SEGUNDA PLÁTICA EN EL ROBLEDAL
Quizá recuerden que ayer estuve hablando del nacimiento del conflicto y de cómo la mente busca solucionarlo. Esta mañana quiero abordar toda la idea del conflicto y de la falta de armonía, y mostrar la absoluta inutilidad de que la mente trate de buscar una solución para el conflicto en sí. Cuando buscamos una solución, un modo de disolver el conflicto, sólo tratamos de sobreponemos o de sustituir eso poniendo en su lugar una nueva serie de ideas, un nuevo conjunto de teorías, o bien procuramos escapar por completo del conflicto. Cuando la gente desea una solución para su conflicto, lo que busca es eso.
Si observan bien verán que, cuando hay conflicto, ustedes buscan inmediatamente una solución para el mismo. Quieren encontrar una manera de salir de ese conflicto y, por lo general, encuentran una salida; pero no han resuelto el conflicto, tan sólo lo han desplazado mediante la sustitución de unas circunstancias ambientales por otras, por una nueva condición, la cual a su vez producirá un conflicto ulterior. Investiguemos, pues, toda esta idea del conflicto, de dónde surge y qué podemos hacer con él.
Ahora bien, el conflicto es el resultado del medio, ¿no es así? Para expresarlo de un modo diferente: ¿Qué es el medio? ¿Cuándo están ustedes conscientes del medio que los rodea? Sólo cuando hay conflicto y una resistencia a ese medio. Por consiguiente, si observan, si examinan sus vidas, verán que éstas se hallan continuamente deformadas, falseadas, moldeadas por el conflicto; y verán que la inteligencia, que es armonía perfecta de la mente y el corazón, no participa en absoluto de sus vidas. Es decir, el medio está formando, moldeando continuamente sus vidas en la acción, y es natural que de esa constante deformación, de ese moldeado y falseamiento de la vida, nazca el conflicto. Por lo tanto, donde existe este proceso constante de conflicto, no puede haber inteligencia. Y sin embargo, pensamos que pasando continuamente por el conflicto daremos con esa inteligencia, esa integridad, esa plenitud del éxtasis. Pero mediante la acumulación del conflicto no podemos descubrir cómo vivir inteligentemente; podemos descubrirlo sólo cuando comprendemos el medio que da origen al conflicto; y la mera sustitución, esto es, la introducción de condiciones nuevas, no va a resolver el conflicto. No obstante, si observan, verán que cuando hay conflicto, la mente está buscando una sustitución. O bien decimos: “Es la herencia, son las condiciones económicas, las circunstancias ambientales del pasado”, o afirmamos nuestra creencia en el karma, en la reencarnación, en la evolución; así, tratamos de dar excusas para el conflicto actual en el que la mente se halla atrapada, y no tratamos de averiguar cuál es la causa del conflicto en sí, lo cual implica investigar el significado del medio en que vivimos.
El conflicto puede, pues, existir sólo entre el medio -siendo el medio las condiciones económicas y sociales, la dominación política, los vecinos- y el resultado de ese medio, o sea, el “yo”; puede existir sólo mientras hay reacción a ese medio que da origen al “yo”, al sí mismo. La mayoría de la gente no tiene conciencia de este conflicto, el conflicto entre el propio “yo” que no es sino el resultado del medio, y el medio mismo; muy pocos son conscientes de esta batalla continua. Sólo a través del sufrimiento, uno se vuelve consciente de ese conflicto, de esa falta de armonía, de esa lucha entre la falsa creación del medio, la cual es el “yo”, y el medio mismo. ¿No es así? Sólo gracias a la agudeza del sufrimiento, a la agudeza del dolor, a la agudeza de la falta de armonía, nos volvemos conscientes del conflicto.
¿Qué ocurre cuando tomamos conciencia del conflicto? ¿Qué ocurre cuando en la intensidad del sufrimiento nos volvemos totalmente conscientes de la batalla, de la lucha que se está desarrollando? Casi todos deseamos un alivio inmediato, una respuesta inmediata. Deseamos protegemos de ese sufrimiento y, para eso, encontramos distintos modos de escapar que he mencionado ayer, tales como las religiones, las excitaciones, las insensateces y las numerosas vías de escape que hemos creado a causa de nuestro deseo de protegemos contra esta lucha.
El sufrimiento lo toma a uno consciente de este conflicto; no obstante, el sufrimiento no conducirá al hombre hacia esa integridad, esa riqueza, esa plenitud, ese éxtasis de la vida, porque, al fin y al cabo, el sufrimiento sólo puede despertar en la mente una gran intensidad, Y cuando la mente es aguda, comienza a cuestionar el medio, las condiciones, y en ese cuestionamiento funciona la inteligencia; sólo esta inteligencia conducirá al hombre a la integridad de la vida y al descubrimiento del significado que tiene el dolor. La inteligencia comienza a funcionar en el momento de agudeza del sufrimiento, cuando la mente y el corazón ya no escapan a través de las numerosas vías de escape que tan hábilmente nos hemos creado y que, en apariencia, son razonables, factuales, legítimas. Si observan atentamente, sin prejuicios, verán que, mientras sigue habiendo un escape, no están resolviendo ni afrontando el conflicto; por lo tanto, el sufrimiento de ustedes es tan sólo la acumulación de ignorancia. Es decir, cuando uno deja de escapar a través de los canales conocidos, entonces, en esa agudeza del sufrimiento, comienza a funcionar la inteligencia.
Por favor, no quiero darles ejemplos y símiles porque deseo que ustedes piensen sobre esto y, si les doy ejemplos, el que piensa soy yo y ustedes meramente escuchan. Mientras que si comienzan a reflexionar sobre lo que estoy diciendo, verán, observarán por sí mismos cómo la mente, acostumbrada a tantas sustituciones, autoridades, escapes, jamás llega a ese nivel de agudeza del sufrimiento que es indispensable para que la inteligencia entre a funcionar. Y sólo cuando la inteligencia está funcionando plenamente, puede haber una disolución total de la causa del conflicto.
Cada vez que hay falta de comprensión respecto del medio, tiene que haber conflicto. El medio da nacimiento al conflicto y, mientras no comprendamos el medio, las condiciones ambientales, y nos limitemos a buscar sustitutos para estas condiciones, estamos evadiendo un conflicto y topándonos con otro. Pero en esa agudeza de sufrimiento que revela al conflicto en su plenitud, si en ese estado comenzamos a cuestionar el medio en que vivimos, comprenderemos el verdadero valor de ese medio, y entonces la inteligencia funcionará de manera natural. Hasta ahora la mente se ha identificado con el conflicto, con el medio, con las evasiones y, por ende, con el sufrimiento -o sea, decimos “yo sufro”-. Mientras que, en ese estado de agudeza del sufrimiento, en esa intensidad del sufrimiento en la que ya no hay escapes, la mente misma se ha vuelto inteligencia.
Veámoslo otra vez de una manera diferente. En tanto estemos buscando soluciones, sustituciones, autoridades para la causa del conflicto y para su alivio, tiene que haber identificación de la mente con lo particular. Mientras que si la mente se concentra en ese estado de sufrimiento intenso en el cual las vías de escape están bloqueadas, entonces la inteligencia, despierta, funcionará natural y espontáneamente.
Por favor, si experimentan con esto verán que no les estoy ofreciendo teorías, sino algo con lo que pueden trabajar, algo práctico. Tenemos numerosas circunstancias ambientales que nos han sido impuestas por la sociedad, por la religión, por las condiciones económicas, por las diferencias de clase, por la explotación y las opresiones políticas. El “yo”, que ha sido creado por esa imposición, por esa compulsión, está luchando contra el medio y, en consecuencia, hay conflicto. De nada sirve crear un medio nuevo, porque seguirá existiendo la misma cosa. Pero si en ese conflicto hay consciente dolor y sufrimiento -y en todo conflicto siempre hay sufrimiento, sólo que el hombre desea escapar de esa lucha y, por eso, busca sustitutos-, si en esa agudeza del sufrimiento dejan de buscar sustitutos y afrontan realmente los hechos, verán que la mente, que es la suma de la inteligencia, comienza a descubrir el verdadero valor del medio, y entonces se darán cuenta de que la mente se halla libre del conflicto. En la agudeza misma del sufrimiento radica su propia disolución. Por lo tanto, en eso está la comprensión de la causa del conflicto.
También debemos tener presente que, lo que llamamos acumulación de dolores, no genera la intensidad; tampoco la multiplicación del sufrimiento induce su propia disolución, porque la agudeza de la mente en medio del sufrimiento llega sólo cuando la mente ha dejado de escapar. Y ningún conflicto despertará ese sufrimiento, esa agudeza del sufrimiento, cuando la mente está tratando de escapar, porque en el escape no hay inteligencia.
Lo expondré brevemente una vez más antes de contestar las preguntas que me han entregado. Primero que nada, todos estamos atrapados en el sufrimiento y el conflicto, pero la mayoría es inconsciente de ese conflicto; busca tan sólo sustituciones, soluciones y escapes. Mientras que si dejamos de buscar escapes y empezamos a cuestionar el medio que da origen a ese conflicto, entonces la mente llega a ser aguda, vital, inteligente. En esa intensidad la mente se ha vuelto inteligencia y, por lo tanto, ve el pleno valor y el significado del medio que da origen al conflicto.
Por favor, estoy seguro de que la mitad de ustedes no entiende esto, pero no importa. Lo que pueden hacer, si quieren, es pensar bien en ello, reflexionar al respecto y ver si lo que digo no es verdadero. Pero reflexionar sobre ello no es intelectualizarlo, o sea, no es sentarse y hacer que se esfume por medio del intelecto. Para averiguar si lo que digo es verdadero, deben ponerlo en acción, y para eso tienen que cuestionar el medio. Es decir, si se hallan en conflicto, es natural que cuestionen el medio, pero casi todas las mentes se han desnaturalizado tanto que no advierten que están buscando soluciones, escapes mediante sus maravillosas teorías. Razonan perfectamente, pero su razonamiento se basa en la búsqueda de escapes, de lo cual son por completo inconscientes.
Por lo tanto, si hay conflicto y ustedes quieren descubrir la causa de ese conflicto, es obvio que la mente debe descubrirla mediante la agudeza del pensamiento y, por consiguiente, mediante el cuestionamiento de todo lo que el medio ha establecido respecto de ustedes: la familia, los vecinos, las religiones, las autoridades políticas, etc.; al cuestionar, habrá una acción contra el medio. Están la familia, los vecinos y el Estado, y al cuestionar lo que significan, verán que la inteligencia es espontánea, no puede ser adquirida, no puede ser cultivada. Han sembrado la semilla de la percepción alerta y esa semilla produce la flor de la inteligencia.
Pregunta: Usted dice que el “yo ” es el producto del medio. ¿Quiere decir que podría crearse un medio perfecto que no desarrollara la conciencia del “yo ”? En tal caso, la libertad perfecta de la que usted habla es una cuestión de crear el medio apropiado. ¿Es correcto eso?
Voces del auditorio: ¡No!
KRISHNAMURTI: Esperen un momento. ¿Puede haber alguna vez un medio apropiado, perfecto? No puede. Las personas que han respondido “no”, no han reflexionado a fondo sobre ello, así que razonemos juntos, investiguémoslo plenamente.
¿Qué es el medio? El medio es creado, toda esta estructura humana ha sido creada por los temores humanos, los anhelos, las esperanzas, los deseos, los logros. Ahora bien, ustedes no pueden producir un medio perfecto, porque cada ser humano está creando, conforme a sus fantasías y deseos, nuevas series de condiciones; pero, si tienen una mente con inteligencia, pueden abrirse paso a través de todos estos medios falsos y, por consiguiente, estar libres de esa conciencia del “yo”. Por favor, la conciencia del “yo”, el sentido de “lo mío”, es el resultado del medio, ¿no es así? No creo que necesitemos discutir eso, porque es bastante obvio.
Si el Estado les proporcionara la casa propia y todo cuanto ustedes requirieran, no habría necesidad de “mi” casa -podría haber algún otro sentido de “lo mío”, pero estamos discutiendo esto en particular-. Como ése no ha sido el caso con ustedes, existe el sentido de “lo mío”, de lo posesivo. Es el resultado del medio, ese “yo” no es más que la falsa reacción al medio. Mientras que si la mente comienza a cuestionar el medio en sí, deja de haber reacción al medio. Por lo tanto, no estamos interesados en la posibilidad de que alguna vez haya un medio perfecto.
Al fin y al cabo, ¿qué es un medio perfecto? Cada cual les dirá lo que para él es un medio perfecto. El artista les dirá una cosa, el financista otra, la actriz de cine otra; cada cual necesita un medio perfecto que lo satisfaga, en otras palabras, que no le genere ningún conflicto intemo. Por consiguiente, no puede haber un medio perfecto. Pero, si hay inteligencia, entonces el medio carece de valor, nada significa, porque en tal caso la inteligencia está libre de las circunstancias, funciona en plenitud.
La cuestión no es si podemos crear un medio perfecto, sino más bien cómo despertar esa inteligencia que estará libre del medio, imperfecto o perfecto. Yo digo que podemos despertar esa inteligencia cuestionando todo el valor de cualquier medio en el cual nuestra mente esté atrapada. Entonces vemos que estamos libres de cualquier medio en particular, porque estamos funcionando inteligentemente, no deformados, falseados, moldeados por el medio.
Pregunta: Seguramente usted no puede querer decir lo que sus palabras parecen comunicar. Cuando veo el vicio desenfrenado que hay en el mundo, siento un deseo intenso de luchar contra ese vicio y contra todo el sufrimiento que crea en las vidas de mis semejantes. Esto implica un gran conflicto, porque cuando trato de ayudar, a menudo encuentro una fiera oposición. Entonces, ¿cómo puede usted decir que no hay conflicto entre lo falso y lo verdadero?
KRISHNAMURTI: Ayer dije que puede haber lucha sólo entre dos cosas falsas, un conflicto entre el medio y el resultado de ese medio, es decir, el “yo”. Ahora bien, entre estas dos cosas se encuentran innumerables vías de escape que el “yo” ha creado, a las cuales llamamos vicio, bondad, moralidad, normas morales, temores, y todos los múltiples opuestos; y la lucha puede existir sólo entre las dos cosas, entre la falsa creación del medio, o sea, el “yo”, y el medio mismos. Pero no puede haber lucha entre la verdad y lo falso. Esto, por cierto, es obvio, ¿verdad? Usted puede encontrar una fiera oposición porque la otra persona es ignorante. Esto no significa que usted no deba luchar, pero no dé por sentada la virtud de la lucha. Por favor, sepa que hay una manera natural de hacer las cosas, una manera espontánea, suave, sin esta agresiva, viciosa virtud.
Primero que nada, a fin de luchar usted debe saber contra qué está luchando; por consiguiente, tiene que haber comprensión de lo fundamental, no de las divisiones entre cosas falsas. Ahora estamos conscientes, tan plenamente conscientes de las divisiones entre las cosas falsas -entre el resultado del medio y el medio-, que las combatimos; por eso deseamos reformar, modificar, transformar, sin cambiar fundamentalmente toda la estructura de la vida humana. O sea, seguimos queriendo proteger la conciencia del “yo”, la cual es la falsa reacción al medio; queremos proteger eso y, sin embargo, deseamos transformar el mundo. En otras palabras, queremos tener nuestra propia cuenta bancaria, nuestras propias posesiones, queremos resguardar este sentido de “lo mío” y, no obstante, deseamos transformar el mundo a fin de que no exista esta idea de “lo mío” y “lo tuyo”.
Lo que uno tiene que hacer, pues, es averiguar si está habiéndoselas con lo fundamental o meramente con lo superficial. Y lo superficial existirá mientras nos estemos ocupando tan sólo en modificar el medio a fin de aliviar el conflicto, Es decir, usted desea seguir aferrado a la conciencia del “yo”, a “lo mío”, pero desea, no obstante, modificar las circunstancias a fin de que no generen conflicto en ese “yo”. A eso lo llamo pensamiento superficial, y de tal pensamiento debe emanar, naturalmente, una acción superficial. Mientras que si usted piensa de manera fundamental, esto es, si cuestiona el resultado mismo del medio, o sea, el “yo” y, en consecuencia, cuestiona el medio en sí, entonces está actuando fundamentalmente y, por ende, perdurablemente. Y en eso hay éxtasis, hay un júbilo del cual ahora nada sabe porque tiene miedo de actuar fundamentalmente.
Pregunta: En su plática de ayer usted habló del medio como un movimiento de lo falso. ¿Incluye en ese medio todas las creaciones de la naturaleza, incluso las formas humanas?
KRISHNAMURTI: El medio, ¿no cambia continuamente? ¿No? Para la mayoría no cambia porque el cambio implica continuo ajuste y, por lo tanto, continuo estado de alerta de la mente, y casi todos se interesan en la condición estática del medio. Sin embargo, el medio se halla en movimiento porque está más allá de nuestro control, y es falso mientras no comprendemos su significado.
“¿Incluye el medio las formas humanas?” ¿Por qué ponerlas aparte de la naturaleza? No nos interesamos tanto en la naturaleza porque casi la hemos puesto bajo control, pero no hemos comprendido el medio creado por los seres humanos. Mire la relación entre las personas, entre los seres humanos, y todas las condiciones que los seres humanos han creado y que no hemos comprendido, aun cuando hemos entendido ampliamente la naturaleza y la hemos conquistado por medio de la ciencia.
Por lo tanto, no estamos interesados en la estabilidad, en la continuación de un medio que comprendemos, porque tan pronto comprendemos no hay conflicto. Es decir, estamos buscando seguridad, tanto emocional como mental, y nos sentimos felices mientras esa seguridad está garantizada; por lo tanto, jamás cuestionamos el medio y, en consecuencia, el constante movimiento del medio es una cosa falsa que crea perturbación en cada uno de nosotros. Mientras hay conflicto, éste indica que no hemos comprendido las condiciones establecidas respecto de nosotros; ese movimiento del medio sigue siendo falso hasta tanto no investiguemos su significado, y ese significado podemos comprenderlo sólo en ese estado de conciencia aguda causado por el sufrimiento.
Pregunta: Es perfectamente claro para mí que la conciencia del “yo ” es el resultado del medio, pero ¿no considera usted que el “yo” no se originó por primera vez en esta vida? De lo que usted dice, resulta obvio que la conciencia del “yo ”, siendo el resultado del medio, debe haber tenido comienzo en el pasado distante y continuará en el futuro.
KRISHNAMURTI: Sé que ésta es una pregunta para atraparme con respecto a la reencarnación. Pero no importa. Así que examinémosla.
En primer lugar usted admitirá, si lo piensa, que el “yo” es el resultado del medio. Ahora bien, para mí carece de importancia si es el medio del pasado o el medio del presente. Al fin y al cabo, el medio es también del pasado. Uno ha hecho algo que no ha comprendido, hizo algo ayer que no ha comprendido y eso lo persigue a uno hasta que lo comprende. Usted no puede resolver ese medio que pertenece al pasado, hasta que adquiere conciencia plena en el presente. Por lo tanto, no importa si la mente se halla mutilada por las condiciones pasadas o por las presentes. Lo que importa es que comprenda el medio y esto liberará del conflicto a la mente.
Algunas personas creen que el “yo” ha tenido nacimiento en el pasado distante y continuará en el futuro, Para mí, eso no viene al caso, no significa nada en absoluto. Le mostraré por qué. Si el “yo” es el resultado del medio, si el “yo” no es sino la esencia del conflicto, entonces la mente debe interesarse no en esa continuación del conflicto, sino en liberarse del conflicto. Por lo tanto, no tiene importancia si es el medio pasado el que está mutilando a la mente, o si es el medio actual el que la falsea, o si el “yo” ha nacido en el remoto pasado. Lo que importa es que en ese estado de sufrimiento, en esa conciencia, en esa consciente agudeza del sufrimiento, haya una disolución del “ yo”.
Esto introduce la idea del karma. Ustedes saben lo que significa: que llevan una carga en el presente, la carga del pasado en el presente. Es decir, traen consigo al presente el medio del pasado y, a causa de esa carga, controlan el futuro, moldean el futuro. Si piensan en ello ven que tiene que ser así, que si nuestra mente está falseada por el pasado, el futuro también tiene que estar deformado, es natural, porque si no han comprendido el medio de ayer, éste tiene que continuar hoy; por lo tanto, como no lo comprenden hoy, tampoco lo comprenderán mañana. O sea, si no hemos visto el pleno significado de un medio o de una acción, esto falsea nuestro juicio con respecto al medio de hoy, a la acción de hoy nacida de ese medio, la cual nuevamente falseará nuestro juicio mañana. Así, uno está atrapado en ese círculo vicioso, y de aquí la idea del renacimiento continuo, renacimiento de la memoria, o renacimiento de la mente continuada por el medio en que vive.
Pero yo digo que la mente puede verse libre del pasado, de las condiciones del pasado, de los obstáculos del pasado; por consiguiente, uno puede estar libre del futuro, porque entonces está viviendo de manera dinámica, intensa, suprema en el presente. En el presente está la eternidad y, para comprender eso, la mente debe estar libre de la carga del pasado; y para que la mente se libere del pasado, tiene que haber un cuestionamiento intenso del presente, no la consideración de cómo el yo continuará en el futuro.
17 de junio de 1934
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