TERCERA PLÁTICA EN EL ROBLEDAL
¿No es importante comprender el conflicto y, de ese modo, trascenderlo? La mayoría de nosotros vive en un estado de conflicto interno que produce exteriormente desorden y confusión; muchos escapan del conflicto, deslizándose en la ilusión, en diversas actividades, en el conocimiento y las ideas, o cayendo en el cinismo y la depresión. Hay algunos que, comprendiendo el conflicto, van más allá de las limitaciones de éste. Sin comprender la naturaleza interna del conflicto — el campo de batalla que somos — no puede haber paz ni felicidad.
La mayoría de nosotros está atrapada en una interminable serie de conflictos internos y externos y, sin resolverlos, la vida es totalmente desierta y vacía. Somos conscientes de los dos polos opuestos del deseo: el desear y el no desear. Aceptamos, como parte de nuestra naturaleza, el conflicto entre la comprensión y la ignorancia. No vemos que, dentro del patrón de la dualidad, es imposible resolver este conflicto; en consecuencia, lo aceptamos, haciendo de él una virtud Hemos llegado a considerarlo como esencial para el desarrollo y perfeccionamiento del hombre ¿No decimos, acaso, que a través del conflicto aprenderemos y llegaremos a comprender? Damos a este conflicto de los opuestos un significado religioso, pero ¿nos conduce a la virtud, a la clarificación, o nos conduce a la ignorancia, a la insensibilidad, a la muerte? ¿Nunca han advertido que, en medio del conflicto, no hay comprension en absoluto, sino sólo una lucha ciega? El conflicto no produce comprensión. Conduce, como hemos dicho, a la apatía y al engaño. Debemos salirnos del patrón de la dualidad, para alcanzar una comprensión creativa, revolucionaria.
El conflicto, la lucha por llegar a ser o no llegar a ser esto o aquello, ¿no contribuyen a un proceso ele autoencierro? ¿No crean una conciencia egocéntrica? El conflicto y el dolor, ¿no constituyen, acaso, la naturaleza misma del “yo"? ¿Cuándo es uno consciente de sí mismo? Cuando hay oposición, fricción, antagonismo En el instante del júbilo, no existe la conciencia de uno mismo, la conciencia egocéntrica. Cuando hay felicidad, uno no dice: "Yo soy feliz"; sólo cuando la felicidad está ausente, cuando hay conflicto, uno adquiere conciencia de si mismo. El conflicto es para nosotros un toque de atención, un darnos cuenta de nuestras propias limitaciones; tales limitaciones son el origen de la conciencia egocéntrica. Esta lucha constante lleva a numerosas formas de escape, de ilusión; si no comprendemos la naturaleza del conflicto, el hecho de aceptar la autoridad, una creencia o una ideología, da como resultado más ignorancia y más sufrimiento. Cuando comprendemos el conflicto, entonces la ignorancia y el sufrimiento se debilitan y pierden su validez.
La opción entre deseos opuestos tan sólo da continuidad al conflicto; la opción implica dualidad; a través de la opción no hay libertad posible, porque la voluntad sigue siendo generadora de conflicto ¿Cómo puede, entonces, el pensamiento, ir mucho más allá del patrón de la dualidad? Sólo cuando comprendemos las modalidades del anhelo y de la autosatisfacción. es posible trascender el conflicto interminable de los opuestos. Siempre estamos buscando el placer y evitando el dolor; el constante deseo de “llegar a ser” endurece la mente-corazón, causando rivalidad y sufrimiento, ¿No han advertido cuán despiadado es un hombre en su deseo de “llegar a ser”? Llegar a ser alguna cosa en este mundo es lo mismo que llegar a ser alguna cosa en lo que se considera el mundo espiritual; en ambos, el hombre es impulsado por el deseo de devenir, y este anhelo conduce a un conflicto incesante, a una peculiar crueldad y al antagonismo. El renunciar es, entonces, un adquirir, y la adquisición es semilla de conflicto. Este proceso de renunciar y adquirir, de devenir y no devenir, es una cadena inacabable de dolor.
Nuestro problema es cómo ir mucho más allá de este conflicto. No se trata de una cuestión teórica, sino de una a la que nos enfrentamos casi todo el tiempo. Podemos escapar hacia alguna fantasía susceptible de ser racionalizada hasta parecer real; sin embargo, es una ilusión No se convierte en real ni mediante ingeniosas explicaciones ni por el número de sus adherentes. Para trascender el conflicto, debemos experimentar y comprender el anhelo de devenir, de '‘llegar a ser”. El deseo de llegar a ser alguna cosa es complejo y sutil pero, como ocurre con todas las cosas complejas, debe ser abordado de manera simple. Estén intensamente atentos al deseo de devenir. Si están alerta al sentimiento del “llegar a ser", con el sentimiento adviene la sensibilidad que comienza a revelar las múltiples implicaciones del devenir. El sentimiento se endurece a causa del intelecto y de las numerosas y hábiles racionalizaciones, y por mucho que el intelecto pueda desenmarañar la complejidad del devenir, es incapaz de experimentar. Ustedes podrán aceptar verbalmente todo esto, pero será de poca importancia; sólo el experimentar y el sentir pueden traer consigo la llama creadora de la comprensión.
No condenen el devenir, sino estén atentos a su causa y efecto en ustedes mismos. El juicio, la comparación y la condena no generan la experiencia de la comprensión; por el contrario, detendrán la experiencia. Estén alerta a la identificación y a la condena, a la justificación y a la comparación; al estar alerta a ellas, llegarán a su fin. Estén silenciosamente atentos al devenir; experimenten esta silenciosa percepción alerta Ser silencioso y volverse silencioso, son dos estados diferentes. El estado de volverse silencioso, jamás puede experimentar el estado de ser silencioso. Sólo en el estado de silencio y quietud, puede ser trascendido todo conflicto.
Pregunta: ¿Tendría usted la bondad de hablar acerca de la muerte? No me refiero al miedo a la muerte, sino más bien a la promesa y a la esperanza que el pensamiento sobre la muerte debe contener siempre para aquéllos que durante toda la vida se dan cuenta de que no pertenecen a ella.
KRISHNAMURTI: ¿Por qué nos interesa más la muerte que el vivir? ¿Porqué acudimos a la muerte como una liberación, una promesa de esperanza? ¿Por qué debería haber más felicidad, más alegría en la muerte que en la vida? ¿Por qué necesitamos buscar una renovación en la muerte y no en la vida? Queremos escapar del dolor de la existencia, hacia una promesa y una esperanza que lo desconocido contiene en sí. Nuestro vivir es conflicto y desdicha, y como nos educamos para la muerte inevitable, acudimos a la muerte en procura de recompensa. Glorificamos a la muerte o la esquivamos, dependiendo ello del tormento del vivir; la vida es una cosa para ser soportada y la muerte para ser bienvenida. Otra vez estamos atrapados en el conflicto de los opuestos, No hay verdad en ios opuestos. No comprendemos la vida, el presente, por eso miramos hacia la muerte, el futuro. El mañana, el futuro, la muerte, ¿nos traerá la comprensión? ¿Abrirá el tiempo la puerta a la realidad? Siempre estamos ocupados con el tiempo, el pasado entretejiéndose con el presente y proyecJándose hacia el futuro; somos el producto del tiempo, del pasado, y escapamos hacia el futuro, hacia la muerte.
El presente es lo eterno. Lo intemporal no puede experimentarse por medio del tiempo El ahora existe siempre; aun cuando uno escape hacia el futuro, el ahora está siempre presente. El presente es la puerta de entrada hacia el pasado. Si no comprendemos el presente ahora, ¿lo comprenderemos en el futuro? Lo que somos ahora es lo que seremos si no hemos comprendido el presente. Esta serenidad no se logra por medio del tiempo, “llegando" uno a estar sereno; tiene que haber quietud, ng un proceso de aquielamiento Acudimos al tiempo como un medio para "llegar a ser"; este llegar a ser, este devenir es interminable; no es lo eterno, lo intemporal. El devenir es conflicto incesante que nos conduce a la ilusión. En la serena quietud del presente, está lo eterno.
Pero el pensamiento-sentimiento teje hacia atrás y adelante, como la lanzadera de un telar, entre el pasado, el presente y el futuro; está siempre reordenando sus recuerdos, manejándose en procura de una posición mejor, más ventajosa y confortable para sí mismo Está perpetuamente disipando energías y concibiendo ideas; ¿cómo puede una mente así hallarse en silencio, creativamente vacía? Está generando continuamente su propio devenir mediante un esfuerzo incesante; ¿puede, de ese modo, comprender la existencia quieta y silenciosa del presente? Únicamente el recto pensar y la meditación pueden dar origen a la claridad del comprender, y sólo en esta claridad hay sosiego.
La muerte de alguien a quien amamos trae dolor. La conmoción de ese dolor nos entorpece, nos paraliza, y cuando salimos del estado de parálisis, buscamos escapar de ese dolor, La pérdida de compañía, los hábitos que se revelan, el vacío y la soledad que quedan al descubierto a causa de la muerte, ocasionan dolor, e instintivamente procuramos escapar de él. Deseamos consuelo, un paliativo para aliviar el sufrimiento. El sufrimiento indica ignorancia, pero al buscar formas de escapar del sufrimiento, sólo alimentamos la ignorancia. En lugar de adormecer la mente-corazón dolorida, de adormecerla mediante escapes, consuelos, racionalizaciones, creencias, estén intensamente atentos a sus astutas defensas y a sus exigencias de consuelo; entonces, ese vacio y ese dolor experimentarán una transformación Debido a que ustedes buscan escapar, el dolor prosigue; a causa de que buscan confortación y dependencia, se intensifica el sentimiento de soledad. Es extremadamente difícil no escapar, no buscar confortación, y sólo la intensa percepción alerta de nosotros mismos puede erradicar la causa del dolor.
En la muerte buscamos la inmortalidad; en el movimiento de nacimiento y muerte anhelamos la permanencia; atrapados en la corriente del tiempo, deseamos con ansia lo intemporal; estando en la oscuridad creemos en la luz. La muerte no nos conduce a la inmortalidad; la inmortalidad existe sólo en la vida sin muerte. En la vida conocemos la muerte porque nos aferramos a la vida, Acumulamos, devenimos; a causa de que acumulamos, llega la muerte y, al conocer la muerte, nos aferramos a la vida.
Tener esperanza y creer en la inmortalidad, no es experimentar la inmortalidad. La creencia y la esperanza deben cesar para que lo inmortal sea. Uno mismo, el creyente, el hacedor del deseo, debe cesar para que lo inmortal exista, Nuestra propia creencia y nuestra esperanza fortalecen el "yo", el si mismo, y uno mismo sólo conocerá el nacimiento y la muerte. Con la terminación del anhelo, que es la causa del conflicto, adviene el silencio creativo, y en este silencio existe aquello que está más allá del nacimiento y la muerte. Entonces vida y muerte son una sola cosa.
Pregunta : Es más fácil librarse de las ansias sexuales que de las sutiles ambiciones, porque la individualidad anhela expresarse a si misma con cada aliento. Estar libres de nuestro egoísmo implica una revolución completa en el pensar ¿Cómo podría uno permanecer en el mundo con semejante trastrocamiento de la mente?
KR1SHNAMURTI: ¿Por qué queremos permanecer en el mundo, el mundo que es tan cruel, ignorante y lascivo? Podemos tener que vivir en él, pero sólo cuando pertenecemos a él, la existencia se vuelve dolorosa. Cuando somos ambiciosos, cuando hay enemistad, cuando los valores sensorios adquieren suma importancia, entonces estamos perdidos y el mundo se apodera de nosotros ¿No podemos vivir sin codicia entre la codicia, contentándonos con poco? ¿No podemos vivir con salud entre los enfermos? El mundo no está separado de nosotros, somos el mundo; nosotros hemos hecho de él lo que es. Ha adquirido su espíritu mundano a causa de nosotros, y para salimos de él debemos apartar de nosotros el espíritu mundano.. Sólo entonces podremos vivir con el mundo y no pertenecer a él.
La libertad respecto del sexo y de la ambición no tiene sentido si no hay amor. La castidad no es un producto del intelecto; si la mente planea y trama ser casta, ya no es más casta. Sin amor, el mero librarse de la lujuria es vano y, por ende, es causa de interminable lucha y dolor.
Una vez más, el deseo de librarnos de la ambición es un conflicto dentro del patrón de la dualidad Si dentro de ese patrón usted se ha adiestrado para no ser ambicioso, sigue estando entre los opuestos y, en consecuencia, no hay libertad. Sólo ha sustituido un rótulo por otro; por eso el conflicto conlinua. ¿No podemos experimentar de manera directa el estado que se encuentra más allá del patrón de la dualidad? No pensemos desde el punto de vista del devenir, lo cual indica el conflicto de los opuestos, ¿no es así?: “Soy esto y deseo ser aquello"; eso sólo fortalece el conflicto y, por consiguiente, embota la mente-corazón.
Estamos acostumbrados a pensar en función del futuro, de ser o de llegar a ser esto o aquello. ¿No es posible estar atentos a lo que es? Cuando pensamos y sentimos lo que es, sin comparar, sin juzgar, con esa completa integración del pensador y su pensamiento, entonces lo que es se transforma completamente; pero esa transformación jamás puede ocurrir dentro del campo de la dualidad.
Seamos, pues, conscientes de la ambición; seámoslo; no tratemos de serlo con el tiempo. Cuando somos conscientes de la ambición, nos damos cuenta de todas sus implicaciones; lo importante es este sentimiento, no el mero análisis intelectual de las causas y efectos de la ambición Cuando nos damos cuenta de la ambición, somos conscientes de su agresividad, de su crueldad competitiva, de sus placeres y de su dolor; también somos conscientes de su efecto sobre la sociedad y la relación, de sus moralidades sociales y comerciales — que son una expresión de inmoralidad — , de sus métodos astutos y secretos que finalmente conducen a la competencia más despiadada. La ambición engendra envidia y mala voluntad, el poder de dominar y oprimir. Estén conscientes de si mismos tal como son y del mundo que han creado; y, sin condenar ni justificar, permanezcan silenciosamente alerta a su sentimiento de ambición.
Si están silenciosamente alerta, como he explicado, entonces el pensador y su pensamiento son una sola cosa, no están separados, son indivisibles; sólo entonces la ambición se transforma íntegramente, Pero casi todos nosotros, si estamos de algún modo atentos, somos conscientes de la causa y el efecto de la ambición y, desafortunadamente, ahí nos detenemos; pero si examináramos con más atención este proceso, lo abandonaríamos, porque el conflicto no fructifica en comprensión. Al abandonar el conflicto, daremos con el pensador y su pensamiento . Tal como las cualidades no pueden ser separadas de la persona, así el pensador no puede ser separado de su pensamiento. Cuando tiene lugar esa integración, hay una transformación completa del pensador Ésta es una tarea ardua que exige flexibilidad alerta y percepción sin opciones. La meditación se origina en el recto pensar, y el recto pensar, en el conocimiento propio. Sin conocimiento propio no hay comprensión.
Pregunta: Yo entiendo que usted diga que la facultad creadora es una embriaguez de la cual resulta difícil desprenderse Sin embargo, usted habla a menudo de la persona creativa ¿ Quién es esa persona, si no se trata del artista, el poeta, el constructor?
KRISHNAMURTI: El artista, el poeta, el constructor, ¿es necesariamente una persona creativa? ¿No es también un ser voluptuoso, mundano, que busca el éxito personal? ¿No está contribuyendo, entonces, al caos y la desdicha que reinan en el mundo? ¿No es, acaso, responsable por las catástrofes y los sufrimientos? Lo es cuando busca fama, cuando es envidioso, mundano, cuando sus valores son sensuales, cuando está arrebatado por las pasiones. El hecho de que tenga cierto talento, ¿hace del artista una persona creativa?
El espíritu creativo es algo infinitamente más grande que la mera capacidad de expresarse; la expresión exitosa y su reconocimiento no constituyen, por cierto, el espíritu creativo. El éxito en este mundo implica ser de este mundo, el mundo de la opresión y la crueldad, de la mala voluntad y la ignorancia, ¿no es así? Es cierto que la ambición produce resultados, pero ¿no trae consigo infelicidad y confusión para la persona exitosa y para sus semejantes!’ El científico, el constructor, pueden haber producido ciertos beneficios, pero ¿no han traído también destrucción y desdichas incalculables? ¿Es creatividad esto? ¿Es creatividad poner al hombre contra el hombre, como hacen los políticos, los gobernantes, los sacerdotes?
El espíritu creativo surge a la existencia cuando nos liberamos de la esclavitud del anhelo con su conflicto y su dolor, Al desprendemos del “yo" con su dogmatismo, su crueldad y sus luchas interminables por llegar a ser, adviene la realidad creativa. En la belleza de un crepúsculo o de una noche serena, ¿no ha sentido usted un intenso júbilo creativo? En ese instante, estando el “yo" transitoriamente ausente, uno es vulnerable, está abierto a la realidad. Éste es un acontecimiento raro y no buscado, fuera de nuestro control, pero, habiendo percibido una vez su intensidad, el “yo" exige disfrutarlo nuevamente, y asi es como empieza el conflicto.
Todos hemos experimentado la ausencia transitoria del “yo", y en ese instante hemos sentido el extraordinario éxtasis creativo. Pero, en vez de que eso sea raro y accidental, ¿no es posible crear en nosotros el estado correcto para que la realidad sea vida eterna? Si usted busca el éxtasis, esa búsqueda habrá de ser la actividad del “yo", que producirá ciertos resultados, pero no será el estado que surge con el recto pensar y la recta meditación Es esencial conocer y comprender las modalidades sutiles del “yo”, porque el recto pensar y la recta meditación llegan con el conocimiento propio.
El recto pensar surge con el constante fluir de la percepción alerta, percepción tanto de las actividades mundanas como de las que tienen lugar en la meditación. La creatividad con su éxtasis adviene cuando nos liberamos del anhelo, libertad que es virtud.
Pregunta: Durante los últimos años, en sus pláticas usted parece haberse concentrado más y más en el desarrollo del recto pensar Anteriormente, acostumbraba usted hablar más acerca de las experiencias místicas. ¿Evita ahora deliberadamente este aspecto?
KRISHNAMURTI: ¿No es necesario, acaso, echar los cimientos correctos para la experiencia correcta? Sin el recto pensar, ¿no es ilusoria la experiencia? Si usted quiere tener una casa bien construida y durable, ¿no debe levantarla sobre cimientos buenos y sólidos? Experimentar es comparativamente fácil, y lo que experimentamos depende de nuestro condicionamiento. Experimentamos conforme a nuestras creencias, a nuestros ideales, pero ¿traen libertad todas esas experiencias? ¿No ha notado usted que la experiencia surge conforme a nuestra tradición y a nuestra creencia? La tradición y el credo moldean la experiencia, pero para experimentar la realidad — la cual no pertenece a ninguna tradición o ideología — ¿no debe el pensar ir mucho más allá de su propio condicionamiento? ¿Acaso la realidad no es siempre lo increado? ¿No debe la mente dejar de crear, de formular, si quiere experimentar lo increado? ¿No debe la mente-corazón estar absolutamente quieta y silenciosa para que se manifieste lo real?
Tal como toda experiencia puede ser mal interpretada, asi puede hacerse que toda experiencia parezca ser lo real, del intérprete depende la traducción, y si el traductor es ignorante, si tiene prejuicios, si está moldeado en un patrón de pensamiento, su comprensión se amoldará a su condicionamiento- Si es una persona de las llamadas religiosas, experimentará de acuerdo con su tradición y su creencia; si es no religiosa, sus experiencias se moldearán conforme a su trasfondo. Del instrumento depende su capacidad; la mente-corazón debe tornarse capaz por si misma . Es susceptible tanto de experimentar lo real como de crear sus propias ilusiones. Experimentar lo real es difícil, porque exige infinita flexibilidad y una profunda y fundamental quietud de la mente. Esta flexibilidad, esta quietud no son el resultado del deseo o de un acto de la voluntad, porque el deseo y la voluntad son la consecuencia del anhelo, del impulso dual de ser y no ser La flexibilidad y el sosiego no se derivan del conflicto; surgen a la existencia con la compiensión, y la compiensión llega con el conocimiento propio.
Sin conocimiento propio ustedes viven meramente en un estado de contradicción e incertidumbre; sin conocimiento propio, lo que piensan y sienten carece de fundamento; sin conocimiento propio no es posible la iluminación. Usted es el mundo, es el vecino, el amigo, el asi llamado enemigo. Si quiere comprender, primero debe comprenderse a sí mismo, porque en usted está la raíz de toda comprensión. En usted está el principio y el fin La mente-corazón debe ser sencilla para poder comprender esta inmensamente compleja entidad.
A fin de entender el pasado, la mente-corazón debe percibir sus actividades en el presente, porque sólo a través dei presente puede ser entendido el pasado, pero usted no comprenderá el presente si se identifica con él.
Así, pues, a través del presente se revela el pasado; gracias a la conciencia inmediata se descubren y comprenden las numerosas capas ocultas De este modo, por obra de la constante percepción alerta, adviene un profundo y amplio conocimiento propio.
10 de junio de 1945
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