OBRA COMPLETA - TOMO 4 - J.K. - CONTINUACIÓN -

 OCTAVA PLÁTICA EN BOMBAY

La vida es, desde el nacimiento a la muerte, lucha y dolor constantes, una continua batalla con uno mismo y, por ende, con el prójimo. ¿Es esta batalla necesaria, o hay un modo diferente de abordar la vida? La vida, la existencia, es un proceso constante de devenir, desde !o que es, a alguna otra cosa. El devenir es siempre una lucha, es siempre repetitivo. El devenir, el llegar a ser, es el cultivo de la memoria. Este cultivo de la memoria es llamado rectitud, y esa rectitud es un proceso de autoencierro. Conocemos la batalla que implica ser pobre y querer volverse rico, ser mezquino, pequeño, y querer volverse profundo. El devenir es el cultivo de la memoria, y sin memoria no hay devenir, Esta lucha se considera justa, recta, y así la rectitud es una forma de autoencierro, de autoaislamiento. Hemos aceptado como meritoria, como una parte noble de nuestra existencia, esta batalla del sufrimiento.

¿Es el destino de la vida ser un proceso de lucha, dolor y aflicción? Por cierto, tiene que haber una manera diferente de vivir. Esta nueva manera de vivir puede comprenderse únicamente cuando comprendemos el pleno significado del devenir. En el devenir, existen siempre la repetición y la creación del hábito. En el devenir está e! cultivo de la memoria, que pone énfasis en el “yo”, El “yo", por su propia naturaleza, es dolor y contradicción.

La virtud jamás es un devenir, La virtud es un estado del ser en el que no hay esfuerzo ni lucha. Uno no puede volverse virtuoso; se es o no se es virtuoso. Uno puede siempre llegar a ser recto, pero jamás puede volverse virtuoso. La virtud es libertad, y un hombre recto jamás es libre. Si uno intenta ser virtuoso, sólo llega a set recto. Al comprender el proceso del devenir, en el que hay lucha y dolor, surge un estado del ser que es virtud. En la libertad de la virtud, manifiesta su existencia la verdad. La verdad jamás puede llegar al hombre recto, porque éste se halla encerrado en el devenir de su rectitud. Si uno trata de volverse compasivo, generoso, entonces el acento está puesto en el si mismo, en el “yo”. El "yo" jamás puede ser compasivo. Puede encerrarse en su rectitud, pero jamás puede ser compasivo. Un hombre recto jamás puede ser un hombre virtuoso.

Si uno está atento al modo de obrar de la virtud, verá que no hay formación alguna de resistencia. La compasión, la generosidad, la confianza en sí mismo, la libertad respecto de la envidia, no surgen mediante el cultivo de la virtud. Cuando la virtud es cultivada, se convierte en una resistencia. Pero, si estamos atentos al proceso del devenir, o sea, si comprendemos los comportamientos del "yo”, adviene la virtud.

¿Cómo puede alguien que está atrapado en la lucha del devenir, salirse de olla? Todo lo que puede hacer es estar alerta y pasivamente atento a este proceso del devenir. Devenir, llegar a ser, es erigir una resistencia, y la resistencia es el cultivo de la memoria. Estén atentos sin optar, sin condenar, y encontrarán que el muro de resistencia se derrumba. Sólo entonces, en libertad, puede manifestarse lo verdadero. El hombre de voluntad, que es e! hombre de resistencia, debido a su acción aulolimitadora jamás es libre: por eso, la verdad no puede manifestarse. Sólo reconociendo lo que es, sin optar ni condenar, y siguiendo rápida y fácilmente su movimiento, es posible liberarse de lo que es. En la comprensión de lo que es se revela la verdad.

Pregunta : Los símbolos religiosos, ¿no son la explicación de una realidad demasiado profunda para ser falsa? El simple nombre de Dios nos conmueve como ninguna otra cosa ¿Por qué deberíamos evitarlo?

KRISHNAMURTI: Los símbolos existen, por cierto, como un medio de comunicación. ¿Necesitamos símbolos para comunicarnos con la realidad? La realidad no puede comunicarse con nosotros cuando nuestra mente se halla atestada con los medios de comunicación que son los símbolos, ya sean la cruz, la media luna, o los símbolos hindúes.

¿Por qué no es posible experimentar directamente aquello que es, sin la mediación de los símbolos? Para un hombre que está buscando una experiencia directa, ¿no son una distracción los símbolos? ¿Qué ocurre cuando uno tiene símbolos? Cada grupo de personas posee sus propios símbolos, y estos símbolos se vuelven más importantes que la búsqueda de la realidad. El símbolo no es lo real La palabra no es la cosa. La palabra Dios no es Dios. Pero la palabra se ha vuelto importante. ¿Por qué? ¿No es, acaso, porque no estamos buscando aquello que está mucho más allá de las creaciones del hombre? Así, los símbolos han adquirido importancia, y por ellos estamos dispuestos a destruirnos el uno al otro.

La palabra Dios nos da cierto estímulo, y pensamos que el estímulo, tanto nervioso como verbal, tiene alguna relación con lo real. Pero una sensación, que es un proceso del pensamiento, ¿tiene relación alguna con la realidad? Y el pensamiento, que es el resultado de lo memoria, la respuesta a un condicionamiento, ¿se relaciona de algún modo con la realidad? Por lo tanto, un símbolo, que es la creación de la mente, ¿tiene alguna relación con la realidad? ¿No es, acaso, una distracción imaginaria respecto de la realidad? Para que lo real sea, el símbolo debe ser descartado. Pero, atestamos nuestras mentes con los símbolos porque no tenemos lo otro Si usted ama, no necesita el símbolo del amor. Si tiene el símbolo, la imagen, el ideal, entonces no ama.

¿Por qué no es posible apreciar las cosas directamente? Uno ama un árbol o a una persona, no a causa de lo que representa, no ponqué sea una manifestación de la vida o de la realidad, no porque sea una expresión externa de un estado interno; esas son explicaciones fáciles. Cuando uno es capaz de amar la vida, no porque sea la manifestación de algo, entonces, en ese amor mismo a la vida, uno dará con lo real. Si usted trata a la vida como una manifestación de algo, entonces aborrece la vida, quiere huir de la vida; o convierte a la vida en un fastidio y una rutina que le hacen escapar de lo factual.

Una mente atrapada en símbolos no es una mente sencilla. Sólo una mente sencilla, incontaminada, y un corazón puro, incorrupto, pueden dar con lo real. Una mente y un corazón atrapados en palabras y frases, en modelos de acción, jamás están libres para que lo real pueda manifestarse. Sólo cuando ia mente se despoja de todas sus acumulaciones, puede revelarse lo real.

Pregunta: ¿Qué nos aconseja usted hacer cuando estalla la guerra?

KRISHNAMURTI: ¿Puedo sugerirle que, en vez ele buscar consejos, examinemos juntos el problema? Seguir el consejo de otro en momentos de crisis, nos conduce a nuestra propia destrucción. Mientras que, si somos capaces de comprender toda la implicación de la guerra, podríamos actuar apropiadamente por nosotros mismos. No actuaríamos conforme a nuestro condicionamiento; y ese condicionamiento se fortalece por obra de la propaganda y de varios otros medios utilizados para inculcarnos la necesidad de ir a la guerra. Como ahora estamos condicionados por el así llamado amor al país, por las fronteras económicas, por las ideologías — religiosas o políticas — , nos alzaremos inevitablemente en armas. Para tales personas no hay problema, su acción es definida e inequívoca; la llaman deber y responsabilidad, y se convierten en carne de cañón.

Uno tiene un problema sólo cuando empieza a cuestionar las causas de la guerra, que no son tan sólo económicas, como a algunos les gustaría hacer que parecieran, sino y mucho más, psicológicas. La guerra no es otra cosa que una sangrienta y espectacular proyección de nuestra vida cotidiana La guerra surge sólo cuando usted, en su relación con otro, engendra conflicto, que es el resultado de su lucha y aflicción internas. Esto se proyecta exteriormente como acción antisocial y causa desastre e infelicidad. A causa de la codicia, del espíritu adquisitivo y de la envidia, están ustedes matando, destruyendo y mutilando a miles y miles de seres humanos. Así, pues, cuando empiezan a investigar las causas de la guerra. están comenzando a comprender su relación con el otro y cuestionan toda su manera de vivir. De acuetdo con esta investigación, inteligente o superficial, responderá usted cuando llegue la guerra. Para un hombre que es no violento — no el idealista que se esfuerza por volverse no violento — , la guerra es un gran desastre que no nos conduce a la paz. No participará en ella; podrán fusilarlo o encarcelarlo. De manera natural, hará caso omiso de las consecuencias.

El idealista, como he explicado anteriormente, es incapaz de liberarse de la violencia. Como la vida de ustedes se basa en el conflicto y la violencia, si no comprenden ese modo de vida ahora, ¿cómo podrán actuar con comprensión mañana, cuando haya una calamidad? ¿Cómo podrán ustedes, que han sido condicionados por el nacionalismo, por la seguridad de clase, por la envidia. estar libres del condicionamiento en tiempo de guerra? Tienen que liberarse de estas causas de desastre antes de que la guerra haga su aparición.

La guerra engendra su propia irresponsabilidad, y a muchos de ustedes les gusta este sentirse libres de toda responsabilidad. El gobierno los alimentará, igual que a sus familias, etc La guerra les ofrece un escape de la fastidiosa rutina de sus vidas cotidianas Es un asunto horrible el matar, pero al menos es excitante. La guerra libera también los instintos criminales Somos criminales en nuestra vida cotidiana, en el mundo de los negocios, de nuestras relaciones; pero todo eso permanece muy cuidadosamente oculto, cubierto por un manto de justicia v legalidad. La guerra nos libera, asimismo, de esta hipocresía, y ai fin podemos ser abiertamente violentos Por lo tanto, de su condicionamiento depende el modo como actuará usted cuando lo llamen a las armas Pero, aquéllos de nosotros que somos serios, si podemos comprender cuán violentos somos en nuestra vida de todos los días, comprenderlo encentándonos realmente a ello, si podemos darnos cuenta de la violencia en nuestro hablar, en nuestros pensamientos y sentimientos, en nuestras acciones, entonces, cuando llegue la guerra, seremos capaces de actuar correctamente. La comprensión adviene sólo cuando percibimos con claridad lo que es y no tratamos de transformarlo, de convertirlo en otra cosa. Un hombre que persigue un ideal actuará falsamente, porque su respuesta estará basada en la frustración. Si usted está atento a sus pensamientos y actos de todos los días, sin optar entre ellos, sin condenarlos ni justificarlos, estará libre de esas causas que dan origen a la guerra.

Pregunta : Un hombre que aborrece la violencia, ¿puede tomar parte en el gobierno de un país?

KRISHNAMURTÍ: El gobierno, si no es completamente autoritario, se supone que nos representa. Ustedes eligen a aquéllos que les agradan. Por lo tanto, en una así llamada democracia, el gobierno es lo que son ustedes. ¿Qué son ustedes? Son un montón de respuestas condicionadas de violencia, codicia, afán adquisitivo, deseo de poder, etc. El gobierno es, pues, lo que son ustedes ¿Cómo puede un hombre cuyo ser está realmente libre de violencia pertenecer a una estructura que es violenta? Un hombre que busca la realidad — o que la realidad ha dado con él — ¿puede tener algo que ver con un gobierno, con un país, con una ideología, con partidos políticos, con sistemas de poder? Un hombre que se ha entregado a un partido político, a una ideología, a un gurú, a lo que fuere, ¿cómo puede encontrar lo real? No puede.

Usted formula esta pregunta acerca del gobierno porque, para su propia transformación, le gusta confiar en una autoridad externa, en la alteración de las influencias ambientales. Todos ustedes esperan que los lideres, los gobiernos, las ideologías, los sistemas que son patrones de acción, de algún modo transformarán las cosas, generarán orden y paz en sus vidas. Por cierto, en esto se basa su pregunta. ¿Puede otro — ya sea un gobierno, un gurú o una ideología — darle paz y orden? Evidentemente, no. La paz puede nacer únicamente cuando la confusión, que usted mismo origina, es comprendida por completo, Pero, sin comprender las causas de nuestra desdicha, ustedes acuden a algún agente externo para que les traiga paz y felicidad. Lo externo es siempre superado por lo interno, y en tanto exista el conflicto psicológico en sus diversas formas, por bien construida y ordenada que esté la estructura externa, el conflicto y la confusión interna se impondrán siempre sobre ella.

Asi, pues, sin que uno se aisle a sí mismo, la transformación debe comenzar no en oposición a lo externo, sino que debe traer, no sólo para uno mismo, sino también para lo externo, paz y felicidad.

Pregunta: Usted no parece pensar que hemos conquistado nuestra independencia. Según usted, ¿cuál sería el estado de verdadera libertad?

KRISHNAMURTI: La libertad se convierte en un aislamiento cuando es nacionalista, exclusiva, cuando está dominada por el sentido de clase. El aislamiento nos lleva, inevitablemente, al conflicto, porque nada puede existir en aislamiento. Ser es estar relacionado, El aislarnos en una frontera nacional, invita a la confusión, al hambre y demás. La independencia, como proceso de aislamiento, siempre da como resultado el conflicto y la guerra. Para la mayoría de nosotros, la independencia implica aislamiento. Cuando ustedes se han aislado como una entidad nacional, ¿han conquistado la libertad? ¿Se han liberado de la explotación, de la lucha de clases, del hambre, de los sacerdotes, de los líderes? Obviamente, no. Han expulsado al explotador blanco y el explotador moreno ha tomado su lugar. Ambos son despiadados.

Ustedes no desean ser libres. Se engañan a sí mismos con palabras. La libertad implica inteligencia, inteligencia para no explotar, sino para ser compasivos y generosos, para no aceptar autoridad alguna como una forma de seguridad. La virtud es indispensable para la libertad. La rectitud, en cambio, es un proceso que aísla. El aislamiento y la rectitud marchan siempre juntos, así como coexisten la virtud y la libertad.

Un conjunto ele personas que se llamen a sí mismas nación, construirán muros ele autoencierro y aislamiento; por lo tanto, jamás pueden ser libres. Esos muros se convierten en causas de lucha, desconfianza, antagonismo y, finalmente, llevan a la guerra. La libertad debe comenzar con el individuo, que es un proceso total, un proceso total del hombre. Si él se aísla en fronteras económicas o en la rectitud, es la causa del desastre y de la infelicidad. Si se libera de la codicia y la violencia, ejercerá una acción directa sobre el mundo de sus relaciones. Esta regeneración del individuo no se encuentra en el futuro, sino en el ahora. Si la posponen, están invitando a la ola de la confusión y la oscuridad. Comprenderán únicamente cuando concedan atención plena, cuando entreguen mente y corazón a lo que requiere comprensión inmediata.

Pregunta: Mi mente es inquieta y se halla angustiada. Sin ponerla bajo control, nada puedo hacer con respecto a mi mismo ¿Cómo he de controlar el pensamiento?

KRÍSHNAMURTI: En primer lugar, debemos comprender al pensamiento y al pensador ¿Qué entendemos por pensamiento, por pensar? El pensador, ¿es diferente de sus pensamientos? El meditador, ¿es diferente de su meditación? Las cualidades, ¿son diferentes de la personalidad? Antes de poder controlar el pensamiento —cualquier cosa que eso pueda significar — debemos comprender al pensador y sus pensamientos ¿Existe el pensador cuando deja de pensar? Si no hay pensamiento, no hay pensador, Pero, ¿por qué existe la división entre el pensador y sus pensamientos? ¿Es real esta división, o es ficticia? Esta ficción la ha creado la mente para su propia seguridad.Debemos tener muy en claro si el pensador está separado de su pensamiento, y la razón de que se haya separado. ¿No percibe que sus pensamientos están separados de usted? De esto surge la idea de que existen el controlador y lo controlado, el observador y lo observado.

Casi todos pensamos que el pensador se halla separado, que el “yo" superior domina al "yo” inferior, etc ¿Por qué existe esta separación? ¿No sigue ella estando dentro del campo de la mente? Cuando ustedes dicen que el pensador es el alma, el que vigila, y que los pensamientos están separados, no hay duda de que eso está aún en el campo del proceso del pensamiento. Esta división, ¿no existe, acaso, porque el pensador, gracias a ella, se concede permanencia a si mismo? Él siempre puede modificar sus pensamientos, rodearse de un marco nuevo; pero permanece aparte y, de tal modo, se da permanencia. El pensador no existe sin el pensamiento. Podrá separarse, pero sí cesa de pensar no existe. El pensador percibe que los pensamientos son transitorios y, por eso, se da carácter de permanente llamándose a sí mismo el atma, el alma, la entidad espiritual. Pero, si usted observa con mucha atención, dejando de lado todo el conocimiento adquirido acerca de lo que otros han dicho, por importantes que sean esos otros, percibirá que el observador es lo observado, que tan sólo hay pensamiento. No hay un pensador aparte del pensamiento. Por sagaz, profunda y ampliamente que pueda separarse, construyendo un muro entre sí mismo y su pensamiento, sigue estando dentro del campo del pensamiento De modo que el pensador es el pensamiento.

Cuando usted pregunta de qué modo el pensamiento puede ser controlado, formula una pregunta errónea. Cuando el pensador comienza a controlar sus pensamientos, los controla tan sólo a fin de darse continuidad, o debido a que los encuentra dolorosos. Una vez que usted percibe plenamente el hecho de que el pensador es el pensamiento, ya no piensa más en función de dominar, modificar, controlar o canalizar sus pensamientos. Entonces el pensamiento se torna más importante que el pensador; entonces, la comprensión del proceso del pensamiento es el principio de la meditación, la cual es conocimiento propio. No hay meditación sin conocimiento propio, y comprender es meditar con el corazón.

Nos interesamos, pues, en el proceso del pensamiento mismo. Estamos libres de la idea de disciplina y de la idea de controlar el pensamiento, lo cual es una gran revolución.. Hay libertad únicamente cuando vemos lo falso de que el pensador está separado de su pensamiento. Cuando usted ve la verdad de que algo es falso, entonces se libera de lo falso.

El pensamiento es el resultado de la sensación, y la mente es la que registra los pensamientos, es el factor acumulativo. La conciencia consiste en experimentar, nombrar y registrar; he explicado esto anteriormente. Este registro es la memoria. El reto es siempre nuevo y la respuesta es lo viejo; así que la memoria, que es el registro del pasado, se enfrenta a lo nuevo. Esta acción de lo viejo enfrentándose a lo nuevo, es llamada experiencia. La memoria carece de vida propia. Se revivifica al encontrarse con lo nuevo. Lo nuevo está dando vida a lo viejo, y eso es fortalecer lo viejo. Al traducir lo nuevo de acuerdo con su propio condicionamiento, la memoria cobra vida. Ella tiene vida únicamente cuando se enfrenta a lo nuevo. A esta revivificación se la llama el pensar. El pensar jamás puede ser nuevo, porque es la respuesta de la memoria, que se vitaliza por medio de lo nuevo. El pensar nunca puede ser creativo, porque es siempre la respuesta de la memoria.

Una mente controlada no es una mente libre. Dado que los pensamientos vagan por todas partes, ¿cómo es posible originar orden desde esta confusión? A fin de que podamos comprender el funcionamiento de una máquina de altas revoluciones, es preciso disminuir su velocidad. Si la detenemos, es una cosa muerta, y es imposible comprender una cosa muerta. Por eso, una mente que ha matado el pensamiento excluyéndolo, aislándolo, no puede tener comprensión; pero, un pensamiento puede ser comprendido si retardamos su proceso. Si miramos, en cámara lenta, una película que muestra un caballo saltando una valla, veremos en detalle el maravilloso movimiento de los músculos. De igual manera, cuando se retarda el movimiento de la mente, ésta puede comprender cada pensamiento a medida que surge; sólo entonces hay libertad con respecto al pensar, no un pensamiento controlado o disciplinado.

Únicamente cuando nos enfrentamos a lo nuevo como lo nuevo, a lo fresco como lo fresco, existe eí estado creativo del ser. En tanto la mente sea una registradora, la acumuladora de los recuerdos que son vivificados por el reto, el proceso del pensamiento debe continuar. Darse cuenta de cada pensamiento es tarea ardua. Pero si usted está interesado en examinar a fondo y plenamente un pensamiento, podrá experimentar con ello anotando en un papel los pensamientos a medida que van surgiendo; al observarlos después de anotados, descubrirá que su mente ha disminuido su ritmo sin necesidad de disciplina alguna, sin compulsión. De este modo, la mente está libre del pasado y se serena, porque ya no es más la creadora de los problemas. En esta quietud de la mente, se manifiesta la realidad,

7 de marzo de 1948