insegura comprenderá la verdad; una mente no predispuesta, no condicionada por el temor, estará abierta a lo desconocido. Ocupémonos, pues, de las limitaciones y de su causa.

La pregunta es ésta: ¿Podemos educar a los niños de modo que no busquen la seguridad? Ahora bien, para educar a otro uno debe empezar antes que nada consigo mismo. ¿Están ustedes fundamentalmente libres de esta idea de la seguridad” ¿Son enteramente vulnerables a la vida, sin ningún muro autoprotector? Para descubrir esto, empiecen a estar alerta, empiecen a cuestionar todos los valores que rodean y encierran a la mente. Entonces descubrirán, gracias al propio despertar de la inteligencia, el verdadero significado de la seguridad.

26 de junio de 1935