Un narrador indefinido pasea su mirada neutral sobre la vida pero de tanto en tanto se identifica e involucra con los personajes de sus historias
OBRA COMPLETA - TOMO 4 - J.K. - CONTINUACIÓN -
Bombay, India, 1948
PRIMERA PLÁTICA EN BOMBAY
Donde hay comunión en el mismo nivel y al mismo tiempo, hay comprensión. El escuchar es un arte, ya sea que se trate de un problema, o cuando nos escuchamos el uno al otro. Para que podamos comunicarnos, no debe haber prejuicios ni miedo ni resistencia. La atención plena y profunda es el principio de la comprensión. La comprensión es instantánea, está siempre en el presente: no es el resultado del crecimiento ni del tiempo. Cuando el corazón está seco, la mente lo llena de palabras, pero esto no es comprensión. La realización de la verdad está siempre en el ahora, no en el mañana. Para recibir la verdad, el corazón debe estar abierto, debe ser vulnerable. Nadie puede darles la verdad; ella debe venir a ustedes. Para recibirla, para percibirla directamente, no tiene que haber defensas ni salvaguardas ni muros de resistencia.
La comprensión llega cuando percibimos lo que es. Estar alerta a lo que es, a lo obvio, a lo factual, sin interpretarlo, sin traducirlo, es el principio de la sabiduría. Guando la mente se halla cargada de prejuicios, de creencias, y está distorsionada por el esfuerzo, pasamos por alto la verdad de lo que es. Comprender exactamente lo factual, pone fin al conflicto. Percibir con exactitud, de instante en instante, lo que uno es, nos libera del conflicto y de la confusión. Ése es el principio de la sabiduría, Comprender lo factual, lo que es, libera del proceso del tiempo al pensamiento. El tiempo es un proceso destruc- a tivo, crea confusión, El movimiento psicológico del devenir engendra tiempo, y el tiempo no resuelve los problemas. Puede haber comprensión de lo que es, sólo cuando no lo condenamos ni nos identificamos con ello. Percibir lo factual ya es el comienzo de la inteligencia, pero no percibirlo y luchar, sólo engendra hábito.
Lo que es, nunca es estático, está siempre en movimiento, siempre experimenta modificaciones; y para seguirlas se requiere una mente alerta y pasiva. Para seguir el rápido movimiento de lo que es, la mente debe estar libre de conclusiones, de respuestas, de creencias y conocimientos. Conocer lo que es, lo factual, es trascenderlo.
Hay confusión y dolor, hay sufrimiento individual y colectivo. Esta desdicha está en todas partes. ¿Cómo hemos de habérnoslas cun ella.? ¿Cómo hemos de comprenderla? ¿Cuál es la respuesta do ustedes a esta desdicha? Según sea esa respuesta, serán capaces o no de comprender directamente la relación que tienen con esta creciente confusión. Aquéllos que obtienen beneficios de esta desdicha, beneficios en el mundo o beneficios psicológicos, tienen su respuesta y su acción peculiares. Desean que las cosas continúen siendo como son. Luego están aquéllos cuya respuesta en medio de esta desdicha es proteger lo que tienen, buscando la seguridad en distintos niveles. Hay otros cuya respuesta se dirige a la legislación, a la reforma, al orden externo; o a tratar de resolver este problema, conforme a un sistema, ya sea de la izquierda o de la derecha; o buscan un líder, un gurú, político o religioso, que los conduzca fuera de este sufrimiento creciente. Son todos métodos para escapar del problema mismo. Entonces los escapes se vuelven mucho más importantes que el problema; la ideología, el gurú, la cuenta bancaria, la seguridad psicológica, se vuelven mucho más importantes que el dolor en si; entonces el líder, la autoridad significa más que la propia desdicha; entonces la organización, los rituales, asumen una importancia dominante. Estas cosas y no los infortunios humanos, adquieren un papel fundamental en la vida Cuando las ideologías y sus autoridades — de la derecha o de la izquierda, religiosas o seglares — asumen el poder, entonces la humanidad, ustedes, son sacrificados.
¿Cuál es la causa de esta confusión y osle dolor en constante aumento, tanto interna como externamente? Ustedes deben descubrir la causa y no limitarse a repetir lo que dicen autoridades de la derecha o de la izquierda. Tienen que saber la verdad al respecto y no repetir las afirmaciones de otros, por sensatas y eruditas que sean Al descubrir por sí mismos la verdad acerca de la causa del dolor, se liberan del cloloi: la verdad libera, y la mera repetición es ignorancia Esto es lo importante: que la verdad libera y que deben descubrirla. Cuando predominan los valores sensorios, hay confusión; hay dolor si los valores mentales ejercen dominio sobre los valores eternos; la confusión aparece cuando el corazón se llena con las fabricaciones de la mente. Al asumir importancia extrema las cosas que son producto de la mano o de la mente, hay conflicto, confusión y sufrimiento.. Cuando domina el valor de las cosas, entonces la creencia y la ideología poseen una influencia significativa. Tratamos de escapar de esta confusión, y la búsqueda misma dé lo real se vuelve un escape con respecto a lo que es. Aquél que busca, que lucha para encontrar la verdad, jamás podrá encontrarla; la verdad se revela con la comprensión de ¡o que es Para comprender, es preciso que haya una observación tranquila, silenciosa, una percepción alerta y pasiva.
La destrucción avanza al mismo paso que la existencia. La frustración sigue a la acción; la ola de la confusión está siempre cubriendo nuestra vida; la muerte es nuestra constante compañera. Algunos se han liberado de la confusión y el dolor, pero la confusión y el dolor continúan. Cada uno debe liberarse él mismo de esta confusión y de este dolor, y sólo entonces podrá haber felicidad y paz en el mundo. Esta libertad no podemos encontrarla mañana, sino enel ahora. El tiempo no trae comprensión; la comprensión se halla siempre en el presente. Uno debe liberarse de la desdicha ahora, y no esperar el mañana. Esperar el mañana es estar atrapado en la ola de la confusión y la muerte, Si uno posterga, queda preso en la lucha y la infelicidad. Ustedes deben percibir la verdad ahora, porque la verdad es lo que nos libera, no el esfuerzo que hagamos, ni nuestro anhelo de ser libres, felices. La verdad debe ser percibida ahora, no postergada; al postergarla, damos nacimiento a la confusión. Sólo la verdad puede dar origen a la revolución creativa, renovadora. El cambio es una continuación modificada; la revolución de la izquierda es la continuación de la derecha. Pero la revolución creativa no es un cambio modificado, sino que consiste en abandonar el cambio por completo. Mientras el pensamiento esté cambiando, moviéndose de lo conocido a lo conocido, no podrá haber renovación. Esta revolución creativa puede tener lugar únicamente en el individuo. La individualidad surge en la relación. Esta relación da origen a la sociedad; la sociedad no es una entidad separada que existe por si misma. Es la proyección externa de la relación interna que hay entre un ser humano y otro. El mero cambio de lo externo tiene poca importancia sin una transformación profunda de las actividades psicológicas.
Sin conocimiento propio no hay base para el recto pensar y la recta acción. Ningún sistema puede trasplantar el conocimiento propio, el conocimiento de las modalidades de la mente y del corazón. Los sistemas pueden modificar y modifican, cambian la actividad externa del hombre, pero el hombre transforma siempre el sistema de acuerdo con sus propias exigencias internas. Hasta que yo, en mi relación con usted, comprenda y, de tal modo, origine una transformación fundamental, sigo siendo la causa de conflicto y confusión, destrucción y desdicha, explotación y crueldad. Esta comprensión no se encuentra en el futuro, sino siempre en el presente. Si uno la busca en el futuro, en el mañana, está atrapado en la ola de la confusión y la muerte. Cuando existe un interés absorbente, hay comprensión y acción inmediata. Si no hay una transformación psicológica ahora, ésta no llegará mañana, en el futuro. Con el mañana llegará el cambio, la continuidad modificada, pero eso no os una transformación fundamental. Esta transformación puede tener lugar únicamente ahora y no en el tiempo, en la duración. Por lo tanto, ¿cómo puede uno. que es el producto del pasado y cuyo pensamiento se basa en el pasado, en el ayer, en el tiempo, cómo puede salirse del tiempo? El tiempo cesa cuando hay comprensión completa. Esta existencia intemporal no es una ilusión, una alucinación autoinducida. Cuando un problema se comprende por completo, no deja residuo, recuerdo; el recuerdo, la memoria es tiempo. El “yo", la continuación de la memoria, engendra tiempo, el pasado en permanente acumulación. La libertad con respecto al “yo” tiene lugar sólo cuando cada problema, apenas surge, es comprendido completamente y a fondo.
Pregunta: Ya he nacido con cierto temperamento, con un determinado patrón psicológico y físico, cualquiera que sea la razón de ello. Este patrón se vuelve el más importante y singular factor en mi vida.Ella domina absolutamente, mi libertad dentro del patrón es muy limitada, y mis reacciones e impulsos están, en su mayoría, rígidamente predeterminados. ¿Puedo romper con la tiranía de los factores genéticos?
KRISHNAMURTI: Cada uno de nosotros es el resultado de su padre y su madre, quienes son, a su vez, el producto de sus progenitores. Las creencias de ellos, sus esperanzas y temores, sus anhelos de seguridad, sus dioses y templos, su conocimiento y su superstición, sus envidias y ambiciones, constituyen la estructura de la sociedad, el medio que nos contiene a cada uno de nosotros. Uno forma parte del medio, del entorno; es el producto del pasado en conjunción con el presente. Uno está sujeto a una influencia psicológica y ambiental. El hijo es el padre modificado. La existencia es el producto del pasado que, a través del presente, continúa hacia el futuro. Es la consecuencia del tiempo. Uno es el resultado del ayer que, modificado por el hoy, da nacimiento al mañana. Ahora bien, el interlocutor pregunta si puede salirse del tiempo, si puede romper con el patrón del pasado.
Cuando interpretamos lo que es, el pensamiento se desliza en lo irreal, en la teoría, en la especulación y la credulidad. Resulta arduo comprender lo que es. ¿Qué es aquello que lo condiciona? ¿Qué es lo que limita al pensamiento? ¿Qué es lo que da origen al patrón en el que queda atrapado el pensamiento? ¿No es, acaso, el mismo pensamiento? Si el pensamiento cesa, el patrón se rompe. El pensamiento es el resultado del ayer, del pasado; responde a cada reto — que siempre es nuevo — conforme al patrón del ayer. ¿Puede el propio pensamiento liberarse de la carga del pasado? Puede hacerlo sólo cuando el pensar, tal como lo conocemos, llega a su fin. Esta cesación del pensamiento no es una forma de escapar del pensamiento.
Parecen desconcertados; esperan de mi una respuesta a esta pregunta. Pero la respuesta está en la pregunta misma En el comprender lo que es, o sea, el problema en sí, se encuentra la solución. El problema mismo contiene su propia solución. Si esperan una respuesta, entonces no comprenden el problema; pero, al estudiar el problema en sí, sin la ansiosa búsqueda de la respuesta, el problema se termina. Si buscan una respuesta la encontrarán, pero estará de acuerdo con lo que les conviene, con lo que les satisface.
De modo que el problema es el siguiente: el pensamiento se halla condicionado, está fijo en un patrón. El pensamiento responde al reto, que es siempre nuevo, haciéndolo conforme al pasado y modificando, de esa manera, lo nuevo. Siendo el producto del ayer, el pensamiento sólo puede responder desde el punto de vista del ayer, del tiempo. Cuando usted pregunta: “¿Cómo puedo romper con la tiranía del condicionamiento?”, está formulando una pregunta errónea. El pensamiento jamás puede ser libre; sólo conoce la continuidad, no la libertad. La libertad existe cuando el pensamiento está ausente; hay libertad sólo cuando la continuidad llega a su fin. El pensamiento otorga la continuidad.Por lo tanto, debe darse cuenta de su propio condicionamiento y no tratar de llegar a ser esto o aquello. El llegar a ser, el devenir da continuidad al pensar y, por eso, no puede haber libertad respecto del condicionamiento. El pensamiento debe cesar para que haya libertad. Cuando el pensamiento se halla activo, positiva o negativamente, está condicionando, dando origen a la continuidad modificada.
¿Puede llegar a su fin el pensar? ¿Qué es el pensar? El así llamado pensar es la respuesta de la memoria. La memoria es el residuo de la experiencia. Cuando hay un reto, responde el pensamiento, que es el resultado del ayer. El reto, que es siempre nuevo, es encarado con lo viejo, y asi lo nuevo no es totalmente comprendido. Esta índole incompleta de una experiencia, deja una huella que llamamos memoria. ¿No ha notado usted que, cuando comprende una experiencia completamente, no queda recuerdo de tal experiencia? Sólo un acto incompleto deja una huella. La respuesta de la memoria es llamada pensar. ¿Puede haber un estado en que no esté funcionando la memoria? Cuando el tiempo cesa, hay un estado así; sólo ese estado transforma, sólo él es creativo.
18 de enero de 1948
OBRA COMPLETA - TOMO 4 - J.K. - CONTINUACIÓN -
EL CAMINO DE LA PAZ
Dondequiera que vivamos, cada uno de nosotros se da cuenta de que en el mundo reina una confusión en permanente crecimiento. Esta pérdida de orientación, esta degeneración de los valores no se limita a ninguna clase o nación en particular. En todas parles y cualquiera que sea el nivel social en que nos movemos, advertimos en nuestra relación con el mundo externo y con el mundo interno de las ideas, que el conflicto y la desdicha parecen no terminar jamás.
Se han ofrecido muchas soluciones para esta contusión: soluciones económicas y políticas, sociales y religiosas. Sin embargo, ningún sistema puede traernos la paz. Los sistemas, con sus ideologías y sus modelos de acción, sólo se interesan en cambios y ajustes externos. Son incapaces de originar una transformación radical, porque se esfuerzan por un resultado, una meta, esfuerzo que es la consecuencia de un conocimiento superficial, del cálculo v de la frustración. El conocimiento de ellos no es un conocimiento integrado. Los expertos que ofrecen fórmulas cuidadosamente elaboradas se hallan obsesionados por logros preconcebidos, y son incapaces de comprender las complejidades psicológicas de la mente v el corazón humanos.
Los sistemas, por interesarse enteramente en los resultados y no en los medios, sólo pueden ofrecer modelos de acción y variaciones de ideas. En tanto la paz sea concebida en función de ideologías opuestas, no podrá haber paz. En tanto la paz sea un asunto que dependa de cuál lado gana, el vencedor habrá de enfrentarse invariablemente al desastre, porque para conquistarla tendrá que abandonar poderes que lo esclavizan. El camino de la paz radica en comprender la falacia que contiene la idea de que la paz es el resultado de la lucha, la consecuencia de un conflicto físico o mental entre fuerzas armadas o antago-Los sistemas, por interesarse enteramente en los resultados y no en los medios, sólo pueden ofiecer modelos de acción y variaciones de ideas En tanto la paz sea concebida en función de ideologías opuestas, no podrá haber paz En tanto la paz sea un asunto que dependa de cuál lado gana, el vencedor habrá de enfrentarse invariablemente al desastre, porque para conquistarla tendrá que abandonar poderes que lo esclavizan. El camino de la paz radica en comprender la falacia que contiene la idea de que la paz es el resultado de la lucha, la consecuencia de un conflicto físico o mental entre fuerzas armadas o antago-Los sistemas, por interesarse enteramente en los resultados y no en los medios, sólo pueden ofiecer modelos de acción y variaciones de ideas En tanto la paz sea concebida en función de ideologías opuestas, no podrá haber paz En tanto la paz sea un asunto que dependa de cuál lado gana, el vencedor habrá de enfrentarse invariablemente al desastre, porque para conquistarla tendrá que abandonar poderes que lo esclavizan. El camino de la paz radica en comprender la falacia que contiene la idea de que la paz es el resultado de la lucha, la consecuencia de un conflicto físico o mental entre fuerzas armadas o antagonistas ideológicos. La paz no es el resultado de una lucha, la paz. os aquello que queda cuando todo conflicto se ha disuelto en la llama de la compiensión. La paz no es lo opuesto del conflicto ni es la síntesis de los opuestos.
Los sistemas, filosólicos y económicos, son producidos en gran número por los especialistas, y estos diversos sistemas compiten unos con otros por el poder. Después de todo, los expertos v especialistas sólo pueden ofrecer sus opiniones; no pueden ofrecer la verdadera solución, porque la verdadera solución se halla completamente fuera de todos los sistemas. Un sistema puede ser técnicamente correcto y, no obstante, ser inaplicable salvo mediante la compulsión, y la paz no puede provenir de la compulsión. No puede haber paz si no se eliminan las causas del caos. Y las raíces del dolor deben ser vistas por cada uno antes de que puedan marchitarse. Sin embargo, confiamos en los especialistas, porque ninguno de nosotros quiere examinar a fondo por si mismo los problemas de la paz, sino que prefiere fiarse de los expertos, los políticos, los planificadores económicos. Pero la paz no pertenece, ciertamente, al reino de las ideas. Uno puede ver por si mismo que la paz no es el producto de un proceso de pensamiento. Nuestro pensar está condicionado y, por lo tanto, es limitado. El pensar limitado es, invariablemente, erróneo y es siempre una fuente de conflicto, Fiarse de ios sistemas, por técnicamente perfectos que sean, es eludir la responsabilidad de estar directamente interesado en la paz.
La guerra, esta tragedia siempre creciente es, al fin y al cabo, la mera expresión espectacular y sangrienta de nuestra vida cotidiana. No es el resultado accidental de una sociedad irresponsable. Esta desgracia, esta violencia, este caos espantoso en el mundo, es el resultado de nuestras acciones diarias en relación con las cosas, las personas y las ideas En tanto esta relación no sea plena y profundamente comprendida, no podrá haber paz en el mundo. La paz y la felicidad no se generan por si mismas o por casualidad. Para ser feliz y pacífico, uno tiene que pagar el precio. Este precio puede parecer enorme, pero en realidad no es muy grande; el único precio a pagar es la clara intención ele tener paz en nosotros mismos y asi vivir en paz con nuestros semejantes. Esta intención es esencial. El precio de la paz es la libertad con respecto a las causas que tienen como secuela la lucha y la violencia, el antagonismo y la envidia. La paz es un modo de vida, no el resultado de la estrategia por parte del individuo o de un grupo. Es un estilo de vida en el que la violencia no es reprimida por el ideal de no violencia, sino que en él la violencia, en sus causas y efectos, es profundamente comprendida y, por consiguiente, trascendida.
Para comprender la violencia, tiene que haber una clara percepción de ésta en sus diversas expresiones. Las causas de la violencia son múltiples y complejas: el nacionalismo, el antagonismo de clases, el afán adquisitivo, la avidez de poder, las innumerables creencias que ocasionan sufrimiento a nuestras mentes, todo eso origina violencia. El espíritu adquisitivo, que es la base : de nuestra presente civilización, ha dividido y opuesto entre si a los seres humanos. En nuestro deseo de poseer, de dominar los pensamientos, sentimientos y actos de las personas, nos hemos dividido en clases, gobiernos de clase, luchas de clases, guerras de clases, y también nos hemos dividido en hindúes y musulmanes, norteamericanos y rusos, obreros y campesinos, etc. El poder sobre las cosas fabricadas por la mano es lo menos desastroso; la esclavitud mental, psicológica del hombre respecto del hombre, es la que tanto lo está embruteciendo y desintegrando. Las verdaderas causas de la guerra están ocultas en nuestra renuencia a mantenernos interna, psicológicamente libres. El problema de la violencia habrá de continuar en tanto no estemos dispuestos a abandonar nuestras creencias, nuestros dogmas, nuestras ideologías, y los sistemas de pensamiento, los patrones de conducta y las múltiples compulsiones que, en ausencia de comprensión, son meramente trabas provistas por la sociedad con el fin de controlarnos. Estas cadenas que nos sujetan generarán, inevitablemente, caos y desdicha en lodos los esquemas para la transformación social o política, económica o religiosa.
Y, no obstante, podríamos vivir de maneta extremadamente simple, sabia y, por ende, pacifica, si nuestras mentes y nuestros corazones no estuvieran agobiados por el afán de poseer cosas, cosas producto de la mano o de la mente. Lo que necesitamos en cuanto a alimento, ropa y vivienda vendrá a nosotros fácil y sensatamente cuando nuestras vidas estén libres de violencia Esta libertad respecto de la violencia es amor. El experto, económico o religioso, político o social, nos está llevando al desastre. Cada uno de nosotros debe interesarse en la creación do una nueva sociedad, de una cultura nueva, libres de las causas que están destruyendo y desintegrando el mundo en que vivimos, Así, pues, le corresponde a cada uno de ustedes, el individuo, realizar esto mediante su propia transformación, pagando libremente el precio por la paz, abandonando gustosamente el nacionalismo, la seguridad que brindan la clase social, las ideologías y las religiones organizadas; de ese modo, podrán traer paz al mundo. La transformación de uno mismo es de importancia suprema, porque uno mismo es la causa de esta confusión que reina en el mundo donde vive; el estilo de vida de cada uno de nosotros, o bien transformará inmediatamente el mundo que nos rodea, o hará que continúen con mayor intensidad el caos y el dolor.
Lo que tiene máxima significación, no son las afirmaciones de los expertos, sino lo que uno mismo es. Nuestra conducta cotidiana es decisiva en la acción de originar paz en el mundo; los movimientos de masas impulsados por compulsiones físicas y psicológicas, no pueden generar paz y felicidad para el hombre, A menos que cada uno de ustedes deje de ceder a las presiones físicas, mentales, religiosas o políticas, continuará siendo el creador y ¡a víctima de esta espantosa desdicha. Por lo tanto, ustedes, los individuos, son el problema del mundo. Son el único problema, porque todos los demás problemas se originan en la renuencia que tienen para habérselas consigo mismos y, de ese modo, comprenderse plena y profundamente.
Los problemas del mundo son sus propios problemas, sólo que magnificados y multiplicados. No son, de ninguna manera, extraños para ustedes; son los mismos problemas de alimentación y vivienda, de libertad y afecto, de paz y felicidad. Cada uno de ustedes es parte y expresión del mundo, y el mundo se refleja, de manera plena y completa, en ustedes. No pueden separarse del mundo, porque el mundo los afecta y ustedes afectan al mundo, les guste o no. Todos los intentos (que hagan por separarse del mundo, conducirán de modo inevitable al deterioro, al agotamiento de la mente y del corazón. Ustedes han hecho este mundo y ustedes tienen que transformarlo. Mediante su conducta, su modo de vivir, regenerándose fundamentalmente a si mismos, pueden crear un mundo nuevo libre de privaciones y luchas, de guerras y de explotación. Esta regeneración fundamental, esta completa transformación, llegará si están alerta a sus pensamientos, sentimientos y acciones. Estén atentos a cómo se comportan en su vida diaria, dense cuenta de cuán condicionados están por el pasado y por el medio que los rodea. Vean cómo actúan desde la memoria, desde la codicia, la imitación y la obediencia. No condenen la vida que viven. Sean compasivos con ustedes mismos, pero no se justifiquen a sí mismos. Sin condena ni justificación alguna, véanse tal como son, obsérvense cuando piensan, sienten y actúan, hasta que empiecen a comprenderse a si mismos. Esta llama de la comprensión los libera de sus enredos psicológicos, lo cual contribuye a la verdadera simplicidad. Esta simplicidad, esta sencillez del corazón y de la mente, originará la transformación del individuo e inmediatamente transformará el mundo en que viven.
Se tornarán conscientes de la violencia en su vida cotidiana. Si la condenan, crearán el opuesto, el ideal de no violencia, el cual sólo perpetúa la violencia y lo envuelve a uno en un conflicto inacabable con la violencia, Permanecer en un estado de conflicto es, en si mismo, violencia. Cultivar un ideal de no violencia mientras todo el tiempo vivimos en medio de ia violencia, es hipocresía — una traición con respecto a la verdad de lo que es — y, por lo tanto, es la más grande forma de violencia. Un ideal es siempre algo que no y existe, este opuesto llamado ideal es una ficción imaginaria. El hecho es lo y único que existe. Siendo ficticio, el ideal carece de efectividad y, por consiguiente, alimenta la violencia en una u otra forma. Pero, en la plena y flexible percepción de la violencia con sus diversas implicaciones, nos liberamos de ella y no la sustituimos por otra forma de violencia.
Sólo el amor puede transformar el mundo, Ningún sistema, ni de derecha ni de izquierda, por hábil y convincentemente que se lo haya planeado, puede y: traer paz y felicidad al mundo. El amor no es un ideal, sino que surge cuando y hay respeto y piedad, cosas que todos nosotros estamos en condiciones de sentir. Este respeto y esta piedad debemos mostrarlos hacia todo, Entonces, ése es nuestro modo de ser, el cual adviene con la riqueza de la comprensión. Donde hay codicia y envidia, donde existen la creencia y el dogma, no puede haber amor. Donde hay nacionalismo o apego a los valores sensorios, no puede haber amor. Sin embargo, sólo el amor es capaz de resolver todas nuestras y dificultades humanas. Sin amor, la vida es vulgar, cruel y vacía, Pero, para poder ver la verdad del amor, cada uno debe estar líbre de aquellos procesos que nos encierran en nosotros mismos, que destruyen al individuo y están desintegrando el mundo. La paz y la felicidad llegan cuando la mente y el corazón no están agobiados por esos modos de vida que nos aíslan constantemente.
El amor y la verdad no pueden encontrarse en ningún libro, en ninguna iglesia, en ningún templo Surgen a la existencia cuando hay conocimiento propio. El conocimiento propio es un proceso arduo pero no difícil; se vuelve difícil sólo cuando estamos tratando de lograr un resultardo. Pero el percibir con exactitud, de instante en instante, las modalidades de nuestros pensamientos, sentimientos y actos, sin condenarlos ni justificarlos, trae consigo una libertad, una liberación que es el único estado donde puede existir la bienaventuranza de la verdad. Esta verdad traerá paz al mundo. Esta verdad hará de cada uno de nosotros una bendición en nuestras relaciones, una fuente de felicidad.
Esta guerra, que parece tan catastróficamente inminente, no puede ser evitada mediante ningún esfuerzo espasmódico de la diplomacia o mediante el juego de las conferencias. Los pactos y los tratados no detendrán la guerra. Lo que podrá poner fin a estas guerras reiteradas es la buena voluntad. Las ideologías, por su propia naturaleza, causan conflicto, antagonismo y confusión, y asi es como se destruye la buena voluntad.
Las ideologías se tornan sumamente importantes cuando son negados el individuo y su felicidad interna. Entonces ustedes y yo nos volvemos meros peones en el juego de los buscadores de poder, y donde hay hambre de poder, ya sea individual o colectivo, tiene que haber derramamiento de sangre y dolor.
El camino de la paz es simple. Es el camino de la verdad y del amor. Comienza con el individuo mismo. Donde el individuo acepta su responsabilidad por la violencia y la guerra, allí encuentra firme apoyo la paz. Para ir lejos, uno debe empezar cerca, y dentro de uno están las primeras acciones. Las fuentes de la paz no se hallan fuera de nosotros, y el corazón del hombre está a su propio cuidado Para tener paz debemos ser pacíficos. Para poner fin a la violencia, cada uno debe liberarse voluntariamente de las causas de la violencia. Diligentemente, uno debe emprender la tarea de la autotransformación. Nuestras mentes y nuestros corazones deben ser simples, han de hallarse creativamente vacíos y en estado de observación alerta. Sólo entonces puede manifestarse el amor. Únicamente el amor puede traer paz al mundo, y sólo entonces el mundo conocerá la bienaventuranza de lo real.
Plática radiodifundida y publicada por gentileza de la All-India Radio, Bombay,
3 DE FEBRERO DE 1948
OBRA COMPLETA - TOMO 4 - J.K. - CONTINUACIÓN -
EL MODO DE VIVIR
El mundo humano en el que vivimos está compuesto de individuos, y sin el individuo no existe la sociedad. Los problemas del mundo no son sino problemas de relación entre un ser humano y otro. En consecuencia, el problema individual es el problema del mundo. El mundo es tan sólo el individuo en su relación con otros, relación basada en lo que él piensa de sí mismo.
El hombre es un producto de un proceso total del mundo; no es una fuerza separativa. Su existencia no está basada en el antagonismo. Lo que afecta al individuo afecta profundamente al mundo; no hay separación; la regeneración del individuo se refleja inmediata y totalmente en la transformación del mundo.
Sin la regeneración del individuo no puede haber una revolución fundamental. Sin una revolución básica de valores, es imposible un orden verdadero y perdurable. Es nuestro interés dar origen a esta revolución. Es una revolución en el sentir, en el pensar y, por ende, en el actuar. Estas tres cosas no están separadas, sino que constituyen un proceso unitario. Se relacionan entre sí y dependen la una de la otra.
Sólo cuando hemos generado orden y paz en nuestras propias vidas, cuando estamos fuera de esta confusión, podemos comprender lo real; únicamente esta comprensión puede traer dicha a la humanidad. Sin tal comprensión, cualquier cosa que hagamos sólo nos conducirá a ulteriores desastres y sufrimientos...
El individuo, cada uno de nosotros, es mucho más importante que cualquier sistema, religioso o social. Los sistemas le impiden al hombre resolver sus problemas. Los sistemas se han vuelto mucho más apremiantes que el sufrimiento humano. Los modelos de acción destruyen la libertad del hombre y lo sumen en la confusión y la desdicha. Sólo comprendiendo lo que es, el presente, lo factual, hay posibilidad de transformarlo. El mundo puede ser cambiado tan sólo en el presente, no en el futuro; sólo aquí, no en otra parte.
Si recurrimos a los sistemas, que son modelos de acción, creamos necesariamente lideres y guiñes, y éstos nos separan del problema central que es nuestro propio sufrimiento. El sufrimiento no puede ser superado mediante ninguna creencia, mediante ningún modelo de acción. Ningún líder, político o religioso, puede generar orden dentro de nosotros. Cada uno ha de comprender su propia confusión, su propio dolor, confusión y dolor que luego proyectamos al mundo. Esta proyección es la sociedad con su degradación y su violencia.
Sufrimos, física y psicológicamente, en niveles diferentes de nuestra conciencia. Este sufrimiento adopta formas distintas dentro de cada uno de nosotros, pero debemos desconfiar de lo distinto y concentrarnos en lo similar.
Hay caos económico generado por el énfasis excesivo en los valores sensorios. Tratamos de resolverlo incrementando más aún los valores sensorios, expandiendo la producción de cosas. Recurrimos a la máquina para obtener mayor satisfacción y, de tal modo, damos importancia a los objetos materiales, a la propiedad, al nombre y a la casta. Si miramos en torno o dentro de nosotros mismos, vemos que la propiedad, el nombre y la casta se han vuelto extraordinariamente importantes y, por haber asumido un valor de tanta preponderancia, es natural que generen conflicto entre los seres humanos. Usamos las cosas hechas por la mano o por la máquina, como medios para escapar de nuestros conflictos psicológicos y de nuestra constante angustia.
De manera que el mero reordenamiento de las cosas conforme a algún modelo de acción, ya sea de la extrema izquierda o de la derecha, tendrá poca importancia si no comprendemos la confusión psicológica y la desdicha en que vive cada uno de nosotros.
Así, pues, el énfasis debe ponerse en el conflicto interno del individuo. De nada vale tratar todo el tiempo, de establecer orden en la existencia externa, porque lo interno, lo psicológico, se impondrá siempre sobre lo externo, por bien y hábilmente organizado y legislado que esté.
Este conflicto psicológico que hay dentro de nosotros es de la mayor importancia. Se manifiesta en nuestra relación con las cosas, con las personas y con las ideas. Esta relación falsa es la que causa sufrimiento. Y dar origen a una relación verdadera es tarea de cada uno de los que tratamos de resolver este caos espantoso y esta agonía que reina en el mundo.
Uno no puede aislarse del mundo, porque ser es estar relacionado. Sin comprender la relación, no existe una acción genuina, porque eso que llamamos acción es tan sólo un movimiento dentro del marco ideológico. Un movimiento así tiene que traer por fuerza más pesar y sufrimiento. La relación es comunión, y esta comunión se ve impedida cuando es fuerte el proceso que nos aísla. En la relación, cada uno de nosotros está solamente buscando seguridad en diferentes niveles de su existencia. La búsqueda de satisfacción en las cosas, en las personas y en las ideas, genera aislamiento, un muro que nos encierra en nosotros mismos, que impide la relación. Aunque pensemos que estamos relacionados, lo que en realidad hacemos es mirar por encima de los muros que nos aíslan, pero permaneciendo siempre encerrados dentro de ellos, generando así mayores sufrimientos para nosotros mismos y para los demás. La relación dentro del aislamiento conduce inevitablemente a la crueldad y al miedo.
Pero la relación no debe ser, necesariamente, un proceso de aislamiento. Puede ser un proceso de autonevelación que nos permita comprendernos a nosotros mismos. Tal comprensión es un hecho de totalidad. Este conocimiento propio que surge a través de la relación, no podemos encontrarlo en los libros, en el gurú ni en líder alguno, Si ustedes recurren a ellos, sólo están eludiendo la acción inmediata. Es, pues, muy importante comprender la función que tiene nuestra relación con las cosas, con las personas y con las ideas. El sufrimiento aparece cuando esta relación, en vez de ser una acción autorreveladora, se convierte en un movimiento de autoencierro.
Entonces, cuando hay sufrimiento, no debemos tratar de buscar una solución para el sufrimiento. Más bien debemos examinar la relación, que es la causa principal del dolor. El dolor es el efecto del falso propósito en la relación tan pronto buscamos gratificación escape o seguridad en la relación, abordarnos a la otra persona con un motivo, y en ese modo de abordarla hay violencia. Y, a causa de la violencia en la relación, hay violencia en el mundo.
El ideal de no violencia es una forma de eludir la comprensión de la violencia. El idealista que procura ser no violento, evita de ese modo la tiansformación fundamental de la violencia. La no violencia es tan sólo una idea; lo factual es la violencia. La violencia puede ser comprendida y transformada cuando eliminamos el ideal ficticio. La idea de lo opuesto, se vuelve un obstáculo para lo que es. Lo opuesto de la violencia es, en si mismo, violencia; jamás es amor, el cual es su propia eternidad. El idealista que va en pos del opuesto, jamás puede conocer el amor. Su único interés consiste en llegar a ser no violento, lo cual es siempre la expresión del «yo», tanto si es positiva como negativa. Para resolver el proceso del sufrimiento, debemos abandonar el ideal. El conocimiento, que es mera memoria, debe ser descartado, porque el presente no puede ser comprendido a través del pasado, pero el pasado puede ser comprendido en el presente. El problema de la violencia no puede comprenderse mediante el pensar, porque las raíces del pensar son las mismas que las de la violencia. Sólo cuando cese el proceso del pensamiento, la violencia llegará a su fin. Este proceso cesa cuando la percepción alerta, libre de condena o justificación, abarca a la violencia en su comprensión compasiva. Esta cesación del pensamiento es «ser», y el «ser» es siempre creativo. Sólo entonces se manifiesta la realidad, cuya bienaventuranza debemos descubrir para saber qué es.
La violencia que hay en todo el mundo no podrá ser superada mediante modelos de acción, ya sean de la izquierda o de la derecha. La violencia es un síntoma de vacuidad interna que ni la violencia ni la no violencia pueden llenar, porque la lucha misma por llenar esta vacuidad, conduce a más violencia Si queremos estar libres de violencia, debemos comprender esta vacuidad. Esto ocurrirá cuando seamos capaces de estar solos, no aislados. La soledad madura, creativa, es libertad con respecto a toda forma de creencia, a todos los impedimentos que agobian nuestra vida. Únicamente en este estado se manifiesta la realidad. La realidad es la plenitud de comprensión y amor.
Este amor no nace de la represión del odio y la violencia Lo conocerá sólo quien haya visto el rostro de la violencia y no le haya vuelto la espalda, quien no la haya disimulado con un ideal, el cual es otra vez violencia, tanto en su intención como en sus resultados. El amor no es la meta, el objetivo distante de un agotador sendero; está oculto en la aceptación de lo factual y, por lo tanto, de lo real. La verdad está en el amor a la vida, no en el ideal, que es violencia contra la verdad. Sólo la verdad puede liberarnos, y únicamente en la libertad puede haber amor por el ser humano.
Esta libertad no es independencia, la cual es mero aislamiento. Esta libertad no conoce fronteras de hechura humana. Es la libertad de la mente, que surge de la comprensión compasiva. Esta libertad es siempre individual, jamás política o económica. Es siempre un descubrimiento interno Nadie puede otorgarla ni es el resultado de la lucha. Adviene por sí misma, silenciosa y repentinamente, cuando la mente, en un estado de humildad y comprensión, considera sus propias limitaciones.
Unicamente esta libertad puede renovar el mundo. Sólo aquéllos en quienes ella ha nacido, son genuinamente no violentos, porque lo son con la verdad. Ellos son los precursores de la más grande de las revoluciones: la revolución de lo real.
Plática radiodifundida y publicada
por gentileza de la All-India Radio, Bombay t v .
2 de febrero de 1948