OBRA COMPLETA - TOMO 4 - J-K - CONTINUACIÓN -

SEXTA PLÁTICA EN EL ROBLEDAL

Esta mañana contestaré tantas preguntas como sea posible

Pregunta: Si no hubiéramos destruido el mal que había en Europa Central, éste nos habría conquistado . ¿ Usted quiere decir que no deberíamos habernos defendido? La agresión debe ser enfrentada . ¿Cómo la enfrentaría usted?

KRISHNAMURTI: Esta ola de agresión, de sangre, de criminalidad organizada, parece surgir periódicamente en un grupo y pasarse a otro. Esto es cíclico en la historia. Ningún país está libre de esta agresión. Todos, cada cual a su manera, somos responsables por esta ola de agresión y destrucción en masa.

¿Es posible vivir sin agresión y, por ende, sin defensa? Todo esfuerzo, ¿no es, acaso, una serie de ataques y defensas? ¿Puede la vida ser vivida sin este esfuerzo destructivo? Cada uno debería estar atento a las respuestas que da a este problema,. ¿Acaso todo esfuerzo no torna necesarias la autoa firmación y autoexpansión del individuo y, por lo tanto, del grupo o de la nación, y nos conduce al conflicto, al antagonismo y a la guerra?

¿Es posible resolver este problema de la agresión, conforme a líneas de defensa? La defensa implica autoprotección, oposición y conflicto; ¿puede el antagonismo ser disuelto mediante la oposición? ¿Es posible, entonces, vivir en este mundo y, sin embargo, estar libre de esta constante batalla entre “lo tuyo” y "lo mío”, con sus crueles ataques y defensas? Debido a que deseamos proteger nuestro nombre, nuestra propiedad, nuestra nacionalidad, nuestra religión, nuestros ideales, cultivamos el espíritu de ataque y defensa, Somos posesivas, codiciosos; por esa hemos creado una estructura social que hace necesarias, progresivamente, la explotación y la agresión más despiadadas. Este devenir codicioso engendra su propia oposición, y así la defensa y el ataque se vuelven parte de nuestra existencia diaria. No encontraremos ninguna solución en tanto sigamos pensando y sintiendo en función de defensa y ataque, lo cuai no hace sino mantener vigentes la confusión y la lucha.

¿Es posible pensar y sentir sin defensa ni ataque? Lo es tan sólo cuando hay amor, cuando cada uno abandona la codicia, la mala voluntad y la ignorancia, que se expresan a través del nacionalismo, del anhelo de poder y de otras formas de criminalidad y crueldad. Por cierto, si uno desea resolver este problema permanentemente, el pensamiento-sentimiento debe liberarse de toda codicia y de todo temor, Esta actitud de ataque y defensa es cultivada en nuestra vida cotidiana y termina finalmente en la guerra y otras catástrofes. La dificultad radica en nuestra propia naturaleza contradictoria; queremos paz y, no obstante, cultivamos las causas que originan guerra y destrucción. Queremos felicidad y libertad, pero nos complacemos en la lujuria, en la mala voluntad y la irreflexión; rezamos para obtener comprensión y, sin embargo, la negamos en nuestra vida cotidiana; queremos disfrutar ambos opuestos y asi nos confundimos y extraviamos.

Si queremos poner fin a esta ola de crueldad, de destrucción y desdicha espantosas, si anhelamos salvar a nuestro hijo, a nuestro marido, a nuestro prójimo, debemos pagar el precio. Este infortunio no es la creación de un grupo o de una raza, sino la de cada uno de nosotros; cada uno debe abandonar cuidadosamente las causas que dan origen a estas calamidades y a esta desdicha incalculable Debemos desechar nuestro nacionalismo, nuestra codicia y mala voluntad, nuestro anhelo de poder y riqueza y nuestra adhesión a los prejuicios religiosos organizados que, mientras afirman la unidad de los seres humanos, ponen a unos contra otros. Sólo entonces habrá paz y felicidad.

¿Por qué parecemos incapaces de vivir creativa y dichosamente sin destruirnos los unos a los otros? ¿No es porque nos condicionamos de tal modo a causa de nuestra ira, mala voluntad y estupidez, que somos incapaces de vivir feliz y serenamente? Es indispensable que nos abramos paso a través de nuestro condicionamiento y seamos como la nada. Tenemos miedo de ser nada; por uso escaparnos y, de ese modo, alimentamos nuestro miedo, lo alimentamos con codicia, odio y ambición.

El problema no es cómo defendernos, sino cómo trascender el deseo de expansión propia, el anheio de devenir. Sólo aquellos individuos que abandonan sus pasiones, sus anhelos de fama e inmortalidad personal, pueden ayudar a producir una paz y una felicidad creativas.

Pregunta: En nuestro desarrollo personal, ¿no hay un continuo y reiterado proceso de muerte de las esperanzas y deseos que tanto apreciamos, un proceso de cruel desilusión con respecto al pasado, de transmutación de los fenómenos negativos, en una existencia más positiva y vivificante, hasta que la misma etapa es alcanzada nuevamente en una espiral más alta? El conflicto y el dolor, ¿no son, por consiguiente, indispensables para todo desarrollo y en todas las etapas?

KRISHNAMURTI: Para ia existencia creativa, ¿son necesarios el conflicto y el dolor? ¿El sufrimiento es necesario para la comprensión? En el devenir, en la expansión propia, ¿no resulta inevitable el conflicto? El estado creativo del ser, ¿no implica libertad respecto del conflicto, respecto de la existencia acumulativa? La acumulación en cualquier etapa de la espiral, ¿da origen al ser creativo? Hay devenir y desarrollo a lo largo del sendero horizontal de la existencia, pero ¿conduce eso hacia lo intemporal? Lo intemporal puede experimentarse sólo cuando abandonamos lo horizontal. La experiencia de ser, ¿se halla relacionada con el conflicto de lo horizontal, el conflicto del devenir? Lo intemporal no puede ser realizado a través del tiempo.

¿Qué ocurre cuando nos hallamos en conflicto? En la lucha por superar el conflicto, nos desilusionamos, nos ofuscamos o, estando en conflicto, intentamos encontrar escapes en distintas formas. Si el pensamiento-sentimiento no queda atrapado ni en la desilusión ni en un refugio confortable, entonces el conflicto mismo encontrará los medios para su terminación. El conflicto produce desengaño o el deseo de escapar, porque somos renuentes a considerarlo cuidadosamente, a sondear todas las implicaciones que contiene; somos perezosos, estamos demasiado condicionados como para cambiar; aceptamos la autoridad y la forma más cómoda de vivir. Para comprender el conflicto y poder examinarlo con libertad, tiene que existir cierta serenidad desinteresada, Pero cuando nos debatimos en el conflicto y el dolor, nuestra respuesta instintiva es escapar de ello, de su causa, no enfrentamos a su oculto significado; de modo que buscamos diversos canales de escape: actividades, entretenimientos, dioses, guerra Así, las distracciones se multiplican, se tornan más importantes que la causa del dolor en si; nos volvemos intolerantes con respecto a los medios de escape de otros y tratamos da modificarlos o reformarlos, pero el conflicto y el dolor continúan.

Ahora bien, ¿es necesario el conflicto para la comprensión? ¿Es la comprensión el resultado del desarrollo? ¿No entendemos por desarrollo el devenir constante del "yo", acumulando y renunciando, siendo codicioso y "llegando a ser" no codicioso, el incesante proceso del devenir? La naturaleza misma del “yo” es crear contradicción. El conflicto entre los opuestos, ¿es desarrollo que trae consigo comprensión? La lucha en el corredor inacabable de los opuestos, ¿conduce a alguna parte, excepto a más conflicto y dolor?

En el devenir, no hay término para la lucha y el dolor. Este devenir nos lleva al conflicto de la contradicción en el que casi todos nos hallamos atrapados; estando atrapados en él. pensamos que la lucha y el dolor son inevitables, un proceso evolutivo necesario. Por lo tanto, el tiempo se vuelve un factor indispensable para el desarrollo, para el ulterior devenir. En esta espiral del devenir, la lucha y el sufrimiento no terminan jamás. De modo que nuestro problema es cómo ponerles fin El pensamiento-sentimiento debe ir mucho más allá del patrón de la dualidad O sea, cuando hay conflicto y sufrimiento, vivir con ello incondicionalmente, sin escapar; escapar es comparar, justificar, condenar; darse cuenta del dolor es no buscar un refugio, un alivio, sino percibir las modalidades del pensamiento-sentimiento. Así, pues, cuando comprendemos la futilidad del refugio, del escape, ese dolor mismo crea la llama necesaria que habrá de consumirlo Para trascender el dolor, es indispensable la serenidad de la comprensión, no el conflicto y la angustia del devenir. Cuando el “yo" no está ocupado con su propio devenir, hay una impremeditada claridad, un éxtasis profundo. Esta intensidad del júbilo es la consecuencia de haber abandonado el "yo".

Pregunta - He luchado durante muchos, muchos años con un problema personal . Todavía estoy luchando, ¿Qué debo hacer?

KRISHNAMURTI: ¿Cuál es el proceso de comprender un problema? Para comprender, la mente-corazón debe descargarse de sus acumulaciones y, de ese modo, ser capaz de una percepción correcta, Si uno quiere comprender una pintura moderna debe, si es que puede, dejar de lado su educación clásica, sus prejuicios, sus respuestas preparadas,. De igual modo, si queremos comprender un complejo problema psicológico, debemos ser capaces de examinarlo sin ningún prejuicio condenatorio ni favorable; debemos ser capaces de abordarlo con imparcialidad y frescura.

El interlocutor dice que ha estado luchando durante muchos años con su problema. En su lucha ha acumulado lo que llamaríamos experiencia, conocimiento, y con esta carga creciente trata de resolver el problema; así que jamás se ha enfrentado con él abiertamente, de una manera nueva, sino que siempre lo a abordado con la acumulación de muchos años. La memoria acumulada es la que se enfrenta con el problema; por lo tanto, no hay comprensión. El pasado muerto oscurece el siempre vivo presente.

A casi todos nosotros nos impulsa alguna pasión personal sin que nos percatemos de ella, y si lo hacemos, por lo general la justificamos o la toleramos. Pero si es una pasión que deseamos trascender, solemos luchar contra ella, tratando de vencerla o de reprimirla. Al tratar de vencerla no la hemos comprendido, al tratar de reprimirla no la hemos trascendido. La pasión aún permanece ahí o ha tomado otra forma, lo cual sigue siendo causa de conflicto y dolor. Esta lucha constante y continua no trae comprensión, sino que sólo fortalece el conflicto, cargando la mente-corazón con memoria acumulada. Pero si podemos investigar esta pasión a fondo y morir para ella, o abordarla de una manera nueva, sin la carga del ayer, entonces podremos comprenderla Debido a que nuestra mente-corazón es alerta y entusiasta, profundamente atenta y silenciosa, el problema es trascendido.

Si podemos encarar nuestro problema sin juzgarlo, sin identificamos, se revelarán las causas que se ocultan tras él. Si queremos comprender un problema, debemos dejar de lado nuestros deseos, nuestras experiencias acumuladas, nuestros patrones de pensamiento. La dificultad no está en el problema mismo sino en nuestra manera de abordarlo. Las cicatrices del ayer impiden el abordaje correcto. El condicionamiento interpreta el problema conforme a su propio patrón, lo cual de ningún modo libera al pensamiento-sentimiento, de la lucha y el dolor que implica el problema. Traducir, interpretar el problema no es comprenderlo; para comprenderlo y trascenderlo, debe cesar toda interpretación. Lo que se comprende de manera plena y completa, no deja rastro alguno como recuerdo.

Pregunta: Yo estoy intensamente solo. Al parecer, el conflicto en mis relaciones es constante a causa de este aislamiento. Es una enfermedad y debe ser curada . ¿Puede usted ayudarme a curarla, por favor ?

KRISHNAMURTI: El caos, la desdicha presente, son un producto de este doloroso aislamiento, de este vacío en que vivimos, porque el pensamiento mismo se ha vuelto vacío, carente de significación. Las guerras y la confusión creciente son el resultado de la vacuidad de nuestras vidas y actividades.

Estemos o no conscientes de ello, casi todos somos seres solitarios, aislados en nosotros mismos; cuanto más advertimos eso, tanto más intenso, ardiente y doloroso se vuelve . Los inmaduros se satisfacen fácilmente en su soledad, pero cuanto más consciente es uno, mayor es este problema No hay forma de escapar de la dolorosa sensación de soledad, ni puede ella ser superada mediante la irreflexión, la ignorancia; la ignorancia, como la superstición, reditúa ciertas satisfacciones, pero éstas solamente fomentan el conflicto y el dolor.

Como decía, casi todos somos seres intensamente solitarios, y la angustia penetra y embota la mente-corazón. El absorbente dolor que ello implica parece expandirse sin cesar, y buscamos constantemente escapar de ese dolor, encubrirlo, llenar este vacío doloroso, llenarlo con la fe y la esperanza, con entretenimientos y distracciones Tratamos de disimular su angustia mediante actividades, mediante el placer del conocimiento, de la creencia y de toda forma de afición, religiosa o mundana Nuestra búsqueda de un refugio, de un consuelo para este dolor, es inacabable; cosas, relaciones y conocimientos son medios para escapar de esta persistente angustia de la soledad, El movimiento de un escape a otro se considera progreso; censuramos al hombre que llena este vacío con bebida y diversión, pero al que busca un escape permanente que él llama noble, lo consideramos meritorio., espiritual.

Pregunta: Yo estoy intensamente solo. Al parecer, el conflicto en mis relaciones es constante a causa de este aislamiento. Es una enfermedad y debe ser curada . ¿Puede usted ayudarme a curarla, por favor ?


KRISHNAMURTI: El caos, la desdicha presente, son un producto de este doloroso aislamiento, de este vacío en que vivimos, porque el pensamiento mismo se ha vuelto vacío, carente de significación. Las guerras y la confusión creciente son el resultado de la vacuidad de nuestras vidas y actividades.

Estemos o no conscientes de ello, casi todos somos seres solitarios, aislados en nosotros mismos; cuanto más advertimos eso, tanto más intenso, ardiente y doloroso se vuelve . Los inmaduros se satisfacen fácilmente en su soledad, pero cuanto más consciente es uno, mayor es este problema No hay forma de escapar de la dolorosa sensación de soledad, ni puede ella ser superada medrante la irreflexión, la ignorancia; la ignorancia, como la superstición, reditúa ciertas satisfacciones, pero éstas solamente fomentan el conflicto y el dolor.

Como decía, casi todos somos seres intensamente solitarios, y la angustia penetra y embota la mente-corazón. El absorbente dolor que ello implica parece expandirse sin cesar, y buscamos constantemente escapar de ese dolor, encubrirlo, llenar este vacío doloroso, llenarlo con la fe y la esperanza, con entretenimientos y distracciones Tratamos de disimular su angustia mediante actividades, mediante el placer del conocimiento, de la creencia y de toda forma de afición, religiosa o mundana Nuestra búsqueda de un refugio, de un consuelo para este dolor, es inacabable; cosas, relaciones y conocimientos son medios para escapar de esta persistente angustia de la soledad, El movimiento de un escape a otro se considera progreso; censuramos al hombre que llena este vacío con bebida y diversión, pero al que busca un escape permanente que él llama noble, lo consideramos meritorio., espiritual.

¿Existe alguna forma perdurable de escapar de esta vacuidad? Intentamos distintos medios de llenar el vacío, pero una y otra vez nos tornamos conscien-es de él. .¡Acaso todos los remedios, por nobles v gratificantes que sean, no eluden meramente el problema? Usted podrá encontrar un alivio temporario, pero la angustia pronto retorna.

Para encontrar la respuesta correcta y duradera al sentimiento de soledad, primero debemos dejar de escapar de él, y esto es muy difícil, porque el pensamiento está buscando siempre un refugio, un escape. Sólo cuando la mente-corazón acepta incondicionalmenle este vacío, entregándose a él sin motivo alguno, sin esperanza ni temor, el vacío puede experimentar su propia transformación.

Si usted quiere comprender verdaderamente el problema de la soledad y su grandeza, debe desechar los valores mundanos, ya que son distracciones respecto de lo real. Estas distracciones y estos valores son el resultado del deseo de escapar de nuestra propia vacuidad; por lo tanto, tales distracciones y valores también son vacuos. Sólo cuando la mente-corazón se despoja de todas sus pretensiones y formulaciones, puede ser trascendida esta dolorosa vacuidad interna.

Pregunta: He tenido lo que podría llamarse una experiencia espiritual,una guía, o cierta realización , ¿Cómo he de habérmelas con ello ?

KRISHNAMURTI: Casi todos hemos tenido experiencias profundas, llámelas con el nombre que prefiera; hemos tenido experiencias de gran éxtasis, de gran visión, de gran amor. La experiencia llena con su luz, con su hálito, nuestro ser; pero no es duradera, llega a su fin dejando su perfume.

Con la mayoría de nosotros ocurre que la mente-corazón no es capaz de abrirse a este éxtasis. La experiencia fue accidental, llegó sin ser invitada y es demasiado inmensa para la mente-corazón. La experiencia es más grande que el experimentador, de modo que el experimentador empieza por reducirla a su propio nivel, a su esfera de comprensión. Su mente no está quieta; es activa, ruidosa, lo reordena todo. Ella tiene que habérselas con la experiencia, tiene que organizarla, difundirla, hablar a otros acerca de su belleza. Por lo tanto, la mente rebaja lo inexpresable introduciéndolo en el patrón de la autoridad o de una orientación para la conducta. Interpreta y traduce la experiencia y así la enreda en su propia trivialidad. Debido a que la mente-corazón no sabe cómo cantar, en vez de ello va tras el cantor.

El intérprete, el traductor de la experiencia, debe ser tan profundo y amplio como la experiencia misma, sí es que quiere comprenderla; puesto que no lo es, debe cesar de interpretarla; para cesar, debe ser maduro, sabio en su comprensión. Usted puede tener una experiencia significativa, pero el modo como la comprenda, como la interprete, depende de usted, el intérprete; si su mente-corazón es pequeña, limitada, usted traducirá la experiencia conforme a su propio condicionamiento. Este condicionamiento es el que debe ser comprendido y eliminado antes de que espere usted captar el significado pleno de la experiencia.

La madurez de la mente-corazón llega cuando ésta se libera de sus propias limitaciones, y no si se aferra al recuerdo de una experiencia espiritual.

Al aferrarse al recuerdo, la mente-corazón habita con la muerte, no con la vida La experiencia profunda puede abrir la puerta a la comprensión, al conocimiento propio y al recto pensar, pero en muchas personas se convierte tan sólo en un estímulo excitante, un recuerdo, y pronto pierde su significación vital, impidiendo así una futura experiencia.

Traducimos toda experiencia en términos de nuestro propio condicionamiento; cuanto más profunda es, más vigilantes y acentos debemos estar para no interpretarla erróneamente. Las experiencias espirituales profundas son raras, y si tenemos tales experiencias, las rebajamos al insignificante nivel de nuestra mente y nuestro corazón, Si usted es cristiano o hindú o no creyente, de acuerdo con eso traduce tales experiencias, reduciéndolas al nivel de su propio condicionamiento, Si su mente-corazón está entregada al nacionalismo y a la codicia, a las pasiones y a la mala voluntad, entonces tales experiencias serán usadas para fomentar la despiadada matanza de su prójimo; entonces buscará usted asesoramiento para bombardear a su hermano; entonces el culto consiste en destruir o torturar a aquéllos que no son de su país, de su fe.

Es esencial, que esté alerta a su condicionamiento, y no que trate de hacer algo respecto de la experiencia en si, pero la mente-corazón se apega a las experiencias de ayer y asi se torna incapaz de comprender el presente vivo.

1- de julio de 1945

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 QUINTA PLÁTICA EN EL ROBLEDAL

Esta mañana sólo voy a contestar preguntas. Estas pláticas y las respuestas serán de poca significación si permanecen solamente en el nivel verbal. La mayoría de nosotros busca estímulos y los encuentra de diversas maneras, pero estos estímulos se agotan pronto. Sólo la experiencia vital, profunda, mantiene a la mente-corazón flexible y alerta, pero tal experiencia está mucho más allá de la gratificación y del estimulo intelectual o emocional El sentir torna flexible a la razón, y esta flexibilidad de la razón, con la vulnerabilidad del sentir, generan la experiencia que, correctamente comprendida, es transformadora En todas las épocas y especialmente ahora, hubo y hay necesidad de transformación a través de la experiencia vital; esta transformación es esencial en un mundo que se ha vuelto totalmente despiadado, un mundo cuyos valores son predominantemente sensorios, un mundo corrupt^en su propia degradación. Sin experimentar amplia y profundamente el valor eterno, no encontraremos ninguna solución para nuestros problemas; cualquier respuesta que no sea la de lo real, sólo aumentará nuestra carga y nuestro dolor Para experimentar de ese modo, cada uno debe permanecer internamente solo, sin depender de ninguna autoridad, de ninguna organización, religiosa o seglar, porque la dependencia de cualquier clase crea incertidumbre y temor, impidiendo asi la experiencia de lo real.

 En el mundo externo no hay esperanza ni claridad ni comprensión creativa y renovadora; sólo hay derramamiento de sangre, confusión y desastres crecientes. Únicamente en lo interno hay comprensión, y esta comprensión ha de ser descubierta por uno mismo, no a través del ejemplo o de la autoridad. Sólo por obra de la percepción alerta y el conocimiento propio pueden llegar la serenidad y la sabiduría. No hay serenidad si estamos siguiendo a otro; no hay paz si somos mundanos; no hay comprensión si hay ignorancia respecto de nosotros mismos Mediante la silenciosa observación de lo externo y la objetiva y clara percepción de los acontecimientos de la vida, uno está inevitablemente obligado a tomar conciencia de lo interno, lo subjetivo; cuando comprendemos el “yo”, lo externo adquiere claridad y significación. Lo externo nada significa en sí mismo; se torna significativo solamente en relación con lo interno. Para experimentar y comprender lo interno, uno debe estar dispuesto a permanecer solo; debe oponerse al peso persuasivo de lo externo, a sus embustes lógicos y astutos.

Pregunta: El domingo anterior, usted dijo que cada uno de nosotros es responsable por estas guerras terribles ¿Somos también responsables por las abominables torturas de los campos de concentración y por el deliberado exterminio de un pueblo en Europa Central ?

KRISHNAMURTl: ¿No es muy evidente que cada uno de nosotros es responsable por la guerra ? Las guerras no surgen de causas desconocidas, tienen orígenes definidos, y aquéllos que quieran salirse de esta periódica locura llamada guerra, deben investigar estas causas y liberarse de ellas. La guerra es una de las mayores calamidades que pudieran ocurrirle al hombre capaz de experimentar lo real. Debe interesarse en eliminar la causa de la guerra dentro de si mismo, no ocuparse de quienes están más o menos degradados y se muestran terribles en la guerra. No debemos dejarnos arrebatar por cuestiones secundarias, sino estar atentos al problema fundamental que es en sí la matanza organizada. Las cuestiones secundarias pueden causar miedo y deseo de venganza. pero sin comprender las razones esenciales de la guerra, no cesarán el conflicto y el dolor.

Matar a otro es el mayor crimen que existe para un hombre capaz de realizar lo supremo. La guerra, el asesinato deliberadamente organizado, es la más grande de las catástrofes que el ser humano puede buscarse, porque con ella llegan desdichas y destrucciones incalculables, degradación y corrupción; una vez que admitimos un “mal” tan vasto como el asesinato de otros seres humanos, abrimos la puerta a un sinnúmero de desastres menores. Cada uno de nosotros es responsable por la guerra, porque cada uno, consciente o inconscientemente, ha generado la presente condición mediante su actitud hacia la vida y a causa de los valores falsos que ha asignado a la existencia. Cuando hemos perdido el valor eterno, los efímeros valores sensorios adquieren suma importancia. No hay límite para el deseo en permanente expansión. Las “cosas" son necesarias, pero no tienen valor eterno, y el deseo demente de posesiones conduce siempre a la lucha y al infortunio.

Cuando alentamos el afán adquisitivo en cualquiera de sus formas, cuando existen el nacionalismo y los estados soberanos separados, cuando la religión divide, cuando hay intolerancia e ignorancia, se torna inevitable el asesinato de nuestros semejantes. La guerra es el resultado de nuestra vida cotidiana Justificamos la ira, la mala voluntad y la opresión cuando son nacionales; matar por el Estado, por el país, por una ideología, se considera necesario, noble. Cada uno se complace en esta degradante crueldad, porque en cada uno existe el deseo de hacer daño. La guerra se vuelve un medio de liberar los propios instintos brutales, y fomenta la irresponsabilidad. Un estado semejante sólo es posible cuando predominan ios valores sensorios.

Como cada uno es responsable por la formación de esta cultura, si cada uno no se transforma radicalmente a sí mismo, ¿cómo puede haber, entonces, un final para este mundo brutal y para sus métodos? Cada uno es responsable por estas tragedias y estos desastres, por las torturas y las bestialidades, si piensa y siente desde el punto de vista de naciones, grupos, o se considera a si mismo hindú, budista, cristiano o musulmán Si un así llamado extranjero es asesinado en la India por un nacionalista, y yo soy nacionalista, entonces soy responsable por ese asesinato; pero no soy responsable por él si no pienso en función de naciones, grupos o clases sociales, si no soy lascivo, mundano, si no tengo mala voluntad. Sólo entonces estoy libre de responsabilidad por las matanzas, las torturas, el despotismo.

Hemos perdido el sentimiento humanitario; nos sentimos responsables únicamente por la clase o el grupo a que pertenecemos; responsables hacia un nombre, hacia un rótulo. Hemos perdido la compasión, el amor por todo; sin esta estimulante llama de la vida, recurrimos a los políticos, a los sacerdotes, a algún programa económico que nos promete paz y felicidad. No podemos confiar en estas cosas.. Sólo en cada uno de nosotros existe la comprensión creadora, esa compasión indispensable para el bienestar humano Los rectos medios crean ios rectos fines; los malos medios traerán solamente vacuidad y muerte, no paz y felicidad.

Pregunta: Siento que sin ayuda, sin la gracia de Dios, no puedo alcanzar la otra orilla Si pudiera decir: "Hágase Tu voluntad" y disolverme en ello, ¿no disolvería mis limitaciones? Si pudiera abandonarme incondicionalmente, ¿no me ayudaria la gracia a salvar el abismo que me separa de Dios"

KRISHNAMURTI: Esta renuncia al "yo" no es un acto de la voluntad; este cruzar a la otra orilla no es una actividad deliberada o con fines de ganar algo. La realidad adviene en la plenitud del silencio y de la sabiduría Usted no puede invitar a la realidad, ella debe venir a usted; usted no puede escoger la realidad, ella debe escogerlo a usted.

Debemos comprender qué es el esfuerzo, el silencio incondicional, la abnegación, porque sólo con la adecuada percepción alerta llega la serenidad meditativa.

¿Qué es el recto esfuerzo? Hay una comprensión del recto esfuerzo cuando tomamos conciencia del proceso del devenir. En tanto hagamos esfuerzos por devenir, por llegar a ser esto o aquello, la dualidad seguirá existiendo, con el pensador separándose del pensamiento Este conflicto de los opuestos se considera inevitable y necesario para la libertad y el desarrollo del ser Cuando alguien que es codicioso hace un esfuerzo para volverse no codicioso, este esfuerzo se considera virtuoso y espiritual. Pero ¿es eso el recto esfuerzo? El esfuerzo, ¿se emplea para superar lo opuesto a aquello que produce comprensión? ¿No sigue uno siendo codicioso al tratar de volverse no codicioso? Puede ponerse un traje verbal nuevo y satisfactorio, pero el hacedor del esfuerzo es aún el mismo, es aún codicioso. El esfuerzo hecho para “llegar a ser", no sólo crea el conflicto de los opuestos, sino que también es dirigido por canales erróneos, ya que ello implica vivir en conflicto y dolor, por lo tanto, en el largo corredor de los opuestos no somos libres para experimentar la verdad.

Nuestro esfuerzo se emplea en negar o aceptar; de ese modo, el pensamiento-sentimiento se embota en este conflicto interminable. Esto es, ciertamente, esfuerzo incorrecto, porque no fructifica en comprensión creadora. El recto esfuerzo consiste en estar impaicialmente alerta a este conflicto, en observarlo silenciosamente, sin identificarnos. Esta silenciosa, imparcial percepción del conflicto, trae consigo libertad. En esta serena y pasiva percepción alerta, manifiesta su existencia la realidad.

¿Qué es el recto esfuerzo? Hay una comprensión del recto esfuerzo cuando tomamos conciencia del proceso del devenir. En tanto hagamos esfuerzos por devenir, por llegar a ser esto o aquello, la dualidad seguirá existiendo, con el pensador separándose del pensamiento Este conflicto de los opuestos se considera inevitable y necesario para la libertad y el desarrollo del ser Cuando alguien que es codicioso hace un esfuerzo pata volverse no codicioso, este esfuerzo se considera virtuoso y espiritual. Pero ¿es eso el recto esfuerzo? El esfuerzo, ¿se emplea para superar lo opuesto a aquello que produce comprensión? ¿No sigue uno siendo codicioso al tratar de volverse no codicioso? Puede ponerse un traje verbal nuevo y satisfactorio, pero el hacedor del esfuerzo es aún el mismo, es aún codicioso. El esfuerzo hecho pata “llegar a ser", no sólo crea el conflicto de los opuestos, sino que también es dirigido por canales erróneos, ya que ello implica vivir en conflicto y dolor, por lo tanto, en el largo corredor de los opuestos no somos libres para experimentar la verdad.

Nuestro esfuerzo se emplea en negar o aceptar;' de ese modo, el pensamiento-sentimiento se embota en este conflicto interminable. Esto es, ciertamente, esfuerzo incorrecto, porque no fructifica en comprensión creadora. El recto esfuerzo consiste en estar imparcialmente alerta a este conflicto, en observarlo silenciosamente, sin identificarnos. Esta silenciosa, imparcial percepción del conflicto, trae consigo libertad. En esta serena y pasiva percepción alerta, manifiesta su existencia la realidad.

Esté atento a su conflicto, a cómo niega usted, a cómo compara o se identifica, a cómo trata de llegar a ser; esté alerta a la profunda, plena significación de la angustia que implican los opuestos. Entonces vendrá la experiencia de la inseparabilidad del pensador y su pensamiento, el silencio de la comprensión;sólo por obra de este silencio creativo puede haber una transformación radica!, el cruce hacia la otra orilla sin que intervenga la acción de la voluntad.

Hay una diferencia inmensa entre volverse silencioso y ser silencioso. Debemos morir cada día para todas las experiencias y acumulaciones, temores y esperanzas, y sólo podemos hacer esto estando activamente alerta a nuestros conflictos y. en consecuencia, pasivamente silenciosos Debemos vivir cada día las cuatro estaciones, la primavera, el verano, el otoño y el invierno de la pasividad. Tal como en invierno los campos quedan en barbecho, abiertos a los cielos, para revitalizarse, así la mente-corazón debe permitirse estar abierta, creativamente vacía. Sólo entonces puede manifestarse el hálito de la realidad.

Este vacío creativo, esta ardiente pasividad, no se origina en un acto volitivo. A aquéllos que son esclavos de la distracción, que están incesantemente activos, que se esfuerzan por llegar a ser, les resulta extremadamente difícil estar pasivamente alerta. Si uno desea comprender, la mente-corazón debe estar quieta y en silencio; tiene que haber una sensibilidad intensificada para recibir, y sólo en la comprensión puede haber serenidad. Esta silenciosa percepción alerta no es un acto de determinación, sino que adviene cuando el pensamiento-sentimiento no está atrapado en la red del devenir. Nosotros nunca le decimos a un niño; “Vuélvete silencioso”; le decimos que esté en silencio. A nosotros mismos, nos decimos que llegaremos a ser esto o aquello, y para este “llegar a”, tenemos diversas excusas y razones interminables; por lo tanto, jamás somos silenciosos. El llegar a ser silenciosos no es jamás el ser silenciosos, no puede serlo; sólo con la muerte del devenir, del llegar a ser, tiene su existencia el ser.

En instantes de gran creatividad, de gran belleza, hay una serenidad total; en estos instantes existe una ausencia completa del “yo” con todos sus conflictos; esta negación, la más elevada forma del pensar-sentir, es esencial para el ser creativo, Pero estos instantes son raros en la mayoría de nosotros, instantes en que son trascendidos el pensador y su pensamiento; estas ocasiones ocurren inesperadamente, pero el “yo” regresa pronto. Habiendo experimentado una vez este silencio vital, el pensamiento-sentimiento se aferra a su recuerdo, impidiendo así la ulterior experiencia de la realidad, Este cultivo de la memoria es un esfuerzo orientado por canales erróneos, lo cual da por resultado el fortalecimiento del “yo" con su conflicto y su dolor; pero si estamos profundamente atentos a nuestros problemas y conflictos y los comprendemos, entonces este cultivo mismo del conocimiento propio da origen a la pasividad alerta y a la serenidad La realidad se halla en este silencio vital Sólo en la completa sencillez, cuando todo anhelo ha llegado a su fin, existe la bendición de la realidad.

Pregunta: Soy inventor, y sucede que he inventado algunas cosas que han sido utilizadas en esta guerra. Creo que me opongo al matar, pero ¿qué debo hacer con mi capacidad? No puedo suprimirla, ya que el poder de inventar es la que me impulsa en la vida.

KRISHNAMURTI: ¿Cuál piensa y siente usted que es el problema más imperiosamente importante que debe comprender? ¿El poder de matar, o la capacidad de inventar? Si se interesa únicamente en inventar, en la mera expresión de su talento, entonces debe descubrir por qué pone tanto énfasis en eso. ¿No es que su capacidad le ofrece medios para escapar de la vida, de la realidad? En tal caso, ¿no es su talento una barrera para la relación? Ser es estar relacionado; nada puede existir en aislamiento. Por consiguiente, sin conocerse a sí mismo, su capacidad de inventar se vuelve peligrosa para su prójimo y para usted mismo.

¿Ayuda su ocupación a destruir a su semejante? Sus invenciones y actividades pueden ser momentáneamente útiles, pero si finalmente llevan a la destrucción, ¿de qué sirven? Si el resultado final de esta cultura es la destrucción en masa, entonces, ¿cuál es el significado de su talento? ¿De qué sirve inventar, mejorar, reordenar, si todo ello nos conduce a la destrucción del hombre? Si usted no se interesa sino en satisfacer su capacidad personal, descuidando las cuestiones más amplias de la vida y el sentido fundamental de la existencia, entonces su talento carece de significación y valor Su capacidad tiene importancia únicamente en relación con la realidad suprema.

Yo siento que ninguno de ustedes está vitalmente interesado en esta cuestión. ¿No es también un problema que les concierne? Uno puede ser un artista, un carpintero, o tener alguna otra ocupación, y este problema es tan vital para uno como lo es para el inventor. Si usted es un artista o un médico, su ocupación o la expresión de su talento debe basarse en la realidad; de lo contrario, se vuelve tan sólo una forma de expresión propia, y la mera expresión del “yo" nos conduce, inevitablemente, al dolor. Si usted se interesa tan sólo en su expresión personal, está contribuyendo al conflicto, a la confusión y al antagonismo del hombre. Sin descubrir primeramente el sentido de la vida, la mera expresión propia, por gratificante que sea, sólo traerá consigo desdicha y desastre.

Cuídese del mero talento. Con el conocimiento de nosotros mismos se transforma el anhelo de autorrealización. Este anhelo genera su propia frustración y sus desilusiones, porque el deseo de autorrealización proviene de la ignorancia.

Pregunta: ¿Puedo encontrar a Dios en una trinchera?

KRISHNAMURTI: Un hombre que busca a Dios, no estará en una trinchera. ¡Qué falsos son los modos de nuestro pensar! Creamos una situación falsa y en ella esperamos encontrar la verdad; en lo falso tratamos de encontrar lo real. Afortunado es aquél que ve lo falso como falso y lo verdadero como verdadero.

Nuestras maneras de pensar y sentir nos han desnaturalizado En el dolor ansiamos encontrar la felicidad; sólo abandonando la causa del dolor puede haber felicidad Usted y el militar han dado origen a una cultura que lo obliga a asesinar y a ser asesinado, y en medio de esta crueldad desea encontrar el amor Si está buscando a Dios, no se encontrará en una trinchera, pero si está allí y Lo busca, sabrá cómo actuar justificamos el asesinato y, en el acto mismo de asesinar, procuramos encontrar el amor Creamos una sociedad basada esencialmente en valores sensorios, en el espíritu mundano, todo lo cual hace necesaria la trinchera Justificamos y toleramos la trinchera, y después, en la trinchera o en el bombardero esperamos encontrar a Dios, el amor. Sin transformar fundamentalmente la estructura de nuestro pensamiento-sentimiento, no es posible dar con lo real. Siendo envidiosos, codiciosos e ignorantes, deseamos ser pacíficos, tolerantes y sabios; con una mano asesinamos y con la otra pacificamos. Esta contradicción es la que debemos comprender; usted no puede tener al mismo tiempo codicia y paz, la trinchera y Dios; no puede justificar la ignorancia y, no obstante, esperar la iluminación.

La naturaleza misma del "yo” es la contradicción; sólo cuando el pensamiento-sentimiento se libera de sus propios deseos opuestos, puede haber serenidad y júbilo Esta libertad con su regocijo llega cuando percibimos claramente el conflicto del anhelo. Cuando tomamos conciencia del proceso dual del deseo y estamos pasivamente alerta a él, existe el júbilo de lo real, júbilo que no es producto de la voluntad o del tiempo.

En ningún momento puede usted escapar de la ignorancia; ésta debe ser disipada mediante su propio despertar, y nadie puede despertarlo salvo usted mismo, el problema que usted mismo ha creado deja de existir gracias a su propia percepción alerta.

Pregunta: ¿ Cuál es un modo perdurable de resolver algún problema psicológico ?

KRISHNAMURTI: Hay tres etapas de percepción en todo problema humano. ¿no es así.'' Primera, tomar conciencia de la causa y el efecto del problema; segunda, percibir su proceso dual o contradictorio; y tercera, darse cuenta del "yo” y experimentar al pensador y su pensamiento como un solo hecho.

Tome cualquier problema que tenga; por ejemplo, la ira. Esté alerta a su causa, tanto fisiológica como psicológica. La ira puede, surgir de la fatiga y tensión nerviosa; puede tener su origen en cierto condicionamiento del pensar-sentir, en el temor, en la dependencia, en el anhelo de seguridad, etc.; puede surgir a causa de un dolor emocional o corporal. Muchos de nosotros percibimos el conflicto de los opuestos pero, a causa de la pena o la perturbación que nos ocasiona, buscamos instintivamente librarnos de él, ya sea violentamente o en variedades de formas sutiles; nos interesamos en escapar de la lucha que implica el conflicto, antes que en comprenderlo. Este deseo de librarnos del conflicto es lo que da fuerza a su continuidad y, por lo tanto, mantiene la contradicción; este deseo es lo que debemos observar y comprender. Sin embargo, es difícil estar pasivamente alerta en el conflicto de la dualidad;condenamos o justificamos, comparamos o nos identificamos; por eso, estamos siempre tomando partido y, de tai modo, mantenemos viva la causa del conflicto. Estar imparcialmente alerta al conflicto de la dualidad es difícil, pero resulta esencial si uno quiere trascender el problema.

La modificación de lo externo, del pensamiento, es una invención autoprotectora del pensador; éste introduce al pensamiento en una nueva estructura que lo protege contra una transformación radical. Es uno de los muchos ardides astutos del “yo". Debido a que el pensador se separa a si mismo de su pensamiento, los problemas y conflictos continúan, y la sola y constante modificación de su pensamiento sin que el pensador se transforme radicalmente, sólo da continuidad a la ilusión.

La integración completa del pensador con su pensamiento no puede ser experimentada si no se comprende el proceso del devenir y el conflicto de los opuestos. Es imposible trascender este conflicto mediante un acto de la voluntad; sólo puede ser trascendido cuando ha cesado la opción. Ningún problema puede ser resuelto en su propio plano; puede resolverse perdurablemente sólo cuando el pensador ha dejado de adquirir identidad como tal.

24 de junio de 1945



OBRA COMPLETA - TOMO 4 - J.K. - CONTINUACIÓN -

 CUARTA PLÁTICA EN EL ROBLEDAL

¿Puede cada uno de nosotros, que es responsable por el conflicto y la desdicha en sí mismo y, por ende, en el mundo, admitir que su mente-corazón se vea embotado por filosofías e ideas erróneas? Si ustedes, que han originado esta lucha y este sufrimiento, no cambian fundamentalmente, ¿traerán orden y buena voluntad al mundo los sistemas, las conferencias y los planes? ¿No es imperativo, acaso, que ustedes se transformen, ya que el mundo es lo que son ustedes? Sus conflictos internos se expresan en desastres externos. El problema de ustedes es el problema del mundo, y sólo ustedes pueden resolverlo, no otros; no pueden dejar la solución a otros. El político, el economista, el reformador es, como ustedes, un oportunista, un hábil inventor de planes; pero nuestro problema, o sea, este conflicto humano, esta desdicha, esta existencia vacía que produce tan dolorosos desastres, necesitan más que ingeniosas invenciones, más que reformas superficiales del político y del propagandista. Necesitan un cambio radical de la mente humana, y nadie, salvo ustedes mismos, puede originar esta transformación. Porque lo que son ustedes, su grupo, su sociedad, eso es el líder que tienen. Sin ustedes, el líder no existe; en ustedes está el principio y el fin de todas las cosas, Ningiin grupo, ningún líder puede establecer el valor eterno; sólo ustedes mismos pueden hacerlo.

Las catástrofes y el infortunio llegan cuando los efímeros valores sensorios predominan sobre el valor eterno. El valor inmutable, eterno, no es el resultado de la creencia; la creencia de ustedes en Dios no implica que están experimentando el valor eterno, cuya realidad se revelará solamente por el modo como vivan. La opresión y la explotación, la agresividad y crueldad económico, son la secuela inevitable cuando hemos perdido contacto con la realidad Ustedes lo pierden cuando, mientras profesan su amor a Dios, toleran y justifican el asesinato de un semejante, o el asesinato colectivo en nombre de la paz y la libertad En tanto sigan ustedes dando importancia suprema a los valores sensorios, habrá conflicto, confusión y dolor. Jamás se justifica matar a otro, y cuando los valores sensorios predominan, perdemos la significación inmensa que tiene el ser humano.

Tendremos desdichas y tribulaciones mientras la religión continúe organizándose para formar parte del Estado, para ser la criada del Estado, contribuye a exculpar la fuerza policial organizada del Estado y, de ese modo, alienta la opresión, la ignorancia y la intolerancia, ¿Cómo puede, entonces, la religión aliada con el Estado, cumplir con su única función verdadera, que consiste en revelar y sostener el valor eterno? Cuando perdemos contacto con la realidad y no aspiramos a ella, hay discordia y el hombre combate al hombre. La confusión y la desdicha no pueden ser disipadas mediante el negligente proceso del tiempo o acudiendo a la confortante idea de la evolución, la que sólo engendra pereza, complaciente aceptación y la tendencia continua hacia la catástrofe; no debemos permitir que el curso de nuestras vidas sea dirigido por otros o "por el bien del futuro”. Nosotros somos los responsables de nuestra vida, no otro; somos los responsables de nuestra conducta, ningún otro lo es. No hay nadie que pueda transformarnos. Cada cual debe experimentar y descubrir la realidad; sólo en ese descubrimiento hay júbilo, serenidad y la más elevada sabiduría.

Entonces, ¿cómo podemos arribar a esta experiencia? ¿Mediante el cambio de las circunstancias externas, o merced a la transformación proveniente de lo interno? El cambio externo implica controlar el entorno por medio de la legislación, de las reformas sociales y económicas, del conocimiento acerca de los hechos y de las fluctuantes mejoras, ya sean violentas o graduales. Pero la modificación de las circunstancias externas, ¿traerá alguna vez una fundamental transformación interna? ¿Acaso no es necesaria, en primer lugar, la transformación interna, para dar origen a un resultado externo? Ustedes pueden, mediante leyes, prohibir la ambición, por ser la ambición causa de crueldad, agresividad, competencia y conflicto, pero ¿puede la ambición ser erradicada desde afuera? Al ser reprimida de un modo, ¿no se afirmará de otro? ¿No es el motivo interno, el pensamiento-sentimiento personal, lo que determina siempre lo externo? Para originar una pacifica transformación externa, ¿no debe tener lugar, ante todo, un profundo cambio psicológico? ¿Puede lo externo, por grato que sea, producir un perdurable contentamiento interno?

El anhelo interno modifica siempre lo externo. Psicológicamente, lo que son ustedes es la sociedad, el Estado, la religión que tienen; si son lascivos, envidiosos, ignorantes, entonces el entorno es lo que son ustedes. Nosotros creamos el mundo en que vivimos. Para producir un cambio radical y pacífico, tiene que haber una voluntaria e inteligente transformación interna; este cambio psicológico no puede, por cierto, ser generado a través de la compulsión, y si lo es, habrá tal confusión y tal conflicto interno, que la sociedad volverá a precipitarse en el desastre. La regeneración interna debe ser voluntaria, inteligente, no forzada. Primero debemos buscar la realidad, y sólo entonces podremos estar rodeados de paz y de orden.

Cuando ustedes abordan desde afuera el problema de la existencia, se pone en marcha instantáneamente el proceso dual; en la dualidad hay conflicto interminable, y ese conflicto, lo único que hace es embotar la mente-corazón. Cuando uno aborda desde su propia interioridad el problema de la existencia, no hay división entre lo interno y lo externo; la división cesa a causa de que lo interno es lo externo, de que el pensador y sus pensamientos son un solo hecho inseparable. Pero nosotros separamos falsamente pensamiento y pensador; de ese modo, sólo tratamos con la parte, esperando con eso transformar el todo. La parte se divide cada vez más y, por lo tanto, hay más y más conflicto Debemos, pues, ocuparnos internamente del pensador y no interesarnos en la modificación de la parte, su pensamiento..

Pero, desafortunadamente, la mayoría de nosotros está atrapada en la incertidumbre de lo externo y la incertidumbre de lo interno .Esta incertidumbre es la que debe ser comprendida. La incertidumbre acerca del valor es lo que genera conflicto, confusión y sufrimiento, impidiéndonos seguir un curso claro de acción, tanto en lo externo como en lo interno. Si siguiéramos lo externo con plena percepción alerta, percibiendo su total significación, un curso así conduciría, inevitablemente, a lo interno; por desgracia, nos extraviamos en lo externo, porque no somos suficientemente flexibles en la investigación de nosotros mismos. Cuando examinen los valores sensorios que ejercen dominio sobre nuestros pensamientos-sentimientos, y se den cuenta de ellos sin opción alguna, percibirán que lo interno adquiere claridad. Este descubrimiento traerá consigo libertad y júbilo creador Pero no hay nadie que pueda realizar para nosotros este descubrimiento y esta experiencia ¿Puede el hambre de uno satisfacerse mirando comer a otro? Mediante nuestra propia percepción alerta debemos cobrar conciencia de los valores falsos y así descubrir el valor eterno* Puede haber un cambio fundamental interna y externamente, sólo cuando el pensamiento-sentimiento se desenreda de esos valores sensorios que causan conflicto y dolor.

Pregunta: En las auténticamente grandes obras de arte, poesía, música, se expresa y comunica algo indescriptible, en lo que parece reflejarse la realidad, la verdad, Dios . Sin embargo, es un hecho que muy pocas de las personas que han creado tales obras, han conseguido en sus vidas privadas liberarse del círculo vicioso del conflicto . ¿Cómo puede explicarse que un individuo que no se ha liberado, sea capaz de crear algo que trasciende el conflicto de los opuestos? O, invirtiendo la pregunta, ¿no tiene uno que llegara la conclusión de que la creatividad nace del conflicto?

KRISHNAMURTI: ¿Es necesario el conflicto para la creatividad? ¿Qué entendemos por conflicto? Ansiamos ser algo, positiva o negativamente Este anhelo constante engendra conflicto. Consideramos que este conflicto es inevitable, casi virtuoso; pensamos que es esencial para el desarrollo humano.

¿Qué ocurre cuando usted está en conflicto? A causa del conflicto, la mente se fatiga, se embota, se insensibiliza. El conflicto fortalece las capacidades a utopi oledoras, es la sustancia a base de la cual prospera el "yo”. Por su naturaleza misma, el “yo” es la causa de todo conflicto, y donde está el “yo” no hay creación posible.

¿Es necesario el conflicto para el estado creativo del ser? ¿Cuándo siente uno ese éxtasis creativo, irresistible? Sólo cuando ha cesado todo conflicto, cuando el "yo” está ausente, cuando hay completa serenidad. Esta quietud no puede tener lugar cuando la mente-corazón se halla agitada, en conflicto; esto no hace sino fortalecer el proceso de autoencierro. Como casi todos vivimos en estado de constante lucha interna, raramente tenemos tales instantes de alta sensibilidad o quietud, y cuando alguna vez ocurren son accidentales. Entonces, tratamos de recapturar esos instantes accidentales, y sólo volvemos a cargar nuestra mente-corazón, con el pasado muerto.

¿Acaso el poeta, el artista, no pasa por el mismo proceso que nosotros? Tal vez sea más sensible, más alerta y, por ende, más vulnerable, más abierto, pero seguramente él también experimenta la creación en instantes de completa quietud, Esta experiencia trata de expresarla en la palabra o en la música; pero el conflicto surge cuando intenta expresar la experiencia, perfeccionar la palabra, ¿no es así? No surge en el instante de la experiencia misma. La creación puede tener lugar sólo cuando la mente-corazón está en calma y no presa en la red del devenir. El estado de pasividad abierta a lo real, no es el resultado del anhelo con su voluntad y su conflicto.

Igual que nosotros, el artista tiene momentos de quietud mental en los que experimenta el estado de creación; entonces degrada ese estado expresándolo en la pintura, en la música, en la forma. Su expresión asume para él gran valor, porque ésa es su obra La ambición, la fama, se tornan importantes y queda atrapado en una lucha interminable y estúpida. De este modo, contribuye a la desgracia del mundo, a la envidia, al derramamiento de sangre, a las pasiones y a la mala voluntad, Se extravía en esta lucha, y cuanto más se extravía, más se contrae su sensibilidad, menos vulnerable se vuelve con respecto a la verdad. Sus conflictos mundanos opacan la gozosa claridad del estado creativo, aun cuando su capacidad técnica le ayude a continuar con sus vacuas e insensibilizadoras fantasías

Pero nosotros no somos grandes artistas, músicos o poetas; no tenemos talentos especiales; no podemos liberamos a través del mármol, la pintura o mediante la guirnalda de las palabras. Vivimos en el conflicto y el dolor, pero también nosotros tenemos instantes ocasionales en que se nos revela la inmensidad de lo verdadero. Entonces nos olvidamos momentáneamente de nosotros mismos, pero pronto regresamos a nuestro torbellino diario, embotando y endureciendo nuestra mente-corazón. Ésta jamás se halla quieta: si lo está, eso es el silencio de la fatiga, pero un estado asi no es el silencio de la comprensión, de la sabiduría. Este vacio creativo, expectante, no es generado por la voluntad o el deseo; se manifiesta cuando cesa el conflicto del "yo".

El conflicto llega a su fin sólo cuando hay una revolución completa en el valor, no una mera sustitución. Únicamente mediante el conocimiento propio puede la mente-corazón liberarse de todos los valores; este trascender todos los valores no es fácil, no llega con la práctica, sino con la profundización de la percepción alerta, No es un don ni un talento de unos pocos, sino que todos los que son tenaces y apasionados pueden experimentar la realidad creativa

Pregunta. El presente es un horror trágico y absoluto. ¿ Por qué insiste usted en que el presente contiene lo eterno?

KRISHNAMURTI: El presente es conflicto y dolor, con ocasionales destellos de efímera felicidad. El presente teje hacia atrás y .adelante penetrando en el pasado y en el futuro; por lo tanto, en el presente no hay quietud. El presente es la consecuencia del pasado, el cual constituye la base de nuestro ser. ¿Cómo puede usted comprender el pasado, salvo a través de su consecuencia, el presente? No puede indagar en el pasado mediante ningún otro instrumento que el que tiene, o sea, el presente. El presente es el portal de entrada al pasado y, si lo desea, al futuro .Usted es la consecuencia del pasado, del ayer, y para comprender el ayer debe empezar con el hoy. Para comprenderse a sí mismo debe empezar consigo mismo tal como usted es hoy.

Sin comprender el presente, cuyas raíces están en el pasado, no hay entendimiento posible. La presente desdicha del hombre se comprende cuando, a través de la puerta del presente, uno es capaz de percibir las causas que han producido esa desdicha. Usted no puede ignorar el presente tratando de comprender el pasado; sólo mediante la percepción alerta del presente, el pasado comienza a revelarse El presente es trágico y sangriento; no es, por cierto, negándolo o justificándolo que lo comprenderemos. Tenemos que afrontarlo tal como es y descubrir las causas que han dado origen al presente. El modo como considera usted el presente, el modo como su mente se halla condicionada a él, revelará el proceso del pasado; si usted tiene prejuicios, si es nacionalista, si odia, lo que usted es ahora falseará su comprensión del pasado; sus pasiones, su mala voluntad y su ignorancia — lo que usted es ahora — corromperán su comprensión de las causas que nos han llevado a este presente, En la comprensión de uno mismo, tal como uno es ahora, se despliega el registro del pasado.

El presente es de suprema importancia; el presente, por trágico y doloroso que sea. es la única puerta hacia la realidad El futuro es la continuación del pasado a través del presente; comprendiendo el presente, se transforma el futuro. El presente es el único tiempo de la comprensión, porque se extiende hacia el ayer y hacia el mañana. El presente es la totalidad del tiempo; en la semilla del presente están el pasado y el futuro; el pasado es el presente y el futuro es el presente. El presente es lo eterno, lo intemporal. Pero nosotros consideramos al presente, al ahora, como un pasaje hacia el pasado o hacia el futuro; en el proceso del devenir, el presente es un medio hacia un fin; por lo tanto, pierde su inmensa significación. El devenir crea continuidad, un sentido de duración perpetua, pero no es lo intemporal, lo eterno. El anhelo de devenir teje la trama del tiempo, ¿No ha experimentado usted, en instantes de gran éxtasis, la cesación del tiempo? No hay pasado ni futuro, sino una percepción intensa, un presente intemporal.. Habiendo experimentado un estado así, la codicia comienza sus actividades y recrea el tiempo, recordando, reviviendo, recurriendo al futuro en procura de nuevas experiencias, reordenando el patrón del tiempo para capturar lo intemporal, De este modo, la codicia, el devenir, mantienen al pensamiento-sentimiento esclavizado al tiempo.

Esté, pues, atento al presente, por doloroso o grato que sea; entonces, el presente se expondrá a sí mismo como un proceso del tiempo y, si el pensamiento-sentimiento puede seguir sus sutiles y tortuosos modos de obrar y es capaz de trascenderlos, esa misma percepción alerta y extensiva, es el presente intemporal. Sólo preste atención al presente, no al pasado ni al futuro, porque el amor es el presente, es lo intemporal.

Pregunta: Usted desaprueba la guerra: sin embargo, ¿no la está sosteniendo?

KRISHNAMURTI: ¿No estamos todos sosteniendo este terrible asesinato en masa? Cada uno de nosotros es responsable de la guerra. La guerra es un resultado final de nuestra vida cotidiana; la generamos mediante la acción diaria de nuestro pensar y sentir. Proyectamos lo que somos, en nuestras rela ciones ocupacionales, sociales y xeligiosas; el mundo es lo que somos nosotros.

A menos que comprendamos las cuestiones principales y secundarias implicadas en nuestra responsabilidad respecto de la guerra, estaremos confundidos y seremos incapaces de librarnos de sus desastres. Debernos saber dónde hay que poner el acento; sólo entonces comprenderemos el problema El propósito inevitable de esta sociedad es la guerra; está pertrechada para la guerra, su industrialización nos conduce a la guerra, sus valores promueven la guerra. Cualquier cosa que hagamos dentro de sus fronteras contribuye a la guerra. Cuando compramos algo, el impuesto va para la guerra; los sellos postales ayudan a sostener la guerra Vayamos donde vayamos, especialmente ahora y tal como está organizada la sociedad para la guerra total, no podemos escapar de la guerra. El más simple e inofensivo de los trabajos contribuye a la guerra, de un modo u otro. Nos guste o no, mediante nuestra existencia misma estamos ayudando a sostener la guerra. Entonces, ¿qué hemos de hacer:  No podemos retirarnos a una isla o a una comunidad primitiva, porque la presente cultura se halla en todas partes ¿Qué podemos hacer, pues? ¿Nos negaremos a sostener la guerra no pagando impuestos, no comprando sellos postales? ¿Es ése el problema principal? Si no lo es, si sólo es una cuestión secundaria, no nos dejemos distraer por ella.

La cuestión primordial, ¿no es mucho más profunda? ¿No es, acaso, la causa de la guerra en si? Si podemos comprender la causa de la guerra, entonces el problema secundario podrá ser abordado desde un punto de vista por completo diferente; si no la comprendemos, nos extraviaremos en lo secundario Si podemos liberarnos de las causas de la guerra, tal vez el problema secundario no surja en absoluto.

De modo que el énfasis debe ser puesto en el descubrimiento, dentro de nosotros mismos, de la causa de la guerra; este descubrimiento debe ser hecho por cada uno y no por un grupo organizado, porque las actividades grupales contribuyen a la irreflexión, a la mera propaganda y a las consignas, todo lo cual sólo engendra más lucha e intolerancia. La causa debe ser descubierta por uno mismo, y asi cada uno se liberará de ella gracias a la experiencia directa.

Si lo consideramos a fondo, estamos bien conscientes de las causas de la guerra: la ira, la mala voluntad y la ignorancia; la sensualidad, el espíritu mundano y el anhelo de fama y continuidad personal; la codicia, la envidia y la ambición; el nacionalismo con sus soberanías separadas, las fronteras económicas, las divisiones sociales, los prejuicios de raza y las religiones organizadas, ¿No puede, cada uno, darse cuenta de su codicia, de su mala voluntad, de su ignorancia, y así liberarse de ellas? Nos adherimos al nacionalismo porque es una salida para nuestros instintos crueles, criminales; en el nombre de nuestro país o de una ideología, podemos asesinar o liquidar con impunidad, convertirnos en héroes, y cuantos más son los semejantes nuestros que matamos, mayor es el honor que recibimos de nuestro país.

Entonces, el problema primordial, ¿no es, acaso, liberarnos de la causa del conflicto y del dolor? Si no ponemos el acento en esto, ¿cómo podrá, la solución de los problemas secundarios, detener la guerra'!’ Si no erradicamos en nosotros mismos las causas de la guerra, ¿de qué vale entretenerse con los resultados exteriores de nuestro estado interno? Cada uno debe investigar a fondo y disipar la codicia, la mala voluntad y la ignorancia; debemos abandonar por completo el nacionalismo, el racismo y esas causas que engendran enemistad. Tenemos que interesarnos totalmente en aquello que es de importancia primordial y no confundirnos con cuestiones secundarias.

Pregunta: Usted es muy desalentador. Yo busco inspiración para continuar; usted no nos anima con palabras de valor y esperanza. ¿Es malo buscar inspiración?

KRÍSHNAMURTI: ¿Por qué desea usted que lo inspiren? ¿No es porque en sí mismo es vacuo, falto de creatividad, solitario? Quiere llenar este sentimiento de soledad, este vacio doloroso; debe haber intentado distintos medios de llenarlo, y espera nuevamente escapar de ello viniendo aquí. Este proceso de encubrir la árida soledad, es llamado inspiración La inspiración se convierte, entonces, en mero estímulo y, como ocurre con todos los estímulos, pronto trae su propio aburrimiento, su propia insensibilidad. Así vamos de un estímulo a otro, de una inspiración a otra, cada uno de ellos generando su propia desilusión y fatiga; de ese modo, la mente-corazón pierde su flexibilidad, su sensibilidad; la capacidad interna de tensión dinámica se pierde por obra de este constante proceso de tirantez y aflojamiento La tensión es necesaria para poder descubrir, pero una tensión que exige aflojamiento o estímulo, pronto pierde su capacidad de renovarse a sí misma, de ser flexible, alerta. Esta flexibilidad alerta no puede ser inducida desde afuera; llega cuando no depende de estímulos ni de inspiraciones.

¿No es todo estímulo similar en sus efectos? Ya sea que tome usted un trago o sea estimulado por un cuadro o una idea, que asista a un concierto o a una ceremonia religiosa, o se estimule mediante una acción, ya sea noble o innoble ¿no embota todo esto la mente-corazón? Una ira justa — lo cual es un absurdo — , por estimulante e inspiradora que pueda ser, contribuye a la insensibilidad; y para experimentar la realidad, ¿no se requiere, acaso, la más elevada forma de sensibilidad, receptividad e inteligencia? El estímulo engendra dependencia y la dependencia, digna o indigna, origina temor.. Carece relativamente de importancia cómo uno se estimule o inspire, ya sea por medio de la iglesia organizada o la política o el entretenimiento, porque el resultado será el mismo: insensibilidad causada por el miedo y la dependencia.

Los entretenimientos se convierten en estímulos. Nuestra sociedad fomenta principalmente el entretenimiento, entretenimiento en todas las formas posibles Nuestro pensar-sentir mismo ha llegado a ser un proceso de desviarnos de la realidad Es extremadamente difícil alejamos de todas las distracciones y entretenimientos, porque nos hemos vuelto casi incapaces de estar atentos, sin opciones, a lo que es. Surge, pues, el conflicto, el cual distrae más aún nuestro pensamiento-sentimiento; sólo mediante la constante percepción alerta, nuestro pensamiento-sentimiento puede liberarse de la red de las distracciones.

Además, ¿quién puede darle a usted ánimo, valor y esperanza? Si dependemos de otro, por grande o noble que sea. estamos totalmente perdidos porque la dependencia engendra afán posesivo, el cual resulta en lucha y dolor interminables. El buen ánimo y la felicidad no son fines en sí mismos; son, como el valor y la esperanza, incidentes en la búsqueda de algo que es un fin en sí mismo. Este fin es al que debemos aspirar con paciencia y diligentemente; sólo con su descubrimiento cesarán nuestra confusión y nuestro dolor. El viaje hacia ese descubrimiento es a través de uno mismo; todo otro viaje es una distracción que nos lleva a la ignorancia y a las ilusiones. El viaje por el interior de uno mismo debe ser emprendido no para buscar un resultado, no para resolver el conflicto y el dolor; porque la búsqueda es, en sí misma, devoción, inspiración. Entonces, el viajar es, de si, un proceso revelador, una experiencia constantemente liberadora y creativa. ¿No ha notado usted que la inspiración llega cuando uno no la está buscando? Llega cuando ha cesado toda expectativa, cuando la mente-corazón está en calma. Lo que se trata de adquirir es autocreado y, por lo tanto, no es lo real.

Pregunta: Usted dice que la vida y ¡a muerte son una y la misma cosa Por favor, explique en detalle esta sorprendente declaración.


KRISHNAMURTI: Nosotros conocemos el nacimiento y la muerte, la existencia y la no existencia; estamos conscientes de este conflicto entre los opuestos, el deseo de vivir, de continuar, y el miedo a la muerte, a la no continuación. Nuestra vida está sustentada en el patrón del devenir y el no devenir Podemos tener teorías, creencias y, conforme a ellas, experimentar, pero estas experiencias siguen estando dentro del campo de la dualidad, del nacimiento y la muerte.

Pensamos y sentimos en términos de tiempo, de vivir, de devenir, o de no devenir, en términos de muerte, o de extender este devenir más allá de la muerte. El patrón de nuestro pensamiento-sentimiento se mueve de lo conocido a lo conocido, del pasado al presente y al futuro; si hay miedo al futuro, el pensamiento-sentimiento se aferra al pasado o al presente. Estamos retenidos en el tiempo; ¿cómo podemos nosotros, que pensamos y sentimos en función del tiempo, experimentar la realidad de lo intemporal, en la cual vida y muerte son una sola cosa?

¿Ha experimentado usted, en instantes de gran intensidad, la cesación del tiempo? Una cesación semejante es, por lo general, forzada sobre uno; es accidental, pero según el placer que derivemos de ello, deseamos repetir nuevamente la experiencia. De modo que nos volvemos, una vez más, prisioneros del tiempo. ¿No es posible que la mente-corazón deje de idear, que esté completamente quieta y no forzada a la quietud por un acto de voluntad ? La voluntad y la determinación siguen siendo continuación propia; por lo tanto, se encuentran en el campo del tiempo. La determinación de ser, la voluntad de devenir, ¿no implican, acaso, crecimiento personal, tiempo, el cual contribuye a crear el miedo a la muerte?

Tal como el tocón de un árbol muerto acumula, en medio de la corriente, los restos flotantes, así acumulamos y nos adherimos a nuestra acumulación; por eso, nosotros y la imperecedera corriente de la vida estamos separados. Nos posamos sobre el tocón muerto de nuestra acumulación y. desde allí, consideramos la vida y la muerte; no nos desprendemos del perpetuo proceso acumulativo para así pertenecer a las aguas de la vida, Liberarnos de la acumulación implica, necesariamente, un profundo conocimiento propio, no el conocimiento superficial de unas pocas capas de nuestra conciencia El descubrimiento y la experiencia de la totalidad de dichas capas es el principio de la verdadera meditación. En la serena quietud de la mente-corazón están la sabiduría y la realidad.

La realidad es para experimentarse, no para especular sobre ella. Esta experiencia sólo puede existir cuando la mente-corazón deja de acumular. Ella no cesa de acumular por obra de la negación o de la determinación, sino sólo gracias al conocimiento propio; a través del conocimiento de nosotros mismos se descubre la causa de la acumulación. Esto se experimenta sólo cuando el conflicto de los opuestos llega a su fin. Únicamente el recto pensar, que adviene con el conocimiento propio, y la recta meditación, pueden originar la unidad ele la vida y la muerte. Sólo muriendo cada día puede haber renovación eterna.

Es difícil morir asi si uno se encuentra en el proceso del devenir, si está acumulando, posado sobre el tocón de las acumulaciones muertas. Uno debe abandonarlas, sumergirse en las siempre vivientes aguas; debe morir cotidianamente para la acumulación del día, morir tanto para lo agradable como para lo desagradable Nosotros nos aferramos a lo agradable y nos desprendemos de lo desagradable; asi nos fortalecemos en la gratificación y conocemos la muerte Sin buscar recompensa alguna, abandonemos nuestras acumulaciones; sólo entonces puede existir lo inmortal. Entonces, la vida no se opone a la muerte ni la muerte es un ensombredmiento de la vida.

17 de junio de 1945



OBRA COMPLETA - TOMO 4 - J.K. - CONTINUIDAD -

 TERCERA PLÁTICA EN EL ROBLEDAL

¿No es importante comprender el conflicto y, de ese modo, trascenderlo? La mayoría de nosotros vive en un estado de conflicto interno que produce exteriormente desorden y confusión; muchos escapan del conflicto, deslizándose en la ilusión, en diversas actividades, en el conocimiento y las ideas, o cayendo en el cinismo y la depresión. Hay algunos que, comprendiendo el conflicto, van más allá de las limitaciones de éste. Sin comprender la naturaleza interna del conflicto — el campo de batalla que somos — no puede haber paz ni felicidad.

La mayoría de nosotros está atrapada en una interminable serie de conflictos internos y externos y, sin resolverlos, la vida es totalmente desierta y vacía. Somos conscientes de los dos polos opuestos del deseo: el desear y el no desear. Aceptamos, como parte de nuestra naturaleza, el conflicto entre la comprensión y la ignorancia. No vemos que, dentro del patrón de la dualidad, es imposible resolver este conflicto; en consecuencia, lo aceptamos, haciendo de él una virtud Hemos llegado a considerarlo como esencial para el desarrollo y perfeccionamiento del hombre ¿No decimos, acaso, que a través del conflicto aprenderemos y llegaremos a comprender? Damos a este conflicto de los opuestos un significado religioso, pero ¿nos conduce a la virtud, a la clarificación, o nos conduce a la ignorancia, a la insensibilidad, a la muerte? ¿Nunca han advertido que, en medio del conflicto, no hay comprension en absoluto, sino sólo una lucha ciega? El conflicto no produce comprensión. Conduce, como hemos dicho, a la apatía y al engaño. Debemos salirnos del patrón de la dualidad, para alcanzar una comprensión creativa, revolucionaria.

El conflicto, la lucha por llegar a ser o no llegar a ser esto o aquello, ¿no contribuyen a un proceso ele autoencierro? ¿No crean una conciencia egocéntrica? El conflicto y el dolor, ¿no constituyen, acaso, la naturaleza misma del “yo"? ¿Cuándo es uno consciente de sí mismo? Cuando hay oposición, fricción, antagonismo En el instante del júbilo, no existe la conciencia de uno mismo, la conciencia egocéntrica. Cuando hay felicidad, uno no dice: "Yo soy feliz"; sólo cuando la felicidad está ausente, cuando hay conflicto, uno adquiere conciencia de si mismo. El conflicto es para nosotros un toque de atención, un darnos cuenta de nuestras propias limitaciones; tales limitaciones son el origen de la conciencia egocéntrica. Esta lucha constante lleva a numerosas formas de escape, de ilusión; si no comprendemos la naturaleza del conflicto, el hecho de aceptar la autoridad, una creencia o una ideología, da como resultado más ignorancia y más sufrimiento. Cuando comprendemos el conflicto, entonces la ignorancia y el sufrimiento se debilitan y pierden su validez.

La opción entre deseos opuestos tan sólo da continuidad al conflicto; la opción implica dualidad; a través de la opción no hay libertad posible, porque la voluntad sigue siendo generadora de conflicto ¿Cómo puede, entonces, el pensamiento, ir mucho más allá del patrón de la dualidad? Sólo cuando comprendemos las modalidades del anhelo y de la autosatisfacción. es posible trascender el conflicto interminable de los opuestos. Siempre estamos buscando el placer y evitando el dolor; el constante deseo de “llegar a ser” endurece la mente-corazón, causando rivalidad y sufrimiento, ¿No han advertido cuán despiadado es un hombre en su deseo de “llegar a ser”? Llegar a ser alguna cosa en este mundo es lo mismo que llegar a ser alguna cosa en lo que se considera el mundo espiritual; en ambos, el hombre es impulsado por el deseo de devenir, y este anhelo conduce a un conflicto incesante, a una peculiar crueldad y al antagonismo. El renunciar es, entonces, un adquirir, y la adquisición es semilla de conflicto. Este proceso de renunciar y adquirir, de devenir y no devenir, es una cadena inacabable de dolor.

Nuestro problema es cómo ir mucho más allá de este conflicto. No se trata de una cuestión teórica, sino de una a la que nos enfrentamos casi todo el tiempo. Podemos escapar hacia alguna fantasía susceptible de ser racionalizada hasta parecer real; sin embargo, es una ilusión No se convierte en real ni mediante ingeniosas explicaciones ni por el número de sus adherentes. Para trascender el conflicto, debemos experimentar y comprender el anhelo de devenir, de '‘llegar a ser”. El deseo de llegar a ser alguna cosa es complejo y sutil pero, como ocurre con todas las cosas complejas, debe ser abordado de manera simple. Estén intensamente atentos al deseo de devenir. Si están alerta al sentimiento del “llegar a ser", con el sentimiento adviene la sensibilidad que comienza a revelar las múltiples implicaciones del devenir. El sentimiento se endurece a causa del intelecto y de las numerosas y hábiles racionalizaciones, y por mucho que el intelecto pueda desenmarañar la complejidad del devenir, es incapaz de experimentar. Ustedes podrán aceptar verbalmente todo esto, pero será de poca importancia; sólo el experimentar y el sentir pueden traer consigo la llama creadora de la comprensión.

No condenen el devenir, sino estén atentos a su causa y efecto en ustedes mismos. El juicio, la comparación y la condena no generan la experiencia de la comprensión; por el contrario, detendrán la experiencia. Estén alerta a la identificación y a la condena, a la justificación y a la comparación; al estar alerta a ellas, llegarán a su fin. Estén silenciosamente atentos al devenir; experimenten esta silenciosa percepción alerta Ser silencioso y volverse silencioso, son dos estados diferentes. El estado de volverse silencioso, jamás puede experimentar el estado de ser silencioso. Sólo en el estado de silencio y quietud, puede ser trascendido todo conflicto.

Pregunta: ¿Tendría usted la bondad de hablar acerca de la muerte? No me refiero al miedo a la muerte, sino más bien a la promesa y a la esperanza que el pensamiento sobre la muerte debe contener siempre para aquéllos que durante toda la vida se dan cuenta de que no pertenecen a ella.

KRISHNAMURTI: ¿Por qué nos interesa más la muerte que el vivir? ¿Porqué acudimos a la muerte como una liberación, una promesa de esperanza? ¿Por qué debería haber más felicidad, más alegría en la muerte que en la vida? ¿Por qué necesitamos buscar una renovación en la muerte y no en la vida? Queremos escapar del dolor de la existencia, hacia una promesa y una esperanza que lo desconocido contiene en sí. Nuestro vivir es conflicto y desdicha, y como nos educamos para la muerte inevitable, acudimos a la muerte en procura de recompensa. Glorificamos a la muerte o la esquivamos, dependiendo ello del tormento del vivir; la vida es una cosa para ser soportada y la muerte para ser bienvenida. Otra vez estamos atrapados en el conflicto de los opuestos, No hay verdad en ios opuestos. No comprendemos la vida, el presente, por eso miramos hacia la muerte, el futuro. El mañana, el futuro, la muerte, ¿nos traerá la comprensión? ¿Abrirá el tiempo la puerta a la realidad? Siempre estamos ocupados con el tiempo, el pasado entretejiéndose con el presente y proyecJándose hacia el futuro; somos el producto del tiempo, del pasado, y escapamos hacia el futuro, hacia la muerte.

El presente es lo eterno. Lo intemporal no puede experimentarse por medio del tiempo El ahora existe siempre; aun cuando uno escape hacia el futuro, el ahora está siempre presente. El presente es la puerta de entrada hacia el pasado. Si no comprendemos el presente ahora, ¿lo comprenderemos en el futuro? Lo que somos ahora es lo que seremos si no hemos comprendido el presente. Esta serenidad no se logra por medio del tiempo, “llegando" uno a estar sereno; tiene que haber quietud, ng un proceso de aquielamiento Acudimos al tiempo como un medio para "llegar a ser"; este llegar a ser, este devenir es interminable; no es lo eterno, lo intemporal. El devenir es conflicto incesante que nos conduce a la ilusión. En la serena quietud del presente, está lo eterno.

Pero el pensamiento-sentimiento teje hacia atrás y adelante, como la lanzadera de un telar, entre el pasado, el presente y el futuro; está siempre reordenando sus recuerdos, manejándose en procura de una posición mejor, más ventajosa y confortable para sí mismo Está perpetuamente disipando energías y concibiendo ideas; ¿cómo puede una mente así hallarse en silencio, creativamente vacía? Está generando continuamente su propio devenir mediante un esfuerzo incesante; ¿puede, de ese modo, comprender la existencia quieta y silenciosa del presente? Únicamente el recto pensar y la meditación pueden dar origen a la claridad del comprender, y sólo en esta claridad hay sosiego.

La muerte de alguien a quien amamos trae dolor. La conmoción de ese dolor nos entorpece, nos paraliza, y cuando salimos del estado de parálisis, buscamos escapar de ese dolor, La pérdida de compañía, los hábitos que se revelan, el vacío y la soledad que quedan al descubierto a causa de la muerte, ocasionan dolor, e instintivamente procuramos escapar de él. Deseamos consuelo, un paliativo para aliviar el sufrimiento. El sufrimiento indica ignorancia, pero al buscar formas de escapar del sufrimiento, sólo alimentamos la ignorancia. En lugar de adormecer la mente-corazón dolorida, de adormecerla mediante escapes, consuelos, racionalizaciones, creencias, estén intensamente atentos a sus astutas defensas y a sus exigencias de consuelo; entonces, ese vacio y ese dolor experimentarán una transformación Debido a que ustedes buscan escapar, el dolor prosigue; a causa de que buscan confortación y dependencia, se intensifica el sentimiento de soledad. Es extremadamente difícil no escapar, no buscar confortación, y sólo la intensa percepción alerta de nosotros mismos puede erradicar la causa del dolor.

En la muerte buscamos la inmortalidad; en el movimiento de nacimiento y muerte anhelamos la permanencia; atrapados en la corriente del tiempo, deseamos con ansia lo intemporal; estando en la oscuridad creemos en la luz. La muerte no nos conduce a la inmortalidad; la inmortalidad existe sólo en la vida sin muerte. En la vida conocemos la muerte porque nos aferramos a la vida, Acumulamos, devenimos; a causa de que acumulamos, llega la muerte y, al conocer la muerte, nos aferramos a la vida.

Tener esperanza y creer en la inmortalidad, no es experimentar la inmortalidad. La creencia y la esperanza deben cesar para que lo inmortal sea. Uno mismo, el creyente, el hacedor del deseo, debe cesar para que lo inmortal exista, Nuestra propia creencia y nuestra esperanza fortalecen el "yo", el si mismo, y uno mismo sólo conocerá el nacimiento y la muerte. Con la terminación del anhelo, que es la causa del conflicto, adviene el silencio creativo, y en este silencio existe aquello que está más allá del nacimiento y la muerte. Entonces vida y muerte son una sola cosa.

Pregunta : Es más fácil librarse de las ansias sexuales que de las sutiles ambiciones, porque la individualidad anhela expresarse a si misma con cada aliento. Estar libres de nuestro egoísmo implica una revolución completa en el pensar ¿Cómo podría uno permanecer en el mundo con semejante trastrocamiento de la mente?

KR1SHNAMURTI: ¿Por qué queremos permanecer en el mundo, el mundo que es tan cruel, ignorante y lascivo? Podemos tener que vivir en él, pero sólo cuando pertenecemos a él, la existencia se vuelve dolorosa. Cuando somos ambiciosos, cuando hay enemistad, cuando los valores sensorios adquieren suma importancia, entonces estamos perdidos y el mundo se apodera de nosotros ¿No podemos vivir sin codicia entre la codicia, contentándonos con poco? ¿No podemos vivir con salud entre los enfermos? El mundo no está separado de nosotros, somos el mundo; nosotros hemos hecho de él lo que es. Ha adquirido su espíritu mundano a causa de nosotros, y para salimos de él debemos apartar de nosotros el espíritu mundano.. Sólo entonces podremos vivir con el mundo y no pertenecer a él.

La libertad respecto del sexo y de la ambición no tiene sentido si no hay amor. La castidad no es un producto del intelecto; si la mente planea y trama ser casta, ya no es más casta. Sin amor, el mero librarse de la lujuria es vano y, por ende, es causa de interminable lucha y dolor.

Una vez más, el deseo de librarnos de la ambición es un conflicto dentro del patrón de la dualidad Si dentro de ese patrón usted se ha adiestrado para no ser ambicioso, sigue estando entre los opuestos y, en consecuencia, no hay libertad. Sólo ha sustituido un rótulo por otro; por eso el conflicto conlinua. ¿No podemos experimentar de manera directa el estado que se encuentra más allá del patrón de la dualidad? No pensemos desde el punto de vista del devenir, lo cual indica el conflicto de los opuestos, ¿no es así?: “Soy esto y deseo ser aquello"; eso sólo fortalece el conflicto y, por consiguiente, embota la mente-corazón. 

Estamos acostumbrados a pensar en función del futuro, de ser o de llegar a ser esto o aquello. ¿No es posible estar atentos a lo que es? Cuando pensamos y sentimos lo que es, sin comparar, sin juzgar, con esa completa integración del pensador y su pensamiento, entonces lo que es se transforma completamente; pero esa transformación jamás puede ocurrir dentro del campo de la dualidad.

Seamos, pues, conscientes de la ambición; seámoslo; no tratemos de serlo con el tiempo. Cuando somos conscientes de la ambición, nos damos cuenta de todas sus implicaciones; lo importante es este sentimiento, no el mero análisis intelectual de las causas y efectos de la ambición Cuando nos damos cuenta de la ambición, somos conscientes de su agresividad, de su crueldad competitiva, de sus placeres y de su dolor; también somos conscientes de su efecto sobre la sociedad y la relación, de sus moralidades sociales y comerciales — que son una expresión de inmoralidad — , de sus métodos astutos y secretos que finalmente conducen a la competencia más despiadada. La ambición engendra envidia y mala voluntad, el poder de dominar y oprimir. Estén conscientes de si mismos tal como son y del mundo que han creado; y, sin condenar ni justificar, permanezcan silenciosamente alerta a su sentimiento de ambición.

Si están silenciosamente alerta, como he explicado, entonces el pensador y su pensamiento son una sola cosa, no están separados, son indivisibles; sólo entonces la ambición se transforma íntegramente, Pero casi todos nosotros, si estamos de algún modo atentos, somos conscientes de la causa y el efecto de la ambición y, desafortunadamente, ahí nos detenemos; pero si examináramos con más atención este proceso, lo abandonaríamos, porque el conflicto no fructifica en comprensión. Al abandonar el conflicto, daremos con el pensador y su pensamiento . Tal como las cualidades no pueden ser separadas de la persona, así el pensador no puede ser separado de su pensamiento. Cuando tiene lugar esa integración, hay una transformación completa del pensador Ésta es una tarea ardua que exige flexibilidad alerta y percepción sin opciones. La meditación se origina en el recto pensar, y el recto pensar, en el conocimiento propio. Sin conocimiento propio no hay comprensión.

Pregunta: Yo entiendo que usted diga que la facultad creadora es una embriaguez de la cual resulta difícil desprenderse Sin embargo, usted habla a menudo de la persona creativa ¿ Quién es esa persona, si no se trata del artista, el poeta, el constructor?

KRISHNAMURTI: El artista, el poeta, el constructor, ¿es necesariamente una persona creativa? ¿No es también un ser voluptuoso, mundano, que busca el éxito personal? ¿No está contribuyendo, entonces, al caos y la desdicha que reinan en el mundo? ¿No es, acaso, responsable por las catástrofes y los sufrimientos? Lo es cuando busca fama, cuando es envidioso, mundano, cuando sus valores son sensuales, cuando está arrebatado por las pasiones. El hecho de que tenga cierto talento, ¿hace del artista una persona creativa?

El espíritu creativo es algo infinitamente más grande que la mera capacidad de expresarse; la expresión exitosa y su reconocimiento no constituyen, por cierto, el espíritu creativo. El éxito en este mundo implica ser de este mundo, el mundo de la opresión y la crueldad, de la mala voluntad y la ignorancia, ¿no es así? Es cierto que la ambición produce resultados, pero ¿no trae consigo  infelicidad y confusión para la persona exitosa y para sus semejantes!’ El científico, el constructor, pueden haber producido ciertos beneficios, pero ¿no han traído también destrucción y desdichas incalculables? ¿Es creatividad esto? ¿Es creatividad poner al hombre contra el hombre, como hacen los políticos, los gobernantes, los sacerdotes?

El espíritu creativo surge a la existencia cuando nos liberamos de la esclavitud del anhelo con su conflicto y su dolor, Al desprendemos del “yo" con su dogmatismo, su crueldad y sus luchas interminables por llegar a ser, adviene la realidad creativa. En la belleza de un crepúsculo o de una noche serena, ¿no ha sentido usted un intenso júbilo creativo? En ese instante, estando el “yo" transitoriamente ausente, uno es vulnerable, está abierto a la realidad. Éste es un acontecimiento raro y no buscado, fuera de nuestro control, pero, habiendo percibido una vez su intensidad, el “yo" exige disfrutarlo nuevamente, y asi es como empieza el conflicto.

Todos hemos experimentado la ausencia transitoria del “yo", y en ese instante hemos sentido el extraordinario éxtasis creativo. Pero, en vez de que eso sea raro y accidental, ¿no es posible crear en nosotros el estado correcto para que la realidad sea vida eterna? Si usted busca el éxtasis, esa búsqueda habrá de ser la actividad del “yo", que producirá ciertos resultados, pero no será el estado que surge con el recto pensar y la recta meditación Es esencial conocer y comprender las modalidades sutiles del “yo”, porque el recto pensar y la recta meditación llegan con el conocimiento propio.

El recto pensar surge con el constante fluir de la percepción alerta, percepción tanto de las actividades mundanas como de las que tienen lugar en la meditación. La creatividad con su éxtasis adviene cuando nos liberamos del anhelo, libertad que es virtud.

Pregunta: Durante los últimos años, en sus pláticas usted parece haberse concentrado más y más en el desarrollo del recto pensar Anteriormente, acostumbraba usted hablar más acerca de las experiencias místicas. ¿Evita ahora deliberadamente este aspecto?

KRISHNAMURTI: ¿No es necesario, acaso, echar los cimientos correctos para la experiencia correcta? Sin el recto pensar, ¿no es ilusoria la experiencia? Si usted quiere tener una casa bien construida y durable, ¿no debe levantarla sobre cimientos buenos y sólidos? Experimentar es comparativamente fácil, y lo que experimentamos depende de nuestro condicionamiento. Experimentamos conforme a nuestras creencias, a nuestros ideales, pero ¿traen libertad todas esas experiencias? ¿No ha notado usted que la experiencia surge conforme a nuestra tradición y a nuestra creencia? La tradición y el credo moldean la experiencia, pero para experimentar la realidad — la cual no pertenece a ninguna tradición o ideología — ¿no debe el pensar ir mucho más allá de su propio condicionamiento? ¿Acaso la realidad no es siempre lo increado? ¿No debe la mente dejar de crear, de formular, si quiere experimentar lo increado? ¿No debe la mente-corazón estar absolutamente quieta y silenciosa para que se manifieste lo real?

Tal como toda experiencia puede ser mal interpretada, asi puede hacerse que toda experiencia parezca ser lo real, del intérprete depende la traducción, y si el traductor es ignorante, si tiene prejuicios, si está moldeado en un patrón de pensamiento, su comprensión se amoldará a su condicionamiento- Si es una persona de las llamadas religiosas, experimentará de acuerdo con su tradición y su creencia; si es no religiosa, sus experiencias se moldearán conforme a su trasfondo. Del instrumento depende su capacidad; la mente-corazón debe tornarse capaz por si misma . Es susceptible tanto de experimentar lo real como de crear sus propias ilusiones. Experimentar lo real es difícil, porque exige infinita flexibilidad y una profunda y fundamental quietud de la mente. Esta flexibilidad, esta quietud no son el resultado del deseo o de un acto de la voluntad, porque el deseo y la voluntad son la consecuencia del anhelo, del impulso dual de ser y no ser La flexibilidad y el sosiego no se derivan del conflicto; surgen a la existencia con la compiensión, y la compiensión llega con el conocimiento propio.

Sin conocimiento propio ustedes viven meramente en un estado de contradicción e incertidumbre; sin conocimiento propio, lo que piensan y sienten carece de fundamento; sin conocimiento propio no es posible la iluminación. Usted es el mundo, es el vecino, el amigo, el asi llamado enemigo. Si quiere comprender, primero debe comprenderse a sí mismo, porque en usted está la raíz de toda comprensión. En usted está el principio y el fin La mente-corazón debe ser sencilla para poder comprender esta inmensamente compleja entidad.

A fin de entender el pasado, la mente-corazón debe percibir sus actividades  en el presente, porque sólo a través dei presente puede ser entendido el pasado, pero usted no comprenderá el presente si se identifica con él.

Así, pues, a través del presente se revela el pasado; gracias a la conciencia inmediata se descubren y comprenden las numerosas capas ocultas De este modo, por obra de la constante percepción alerta, adviene un profundo y amplio conocimiento propio.

10 de junio de 1945 






OBRA COMPLETA - TOMO 4 - J.K. - CONTINUACIÓN -

 SEGUNDA PLÁTICA EN EL ROBLEDAL

Todos los días nos enfrentamos, ¿no es asi?, con problemas dualísticos, problemas que no son teóricos ni filosóficos, sino factuales. En lo verbal, en lo emocional e intelectual, los afrontamos cotidianamente: bien y mal, mío y tuyo, colectivismo e individualismo, devenir y no devenir, espíritu mundano y espíritu no mundano, etc,,,, un corredor interminable de opuestos en el cual, pensamientos y sentimientos se mueven entremezclados de un lado a otro. Estos problemas de la codicia y la no codicia, de la guerra y la paz, ¿pueden ser resueltos dentro del patrón dualistico, o el pensamiento-sentimiento debe ir mucho más allá para encontrar una respuesta permanente? Dentro del patrón de la dualidad no hay respuesta perdurable. Cada opuesto contiene un elemento de su propio opuesto; por lo tanto, jamás puede haber una respuesta permanente dentro del conflicto de los opuestos. Existe una respuesta permanente, única, sólo fuera del patrón de la dualidad Es importante comprender, tan profundamente como sea posible, este problema de la dualidad. No lo estoy abordando como un tema abstracto, teórico, sino como un problema real de nuestra vida y nuestra conducta de todos los días. Somos conscientes, ¿no es cierto?, de que nuestro pensamiento es una lucha constante dentro del patrón de la dualidad: el bien y el mal, el ser y el no ser, lo tuyo y lo mio. En ese patrón hay conflicto, sufrimiento, toda relación es un proceso doloroso y en él no hay esperanza sino tormento. Ahora bien, el problema de amor y odio, ¿ha de ser resuelto dentro del campo de su propio conflicto, o el pensamiento-sentimiento ha de ir mucho más allá de su propio patrón conocido?

A fin de encontrar una solución duradera para el conflicto de la dualidad y para el dolor contenido en la opción, debemos estar intensamente alerta en la silenciosa observación de las plenas implicaciones del conflicto. Sólo entonces descubriremos que hay un estado en el cual ha llegado a su fin el conflicto de la dualidad No es posible una integración de los opuestos: codicia y no codicia. El que es codicioso, al intentar volverse no codicioso, sigue siendo codicioso ¿No debe, acaso, abandonar tanto la codicia como la no codicia, para trascender completamente a ambas? todo devenir involucra al no devenir, y en tanto haya devenir, tiene que haber dualidad con su conflicto interminable.

El origen de la dualidad es el deseo, el anhelo; a causa de la percepción, la sensación y el conlacto, surgen el deseo, el placer, el dolor, el querer y no querer, y éstos a su vez, generan identificación como lo mío y lo tuyo, y de este modo se pone en marcha el proceso dualistico. Este conflicto, ¿jno es, acaso, una consecuencia del espíritu mundano? En tanto el pensador se siga separando de su pensamiento, continuará el inútil conflicto de los opuestos. En tanto el pensador se interese tan sólo en modificar sus pensamientos y no en su propia y total transformación, el conflicto y el sufrimiento habrán de continuar.

¿Está el pensador separado de su pensamiento? ¿No son un fenómeno inseparable? ¿Por qué los separamos? ¿No es ése uno de los astutos trucos de la mente, para que el pensador pueda cambiar su ropaje según las circunstancias y, no obstante, permanecer siendo igual? Exteriormente, hay una apariencia de cambio, pero internamente el pensador continúa tal como es. El anhelo de continuidad, de permanencia, crea esta división entre el pensador y sus pensamientos, Cuando el pensador y su pensamiento se tornan inseparables, sólo entonces, es trascendida la dualidad Sólo entonces tiene lugar la verdadera experiencia religiosa La realidad se manifiesta únicamente cuando cesa el pensador. Esta unidad inseparable del pensador y su pensamiento es para experimentarse, no es para especular sobre ella. Tal experiencia de unidad es liberación; en ella existe un júbilo inexpresable.

Sólo el recto pensar puede dar origen a la comprensión, porque trasciende la causa-efecto y el proceso dualistico. Cuando el pensador y su pensamiento se integran en la verdadera meditación, existe el éxtasis de lo real.

Pregunta: Estas guerras monstruosas claman por una paz duradera. Todos hablan ya de una Tercera Guerra Mundial. ¿Ve usted alguna posibilidad de impedir la nueva catástrofe?

KRISHNAMURTí: ¿Cómo esperamos impedirla si continúan los elementos y valores que causan la guerra? ¿ Acaso la guerra que acaba de terminar ha producido un cambio fundamental en el hombre? El imperialismo y la opresión siguen tan agresivos como antes, quizás astutamente encubiertos; continúan los Estados soberanos separados, las naciones intrigan a fin de lograr para si mismas nuevas posiciones de poder, el poderoso sigue oprimiendo al débil, las élites que gobiernan continúan explotando a los gobernados, los conflictos sociales y de clase no han cesado, el prejuicio y el odio arden por doquier. En tanto los sacerdotes profesionales con sus prejuicios organizados justifiquen la intolerancia y la liquidación física de otros seres humanos por el bien del propio país y la protección de sus intereses e ideologías, seguirá habiendo guerras. En tanto los valores sensorios predominen sobre el valor eterno, la guerra será inevitable.

El mundo es lo que es uno. Si uno es nacionalista, patriótico, agresivo, ambicioso, codicioso, entonces es la causa del conflicto y la guerra. Si uno pertenece a determinada ideología, a un prejuicio especializado — aunque lo llame religión — , uno será la causa de la lucha y la desdicha del mundo. Si uno está enredado en valores sensorios, habrá ignorancia y confusión. Porque el mundo es lo que es cada uno de nosotros; nuestro problema individual es el problema del mundo.

¿Han cambiado ustedes de manera fundamental a causa de la presente catástrofe? ¿No se siguen titulando americanos, ingleses, indios, alemanes, etc ? ¿No siguen estando ávidos de posición y poder, de posesiones y riquezas? Ei culto religioso se vuelve hipocresía cuando ustedes están cultivando las causas de la guerra; sus oraciones ios conducen a la ilusión si se entregan al odio y al espíritu mundano. Si no erradican en si mismos las causas de enemistad, ambición y codicia, sus dioses son dioses falsos que los llevarán a la infelicidad Sólo la buena voluntad y la compasión pueden traer orden y paz al mundo, y no los programas políticos y las conferencias. Ustedes deben pagar el precio de la paz. Deben pagarlo voluntariamente, alegremente, y ese precio es la libertad respecto de la lujuria y la mala voluntad, del espíritu mundano y la ignorancia, del prejuicio y el odio. Si hubiera en ustedes un cambio fundamental semejante, podrían contribuir a la creación de un mundo pacifico y cuerdo. Para tener paz, deben ustedes ser considerados y compasivos.

Quizá no puedan impedir la Tercera Guerra Mundial, pero pueden liberar el corazón y la mente, liberarlos de la violencia y de las causas que dan origen a la enemistad e impiden el amor. Entonces, en este mundo tenebroso habrá algunos que serán puros de mente y corazón, y de ellos tal vez pueda surgir la semilla de una verdadera cultura .Purifiquen sus corazones y sus mentes, porque sólo gracias a la vida y acción de ustedes podrá haber orden y paz en el mundo. No se pierdan y confundan en organizaciones; permanezcan totalmente solos y sean sencillos, No procuren meramente impedir la catástrofe, sino dediqúese más bien cada uno a erradicar profundamente en sí mismo esas causas que engendran antagonismo y lucha.

Pregunta: Tal como usted lo sugirió el año pasado, he estado anotando durante varios meses mis pensamientos y sentimientos, pero no parece que haya avanzado mucho en eso ¿Por qué? ¿Qué más debo hacer?

KRISHNAMURTÍ: El año pasado sugerí, como un recurso para el conocimiento de uno mismo y el recto pensar, que anotaran cada pensamiento-sentimiento, tanto los agradables como los desagradables De ese modo, uno llega a darse cuenta de todo el contenido de su conciencia, de los pensamientos íntimos y de los motivos, las intenciones y las servidumbres más secretas. Así, gracias a la constante percepción alerta, llega el conocimiento propio que da origen al recto pensar, Porque sin conocimiento propio no puede haber comprensión. La fuente del entendimiento está dentro de uno mismo, y sin un profundo conocimiento propio no es posible comprender el mundo y nuestra relación con el mundo.

El interlocutor desea saber por qué no es capaz de penetrar a fondo dentro de sí mismo y descubrir, asi, el tesoro oculto que se encuentra más allá de los intentos superficiales tendientes al conocimiento propio. Para ahondar profundamente, debe uno contar con el instrumento adecuado, no tan sólo con el deseo de ahondar en sí mismo, Para cultivar el conocimiento propio, tiene que haber capacidad, no un vago anhelo al respecto. El ser y el desear ser son dos cosas diferentes.

Para cultivar el instrumento apropiado de percepción, el pensamiento debe dejar de censurar, rechazar, comparar y juzgar, o de buscar confortación y seguridad. Si usted censura lo que ha anotado o se satisface con ello, pone fin al libre fluir del pensamiento-sentimiento y a la comprensión. Si desea comprender lo que otro está diciendo, debe escuchar sin ningún prejuicio, sin dejarse distraer por cosas que no vienen al caso, De igual modo, si desea comprender sus propios pensamientos-sentimientos, debe observarlos con bondadosa imparcialidad y no con una actitud de condena o de aprobación. La identificación impide y pervierte el huir del pensamiento-sentimiento; para el conocimiento propio es esencial un estado de tolerante desinterés. El conocimiento de uno mismo abre la puerta a la comprensión amplia y profunda. Pero es difícil estar sereno en relación con uno mismo, con las propias reacciones y demás, porque hemos establecido un hábito de autocensura, de autojustificación, y es con respecto a este hábito que debemos estar muy atentos. Mediante la constante percepción alerta, no mediante la negación y el rechazo, el pensamiento se libera realmente del hábito. Esta libertad no pertenece al tiempo sino a la comprensión. La comprensión está siempre en el presente inmediato.

Para cultivar el instrumento correcto de percepción, no debemos comparar, porque cuando comparamos dejamos de comprender. Si uno compara, si trata de aproximarse a un modelo, es meramente competitivo, ambicioso, y su objetivo es, entonces, el éxito, el cual contiene inherentemente el fracaso. La comparación implica un patrón de autoridad, conforme al cual uno mide y se guía La tiranía que ejerce sobre nosotros la autoridad, mutila la comprensión. La comparación puede producir un resultado que deseamos, pero impide el conocimiento propio La comparación implica tiempo, y el tiempo no reditúa comprensión.

Usted es un complejo organismo viviente; compréndase a sí mismo, no mediante la comparación, sino mediante la percepción de ¡o que es, porque el presente es la entrada al pasado y al futuro Sólo cuando el pensamiento se libera de la comparación e identificación y de la carga no creativa que implican, puede tener calma y claridad.. Este hábito de la comparación, como también el hábito de la condena y la aprobación, conducen al amoldamiento, y en el amoldamiento no hay comprensión.

El “yo" no es una entidad estática sino muy activa, vivamente capaz en sus requerimientos y búsquedas; para seguir y entender el perpetuo movimiento del “yo”, se necesita una mente-corazón aguda y flexible, capaz de una intensa percepción alerta. Para comprender, la mente debe ahondar a fondo y, no obstante, debe saber cuándo permanecer en un estado de alerta pasivo. Seria tonto y desequilibrado continuar ahondando y ahondando, sin el poder recuperador y creativo de la pasividad. Nosotros inquirimos, analizamos, nos examinamos, pero ése es un proceso conflictivo y angustioso; no hay júbilo en él, porque juzgamos o justificamos o comparamos. No hay instantes de silenciosa percepción alerta, de pasividad sin opciones. Esta percepción alerta y sin opciones, esta pasividad creativa, es aun más esencial que la autobservacíón y la investigación, Tal como cultivamos los campos, los sembramos, los cosechamos y los dejamos en barbecho, así debemos vivir las cuatro estaciones en un día Si ustedes cultivan, siembran y recogen sin dar un descanso al suelo, éste pronto se volverá improductivo. El barbechado es tan esencial como el labrado; cuando la tierra permanece en barbecho, los vientos, las lluvias, la luz del sol le aportan productividad creativa y la tierra se renueva. Así, después de afanarse, la mente-corazón debe permanecer en silencio, en un alerta pasivo, a fin de renovarse a sí misma.

De este modo, mediante la percepción alerta de cada pensamiento-sentimiento, uno llega a conocer y comprender las modalidades del “yo”. Esta percepción alerta con su autobservación y su despierta pasividad, trae consigo un amplio y profundo conocimiento propio. De este conocimiento propio surge el recto pensar; sin recto pensar no hay meditación.

Pregunta: El problema de un medio de vida decente es predominante en la mayoría de nosotros Puesto que las corrientes económicas del mundo dependen irremediablemente unas de otras, yo encuentro que casi cualquier cosa que haga, o bien explota a otros o contribuye a las causas de ia guerra , Uno que honestamente desea lograr un recto medio de subsistencia, ¿cómo puede apartarse de las ruedas de la explotación y la guerra?

KRISHNAMURTI: Para aquél que verdaderamente desea encontrar un recto medio de subsistencia, la vida económica tal como está hoy organizada, es ciertamente difícil, como dice el interlocutor, las corrientes económicas están relacionadas entre si; por lo tanto, éste es un problema complejo y, como todos los problemas humanos complejos, debe ser abordado con sencillez. Puesto que la sociedad se está volviendo más y más compleja y organizada, la reglamentación del pensamiento y de la acción se exige en aras de la eficiencia. La eficiencia se convierte en crueldad cuando predominan los valores sensorios, cuando dejamos de lado el valor eterno.

Obviamente, hay medios de vida incorrectos. Aquél que ayuda en la fabricación de armas y otros métodos de matar a sus semejantes está, por cierto, ocupado en fomentar la violencia, la cual jamás contribuye a crear paz en el mundo; el político que, por el beneficio de su nación o por su propio beneficio o por el de una ideología, se ocupa en gobernar y explotar a otros, no hay duda de que está empleando malos medios de vida que conducen a la guerra, a la desdicha y al sufrimiento del hombre; el sacerdote que se aferra a un determinado prejuicio, a un dogma o a una creencia especializada, a una particular forma de culto y oración, también está usando medios de vida incorrectos, porque sólo disemina ignorancia e intolerancia que ponen al hombre contra el hombre» Cualquier profesión que conduce a las divisiones y al conflicto y contribuye a mantenerlos es, obviamente, un medio de vida incorrecto. Tales ocupaciones dan como resultado la explotación y la lucha competitiva.

Nuestros medios de vida son dictados por la tradición o por la ambición y la codicia, ¿no es así? En general, no empezamos eligiendo el recto medio de vida. Sólo nos sentimos muy agradecidos por conseguir lo que podemos, y seguimos ciegamente el sistema económico que nos rodea. Pero el interlocutor quiere saber cómo apartarse de la explotación y la guerra. Para apartarse de ambas, no debe permitir que se ejerza influencia sobre él ni debe seguir las ocupaciones tradicionales ni debe ser envidioso y ambicioso. Muchos de nosotros elegimos alguna profesión debido a la tradición o a que pertenecemos a una familia de abogados o militares o políticos o comerciantes; o nuestra avidez de posición y poder es la que dicta nuestra ocupación; la ambición nos impulsa a competir y a ser despiadados en nuestro deseo de éxito. Por lo tanto, aquél que no quiera explotar a otros o contribuir a la causa de la guerra, debe dejar de seguir la tradición, dejar de ser codicioso, ambicioso, egoísta. Si se abstiene de estas cosas, encontrará naturalmente la ocupación correcta.

Pero, aunque es importante y beneficiosa, la ocupación correcta no es un fin en sí misma Usted puede tener un recto medio de vida, pero si en lo interno es insuficiente y pobre, será una fuente de desdicha para sí mismo y. por ende, para los demás; será irreflexivo, violento, arrogante. Sin esa libertad interior de la realidad, no tendrá usted alegría ni paz. Unicamente en la búsqueda y el descubrimiento de esa realidad interior, podemos no sólo satisfacernos con poco, sino tomar conciencia de algo que está más allá de toda medida. Esto es lo primero que debe buscarse; entonces, como resultado de esto, vendrán las otras cosas.

Esta libertad interna de la realidad creativa no es un don; debe ser descubierta y experimentada. No es una adquisición que usted pueda acumular en lo personal para su propia glorificación. Es un estado del ser, como el silencio, un estado en el que no hay devenir sino plenitud. Es posible que esta creatividad no busque necesariamente expresarse; no es un talento que exija una manifestación externa. Uno no necesita ser un gran artista ni tener un auditorio; si usted busca estas cosas, perderá esa realidad interior. Ella no es un don ni el resultado del talento; este tesoro imperecedero es para ser descubierto cuando el pensamiento se libera de la lujuria, la mala voluntad y la ignorancia, así como del espíritu mundano y del anhelo personal de ser; es para experimentarse por obra del recto pensar y de la meditación. Sin esta libertad interior de la realidad, la existencia es dolor. Tal como el hombre sediento busca el agua, asi debemos buscar esa libertad interior. Sólo la realidad puede calmar la sed de la impermanencia.

Pregunta: Soy un fumador crónico, he tratado varias veces de renunciar a ello, pero cada vez he fracasado. ¿Cómo puedo abandonar el cigarrillo de una vez por todas ?

KRISHNAMURTI: No se esfuerce por abandonarlo; tal como ocurre con muchos hábitos, el mero luchar contra ellos sólo los fortalece. Comprenda todo el problema del hábito, el mental, el emocional y el físico. El hábito es irreflexión, y luchar contra la irreflexión determinada por la ignorancia, es inútil, estúpido, Usted debe comprender el proceso del hábito, comprenderlo mediante la constante percepción de las rutinas de la mente y de las acostumbradas respuestas emocionales. En la comprensión de las secuelas más hondas del hábito, las superficiales desaparecerán, Si supone que, sin comprender las causas más profundas del hábito, es capaz de vencer el hábito de fumar o cualquier otro, seguirá usted siendo como es; irreflexivo, vacuo, un juguete del medio en que vive.

El problema principal no es, por cierto, cómo renunciar a un hábito determinado, porque ello implica cosas mucho más profundas. Ningún problema puede ser resuelto en su propio nivel. ¿Se resuelve, acaso, algún problema, dentro del patrón de los opuestos? Obviamente, dentro del patrón hay conflicto, pero este conflicto, ¿resuelve el problema? ¿No debe uno salirse fuera del patrón del conflicto para encontrar una respuesta perdurable? La lucha contra el hábito no necesariamente resulta en el abandono de éste; otros hábitos pueden desarrollarse o sustituirlo. La mera lucha por superar hábitos, sin haber descubierto su significación más profunda, torna a la mente-corazón irreflexiva, superficial e insensible. Tal como sucede con la ira, con los ejércitos, el conflicto agota, y ningún problema importante se resuelve Así, el conflicto entre opuestos sólo embota la mente-corazón, y este embotamiento impide la comprensión del problema. Por favor, vean la importancia de esto. El conflicto entre dos deseos opuestos debe, por fuerza, terminar en cansancio, en irreflexión.

Esta irreflexión, esta imprudencia es la que debemos considerar, no el mero desistir de un hábito o de un conflicto. El abandono de un hábito será la consecuencia natural si hay atención reflexiva, sensibilidad. Esta sensibilidad se ve embotada, endurecida por la lucha constante de los deseos opuestos. De modo que, si desea fumar, fume; pero esté intensamente alerta a todas las implicaciones del hábito: la irreflexión, la dependencia, la soledad, el miedo, etc. No se limite a luchar contra el hábito; esté atento a su plena significación.

Se considera inteligente vivir on el conflicto de los opuestos; la lucha entre el bien y el mal, entre colectivismo e individualismo, se ve como necesaria para el crecimiento del ser humano; el conflicto entre Dios y el Diablo se acepta como un proceso inevitable este conflicto entre los opuestos, ¿nos conduce a la realidad? ¿No nos conduce a la ignorancia y a la ilusión? ¿El mal puede ser trascendido por medio de su opuesto? ¿No debe el pensamiento ir mucho más allá del conflicto de ambos? Este conflicto entre los opuestos no se deriva en virtud, on comprensión; nos conduce al hastío, a la irreflexión, a la insensibilidad. Tal vez el criminal, el pecador puede estar más cerca de la comprensión que el hombre que se cree justo y bueno en su presuntuosa lucha de los deseos opuestos. El criminal podría darse cuenta de su crimen, de modo que para él hay esperanza, mientras que el hombre que se debate en el hipócrito conflicto de los opuestos, está meramente extraviado en su propia mezquina ambición de llegar a ser. Uno es vulnerable, mientras que el otro está cerrado dentro de sí mismo, endurecido por su conflicto; uno sigue siendo susceptible, mientras que el otro se vuelve insensible a causa del conflicto y el dolor que genera la lucha constante por llegar a ser esto o aquello.

No se extravíe en el conflicto y el dolor de los opuestos. No compare ni se esfuerce por convertirse en lo opuesto de lo que usted es. Esté totalmente alerta, sin preferencia alguna, a lo que es, a su hábito, a su miedo, a su tendencia; y en esta llama singular de la percepción alerta, lo que es experimenta una transformación. Esta transformación no tiene lugar dentro del patrón de la dualidad; es fundamental, creadora, está dotada con el hálito de la realidad. En esta llama de la percepción alerta se resuelven realmente todos los problemas, Sin esta transformación, la vida es lucha y sufrimiento, no hay en ella felicidad ni paz

3 de junio de 1945