TERCERA PLÁTICA EN EL ROBLEDAL
Para que tengamos unidad de pensamiento y, por ende, de acción, tiene que haber concordancia, acuerdo, y esto parece ser muy difícil. La concordancia no quiere decir aceptación irreflexiva o tolerancia, porque la tolerancia es una cosa superficial. El acuerdo exige profunda inteligencia y una mente muy flexible. Aparentemente, en este mundo uno es convencido con mayor facilidad por la tontería que por un pensar integral e inteligente. Existe un tipo de acuerdo emocional que no es acuerdo en absoluto. Es tan sólo una excitación que lo dirige a uno hacia ciertas actividades, actitudes y afirmaciones, pero no lo conduce hacia el pleno e inteligente despertar de la realización individual.
Ahora bien, si están de acuerdo con la tontería, como parece estarlo la mayoría de la gente, entonces tiene que haber confusión. Por el momento, pueden sentir que son supremamente felices, que están contentos, y por eso creen que han comprendido la vida; pero si permiten que la mente examine esa presunta felicidad verán que, en realidad, lo que tienen es una excitación emotiva superficial inducida por las repetidas aseveraciones de otro. Cualquier acción nacida de esta superficialidad debe conducirnos inevitablemente a la confusión, mientras que el acuerdo basado en un pensar inteligente nos conduce a la verdadera felicidad y al completo bienestar.
Hago hincapié en este punto porque siento que es muy importante y necesario que uno no tenga dentro de sí ninguna clase de barreras que crean división, desacuerdo. Estas barreras generan confusión y lucha en el individuo, y también impiden una acción unida e inteligente en el mundo. El acuerdo inteligente es esencial para una acción concertada; pero eso no es acuerdo cuando hay cualquier tipo de compulsión o autoridad, ya sea ésta sutil o grosera. Por favor, vean por qué es indispensable tal comprensión profunda y descubran si están hondamente de acuerdo con lo que digo. Por acuerdo no entiendo una superficial y tolerante aceptación de ciertas ideas que expreso. Ustedes deben considerar toda la implicación de lo que digo y descubrir si concuerdan a fondo con ello. Esto requiere reflexión y un análisis cuidadoso; sólo entonces pueden aceptar o rechazar. Como la mayoría de nosotros parece dar preferencia a las afirmaciones enfáticamente repetidas, yo siento que sería una pérdida de tiempo si solamente se dejaran convencer por ciertas declaraciones que repito con frecuencia. Tal sometimiento por parte de ustedes sería completamente inútil e incluso perjudicial.
En este mundo hay tantas opiniones y teorías contradictorias, tantas afirmaciones grotescas, tantas exigencias emocionales, que es difícil discernir en medio de ello la verdadero, lo realmente beneficioso para la comprensión y realización individual. Estas afirmaciones — algunas fantásticas, algunas ciertas, algunas violentas, algunas absurdamente desconcertantes — son vociferadas y lanzadas sobre nosotros, A través de libros, revistas, conferenciantes, nos convertimos en sus víctimas. Nos prometen recompensas y, al mismo tiempo, sutilmente nos amenazan y compelen. Poco a poco cedemos y admitimos tomar partido, atacar y defender. Así aceptamos esta o aquella teoría, insistimos en este o aquel dogma, e inconscientemente, las repetidas afirmaciones de otros se convierten en nuestras creencias, conforme a las cuales tratamos de moldear por completo nuestras vidas. Esto no es una exageración, está ocurriendo dentro y alrededor de nosotros. Somos bombardeados de continuo por reclamos e ideas que se repiten a menudo y, desafortunadamente, tendemos a tomar partido porque lo que deseamos inconscientemente es bienestar y seguridad, tanto emocional como intelectual, lo cual nos lleva a aceptar estas afirmaciones. Bajo condiciones semejantes, aunque podamos pensar que examinamos estas afirmaciones e intuitivamente sabernos que son verdaderas, nuestras mentes son incapaces de examinar o intuir cosa alguna. Casi nadie escapa a este constante ataque por medio de la propaganda y, desdichadamente, a causa de nuestro propio anhelo de seguridad y permanencia, ayudamos a crear y fomentamos declaraciones fantásticas.
Cuando la mente-corazón está agobiada por muchas barreras, prejuicios, distinciones nacionales y de clase, es imposible llegar a un acuerdo inteligente. Lo que tiene lugar en el mundo no es un acuerdo sensato e inteligente entre las personas, sino una guerra de una creencia contra otra creencia, de una doctrina contra otra doctrina, de un grupo contra otro grupo, de un interés creado contra otro interés creado. En esta batalla, la inteligencia y la comprensión son completamente negadas.
Sería una verdadera calamidad si, a causa de estas reuniones, ustedes desarrollan dogmas, creencias e instrumentos de compulsión. Mis pláticas no se proponen engendrar creencias o ideales, los que sólo pueden ofrecerles un escape. Para comprender lo que digo, la mente debe estar libre de creencias y del prejuicio que implica el "yo sé". Cuando uno dice "yo sé", ya está muerto. Ésta no es una declaración dura.
Es una empresa muy seria tratar de descubrir lo verdadero, por qué nos encontramos aquí y hacia dónde vamos. Este descubrimiento no puede lograrse mediante la solución superficial de nuestros problemas inmediatos. La mente-corazón debe liberarse de los dogmas, las creencias y los ideales de los que casi todos nosotros somos inconscientes. Nos encontramos aquí para descubrir inteligentemente qué es lo verdadero; si comprenden esto, discernirán algo que es real, no algo impuesto o inventado por otro. Por favor, créanme que no estoy interesado en puntos de vista particulares, sino en la comprensión, felicidad y realización individual.
Hay muchos instructores que sostienen diversos sistemas, meditaciones, disciplinas que ellos alegan habrán de conducir hacia la realidad suprema; hay muchos intermediarios que insisten sobre la obediencia en nombre de los Maestros; y hay individuos que sostienen la existencia de Dios, la existencia de la verdad; desafortunadamente, yo mismo he hecho tales afirmaciones en el pasado. Conociendo todo esto me he dado cuenta de que, tan pronto existe una afirmación de algo, se ha perdido su verdadera significación. ¿Cómo hemos de comprender, entonces, este mundo de contradicciones, confusiones, creencias, dogmas y pretensiones? ¿Por dónde hemos de comenzar? Si intentamos comprender estas cosas desde cualquier otro punto de vista que no sea el de la comprensión de nosotros mismos, no haremos sino incrementar la disensión, la lucha y el odio. Existen múltiples causas, múltiples procesos trabajando en este mundo del desarrollo y el deterioro, y cuando intentamos investigar cada proceso, cada causa, chocamos inevitablemente contra un muro en blanco, contra algo que no tiene explicación, porque cada proceso es único en sí mismo.
Ahora bien, cuando nos enfrentamos a lo inexplicable, la fe acude en nuestra ayuda y afirma que hay un Dios, que Él nos ha creado y que nosotros somos Sus instrumentos, que somos seres trascendentes, con una identidad caracterizada por su permanencia. O, si no tenemos una inclinación religiosa, tratamos de resolver este problema por intermedio de la ciencia. También aquí trata uno de seguir causa tras causa, reacción tras reacción; y aunque hay científicos que sostienen que existe una profunda inteligencia que trabaja, o que emplean diferentes símbolos para comunicarnos lo inexplicable, se llega, no obstante, a un punto más allá del cual ni aun la ciencia puede avanzar, porque ésta trata solamente con la percepción y reacción de los sentidos.
Pienso que hay un modo de comprender todo el proceso de nacimiento y muerte, de desarrollo y deterioro, de dolor y felicidad. Cuando digo "pienso", lo que hago deliberadamente es más bien sugerir, antes que ser dogmático. Este proceso puede ser verdaderamente comprendido y captado en su esencia por nosotros mismos, porque tiene su foco en cada individuo. Vemos alrededor de nosotros este continuo desarrollo y deterioro, esta agonía y el placer transitorio, pero no podemos comprender este proceso abordándolo fuera de nosotros mismos. Sólo podemos comprenderlo en nuestra propia conciencia, a través de nuestro propio proceso del "yo"; y si hacemos esto, entonces hay una posibilidad de percibir el significado de toda la existencia.
Por favor, vean la importancia de esto; de lo contrario, nos enredamos en la intrincada cuestión del medio y la herencia. Comprenderemos este problema cuando no dividamos nuestra vida en el pasado y el presente, lo subjetivo y lo objetivo, el centro y la circunferencia, cuando nos demos cuenta de cómo funciona el proceso del "yo", la conciencia del "yo". Como lo he dicho a menudo, si nos limitamos a aceptar el "yo" como un principio viviente, una entidad divina aislada, creada por Dios, no haremos sino crear una autoridad estimulante, con sus miedos y explotaciones; y esto no puede conducir hacia la plena realización del hombre.
Por favor, Lo que digo acerca del proceso del "yo" no lo traduzcan a su particular fraseología o creencia. Eso no los ayudaría en absoluto; al contrario, los confundiría; tengan la bondad de escuchar con una mente y un corazón libres de prejuicios.
El proceso del "yo" es el resultado de la ignorancia; como la Llama alimentada por el aceite, se sostiene mediante sus propias actividades. Es decir, el proceso del "yo", la energía del "yo", la conciencia del "yo" es el resultado de la ignorancia, y la ignorancia se mantiene mediante las actividades que ella misma crea; es estimulada y sustentada por sus propias acciones, que se basan en el anhelo y el deseo. Esta ignorancia no tiene comienzo y la energía que la creó es única para cada individuo. Esta unicidad se vuelve individualidad para la conciencia. El proceso del "yo" es el resultado de esa fuerza, única para cada individuo, la cual crea, en su autodesarrollo, sus propios materiales como el cuerpo, el discernimiento, la conciencia, y ésta llega a identificarse como el "yo". Esto es realmente muy simple, pero parece complicado cuando se pone en palabras. Si, por ejemplo, une es educado en la tradición del nacionalismo, esa actitud debe inevitablemente crear barreras en la acción. Una mente-corazón reducida y limitada en su actividad por los prejuicios, tiene que crear limitaciones crecientes. Esto es obvio. Si une tiene creencias, traduce y moldea conforme a ellas sus experiencias, y así está forzando y Limitando continuamente al pensamiento-emoción, y estas Limitaciones se convierten en el proceso del "yo". La acción, en vez de liberar, de desembarazar a la mente-corazón de sus autoimpuestas servidumbres, crea ulteriores y más profundas limitaciones, y estas limitaciones acumuladas pueden ser llamadas ignorancia. Esta ignorancia es alentada, nutrida por sus propias actividades nacidas de los deseos que ella misma crea. A menos que uno comprenda que la ignorancia es el resultado de sus propias actividades, actividades que ella misma crea y sustenta, la mente-corazón deberá morar siempre en este círculo vicioso. Cuando uno comprenda a fondo esto, percibirá que la vida ya no es más una serie de conflictos y conquistas, luchas y logros, todo ello conducente a la frustración. Cuando uno tiene verdaderamente un discernimiento directo en este proceso de la ignorancia, el vivir ya no es más una acumulación de dolor, sino que se convierte en el éxtasis de una profunda bienaventuranza y armonía.
La mayoría de nosotros tiene una idea de que el "yo" es un ser separado, divino, algo perdurable que va tornándose más y más perfecto. Yo no apruebo nada de esto. La conciencia misma es el "yo"; uno no puede separar el proceso del "yo", como algo distinto de la conciencia. No hay un "yo" acumulando experiencias, que esté separado de la experiencia misma. Sólo existe este proceso, esta energía que está separada de la experiencia misma. Sólo existe este proceso, esta energía que está creando sus propias limitaciones por medio de los deseos que ella misma alimenta. Cuando uno discierne que no hay un "yo" aparte de la acción, que el actor es la acción misma, entonces adviene gradualmente una plenitud, una insondable felicidad.
Cuando uno capta esto, ve que no puede haber método alguno para liberarlo de sus propias limitaciones, de la prisión en que se halla retenido. El proceso del "yo" debe disolverse. Debe independizarse de sí mismo. Ningún salvador ni la veneración hacia otro puede liberarlo a uno. Las disciplinas que nos hemos impuesto y las autoridades que nosotros mismos hemos creado, no tienen ninguna utilidad. No hacen sino conducirnos a más ignorancia y dolor. Si ustedes pueden comprender esto, no harán de la vida una terrible, peligrosa Lucha de explotación y crueldad.
Pregunta: El domingo anterior usted pareció muy inseguro en lo que decía, y algunos de nosotros no podíamos hacer nada al respecto. Algunos de mis amigos dicen que no vienen más a escucharlo porque usted se está volviendo vago e indeciso acerca de sus propias ideas. Esta impresión, ¿se debe a falta de comprensión en nosotros, o no está usted tan seguro de sí mismo como acostumbraba estarlo ?
KRISHNAMURTI: Usted sabe, ciertas cosas no pueden ser puestas en palabras de una manera definida, precisa. Yo trato de expresar mi comprensión de la vida lo más claramente posible, y eso es difícil. A veces puedo .lograrlo, pero con frecuencia no parece que tenga la capacidad de comunicar lo que pienso y siento. Si usted reflexiona profundamente acerca de lo que he estado diciendo, ello se volverá claro y simple; pero permanecerá siendo tan sólo un concepto intelectual si no hay una comprensión activa en los hechos. Algunos de ustedes vienen repetidamente a estas reuniones, y me pregunto qué les ocurre en los intervalos entre las pláticas. Es durante estos intervalos que pueden descubrir si la acción es liberadora o si crea más prisiones y Por favor, Lo que digo acerca del proceso del "yo" no lo traduzcan a su particular fraseología o creencia. Eso no los ayudaría en absoluto; al contrario, los confundiría; tengan la bondad de escuchar con una mente y un corazón libres de prejuicios.
El proceso del "yo" es el resultado de la ignorancia; como la Llama alimentada por el aceite, se sostiene mediante sus propias actividades. Es decir, el proceso del "yo", la energía del "yo", la conciencia del "yo" es el resultado de la ignorancia, y la ignorancia se mantiene mediante las actividades que ella misma crea; es estimulada y sustentada por sus propias acciones, que se basan en el anhelo y el deseo. Esta ignorancia no tiene comienzo y la energía que la creó es única para cada individuo. Esta unicidad se vuelve individualidad para la conciencia. El proceso del "yo" es el resultado de esa fuerza, única para cada individuo, la cual crea, en su autodesarrollo, sus propios materiales como el cuerpo, el discernimiento, la conciencia, y ésta llega a identificarse como el "yo". Esto es realmente muy simple, pero parece complicado cuando se pone en palabras. Si, por ejemplo, une es educado en la tradición del nacionalismo, esa actitud debe inevitablemente crear barreras en la acción. Una mente-corazón reducida y limitada en su actividad por los prejuicios, tiene que crear limitaciones crecientes. Esto es obvio. Si une tiene creencias, traduce y moldea conforme a ellas sus experiencias, y así está forzando y Limitando continuamente al pensamiento-emoción, y estas Limitaciones se convierten en el proceso del "yo". La acción, en vez de liberar, de desembarazar a la mente-corazón de sus autoimpuestas servidumbres, crea ulteriores y más profundas limitaciones, y estas limitaciones acumuladas pueden ser llamadas ignorancia. Esta ignorancia es alentada, nutrida por sus propias actividades nacidas de los deseos que ella misma crea. A menos que uno comprenda que la ignorancia es el resultado de sus propias actividades, actividades que ella misma crea y sustenta, la mente-corazón deberá morar siempre en este círculo vicioso. Cuando uno comprenda a fondo esto, percibirá que la vida ya no es más una serie de conflictos y conquistas, luchas y logros, todo ello conducente a la frustración. Cuando uno tiene verdaderamente un discernimiento directo en este proceso de la ignorancia, el vivir ya no es más una acumulación de dolor, sino que se convierte en el éxtasis de una profunda bienaventuranza y armonía.
La mayoría de nosotros tiene una idea de que el "yo" es un ser separado, divino, algo perdurable que va tornándose más y más perfecto. Yo no apmebo nada de esto. La conciencia misma es el "yo"; uno no puede separar el proceso del "yo", como algo distinto de la conciencia. No hay un "yo" acumulando experiencias, que esté separado de la experiencia misma. Sólo existe este proceso, esta energía que está separada de la experiencia misma. Sólo existe este proceso, esta energía que está creando sus propias limitaciones por medio de los deseos que ella misma alimenta. Cuando uno discierne que no hay un "yo" aparte de la acción, que el actor es la acción misma, entonces adviene gradualmente una plenitud, una insondable felicidad.
Cuando uno capta esto, ve que no puede haber método alguno para liberarlo de sus propias limitaciones, de la prisión en que se halla retenido. El proceso del "yo" debe disolverse. Debe independizarse de sí mismo. Ningún salvador ni la veneración hacia otro puede liberarlo a uno. Las disciplinas que nos hemos impuesto y las autoridades que nosotros mismos hemos creado, no tienen ninguna utilidad. No hacen sino conducirnos a más ignorancia y dolor. Si ustedes pueden comprender esto, no harán de la vida una terrible, peligrosa Lucha de explotación y cmeldad.
Pregunta: El domingo anterior usted pareció muy inseguro en lo que decía, y algunos de nosotros no podíamos hacer nada al respecto. Algunos de mis amigos dicen que no vienen más a escucharlo porque usted se está volviendo vago e indeáso acerca de sus propias ideas. Esta impresión, ¿se debe a falta de comprensión en nosotros, o no está usted tan seguro de sí mismo como acostumbraba estarlo ?
KRISHNAMURTI: Usted sabe, ciertas cosas no pueden ser puestas en palabras de una manera definida, precisa. Yo trato de expresar mi comprensión de la vida lo más claramente posible, y eso es difícil. A veces puedo .lograrlo, pero con frecuencia no parece que tenga la capacidad de comunicar lo que pienso y siento. Si usted reflexiona profundamente acerca de lo que he estado diciendo, ello se volverá claro y simple; pero permanecerá siendo tan sólo un concepto intelectual si no hay una comprensión activa en los hechos. Algunos de ustedes vienen repetidamente a estas reuniones, y me pregunto qué les ocurre en los intervalos entre las pláticas. Es durante estos intervalos que pueden descubrir si la acción es liberadora o si crea más prisiones yPor favor, Lo que digo acerca del proceso del "yo" no lo traduzcan a su particular fraseología o creencia. Eso no los ayudaría en absoluto; al contrario, los confundiría; tengan la bondad de escuchar con una mente y un corazón libres de prejuicios.
El proceso del "yo" es el resultado de la ignorancia; como la Llama alimentada por el aceite, se sostiene mediante sus propias actividades. Es decir, el proceso del "yo", la energía del "yo", la conciencia del "yo" es el resultado de la ignorancia, y la ignorancia se mantiene mediante las actividades que ella misma crea; es estimulada y sustentada por sus propias acciones, que se basan en el anhelo y el deseo. Esta ignorancia no tiene comienzo y la energía que la creó es única para cada individuo. Esta unicidad se vuelve individualidad para la conciencia. El proceso del "yo" es el resultado de esa fuerza, única para cada individuo, la cual crea, en su autodesarrollo, sus propios materiales como el cuerpo, el discernimiento, la conciencia, y ésta llega a identificarse como el "yo". Esto es realmente muy simple, pero parece complicado cuando se pone en palabras. Si, por ejemplo, une es educado en la tradición del nacionalismo, esa actitud debe inevitablemente crear barreras en la acción. Una mente-corazón reducida y limitada en su actividad por los prejuicios, tiene que crear limitaciones crecientes. Esto es obvio. Si une tiene creencias, traduce y moldea conforme a ellas sus experiencias, y así está forzando y Limitando continuamente al pensamiento-emoción, y estas Limitaciones se convierten en el proceso del "yo". La acción, en vez de liberar, de desembarazar a la mente-corazón de sus autoimpuestas servidumbres, crea ulteriores y más profundas limitaciones, y estas limitaciones acumuladas pueden ser llamadas ignorancia. Esta ignorancia es alentada, nutrida por sus propias actividades nacidas de los deseos que ella misma crea. A menos que uno comprenda que la ignorancia es el resultado de sus propias actividades, actividades que ella misma crea y sustenta, la mente-corazón deberá morar siempre en este círculo vicioso. Cuando uno comprenda a fondo esto, percibirá que la vida ya no es más una serie de conflictos y conquistas, luchas y logros, todo ello conducente a la frustración. Cuando uno tiene verdaderamente un discernimiento directo en este proceso de la ignorancia, el vivir ya no es más una acumulación de dolor, sino que se convierte en el éxtasis de una profunda bienaventuranza y armonía.
La mayoría de nosotros tiene una idea de que el "yo" es un ser separado, divino, algo perdurable que va tornándose más y más perfecto. Yo no apmebo nada de esto. La conciencia misma es el "yo"; uno no puede separar el proceso del "yo", como algo distinto de la conciencia. No hay un "yo" acumulando experiencias, que esté separado de la experiencia misma. Sólo existe este proceso, esta energía que está separada de la experiencia misma. Sólo existe este proceso, esta energía que está creando sus propias limitaciones por medio de los deseos que ella misma alimenta. Cuando uno discierne que no hay un "yo" aparte de la acción, que el actor es la acción misma, entonces adviene gradualmente una plenitud, una insondable felicidad.
Cuando uno capta esto, ve que no puede haber método alguno para liberarlo de sus propias limitaciones, de la prisión en que se halla retenido. El proceso del "yo" debe disolverse. Debe independizarse de sí mismo. Ningún salvador ni la veneración hacia otro puede liberarlo a uno. Las disciplinas que nos hemos impuesto y las autoridades que nosotros mismos hemos creado, no tienen ninguna utilidad. No hacen sino conducirnos a más ignorancia y dolor. Si ustedes pueden comprender esto, no harán de la vida una terrible, peligrosa Lucha de explotación y cmeldad.
Pregunta: El domingo anterior usted pareció muy inseguro en lo que decía, y algunos de nosotros no podíamos hacer nada al respecto. Algunos de mis amigos dicen que no vienen más a escucharlo porque usted se está volviendo vago e indeáso acerca de sus propias ideas. Esta impresión, ¿se debe a falta de comprensión en nosotros, o no está usted tan seguro de sí mismo como acostumbraba estarlo ?
KRISHNAMURTI: Usted sabe, ciertas cosas no pueden ser puestas en palabras de una manera definida, precisa. Yo trato de expresar mi comprensión de la vida lo más claramente posible, y eso es difícil. A veces puedo .lograrlo, pero con frecuencia no parece que tenga la capacidad de comunicar lo que pienso y siento. Si usted reflexiona profundamente acerca de lo que he estado diciendo, ello se volverá claro y simple; pero permanecerá siendo tan sólo un concepto intelectual si no hay una comprensión activa en los hechos. Algunos de ustedes vienen repetidamente a estas reuniones, y me pregunto qué les ocurre en los intervalos entre las pláticas. Es durante estos intervalos que pueden descubrir si la acción es liberadora o si crea más prisiones y limitaciones. En manos de ustedes está el moldear sus propias vidas, ya sea para comprender o para incrementar la ignorancia.
Pregunta: ¿Cómo puede uno estar libre de las reacciones primitivas a las que usted se refiere?
KRISHNAMURTI: El deseo mismo de librarse crea su propia limitación. Estas reacciones primitivas o ignorantes generan conflictos, perturbaciones y dolor en sus vidas, y mediante la acción de librarse de ellas esperan adquirir alguna otra cosa: felicidad, bienaventuranza, paz, etc. Por eso me formulan la pregunta: "¿Cómo puedo librarme de estas reacciones?", O sea, quieren que les dé un método, que prescriba un sistema, una disciplina, una norma de conducta.
Si comprenden que no hay una conciencia separada aparte del proceso del "yo", que el "yo" es la conciencia misma, que la ignorancia crea sus propias limitaciones y que el "yo" no es sino el resultado de su propia acción, entonces no pensarán en términos de desposeimiento y adquisición.
Tomen, por ejemplo, la reacción hacia el nacionalismo. Si piensan acerca de ello verán que esta reacción es ignorante y muy dañina, no sólo para uno mismo sino para el mundo. Entonces me preguntarán: "¿Cómo puede uno librarse del nacionalismo?". Ahora bien, ¿por qué quieren librarse de él? Cuando perciban por qué quieren librarse de él, discernirán cómo ha surgido, artificialmente, con sus numerosas y crueles implicaciones; y cuando comprendan eso a fondo, entonces no hay un esfuerzo consciente para librarse de esta ignorante reacción; ella desaparece por sí misma.
De igual modo, si la mente-corazón está limitada por temores, por creencias tan dominantes, poderosas, irresistibles que pervierten la claridad de percepción, de nada sirve hacer grandes esfuerzos para liberarse de esas reacciones. Primero deben tomar conciencia de ellas y, en vez de querer liberarse, deben descubrir por qué existen. Si tratan ce liberarse de ellas, crearán o aceptarán inconscientemente otros temores y otras creencias quizá más sutiles. Pero cuando perciban cómo han surgido a la existencia — a causa del deseo de seguridad, de consuelo — , entonces, esa misma percepción los disolverá. Esto requiere de la mente-corazón un intenso estado de alerta.
Esta lucha existe entre esos valores establecidos y los valores siempre cambiantes, indefinidos, entre lo fijo y el movimiento libre de la vida, entre los patrones, los convencionalismos, los recuerdas acumulados, y aquello que no tiene morada permanente. En vez de intentar perseguir lo desconocido, examinen lo que tienen, o sea, lo conocido, los prejuicios establecidos, las limitaciones. Comprendan lo que significan; entonces desaparecerán como las brumas en el amanecer. Cuando percibimos que eso que creíamos era una serpiente entre la hierba, es sólo una cuerda, ya no tenemos más miedo, ya no hay lucha, no hay nada que superar. Y cuando, gracias al discernimiento profundo, percibamos que estas limitaciones se han creado a sí mismas, entonces nuestra actitud hacia la vida ya no será más la de conquistar, la de desear liberarnos por medio de algún método o milagro, la de buscar comprensión a través de otro. Entonces comprenderemos por nosotros mismos que, si bien este proceso de la ignorancia parece no tener comienzo, tiene un final.
19 de abril de 1936
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