SEGUNDA PLÁTICA EN OMMEN
El conflicto tiene que surgir invariablemente cuando dentro de nosotros hay un centro estático y estamos rodeados de valores cambiantes. Este centro estático tiene que estar en pugna con la calidad dinámica de la vida.
El cambio implica la percepción de que no hay nada permanente a lo cual la mente pueda aferrarse, pero ésta desea todo el tiempo apegarse a alguna forma de seguridad. Para ello experimenta modificaciones constantes consideradas como progreso, pero el apego continúa.
Ahora bien, este cambio significa que no puede haber ningún centro personal que acumule, que almacene recuerdos como salvaguardas y virtudes, ningún centro que recoja para sí experiencias, lecciones para el futuro. Aunque podamos captar esto en lo intelectual, emocionalmente cada uno de nosotros se aferra a un centro personal, estático, y se identifica con él. En realidad, no existe un centro como el "yo" con sus cualidades permanentes. Debemos Comprender esto de manera integral — no sólo con el intelecto — si es que hemos de cambiar fundamentalmente la relación que tenemos con nuestro prójimo, relación que se basa en la ignorancia, el miedo y los deseos.
Entonces, ¿piensa cada uno de nosotros que este centro, en el cual tiene su origen la mayoría de nuestras acciones, es transitoria, que carece de permanencia?
¿Qué significa para ustedes el acto de pensar? ¿Son simplemente estimulados por mi palabra-imagen, por una explicación que examinarán intelectualmente en sus mementos de ocio convirtiéndola en una norma, en un principio que deben seguir y vivir? ¿Puede un método así producir un vivir integral? La explicación del sufrimiento no hace que éste desaparezca, ni tampoco el hecho de seguir un principio o una norma de conducta; lo que acabará con el sufrimiento son un pensar y un sentir integrales.
Si ustedes no están sufriendo, entonces las imágenes verbales que otra persona pueda darles acerca del sufrimiento — su explicación al respecto — puede que los estimule momentáneamente haciéndoles pensar que deben sufrir. Pero un sufrimiento así nada significa.
Hay dos maneras de pensar. Una es mediante la mera estimulación intelectual, sin contenido emocional alguno; pero cuando existe un despertar profundo de las emociones, hay un proceso integral del pensamiento, el cual no es, entonces, superficial, intelectual. Sólo este pensamiento-emoción integral puede dar origen a una comprensión y acción duraderas.
Si lo que digo actúa tan sólo como un estímulo, se suscita el problema de cómo aplicarlo a la vida cotidiana con sus penas y conflictos. El "cómo", el método, se vuelve sumamente importante sólo cuando la explicación y los estímulos los impulsan a una acción determinada, pero deja de ser importante cuando están integralmente atentos.
Cuando la mente se da cuenta de sus propios esfuerzos, temores y deseos, surge una percepción integral respecto de su propia transitoriedad; sólo esta percepción puede liberarla de los esfuerzos que la traban. A menos que esto ocurra, todo estímulo se convierte en un mero cautiverio mental.
Todas las cualidades artificialmente cultivadas dividen; todo cultivo intelectual de la moralidad, de la ética, es cruel, nace del temor y sólo crea una mayor resistencia del hombre contra el hombre.
La cualidad de resistencia implica ignorancia. Tener conocimiento de muchas teorías intelectuales no es estar libre de la ignorancia. Un hombre que no percibe de manera integral el proceso de su propia mente, es un ignorante. Liberar a la mente de su codicia por medio de la disciplina, de la voluntad, no es liberarla de la ignorancia, porque sigue estando presa en el conflicto de les opuestos. Cuando el pensamiento mismo percibe integralmente que el esfuerzo hecho para desembarazarse de la codicia también forma parte de la codicia, eso es un principio de esclarecimiento.
Cualquiera sea el esfuerzo que la mente haga para deshacerse de ciertas cualidades, sigue estando presa en la ignorancia; pero cuando discierna que todo esfuerzo que haga para liberarse se halla todavía dentro del proceso de La ignorancia, entonces habrá una posibilidad de romper con este círculo vicioso. La voluntad de satisfacción divide a la mente en muchas partes, cada una en conflicto con la otra, y esta voluntad no puede ser destruida por una voluntad superior, la cual no es sino otra forma de la voluntad de satisfacción. Ese círculo de la ignorancia se rompe, por decirlo así, desde adentro, sólo cuando la mente deja de ser codiciosa.
La voluntad de satisfacción destruye el amor.
Pregunta 1 : ¿Cómo podemos distinguir entre la revelaáón, que es el verdadero pensar, y la experiencia? Para mí, la experíenáa se limita a causa de nuestros falsos modos de vivir, y por eso no es revelaáón pura. Ambas, experienáa y revelación, deberían ser una sola cosa.
Pregunta 2: ¿Quiere usted decir que la experiencia es un recuerdo, el recuerdo de algo que hemos hecho?
KRISHNAMURTI: La experiencia puede condicionar aún más el pensamiento o puede liberarlo de sus limitaciones. Nosotros experimentamos conforme a nuestro condicionamiento, pero podemos abrirnos paso por ese condicionamiento, lo cual puede dar a todo nuestro ser una libertad integral. La moralidad, que debería ser algo espontáneo, se ha establecido para seguir una norma, un principio que se convierte en bueno o malo según sean las creencias que uno sustenta. Para cambiar dicha norma, algunos recurren a la violencia, esperando así crear una norma "verdadera", y otros acuden a la ley para reformarla. Tanto unos como otros esperan crear una moralidad "justa" mediante la fuerza y la conformidad. Pero una imposición semejante deja de ser moralidad.
La violencia es considerada en cierta forma como un medio necesario para un fin pacífico. Pero no vemos que el fin es controlado y moldeado por el medio que empleamos.
La verdad es una experiencia disociada del pasado. El apego al pasado con sus recuerdos y tradiciones, es la continuación de un centro estático que impide la experiencia de la verdad.
Cuando la mente no está cargada de creencias, deseos, apegos, cuando se halla creativamente vacía, existe una posibilidad de experimentar lo real.
3 de agosto de 1937
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